Está en la página 1de 21

Relación de tesis relevantes en relación a los derechos de las

mujeres en el ámbito de protección de sus derechos humanos.

En relación con los estereotipos de género, Martha Lamas, ha


considerado:

“El papel (rol) de género se configura con el conjunto de normas y


prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento
femenino o masculino. Aunque hay variantes de acuerdo con la cultura, la
clase social, el grupo étnico y hasta el estrato generacional de las personas,
se puede sostener una división básica que corresponde a la división sexual
del trabajo más primitiva: las mujeres paren a los hijos y, por lo tanto, los
cuidan: ergo, lo femenino es lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo
masculino como lo público. La dicotomía masculino-femenino, con sus
variantes culturales (del tipo el yang y el yin), establece estereotipos, las
más de las veces rígidos, que condicionan los papeles y limitan las
potencialidades humanas de las personas al estimular o reprimir los
comportamientos en función de su adecuación al género”1
.
2
El problema de los estereotipos de género no radica en reconocer la
diferencia entre las funciones biológicas de mujeres y hombres, sino surge
en la medida en que condiciona sus posibilidades de desarrollo, el ejercicio
de sus derechos y finalmente el acceso a la felicidad.

1
Lamas, Marta (2002), “La antropología feminista y la categoría género, en Cuerpo, Diferencia Sexual
y Género”, México, Taurus, recuperado el 16/10/2014 de
http://www.editorialtaurus.com/uploads/ficheros/libro/primeraspaginas/201201/primeras-paginas-
cuerpo-diferencia-sexual-genero.pdf.
2
Cfr. Paredes, Ricardo, “Los estereotipos de género en la comisión de delitos”, revista
“Igualdad”, mayo- agosto 2016, Consejo de Judicatura Federal.
Así puede resultar meramente informativo e inocuo suponer la
determinación de los colores de vestimenta entre uno y otro género, las
funciones gestacionales, o la más o menos generalizada atribución de
mayor fuerza física a los varones frente a las mujeres. Sin embargo, aun
cuando ello conforma un estereotipo [este], no se vuelve perjudicial sino
cuando se convierten en verdaderos límites, obstáculos y condiciones
insuperables. Asimismo, en un plano posterior, cuando se utilizan como
justificaciones dentro de organizaciones sociales como fuentes de poder,
pasan a constituir reglas claras de discriminación que, si no se revierten,
tienden a institucionalizarse. Es el caso del rango cultural que se vuelve
costumbre, después regla convencional y finalmente, norma
obligatoria.
Evidentemente, los estereotipos no son necesariamente negativos; sin
embargo, en una tendencia autodestructiva de la sociedad, se suele dejar
de apreciar y aprovechar las características de mujeres y hombres, y se
hacen emerger las diferencias en forma negativa, de manera que a los
hombres se les atribuye calidad de feroces, inflexibles, insensibles, rudos,
impulsivos, y a las mujeres se les tacha de hipersensibles, manipuladoras,
irreflexivas, caóticas, irracionales, histéricas.

Y en este sentido, el problema surgen cuando la diferenciación no queda


sólo en un mero aspecto cultural, sino cuando se cuela a las estructuras de
poder y pasa a formar parte de sus regulaciones; como por ejemplo, por
estimar que la mujer es irracional e hipersensible, se le considerara
tendiente a dilapidar la riqueza y, por tanto, incapaz de manejar sus
bienespor sí misma. O bien, que tuviera una disminución en su capacidad
que la obligara a estar bajo la tutela de un varón, fuere su padre o su
cónyuge, para otro tipo de decisiones relacionadas con su estado civil,
bienes o relaciones de familia, por no resaltar que se le consideró incapaz
de tomar decisiones políticas.

Así, los estereotipos de género atribuidos de manera discriminatoria contra


la mujer, la llevaron a lo largo de la historia a ocupar un plano inferior al
hombre en todas las esferas y, concomitantemente, a la pérdida paulatina
de su participación y derechos y a la práctica de abuso, que con el tiempo,
también terminó por asumirse culturalmente como válida y se coló a las
estructuras normativas.

Época: Novena Época Registro: 163168 Instancia: Pleno Tipo de Tesis:


Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo
XXXIII, Enero de 2011 Materia(s): Constitucional, Penal Tesis: P.
LXIII/2010 Página: 25
DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA. LA INVESTIGACIÓN Y
PERSECUCIÓN DE LOS DELITOS CONSTITUYEN UNA OBLIGACIÓN
PROPIA DEL ESTADO QUE DEBE REALIZARSE DE FORMA SERIA,
EFICAZ Y EFECTIVA.

