Está en la página 1de 4

Ian Iracheta García Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Filosofía y Letras


Maestra Marcela R. García Hernández Curso de Cultura Europea
17 de septiembre 2014 Siglos XVII y XVIII

Bibliografía

Maravall, José Antonio. La cultura del Barroco. Madrid: Ariel,


1975. p.p. 1 – 32

Resumen

En su libro La cultura del Barroco, Maravall da un panorama general de la cosmovisión


que el europeo promedio tenía en esa época. El autor comienza por explicar que el

barroco es un periodo donde reina la melancolía. Desde los últimos lustros del siglo XVI

hasta bien entrado el siglo XVII se podía apreciar un pesimismo casi palpable en la
población. Maravall procede, entonces, a explicar algunas de las razones por las cuales
esta melancolía general era experimentada por la población. Para empezar, no se
debe olvidar que, igual que el siglo XIV, la época Barroca es una época de peste. Tan
sólo en España se dieron durante este periodo cuatro grandes pestes, cuyo daño ha
sido calculado en una pérdida de una cuarta parte de la población. Lamentablemente,
la peste no viene sola, sino que se ve acompañada de tremendas hambrunas y de
miseria general en Europa. La tragedia de este siglo no sólo se debe a “los achaques
políticos, razones de Estado, yerros de ministros [ni a] los fracasos contingentes, sino
[a] los trastornos que Europa sufre y al desorden moral de sus culpas. (2) Esto se ve
representado en el sentimiento conocido como chargrin que se convierte en uno de los
más sentidos por los franceses del siglo XVII.
Agregados a los innumerables problemas de salud causados por las epidemias,
se encuentran problemas de una índole económica que agrandaron aún más el
descontento social que ya se experimentaba incluso antes de ellos en gran medida. El
Barroco es testigo a una tremenda inflación de precios, aparte de la crisis agraria, en la
que era cosa perfectamente normal ver que se “arruinan haciendas [y] se destruyen o
se abandonan talleres y granjas, etc.” (2) El aumento en precios que se dio en este
periodo es, sin embargo, algo tremendo. Todo vale a precios excesivos. Si bien la

1
Ian Iracheta García Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Filosofía y Letras
Maestra Marcela R. García Hernández Curso de Cultura Europea
17 de septiembre 2014 Siglos XVII y XVIII

persona promedio estaba acostumbrada a épocas de inflación durante periodos de


asedio, o peste o de malas cosechas, estas normalmente acababan relativamente
rápido. Sin embargo, durante el siglo XVII, la duración de estas condiciones amenazaba
la misma cordura de los habitantes de Europa.
Estos acontecimientos desembocan en un pensamiento tan sentido por la gente
de la época que incluso se convirtió en un topos literario: el de la locura y el mundo al
revés. En toda Europa se percibe que “la folie est générale.” (3) Al par a este
sentimiento se puede ver una apreciación sin igual en otras épocas hacia los
personajes de los bufones. Este gusto se puede explicar ya que éste nace de la
necesidad de ver en ellos un cómico testimonio del disparate y desconcierte del
mundo.” (4)
Maravall nos dice que, si por un lado el Barroco está marcado por la melancolía
y la desolación, esto sólo es una parte de él. El otro lado de la dicotomía también se
puede apreciar durante estos siglos. “El Barroco es también la época de la fiesta y del
brillo.” (8) Es entonces el Barroco un periodo de risa y llanto, en el que de manera
paradójica la melancolía y la felicidad coexisten con facilidad. En efecto, el Barroco es
también una época de contradicciones como lo es la ya mencionada y el amor a la
libertad que la gente disfrutaba mientras vivía durante el auge del absolutismo. Es
entonces que “En este teatro, tan ceñido de contrarios, tan adornado de opuestos, ven
recíprocamente los mortales representar sus acciones” (10). Es esta cita se puede ver
cómo una forma de poder armonizar la contradicción inherente de la época que
desemboca en la folie es este fenómeno que ya se podía apreciar desde el
Renacimiento. El mundo era concebido como un teatro, y por lo tanto la locura era
admisible.
Maravall después procede a analizar la cosmovisión barroca en referencia al
microcosmos, es decir al hombre. El ser humano es un individuo en perpetua lucha:
“En primer lugar, se encuentra el individuo en combate interno consigo mismo, de
donde nacen tantas inquietudes, cuidados y hasta violencias que desde su interior,
irrumpen fuera y se proyectan en sus relaciones con el mundo y con los demás

