Está en la página 1de 17

Curso de Capacitación Obligatoria en Género para

Docentes

MÓDULO 2
VIOLENCIAS POR RAZÓN DE
GÉNERO

Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad


Ministerio de Educación
De violencia de género se habla: está en la agenda de los medios, en las conversaciones

entre amigos y amigas, en la gestión de gobierno, en la escuela. Lejos estamos de poder

afirmar que la problemática de la violencia está saldada, continúa siendo un tema que

nos conmueve y, si bien sabemos al respecto mucho más que antes, aún no podemos

evitar que estas situaciones tengan lugar. No obstante, hay transformaciones en torno a

la temática que son ineludibles: el cambio en nuestro sistema legal, la forma de nombrar

a las violencias de género y de visibilizarlas son indicadores de un nuevo clima de época

que podemos tomar como punto de partida de este módulo.

Al promulgarse la Ley Nacional 26.485, se produjo un cambio de paradigma en relación al

tratamiento de las violencias por razón de género: con anterioridad a esta legislación se

consideraba un fenómeno individual, de una pareja en particular y perteneciente al

ámbito privado.

Hasta hace algún tiempo era muy común escuchar frases tales como:

Cada casa es un mundo

No te metas, es problema de ellos

Los trapitos sucios se lavan en casa

La ley caracteriza a las violencias por razón de género como un problema de toda la
sociedad y de orden público. Esto implica que, la prevención y erradicación de esta
problemática, requiere necesariamente el compromiso de todas las personas. Como
agentes del Estado, desde los roles específicos que se asumen, caben diferentes niveles
de responsabilidad. Ahora bien, la norma propone pensar las intervenciones de manera
integral y armando redes.

¿Es lo mismo decir violencias contra las mujeres que


violencias por razón de género?

La violencia por razón de género es un fenómeno complejo que atraviesa el entramado


social y que evidencia las relaciones de poder históricamente desiguales entre varones,

mujeres y personas del colectivo de diversidad sexual.

Las raíces de la violencia por motivos de género se encuentran en la construcción de los

roles, atributos y comportamientos asignados culturalmente a las personas según el


género asignado al nacer. Así, a lo largo de la historia, se les han atribuido a las mujeres y

personas del colectivo de diversidad sexual características de menor prestigio en relación

a los varones que perpetúan las desigualdades.

Entonces, retomando la pregunta del apartado, podemos decir que la violencia contra las

mujeres, al igual que las que sufren las personas de la diversidad sexual, existen para

mantener la posición de subordinación esperada socialmente en función del género

asignado.

“Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de

manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en

una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física,

psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal.

Quedan comprendidas las violencias perpetradas desde el Estado o por sus agentes.

(...) Se considera violencia indirecta a toda conducta, acción, omisión, disposición,

criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al

varón”.

Ley Nacional 26.485 (Artículo 4)

La Ley Nacional 26.485, establece diferentes tipos y ámbitos donde la violencia por
motivos de género tiene lugar abarcando múltiples y diversas manifestaciones.

Habitualmente, tendemos a identificar más a algunas de estas manifestaciones, siendo la

violencia física y sexual los tipos de violencia más visibilizados. Pero es importante saber

que no son los únicos. Les proponemos recorrer estas conceptualizaciones para

comprender la complejidad del fenómeno.

Tipos de violencia:

Física: se emplea contra el cuerpo de la mujer afectando su integridad física. Algunos


ejemplos son: golpes, empujones, quemaduras, etc.

Psicológica: causa daño emocional y disminución de la autoestima. Algunos ejemplos


son: controlar las acciones, decisiones o creencias, amenaza, acoso, hostigamiento,

humillación, deshonra, descrédito, manipulación, aislamiento, culpabilización, vigilancia

constante, exigencia de obediencia, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos

excesivos, chantaje, ridiculización.

Sexual: Cualquier acción que implique vulneración, con o sin acceso genital, del derecho
de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva. Este tipo

de violencia puede manifestarse, incluso dentro del matri monio, a través de amenazas,

coerción, uso de la fuerza o intimidación con el fin de tener relaciones sexuales o

prácticas específicas como no permitir el uso de métodos anticonceptivos, acoso sexual,

abuso sexual, trata de mujeres, etc.

