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INTRODUCCIÓN

El algodón es un cultivo de gran importancia agrícola e industrial en el mundo,


representa un 2.5% de la superficie total bajo riego, es el tercer cultivo que más
agua consume, tras el arroz y el trigo, seguido por el maíz, las frutas y
verduras, y es una importante alternativa para el desarrollo de la agricultura
peruana. (Reyes, 2014)

Por décadas fue una importante fuente de divisas para el Perú y fuente
económica generadora de empleo en el campo y en las actividades conexas,
por este motivo los antecedentes históricos tipifican al Perú como un país
tradicionalmente Algodonero.

El algodón nativo del Perú, tiene fibras de distintos colores naturales, como
crema, marrón, verde, pardo, fifo (lila), blanco y beige, y se produce
mayormente en la región Lambayeque y, en menor medida, en Piura y San
Martín. Según las investigaciones taxonómicas de la Universidad Nacional de
Trujillo, el centro de diversidad del algodón nativo de color se ubica en la costa
norte peruana, desde el río Moche, en la Libertad, hasta el río Tumbes.
Proporciona un alto contenido de fibra para la industria textil, y juega un papel
importante dentro de la industria alimenticia, pues sus semillas tienen un alto
contenido en aceites y proteínas (Declercq-Pedraza, 2017).

Existen cuatro especies cultivadas de algodón de las cuales: Gossypium


arboreum, Gossypium herbaceum, Gossypium barbadense y Gossypium
hirsutum, aproximadamente el 90% de la superficie mundial total del cultivo
pertenece a la especie Gossypium hirsutum. Le sigue en importancia
Gossypium barbadense con el 8% de la superficie mundial cultivada y con
mucha menor importancia las otras dos especies restantes, G. arboreum y G.
herbaceum que se cultivan comercialmente en la India, Pakistán y algunas
zonas del Sudeste Asiático, y representan alrededor del 2% de la producción
mundial (Reyes, 2014).
PRODUCCIÓN DEL ALGODÓN

El área destinada al cultivo varía entre los 30 a 35 millones de hectáreas la


producción mundial entre los 23 a 27 millones de toneladas métricas de fibra.
En términos referenciales, para una producción promedio de 25 millones de TM
de fibra, al precio promedio del mercado mundial es de $1,28/Kg, el valor de la
fibra llega a más de $30.000 millones (Reyes, 2014).

Por tal motivo más de 100 países cultivan algodón pero los principales países
productores de los últimos 5 años son: China, India, Estados Unidos, Pakistán,
Brasil y Uzbekistán (ICAC, 2011). El principal país exportador es Estados
Unidos seguido de India, Uzbekistán y Australia. Aun cuando China es el
principal productor de algodón todavía no figura como uno de los principales
países exportadores. (Comité Consultivo Internacional del Algodón, ICAC,
2011).

Las semillas se plantan durante la estación de las lluvias y en una o dos


semanas empiezan a apuntar las primeras hojas. Unos meses más tarde
empieza a salir las flores blancas, amarillas o rojas. La flor cae y en su lugar
aparece una cápsula verde, que debe madurar en algunas semanas. Cuando la
cápsula está suficientemente madura se abre y de allí sale un bollito de
algodón.

INDUSTRIALIZACIÓN DEL ALGODÓN

El procesamiento artesanal del algodón se realiza en Lambayeque, donde se


obtiene un hilo muy grueso, con el que solo se pueden confeccionar carteras,
bolsos y billeteras, mas no prendas de vestir. En cuanto al hilo industrial,
existen pocas empresas que lo elaboran en el Perú a partir de la mezcla del
algodón nativo de color con algodón tangüis; es decir, no pueden producir hilo
con 100 % algodón nativo de color. Este hilo es exportado a Europa y Estados
Unidos.

A) Proceso Artesanal
El procesamiento artesanal de algodón nativo de color comprende los
siguientes pasos según la metodología de Cortijo y Cancio (2012):

1. Despepitado. Consiste en el retiro de semillas de las bellotas.


Aproximadamente, se pueden obtener de seis a ocho semillas por
capullo.

2. Vareado. Después de que los capullos han quedado limpios, las


artesanas juntan alrededor de cinco kilos de algodón nativo de color, que
pasan a ser golpeados con dos varas de madera (una en cada mano)
durante un tiempo de alrededor de 30 minutos, hasta que se obtiene una
alfombrilla de algodón conocida como napa, cuyas dimensiones varían
entre 50 y 60 centímetros de ancho y 80 y 90 de largo.

