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Capítulo LXXXI: La niña chica

Platero se emociona mucho cuando ve llegar a una niña del pueblo, con la que tiene muy
buena relación. La niña adora al burro, al que llama de manera cariñosa «Platerito».

Capítulo LXXXII: El pastor

Juan Ramón describe con adjetivos como «tranquilo» y «sencillo» al pastor. También reconoce
que es un hombre que siempre está pidiéndole que le regale a Platero, pero Juan Ramón se
niega.

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Capítulo LXXXIII: El canario se muere

Juan Ramón anuncia la muerte del canario, que ya no pudo volver a cantar. Los niños lloran su
muerte.

Capítulo LXXXIV: La colina

Juan Ramón habla de nuevo de su locus amoenus, en esta ocasión de la colina donde
descansa, lee y tanta felicidad encuentra.

Capítulo LXXXV: Otoño

El fresco del otoño llega y con él los árboles se despiden de sus hojas verdes, que volverán, y
dan la bienvenida al color amarillo.

Capítulo LXXXVI: El perro atado

Platero y Juan Ramón miran a un perro que siempre está atado y ladrando, lo que hace que los
niños siempre lo miren con curiosidad.

Capítulo LXXXVII: La tortuga griega

Juan Ramón recuerda a una tortuga que, en su juventud, encontró y cuidó con su hermano.
Todos los niños jugaban con ella y probaban cuán fuerte era tirándole cosas al caparazón.

Capítulo LXXXVIII: Tarde de octubre

Los niños, ya en octubre, han vuelto al colegio y a la academia y eso se nota en las calles,
donde ya nadie juega.
Capítulo LXXXIX: Antonia

El autor cuenta como Antonia no lograba cruzar el río, pero él la animó para que lo hiciese.

Capítulo XC: El racimo olvidado

Juan Ramón y Platero, en sus paseos, ven como los racimos empiezan a salir. Los niños
también lo ven y lo anuncian a gritos.

Capítulo XCI: Almirante

Juan Ramón recuerda otro burro que tuvo, gran amigo también. Sin embargo, terminaron
llevándoselo, lo que sumió en una enfermedad con tristeza. Sin embargo, reconoce que, al
final, todo pasa.

Capítulo XCII: Viñeta

Todo está listo para la siempre, y los protagonistas lo observan mientras se sientan a
descansar.

Capítulo XCIII: La escama

Juan Ramón compara la personalidad y la actitud de los marineros con las del resto de gentes
del pueblo. Los marineros siempre están llenos de energía y dispuestos a contar mil anécdotas
de sus viajes.

Capítulo XCIV: Pinito

Juan Ramón recuerda a Pinito, que siempre estaba sucio y, según su madre, murió por
borracho. Reconoce que sus recuerdos cada vez son más leves.

Capítulo XCV: El río

El autor observa con Platero cómo el río, que antes servía para pescar y navegar, ahora es rojo,
color sangre, por las minas que se explotan a su alrededor. Ahora solo se aprovechan de él los
ricos.

Capítulo XCVI: La granada

Juan Ramón prueba encantado una rica y deliciosa granada que le han regalado. Explica
también que esta fruta es el símbolo de Moguer, donde vive.

Capítulo XCVII: El cementerio viejo


Juan Ramón se cuela con Platero en el cementerio para que su amigo conozca a las personas
que allí descansan, como su padre.

Capítulo XCVIII: Lipiani

Juan Ramón habla de Lipiani, el profesor y cuidador de los niños, a los que da gran alegría,
aunque les obligue a compartir con él su almuerzo.

Capítulo XCIX: El castillo

Los dos protagonistas se encuentran de nuevo en uno de sus lugares favoritos, la colina. Allí ni
molestan ni son molestados mientras observan el amanecer.

Capítulo C: La vieja plaza de toros

Juan Ramón saca sus recuerdos sobre la vieja plaza de toros, que él solo vio por fuera.
Rememora que de pequeño, quizá, llegó a entrar, pero no se acuerda. Esos recuerdos ahora
solo son como sueños.

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