El derecho de acceso a la justicia previsto en la Constitución Política


de los Estados Unidos Mexicanos está referido a la función jurisdiccional
desarrollada por los tribunales, pero también debe entenderse vinculado,
particularmente en el caso de la justicia penal, con la investigación y
persecución de los delitos, función asignada al Ministerio Público conforme
a los artículos 21 y 102, apartado A, constitucionales, pues tal prerrogativa
tiene como presupuesto lógico, en una relación de interdependencia, la
efectiva investigación de los delitos. Esta obligación de investigar y
perseguir los actos delictuosos debe asumirse por el Estado como una
obligación propia y no como un mero trámite, ni su avance debe quedar a la
gestión de los particulares afectados o de sus familiares, sino que realmente
debe tratarse de una investigación seria, imparcial y efectiva, utilizando
todos los medios legales disponibles que permitan la persecución, captura,
enjuiciamiento y, en su caso, sanción a los responsables de los hechos,
especialmente cuando están involucrados agentes estatales. Ello es así,
porque en el respeto a los derechos fundamentales, particularmente los
relativos a la vida y a la integridad física, el Estado debe asumir una
conducta activa y decidida para prevenir su vulneración, a través de las
acciones legislativas, administrativas y judiciales necesarias, además de
acometer lo necesario para que, en caso de ser vulnerados, las conductas
respectivas puedan ser sancionadas.

VIOLENCIA INSTITUCIONAL CONTRA LA MUJER. CUANDO SE


RECLAMAN ACTOS U OMISIONES EN LOS PROCESOS
JURISDICCIONALES DEL ORDEN FAMILIAR, DONDE AQUÉLLA SE
ESTIMA CONFIGURADA, ES NECESARIO QUE SE ADVIERTA EN SU
EJECUCIÓN LA INTENCIÓN DE LAS AUTORIDADES DE DISCRIMINAR
O QUE TENGA COMO FIN DILATAR, OBSTACULIZAR O IMPEDIR EL
GOCE Y EJERCICIO DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA PERSONA
CON AQUELLA CALIDAD.

La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), establece en su preámbulo que
la violencia contra la mujer es una ofensa a la dignidad humana y constituye
una violación de derechos humanos y las libertades fundamentales, que
limita total o parcialmente su goce o ejercicio; y, contempla que toda mujer
tiene derecho a una vida libre de violencia, entendiendo por ésta, cualquier
acción o conducta basada en el género, que cause muerte, daño o
sufrimiento (físico, sexual o psicológico), que se produzca en el ámbito
público o privado, dentro de la familia, unidad doméstica o cualquier relación
interpersonal y que sea tolerada o perpetrada por el Estado o sus agentes.
Por su parte, el artículo 18 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia, precisa que violencia institucional, son los actos
u omisiones de las y los servidores públicos de cualquier orden de gobierno
que discriminen o tengan como fin dilatar, obstaculizar o impedir el goce y
ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, así como su acceso al
disfrute de políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar,
sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia. En ese sentido,
cuando se reclaman actos u omisiones en los procesos jurisdiccionales del
orden familiar, que se estima configuran violencia institucional contra las
mujeres, es necesario que se advierta en la ejecución de aquéllos, la
intención de las autoridades de discriminar o que tenga como fin dilatar,
obstaculizar o impedir el goce y ejercicio de los derechos humanos de la
persona en su calidad de mujer; o el ánimo de impedirle el disfrute de
políticas públicas destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y
erradicar los diferentes tipos de violencia, o bien, aun cuando no tengan
como finalidad trastocar esos derechos, que éstos generan, per se, ese
resultado.

Época: Décima Época Registro: 2009081 Instancia: Primera Sala Tipo


de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación Libro 18, Mayo de 2015, Tomo I Materia(s): Constitucional,
Penal Tesis: 1a. CLXIII/2015 (10a.) Página: 422
DELITOS CONTRA LAS MUJERES. ESTRECHA RELACIÓN
ENTRE VIOLENCIA, DISCRIMINACIÓN Y SUBORDINACIÓN POR
MOTIVOS DE GÉNERO.