Simbólica: es la que, a través de patrones estereotipados -mensajes, íconos o signos

transmite y reproduce dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones

sociales, naturalizando la subordinación de mujeres y diversidades sexuales en la

sociedad. Podemos mencionar algunos ejemplos como: publicidades, chistes, concursos

de belleza que sostienen y reproducen los estereotipos y la violencia.

Económica y patrimonial: ocasiona un menoscabo en los recursos económicos o

patrimoniales de la mujer. Se pone de manifiesto en acciones como: la privación de la

propiedad de sus bienes; la sustracción, destrucción o retención de objetos, instrumentos

de trabajo o documentos personales; la limitación de los recursos económicos

destinados a satisfacer sus necesidades; el control de sus ingresos. En el plano laboral,

una manifestación de este tipo de violencia es la percepción de un salario menor que el

que recibe un varón por similar tarea.

Público/ política: es aquella que se dirige a menoscabar, anular, impedir, obstaculizar o


restringir la participación política de la mujer y diversidades sexuales. Algunos ejemplos
son: dificultar, limitar o vedar el acceso de mujeres a listas electorales, obligarlas a
renunciar para que accedan varones a sus cargos, agravios a elementos de la campaña
electoral de mujeres, etc.Los tipos de violencia, generalmente se dan alternada y/o
simultáneamente, es decir que coexisten varios tipos en una misma situación.

Por otra parte, si bien la representación social que tenemos sobre la violencia por
motivos de género nos remite al ámbito del hogar o de lo doméstico, la ley menciona
que pueden presentarse en diferentes ámbitos o modalidades.

Ley Nacional 27.533 Fue sancionada en el año 2018 y modifica la Ley 26.485 incorporando
el tipo de violencia "público/política" con el objeto de garantizar el derecho a una vida
política libre de violencia y/o el derecho a participar en los asuntos públicos y políticos en
condiciones de igualdad con los varones.

Violencia doméstica: es la ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo
familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe su

integridad y/o derechos. ¿Qué integrante familiar puede ser? Aquel unido por parentesco

sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas

o noviazgos aunque no haya convivencia. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas.

Violencia institucional: es aquella ejercida por funcionarias/os o personal pertenecientes

a cualquier institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que

las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan sus derechos. Se incluyen las

que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales,

deportivas y de la sociedad civil.

Violencia laboral: es la que comprende la discriminación de las mujeres en su ámbito de

trabajo y obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso o estabilidad, exigiendo

requisitos vinculados al estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización

de test de embarazo. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma

sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral.

Violencia contra la libertad reproductiva: se trata de una modalidad que abarca toda

vulneración del derecho de las mujeres y personas gestantes a decidir libre y

responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos.

Violencia obstétrica: es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los

procesos reproductivos de las mujeres y personas gestantes, expresada en un trato

deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales

de pre-parto, parto y puerperio.

La violencia contra la libertad reproductiva puede provenir del personal de instituciones

de la salud, o de cualquier particular, ya sea familiares, convivientes, ex convivientes o

empleadores/as, que vulneren los derechos consagrados en las leyes:

- Ley Nacional N°25.673 y Provincial N° 11.888 de Creación del Programa de Salud Sexual

y Procreación Responsable. Estas leyes fueron sancionadas en 2002 y 2005,

respectivamente.

- Ley Nacional N° 26130 y Ley Provincial N° 12.323 de Métodos de Anticoncepción

Quirúrgica (lisis tubaria y vasectomía).


- Ley Nacional N° 27.610 de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo sancionada

en 2021

La Ley Nacional N° 25.929 de Parto Humanizado fue sancionada en el año 2004 y

promueve la garantía de los derechos de mujeres, personas gestantes y recién nacidas

en el marco del respeto por las decisiones libres e informadas.

Violencia mediática: es la que comprende toda publicación o difusión de mensajes e

imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de

manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie,

difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así

también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes

pornográficas.

Violencia contra las mujeres en el espacio público o “acoso callejero”: se puede definir

como aquella violencia ejercida por una o más personas, en lugares públicos o de acceso

público, como medios de transporte o centros comerciales, a través de conductas o

expresiones verbales o no verbales, con connotación sexual, que afecten o dañen su

dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia.