2
Ian Iracheta García Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Filosofía y Letras
Maestra Marcela R. García Hernández Curso de Cultura Europea
17 de septiembre 2014 Siglos XVII y XVIII

hombres.” (11) Este fenómeno, nos dice Maravall, se ve reflejado en la literatura


profusamente, como en los soliloquios de tragedias de Shakespeare, Racine, y
Calderón, para nombrar algunos, pero tal vez esto se puede apreciar más
concisamente en esta cita de Quevedo “La vida del hombre es guerra consigo mismo”.
Sin embargo, no podemos olvidar que una guerra no es suficiente para el ser humano.
El hombre del Barroco pelea contra sí mismo, contra sus compatriotas, contra otros
europeos, contra el hambre, y la miseria económica. Mas es durante este periodo que
el conflicto de hombre contra hombre recibe atención especial como se puede
evidenciar en el aforismo latín “homo homini lupos”. Aunque tal vez inexorablemente
esta idea se le atribuye a Hobbes en su Leviathan, durante el Barroco es una imagen
utilizada frecuentemente.
Nacida de ésta última y otras ideas de la misma índole, se puede apreciar una
nueva postura un tanto misántropa que domina a Europa. El hombre se considera
como fundamental e intrínsecamente un ente malvado. Montaigne dice “notre être est
cimenté de qualités maladives”, y Francisco Santos se atreve a compararlo con el
puerco. La maldad humana se deja de ver como una elección, sino como el resultado
de un organismo reaccionando al imperativo de su naturaleza. Molière dice en su Le
misanthrope:
Et mon esprit enfin n’es pas plus offensé
De voir un homme fourbe, injuste, intéréssé,
Que de voir de vautours affamés de carnage (14)

Tenemos que tener, entonces, en cuenta que, agregado al malestar económico


producido por pestes, sitios, y cosechas fallidas, los siglos XVII y XVIII ven un malestar
con un origen más directamente humano. Como prueba de esto se encuentra la cita de
Miguel Alemán que dice: “Todos vivimos en asechanza los unos de los otros.” (15)
Una de las razones por las cuales estos sentimientos se encontraban en su
auge, era que, en vez de que se intentara su eliminación, estos eran frecuentemente
promovidos. Eran “fomentados por los mismos órganos del poder, tal vez para
ambientar la aplicación de sus propias medidas represivas.” (16) Sin embargo, éste no
era sólo un caso de que la corona manipulaba a sus súbditos ingenuos. La misma

3
Ian Iracheta García Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Filosofía y Letras
Maestra Marcela R. García Hernández Curso de Cultura Europea
17 de septiembre 2014 Siglos XVII y XVIII

población buscaba la violencia. “El gusto por la truculencia sangrienta se observa en


muchas obras francesas, italianas, españolas, […] siendo así que es un dato común,
peculiar de la situación histórica del Barroco en toda Europa.” (16) De esta fascinación
con la pugna nace también un preocupante interés por la muerte. Bien si éste ha
estado presente durante toda la historia de la humanidad, es durante el Barroco que
éste llega a su cénit. También durante el Barroco se experimenta un cambio en su
concepción. En épocas pasadas la noción de la muerte se concebía como “un
elemento doctrinal preparatorio del tránsito” (20), pero en los siglos XVII y XVIII se le ve
como una tragedia humana y no un estado teológico.
Aunque marcado por una fuerte misantropía, el Barroco también es un periodo
en el que el microcosmos, o la esfera humana se ve estudiada con un gran interés. “Se
le estudia para saber cómo es.” (25) El hombre es también estudiado en cuanto a la
sociedad que conforma, y “el interés presionante ante por los aspectos sociales y
funcionales del humano lleva a una estimación de la experiencia de la vida.” (26) De
este interés se desprende una curiosidad por la educación, y es frecuente la imagen del
hombre como un alfarero, moldeándose a sí mismo y a los que tiene alrededor. Y esta
libertad para moldearse a sí mismo llega a ser uno de los aspectos más atesorados de
la vida durante el Barroco. Incluso durante el auge del régimen absolutista, el hombre
se siente libre. “Cuando la libertad política o social se reduce o anula, aparece
intensificado ese sentimiento de libertad [que] se afirma como libertad de elección.” (29)
Es impresionante después de tolo lo referido arriba notar cómo una época de
inmensa crisis en casi todos los aspectos de la existencia humana es también uno de
los periodos más prolíficos para las artes liberales. Especialmente cuando se habla de
la música clásica, es durante el Barroco donde se dan los avances más impresionantes
que sentaron las bases para el periodo clásico y romántico. Cabe mencionar que el
sistema de afinación o temperamento que se usa actualmente para virtualmente todos
los instrumentos de origen occidental es el mismo que se inventa y perfecciona durante
el Barroco por figuras como Bach y sus discípulos.

También podría gustarte