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Instituto de Cultura y Extensión Universitaria

REVISIÓN DE LA FORMACIÓN HUMANISTA CRISTIANA

1. Palabras introductorias.

La revisión de la formación humanista – cristiana en la Universidad a través de las asignaturas


comprendidas dentro del denominado Ciclo Humanista Cristiano dependiente del Instituto de Cultura y
Extensión Universitaria, requiere una explicitación de enfoques y criterios –que contemplen un
esclarecimiento del perfil docente que se pretende–, y una reformulación de objetivos y contenidos, a fin
de responder a los desafíos educativos y culturales del momento actual. La formación integral a la que se
aspira, por tanto, está en orden no sólo al perfeccionamiento personal de los egresados, sino también a su
influencia decisiva, a través de la actividad profesional, en la vida social, económica, política y cultural de
la sociedad toda.1

El fin perseguido no sólo es lograr un egresado con perfil humanista y cristiano, donde su
vida sea testimonio de lo aprehendido en esta casa, sino también alcanzar “una presencia,
por así decir, pública, continua y universal del pensamiento cristiano en todo esfuerzo
tendiente a promover la cultura superior y, también, a formar a todos los estudiantes de
manera que lleguen a ser hombres insignes por el saber, preparados para desempeñar
funciones de responsabilidad en la sociedad y a testimoniar su fe ante el mundo” 2

De este modo, toda nuestra formación universitaria, y en particular el entero Ciclo Humanista
Cristiano dependiente del Instituto de Cultura y Extensión Universitaria, reclama ser entendida y vivida a
la manera de un ‘ciclo evangelizador’ en el que, respetando las competencias de la fe y la razón, se
busque aportar elementos para una fecundo encuentro entre la cultura y la Buena Nueva de Jesucristo. En
tal sentido, la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae nos anima en esta exigencia de integrar el
saber, exhortándonos a “promover tal superior síntesis del saber, en la que solamente se saciará aquella
sed de verdad que está inscrita en lo más profundo del corazón humano” (16)

Para entablar un diálogo con la cultura, se torna fundamental el discernimiento de los signos de los
tiempos, lo cual permitirá reconocer los desafíos presentes en el momento actual. 3 Resulta preciso
escuchar al hombre y sondear al espíritu de la época (que el alumno tiene no siempre de modo explícito),
para luego aportar luz desde la razón y desde la fe. En la línea de búsqueda de tales retos, Navega mar
adentro señalaba:

1
Por ello parece ser absolutamente necesario integrar en la formación humanista cristiana, no sólo a las partes
directamente involucradas (directivos de la Universidad, docentes y alumnos) sino también –junto al Instituto de
Cultura y Extensión Universitaria– a los Institutos para la Integración del Saber y de Espiritualidad y Acción
Pastoral, a las Facultades de Teología y Filosofía y Letras, y al conjunto de las Unidades Académicas. La misión
propia de la Universidad requiere asumir el ciclo como su exigencia fundamental y primera.
2
CONCILIO VATICANO II, Declaración sobre la Educación Católica Gravissimum educationis,10.
3
Parece darse una profunda distancia cultural entre profesores y alumnos, que debe ser tenida en cuenta para lograr
establecer un diálogo formativo real. De parte del profesor se estima importante lograr suscitar las grandes
cuestiones de las que tratan las materias humanísticas en un registro que incluya lo experiencial, para que los
alumnos las perciban como cuestiones vitales. Es fundamental que esta percepción no se extinga a lo largo del
dictado de las materias.
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“El desafío radical y englobante que queremos asumir en la Argentina es la profunda crisis
de valores de la cultura y la civilización en la que estamos inmersos. Otros desafíos están
relacionados con dicha crisis: diversas búsquedas de Dios, el escándalo de la pobreza y la
exclusión social, la crisis del matrimonio y la familia, la necesidad de mayor comunión. En
la raíz misma del estado actual de la sociedad percibimos la fragmentación que cuestiona y
debilita los vínculos del hombre con Dios, con la familia, con la sociedad y con la Iglesia”.
(23)

Lejos de considerar esta crisis con abatimiento y desazón, más adelante el documento la trataba
como expectación y posibilidad:

“Mirando al futuro con la esperanza que nos infunde el Espíritu Santo, esta crisis es una
ocasión providencial para escuchar la llamada de Jesús a crecer como nación. En nuestra
patria subsisten, a pesar del desgaste social, algunas reservas de valores fundamentales: la
lucha por la vida y la defensa de la dignidad humana, el aprecio por la libertad, la
constancia y preocupación por los reclamos ante la justicia; el esfuerzo por educar bien a
los hijos; el aprecio por la familia, la amistad y los afectos; el sentido de la fiesta y el
ingenio popular que no baja los brazos para resolver solidariamente situaciones difíciles en
la vida cotidiana. Todos ellos son signos de esperanza y nos alientan a proclamar una vez
más el estilo de vida que inspira y propone el Evangelio de Jesucristo”. (28)