Existe una estrecha relación entre violencia, discriminación y


subordinación. La violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la
afecta en forma desproporcionada incluye actos que infligen daños o
sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos
actos, coacción y otras formas de privación de la libertad. Las actitudes
tradicionales conforme a las cuales la mujer es considerada subordinada del
hombre o conforme a las que se considera que tiene funciones
estereotipadas, perpetúan prácticas difundidas que comportan violencia o
coerción, como la violencia y abuso familiares.

Época: Décima Época Registro: 2009082 Instancia: Primera Sala Tipo


de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación Libro 18, Mayo de 2015, Tomo I Materia(s): Constitucional,
Penal Tesis: 1a. CLXIV/2015 (10a.) Página: 423
DELITOS CONTRA LAS MUJERES. LAS AUTORIDADES
ENCARGADAS DE SU INVESTIGACIÓN ESTÁN LLAMADAS A ACTUAR
CON DETERMINACIÓN Y EFICACIA A FIN DE EVITAR LA IMPUNIDAD
DE QUIENES LOS COMETEN.

La impunidad de los delitos contra las mujeres envía el mensaje de


que la violencia contra la mujer es tolerada, lo que favorece su perpetuación
y la aceptación social del fenómeno, el sentimiento y la sensación de
inseguridad de las mujeres, así como una persistente desconfianza de éstas
en la administración de justicia. Además, la inacción y la indiferencia estatal
ante las denuncias de violencia de género reproducen la violencia que se
pretende atacar e implica una discriminación en el derecho de acceso a la
justicia. En sentido similar, la impunidad en este tipo de delitos provoca
entre las mujeres un sentimiento de desamparo que repercute en un mayor
nivel de vulnerabilidad frente a sus agresores; y en la sociedad, la
convicción de que la muerte de las mujeres no tiene importancia, ni merece
la atención de las autoridades, reforzando con ello la desigualdad y
discriminación hacia las mujeres en nuestra sociedad. Es por ello que es
particularmente importante que las autoridades encargadas de las
investigaciones de actos de violencia contra las mujeres las lleven a cabo
con determinación y eficacia, tomando en cuenta el deber de la sociedad de
rechazar dicha violencia y las obligaciones estatales de erradicarla, y de
brindar confianza a las víctimas de la misma en las instituciones estatales
para su protección.

El Comité de la CEDAW explica, la violencia dirigida contra la mujer porque


es mujer o que la afecta en forma desproporcionada incluye actos que
infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de
cometer esos actos, coacción y otras formas de privación de la libertad 3. La
CEDAW ha señalado que las actitudes tradicionales conforme a las cuales
la mujer es considerada subordinada del hombre o conformes a las que se
considera que tiene funciones estereotipadas, perpetúan prácticas
difundidas que comportan violencia o coerción, como la violencia y abuso
familiares4.

3
Organización de las Naciones Unidas, CEDAW, Recomendación General 19.
4
Cfr. CIDH, Acceso a la Justicia para las Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas, OEA/Ser.
L/V/II. doc.68, 20 de enero de 2007, Sección I, Introducción, Obstáculos que las mujeres enfrentan
al procurar remediar actos de violencia: diagnóstico de la situación actual, párr. 65. Ver también
Cook, Rebecca y Cusack, Simone, Estereotipos de género, University of Pennsylvania Press,
2009.
Época: Décima Época Registro: 2020986 Instancia: Primera Sala Tipo
de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación Libro 72, Noviembre de 2019, Tomo I Materia(s): Penal,
Constitucional Tesis: 1a. XCIV/2019 (10a.) Página: 375

LIBERTAD Y SEGURIDAD SEXUAL. SU CONTENIDO Y ALCANCE


COMO BIENES JURÍDICAMENTE TUTELADOS EN LOS DELITOS
COMETIDOS CONTRA ÉSTOS.