3. Formación de copos. Con la napa obtenida de la operación anterior, se


procede a la formación del copo, el cual se consigue doblando la napa
en dos y luego enrollándola, para formar un rollo rectangular.

4. Hilado. El copo es amarrado a una estaca o a un tronco. Las artesanas


desprenden con los dedos índice y medio de la mano izquierda una
porción de algodón nativo, dándole al mismo tiempo una ligera torsión,
mientras que, con la mano derecha, lo jalan o estiran para formar una
mecha; efectúan de esta manera la operación de estiraje. Este hilo es
recolectado mediante un huso, en el cual se va enrollando.

5. Ovillado. Luego de obtener el hilo se pasa el ovillado, para el cual son


necesarios entre tres y cuatro husos, de los cuales se obtiene un ovillo

B) Proceso Industrial

El proceso para producir hilo a partir del algodón nativo de color consta de
varias etapas: premezclado; apertura, mezcla y limpieza; cardado;
regularizado de cinta; estirado; hilado y enconado, entre otras. Cabe
mencionar que la materia prima que se utiliza son fardos de 250 kilogramos
de algodón nativo de color procesado (Declercq-Pedraza, 2017).

1. Premezclado. Consiste en esparcir el algodón nativo de color en un


espacio de cinco metros de largo por tres de ancho, de forma que se
consiga una manta del mezclado preliminar de las fibras. Este espacio
se halla al lado de una faja, que conduce al alimentador de mezcla.

2. Apertura, mezcla y limpieza. El algodón nativo de color se coloca


sobre la faja, la cual lo conduce al alimentador de mezcla, que se
encarga de desmenuzarlo mediante un ducto. El material es llevado
hacia la mezcladora, que es una máquina conformada por un sistema
de rodillos con púas, cuya finalidad es la de mezclar algodón para
obtener una fibra de mayor longitud y de tonalidad homogénea. Luego,
mediante un ducto, el material es llevado hacia un limpiador y un
abridor colocados de forma adyacente; el limpiador sirve para abrir y
disgregar el algodón, y se encarga de limpiar impurezas como fibras
cortas, cascarillas, semillas, hojas y tierra; mientras que el abridor
desmenuza el algodón. Este proceso se repetirá dos veces, y luego, a
través de otro ducto, el material será llevado por última vez a un
limpiador, el cual está colocado de forma adyacente, con un motor
ventilador que impulsará el material hacia la carda.

3. Cardado. El material entra al silo, que se utiliza para dosificar la


entrada hacia la carda. Luego, ingresará a la carda, la cual se
encargará de disgregarlo hasta la paralelización de sus fibras. En la
carda, además, se eliminan las impurezas existentes. Como producto
final se obtendrá la cinta (conjunto de fibras paralelizadas que se
unen). Es en este proceso que se efectúa una mezcla homogénea de
las fibras. Las cintas, de aproximadamente una pulgada de diámetro,
salen de la carda y se colocan en tachos de 70 centímetros de
diámetro, los cuales poseen unas ruedas pequeñas que facilitan su
traslado al manuar.
4. Regularizado de cinta. Entre seis y ocho cintas irregulares (las cintas
a lo largo de su longitud presentan diferentes títulos) provenientes del
cardado entran al manuar, el cual se utiliza para paralelizar las fibras
de algodón y corregir tanto como sea posible cualquier irregularidad de
las cintas (doblado). En el manuar estas son estiradas; luego se
colocan en posición paralela y se doblan, para poder obtener una cinta
más uniforme. El proceso de estirado de cinta realizado en el manuar
se lleva a cabo mediante un conjunto de rodillos, cada uno de los
cuales gira a mayor velocidad que el cilindro anterior. Al no ser
suficiente un solo proceso para obtener la paralelización y la
regularidad necesaria, se recurre, por lo general, a dos procesos
sucesivos, con el 􀃀n de dar a las fibras que constituyen la cinta de la
carda el paralelismo requerido para facilitar el adelgazamiento. Las
cintas que se obtienen en el manuar se ponen en tachos de 50
centímetros de diámetro, para posteriormente ser llevados a la
mechera.

