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SOCIEDADES DE LA SECCIÓN IV, CAPÍTULO I, DE LA LEY 19550

4.1. UN NUEVO RÉGIMEN DE SOCIEDADES NO CONSTITUIDAS


REGULARMENTE.
4.1.1. Introducción
La ley 26994 ha introducido una importante reforma en el régimen societario
relacionada con las sociedades no constituidas regularmente. Esta reforma
unifica las reglas aplicables a diferentes tipos de figuras societarias imperfectas
y suaviza las sanciones excesivas e innecesarias que antes se imponían a estas
figuras. A pesar de estos cambios positivos, las nuevas normas tienen una
redacción imperfecta, lo que genera muchas preguntas que son difíciles de
resolver.
4.1.2. Terminología
La ley 26994 establece un régimen único para diversas especies de sociedades
no constituidas regularmente, pero no les otorga una denominación única. Se
han propuesto diferentes términos para estas sociedades, como "sociedades de la
Sección IV, Capítulo 1, de la ley 19550", "sociedades no regulares",
"sociedades simples", "sociedades imperfectas", entre otros. Se descarta el uso
de "sociedad irregular" debido a su tradición en el derecho argentino y se
prefiere la denominación "sociedad imperfecta" para destacar el incumplimiento
de los requisitos legales aplicables a las sociedades regulares establecidas por la
ley 19550.
4.1.3. Ámbito de aplicación
El artículo 21 de la ley 19550 establece que las sociedades que no cumplan con
los requisitos legales o formales previstos por dicha ley se rigen por la sección
IV del Capítulo I de la misma. Dentro de esta sección, quedan comprendidas las
siguientes categorías de sociedades:
1. Sociedades atípicas: Son aquellas que no se ajustan a los tipos legales
establecidos en el Capítulo II de la ley 19550. No se consideran sociedades
atípicas aquellas como cooperativas o de economía mixta, que no están
previstas en la ley pero no se ajustan a ninguno de los tipos legales.
2. Sociedades irregulares: Estas sociedades, aunque se hayan constituido
conforme a algún tipo legal, no han cumplido con las formalidades exigidas por
la ley, especialmente la inscripción en el Registro Público.
3. Sociedades de hecho: Son aquellas que carecen de instrumentación y no
cuentan con la mínima formalidad requerida. Se distinguen de las sociedades
irregulares porque estas últimas al menos han sido constituidas conforme a
algún tipo legal.
4. Sociedades con omisión de requisitos esenciales: Se refiere a aquellas
sociedades en las que se han omitido requisitos esenciales según el contexto
societario, siempre y cuando no afecten la existencia de un acto o contrato
válido y no se puedan suplir por reglas supletorias.
Quedan excluidas del régimen del Capítulo I, Sección IV de la ley 19550 las
siguientes situaciones:
1. Actos nulos según las reglas generales en materia de actos jurídicos.
2. Sociedades nulas o anulables según el artículo 16 de la ley 19550.
3. Actos que no califican como constitución de sociedades según el artículo 1 de
la ley 19550, incluyendo los contratos asociativos previstos en el Código Civil y
Comercial.
4. Sociedades unipersonales con ciertas deficiencias, ya que algunas podrían
quedar fuera del marco definido por la ley 19550.
Las sociedades civiles constituidas bajo el derogado Código Civil, aunque no
están tipificadas por la ley 19550 o el Código Civil y Comercial actual, se
consideran sociedades atípicas y quedan regidas por el Capítulo I, Sección IV
de la ley 19550. Lo mismo aplica para las sociedades de hecho de objeto civil,
que se rigen por estas normas ya que el objeto civil está comprendido en la
producción o intercambio de bienes o servicios que prevé la ley 19550.
4.1.4. Régimen legal de las sociedades imperfectas
4.1.4.1. Introducción
La ley 19550 incluye un régimen aplicable a las distintas especies de sociedades
imperfectas.
4.1.4.2. Efectos del contrato social.
El artículo 22 de la ley 19550 permite que el contrato social sea invocado entre
los socios y puede ser oponible a terceros si se demuestra que lo conocían al
momento de la contratación o del inicio de la relación obligatoria. Además,
terceros pueden invocar el contrato contra la sociedad, los socios y los
administradores.
Este cambio representa una diferencia fundamental respecto al régimen anterior,
que limitaba en gran medida la posibilidad de aplicar el contrato social entre los
socios, lo que dificultaba el funcionamiento de las sociedades irregulares y de
hecho. Ahora, los socios pueden establecer un marco contractual para regular
sus relaciones, aunque con restricciones en su aplicación a terceros.
El artículo 22 brinda a los socios diversas posibilidades para exigir el
cumplimiento de sus derechos y obligaciones, como reclamar el cumplimiento
de aportes, la adecuación al interés social, la exclusión de socios con
incumplimientos graves, entre otras medidas. También pueden recurrir
judicialmente en defensa de sus derechos, demandar la rendición de cuentas a
los administradores y solicitar la intervención judicial si es necesario.
Las reglas del artículo 22 permiten a los socios elaborar el marco contractual en
sociedades imperfectas y determinar las reglas aplicables en caso de silencio del
contrato. Estas reglas serán las propias del tipo adoptado, lo que puede presentar
dificultades en sociedades de hecho o atípicas.
Un tema de interpretación que surge es la situación de los sucesores mortis
causa en el contexto del artículo 22. Algunos plantean que los herederos deben
ser considerados terceros frente a la sociedad y que las cláusulas de
continuación de la sociedad en el contrato no les son oponibles. Sin embargo,