La libertad y la seguridad sexuales, como bienes jurídicamente tutelados por


el artículo 175 del Código Penal para el Distrito Federal, constituyen
manifestaciones –entre otros– del derecho al libre desarrollo de la
personalidad. Así, la libertad sexual significa la capacidad y posibilidad de
decidir autónomamente, sin coerción ni violencia y con consentimiento
pleno, sobre las personas –quienes también deben estar de acuerdo–,
situaciones, circunstancias y tiempos, en las cuales se quiere tener
comportamientos, intercambios o vínculos erótico-sexuales, incluida la
cópula. Por otra parte, la seguridad sexual es la necesaria protección y
debida garantía de que esta libertad y autonomía efectivamente se
expresen, dado el riesgo que ciertas circunstancias, propias de la persona o
del contexto específico en que se encuentra, entrañan para la producción
espontánea de consentimiento. Dado que el consentimiento pleno y válido
de quienes participan en una cierta actividad sexual es un elemento
fundamental para el respeto, protección y garantía de la libertad y seguridad
sexuales, el Estado debe asumir la obligación –incluso recurriendo a su
poder coactivo– de proteger que éste sea la regla en el actuar sexual.
Época: Décima Época Registro: 2015620 Instancia: Primera Sala Tipo
de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación Libro 48, Noviembre de 2017, Tomo I Materia(s):
Constitucional, Penal Tesis: 1a. CLXXXIII/2017 (10a.) Página: 445
HOSTIGAMIENTO SEXUAL. CONSTITUYE UNA FORMA DE VIOLENCIA
CONTRA LA MUJER.
A la luz del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, reconocido
en el artículo 3 de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer, el hostigamiento sexual constituye
una forma de violencia contra la mujer, pues del artículo 259 bis del Código
Penal Federal y de los criterios sostenidos por el Comité para la Eliminación
de la Discriminación contra la Mujer, se advierte que dicho hostigamiento
conforma una conducta de tono sexual que, aun cuando puede no incluir
algún contacto físico, atenta contra la libertad, dignidad e integridad física y
psicológica de las mujeres al ser una expresión de abuso de poder que
implica la supremacía masculina sobre éstas, al denigrarlas y concebirlas
como objetos.

Época: Décima Época Registro: 2019871 Instancia: Tribunales


Colegiados de Circuito Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación Libro 66, Mayo de 2019, Tomo III
Materia(s): Constitucional, Común, Civil Tesis: VII.2o.C.57 K (10a.)
Página: 2483

JUZGAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO. FORMA EN LA QUE


OPERA LA EXIGENCIA DE "CUESTIONAR LOS HECHOS".

La Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la


jurisprudencia 1a./J. 22/2016 (10a.), de título y subtítulo: "ACCESO A LA
JUSTICIA EN CONDICIONES DE IGUALDAD. ELEMENTOS PARA
JUZGAR CON PERSPECTIVA DE GÉNERO.", dispuso que todo órgano
jurisdiccional debe impartir justicia con base en una perspectiva de género,
para lo cual debe implementarse un método, donde aquél debe, entre otros,
"cuestionar los hechos" desechando cualquier estereotipo o prejuicio de
género, a fin de visualizar las situaciones de desventaja provocadas por
condiciones de sexo o género. Tal exigencia conmina a realizar algunas
precisiones en torno a la objetividad y subjetividad de los hechos. Así, de
acuerdo con la literatura especializada, buena parte de nuestra visión del
mundo depende de nuestro concepto de objetividad y de la distinción entre
lo objetivo y lo subjetivo. Respecto al cuestionamiento ¿es posible un
conocimiento objetivo de la realidad? ha optado por la teoría denominada
"objetivismo crítico". De acuerdo con ésta los hechos deben someterse a un
riguroso análisis para determinar en qué medida son independientes y en
qué medida son construcciones del (de la) observador(a), así como en qué
casos podemos conocerlos con objetividad. Para lo anterior, indica que una
herramienta fundamental es realizar la distinción entre "hechos externos",
"hechos percibidos" y "hechos interpretados". Los hechos externos son
objetivos en el sentido ontológico, esto es, su existencia no depende del
observador. Los hechos percibidos son epistemológicamente subjetivos, en
el sentido de que son relativos a una determinada capacidad sensorial. Los
hechos interpretados son epistemológicamente subjetivos, en el sentido de
que son relativos al trasfondo, y éste puede variar de cultura a cultura y de
persona a persona. La subjetividad que afecta a la interpretación de los
hechos es relativa a un grupo social e, incluso, a una persona. Así, bajo la
teoría del "objetivismo crítico", la exigencia de "cuestionar los hechos",
propia de un análisis con perspectiva de género, recae en "los hechos
interpretados", pues esto depende de la red de conocimientos en la que
el(la) observador(a) subsume el hecho percibido, dentro de la que se
encuentran los estereotipos. En efecto, de acuerdo con la literatura
especializada, un estereotipo es un esquema de conocimientos que afecta a
un grupo de personas, es decir, un tipo especial de convicción que funciona
como filtro mediante el cual se criban las informaciones que uno(a) recibe
sobre el mundo o sobre personas pertenecientes a grupos sociales
diferentes del propio. De ahí que el(la) Juez(a) debe controlar la
intersubjetividad de la interpretación de los hechos, realizada por las partes
y por él(ella) mismo(a), a fin de identificar si el criterio de interpretación no
está basado en un estereotipo de género.