Violencia pública-política: aquella que, fundada en motivos de género, mediando

intimidación, hostigamiento, deshonra, descrédito, persecución, acoso y/o amenazas,

impida o limite el desarrollo propio de la vida política o el acceso a derechos y deberes

políticos, pudiendo ocurrir en cualquier espacio de la vida pública y política, tales como

instituciones estatales, recintos de votación, partidos políticos, organizaciones sociales,

asociaciones sindicales, medios de comunicación, entre otros.

Ley Nacional N° 27.533. Fue sancionada en el año 2019 y modifica la Ley 26.485

incorporando el ámbito público como espacio donde se suceden situaciones de

violencias por motivos de género.

La manifestación más extrema de la violencia por motivos de género son los femicidios,
transfemicidios y travesticidios… ¿Escuchaste hablar alguna vez de estas categorías?
Femicidio

Marcela Lagarde es antropóloga y explica que los femincidios son una ínfima parte visible
de la violencia contra niñas y mujeres, que sucede como culminación de una situación
caracterizada por la violación reiterada y sistemática de los derechos humanos. Su
común denominador es el género: se trata de mujeres que son violentadas con crueldad
por el sólo hecho de ser mujeres y sólo en algunos casos son asesinadas como
culminación de dicha violencia pública o privada.

Desde el año 2015 la Corte Suprema de Justicia de nuestro país elabora estadísticas que
dan cuenta de la magnitud de la problemática de la violencia contra las mujeres. El
concepto de femicidio que utiliza esta institución es el que proviene de la “Declaración
sobre el Femicidio”, aprobada en la Cuarta Reunión del Comité de Expertas/os (CEVI),
celebrada en 2008.

“Femicidio es la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea tenga lugar
dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier relación interpersonal, en la
comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el
Estado y sus agentes, por acción u omisión”.

La figura de femicidio reconoce a esos homicidios como el resultado de una desigualdad


estructural que afecta específicamente a las mujeres por su condición de género
distanciándose de la idea de que son resultado de vínculos pasionales o consecuencias
de problemas de salud mental de los agresores.

Ley Nacional N° 26.791 Fue sancionada en el año 2012 y modifica el artículo 80 del Código
Penal argentino, incorporando la figura del femicidio como agravante del delito de
homicidio. Además, incorpora la figura de femicidio vinculado que es aquel cometido por
un femicida contra una persona con vínculo afectivo con la mujer con la que ha
mantenido o mantiene una relación con el fin de castigarla.

El motor de la historia
En los últimos años, en nuestro país, hemos sido testigos de plazas y calles llenas,
bulliciosas, comprometidas. En este contexto, el dolor por la muerte de mujeres en manos
de femicidas, se ha convertido en el motor de una profunda transformación social. El
movimiento de mujeres ha tejido lazos de solidaridad, compromiso y organización,
irrumpiendo en el contexto social y político, instalando preguntas en el seno de las
familias, de las conversaciones entre amistades, interrogando a las instituciones.

El pedido de justicia hizo temblar las plazas más grandes de Argentina y tuvo eco en los

pueblos más pequeños. En cada localidad se reunieron mujeres con la necesidad de

encontrarse en un abrazo colectivo y de generar una agenda que ponga a la prevención


y la erradicación de las violencias en la cima de las prioridades. Algunos femicidios se

convirtieron en casos emblemáticos y encendieron la chispa de acciones colectivas que

quedarán en la historia.

Chiara Páez:
Chiara vivía en Rufino, al sur de nuestra provincia y tenía 14 años cuando, Manuel Mansilla,

su pareja -que tenía 16 años-, la mató a golpes. Chiara estaba embarazada de 8

semanas y la discusión comenzó ante su deseo de continuar adelante con la gestación.

La encontraron enterrada, luego de buscarla varias horas, en el fondo de la casa del

femicida. Mansilla recibió la pena máxima para un menor: 21 años y 6 meses.

La historia de Chiara fue el punto de inicio para el Movimiento “Ni Una Menos”. El 3 de junio

de 2015 marcó un hito en nuestro país. La can tidad de personas convocadas en las calles

y la consigna viraliza da por todos los medios y redes sociales, pusieron definitivamente la

temática de la violencia contra las mujeres en la agenda pública.

El documento que se leyó ese día en las plazas fue contundente: “Ni una menos es un

grito colectivo, es meterse donde antes se miraba para otro lado, es revisar las propias

prácticas, es empezar a mirarnos de otro modo unos a otras, es un compromiso social

para construir un nuevo ‘Nunca más’. No queremos más mujeres muertas por femicidio.

