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Capítulo I: Platero

El narrador nos cuenta cómo es Platero: un burro que parece de algodón, por su
suavidad y ternura, y con ojos color azabache. Es un animal muy querido por las
personas, que siempre le dan comida. Aunque parezca mimoso y débil, en realidad es
fuerte.

Capítulo XIX: Paisaje grana


Cuando el día termina y llega el ocaso, Platero se acerca a un charquero de agua para
beber. La escena es tan idílica que Juan Ramón desea que nunca acabe y que quede
siempre retratada.

Capítulo LXXIX: Alegría


Platero, la perra y la cabra juega y dan saltos animados mientras los niños los animan y
disfrutan de su compañía.

Capítulo II: Mariposas Blancas


Se encuentran con un ladrón, que les deja ir cuando abre su bolsa y se da cuenta que
ni burro ni amo tienen nada de valor. El narrador reflexiona sobre que lo
verdaderamente valioso es Platero.

Capítulo XXV: La primavera


Juan Ramón alaba no solo la belleza de las flores y de la primavera, sino también la
fuerza que estas le dan para levantarse en las mañanas más duras.

Capítulo X: Ángelus
El escritor describe de una manera muy bella una lluvia de rosas, que caen y colorean
todo el suelo. Compara estas flores con los ojos de Platero.

Capítulo VII: El loco


Unos niños persiguen a Juan Ramón y a Platero por la vestimenta del primero, que va
todo de negro. Le gritan «El Loco», pero el hombre sigue caminando hacia el campo
verde y los deja atrás.

Capítulo L: La flor del camino


Por el camino Juan Ramón y Platero siempre se cruzan con una flor verdaderamente
hermosa. Su pureza es tal que, da igual cuanta gente pase, nunca sufre daños.
Capítulo XLVIII: Ronsard
Ambos protagonistas, como siempre juntos, se sientan en la pradera de flores
amarillas. Así de cómodos, Juan Ramón recita algunos de sus versos escritos en
francés.

Capítulo LXXVIII: La luna


El autor describe una bonita escena en la que Platero bebe agua de unos cubos donde
se refleja la luna.

Capítulo XXX: El canario vuela


Juan Ramón decide dejar libre al canario que tenía en casa, pero cuando le abre la
jaula lo que hace el pájaro es recorrer cada estancia del hogar y, cuando cae la noche,
volver a su jaula.

--------------Susto - espinilla

Capítulo III: Juegos de anochecer


Se hace un retrato de una situación cotidiana. Varios niños juegan a ser mendigos y
vivir en pobreza mientras sus madres les persiguen para que acudan a comer.

Capítulo XLIII: La amistad


Juan Ramón reflexiona sobre la bonita amistad que le une a Platero, que es más que
un burro o un animal para él. Juntos juegan y saben lo que el otro quiere, por eso
Platero sabe que tiene que llevar siempre a Juan Ramón al pino.

Capítulo XXXIV: La novia


Juan Ramón va montado en Platero cuando este aumenta el ritmo, incluso yendo
cuesta arriba, para llegar a lo alto de la colina. La razón es que desde allí puede ver a
una burra de la que parece estar enamorado.

Capítulo V: Escalofrío
Platero y su dueño se asustan cuando sienten una sombra en la noche. El animal sale
corriendo por el prado pisando la luna, que se refleja.

Capítulo LXII: Ella y nosotros


Juan Ramón recuerda con Platero cómo fue dejar ir, en el tren, a una mujer que
entendemos él ama.
Capítulo LIV: La coz
Platero quiso acompañar a Juan Ramón y a su amigo Montemayor al herradero de los
novillos. Montemayor decide subirse en el burro, pero este no soporta bien el peso y
se le hincha le vena.

Capítulo LV: Asnografía


Juan Ramón rechaza la idea preconcebida que hay de los asnos y los burros,
reconociendo que son animales mejor que los humanos.

Capítulo LXV: El verano


El verano ha llegado y ambos protagonistas están cansados del calor y de las picaduras
de mosquito.

------------darbón

Capítulo XLIV: La arrulladora


El poeta describe una bonita escena en la que la hija del carbonero acuna y trata de
dormir a su hermanito.

----------El canto del grillo

Capítulo LVI: Corpus


Platero se sienta mientras su dueño le explica todo lo que pasa en la procesión del
Corpus, que pasa ante ellos.

Capítulo XIII: La cuadra


Platero siempre responde emocionado cuando ve que su amo Juan Ramón regresa de
trabajar a medio día.