otros argumentan que los herederos suceden a los socios en la posición
contractual y no pueden ser considerados terceros. Esto afecta si los herederos
pueden ingresar a la sociedad tras la muerte de un socio, lo que dependerá de las
reglas del tipo adoptado y el contenido del contrato social.
Gracias a la efectividad otorgada por el artículo 22, los socios en sociedades
imperfectas pueden modificar el contrato social según las reglas acordadas en el
mismo y las supletorias del tipo relevante.
4.1.4.3. Personalidad jurídica
Las sociedades imperfectas, en sus distintas variantes, tienen personalidad
jurídica, en virtud de las reglas generales aplicables a todas las sociedades. La
ley 19550 hace referencia implícita a esta personalidad, por ejemplo, en su art.
26, cuando menciona a los acreedores sociales.
4.1.4.4. Organización
El art. 23, primer parrafo, de la ley 19550, dispone que las cláusulas relativas a
la representación, la adminsitración y las demas que disponen sobre la
organización y gobierno de la sociedad pueden ser invocadas entre los socios.
Se trata de una aplicación de la regla general sobre los efectos del contrato
social, prevista en el art. 22 de la misma ley.
4.1.4.5. Representación
El artículo 23 establece que en las relaciones con terceros, cualquier socio
puede representar a la sociedad exhibiendo el contrato social. Sin embargo, las
disposiciones del contrato pueden oponérsele si se prueba que los terceros
conocían efectivamente su contenido al momento del nacimiento de la relación
jurídica.
Si un socio representa a la sociedad sin exhibir el contrato, obliga a la sociedad
en virtud de la apariencia creada. Pero si se muestra el contrato, el tercero no
puede alegar buena fe o ignorancia respecto a las reglas de representación
contenidas en el contrato.
El objeto societario sigue siendo relevante para imputar los actos de los
representantes a la sociedad. Si el tercero desconoce el contrato y su objeto, los
límites derivados de este no le serán oponibles, a menos que sean aparentes
debido al accionar de la sociedad.
Cuando los terceros conocen el contrato y sus requisitos sobre representación,
estas reglas tienen prioridad sobre las del artículo 58 de la ley 19550.
En situaciones donde el contrato social establece que un tercero no socio
representa a la sociedad, pero el cocontratante tercero desconoce esta cláusula,
la sociedad quedará obligada si el acto es imputable a la sociedad y está
relacionado con su objeto y actividad. Esto se debe a que el tercero tiene
derecho a invocar el contrato contra la sociedad según el artículo 22 de la ley
19550.
4.1.4.6. Bienes registrables
El tercer párrafo del artículo 23 de la ley 19550 establece que para adquirir
bienes registrables, la sociedad debe acreditar su existencia y las facultades de
su representante mediante un acto de reconocimiento realizado por todos los
socios. Este acto debe ser instrumentado en una escritura pública o un
instrumento privado con firma autenticada por un escribano. El bien adquirido
se inscribirá a nombre de la sociedad, y se debe indicar la proporción en que
participan los socios en ella.
Esta norma plantea dificultades de interpretación, especialmente en casos de
inconsistencias entre el acto de reconocimiento y el contrato social de la
sociedad imperfecta. Por ejemplo, cuando el acto de reconocimiento omite
mencionar a algunos socios. En este caso, se entiende que prevalecerá el acto de
reconocimiento para efectos registrales, pero aquellos que hayan suscrito el acto
omitiendo partes del contrato social pueden ser responsables por los daños que
se deriven de dicha omisión, si fue dolosa o culposa.
En cuanto a la mencionada "proporción en que participan los socios", esta
expresión puede generar ambigüedad, especialmente en sociedades imperfectas.
Puede referirse a la participación en las utilidades, en los derechos políticos o en
el capital de la sociedad. Sin embargo, se considera que la proporción más
relevante es la participación en el capital, ya que esto representa mejor la
posición de los socios en la sociedad. No obstante, en las sociedades
imperfectas, determinar esta proporción puede no ser sencillo, especialmente en
las de hecho.
4.1.4.7. Prueba
El artículo 23 de la ley 19550 establece que las sociedades pueden probar su
existencia por cualquier medio de prueba, lo cual es especialmente relevante
para sociedades de hecho. Esta disposición implica una excepción al régimen
general de pruebas aplicable a las sociedades y también a los contratos. Sin
embargo, esta norma es coherente con el Código Civil y Comercial, ya que
permite utilizar criterios de prueba supletorios en base a dicho código. El
artículo 1019 del Código Civil y Comercial establece que los contratos pueden
probarse utilizando cualquier medio adecuado para llegar a una convicción
razonable según las reglas de la sana crítica, siempre que no exista una
disposición legal específica que establezca un medio de prueba especial.
Además, se menciona que los contratos que deben ser instrumentados no
pueden basarse exclusivamente en testimonios.
En el caso de sociedades imperfectas, no es necesario presentar una prueba
escrita, ya que esta práctica no es común en el ámbito societario, especialmente
en sociedades de hecho. Esta exigencia sería contraria a lo establecido en el
último párrafo del artículo 23. Además, se pueden aplicar supletoriamente las
normas derogadas del artículo 298 del Código de Comercio, ya que reflejan una
práctica comercial razonable, establecida y aún vigente.

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