Queremos a cada una de las mujeres vivas. A todas. Ni una menos”.

Lucía Pérez:

El 8 de octubre de 2016 se conoció, desde Mar del Plata, la noticia del femicidio de Lucía. La

fiscal que comenzó a investigar el caso, María Isabel Sánchez, dijo en declaraciones

públicas: “nunca vi nada igual en mi carrera, hace días que no duermo normalmente”.

Según la agente de la justicia, Lucía había muerto como consecuencia del dolor que le

produjo la viola ción. Por el caso fueron detenidos tres hombres que fueron absueltos en el

año 2018 por no haberse podido probar que fueran autores del crimen.

Cuando se hizo público el femicidio de Lucía, la reacción del Movimiento de Mujeres fue

inmediata y se convocó al Primer Paro de Mujeres. La idea se discutió en una asamblea

convocada por “Ni Una Menos” en el galpón de la CTEP (Confederación de Trabajadores

de la Economía Popular) y se extendió rápidamente a ciudades y países de todo el

mundo. Fue una estrategia de visibilidad y reclamo novedosa ya que se utilizó una

herramienta de la lucha obrera para protestar contra las violencias de género. Esta

decisión no fue azarosa, sino que tuvo la finalidad de poner de manifiesto la precariedad
de la vida de las mujeres en el contexto neoliberal. Se instalaron preguntas respecto al

valor del trabajo doméstico y de cuidado, se ponderaron trayectorias laborales

precarizadas y se agendó la necesidad de contar con mayor cantidad de mujeres y

personas de la diversidad sexual en espacios de toma de decisión. Desde entonces, la

metodología del paro ha sido adoptada por el movimiento de mujeres y disidencias para

los 8 de marzo de cada año.

Micaela García
La historia de Micaela se ha convertido en el emblema que nos invita a continuar
transformando la sociedad, “Hasta que todo sea como lo soñamos”. Representa la
posibilidad de accionar política y concretamente, de luchar hasta alcanzar aquello que
anhelamos. La familia, amistades y personas que se sensibilizaron con la muerte de
Micaela, trabajaron en la creación de una Fundación que se llama “La Negra” desde
donde se impusó la sanción de la Ley que lleva su nombre.

El femicidio de Micaela, quien fue violada y asesinada el 1ro de abril de 2017, puso en
evidencia la importancia de la capacitación en perspectiva de género a los organismos
del Estado en sus distintos niveles y jerarquías. “Nosotros no tenemos nada contra el
policía que no quiso tomar la denuncia, porque nadie es culpable de lo que no sabe”,
explica Yuyo García, papá de Micaela en una entrevista. Con la lucha sostenida de
familiares y compañeras de Micaela, en el año 2019 se sancionó la Ley 27.499 de
Capacitación Obligatoria en Género, más conocida como “Ley Micaela”, que establece la
capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se
desempeñan en la función pública y que hoy nos convoca, con el objetivo de prevenir la
violencia género y los paradigmas que validan, encubren y sostienen esta violencia.

Vanesa Celma

Vanesa vivía en Rosario, tenía 27 años y estaba embarazada de ocho meses. El 29 de


junio de 2010 su pareja Omar Díaz la atacó brutalmente con fuego. El hijo de Vanesa, que
en ese momento tenía cinco años, fue quien salió desesperadamente en búsqueda de
ayuda.

Al día siguiente a Vanesa le hicieron una cesárea y nació una niña que hoy es criada por

su familia. Estuvo internada cuatro meses, primero en terapia intensiva y luego en el área

de Quemado. En ese momento, Vanesa habló con una enfermera a quien le contó lo

ocurrido. Le dieron el alta a fines de octubre, pero una semana después tuvieron que

volver a internarla, por un cuadro de deshidratación, y el 22 de noviembre murió. Durante

muchos años la causa estuvo caratulada como “Incendio”, como si lo que se hubiese
quemado fuera un inmueble y Omar Díaz nunca fue citado a declarar. La investigación

estuvo dirigida según esa carátula. La familia de Vanesa pidió ser querellante en la causa

y en 2013, el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la

Mujer y el Programa Género y Sexualidades de la Facultad de Derecho, presentaron un

recurso legal por violencia contra la mujer, ante un Juzgado en lo Penal de Rosario con el

objetivo de aportar elementos teóricos, normativos y jurisprudenciales con perspectiva de

género para analizar las pruebas, de manera que le permitan visibilizar la violencia de

género cometida contra Vanesa Celma por parte de su pareja y dirigir la investigación en

el sentido de calificar el hecho como un crimen de género.