Época: Décima Época Registro: 2019205 Instancia: Tribunales


Colegiados de Circuito Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación Libro 63, Febrero de 2019, Tomo II
Materia(s): Constitucional, Penal Tesis: XXVII.3o.96 P (10a.) Página:
3238
TRATA DE PERSONAS. SI LA VÍCTIMA DEL DELITO ES MUJER,
SUS DECLARACIONES DEBEN VALORARSE CON PERSPECTIVA DE
GÉNERO Y APLICAR LAS REGLAS SEÑALADAS EN LA TESIS
AISLADA 1a. CLXXXIV/2017 (10a.).

Las conductas delictivas previstas y sancionadas en la Ley


General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de
Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de
estos Delitos, atentan contra la libertad y seguridad sexual, por lo que
si las víctimas del delito son mujeres, se actualiza el deber de juzgar
con perspectiva de género, herramienta analítica bajo la cual,
conforme a las reglas señaladas por la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la tesis aislada 1a. CLXXXIV/2017
(10a.), de título y subtítulo: "VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LA MUJER.
REGLAS PARA LA VALORACIÓN DE SU TESTIMONIO COMO VÍCTIMA
DEL DELITO.", sus declaraciones deben analizarse tomando en cuenta
elementos subjetivos de las víctimas, como la edad, condición social,
factores de vulnerabilidad, y el contexto en que se desarrollan los
hechos, ya que esas declaraciones constituyen una prueba
fundamental sobre el hecho denunciado.

Época: Décima Época Registro: 2018752 Instancia: Primera Sala Tipo


de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación Libro 61, Diciembre de 2018, Tomo I Materia(s):
Constitucional Tesis: 1a. CXCII/2018 (10a.) Página: 370

PERSPECTIVA DE GÉNERO. FORMA EN LA QUE EL JUZGADOR DEBE


APLICAR ESTA DOCTRINA AL DICTAR LAS MEDIDAS DE
REPARACIÓN.

De conformidad con la tesis aislada 1a. XCI/2015 (10a.), emitida por


la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de título y
subtítulo: "ALIMENTOS. SU OTORGAMIENTO DEBE REALIZARSE CON
BASE EN UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO.", la obligación de juzgar con
perspectiva de género se actualiza de oficio, pues se encuentra implícita en
las facultades jurisdiccionales de quienes imparten justicia, y su
cumplimiento exige la aplicación de una metodología centrada en la
necesidad de detectar posibles situaciones de desequilibrio de poder entre
las partes –mas no necesariamente presentes– como consecuencia de su
género, seguida de un deber de cuestionar la neutralidad de las pruebas y
el marco normativo aplicable, así como de recopilar las pruebas necesarias
para visualizar el contexto de violencia o discriminación y, finalmente,
resolver los casos prescindiendo de cualquier tipo de cargas estereotipadas
que resulten en detrimento de mujeres u hombres. Al trasladar esta doctrina
al contexto de las reparaciones, es evidente que la perspectiva de género
exige partir de la idea de que la exclusión de género preexiste a las
violaciones a derechos humanos y, desafortunadamente, se agrava durante
y después de éstas. Así, la aplicación de dicha doctrina, al momento de
dictar medidas de reparación, exige formular algunas preguntas básicas,
que impactarán la forma en la que se construye la verdad detrás de un
asunto: i) ¿cuál fue el daño?; ii) ¿quién lo cometió?; iii) ¿contra quién se
cometió?; iv) ¿cuál fue su impacto específico y diferenciado?; y, v) ¿cuál fue
su impacto primario y secundario? Lo anterior tiene como finalidad generar
los remedios necesarios para hacer frente a un hecho victimizante cuyo
surgimiento puede ser por razones de género o que puede haber tenido
repercusiones agravadas con motivo del sexo, género u orientación sexual
de la víctima.

