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trágico día

La mañana del 12 de diciembre de 2008, la pequeña Na-Young (seudónimo que se le dio


para proteger su identidad) de 8 años salió de su casa rumbo a su escuela como cualquier
otro día. Debido a la costumbre, la tranquilidad que se vivía en su ciudad y la cercanía del
centro educativo a su vivienda, acudía sin compañía de sus padres.

Todo marchaba con normalidad; sin embargo, al pasar por la iglesia que estaba cerca de su
colegio, la menor fue interceptada por un Cho Doo-soon, quien comenzó hacerle preguntas
que la incomodaron. Por ello, la menor buscó zafarse de su paso, pero el hombre la cogió
por la fuerza del brazo y la ingresó al baño del templo.
El hombre abusó sexualmente de Na-Young, a quien además golpeó, estranguló y ahogó. Tras
culminar con su abominable abuso, Cho cogió un trapo para limpiar la sangre del baño, dejó el grifo
del lavamanos abierto y salió de la iglesia pensado que había acabado con su vida.
A pesar del nivel de violencia a la que fue sometida, Na-Young logró pedir ayuda a un transeúnte,
quien llamó a Emergencias de inmediato. Tras ser trasladada al hospital, los médicos se mostraron
sorprendidos por cómo aún seguía con vida, ya que el daño había sido de tal magnitud que la menor
presentaba hemorragias internas.
La menor tuvo que pasar por una primera cirugía de ocho horas para que pudieran salvarle la vida.
Según denunció el medio surcoreano Korea Jong and Daily, el 80% de sus órganos y extremidades
inferiores dejaron de ser funcionales por un tiempo.

Juicio de Cho Doo-soon


La Policía empezó la investigación acudiendo a la escena del crimen, donde halló las huellas que les
permitió responsabilizar Cho Doo-soon, de entonces 56 años, de la agresión sexual. Asimismo, se
halló en los zapatos y ropa del hombre la sangre de la víctima.

Luego de tres días de sucedido el crimen, Doo-soon fue capturado. El sujeto negó las acusaciones a
pesar de que se hallaron en las cámaras de seguridad del lugar imágenes de cómo secuestraba a la
menor. A esto se le sumó que ya contaba en el pasado con 17 cargos por agresión sexual y había
cumplido en 1980 una condena de 3 años por violación.
el inicio de las investigaciones de la Fiscalía y el juicio, también comenzó una serie de actos en las
que se revictimizó a Na-Young, pues se la sometió a interrogatorios a pocos días de sucedido el
crimen y de sus cirugías, así como a tener que contar repetidas veces lo ocurrido debido a que
habían cometido errores al grabar sus declaraciones. No conformes con ello, hicieron que testifique
en frente de todo el público de la sala.

Los fiscales solicitaron al tribunal la pena de cadena perpetua, mientras que debido a la atención que
captó el caso, más de 400.000 surcoreanos firmaron una petición hacia el Gobierno para solicitar la
pena de muerte. Cho Doo-soon fue sentenciado en un principio a la máxima pena, pero luego de que
la menor señalara que el delincuente olía a alcohol su condena se redujo a solo 12 años de prisión,
ya que “no estaba en su sano juicio mientras cometía el delito”.
caso de Cho Doo-soon impulsó varias iniciativas de ley que pretendían enviarlo a un nuevo sitio de
reclusión para evitar su reinserción a la sociedad. Estas no se aceptaron debido a la oposición de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea (NHRCK), que indicó que dicha solicitud era una
violación de derechos humanos contra el recluso.

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