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El efecto Pigmalión y la Profecía Autocumplida

Las expectativas, los prejuicios y las etiquetas

Efecto Pigmalión: Cuando las etiquetas no te dejan avanzar


¿Eso ya lo sabía yo? Lo veía venir. ¡No vas a ser capaz! ¡Te lo dije!… 
¿Quién no ha escuchado alguna vez frases cómo estas?
¿Quién no las ha pronunciado?
¿Recuerdas qué sentiste, qué efecto causaron en ti, recibir alguna de estas
frases, o parecidas?
¿Era alguien importante quién las pronunció?
¿Te sentiste torpe, frágil, lleno de inseguridad…?
Tal vez has oído hablar del «Efecto Pigmalión». Es un mecanismo psicológico
o emocional que puede condicionar y determinar las aspiraciones y logros de
las personas. Es importante conocerlo, entender cómo funciona, en qué
consiste. Tanto para saber gestionarlo, si se dirige hacia nosotras o nosotros,
como para comprender la responsabilidad que tenemos al ejercerlo sobre otras
personas.
¿Qué es el efecto Pigmalión?
Te vas a caer. Siempre te pasa igual. Vas a estropearlo. No creo que puedas.
Eres muy torpe con estas cosas. No eres capaz. Está muy alto para ti…
Cada día nos vemos sometidos a etiquetas: críticas, juicios, opiniones y
expectativas de nuestro entorno social, laboral y familiar, y es lógico que nos
afecten de alguna manera. Pero, ¿te has parado a pensar hasta qué punto esas
opiniones han podido condicionar tus logros, tus metas, o tus creencias y
opiniones?
El efecto Pigmalión es la influencia que tienen las expectativas de los demás
sobre nosotros, que afectan a nuestras propias creencias y conducta, del tal
manera, que se acaban confirmando esas expectativas.
Cuando está delante de mi no soy capaz de hacer nada bien.
Las etiquetas y los prejuicios
Las etiquetas y los prejuicios que nos aplicamos –o que aplicamos a otras
personas– tienen consecuencias:
1. Cuando tenemos un prejuicio hacia otra persona, actuamos con ella
guiados por ese prejuicio. Las percepciones, interpretaciones y valoraciones
que hacemos de los demás, es decir los juicios que establecemos sobre los
otros, condicionan el modo en el que actuamos con ellos. Al realizar un juicio
previo, al anticipar –muchas veces sin suficiente información– las capacidades
y posibilidades de otra persona, actuamos en consonancia con ese juicio.
2. Cuando otra persona expresa o muestra un prejuicio hacia nosotros,
podemos tender a valorarnos en función de ese prejuicio. Las formas de
actuar de los demás hacia nosotros pueden influir, incluso condicionar, las
creencias y expectativas que tenemos sobre nosotros mismos.
3. Los prejuicios que tengo sobre mi mismo, o sobre mi misma, pueden
limitarme y condicionarme. Las etiquetas que yo me pongo, la anticipación
sobre mis posibilidades de éxito en una empresa o cometido, pueden
condicionar mi desempeño y dificultar que alcance mis metas. Es lo que se
denomina «profecía autocumplida» que veremos más adelante.
4. Mis comportamientos hacia los demás generan prejuicios. Mis
acciones influyen en las creencias que los demás tienen sobre mi. Podemos
generar prejuicios y etiquetas sobre nosotros o nosotras que costará mucho
cambiar en el futuro. “Cría fama y échate a dormir”.
¿Cuál crees que es la influencia de las expectativas de los demás en nuestros
éxitos o fracasos? Le preguntamos a la psicóloga sobre el efecto Pigmalión, los
prejuicios y las etiquetas
El mito griego de Pigmalión y Galatea
El origen de la expresión efecto Pigmalión, se remonta a un mito griego.
Pigmalión, un rey chipriota y un habilidoso escultor, estaba obsesionado por
encontrar a la mujer perfecta. En su soledad y en su frustrada búsqueda,
decidió tallar la mejor de sus obras, la definitiva, una estatua de marfil que
representara su bello ideal de mujer. Y la llamó Galatea. Pigmalión se enamoró
profundamente de su creación. Y era tan vehemente su pasión y admiración por
ella, que rogaba todos los días a los dioses que la convirtieran en una mujer
real, de carne y hueso. Y así fue: Galatea cobró vida.
¿En que consiste el efecto Pigmalión? El poder de las expectativas
Trata a una persona como es y permanecerá como es. Trata a una persona
como puede ser y podría ser, y se convertirá en lo que puede y podría ser.
(Stephen R. Covey).
El efecto Pigmalión hace referencia a un proceso en el que nuestras
expectativas alteran, cambian, el contexto que nos rodea. Esos cambios pueden
producirse a nivel de creencias, conductas, pensamientos… tanto sobre uno
mismo como sobre los demás, pero,
¿tan poderosas son las expectativas?
Rosa Montero, en su último libro “La buena suerte”, expresa un interesante
punto de vista: “La buena suerte es el deseo de tener buena suerte”.
Creer en algo puede facilitar que acabe sucediendo. Pero no de una forma
mágica. Cuando tenemos convicción en un determinado resultado, ponemos en
marcha acciones y conductas –en parte de un modo automático e inconsciente–
encaminadas a lograr ese resultado. Pero este proceso funciona tanto para un
resultado favorable como desfavorable.
Las expectativas nos pueden dirigir en una de las dos direcciones: la
meta o el bloqueo. Y en gran medida, somos nosotros y nosotras quienes
impulsamos una u otra dirección.
El efecto Pigmalión en la Escuela: El experimento de Rosenthal