Época: Décima Época Registro: 2015897 Instancia: Tribunales


Colegiados de Circuito Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación Libro 49, Diciembre de 2017,
Tomo IV Materia(s): Constitucional, Penal Tesis: I.2o.P.56 P (10a.)
Página: 2263

RETRACTACIÓN DE UNA MUJER VÍCTIMA DE EXPLOTACIÓN


SEXUAL EN SUS DECLARACIONES. AL VALORARLA EL ÓRGANO
JURISDICCIONAL DEBE CONSIDERAR LOS FACTORES DE
VULNERABILIDAD QUE LA LLEVARON A REALIZARLA.
Los testimonios de las mujeres víctimas en delitos de explotación
sexual, como el lenocinio, deben analizarse con perspectiva de género,
pues de conformidad con los artículos 2, inciso f) y 5, inciso a), de la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, 7, inciso b) y 8, inciso b), de la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(Convención de Belém Do Pará), de las cuales México es Parte, existe la
obligación de erradicar la violencia y discriminación contra la mujer a través
del acceso a la justicia en las prácticas judiciales. En ese sentido, se debe
poner especial cuidado al ponderar el contexto y los diversos factores de
vulnerabilidad que hacen a las víctimas más propensas al ilícito, como
pueden ser la edad, clase social, escolaridad, estado civil, dependientes
económicos, ocupación, estatus legal, grupo étnico, adicciones y
antecedentes de violencia. Lo anterior debido a que en algunos casos, las
víctimas realizan una imputación a los sujetos activos y, en una diversa
ampliación, se retractan; o viceversa, inicialmente no arrojan algún
señalamiento delictivo sino hasta una posterior declaración, entonces el
contexto en el que suceden los hechos evidenciará la existencia de un
factor o una interseccionalidad de factores de vulnerabilidad en las víctimas,
que arrojarán si existe un motivo para sostener la imputación o, en su caso,
la retractación. Como ejemplo, una necesidad económica pudiera ser el
motivo de ésta, pues la denuncia del ilícito en cuestión, implican la pérdida
del empleo y el sustento económico. La importancia de lo anterior radica en
velar por el correcto desarrollo de la mujer libre de violencia, pues no
obstante que dicha actividad refleje un beneficio para la víctima, no puede
justificarse a costa de actos que impliquen violencia sexual que afecten a
las mujeres. Lo sustentado tiene congruencia con la tesis aislada 1a.
CCLXXXVIII/2013 (10a.), de la Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, de título y subtítulo: "PRUEBA TESTIMONIAL. EL
PRINCIPIO DE INMEDIATEZ ES APLICABLE SIN IMPORTAR LA
CATEGORÍA EN LA CUAL SE PRETENDA CLASIFICAR AL TESTIGO.", en
el sentido de que el principio de inmediatez dependerá del análisis que el
juzgador realice de las circunstancias que de forma particular concurran en
el asunto, procurando velar por la razonabilidad del criterio que se adopte.

Época: Décima Época Registro: 2014285 Instancia: Tribunales


Colegiados de Circuito Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación Libro 42, Mayo de 2017, Tomo III
Materia(s): Penal Tesis: I.9o.P.144 P (10a.) Página: 2190

TRATA DE PERSONAS. SI LA VÍCTIMA DE ESTE DELITO, EN SUS


PRIMERAS DECLARACIONES REALIZA UNA IMPUTACIÓN CONTRA
EL SUJETO ACTIVO, ASÍ COMO LA NARRACIÓN SUCINTA DE LOS
HECHOS, Y ELLO SE ENCUENTRA PLENAMENTE CORROBORADO
CON OTRAS PRUEBAS, CON BASE EN UNA PERSPECTIVA DE
GÉNERO, DEBEN TENERSE COMO CIERTAS AQUÉLLAS, NO
OBSTANTE QUE SE RETRACTE DE ESA VERSIÓN EN DILIGENCIAS
POSTERIORES.

