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El surgimiento de las ciencias sociales

Eliseo Verón

Para las ciencias naturales, no va más allá del renacimiento el punto de


arranque de un proceso rápido, colectivo y acumulativo, proceso parecido al de las
ciencias sociales, llamadas “ciencias de la cultura”, para la que ocurre algo parecido.
El surgimiento del nuevo campo de hechos, que comienza a ser estudiado
científicamente, depende del desarrollo de la sociedad.
Durante el SXIX, cuando a la primera revolución industrial está consolidada,
se produce un doble movimiento. La idea del progreso queda indisolublemente unida a
la noción de que el desarrollo capitalista, en virtud de sus contradicciones internas
(desde el análisis socialista que culmina con Marx), tiene un horizonte histórico preciso,
que tocará a su fin con el pasaje a la sociedad sin clases. Por otro lado, la confianza
creciente de la burguesía en el progreso ilimitado del capitalismo, genera las primeras
formulaciones sistemáticas del análisis científico de la vida psíquica y social,
considerando como culminación del desarrollo de los conocimientos humanos. Nacen,
uno tras otro, los proyectos de las distintas ramas de las ciencias del hombre y la
sociedad.
Estas ciencias emergen bajo el signo de la burguesía social y el conocimiento
de la vida social del hombre, conocimiento liberado de la especulación metafísica,
destinado en el futuro a la mejora del organismo social, por oposición al marxismo y la
necesidad transformadora de la sociedad. Ambas filosofías proclamaban el fin de la
historia especulativa y la muerte de la autoridad religiosa en la sociedad. Marx exigía
sustituirla por un análisis científico inseparable de la acción revolucionaria, mientras
que el positivismo de la burguesía buscaba reemplazarlas por la práctica de la ciencia, a
cargo de las élites.
Ésta primer ruptura fue provocada por la crítica que la filosofía racionalista
ejerció sobre las concepciones teológicas y sus propios fundamentos. La revolución
industrial y sus consecuencias en todos los órdenes llevaron al primer plano del interés
el estudio científico de la naturaleza y la vida social.
Este movimiento general se desarrolló en base a una fundamentación empírica
(positiva, reconocimiento de los hechos por lo que son), y racional (demostrar su
carácter lógico, su objeto en cuestión). El desenvolvimiento de la racionalidad y la
experiencia con posteriores retrocesos, porque la búsqueda de un sentido racional
general y totalizador no fue desmentida claramente. Entonces surgen parcelaciones del
conocimiento humano y social en diferentes áreas que no pueden desvincularse de la
tendencia de la “ciencia oficial” de negarse a reconocer una razón o una verdad
englobante en el proceso histórico. El Marxismo sí se reconoce como portador de
verdad global del proceso histórico, entrando en problemática múltiple, con las diversas
disciplinas planteándose una heterogeneidad irrefutable de sus resultados y una
separación muy peligrosa de sus campos de investigación, lo que significa que se
encuentran en una situación particularmente crítica asediadas por el racionalismo global
del marxismo y por el irracionalismo de muchas de sus postulaciones.
En un primer momento el peso de la tradición metafísica occidental se hio
sentir como grave obstáculo en la constitución de las ciencias sociales, aunque no el
único. Otro campo, en el que se refugia un serio enemigo de la ciencia, es el del sentido
común, como sistema de creencias ideológicas muy complejo, difundido en la toda
sociedad, acerca de los diferentes aspectos de la realidad social y natural. Creencias que
por lo general tienen la fuerza de la evidencia absoluta e indiscutible. La formación de
una disciplina científica que estudia un aspecto determinado de la realidad ha exiido
siempre la destrucción del cúmulo de creencias del sentido común sobre aspectos de la
realidad. Proceso de destrucción del sentido común difícil en las ciencias sociales.
Ésta lucha contra los prejuicios del sentido común y contra algunas
concepciones de la metafísica irracionalista configuraría una segunda ruptura,
necesaria para la constitución de una ciencia de lo social.
Ninguna de las rupturas se ha completado, siguen en la actualidad, como
esenciales del trabajo científico.