Respecto de Omar Alberto Díaz, el Juzgado decidió archivar la causa, haciendo cesar la

instrucción respecto del mismo. Pese a la oposición de la Fiscalía y la querella, habiendo

agotado todas las instancias recursivas, el archivo de las actuaciones se mantuvo.

La familia de Vanesa demandó al Estado Provincial argumentando que no se investigó

debidamente y el trámite llegó ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

que dirimirá respecto de su responsabilidad internacional.

Travesticidios/transfemicidios
La construcción conceptual “travesticidio / transfemicidio” se ha forjado paulatinamente
con el propósito de echar luz sobre las maneras específicas en las que son asesinadas las
personas trans y travestis.

Mauro Cabral es activista trans y Doctor en Historia y explica que “ser travesti o trans tiene

consecuencias materiales y simbólicas en las condiciones de existencia”. Al igual que los

femicidios, los travesticidios / transfemicidios representan la continuidad de situaciones

de violencias que pueden comenzar en las familias a partir de la expulsión del hogar de

las personas por su condición de género y se extienden a diferentes instituciones. Así, las

personas travestis/trans ven vulnerados sus derechos en el sistema educativo, sanitario,

el mercado laboral y los medios de comunicación desde donde también son

estigmatizadas y excluidas.

La falta de sostén institucional genera condiciones de posibilidad para la expo sición a


situaciones como la iniciación temprana en la prostitución, la criminali zación, violencia
policial o problemáticas de consumo.

El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT dependiente de la Defensoría del

Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de la Defensoría del Pue blo de la

Nación emitió un informe realizado en coordinación con la Federación Argentina LGBT


respecto de las muertes de personas travestis/trans en el primer semestre del año 2021.

Dicho informe releva nueve asesinatos (8 mujeres trans y 1 varón trans). Además,

menciona 2 suicidios de varones trans y 19 muertes por violencia estructural (18 mujeres

trans y 1 varón trans).

La violencia estructural se refiere a la vulneración sistemática e histórica de derechos que

generan las condiciones materiales de precariedad en la que se inscriben estos decesos,

todos ellos evitables. La cantidad de casos de muertes por violencia estructural es

imprecisa ya que solo es posible acceder a ellos a través de la denuncia directa de

familiares de las víctimas o información aportada por otras personas de la diversidad

sexual.

Las organizaciones de la diversidad sexual denuncian las tramas relacionales

institucionales que sostienen y posibilitan estas condiciones y cuestionan la idea de que

los travesticidios/transfemicidios son la consecuencia del odio de una persona, sino que

los define como una cuestión de Estado.

En Argentina, es oportuno traer el caso emblemático de la activista social Diana Sacayán

quien fue la primera travesti en recibir su DNI con el género femenino, una vez sancionada

la Ley de Identidad de Género y la persona que promovió la discusión acerca del Cupo

Laboral Travesti/trans. Diana fue asesinada por Gabriel David Marino en octubre de 2015, a

través de una “violencia inusitada”, según las personas que trabajaron en el caso y

estuvieron en el lugar donde ocurrió.

La justicia, reconociendo la demanda de los movimientos sociales por visibilizar esta

situación, emitió una sentencia en la que se condenó al autor del hecho por la comisión

del delito de travesticidio agravado por odio a la identidad de género de la víctima y, de

esta forma, se marcó un hito en la forma de investigar e interpretar los crímenes hacia

personas de la diversidad sexual.

El iceberg de la violencia de género: lo que vemos y lo que nos


cuesta ver

Parte del iceberg por encima el agua “lo que vemos”: ASESINATO, VIOLACIÓN, ABUSO
SEXUAL, AGRESIÓN FÍSICA, GRITAR, AMENAZAR, INSULTAR

Parte del iceberg por debajo del agua “lo que nos cuesta ver”: CULPABILIZAR,
DESVALORIZAR, IGNORAR, HUMOR SEXISTA, LENGUAJE SEXISTA, CONTROLAR, CHANTAJE
EMOCIONAL, DESPRECIAR, PUBLICIDAD SEXISTA, ANULACIÓN, INVISIBILIZACIÓN, DESPRECIAR,
MICROMACHISMO
Aún con todas estas transformaciones sociales que hemos recorrido, sucede que la

violencia de género, en muchas ocasiones, no es fácil de reconocer. Durante mucho

tiempo estuvo socialmente legitimada, naturalizada, invisibilizada. Fueron los

movimientos sociales los que lograron, finalmente, correr el velo, instalar preguntas,

impulsar la sanción de normativa internacional, nacional y provincial que -poniéndose a

la altura de la época- reconocieron legalmente el derecho a una vida libre de violencias.