Si las víctimas del ilícito mencionado, en sus primigenias


declaraciones realizan una imputación contra el sujeto activo, así como la
narración sucinta de cómo acontecieron los hechos, y ello se encuentra
plenamente corroborado a través de otros medios de convicción, debe
tenerse como cierto el hecho referido en el primer relato, no obstante que se
retracten de esa versión en diligencias posteriores, ya que es un hecho
notorio que nuestra sociedad violenta y discrimina a las mujeres que se
dedican a la prostitución, es decir, son mal vistas socialmente y recae sobre
ellas una condena moral que las estigmatiza. Incluso, hasta hace algunos
años era considerada como una mala conducta y modo deshonesto de vida.
Además, no debe perderse de vista que esas circunstancias, aunado al
temor de las víctimas de ser rechazadas por su propia familia, o bien el
sentimiento de vergüenza o culpa, son influencias en su decisión para
retractarse de su versión inicial. Más aún, los operadores de justicia tienen
la obligación ineludible de juzgar con perspectiva de género. Por tanto,
deben remediar los potenciales efectos discriminatorios que el
ordenamiento jurídico y las prácticas institucionales pueden tener en
detrimento de las personas, principalmente de las mujeres, cuestionando la
neutralidad de las pruebas y el marco normativo aplicable, así como
recopilar las pruebas necesarias para visualizar el contexto de violencia o
discriminación; y, finalmente, resolver los casos, prescindiendo de las
cargas estereotipadas que resulten en detrimento de las mujeres, aunado a
que de conformidad con el artículo 2, incisos c) y d), de la Convención sobre
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, los
Estados Partes, entre ellos México, están obligados a seguir una política
encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer, y comprometidos a
"establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una
base de igualdad con los del hombre, así como garantizar, por conducto de
los tribunales nacionales o competentes y de otras instituciones públicas, la
protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación"; y,
"abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la
mujer y velar porque las autoridades e instituciones públicas actúen de
conformidad con esta obligación". Por ende, ponderar sus primeras
declaraciones, en tutela judicial a mujeres vulnerables y discriminadas, en
prevalencia sobre las posteriores, corresponde a su protección efectiva;
máxime que éstas carecen de sustento o justificación alguna.
Época: Décima Época Registro: 2009086 Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de
la Federación Libro 18, Mayo de 2015, Tomo I Materia(s):
Constitucional, Penal Tesis: 1a. CLXII/2015 (10a.) Página: 437

FEMINICIDIO. DILIGENCIAS QUE LAS AUTORIDADES SE


ENCUENTRAN OBLIGADAS A REALIZAR EN SU INVESTIGACIÓN.

Cuando se investiga la muerte violenta de una mujer, además de


realizar las diligencias que se hacen en cualquier caso (identificación
de la víctima, protección de la escena del crimen, recuperación y
preservación del material probatorio, investigación exhaustiva de la
escena del crimen, identificación de posibles testigos y obtención de
declaraciones, realización de autopsias por profesionales competentes
y empleando los procedimientos más apropiados, y determinación de
la causa, forma, lugar y momento de la muerte), las autoridades
investigadoras deben identificar cualquier patrón o práctica que pueda
haber causado la muerte y verificar la presencia o ausencia de motivos
o razones de género que originan o explican la muerte violenta.
Además, en dichas muertes se deben preservar evidencias específicas
para determinar si hubo violencia sexual y se deben hacer las
periciales pertinentes para determinar si la víctima estaba inmersa en
un contexto de violencia. Además, las investigaciones policiales y
ministeriales por presuntos feminicidios deben analizar la conexión
que existe entre la violencia contra la mujer y la violación de otros
derechos humanos, así como plantear posibles hipótesis del caso
basadas en los hallazgos preliminares que identifiquen la
discriminación o las razones de género como los posibles móviles que
explican dichas muertes. En ese sentido, se debe investigar, de oficio,
las posibles connotaciones discriminatorias por razón de género en un
acto de violencia perpetrado contra una mujer cuando dicho acto se
enmarca en un contexto de violencia contra la mujer que se da en una
región determinada. En específico, los protocolos de investigación de
muertes de mujeres incluyen diversos peritajes específicos, entre los
que destacan los tendientes a determinar si el cuerpo tenía alguna
muestra de violencia y, específicamente, violencia sexual -para lo cual
se tienen que preservar evidencias al respecto-. La exploración ante
una posible violencia sexual debe ser completa, pues es difícil rescatar
las muestras que no se tomen y procesen en las primeras horas.
Además, siempre deben buscarse signos de defensa y lucha,
preponderantemente en los bordes cubitales de manos y antebrazos,
uñas, etcétera. En homicidios de mujeres relacionados con agresiones
sexuales suelen encontrarse, en la parte exterior del cuerpo, entre
otros, mordeduras de mamas y/o contusiones al interior de los muslos.
Además, los peritajes en medicina forense tienen el propósito de
determinar si la occisa presenta signos o indicios criminalísticos de
maltrato crónico anterior a su muerte. Aunado a lo anterior, algunas
diligencias específicas en este tipo de muertes consisten, por un lado,
en que el perito que realiza la autopsia esté familiarizado con los tipos
de tortura o de violencia que predominan en ese país o localidad y, por
otro, que además de la necropsia psicológica practicada a las occisas,
se realice complementariamente un peritaje psicosocial, el cual se
centra en la experiencia de las personas afectadas por las violaciones
a los derechos humanos, mediante el cual se analice su entorno
psicosocial.
.

