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TRABAJO PRÁCTICO

Educación Sexual Integral

«Prevención de Abuso Sexual en la Escuela Secundaria»

Profesora: Lic. Erika Grisolía


Alumna: Adriana B. Muñoz
Segundo Cuatrimestre 2020
Introducción

El presente trabajo parte del interés en la prevención de ese delito, a nivel de la escuela secundaria.
Los enfoques, las distintas miradas serán analizadas a partir de diferentes categorías que incluyen
el concepto de Adolescencias, Sexo, Sexualidad y Género, Educación Sexual, Abuso Sexual y
Educación Sexual Integral, lo que contribuirá a la comprensión de la problemática que conlleva
múltiples consecuencias en los psiquismos del alumnado y todo su entorno, intentaré en el
desarrollo detallar algunas articulaciones sobre acciones que se desarrollan actualmente
destacando sus fortalezas para demostrar que este accionar requiere de una coordinación e
integración en un plan de acción superador de la situación inicial.
Afrontar esta tarea en la práctica, relacionada con la Educación Sexual Integral no es tarea fácil,
puesto que la adolescencia presupone la asunción de diferentes formas, plurales y no universales,
pero pese a esa diversidad de formas, no hay que perder de vista que todos ellos son sujetos de
derecho, con el mismo valor social que cualquier otro ser adulto y que por su particular situación
deben ser protegidos con mayor énfasis .

Marco teórico

A) Adolescencia
Los cambios en las políticas educativas de las últimas décadas han producido numerosas
modificaciones en el nivel secundario promovido por cambios socioculturales y políticos que
trajeron aparejado la conformación de nuevas leyes, como la Ley No 26150 - Programa Nacional
de Educación Sexual Integral – que exigió realizar una nueva propuesta de enseñanza en esta
materia. Esta propuesta considera a los adolescente como “sujetos sociales complejos” (en relación
a su historicidad, a las diversas familias, a sus derechos, a la interculturalidad, al ambiente, al
trabajo, a la sexualidad y género y a la comunicación y la tecnología) y como sujetos complejos se
nos presenta el desafío de idear y abordar esas nuevas prácticas pedagógicas que satisfagan las
nuevas demandas en el marco de la “participación ciudadana y el ejercicio de derechos para todos
y todas”.
La escolarización a este nivel aparece fuertemente alineada con el concepto de adolescencia e
incluso la educación secundaria ha colaborado en la conformación de patrones de normalidad y
naturalización de determinadas prácticas y discursos en relación a los adolescentes.
Bajo esta línea entendemos a la adolescencia como un concepto relativamente moderno; fue
definida como una fase específica en el ciclo de la vida humana a partir de la segunda mitad del
siglo pasado, estando ligado este hecho a los cambios políticos, económicos, culturales, al
desarrollo industrial y educacional, al papel que comienza a jugar la mujer y al enfoque de género,
en correspondencia con la significación que este grupo poblacional tiene para el progreso
económico-social.

La OMS define la adolescencia como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se


produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de
las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo
acelerado de crecimiento y de cambios, superado únicamente por el que experimentan los
lactantes. Esta fase de crecimiento y desarrollo viene condicionada por diversos procesos
biológicos. El comienzo de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia. Entendemos
a la adolescencia como a ese periodo de desarrollo biológico, psicológico, sexual y social
inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Es un periodo vital entre la
pubertad y la edad adulta, su rango de duración varía según las diferentes fuentes y opiniones
médicas, científicas y psicológicas, generalmente se enmarca su inicio entre los 10 y 13 años, y su
finalización a los 21 años (OMS.1995).

B) Sexo, Sexualidad y Género. Perspectivas educativas.


Las formas de educar entre “ser varón” o “ser mujer” y otras opciones posibles, son ahora una de
las más cuestionadas. Subirats (1999) señala que a los niños aún se los educa para poder ejercer
violencia, como preparándolos para enfrentarse a terribles peligros. Y a las niñas aún se las educa
para atender su belleza y la cocina como si su futuro siguiera dependiendo de sus posibilidades en
el mercado matrimonial. Hoy en día la escuela ejerce influencia en los adolescentes en relación a
ese estilo educativo hogareño, administrando nuevos conocimientos que contribuyen a la
identificación y al establecimiento de identidades, jerarquías y desigualdades.
De esta manera los términos que hoy invaden el campo de los social como lo son Sexo, Sexualidad
y Género contribuyen al entendimiento esta nueva visión en el abordaje de la Educación Sexual
Integral, Scott (1999)1 señala que en su concepción más reciente “género” parece haber aparecido
primeramente entre las feministas norteamericanas que deseaban insistir en la cualidad
fundamentalmente social de las distinciones basadas en el sexo. La palabra denotaba rechazo al
determinismo biológico implícito en el empleo de términos tales como “sexo” o “diferencia
sexual”, Así, ‘sexo’ se refiere la anatomía del sistema reproductivo y a las características sexuales
secundarias, mientras que ‘género’ se usa para los roles sociales basados en el sexo de la persona