El nacimiento

Al iniciarse el SXX, nacen la antropología, la sociología y la lingüística


modernas, y se perfilan otras ramas.
El haber nacido bajo el signo de las clases dominantes es un denominador
común para las ciencias sociales en general, tal vez en ningún otro caso esto sea más
claro que en la antropología. Su nacimiento definitivo estuvo determinado
sustancialmente por la expansión del colonialismo. Aunque no todos, El impulso final
que dio origen a las ciencias antropológicas y permitió rendir, en pocas décadas, un
enorme caudal de información, fue dado por los proyectos colonialistas y las grandes
potencias en expansión.
Las culturas extrañas fueron siempre un poderoso estímulo para la
imaginación del mundo occidental. El iluminismo punta, a través de Rosseau, la imagen
del salvaje dotado del ejercicio espontáneo de la razón natural y del buen sentido.
Puntura idealizada que se va transformando en otra muy distinta (Ejemplo, Lucien Lévy
– Bruhl, que los trata de “inferiores”). No es casual que ésta ideología que ve en las
culturas primitivas algo inferior, en la que occidente pretendía descubrir su “infancia”,
haya cristalizado a la vez que la antropología se volvía disciplina científica. Era la
primera reacción ante una ciencia que, en el futuro, podría poner en duda la sociedad
industrial capitalista como el único mundo verdaderamente racional.
Éste pensamiento, que colocaba al capitalismo industrial en la cúspide del
progreso humano, se apoyó en las ideas evolucionistas, desde Darwin, en 189. , luego
Spencer, donde la evolución es afirmada como ley universal, que rige todos los aspectos
de la realidad, presidiendo también la vida social: la sicología estudiará la larga historia
de adaptación del hombre a su medio ambiente con el consiguiente desarrollo de sus
mejores capacidades. En la síntesis spenceriana se justifican el lugar privilegiado del
capitalismo en la historia humana el mito de la iniciativa y el perfeccionamiento
individuales como fundamento de la moralidad social.
En *”curso de filosofía positivista”, Comte ya había colocado a la sociología
en el extremo más alto, época en que la ciencia pasaba a dominar en forma completa el
horizonte intelectual de la humanidad. Combinaba la fe en la ciencia con una ideología
conservadora (familia, unidad básica de la sociedad, institución de control,
subordinación de la mujer). Spencer es más liberal en la ideología.
*1877, Ferdinand Tonnies, “comunidad y sociedad”. El modelo de la sociedad
como organismo natural es colocado en perspectiva histórica, como un tipo particular de
sociedad. La “comunidad” posee todos los rasgos de una totalidad orgánica, basada en
las relaciones de confraternidad y parentesco, y predomina en ella el derecho familiar.
La “sociedad”, en cambio, se basa en la colectividad asentada en la razón y el contrato;
en suma, la sociedad capitalista. Dicotomía sintetizada para la sociología donde una
visión de la historia que muestra al capitalismo industrial como proceso terminal del
alejamiento de los lazos comunales tradicionales y con el triunfo de la racionalidad
social. Ésta postura esta en la raíz de los planteos actuales del pasaje de la sociedad
tradicional a la sociedad de masas.
Contexto de optimismo evolucionista en el que algunos habían comenzado a
crear la imagen de la antropología y la sociología como ciencias a la vez teóricas y
empíricas. Un gran impacto de Morgan, Tylor (“la cultura primitiva”), que señala que,
los orígenes de las religiones consideradas primitivas tienen un origen racional, a la vez,
proporcionaba la primera definición sistemática del concepto de “cultura” como esa
totalidad compleja que incluye conocimientos, creencia, arte, moral, ley, costumbres y
todas las capacidades y hábitos adquiridos en sociedad. Sir James George Frazer, “la
rama dorada” (1890), donde reúne una enorme colección de creencias y mitos de
culturas primitivas, siempre desde su sillón, sin trabajo de campo, considerándolas
como “creencias absurdas”.
Una lucha entre la actitud objetiva y respetuosa del objeto y los prejuicios de
las culturas “salvajes”. Más allá de esto, se iban multiplicando las expediciones
antropológicas en diferentes lugares del mundo.
Pocos años después, Sigmund Freud utiliza los mismos datos en Totem y
Tabu, para mostrar como mecanismos psicológicos elementales e irracionales,
semejantes a los de los clanes totémicos australianos, que se alojaban en el inconciente
de los más civilizados miembros de la sociedad industrial.
Esos mismos años, en el umbral del SXX, otra gestación estaba llegando a su
término: el “alma humana”, territorio antes espiritualista, ahora era conquistado por la
psicología. La dimensión propiamente psicológica de un estudio experimental de la vida
psíquica se fue construyendo sobre la base de numerosos estudios dominados por
intereses fisiológicos y preocupados por el funcionamiento del sistema nervioso.
Wundt amalgamó ciertos temas vinculados al idealismo filosófico
(importancia de la voluntad, primado de la consciencia), con las exigencias de la
exactitud científica.
Tres años antes de Wundt, William James refleja las corrientes irracionalistas
de fin de siglo (importa el dinamismo de la corriente del pensamiento, no los elementos
de la estructura psíquica). Introduce desconfianza en el método introspectivo: muchos
procesos de la consciencia son confusos, vagos, imposibles de captar con claridad. La
liquidación del primado de la consciencia y del método introspectivo culmina en las
primeras décadas del SXX, en particular, con la enorme influencia de la noción de
inconsciente en el psicoanálisis, que sería el más serio rompimiento con el sentido
común dentro de la psicología.
La otra línea ue confluye en el nacimiento de la ciencia psicológica es la
psiquiatría. Desde fines de la edad media, y como resultado en Europa del mesmerismo,
comienzan a analizarse los fenómenos de sugestión. Poco a poco se delimitó el campo
de lo hipnótico.
Durkheim, Ferdinand de Saussure, ambos en siglos diferentes por unos años.
La psicología, la sociología y la lingüística no estaban naciendo, comenzaban a recorrer
a recorrer los años decisivos de su primera infancia.

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