PRIMERA SALA AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 5267/2014


Que es y que no es feminicidio.

sino que comprende toda privación de la vida a una persona del sexo
femenino. Sin embargo, sólo en los casos relacionados con un contexto de
dominación y discriminación, la ofensa o reproche social es mayor, lo que
justifica el incremento de la pena. En otros términos, lo que intimida,
degrada y cosifica es la “violencia feminicida” 5 que en su vertiente más
extrema termina en la muerte de una persona identificada como mujer, no
así toda privación de la vida de una persona de sexo femenino.

En este orden de ideas, para determinar si el homicidio de una mujer fue


cometido en razón de género no basta con identificar el sexo de la víctima,
sino que se requiere conocer la motivación y el contexto del crimen, para lo
que puede ser orientador el tipo de violencia a la que fue sometida. Esta
Primera Sala reconoce que tal reconstrucción no está exenta de dificultades
probatorias, pero de dicha circunstancia no debiera derivarse sin más la
presunción adversa de que todo daño infligido a una mujer tuvo como
motivación su género o que se desarrolló en un contexto de dominación,
pues la misma no es solamente epistemológicamente falsa sino
constitucionalmente inadmisible.

Por otro lado, al centrar el elemento diferenciador en el sexo (entendido


como característica biológica) y no en el género (entendido como
construcción cultural), la norma jurídica asume y promueve una concepción

5
El concepto de “violencia feminicida” está definido en el artículo 21 de la Ley General de Acceso
de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, vigente desde 2007: “La forma extrema de violencia
de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos
público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar
impunidad social y del Estado y puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de
mujeres”.
de la mujer como sujeto intrínsecamente vulnerable, que el propio legislador
equipara a los menores de edad, de quienes se presume una posición de
debilidad. Este enfoque esencialista esconde los factores contextuales o
estructurales que dan origen a la discriminación y violencia contra las
mujeres. En este sentido, si bien esta Primera Sala entiende que ser mujer
no implica necesariamente vulnerabilidad como condición física o mental,
también reconoce que las mujeres sí son un grupo en situación de
desventaja histórica sujeto a una discriminación estructural.

Como señaló el Tribunal Pleno en la Acción de Inconstitucionalidad 8/2014 6,


la discriminación estructural existe cuando el conjunto de prácticas,
reproducidas por las instituciones y avaladas por el orden social, provoca
que las personas enfrenten distintos escenarios sociales, políticos,
económicos y éticos, y diferentes oportunidades de desarrollo y de
consecución de sus planes de vida, debido a su pertenencia a grupos en
situación de exclusión sistemática, históricamente determinada. El contexto
social adverso que enfrentan las personas pertenecientes a estos grupos
puede ser producto de condiciones fácticas de desigualdad —como la
carencia de recursos— o de condiciones simbólicas de desigualdad
producidas por la ausencia en el discurso social dominante de las
concepciones, necesidades o aspiraciones de un grupo en situación de
opresión o históricamente desaventajado. Precisamente, una de las formas
en la que se manifiesta esta discriminación estructural en el caso de las
mujeres es la violencia, admitida por el propio Estado mexicano en el
contexto chihuahuense en el Caso “Campo Algodonero”, referido líneas
arriba.

6
Fallada el once de agosto de dos mil quince por el Tribunal Pleno, bajo la ponencia de la Ministra
Margarita Beatriz Luna Ramos, siendo encargado del engrose el Ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena.
De ahí la importancia de que en las medidas penales que proporcionan un
tratamiento diferenciado y agravado de la violencia contra las mujeres no se
desvincule ésta de los factores contextuales y estructurales que la
posibilitan, pues es el nexo entre violencia y discriminación el que debe ser
combatido de forma reforzada por el Estado mexicano, no sólo por así
haber sido condenado en el sistema interamericano, sino por constituir el
mandato previsto en los instrumentos internacionales a los que se ha hecho
referencia.

También podría gustarte