1 Recuperado de: http://www.elpsicoanalitico.com.ar/num1/subjetividad-lujan-bargas-analisis-genero.php


(rol de género) o la identificación personal (identidad de género). “Sexo y sexual se refieren a los
indicadores biológicos de varón y mujer (entendidos en el contexto de la capacidad reproductiva),
como son los cromosomas sexuales, las gónadas, las hormonas sexuales y los genitales internos y
externos”.2
La palabra “Género” también resaltaba los aspectos relacionales de las definiciones normativas de
la feminidad. Quienes estaban preocupadas porque los estudios de mujeres tenían un enfoque
demasiado estrecho y separaban a las mujeres utilizaron “género” para introducir una noción
relacional en nuestro vocabulario analítico. Desde este punto de vista, tanto los hombres como las
mujeres son definidos uno en relación con el otro y no se podría entender a ninguno de los dos con
estudios completamente separados. El uso de género pone de relieve un sistema total de relaciones
que puede incluir el sexo, pero no está directamente determinado por él y no es un determinante
directo de la sexualidad. Kelly planteó que los sistemas económicos y de género interactúan para
producir experiencias sociales e históricas; que ninguno de los dos sistemas es causal, pero que
ambos “operan simultáneamente para reproducir las estructuras socio-económicas y de
dominación masculina de un orden social particular”. Cobo Bedia (1995) señala que el concepto
“género” es la teoría central de la teoría feminista. La noción de género surge a partir de la idea de
que lo “femenino” y lo “masculino” no son hechos naturales o biológicos, sino construcciones
culturales.
En esta línea la sexualidad es principalmente la construcción social de un impulso biológico, que
es además, multidimensional y dinámica, es decir, la experiencia que una persona tenga de la
sexualidad está mediada por la biología, los roles de género y las relaciones de poder, como
también por factores tales como la edad y la condición social y económica. Sin embargo, la
influencia social más profunda sobre la sexualidad de una persona proviene de los roles de género
prescritos, las normas y valores sociales que determinan el poder relativo, las responsabilidades y
las conductas de hombres y mujeres por lo tanto, la experiencia individual de la sexualidad no es
más que la expresión de ese desequilibrio.3

C) Abuso Sexual
El abuso sexual infantil es un importante problema de salud pública que afecta a uno de los
colectivos más vulnerables de la sociedad, la infancia. Según Noemi Beltran (2010) considera que
existe abuso sexual cuando se dan las circunstancias de asimetría:
a) de edad entre víctimas y agresor;

b) de poder, cuando el abusador tiene algún tipo de autoridad con respecto a la víctima;

2Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM-5)


3. Campbell C. 1995, “Male gender roles and Sexuality: Implications for women’s AIDS Risk and prevention”, Social, Science and Medicine, vol.
41,n° 2, pp.197-210, Great Britain.
c) de conocimientos o habilidades, cuando el que abusa utiliza su astucia y habilidades de
manipulación, y;
d) de gratificación, cuando se presiona al niño de forma sutil (regalos, viajes, etc.) para que
consienta el abuso.
Por otro lado la Organización de las Naciones Unidas ha definido al Abuso sexual infantil como:
“la imposición de actos sexualmente inadecuados o actos con insinuaciones sexuales, por una o
más personas, que se derivan de la autoridad debida a algún lazo emocional con ese niño”
(Organización de Defensa de Niños y Niñas Internacional, 2003). En la actualidad también se
destaca que la mayoría de los abusos sexuales infantiles tienen lugar dentro del ámbito familiar y
quien los realiza es alguien cercano al niño o a la niña, con frecuencia un familiar u otra persona
de confianza o autoridad.
El Instituto Interamericano de Derechos del niño, de la niña o el adolescente (IIND) define al
abuso sexual infantil como “la situación de uso excesivo, de ultraje de limites: de los derechos
humanos, legales, de poder, de papeles, de reglas sociales o familiares. Ocurre en un contexto de
dominación, en el cual el violentado se encuentra subyugado al violentador, sin condiciones de
oponerse” (IIND, 2000).
Por su parte los organismos encargados de proteger la salud consideran que el abuso sexual causa
un daño severo a la salud; de hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al abuso
sexual como un problema de salud. “El abuso o maltrato de menores abarca toda forma de
maltrato físico y/o emocional, abuso sexual de la que resulte un daño real o potencial para la salud,
la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el contexto de una relación de
responsabilidad, confianza o poder” (OMS, 2014).