Ciertamente, el camino del diálogo entre Evangelio y cultura no parece ser tarea sencilla; sin
embargo, es decisivo lograr esa integración para enseñar la filosofía y la teología de modo formativo, es
decir, en diálogo con las disciplinas de las carreras en las que ellas se hallan insertas. El pensamiento de
santo Tomás de Aquino –que inspira la investigación y docencia en el campo de la teología y de la
filosofía en nuestra Universidad–,4 es una clara muestra de esta integración. Con espíritu innovador, santo
Tomás se atrevió a introducir a Aristóteles en su reflexión, haciendo una extraordinaria síntesis que
iluminó el pensamiento cristiano desde entonces; del mismo modo, la Universidad está llamada a asumir
ese mismo espíritu de diálogo con las distintas disciplinas y con el mundo moderno.

2. Ámbito normativo – institucional

Para elaborar la revisión propuesta es necesario atender a las directivas que en tal sentido
provienen del Proyecto Institucional elaborado por la Universidad para el quinquenio 2001–2006 y las
sugerencias que la Comisión Episcopal para la UCA le hizo llega al señor Rector por nota fechada en
marzo de 2005. Ambas se transcriben a continuación:

Proyecto Institucional UCA 2001-2006: “1.3. Las asignaturas filosóficas y teológicas


deberán implementarse y articularse en conjunción con las disciplinas específicas, de modo
que respondan a la unidad del saber y la formación integral del alumno. Estarán presentes
en los planes de estudio de las diferentes carreras de manera tal que sean realmente
formativas. Con motivo de la renovación de los planes de estudio, el Instituto de Cultura y
Extensión Universitaria formará una comisión que estudie esta temática y eleve sus
conclusiones al Consejo Superior”.

4
Cf. Estatutos de la Universidad Católica Argentina, artículo IV; ZECCA, ALFREDO H. La UCA ante el
Cincuentenario. Balances y perspectivas. Conferencia de fin de ciclo lectivo 2006 pronunciada en el Auditorio
Santa Cecilia de la sede la Universidad Católica Argentina, 6 de diciembre de 2006.
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Nota de la Comisión Episcopal para la UCA al Rector de marzo de 2005: Sugiere dos
medidas:
“a) armar una especie de “catequesis introductoria” básica, para todas las carreras, cuyo
fuerte sería la antropología cristiana, con Dios Creador y el hombre colaborador, con un
método abierto a la búsqueda, no en forma de tesis, adversarios, etc. sino partiendo de la
Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia;
b) A partir por ejemplo, del 3er. Año de cada carrera, elaborar un programa que tuviera
como objeto iluminar los contenidos con las verdades cristianas, sin omitir el fin último del
hombre, pero dándole a la realidad creada y humana su riqueza y valor. Mostrar que la fe no
es un obstáculo para el conocimiento científico y el progreso de la humanidad sino que se
trata de una verdadera vocación terrena, para su felicidad y de la humanidad. Muy
importante es el planteo ético, la consideración del pecado y del mal, pero también la
adopción divina y la gracia”.

3. Enfoques y criterios. El perfil docente

A través de sus dos ciclos, filosófico y teológico, la herramienta más adecuada para contribuir al fin
propuesto parece ser la de introducir y guiar al alumno en el camino sapiencial que conduce a la verdad:
verdad acerca de Dios, del hombre y del mundo. Recorrer ese camino implica el habituarse al ejercicio de
la razón y a la vida y comprensión de la fe, a fin de que lo verdadero, alcanzado también como bien y
belleza, vaya gestando en el alumno una visión cristiana de la realidad. 5

Se entiende por “camino sapiencial” al camino que une ciencia y experiencia, razón y vida para el
encuentro con el misterio de lo real, que induce a experimentar un cierto gusto por la verdad “De este
modo se deja ver mejor también que la manifestación de lo verdadero a la que el saber conduce es algo
más que a la pura comunicación (...) Ella es a la vez manifestación de la Verdad como Bien
sobreabundante que atrae y compromete y como Belleza insospechada que sorprende y libera”. 6

Ese camino sapiencial requiere de sabios que logren inspirar en el alumno el deseo de profundizar
el misterio de lo real. 7 No se precisan meros repetidores o adoctrinadores (que por defecto no llegan al

