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Capítulo CI: El eco

En el prado, Platero experimenta por primera vez lo que es el eco, que le devuelve sus propios
rebuznos. El sonido le causa inquietud y quiere irse.

Capítulo CII: La vieja plaza de toros

Platero y Juan Ramón han invitado a comer a varios niños. De repente, uno de ellos se levanta
lleno de energía y emoción cuando oye llegar a su madre.

Capítulo CIII: La fuente vieja

Juan Ramón pide Platero que admire con él la fuente del pueblo, donde el agua brota blanca y
celeste, creando un bello espectáculo de colores.

Capítulo CIV: Camino

Los dos protagonistas caminan entre el paisaje otoñal, en el que el autor destaca los árboles
sin hojas.

Capítulo CV: Piñones

Juan Ramón rememora cómo cuando era niño y el invierno empezaba a llamar a la puerta
comía piñones. Decide pues ir a comprar algunos para compartirlos con su amigo Platero.

Capítulo CVI: El toro huido

Platero y Juan Ramón llegan al naranjal, donde aparentemente no hay nadie. Al poco rato se
dan cuenta de que no están solos, pues hay un toro que se ha fugado y está yendo hacia la
colina para escapar.

Capítulo CVII: Idilio de noviembre

Noviembre ha llegado y eso quiere decir que Platero pronto tendrá que ponerse a trabajar en
la vendimia.

Capítulo CVIII: La yegua blanca

Juan Ramón y Platero se encuentran por el camino una escena que les entristece mucho. Una
yegua ha muerto porque su dueño la echó por vieja y porque luego unos niños, cuando la
vieron desnutrida en medio del campo, empezaron a tirarle piedras.

Capítulo CIX: Cencerrada

Juan Ramón observa la procesión, de la que también forma parte Platero, que se dirige a los
campos de vendimia.

Capítulo CX: Los gitanos

Juan Ramón narra que los gitanos nómadas ya han vuelto al pueblo y han pedido permiso al
alcalde para acampar El autor recuerda cómo se divertían y también como robaban.

Capítulo CXI: La llama

Platero observa hipnotizado una llama de fuego. Juan Ramón hace lo mismo, describiendo su
belleza y comparándola con el cuerpo de una mujer.

Capítulo CXII: Convalecencia


Juan Ramón ha enfermado y, convaleciente, desde su cama escucha la alegría de los niños y los
burros.

Capítulo CXIII: El burro viejo

El autor empieza a ser consciente del envejecimiento de Platero, que cada vez está más
cansado y más perdido.

Capítulo CXIV: El alba

Juan Ramón observa que Platero bosteza aún cuando ha dormido mucho, por lo que se
pregunta si el hecho de que no haga nada no será culpa suya por no haberlo puesto nunca a
trabajar.

Capítulo CXV: Florecillas

Juan Ramón recuerda a su madre y también a su abuela.

Capítulo CXVI: Navidad

Es Noche Buela y Juan Ramón cuenta cómo toda su familia está reunida en casa. Platero juega
con los niños que lo visitan en una noche tan especial.

Capítulo CXVII: La calle de la ribera

Platero y Juan Ramón pasan por la calle donde el hombre nación. Recuerda que cuando era
niño era una calle donde siempre había marineros, que daban un poco de miedo por llevar
siempre un cuchillo encima.

Capítulo CXVIII: El invierno

El invierno está a punto de llegar, algo que se nota por cómo está cambiando el aspecto de la
naturaleza.

Capítulo CXIX: Leche de burra

Juan Ramón cuenta que hoy el ciego ha estado ordeñando a su burra. El animal ya está muy
mayor, igual que su amo, y actúa casi como un lazarillo a pesar de lo mal que la trata el ciego.

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