C) Educación Sexual Integral (ESI)


La educación sexual integral es un derecho de chicos y chicas de todas las escuelas del país, en sus
tres niveles: inicial, primaria, secundaria, sean privadas o estatales, confesionales o laicas. Este
derecho de niños, niñas y adolescentes (NNyA) que obliga al Estado nacional y a los estados
provinciales a garantizar su acceso, se encuentra establecido en la ley nacional 26.150 que, a
partir de su sanción en 2006, crea el Programa de Educación Sexual Integral para su
implementación. La ESI es un espacio sistemático de enseñanza aprendizaje que promueve
saberes y habilidades para la toma de decisiones responsables y críticas en relación con los
derechos de los niños, las niñas y los/as adolescentes al cuidado del propio cuerpo, las
relaciones interpersonales, la información y la sexualidad.
Cuando hablamos de educación sexual integral no nos referíamos a un contenido y/o a una
asignatura específica sino que forma parte del proyecto educativo de la escuela y requiere de un
trabajo articulado con los centros de Salud, las familias y las organizaciones sociales.
Los contenidos de la ESI, son ejes que atraviesan distintas áreas y/o disciplinas, responden a las
distintas etapas del desarrollo de niños y niñas y adolescentes y contempla situaciones de la vida
cotidiana del aula y de la escuela, así como sus formas de organización.

Desarrollo

Las sociedades han creado sistemas de roles y patrones de comportamiento distintos para hombres
y para mujeres, prescripciones sobre lo que deben hacer y sobre cómo deben actuar los individuos
en función de su sexo. Estos patrones de comportamiento son los géneros. Los géneros constituyen
sistemas de identidades y comportamientos que, al prescribir lo que deben hacer los individuos
según cual sea su sexo, introduce una fuerte limitación en sus posibilidades de desarrollo humano
y les fuerzan a adaptarse a patrones que no siempre corresponden a sus capacidades y a sus deseos.
Y, eso, tanto para los hombres como para las mujeres. La existencia del sistema género-sexo, es el
modo esencial en que la realidad social organiza, se divide simbólicamente y se vive
empíricamente (Benhabib, 2006: 171–201). Dicho de otra forma, a lo largo de la historia todas las
sociedades se han construido a partir de las diferencias anatómicas entre los sexos, convirtiendo
esa diferencia en desigualdad social. El incesto se sostiene como una de esa formas de desigualdad
y “actúa simbólicamente como precedente de las violencias contra el género mujer, emblematizado
por la victimización de un Niños, Niñas o Adolescentes (NNA) a la que pone en contacto con la
perversidad que se acopla al ejercicio de la función paterna”. (Giberti.2014)
La teorías de género acuñadas por feministas son múltiples, y coinciden en la necesidad de romper
con el sistema patriarcal que impone la superioridad del hombre por sobre la mujer en especial si
aun son NNA y que por tanto naturaliza conductas violentas en pos de sostener el poder y
soberanía. La doctora y filósofa Diana Maffia, en una conferencia dirigida a alumnas y alumnos en
el año 2018, describió claramente cómo desde la filosofía nuestra sociedad global naturalizó las
relaciones de poder. La autora desarrolló que “el padre” Aristóteles elaboró el método de la
ciencia, en el que el conocimiento racional teórico calificaba para hombres, mientras que el modo
de conocer emocional que tendía a la confusión, era una cualidad de las mujeres. Por otro lado
describió que las relaciones de poder para Aristóteles, las políticas, eran relaciones de poder y que
la sociedad se organizaba de acuerdo a relaciones “naturales” de poder, por tanto explicó que “el
amo es superior al esclavo, el adulto superior al niño, el hombre superior a la mujer” Cabe
mencionar que este conocimiento luego se tomó y aplicó por el cristianismo y de ahí a los
colegios. Maffia (2018) argumentó que al naturalizar las relaciones de poder, cuando se transforma
un valor en una jerarquía natural, la cual obedece a un cuerpo que se supone mayor, esa cultura
avala esa relación de poder.
Las prácticas sexuales, el conocimiento del sexo, fantasear sobre sexo, la concepción, etc son parte
de un sistema de orden patriarcal que permitió al hombre el lugar del placer, de orden activo, y al
resto de los seres el lugar de ser su patrimonio sexual, sus objetos de placer: las mujeres que
deberian encontrar el placer doblegandose como esclavas y sumisas del placer masculino,
comprendiendo que ese es su lugar y por otro lados las niñas y niños, patrimonio del hombre,
adiestrados también para obedecer y obligados a ser silenciados frente al temor del adulto, la
mayor de las veces, el padre/padrastro, tío, primo, etc.