5
Cf. INSTITUTO DE CULTURA Y EXTENSIÓN UNIVERSITARIA, Presentación del Ciclo Humanístico: Criterios y
Objetivos
6
Ibid.
7
“Unida a esa conciencia de la necesidad de la inquisición de la verdad, se encuentra la renovación de la conciencia
de la Universidad actual, la cual consiste no tanto en informar al alumno con la trasmisión de conocimientos ya
elaborados, cuanto en formarlos con la adquisición de hábitos para indagar y adquirir la verdad y los caminos de
acceso a la misma, por su propio esfuerzo, dirigido y controlado por el maestro. La docencia actual ha de consistir
en una exposición que haga partícipe al alumno no tanto de los resultados cuanto del proceso mismo que
conduce al descubrimiento de la verdad. Una clase universitaria ha de consistir en hacer revivir ...y obligar al
alumno a realizar el esfuerzo que ha conducido a la conquista de una conclusión científica o de: una aplicación
técnica...También con ese tipo de enseñanza de adquisición de los hábitos de estudios más que de verdades
recibidas, se vinculan las nuevas orientaciones didácticas de la enseñanza, sobre todo en lo que hace a las disciplinas
científicas. En ella más que clases magistrales o expositivas se trata de dar directivas para los trabajos de
investigación de- laboratorios de seminarios, etc., y luego de organizar un examen crítico de los resultados. El
catedrático, más que un expositor de verdades ya de-veladas, debe constituirse hoy en un director del trabajo
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corazón del alumno); tampoco de investigadores o científicos (que por exceso pueden confundir sobre lo
esencial). Se necesitan verdaderos maestros, oyentes y dialogantes con sus alumnos, capaces de integrar
la fe con la razón, la teoría con la experiencia, el pensamiento con la afectividad.

Por un lado, deberán tener no sólo competencia específica en sus disciplinas (avalado por el título
correspondiente) sino, ante todo, coherencia entre lo enseñado y lo vivido, lo que se dice y lo que se
hace;8 por otra parte, deberán ser auténticos pedagogos, que tengan a su alcance adecuadas herramientas
metodológicas y didácticas. Se debe identificar en ellos la capacidad de integración entre los distintos
saberes,9 responsabilidad y seriedad docente, adecuado trato con los alumnos (apertura, escucha y
diálogo), docilidad para articular tareas en común con colegas y autoridades.

Parece conveniente, asimismo, en virtud del camino que se propone, contar con docentes con una
experiencia de vida más cercana a los alumnos lo cual ciertamente no excluye la riqueza que puedan
aportar otros profesores. Asimismo, se deberá trabajar para reducir el número excesivo de alumnos en las
aulas: tal exceso impide tanto el trato personal del profesor, como la actitud renovada y amigable hacia la
verdad que el alumno está invitado a realizar. Por las mismas razones, se deberán buscar días y horarios
que sean expresión del estilo sapiencial (académico y existencial, personalizado y comunitario, disciplinar
e interdisciplinar, serio y atractivo, compresivo y sintético) que se propone.

Por último, este camino exige no sólo la progresiva integración de los saberes entre sí (campo
propio del “Instituto para la Integración del Saber”) y con la vida misma (campo propio del “Instituto de
Espiritualidad y Acción Pastoral”), sino también el que sea “visto y vivido como viniendo de y
dirigiéndose a la vida de la fe, expresada en la celebración y en la caridad operante” 10.