Capítulo XXVII: El perro sarnoso


Había por el prado siempre un perro sarnoso que por su aspecto famélico y enfermo
era rechazado por todos, incluso por el resto de perros. Un día muere por el disparo de
un guarda y Platero lo observa fijamente.

Capítulo LXXI: Tormenta


Se huele la tormenta y todo el pueblo, incluidos los protagonistas, se resguardan y
agradecen tener un techo.
Capítulo LXXX: Pasan los patos
Los patos cruzan el cielo en sus migraciones y los dos protagonistas los observan.

Capítulo LXXV: La última siesta


Juan Ramón se despierta deslumbrado por el sol de una siesta bajo su higuera. La
mirada de Platero y el suave movimiento de las hojas lo mecen hasta que vuelve a
quedarse dormido. De una manera bella, el autor compara su párpado cayendo con el
aleteo de una mariposa.

Capítulo XLVI: La tísica


Juan Ramón le pide a Platero que saque a pasear en su lomo a una mujer que sufría de
fiebre tísica. La mujer ya está cansada de su enfermedad, pero el burro la trata con
cuidado.

Capítulo LVII: El Paseo


Sus paseos son lentos y tranquillo. Platero se suele sentar o comer hierba del prado
mientras Juan Ramón recita sus poemas.

Capítulo CXXVI: Carnaval


A Platero lo han disfrazado en ocasión del Carnaval, pero él no está cómodo y acude
continuamente hacia Juan Ramón.

Capítulo LII: El pozo


En una bonita descripción llena de adjetivos y también reflexión, el autor equipara lo
profunda que es la palabra «pozo».

Capítulo LXXIII: Nocturno


El pueblo está de fiesta, lleno de luces, fuegos artificiales… Pero al mismo tiempo, Juan
Ramón siente nostalgia al ver cómo, en contraposición, la oscuridad reina sobre el
campo.

Capítulo XVII: El niño tonto


Juan Ramón pasa por un lugar en el que siempre veía a un niño con discapacidad. Al
no verlo, entiende que quizá ahora el pequeño está sentado en el cielo, describiendo
así de una manera muy bella la muerte.

Capítulo LXVIII: Domingo


Platero y Juan Ramón han aprovechado la calma de la procesión de la Virgen del
Carmen (en agosto) para subir al monte. Allí uno come mientras el otro lee. Cada cierto
tiempo, se miran compartiendo su complicidad.

Capítulo XXXVII: La carretilla


Juan Ramón y Platero están paseando cuando escuchan el llanto de una niña. Cuando
se acercan, ven que su borriquillo se ha quedado atrapado bajo una carretilla y ella
sola no puede moverla. Juan Ramón ata a Platero a la carretilla para que la levante y
así puedan liberar al otro animal. La niña, agradecida, les regala dos ricas naranjas.

Capítulo XXII: El retorno


Juan Ramón y Platero regresan tras un día recogiendo flores. El aroma de estas llena el
espacio y sus fosas nasales mientras el narrador admira el cambio de colores del prado
y el pueblo dibujándose en el horizonte.

Capítulo LXXXII: El pastor


Juan Ramón describe con adjetivos como «tranquilo» y «sencillo» al pastor. También
reconoce que es un hombre que siempre está pidiéndole que le regale a Platero, pero
Juan Ramón se niega.

Capítulo CXII: Convalecencia


Juan Ramón ha enfermado y, convaleciente, desde su cama escucha la alegría de los
niños y los burros.

Capítulo LXXXI: La niña chica


Platero se emociona mucho cuando ve llegar a una niña del pueblo, con la que tiene
muy buena relación. La niña adora al burro, al que llama de manera cariñosa
«Platerito».

Capítulo LXXXV: Otoño


El fresco del otoño llega y con él los árboles se despiden de sus hojas verdes, que
volverán, y dan la bienvenida al color amarillo.

Capítulo LXXIV: Sarito


Sarito, el empleado de Rosalina (la novia puertorriqueña de Juan Ramón), andaba
buscando al autor durante la vendimia. La gente miraba a este joven con mala cara, ya
que era negro y estaba desnutrido. Su maldad era tal que incluso un señor se peleó
con él. Sarito le cuenta todo esto mientras pasa su mano, tranquilo, por el pelaje suave
de Platero.

Capítulo LXXXVIII: Tarde de octubre


Los niños, ya en octubre, han vuelto al colegio y a la academia y eso se nota en las
calles, donde ya nadie juega.