El desconocimiento de la sexualidad también aboga la esfera patriarcal, como se mencionó antes


hoy frente a la visualización masiva y la obligación social de una educación sexual integral en las
escuelas, estas charlas informativas están permitiendo que el alumnado logre identificar mejor esas
situaciones de abuso sexual y que se animen a denunciar al agresor sexual, que mayormente se
trata de un familiar adulto, o bien un varón integrante del hogar.
En cuanto al tema de la Educación Sexual en las Escuelas, podemos encontrar en gran parte de su
historicidad aspectos ligados a la producción de desigualdad en la relación hombre-mujer y en la
relación heterosexualidad-diversidad sexual. Pero actualmente la currícula escolar ha sido
uniformada para ambos sexos. Scharagrodsky (2006) dice que las masculinidades construidas en el
entramado escolar están condicionadas por múltiples factores, muchos de los cuales exceden a la
propia institución escolar. Sin embargo, la dinámica de la escuela parece tener un importante papel
en la fabricación de cierto tipo de masculinidad y en la exclusión de otras alternativas posibles.
Muchos de sus efectos son un producto intencional de la escuela, pero otros no son deliberados o
ni siquiera son deseados. Estas prácticas escolares pueden tener fuertes efectos masculinizantes,
aunque también pueden no armonizar discursivamente entre ellas o, incluso, estar en conflicto con
otros propósitos de la escuela, es porque las identidades masculinas son construcciones sociales
que se aprenden, es que pueden modificarse a partir de nuevos sentidos y significados.
Hoy los docentes de la Escuela conocen o trabajan con sus alumnos las temáticas de género en el
sentido que hemos descripto más arriba, aunque ha prevalecido, un abordaje biologicista, con
énfasis en contenidos relacionados con la descripción de los órganos reproductores y sus funciones
como así también, los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual. Otros
temas relacionados con abordajes sociológicos, antropológicos culturales y jurídicos con una
visión sociohistórica, han ido ganando terreno tímidamente en algunas instituciones escolares. Los
enfoques que abordan el género como construcción social, el estudio de la ampliación de los
derechos humanos (de niños, jóvenes-adolescentes y adultos) sobre todo relacionados con la
Identidad y la Salud, la sexualidad desde una mirada multidimensional, etc. forman parte de esta
nueva mirada.
Se considera al Abuso Sexual en la Infancia (ASI) como una compleja problemática frente a la
cual la institución educativa constituye un espacio primordial para llevar a cabo estrategias de
prevención y detección. Partiendo de la conceptualización del ASI y los obstáculos que
manifiestan los docentes para su abordaje, es posible la detección del abuso a través del relato de
las víctimas, o de indicadores psíquicos y físicos. Asimismo, está la posibilidad de intervención en
el marco educativo y de prevención vinculadas a la formación docente y programas de educación
afectivo-sexual. De cara a un abordaje co-rresponsable para la prevención, detección e
intervención del ASI, es imperativa la necesidad de construir canales de comunicación y un trabajo
articulado entre el sistema educativo y otros organismos que se ocupen de la defensa de los
derechos de niños, niñas y adolescentes (NNyA). La detección de los factores de riesgo en abuso
sexual en la infancia, es fundamental como guía a la hora de establecer estrategias preventivas. A
través de la OMS (2016) y siguiendo investigaciones como las de Finkelhor (1993), Fleming,
Mullen & Bammer (1997) y Horno Goicoechea et al. (2001), se destacan indicadores como:
1.Factores del niño (Es importante que estos factores no se consideren culpabilizantes, el
niño siempre es una víctima): etapa infanto-juvenil, género femenino, no ser deseados,
presentar necesidades especiales o rasgos físicos diferentes a los neurotípicos, etc.
2.Factores de los padres o cuidadores: Dificultad de establecer lazos afectivos con el recién
nacido, antecedentes personales de maltrato infantil, uso de disciplina coercitiva, conflicto
conyugal, etc.
3.Factores relacionales: Problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la
familia, violencia intrafamiliar, falta de una red de apoyos, etc.
4.Factores socio-comunitarios: Desigualdades sociales y de género, falta de vivienda
adecuada o de servicios de apoyo, normas sociales y culturales que afectan a la relación del
niño con el adulto o estimulan la violencia, falta de políticas y programas adecuados para la
prevención del maltrato, entre otros.