De este modo, las materias filosóficas buscarán conducir a los alumnos a pasar “del fenómeno al
fundamento”, superando todo reduccionismo y alcanzando aquella sabiduría que, con la guía de la razón,
conjuntamente realizado con sus alumnos, en un conductor de lea actividad investigadora de los propios
estudiantes, a quienes acompaña durante ese trayecto creador para orientarlos y evitarles posibles desvíos o
pasos en falso y que, al final, los incita y controla en el análisis crítico de las conclusiones a que han
arribado....Aun en disciplinas humanistas -como letras, historia, derecho, filosofía y aun teología- sin abandonar las
clases magistrales -en estas disciplinas siempre formativas e indispensables- prima actualmente una tendencia a
introducir el trabajo de investigación de los alumnos bajo la dirección del profesor, busca alcanzar una madurez
indagativa, la creación del espíritu y de los hábitos de investigación mediante seminarios, simposios, y otras formas
de trabajo realizados en comunidad....Tal tendencia a desarrollar la propia iniciativa de los estudiantes en la
búsqueda de la verdad no hace sino recibir y dar categoría universitaria a una aspiración del hombre actual, que es la
de la afirmación y desarrollo de su propia personalidad.” (DERISI, OCTAVIO NICOLÁS Naturaleza y vida de la
Universidad. Eudeba. Buenos Aires, 1980, 111s.; negritas nuestras).
8
“Los docentes cristianos están llamados a ser testigos y educadores de una auténtica vida cristiana, que manifieste
la lograda integración entre fe y cultura, entre competencia profesional y sabiduría cristiana” Ex corde Ecclesiae,
22.
9
“La educación de los estudiantes debe integrar la dimensión académica y profesional con la formación en los
principios morales y religiosos y con el estudio de la doctrina social de la Iglesia. Cada carrera debe incluir una
adecuada formación ética vinculada a la respectiva profesión” Estatutos de la Pontificia Universidad Católica
Argentina, art. XIX bis 3.
10
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Objetivos.
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es capaz de elaborar sus propias respuestas acerca del mundo, del hombre y de Dios. Se apuntará a hacer
valorar como elemento central de una existencia verdaderamente humana el preguntar contemplativo del
filósofo y la búsqueda orante del hombre religioso; hacer despertar, desde experiencias existenciales,
estéticas y espirituales, un terreno fértil desde donde luego aceptar los misterios.

Suponiendo aquella visión de la realidad, la teología tendrá el firme desafío de presentar la fe


cristiana, no como un simple mensaje a adherir ciegamente (perspectiva manualística),11 sino como un
misterio de amor que ilumina la realidad y que exige del hombre un compromiso personal y comunitario,
integrando la fe -rezada, confesada y celebrada- con la vida profesional, y buscando servir en la caridad al
prójimo.

“Destacamos como decisiva acción pastoral procurar que ningún educando egrese de
nuestras instituciones sin una adecuada cosmo-visión cristiana. Ella habrá de conducirle a
interiorizar el amor y la fe, firmes en Jesucristo, unidos a un activo sentido de participación
y pertenencia a la Iglesia, que no ha de estar disociado del compromiso personal y solidario
para construir una patria de hermanos” (NMA 97)

4. Objetivos12

a. Consideraciones previas

La curricula del Ciclo Humanista Cristiano se estructura en base a cuatro nociones fundamentales
relacionadas entre sí: las de “camino”, “sabiduría”, “verdad” y “vida”, válidas, de modo analógico, tanto
en el plano de la razón como de la fe.

1. El camino es visto como el itinerario en el que un discípulo es conducido por un maestro en su


búsqueda de la verdad: en él se da el encuentro con la verdad como “gozosa revelación”. En el
caso de la fe es posible hablar de la identificación del Maestro con la Verdad y de ésta con el Hijo
enviado a los hombres por el Padre.
2. Ese camino es considerado “camino hacia la sabiduría” o “de la sabiduría” en cuanto se entiende
por sabiduría el encuentro con la verdad como una cierta “experiencia gustosa” de ella. Por la fe
se descubre en Jesús a la Sabiduría de Dios venida a este mundo para introducirnos en una
plenitud insospechada de Verdad.
3. La verdad es entendida primariamente, en Dios, como fidelidad cumplida de la totalidad de su Ser
amante y cognoscente con la realidad de sí mismo; en el hombre, como fidelidad cumplida con la
realidad de sí mismo, de los otros hombres, de Dios y del mundo. De acuerdo a la fe Jesús es la
verdad del Padre, dada a los hombres como fidelidad de Dios que los hace fieles en la nueva y
eterna alianza.
4. La vida es, finalmente, en Dios, el dinamismo del conocimiento y el amor espirituales que
libremente busca hacer participar a otros de su plenitud; en el hombre, el dinamismo del amor y
11
En los actuales programas, en general, se nota el esfuerzo por presentar todo el misterio cristiano pero, a primera
vista, da la impresión de que las asignaturas tienen demasiados contenidos para desarrollar en relación al tiempo de
dictado de los mismos. Esta situación dificulta el diálogo y la serena reflexión de los temas, donde la integración con
el ámbito profesional queda librado (en extensión y profundidad) a la voluntad de cada profesor
12
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Objetivos.
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el conocimiento que lo lleva a “salir de sí” para lograr su plenitud en el encuentro con los otros, el
mundo y Dios. En la perspectiva propia de la fe, viviendo fielmente, por la caridad, la vida de la
gracia, el discípulo de Cristo puede alcanzar aquella plenitud de vida que consiste en tomar parte,
de modo acabado, en el dinamismo de la vida trinitaria.