Podríamos ubicar los nombres de Chiara, Lucía, Micaela, Vanesa, Diana y tantas otras en

la punta del iceberg. Los femicidios y crímenes de odio son el vértice, son visibles,

conmueven, generan rechazo y ocupan gran parte de la agenda de los medios de

comunicación, pero,

¿qué hay por debajo del iceberg?, ¿qué lo sostiene?, ¿qué cosas nos cuesta ver o, aún,

seguimos naturalizando?

La docencia frente al iceberg de la violencia de género

Tal como se ha venido desarrollando, la violencia por motivos de género es un fenómeno


complejo, con múltiples manifestaciones y que transcurre en diversos escenarios. Las

instituciones educativas no son una excepción: las situacio nes de violencia contra las

mujeres no piden permiso, ingresan a las escuelas, las atraviesan. Frente a ello, la

docencia asume un rol activo, vinculado a la escucha y a la prevención, a la detección y,

finalmente, a las intervenciones posibles ante emergentes.

Prevención:
La escuela es una institución plural y viva. Las voces circulan y tiene lugar el diálogo.
Cualquiera sea el nivel o la modalidad, el estudiantado trae a la escuela sus experiencias
y sus historias. Frente a ello, desde la docencia tenemos el desafío de:

• No dejar pasar chistes o comentarios de burla o humillación, invitando siempre a


reflexionar e interviniendo cuando sea necesario.

• Repensar los contenidos de nuestras asignaturas de modo de transversalizar la

perspectiva de género y diversidad. En este sentido, los lineamientos curriculares

de la ESI/2008 se vuelven a priorizar en el anexo Resolución CFE Nro. 340 /18,

disponibles en:

• Revisar los materiales que utilizamos a los fines de evaluar si perpetúan

desigualdades o estereotipos.

• Asignar las tareas y los espacios atendiendo a la distribución igualitaria de los


mismos

• Promover espacios de reflexión sobre los mandatos de masculinidad con

varones -estudiantes y docentes- para revisar críticamente su participación en

relaciones de desigualdad y violencias basadas en género.

• Conocer y brindar información actualizada y pertinente

• Reconocer las redes interinstitucionales con las que contamos en nuestra

localidad

ESI PARA PREVENIR VIOLENCIAS


La implementación de la Educación Sexual Integral es una estrategia fundamental en la

prevención de las violencias por motivos de género.

Escucha y Detección:
• Es importante prestar atención y advertir señales que puedan derivarse de

cambios de comportamientos del estudiantado (con docentes o entre

estudiantes): faltas reiteradas, tendencia al aislamiento, entre otras.

• Brindar espacios de comodidad y confidencialidad al momento del relato de

situaciones de violencia.

• Demostrar una actitud de escucha activa y posibilitar el uso de la palabra.

• Evitar minimizar o postergar los relatos del estudiantado en el momento que

decidan darlos a conocer.

• Ser pacientes con los tiempos y contradicciones que puedan surgir en el proceso

de compartir una situación compleja.

Intervención:
Como docentes y agentes del Estado, tenemos la responsabilidad ética de accionar en

pos de la garantía de derechos del estudiantado, su protección y resguardo.

• Es prioritario, ante el conocimiento de situaciones de violencia por motivos de


género, no guardar silencio y activar los protocolos pertinentes.

• Siempre abordar la problemática apoyándose en las redes institucionales e


interinstitucionales.

• Solicitar y/o brindar protección, apoyo y ayuda.


• Promover la autonomía y seguridad de la persona agredida antes de realizar
cualquier acción.

• Tomar las medidas que resulten convenientes para resguardar la


confidencialidad.

• Promover la responsabilización y reparación sobre las violencias ejercidas a


través de un trabajo con las personas agresoras y su entorno.