El experimento de Rosenthal y Jacobson es el ejemplo de efecto Pigmalión en


la práctica docente más famoso en el ámbito de la Psicología. Sucedió a finales
de los años 60 y supone un precedente en el estudio de la influencia de las
expectativas en el desarrollo y rendimiento en los niños.
En qué consistió el experimento:
 Test de inteligencia al “azar”. El experimento de Rosenthal y Jacobson
se centró en el área académica, en particular, en un colegio de San Francisco
(California), donde realizaron un test de inteligencia a niños y niñas de los
cursos de infantil y de primaria. Una vez hecho el test, se les comunicaba a los
profesores una lista de alumnos que supuestamente habían puntuado alto en
dicho test, lo que conllevaba que tendrían un avance significativo en su
rendimiento a final de curso. Pero en realidad, esa lista de alumnos había sido
construida completamente al azar, sin tener en cuenta dicho test.
 El objetivo. En este experimento el objetivo eran los profesores, y las
expectativas que éstos pudieran desarrollar hacia los alumnos señalados como
“más inteligentes o capaces”, y si estas expectativas influían en la forma en que
actuaban hacia ellos.
 Resultado final. Efectivamente, lo que pasó, es que los profesores se
volcaron más en esos alumnos, les estimularon y dedicaron más atención que al
resto, lo que acabo influyendo positivamente en su rendimiento, cumpliendo
así con las expectativas puestas en estos alumnos y alumnas.

Tras el experimento de Rosenthal y Jacobson se han ido realizando


investigaciones que corroboran el poder de las expectativas. Encontramos
numerosos estudios, referencias y ejemplos del efecto Pigmalión en diferentes
ámbitos como el deporte, la empresa, la enseñanza…. Y la literatura o el cine
han creado obras basadas en este paradigma, baste sólo recordar: «My fair
lady».
El efecto Pigmalión en la vida
Hasta qué punto determina nuestro futuro –nuestros logros y metas– la visión
que los demás tiene de nosotros y nosotras
Si nos detenemos un momento, seremos capaces de identificar situaciones que
ponen de manifiesto las facultades que tienen las expectativas. Os pondré
algunos ejemplos en diferentes ámbitos:
En el deporte
Más allá del soporte físico, técnico y táctico, la figura del entrenador, es
fundamental a nivel mental, para lograr que los jugadores afronten una
competición creyendo en su potencial y en sus posibilidades de victoria. La
actitud del entrenador va a reflejar las creencias, confianza y expectativas que
tiene sobre los jugadores. Todo ello afectara al rendimiento y confianza que
tenga el jugador sobre si mismo al afrontar la competición.
En la empresa
Si mi jefe me dice que no estoy hecho para este trabajo, ¿cómo actuaré en
adelante? Un empleado que se siente considerado y apreciado por su jefe,
actuará en consonancia a esas expectativas.
El poder de las expectativas en el ámbito laboral esta muy relacionado
con el rendimiento de la empresa, con la motivación de los empleados
y, en consecuencia, con el cumplimiento de los objetivos.
En la actualidad, las empresas y organizaciones están dando un valor
fundamental a las denominadas “habilidades blandas” o competencias
emocionales, como claves esenciales en las personas que dirigen equipos de
profesionales.
En la educación y en lo cotidiano
Si a mi hijo le digo que no se le dan bien las matemáticas, ¿cómo afrontará las
clases y los exámenes de dicha asignatura?
Si un profesor les dice a sus alumnos de 2º bachillerato que llevan una media
por debajo del resto de colegios para Selectividad, ¿cómo se enfrentarán esos
alumnos al examen?
Si voy a conocer a alguien y me han dado referencias negativas ¿con qué
actitud iré a ese primer encuentro?
“Las ranas y el efecto Pigmalión” de Jesús Garrido
A continuación, quiero compartir con vosotros un fragmento de un libro de
Jesús Garrido:
En una pequeña comunidad de ranas, un día se propusieron un reto: subir a lo
alto de una torre de hierro que se erguía cerca de ellas. Todas se entusiasmaron
con la idea.
Se hizo publicidad del evento y acudieron muchos habitantes de los territorios
colindantes: pato, peces, pájaros, libélulas, ciempiés… y también juncos,
hierbas de distintas clases, árboles… Cuando el público asistente vio la torre se
asombró. La opinión general fue que las ranas no podrían conseguir su reto y
así se lo hicieron saber a ellas. Pero las ranas tenían muy alto su nivel de
motivación y de autoestima.
Comenzó la carrera por la conquista de la cima de la torre. El público gritaba:
-–Es imposible. -–No podéis conseguirlo. -–Es superior a vosotras. Cada vez
más las ranas desistían de su propósito y se desenganchaban de la carrera.
Al rato, sólo una de las ranas seguía adelante en su propósito. Pero el público
no dejaba de manifestar sus opiniones desalentadoras: -déjalo. No lo intentes
más. Ya has hecho bastante… Pero la rana seguía.
Cuando ya sólo le separaba de lo más alto como dos palmos de distancia, se
produjo un silencio general, el silencio de lo asombroso, del milagro. Y,
efectivamente, la valiente rana llegó arriba y desde lo alto levantó sus patas
delanteras en señal de triunfo y de felicidad.
La gente no tuvo más remedio que aplaudir. Felicitaron a la vencedora
mientras le preguntaban: –¿Cómo lo lograste? Todos estábamos seguros que no
podrías… Entonces se dieron cuenta de que la rana que consiguió el éxito era
sorda.
Garrido Landívar, J. (2010). Las ranas y el efecto Pigmalión. Páginas 172-173.
La profecía autocumplida