b. Objetivos generales del subciclo filosófico

1. El subciclo filosófico (SF) busca introducir al alumno en el camino sapiencial de búsqueda de la


verdad sobre el mundo, el hombre y Dios yendo “del fenómeno al fundamento” por el uso de la
razón y a través del diálogo con grandes preguntas de la vida
2. Para ello se intentará que el alumno adquiera la capacidad de admiración propia del filósofo (“el
hombre es naturalmente filósofo” Fides et ratio 64) para que, a partir de ella, se abra a la
contemplación de la realidad en su plenitud y se vea conducido a interrogarse acerca del ser, la
bondad, la verdad y la belleza de todo lo existente.(Camino hacia la verdad del mundo)
3. En ese marco se buscará guiarlo al descubrimiento del carácter único del ser del hombre como
capaz de hacerse responsable de sí mismo, de los otros y del mundo a través de las distintas
esferas de su actividad, a la vez que capaz de experimentar la necesidad de ser rescatado de la
muerte y de la falta. (Camino hacia la verdad de sí mismo y de los otros)
4. Esto conducirá por último al planteo de la cuestión de Dios, como principio y fin de todo lo
existente, y como Ser capaz de colmar la aspiración del hombre a una salvación que trasciende
sus fuerzas. (Camino hacia la verdad del “totalmente otro”)

c. Objetivos generales del subciclo teológico 13

1. Los objetivos generales del subciclo teológico (ST) se hallan en articulación con los del subciclo
filosófico El subciclo teológico intenta a su vez introducir sapiencialmente a los alumnos en el
misterio de Dios revelado en Jesucristo, contenido en la Sagrada Escritura y conocido/transmitido
por la fe de la Iglesia, centrándose en la realidad del Hijo encarnado, definitiva y a la vez
inagotable sabiduría venida de Dios que se hace “camino, verdad y vida” para el hombre.
2. Para ello se buscará que el alumno sea iniciado en el ejercicio de la “comprensión creyente”
propia de la Teología dirigiendo su primera mirada a los relatos de salvación de la Sagrada

13
En el subciclo teológico, bien podría seguirse otro esquema. Amar – conocer – buscar; buscar – conocer – amar
son tres verbos que pueden compendiar los elementos básicos que rigen la dinámica de las relaciones entre lo divino
y lo humano en una concepción cristiana de Dios y del hombre y, por lo tanto, servir de hilo conductor en la
descripción de la dinámica de la teología cristiana en la medida en que ésta se mueve en el interior de aquella.
En efecto, si “Dios es amor” (ágape 1Jn 4) y si la vocación y el ideal del hombre tienen su centro en el ejercicio del
amor auténtico (según el mandato de Jesús; cf. Jn 15), el “hablar de Dios” propio de la theo-logia, tiene su lugar
natural en el movimiento del amor que va “de Dios a Dios” pasando por el corazón del hombre, invitado por Dios a
devenir tal en la divinización (théiosis) de su propio amor, de su propia palabra-conocimiento y de su propia
búsqueda. Por ello tal movimiento se refleja en el itinerario de la theo-logia, en el articularse y desplegarse del
hablar divino – humano y humano – divino acerca del Dios de Jesucristo.
De este modo, en un primer movimiento básico, la teología fundamental queda signada por la “búsqeueda”,
la teología dogmática por el “conocer” y la teología moral por el “amar”, y puede ser entendida, además de
cómo ciencia, como un “arte de amar”, esto es, de responder al amor primero de Dios por un amor que no
cesa de buscarlo y conocerlo.
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Escritura, a fin de descubrir a Jesucristo como el centro del que dichos textos dan testimonio. Allí
se buscará señalar de qué modo la venida de la Sabiduría de Dios al mundo es manifestación del
misterio de Dios mismo y manifestación y realización del misterio de los designios divinos a
favor de los hombres (Cristo revelador = Cristo verdad).
3. A partir de ese punto se podrá introducir al alumno en el “Dios de Jesucristo” como unidad de la
insondable plenitud del amor y de la vida vividos en la comunión-comunicación del Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo (Unidad y Trinidad de Dios).
4. Se buscará asimismo concentrarse en la temática de la redención y la santificación: la figura de
Cristo que, junto con el Espíritu, cumple los designios de amor de Dios respecto de los hombres.
Presentación del Misterio de la Iglesia como “sacramento universal de salvación”, misterio de
comunión, evangelizadora de la cultura, en tensión esperanzada hacia la plenitud escatológica.
(Eclesiología y Escatología = Cristo vida).
5. A la luz de la recreación, se podrá presentar el tema de la creación y del hombre imagen de Dios.
Desarrollar los elementos fundamentales de una antropología cristiana. En tal sentido y
basándose en la iluminación de la antropología por la cristología (cf. GS 22) será capital señalar
la dignidad sin par de todo hombre, llamado a devenir hijo de Dios en Cristo.
6. Por último Cristo debe ser descubierto como camino a recorrer por el cristiano para alcanzar la
gloria del Padre. Por ello, en el movimiento de la caridad como motor y centro del camino del
cristiano, se encuentra el descubrimiento de la presencia del Señor en el “otro hombre”
particularmente en el más pobre e indigente. A partir de ese punto el alumno será introducido en
los grandes principios de la moral teológica, personal y social. (Cristo camino)