King (2011) quien dedicó su tesis doctoral al análisis de los desafíos del sistema educativo para dar
apoyo a menores en situación de vulnerabilidad, plantea una serie de sugerencias a considerar en
dicho ámbito:

•Los educadores son fundamentales para la detección temprana y la intervención en abuso o


maltrato por su contacto diario con los NNyA.

•La necesidad de capacitarlos brindándoles las herramientas necesarias para identificar y hacer
frente a esta problemática y plantea que para abordar el ASI en el ámbito educativo, es muy
importante partir de tener en cuenta ciertos conflictos y barreras con las que se encuentran los
profesores.

A.Falta de conocimiento acerca de los signos y síntomas del maltrato infantil y de cómo
proceder ante la presencia de esta problemática: los docentes consideran que en su
formación académica no se les ha preparado para reconocer manifestaciones de abuso ni
qué hacer si se detecta un caso.

B.Miedos de los educadores que llevan a no informan acerca de una sospecha de abuso se
refieren como por ejemplo a no recibir apoyo por la institución, creencia de que los
servicios de protección no ayudan a la familia, ausencia de signos físicos de abuso y la
creencia de que denunciar les traerá consecuencias que dañarían la relación entre escuela y
los padres.

¿Qué debe hacer la escuela frente al ASI?

Estar atento a los cambios que ocurran en el alumnado y toda señal que lleve a sospechar de un
abuso sexual.

Escuchar con dedicación y respeto el relato de la víctima si acude a alguien del equipo educativo,
brindando contención y orientación a éste y/o su familia.

Llevar un registro del relato textual y el contexto del mismo.

Tener una actitud de respeto frente a la intimidad del NNoA y lo vivenciado.

Comunicar a superiores y a otros equipos e instituciones pertinentes.

•¿Qué no debe hacer la escuela?

•Ante la sospecha o la existencia de un abuso sexual no debe ignorar, negar o crear un juicio de
valor acerca de su veracidad.

•No debe revisar el cuerpo del NNoA.

•No realizar un interrogatorio. Éste debe ser llevado a cabo por un especialista.

En lo que respecta a la prevención del abuso sexual infantil, según la Organización Mundial de la
Salud (2016), ésta debe abordarse desde un enfoque multisectorial y cuanto antes se produzca,
mayores van a ser los beneficios individuales y sociales. Desde España, Horno Goicoechea et al.
(2001) han elaborado una guía para la ONG Save the Children en la cual partiendo de la idea de
que la prevención implica tanto a los profesionales como a la comunidad toda y que debe hacerse
de manera interinstitucional, proponen una amplia gama de posibilidades de intervención. Nos
centraremos en aquellas que se pueden realizar en el ámbito educativo, dentro de las tres líneas de
prevención que estas autoras señalan:

A.Prevención primaria: En este primer nivel implica intervenciones con toda la población
educativa, antes de que el abuso ocurra, bajo la finalidad de incrementar los conocimientos
de ésta en relación al ASI, los derechos del niño y la educación afectivo-sexual.
B.Prevención secundaria: Las autoras señaladas proponen la construcción de redes
interinstitucionales de intercambio de información y formación para que el abordaje del
abuso sea más eficaz, dando a conocer a las familias y al alumnado los recursos con los que
pueden contar frente a un caso de esta índole, centrándose en los grupos de riesgo.

C.Prevención Terciaria: Este último nivel de prevención tiene lugar cuando ya ha ocurrido el
abuso. Desde la escuela, implica un compromiso en el acompañamiento del NNoA durante
el tratamiento y proceso de elaboración y de reparación psíquica y física, con la finalidad
tanto de reducir las consecuencias del traumatismo sufrido como de evitar su
revictimización.