5. Estirado. La cinta proveniente del manuar ingresa a la mechera, que


se emplea para estirarla y afinarla por medio de un tren de cilindros de
estiraje que permiten obtener una mecha de título varias veces más
fina que la original. En la mechera también se lleva a cabo un proceso
de torsión que otorga a la mecha la resistencia necesaria para soportar
el devanado que se realizará en la máquina continua de hilar. El
producto de esta máquina son bobinas, en las cuales se enrolla la
mecha. Posteriormente, las bobinas se trasladan a la máquina de hilar.

6. Hilado. Las bobinas enrolladas con mecha se colocan en un soporte


en la parte superior de la máquina de hilar. Luego, cada mecha pasa a
través del tren de estiraje, con el objetivo de estirarlas y convertirlas en
hebras. Debido a que se usa como materia prima el algodón nativo de
color, las velocidades de los cilindros del tren de estiraje deben estar
adecuadas para poder estirar esta variedad, la cual, como se ha
mencionado, se caracteriza por tener fibra corta. Después, la hebra que
sale del tren de estiraje viaja hasta los husos.
Allí, el hilo es enrollado en la canilla insertada en los husos, los cuales
tienen una velocidad de 8000 rpm, pues el algodón nativo de color
presenta poca resistencia a la torsión. Se debe mencionar que la
torsión se produce en el recorrido entre la salida del último cilindro del
tren de estiraje y los husos. De igual modo, para que el hilo sea
enrollado a lo largo de las canillas se utiliza la bancada, la cual se
mueve verticalmente. En ella están insertados los aros y el cursor, por
el cual pasa el hilo antes de ser enrollado en el huso.

7. Enconado. Las canillas son trasladadas a la conera, la cual tiene por


finalidad reunir varias husadas de la máquina continua en un cono de
dos kilogramos, cuyo tamaño es muy superior al del huso, para facilitar
las operaciones posteriores de urdido y tisaje, ya que el cono tiene
mayor rendimiento que la canilla. Este trasvase de hilo es aprovechado
para depurar los defectos de masa no deseados.

8. Humidificado. Sirve para fijar la torsión; es decir, brinda más


resistencia al hilo, lo cual ayuda a que este no se enrosque. Los conos
son puestos en la cámara de humidificación, donde se consigue fijar la
torsión, por un lapso de 45 minutos. El aumento de peso en cada cono
es despreciable. La máquina puede almacenar 200 conos/lote (400
kilogramos).

9. Ablandamiento de agua. Para el proceso de humidificado se necesita


agua blanda; por tal motivo, previamente se ablandará el agua dura, de
modo que se eliminen las sales que pudiesen incrustarse en la cámara
de humidificado. En el proceso de ablandamiento se utilizan resinas
catiónicas, las cuales tienen la propiedad de intercambiar sus iones
Na+ o K+ por los iones Mg+2 y Ca+2 del agua dura. Para el proceso de
intercambio de cationes se emplean torres rellenas de resinas, y el
agua dura fluye desde la parte superior hacia la inferior, atravesando el
relleno para obtener agua blanda. En la parte inferior de la torre hay
una serie de láminas perforadas que sostienen el relleno. Cuando se
agota la capacidad de cambio de la resina, se requiere su regeneración
con un retrolavado con solución de NaCl al 10 %. El retrolavado
permite descompactar la resina y retirar cualquier material retenido
durante la operación normal.

10. Embolsado. Manualmente, un operario se encargará de poner 12


conos en una bolsa, para así llegar a la presentación final del producto.
En promedio, un operario se demora 40 segundos en embolsar 12
conos.

11. Etiquetado. Se procede a etiquetar cada bolsa de 12 conos de hilo.


Cada etiqueta debe tener el rótulo de la empresa. También se rotulará
el título del hilo.

En resumen, mediante el desmonte se convierte el capullo de algodón en


fibra para industrializar. Al llegar a la industria, el algodón pasa primero por
una secadora para facilitar las operaciones posteriores. Luego pasa a
maquinas que separan el algodón de suciedades, restos de hojas, entre
otras. Finalmente, el algodón entra en las demontadoras, que separan la
fibra de las semillas, posteriormente es transportado a las hilanderías, en
este proceso se transforma en hilo. De allí pueden ir los hilos a las
tejedurías donde se manufactura la tela con una proporción total o parcial
de algodón o los hilos se pueden empaquetar con su respectivo etiquetado.