Capítulo XX: El loro

Juan Ramón acude con Platero y con El Loro a la casa de su amigo el médico. Allí se
presenta una mujer pidiendo ayuda pues un hombre tiene una herida de bala. El
experto en medicina lo atiende y le dice que no pasada nada, frase que el loro repite
como un deseo.

Capítulo LIX: Anochecer


El autor describe la noche en el pueblo. Por un lado, hay una luz que invita a ver a las
gentes volviendo del trabajo, a los niños jugando… Pero la oscuridad también deja ver
a los mendigos, a los ladrones esperando su oportunidad…

Capítulo XLVII: El rocío


En la procesión de la Virgen del Rocío, a la que acude todo el pueblo, van también
Juan Ramón y Platero, al que el primero se ha preocupado de limpiar y acicalar. Narra
la alegría compartida del evento.

Capítulo LXIII: Gorriones


El autor alaba la libertad y la belleza de los gorriones, que nadie aprecia pero son aves
cuya única preocupación es volar e inspirar a los poetas en cuyas ventanas se posan.

Capítulo CVII: Idilio de noviembre


Noviembre ha llegado y eso quiere decir que Platero pronto tendrá que ponerse a
trabajar en la vendimia.

Capítulo LXXXIII: El canario se muere


Juan Ramón anuncia la muerte del canario, que ya no pudo volver a cantar. Los niños
lloran su muerte.

Capítulo LXXVI: Los fuegos


Al acabar septiembre y las fiestas, Juan Ramón sube al monte con Platero para ver
desde allí cómo los fuegos artificiales iluminaban todo.

Capítulo XC: El racimo olvidado


Juan Ramón y Platero, en sus paseos, ven como los racimos empiezan a salir. Los niños
también lo ven y lo anuncian a gritos.

Capítulo CXX: Noche pura


Juan Ramón le dice a Platero que una noche como la de ese día, tan tranquila y bella,
había que admirarla con tranquilidad. Compara su actitud con la de las otras personas,
que se dejan llevar por las prisas y no se paran a contemplar lo que hay a su alrededor,
por muy especial que sea.

Capítulo CXIV: El alba


Juan Ramón observa que Platero bosteza aún cuando ha dormido mucho, por lo que
se pregunta si el hecho de que no haga nada no será culpa suya por no haberlo puesto
nunca a trabajar.

Capítulo CXVI: Navidad


Es Noche Buela y Juan Ramón cuenta cómo toda su familia está reunida en casa.
Platero juega con los niños que lo visitan en una noche tan especial.

Capítulo CXVIII: El invierno


El invierno está a punto de llegar, algo que se nota por cómo está cambiando el
aspecto de la naturaleza.

Capítulo XXIX: Idilio de abril


Juan Ramón ha dejado que Platero vaya al arroyo con algunos niños del pueblo.
Cuando regresan, la lluvia que cae no les hace olvidar lo bien que lo han pasado y sus
sonrisas no se desdibujan de sus caras. El burro también se muestra muy feliz.

Capítulo XXXII: Libertad


En el prado Juan Ramón ve que unos niños han colocado una red para cazar a pájaros.
Lo que decide hacer es subir a lo alto de una colina para avisar a las aves y evitar que
se acercasen. Platero hace una caricia a Juan Ramón dándole a entender que aprecia el
gesto de salvar a la fauna.

Capítulo CXXXII: La muerte


Juan Ramón anuncia que esa mañana había visto a Platero tumbado e incapaz de
moverse. Cuando llamó al médico, este no supo exactamente qué le pasaba, aunque
cree que algo de una raíz mala. Finalmente, Platero muere con la tripa hinchada.

Capítulo CXXXIII: Nostalgia


Juan Ramón trata de comunicarnos sus sentimientos de añoranza y nostalgia tras la
muerte de su querido Platero.

Capítulo CXXXIV: El borriquete


El autor decide enterrar a Platero en el granero donde siempre jugaron tanto. Además,
allí seguirán yendo los niños a jugar, lo que alegraría al burro.

Capítulo CXXXV: Melancolía


Los niños acompañan a Juan Ramón a la tumba de Platero, guardando silencio como
signo de respeto.

Capítulo CXXXVI: A Platero


A pesar del tiempo pasado, Juan Ramón mantiene vivo en su memoria a Platero,
recordando sus paseos y los buenos momentos leyéndole sus textos, cabalgando
juntos… Está seguro de que sigue mirándolo desde el cielo.

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