En el marco de la prevención es la implementación de programas de educación sexual integral un


aspecto fundamental en las escuelas para identificar situaciones de peligro enseñando a detectar
violaciones de límites, aprender a decir que no, reconocer formas no deseadas de contacto, etc,
interrumpir el intento de interacción sexual y brindar estrategias para pedir ayuda a alguien de
confianza y revelar lo vivenciado.

Según Finkelhor (2009), afirma que aquellos menores que participan de programas de
prevención de ASI, desarrollan habilidades de protección, así como también la capacidad de
reconocer situaciones de abuso. A su vez, indican que los programas sistemáticos organizados e
implementados de manera óptima, pueden influir en los niños para el uso de las habilidades de
prevención de abuso enseñadas.

En Argentina comenzó en el 2006 a implementarse el “Programa Nacional de Educación Sexual


Integral” incluyendo la educación sexual a los lineamientos curriculares con líneas de acción desde
la educación inicial hasta el nivel de secundaria. Se proponen dentro de sus objetivos promover
conocimiento y habilidades para la toma de decisión en relación al cuidado del propio cuerpo, el
ejercicio de la sexualidad y de los derechos de NNyA. También en lo que al ASI se refiere, se
aborda el desarrollo de competencias relacionadas a la prevención de éste delito, reconociendo la
intimidad propia y la ajena, la distinción entre contactos con otra persona que son adecuados y
cuáles no, cómo se expresa el afecto, entre otros. Vemos así que en el cuadernillo del Ministerio de
Educación en los Lineamientos Curriculares para la Educación Sexual Integral desde el ciclo
básico, en las diferentes áreas curriculares figuran temas como:

• La comprensión de los cambios en las configuraciones familiares a lo largo de la historia, los


roles tradicionales para mujeres y varones y sus transformaciones fundamentales a partir de la
segunda mitad del siglo XX, a nivel mundial y en la Argentina.

• La comprensión de distintos sistemas de conocimientos y creencias, profundizando en el


análisis de distintas formas de prejuicio y discriminación.
• La lectura de libros donde se describa una diversidad de situaciones de vida de varones y
mujeres y se trabaje la complejidad de sentimientos que provoca la convivencia. La iniciación en
la sexualidad.

• El conocimiento de las situaciones de riesgo o de violencia vinculadas a la sexualidad: distintas


miradas sobre la problemática del aborto (como problema ético, de salud pública, moral, social,
cultural y jurídico, etcétera), las infecciones de transmisión sexual, el acoso sexual, el abuso y la
violencia sexual, el maltrato, la explotación sexual y trata.

• El conocimiento de los marcos legales y la información oportuna para el acceso a los servicios
de salud que garanticen el efectivo ejercicio de los derechos de las y los adolescentes.

• El análisis de situaciones donde aparezca la interrelación entre los aspectos biológicos,


sociales, psicológicos, afectivos, de la sexualidad humana.

• Desarrollo de habilidades básicas protectivas para evitar situaciones de vulneración de los


propios derechos. Incesto y abuso sexual.

• Desarrollo de habilidades básicas protectivas para evitar riesgos relacionados con la


pornografía infantil, la trata de niñas, de niños, de adolescentes y de jóvenes:

- Posibilidad de identificar conductas que denoten abuso de poder en general y abuso sexual en

particular de los adultos en las distintas instituciones en las cuales los NNyA transitan sus

experiencias vitales.

- Posibilidad de comunicar sus temores y pedir ayuda a adultos responsables en situaciones de

vulneración de sus propios derechos o de los de sus amigos y compañeros.

- Conocimiento de los organismos protectores de derechos de su entorno (líneas telefónicas,

programas específicos, centros de atención, etcétera).

- Posibilidad de decir “no” frente a presiones de pares.

- Posibilidad de diferenciar las lealtades grupales y las situaciones de encubrimiento de

situaciones de vulneración de derechos.

• El reconocimiento de la discriminación como expresión de maltrato.

• El desarrollo de una actitud comprometida con la protección y promoción de la vida y el


cuidado de sí mismo/a y de los otros y otras, con énfasis en aspectos vinculados a la constitución
de relaciones igualitarias, respetuosas y responsables entre las personas.
• La promoción de la salud integral y la consideración de las dimensiones biológicas, sociales,
económicas, culturales, psicológicas, históricas, éticas y espirituales como influyentes en los
procesos de

salud-enfermedad. Entre otras cuestiones.