5. Asignaturas y distribución de contenidos del Ciclo

Las cargas horarias de cada materia deberán armonizar con los contenidos y la estructura del plan
en el cual se inscriben. Dado que no puede pensarse un “modelo standard” de horas, común a todas las
carreras, deberá presentarse un esquema mínimo, adecuado variablemente en cada carrera.

El subciclo filosófico

Una primera asignatura filosófica buscará despertar las grandes cuestiones, transformar al oyente
en ‘universitario’ con ‘hambre’ de preguntar, razonar, investigar, integrar; en tal sentido, el docente
deberá tener en cuenta al alumno y sus inquietudes. Ello se deberá realizar en un doble movimiento (o
doble lectio) que se inicia, desde las preguntas humanas fundamentales que surgen de la misma vida,
hacia el saber profesional y hacia la filosofía. En cuanto a los contenidos podría considerarse una
introducción al pensamiento filosófico, donde la persona descubra su capacidad por preguntar y responder
por el sentido y por la verdad, rescatando la dimensión de la interioridad desde la propia experiencia; las
grandes cuestiones del hombre (GS 9; Fides et Ratio 1-2) y el hombre mismo como cuestión (la
antropología filosófica). De acuerdo a la currícula propia de cada carrera, esta asignatura podrá
subdividirse en dos: Introducción a la Filosofía y Antropología Filosófica.

Una segunda asignatura filosófica podrá considerar los grandes temas filosóficos en/desde textos
de grandes pensadores (no necesariamente filósofos) clásicos y hodiernos, de oriente y occidente,
presentes en nuestra cultura actual. Esos textos, aún cuando eventualmente sigan un esquema histórico,

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deben tener un sentido actual con un cierto orden sistemático. 14 Así, desde la perspectiva de la persona
(visto en la primera asignatura) se debería llegar a la felicidad del hombre y de la sociedad por la vida
moral (ética individual y social), lo cual desembocaría en la pregunta sobre los fundamentos (metafísica)
y sobre el Fundamento primero y último (teología natural o filosófica).

El subciclo teológico

Una primera asignatura teológica (Teología fundamental) de tono existencial y en diálogo con el
saber profesional, buscará introducir a los alumnos en los fundamentos de la fe cristiana ( fides qua), a
través de tres movimientos: ascendente (la pregunta, el deseo, la inquietud o la búsqueda del hombre
“capaz de Dios”), descendente (Dios que sale a su encuentro: Cristo plenitud –camino, revelador, luz–) 15,
ascendente-descendente (la fe como respuesta del hombre a la Palabra de Dios) 16.

Una segunda asignatura teológica (Teología dogmática) de tono sistemática, intentará ser un
breve desarrollo de la fe cristiana (fides quae) a través de un comentario articulado de los grandes núcleos
del Credo. En el centro estará la contemplación del rostro misterioso de Cristo, verdadero Dios y
verdadero hombre (cristocentrismo), desde donde fluirá una doble vertiente: hacia el rostro humano de
Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo en comunión de amor – cristocentrismo trinitario) y hacia el rostro
divino del ser humano, imagen de Dios (antropología cristocéntrica y trinitaria). Esa contemplación se
hace en el seno de la comunidad cristiana en camino hacia Dios: la luz de Cristo reflejada en el rostro de
la Iglesia/María (eclesiología cristocéntrica, trinitaria y eucarística). 17