• Llevar registro del relato y la intervención.

Es necesario reconocer que las instituciones educativas y la docencia vienen


trabajando sostenidamente en la visibilización y abordaje de las situaciones de
violencias por razón de género. Este material busca poner en común las estrategias de
intervención y, al mismo tiempo, evitar la sensación de soledad de la docencia ante la
desestabilización que generan los emergentes vinculados a situaciones de violencia de
género. El acompañamiento de estos procesos se sostiene a partir del trabajo colectivo
y en red.

Para continuar profundizando, compartimos el conversatorio organizado desde el


equipo de Educación Sexual Integral con Luciano Fabbri y realizado en el marco de las
jornadas Educar en Igualdad, que tiene como eje el abordaje de las masculinidades:
https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_perma link&v=562545301508679

LICENCIAS PARA DOCENTES POR SITUACIONES DE VIOLENCIA DE GÉNERO Una cuestión


relevante a mencionar tiene que ver con el articulado para el otorgamiento de una
licencia específica por violencia de género en el ámbito del sistema educativo y la
definición del procedimiento para solicitarla.

A través del trabajo gremial, en el año 2014, el Ministerio de Educación de la Provincia


incorporó al Decreto de Licencias para el Personal Docente un artículo específico para el
otorgamiento de la licencia por la causa violencia de género. A través de la Resolución
0988/14, se dispuso que se incorpore al artículo 60 del Decreto el inciso "d" que señala:
"Causales vinculadas con violencia de género, cuando generen situaciones de
gravedad para la vida personal y/o familiar del personal docente que le impidan o
dificulten palmariamente desempeñar su función".

Del mismo modo, se definió el procedimiento para hacerla efectiva, habilitando un


formulario específico destinado a tal fin y evitando situaciones de exposición y
revictimización en el marco del proceso. En definitiva, se trata de un avance en el
reconocimiento de derechos para las trabajadoras docentes que forma parte de esta
compleja trama de recursos y estrategias necesarias para afrontar la problemática de
la violencia por motivos de género.
¿Qué son los micromachismos?

El psicólogo Luis Bonino, propuso el término MICROMACHISMOS para reflexionar acerca


de gestos, actitudes o comentarios que se manifiestan en la vida diaria y que se
caracterizan por ser “de baja intensidad”. Son conductas sexistas muy sutiles que,
socialmente, están naturalizadas y legitimadas por lo cual es muy dificultoso advertirlas
-de hecho, si volvemos sobre la figura del iceberg veremos que se ubican debajo del
agua-.

Los micromachismos no suponen necesariamente intencionalidad, planificación o mala


voluntad, sino que se repiten sin deliberación, como consecuencia de cómo hemos sido
socializados/as genéricamente. Sin embargo, funcionan como imposiciones cotidianas
y abuso de poder de los varones hacia las mujeres y diversidades.

Aunque pueda parecer exagerado decirlo, estos comportamientos son expresión de la


violencia por razón de género y producen diferentes grados de daño o malestar, no son
inofensivos.

VEAMOS ALGUNOS EJEMPLOS:

En relación a las tareas domésticas, algunas formas de micromachismos son los


requerimientos excesivos apoyándose en las supuestas “cualidades femeninas” para el
cuidado, o definir como “ayuda” a las tareas que hacen los varones como si no fueran
también su responsabilidad.

https://www.youtube.com/watch?v=N4IWoGT0txU

Otro ejemplo de micromachismo es el llamado mansplaining que podría traducirse


como la acción del varón de explicarlo todo. Hace referencia al acto llevado adelante
sin tener en cuenta el hecho de que la persona que está recibiendo la explicación sabe
igual o más sobre el tema que la persona que lo está explicando.

https://www.youtube.com/watch?v=ZWJCE__mxmo

La violencia de género y los mitos que la sostienen

Existen muchos prejuicios que se difunden constantemente a través de diferen tes


medios respecto de la violencia contra las mujeres. Estos mitos o creencias falsas se
sostienen persistentemente para minimizar, negar o justificar la agresión. Veamos
algunas de ellas:

• Los varones que ejercen violencia padecen alguna enfermedad mental.

Este planteo no puede explicar los casos en los cuales la enfermedad mental se
manifiesta exclusivamente con la pareja, sus hijos e hijas. Ninguna enfermedad puede
ser manejada según criterios selectivos de quien la padece. La afirmación del mito
contribuye a quitar responsabilidad del agresor.