El concepto de Profecía Autocumplida (PA) está muy relacionado con el


Efecto Pigmalión. En este caso las expectativas que tiene la persona van
dirigidas hacia sí mismo o hacia si misma. Dicho de otro modo, hacemos de
nuestro propio Pigmalión.
Si voy a una entrevista de trabajo pensando que no estoy suficientemente
cualificado o que no soy lo que buscan, ¿cómo será mi actuación?
O si, por el contrario, pienso que no pasa nada, que algo habrán visto en mi
curriculum para llamarme y que voy a dar lo mejor de mi, ¿cómo actuaré
entonces?
El efecto Galatea, o PA positiva puede ser muy eficaz a la hora de enfrentar
situaciones vitales estresantes, ya que ponen en marcha mis recursos para dar
lo mejor de mi. Por el contrario, la PA negativa puede interferir en nuestra vida
diaria, ya que predice que mis comportamientos van a ser inadecuados,
que “voy a fracasar” “o que no voy a gustar”.
En consulta, nos encontramos con frecuencia que, las personas con estas
tendencias, muestran síntomas de ansiedad, fobia social o baja autoestima, y en
general experimentan un exceso de preocupación por el qué dirán o un elevado
miedo al fracaso.
El efecto Pigmalión o la profecía autocumplida hablan de la capacidad que
tienen las expectativas en la consecución de metas. Analizamos cómo utilizar
positivamente estos procesos psicológicos
7 claves para utilizar positivamente el efecto Pigmalión con los demás
Recomendaciones para gestionar positivamente nuestra influencia en otras
personas.
1. Revisa tus prejuicios.
2. No etiquetes.
3. Atiende a las conductas. Céntrate en lo que “la persona hace” y no en
concluir lo que “la persona es”.
4. Refuerza los logros y avances. Motiva basándote en datos reales.
5. Identifica y atiende a lo positivo. Identifica y atiende a los recursos de
la persona. En ocasiones se subestiman, se pasan por alto o “se dan por hecho”.
6. Propón retos realistas. Metas misibles y alcanzables.
7. Valida y normaliza las emociones desfavorables. Si aparece la tristeza, la
frustración, la rabia…, entiende y expresa que son emociones normales y que
necesitan sentirse y regularse con normalidad
6 claves para gestionar tus profecías autocumplidas
1. Identifica tus pensamientos “adivinatorios” o “profecías”.
2. Construye expectativas realistas.
3. Rescata situaciones pasadas de éxito.
4. Desdramatiza las consecuencias y busca un plan de acción eficaz.
5. Empodérate, confía en tus recursos y posibilidades.
6. Confía en el poder de las palabras: repítete frases motivadoras que te
ayuden a enfrentar las situaciones adversas.
Claves para utilizar positivamente el efecto Pigmalión con los demás, y
gestionar en tu beneficio el efecto de las profecías autocumplidas
Conclusión
El poder de las palabras y el poder de nuestras expectativas está en nuestra
mano, son nuestra responsabilidad.
Debemos ser conscientes de la capacidad que tienen nuestras conductas y
nuestras palabras en los demás. Revisar cómo les hablamos a otras personas,
qué proyectamos en ellas, que grado de empatía mostramos.
Y el punto de partida debe que ser la reflexión sobre cómo nos hablamos a
nosotras y nosotros mismos. Cómo son nuestros diálogos internos, nuestros
pensamientos, qué patrones y tendencias encontramos en ellos. ¿Nos tratamos
bien? ¿Nos dedicamos palabras de ánimo, de comprensión, de apoyo? ¿O
somos intransigentes, crueles, nos culpabilizamos?
Nos sorprendería conocer hasta que punto se relaciona el cuidado interior y
personal con el cuidado y la empatía hacia las otras personas.
En ese itinerario que es la vida, cuídate, trátate bien, y cuida también a tus
valiosos compañeros y compañeras de viaje.
https://www.areahumana.es/efecto-pigmalion-y-profecia-autocumplida/

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