14
“La enseñanza de la filosofía no puede ceñirse a la presentación de lo que otros han dicho; es preciso ayudar al
joven a afrontar directamente los problemas de la realidad, a tratar de confrontar y debatir las varias soluciones, para
formarse convicciones propias y alcanzar una visión coherente de la realidad” CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN
CATÓLICA, Carta circular sobre la enseñanza de la filosofía en los seminarios, 1972.
15
Implica –además de nociones básicas sobre la revelación (DV 1-4)– tres aspectos sucesivos y complementarios:
la Palabra de Dios (atestiguada en la Sagrada Escritura) como historia de amor y de alianza (Introducción a la
Biblia); Cristo, la Palabra de Dios encarnada (Introducción a la cristología fundamental); Cristo, la Palabra
encarnada, (transmitida) en la Iglesia (Introducción a la eclesiología fundamental).
16
Implica un doble contenido: el acto de fe personal (creo) y eclesial (creemos) (Introducción a la vida teologal); y
el paso de la fe a la teología (Introducción a la teología).
17
En relación con esta asignatura, pueden proponerse otros dos esquemas distintos bajo una orientación similar:
conocer al que he buscado y se ha revelado como amor – fin de mi vida, teniendo siempre a Cristo en el centro de la
reflexión.
Un primer esquema posible tiene como marco estructurante –en consonancia con la primera asignatura– la
revelación del misterio de Dios por Cristo y el Espíritu. El itinerario de nuestra reflexión pasa por dos momentos
conexos: la pregunta por las obras de Dios (¿qué hace?) y la pregunta por su ser más íntimo (¿quién es?), yendo de
lo más manifiesto a lo menos manifiesto. De este modo, se contemplará el misterio de Dios en sus designios
salvíficos, tanto al inicio de la historia de salvación (la creación del Padre –lo cual incluye ciertamente la
antropología teológica–), en su plenitud y culmen (la redención del Hijo) como en su historificación hacia la
plenitud escatológica (la santificación del Espíritu en la Iglesia), para llegar al misterio de un Dios amor, uno y trino.
Un segundo esquema –en consonancia con la nota 13– podría seguir el camino vital que realiza habitualmente el
creyente: desde la decisión de querer entrar en comunión con ese Dios que ha salido a nuestro encuentro, en el
Espíritu de santificación presente en la Iglesia, a través del amor redentor de Cristo y hacia la comunión con el
Padre, llegar al misterio del Dios uno y trino.
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Una tercera asignatura teológica (Teología moral) de tono práctico, pretenderá el desarrollo
intensivo de la vida cristiana (o teologal: fe, esperanza y amor) en búsqueda de la felicidad, integrándose
con el saber respectivo y al servicio de la comunidad. Se trataría, entonces de una moral fundamental
teologal y social (Doctrina Social de la Iglesia), bajo una doble dimensión: teórico-práctica y disciplinar-
interdisciplinar.

Los talleres complementarios

En consonancia con la inquietud de nuestros obispos (cf. nota de la Comisión Episcopal para la
UCA) y con nuestros Estatutos (“se deberá ofrecer a todos los estudiantes la posibilidad de seguir cursos
de doctrina católica” art. XIXbis), parece preciso contar con –al menos– dos talleres complementarios,
que integren al Instituto de Cultura y Extensión Universitaria con el Instituto de Espiritualidad y Acción
Pastoral, el Instituto para la Integración del Saber y las distintas Unidades Académicas. Esos talleres
podrían ser: un primer taller de “Catequesis básica”, actividad extracurricular optativa previa al subciclo
teológico,18 dictada por ‘maestros’ con fina sensibilidad (en sintonía con el IEAP); un segundo taller de
“Fe – vida – celebración”, actividad extracurricular (o curricular, integrándolos con las asignaturas
optativas presentes en los distintos planes de estudios) posterior al subciclo teológico, dictada por
‘maestros’ con una fuerte capacidad de integración (en sintonía con el IPIS).

6. Otros considerandos pertinentes.

a. La Integración del Saber

“La integración del saber se presenta como una cuestión compleja que sólo se puede
superar mediante la apertura, el diálogo y el compromiso de parte de todos, directivos y
profesores de las distintas unidades académicas.

Esta tarea se lleva a cabo, ante todo, cultivando el gaudium de veritate, ‘esto es el gozo de
buscar la verdad, de descubrirla y de comunicarla’ (Ex Corde Ecclesiae, 1). En este espíritu
intentamos discernir los grandes temas o cuestiones que las diversas disciplinas pueden
plantear como más aptos para ser asumidos desde una perspectiva interdisciplinar, en la que
puedan prestar su colaboración la filosofía y la teología. ¿Cuáles son, en nuestras
respectivas unidades académicas, esas cuestiones humanas fundamentales que, surgidas en
una disciplina determinada, exceden a dicha disciplina? Se trata, pues, de establecer los
núcleos temáticos que permitan un abordaje interdisciplinar desde la perspectiva
profesional y desde la filosófico-teológica.