• Es un problema de los sectores socialmente desfavorecidos o marginales y con


escasos recursos económicos.

Las violencias hacia las mujeres están presentes más allá del nivel social, económico y
de instrucción educativa.

• Los malos tratos los sufren mujeres que tienen un comportamiento provocador.

Este argumento refuerza el estereotipo asignado a las identidades femeninas como


“sumisas” y “obedientes”. De esta forma, se culpabiliza a las mujeres víctimas de la
agresión.

• Las mujeres que continúan en una relación de maltrato durante mucho tiempo,
incluso años, es porque les gusta.

Muchas mujeres que sufren situaciones de violencia no pueden salir de esa relación por
diferentes razones emocionales, sociales, económicas, etc. La culpa, la vergüenza que
sienten y el empobrecimiento de la autoestima o subjetividad y la dependencia
económica de las mujeres dificulta la posibilidad de pedir asistencia.

• No hay que meterse en cuestiones de pareja.

Si alguien en una pareja o familia ejerce violencia pierde su derecho a la privacidad. La


violencia es un problema social, de orden público y brindar información a quien lo
necesita es una obligación ética.

• El amor en la adolescencia no es violento, es apasionado.

Aceptar esta posición implica romantizar la violencia, asumir esto condiciona el


imaginario social configurando las experiencias amorosas y las expectativas de una
relación de pareja.

• La violencia de género es bidireccional: se da tanto de varones a mujeres como de


mujeres a varones.

Esta afirmación conlleva a invisibilizar las violencias que se ejercen hacia las mujeres de
forma estructural y sistemática, confundiendo la violencia considerada como concepto
general con la violencia por razón de género. Esta última se refiere a la perpetrada por
varones, ejercida hacia las mujeres y diversidades y sustentada en desigualdades
estructurales basadas en la construcción jerarquizada de roles y mandatos de género.

• Las mujeres utilizan las denuncias para sacar ventajas de las separaciones o para
difamar a sus parejas/ex parejas a modo de venganza.

Este mito se desmiente, por un lado, por la estadística que muestra la inusualidad de
estas circunstancias: según el informe de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, de los 114.693 casos atendidos desde septiembre de
2008 hasta mayo del 2020, solo en una ocasión se constató y condenó a una persona
por haber hecho una denuncia falsa.

Por otro lado, desconoce los inmensos costos que tiene para la denunciante que se
enfrenta a diversos e incontables obstáculos institucionales, costos laborales, familiares
y los temores a las repercusiones de las acciones que emprende.

Bibliografía

• Bonino, L. (2004) Los micromachismos. La Cibeles, 2(1.6).

• Radi, B. y Sardá-Chandiramani, A. (2016). Travesticidio /transfemicidio: Coordenadas


para pensar los crímenes de travestis y mujeres trans en Argentina. Disponible en
https://www.aacademica.org/ blas.radi/14.pdf

• Lagarde, M. (2008) Antropología, feminismo y política: violencia feminicida y derechos


humanos de las mujeres. In Retos teóricos y nuevas prácticas. Ankulegi; pp. 209-240

• Lamas, M. (1998) La violencia del sexismo. En A. Sánchez Vázquez. (coord.), El mundo de


la violencia. México: Fondo de Cultura Económica.

• Segato, R. (2004) Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género


entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Buenos Aires: Editorial
Prometeo.

• Velázquez, S. (2003) Violencias cotidianas, violencia de género. Escuchar, comprender,


ayudar. Buenos Aires: Editorial Paidós.

Normativa consultada

• “Declaración sobre el Femicidio”, aprobada en la Cuarta Reunión del Comité de


Expertas/os (CEVI), agosto de 2008

• Ley de Protección Integral a las Mujeres Ley Nacional 26.485 y su adhesión, Ley
Provincial 13.348 y Decreto Reglamentario 4028/13

• Ley Nacional 27.501

• Ley Nacional 27.533

Datos estadísticos

• Estudio realizado por la Fundación Huésped en colaboración con la Asociación de


Travestis, Transexuales y Transgéneros de la Argentina (ATTTA), 2014.

• Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina (RNFJA)


https://www.csjn.gov.ar/omrecopilacion/omfemicidio/homefemi cidio.html

También podría gustarte