COMERCIALIZACIÓN DEL ALGODÓN

La comercialización del algodón se acostumbra a realizar en “Rama” o en


“Fibra”. La primera es la venta del producto tal como sale del campo y la
segunda es su venta después del proceso de desmote, separada la pepa o
semilla de la fibra.

A) Comercialización en rama
Es la venta del algodón tal como sale del campo sin sufrir ningún
proceso de transformación. La venta de algodón rama se realiza entre el
productor y un comerciante intermediario, o con la misma desmotadora,
o directamente con el industrial textil, o por intermedio de un corredor de
algodón. Esta clasificación la realiza el comprador “al ojo”, basándose en
su experiencia, al “jalado” de la fibra a mano, para ver su largo, la
apreciación del grado de limpieza que presenta, tanto de materias
extrañas como de cocopa o algodón duro.

B) Comercialización en fibra

Para comercializar en fibra, previamente se debe haber desmotado el


algodón. Este trabajo lo realizan las desmotadoras y consiste en separar
la semilla de la fibra. La comercialización o venta de la fibra se realiza de
acuerdo a su calidad (Estación Experimental Agraria, 2009).

PROBLEMAS Y CAUSAS EN LA REDUCCIÓN DE LAS ÁREAS


PRODUCTORAS DE ALGODÓN

El consumo de la fibra de algodón ha aumentado significativamente en el


mercado interno paralelamente a la exportación de hilados, tejidos y prendas
de algodón con alto valor agregado. Debido a que la demanda de algodón ha
aumentado de forma constante desde los años 50 a una tasa anual del 2% de
media. Casi el 53% del algodón mundial está subvencionado.

Sin embargo, el rendimiento promedio en nuestro país en los últimos 10 años


se encuentra entre 680 a 750 Kg fibra /Ha., pero Israel y Australia lideran los
más altos rendimientos con no menos de 1800 kilos de fibra por hectárea,
seguido de otros países que no necesariamente son los mayores productores.
Esta diferencia en los rendimientos se debe al uso de semilla de mala calidad
(pepa), deficiente manejo agronómico, fitosanitario, a la falta de innovación
tecnológica entre otros factores.
En el norte del Perú su cultivo en los últimos años en las regiones de Piura y
Lambayeque viene disminuyendo significativamente por la alta incidencia de
plagas y enfermedades, el uso de la "pepa " como semilla, que elevan el costo
de producción del cultivo y reducen el rendimiento potencial del algodonero.
Además de estos factores negativos, existen otros como el desconocimiento de
los agricultores en el manejo agronómico del cultivo y otros que se presentan
en el momento de la cosecha y post cosecha que desmejoran la calidad de la
fibra del algodón cosechado (Veramendi, 2011).

No obstante las condiciones agroecológicas convenientes para el desarrollo del


cultivo, la producción actual es crítica. Aun cuando se han mejorado los
rendimientos en comparación a décadas pasadas hay todavía muchas
restricciones que impiden que el sector de la producción pueda lograr la
rentabilidad deseada.

Levantar la productividad es una tarea ardua. Y el manejo conveniente del


cultivo es importante. El fomento del cultivo básicamente descansa en su
desarrollo tecnológico y éste es probablemente una de las causas de la brecha
que afecta a la productividad en el campo. También es indispensable que la
generación de la tecnología sea comprobada y demostrada en las condiciones
de cada valle y básicamente desarrollada para cultivares del tipo barbadense
como los que se cultivan en nuestro medio.

El productor local es consciente que debe tecnificar el cultivo para lograr altos
rendimientos y para ello requiere conocer, disponer y aplicar la tecnología que
esté a su alcance tal como se practica en lugares donde se obtienen
rendimientos satisfactorios.

En el Perú, escasamente se llega al borde inferior del rango mundial en el


rendimiento promedio de fibra, en un marco preocupante por el sistemático
descenso del área algodonera a nivel nacional en las últimas décadas. Entre
1980 y 1990 se cultivó un promedio de 136,400 Has y entre 1990 y 2000, el
promedio fue de 99,709 Has, muy lejos de las 256,800 Has sembradas en
1963, la mayor área sembrada en el país principalmente con las variedades
Tangüis en la Costa Central y Pima en el Departamento de Piura.
Precisamente en Piura, el récord se obtuvo en 1965 y 1966 con alrededor de
75,000 Has solamente con la variedad Pima a diferencia de la campaña 2011-
2012 que solo llegó a las 6,602 Has, justamente por las razones anteriormente
mencionadas (Oficina de Información Agraria-Dirección Regional Agraria Piura)
(Reyes, 2014).