Conscientes de que ‘no hay, en efecto, más que una cultura: la humana, la del hombre y
para el hombre’ (Ex Corde Ecclesiae, 3), el desafío consiste en hacer surgir desde las
disciplinas esos grandes temas o cuestiones –que, en definitiva, se resumen en la cuestión
del hombre- que yacen, de manera explícita e implícita, en el corazón de los docentes y de
las disciplinas que se enseñan en la Universidad. Desde allí podremos plantearnos la
dimensión interdisciplinar de la enseñanza, donde la filosofía y la teología encontrarán un

18
El docente de Filosofía I, debería hacer un discernimiento de los alumnos posibles, y estimularlos a que cursen el
mencionado taller. En el ingreso, también parece conveniente insistir en el sentido de una formación humanista
cristiana.
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campo fecundo de reflexión y podrán colaborar apoyando la búsqueda, el encuentro y la


comunicación de la verdad”.19

“Dada la íntima relación entre investigación y enseñanza, conviene que las exigencias de la
investigación... influyan sobre toda la enseñanza. Mientras cada disciplina se enseña de
manera sistemática y según sus propios métodos, la interdisciplinariedad, apoyada por la
contribución de la filosofía y de la teología, ayuda a los estudiantes a adquirir una visión
orgánica de la realidad y a desarrollar un deseo incesante de progreso intelectual. En la
comunicación del saber se hace resaltar cómo la razón humana en su reflexión se abre a
cuestiones siempre más vastas y cómo la respuesta completa a las mismas proviene de lo
alto a través de la fe. Además, las implicaciones morales, presentes en toda disciplina, son
consideradas como parte integrante de la enseñanza de la misma disciplina; y esto para que
todo el proceso educativo esté orientado, en definitiva, al desarrollo integral de la persona.
En fin, la teología católica, enseñada con entera fidelidad a la Escritura, a la Tradición y al
Magisterio de la Iglesia, ofrecerá un conocimiento claro de los principios del Evangelio, el
cual enriquecerá el sentido de la vida humana y le conferirá una nueva dignidad.” 20

b. Herramientas metodológicas y didácticas

Para desarrollar un plan de renovación como el que se propone, resulta indispensable elaborar
textos que faciliten, tanto a los profesores como a los alumnos, el seguimiento de la línea expositiva que
articula las diversas materias filosófico-teológicas. 21 También es preciso contar con adecuadas
herramientas didácticas (cañones, notebook, reproductores de video/Dvd, punteros laser,
minicomponentes, etc.) para el dictado de las clases, lo cual requiere la cooperación de las distintas
unidades académicas

Asimismo, el cuidado de la preparación docente a través de seminarios o talleres de


perfeccionamiento permitirá que la calidad didáctica esté a la altura de las exigencias propias de estas
materias.22 Habría que favorecer la publicación de ayudas o recursos que enriquezcan la metodología
utilizada y sean aptos para la discusión y la integración de las cuestiones centrales.

19
INSTITUTO PARA LA INTEGRACIÓN DEL SABER, Investigación, integración del saber e interdisciplinariedad en
«Consonancias» 3 (12/2002) 2-12. “El hombre vive una vida digna gracias a la cultura y, si encuentra su plenitud en
Cristo, no hay duda que el Evangelio, abarcándolo y renovándolo en todas sus dimensiones, es fecundo también para
la cultura, de la que el hombre mismo vive” Ex Corde Ecclesiae 6.
20
Ex Corde Ecclesiae, 20. Cf. ib. 15-19: “En una Universidad Católica, la investigación abarca necesariamente a) la
consecución de una integración del saber, b) el diálogo entre fe y razón; c) una preocupación ética y d) una
perspectiva teológica” (n°15)
21
No obstante, al menos para un primer momento, parece preciso contar con una bibliografía básica común. El
Instituto de Cultura y Extensión Universitaria, junto con el apoyo de otras unidades académicas, está trabajando al
respecto.
22
A modo de ejemplo, a fin de contribuir con la integración entre las distintas disciplinas, se podrían realizar
reuniones entre profesores del Ciclo con un docente expositor perteneciente al claustro propio de las distintas
unidades académicas (con reconocido prestigio, cosmovisión cristiana y dotes pedagógicas), quien brindaría
lineamientos generales en relación al perfil del graduado, curricula de la carrera, temas considerados ‘border’ con las
materias formativas, dificultades en la integración y otros considerandos pertinentes. Asimismo, el Instituto de
Cultura y Extensión Universitaria, ofrece a los docentes del ciclo cursos, talleres y/o jornadas de actualización
permanente (ej. Taller de análisis semiótico aplicado a textos evangélicos)
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