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Lenguaje, lengua y habla – Principios y presupuestos

La dualidad interna en las ciencias que trabajan con valores se manifiesta de manera
especial en la lingüística, donde la intervención del tiempo presenta dificultades únicas.
Mientras la mayoría de las disciplinas ignoran esta dualidad, en campos como la
economía política y la historia económica se reconocen como disciplinas separadas. En
la lingüística, esta dualidad se presenta de manera imperiosa, dado que la lengua es un
sistema de valores puros que no tiene determinación fuera del estado momentáneo de
sus términos. El lenguaje es la capacidad innata de los seres humanos para comunicarse
mediante sistemas de signos. El habla, por su parte, es la manifestación concreta y
individual del uso de una lengua en un momento dado por un hablante particular. Los
principios lingüísticos son reglas generales que rigen el funcionamiento de un sistema
lingüístico, como el principio de la estructura de constituyentes en sintaxis.

Forma racional que debe adoptar el estudio lingüístico:

Lengua
Sincronía
Lenguaje
Diacronía
Habla

La lingüística, al enfrentar la dualidad interna entre los enfoques sincrónico y


diacrónico, revela la complejidad inherente al estudio del lenguaje. La lengua, como
sistema de valores puros, carece de determinación más allá de su estado momentáneo, lo
que plantea desafíos únicos en su análisis. Mientras que la mayoría de las disciplinas
pueden ignorar esta dualidad, la lingüística se ve obligada a reconocerla debido a la
naturaleza misma de su objeto de estudio.

La lingüística sincrónica se concentra en un estado de la lengua en un momento dado,


mientras que la diacrónica examina la evolución histórica de la lengua a lo largo del
tiempo. Esta dicotomía refleja la necesidad de considerar tanto el estado actual de la
lengua como su desarrollo histórico para comprender completamente su
funcionamiento. La complejidad del lenguaje se compara con otros sistemas de valores,
lo que subraya la importancia de este enfoque dual en su estudio.

La persistencia de estados en el tiempo para el hablante destaca la necesidad de


enfocarse en un estado particular de la lengua para comprenderlo, dejando de lado su
evolución histórica. Esta analogía se compara con la necesidad de un pintor de
panoramas de adoptar una perspectiva fija para representar con precisión una vista de
los Alpes. Esta perspectiva estática es crucial para entender un estado de la lengua en un
momento dado.

La lingüística moderna ha tendido a enfocarse más en la diacronía, es decir, en el


estudio de la evolución histórica de la lengua. Sin embargo, se critica la aproximación
de la gramática comparada en algunos casos, ya que tiende a reconstruir
hipotéticamente una lengua anterior sin enfocarse en los estados concretos de la lengua
en momentos específicos. Esta crítica resalta la importancia de considerar ambos
enfoques para un análisis lingüístico completo y preciso.

Principios y presupuestos

1. Definición de ley: En el contexto de la lengua como institución social, se


cuestiona si los hechos lingüísticos están realmente gobernados por leyes y, de
ser así, de qué naturaleza serían esas leyes. Se plantea que toda ley social tiene
dos características fundamentales: ser imperativa y ser general. Sin embargo, se
argumenta que las leyes lingüísticas no se ajustan completamente a esta
definición.

2. Separación entre sincronía y diacronía: Se destaca la importancia de separar


las esferas de lo sincrónico y lo diacrónico al hablar de leyes lingüísticas. Se
ejemplifica con casos del griego donde las "leyes" de ambos órdenes están
confundidas, mostrando que las leyes diacrónicas expresan cambios evolutivos a
lo largo del tiempo, mientras que las sincrónicas expresan relaciones entre
elementos coexistentes en un momento dado.

3. Naturaleza de las leyes en lingüística:

• Leyes sincrónicas: Son expresiones de un estado de cosas existente en un


momento dado y no tienen carácter imperativo. Aunque reflejan una regularidad,
no se imponen a los hablantes como una obligación.

• Leyes diacrónicas: Representan un factor dinámico por el cual se produce un


cambio en la lengua. Aunque tienen un carácter imperativo, no se aplican de la
misma manera que las leyes sociales, ya que no hay una fuerza que garantice su
cumplimiento.
4. Cambios fonéticos como ejemplo: Se mencionan los cambios fonéticos en
griego como ejemplo de "leyes fonéticas". Aunque estas leyes afectan a todas las
palabras que presentan una particularidad fónica en un momento y lugar dados,
cada cambio es independiente y aislado de otros sucesos del mismo orden.

El punto de vista pancrónico en lingüística considera tanto los aspectos sincrónicos


como los diacrónicos de la lengua, así como los cambios y aspectos constantes que se
verifican en todas partes y siempre. Desde este punto de vista, se puede estudiar la
lengua como un fenómeno que abarca todas sus manifestaciones a lo largo del tiempo y
en diferentes lugares. Sin embargo, se destaca que los cambios lingüísticos, incluidos
los fonéticos, están limitados en tiempo y territorio, y ninguno se produce en todo
momento y lugar. Por lo tanto, aunque se pueda considerar el fenómeno lingüístico en
general desde un punto de vista pancrónico, cada cambio lingüístico en sí mismo es un
hecho concreto y particular que solo existe diacrónicamente, es decir, a lo largo del
tiempo.

Se ejemplifica con la palabra francesa "chose" y la española "cosa": desde un punto de


vista diacrónico, se puede rastrear su origen y evolución desde el latín, mientras que,
desde un punto de vista sincrónico, se considera su uso y significado en un momento
dado. Sin embargo, el punto de vista pancrónico no llega a los detalles particulares y
locales de cada palabra, ya que se enfoca en los aspectos generales y constantes de la
lengua.

La confusión entre lo sincrónico y lo diacrónico puede llevar a diferentes


consecuencias:

 La verdad sincrónica puede parecer ser la negación de la verdad diacrónica, lo cual


lleva a la idea errónea de que se debe elegir entre ambas. Sin embargo, ambas
verdades pueden coexistir sin excluirse mutuamente, ya que cada una subsiste sin
afectar a la otra.
 La verdad sincrónica y la verdad diacrónica pueden concordar de tal manera que se
confunden, o se considera que es innecesario distinguirlas. Por ejemplo, se puede
intentar explicar el sentido actual de una palabra francesa como "père" (español:
"padre") diciendo que en latín "pater" tenía la misma significación. Sin embargo, la
etimología y el valor sincrónico son dos cosas distintas, y la conciencia lingüística
las junta sin reconocer más que una verdad.

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