“Gusano perforador grande de la bellota”


(Heliothis virescens F.)

Este insecto normalmente se encuentra en equilibrio natural con sus


controladores biológicos. Surge como plaga inducida por el mal uso de
insecticidas “fuertes” que son aplicados para el control de otros insectos
plagas.

Las larvas se alimentan de brotes, botones florales y bellotas. Las larvitas


recién eclosionadas barrenan los brotes terminales; a medida que van
creciendo dañan botones florales y bellotas, perforándolas con penetración
total o parcial, comiendo en su interior hasta su destrucción total.

Medidas de Control

1. Cultural:

a. Preparación adecuada del terreno, con labranzas profundas para la


destrucción de pupas.
b. Siembra en períodos de tiempo corto.
c. Riegos controlados, evitando plantas suculentas.
d. Siembra de maíz intercalado para fomentar el control biológico.
e. Despunte de terminales para eliminar posturas y larvas pequeñas.
2. Biológico:

Tiene un control biológico natural muy eficiente, especialmente por los


numerosos depredadores, entre los que destacan las chinches del género
Rhinacloa que predatan huevos y larvas pequeñas; Orius insidiosus,
Parathriples laeviusculus, Geocoris punctipes, Nabis capsiformis, Zelus
nugax, Euchistus convergens, etc.

En campos algodoneros en donde se haya perturbado el control biológico


por la aplicación de insecticidas “fuertes” y posean una alta población de
huevos de Heliothis, liberar repetidas veces avispitas parásitas del género
Trichogramma. 50 pulg2 x ha

3. Control Etologico:

Instalar 5 trampas de melaza por hectárea con agua al 10% de melaza, en


botellas de gaseosa. Revisar y rellenar la trampa periódicamente.

Se debe sembrar maíz, en los contornos a los 20 y 25 días de haber


germinado el algodón. Esta medida es con la finalidad de alimentar y atraer
la fauna benéfica nativa, y la que se está inoculando.

4. Químico:

No se recomienda la aplicación de ninguna clase de insecticida orgánico


sintético. En caso de fuertes infestaciones y según las evaluaciones, se
recomienda hacer aplicaciones de Spinosad a dosis de 80 - 100 cc/ha. o
Avaunt 150 – 200 cc/ha (Veramendi, 2011).
CONCLUSIONES

1. El manejo ecológico de plagas posee la efectividad para controlar los


problemas fitosanitarios, hacia una sostenibilidad ambiental y
productividad.

2. Los conocimientos técnicos, científicos y tecnológicos adecuados es una


vía para lograr las metas productivas de los agricultores, a la vez que se
cuida la salud de los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente.

3. El manejo ecológico proporciona múltiples condiciones para el uso de


productos de origen vegetal, insectos y microorganismos benéficos
regulando la población fitófaga (dañina) en campo.

4. Las técnicas ecológicas reducen el uso de agroquímicos.

5. El control biológico de plagas, es una de las herramientas cuyo impulso


está basado en la ecología y debido a su condición respetuosa está en la
mayoría de los programas actuales de manejo integrado como herramienta
indispensable.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Castro D. 2016. Calidad de la Fibra Nacional y Requerimientos del Mercado.


Credtex. Instituto Peruano del Algodón (IPA). Setiembre.

Comité Consultivo Internacional del Algodón (ICAC). 2011. Revista de la


situación mundial. Volumen 63 N°2 Nov-Dic.

Declercq-Pedraza, L. 2017. Industrialización del algodón nativo peruano de


color. Ingeniería Industrial, (035), 141-161.

Estación Experimental Agraria, V. F. L. 2009. Cultivo del algodonero en la


región Lambayeque. INIA

Reyes More, P. M. 2014. El algodón Pima peruano: Cultivo y manejo


agronómico.

Veramendi, H. T., Lam, V. S. A. 2011. Guía técnica curso–taller Manejo


integrado del algodonero. Universidad Nacional Agraria La Molina. Oficina
Académica de Extensión y Proyección Social. Agrobanco. La Arena–Piura–
Perú.

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