No detallare en el trabajo todos los contenidos a tal fin se complementa el trabajo con el
cuadernillo, sólo se destacan los puntos fundamentales a considerar por docentes y directivos. Pero
si diré, que es fundamental tener en cuenta que, así como se les exige a los docentes su
intervención en el terreno del ASI, esta demanda debe ser acompañada por la proporción de
recursos y herramientas suficientes que les permita paliar temores y les otorgue mayor confianza
de cara a un abordaje más eficaz en este campo. Abordaje que, como hemos señalado, es imposible
pensarlo en solitario y dadas las implicancias de los conceptos también se debe hacer el abordaje a
nivel familiar.

Conclusiones
La complejidad de la problemática del Abuso Sexual plantea la plena formación del docente como
agente de prevención, ya que se trata de quienes pueden llegar a observar en el escenario educativo
indicios de ASI. Por ello es fundamental brindar las instancias de información y las herramientas
necesaria para lidiar con estas situaciones posibles de vivenciar. Ante la problemática del ASI es
vital que la escuela se constituya como un entorno protector para NNyA, en tanto que, no sólo
funciona como un referente para éstos y sus familias, sino que además tiene la responsabilidad de
acompañar y anoticiar respecto a la violación de los derechos que estas situaciones de violencia
provocan. La escuela es uno de los puntos de partida, como hemos señalado, junto a la necesidad
de capacitación de los equipos educativos y de todos los agentes intervinientes en la protección de
la adolescencia con el fin de otorgarles las herramientas para llevar adelante esta compleja tarea.
No se debe dejar de lado el trabajo con las familias en la medida que también son medio
socializador y de transmisión de valores culturales perimidos.
Una de las funciones a las que es llamada la escuela actualmente es justamente dirigida a la
posibilidad de intervención desde el desarrollo de estrategias preventivas, que van desde la
apertura de espacios en dónde se cuestionen tratos, acercamientos e interacciones no deseadas,
violaciones de límites y otros tópicos que deben ser abordados en los diferentes programas de
educación afectivo-sexual nombrados anteriormente para construir en los adolescentes la
concientizacion de esta problemática.

Se reconoce que en Argentina en los últimos tiempos ha habido un enorme avance en materia de
diferenciación de conceptos centrales como lo son el de sexo, sexualidad, género junto con la
divulgación de los derechos de los NNyA, no obstante este trabajo pretende ser un recordatorio de
nuestra función como futuros docentes. Para que las estrategias de prevención, detección e
intervención en el campo del ASI, sea efectiva debemos conocer y contar con las políticas sociales
y los diferentes canales de comunicación entre el sistema educativo y otros organismos estatales
que se ocupen de la protección de los NNyA. En este campo es necesario que se trabaje en red
interinstitucional y de manera interdisciplinaria generando la articulación con organismos de
defensa de los derechos de niños, niñas y adolescentes, y los servicios que trabajen en relación a la
problemática.

El abordaje del ASI realizado desde una perspectiva integral entre los profesionales de la
educación junto a los de otras instituciones involucradas, permitirá que, bajo el aporte de los
conocimientos y competencias propias de cada especificidad, se garantice un trabajo más eficaz,
articulado y co-rresponsable en la atención a la infancia.

Bibliografía
Benhabib, S. (2005) Feminismo y postmodernidad: una difícil alianza. En: Amorós, C. y de
Miguel, A. (eds.). Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización. Vol. 2, Madrid, Minerva,
pp. 319–342
Giberti, E. (2014), “Incesto paterno/filial: una visión desde el género” , Buenos Aires.Novedades
Educativas,
Ley 26.150. (2006) PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL.
Promulgada: Octubre 23 de 2006

Manual de prácticas clínicas para la atención integral a la salud de la adolescencia capitulo I. El


concepto de adolescencia. Recuperado el 18 de octubre de
:http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/prevemi/capitulo_i_el_concepto_de_adolescencia.pdf

Organización Panamericana de la Salud. (1995). Salud adolescente. OPS/OMS. Washington

Subirats, M. (1999). Género y escuela. En C. Lomas (Coord.). ¿Iguales o diferentes? Género,


diferencia sexual, lenguaje y educación (pp. 19-32). España: Paidós Ibérica.

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