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E q u ip o d o c e n te
de In tro d u c c ió n a la s T eorías P s ic o ló g ic a s
C o rrie n te s T eórico T é c n ic a s
Facultad de Psicología
Universidad de la República
P S IC O L IB R O S
U n i v e r s i t a r i o
Y
Derechos exclusivos de Publicación:
ISBN 978-9974-8167-7-0
Introducción
El p resente artículo se propone a n alizar las dificu lta de s que
la cultura occidental ha tenido, para lograr una concepción integra-
dora del hom bre, capaz de superar las clásicas dicotom ías alm a-
cuerpo o m ente-cuerpo.
Un recorrido en el tiem po, m ostrará la em ergencia de los di
feren tes p aradigm as que han dom inado y d eterm inado que aun
hoy, la dicotom ía m ente-cuerpo se presente com o problem a para
las ciencias de la salud, habiendo perm anecido com o una c o n s
tante a lo largo del tiem po y siendo uno de los ejes centrales en la
historia del se r hum ano.
La historiografía sobre el tem a es m uy am plia, te niendo en
cuenta que partim os desde antes de la Era C ristiana. Solo por una
cuestión tem poral serán posibles algunas referencias e sp e cificas,
re m itiend o al lector interesado, a co n su lta r las fuentes b ib lio g rá fi
cas que fueron referencia para esta exposición.
El tem a en sí m ism o resulta com plejo, en el sentido de los
m últiples enfo ques sostenidos por autores con posturas d ife re n
tes, siendo im posible citarlos a todos.
Es por tanto im portante señalar, que estam os re a liza n d o un
recorte de lo que creem os, son las lineas de producción de conocí-
m iento que m ás contribuyen a explicar y fu n d a m e n ta r la diversidad
de teo ría s o prácticas, que determ inan en definitiva, las co n ce p cio
nes de salud-enferm edad predom inantes hasta n uestros días.
O bserva m o s cóm o desde ios orígenes de la F ilosofía, con
los antigu os p e nsadores griegos com o representantes, hallam os
la preocupación por e n te n d e r la constitución hum ana ta n to en sus
aspectos físico s com o psíquicos.
M uchos siglos después, la m ism a tem ática seguirá siendo
ab ordada desde d istintos enfoques de la P sicología y de la M edi
cina, tan to en la academ ia, en el laboratorio o desde las que se ha
deno m in ado terapias alternativas.
Llegarem os a un siglo XX de grandes rupturas e p iste m o ló g i
cas en tod as las ram as de la ciencia, que co nm overán los saberes
e stab lecidos y aceptados. Sólo podrem os a cercarnos a una ce rte
za tem poraria , verd a d e s en perm anente construcción y cam bio.
E ste m odelo sólo es pensable desde la aceptación de un pa
radigm a com plejo, superando la idea de causalidad lineal y ve rd a
des únicas.
Tal vez así sea posible acercarnos a pensar en la P sico so m à
tica com o una disciplina más, que aporte una explicación dinám ica
e integral del hom bre del siglo x x i y proponga la superación de la
vieja escisión.
— 40 —
Ir Min de dos vocablos unidos, en el intento de c o n so lid a r una form a
ilii pen sar y e xplicar al ser hum ano.
S ócrates (470 a. C. - 399 a. C.) concebía un hom bre co n sti
tuido por un substrato m aterial, que serían el cuerpo y sus funcio-
nos, pero tam bién habla de una esencia inm aterial, a la que llam a-
i;i alm a y que tien e que ver con los pensam ientos y sentim ientos.
: ;u recordada frase “C onócete a ti m ism o ” , señala los aspectos
in lle xivo s del sujeto com o una necesidad para la búsqueda de lo
verdadero.
R econocem os en Platón (428 a. C. - 347 a. C.) la prim era
concepción dicotòm ica com o form a explicativa del fun cio n a m ie n to
hum ano. Su planteo ubica la razón en la cabeza y el coraje en el
abdom en. D esde esta postura, la dicotom ía razón - opinión, nos
lleva a je ra rq u iz a r a la prim era, quedando en un se gundo plano la
opinión, lo sensible, lo no razonado.
A ristóteles (384 a. C. - 322 a. C.) retom ará el p ensam iento
de su m aestro Platón, pero realizará algunas variaciones. S eñala
que las ideas no pueden existir separadas de la “cosa m ism a ” . Si
bien ¡a realidad es el m undo que vem os y sentim os, algunas cosas
e xisten en sí m ism as, com o un hom bre, una casa, etc; son solo
si form an parte de otras, por ejem plo un color, una cualidad (rojo,
bello, g rande). A ristóte les llam ará su stancias a las prim eras y las
considera la form a fundam ental. Llegará a la conclusión de que
todas las cosas se com ponen de dos elem entos: form a y m ateria.
A m b a s no pueden pensarse separadas. A sí alm a y cuerpo
son e lem en tos inseparables. Si bien la m anera de p e n s a re n pares
se m antiene, com o uno con dos partes, hay un prim er intento de
co nceb irlas com o dos caras de la m ism a m oneda.
La M edicina ha reconocido a H ipócrates (460 a. C. - 367 a.
C.), com o su padre, siendo de sum o va lo r sus aportes, m uchos de
ellos o lvidad os a lo largo de la historia, pero que m antienen hoy
plena vigencia.
S osten ía la idea del cuerpo com o unidad funcional, siendo el
alm a la que tiene una función reguladora que se m odifica c o n sta n
te m ente y form a un todo con el cuerpo. Esta unidad organizada,
dirá H ipócrates, puede desorganizarse y allí surgiría la e n fe rm e
dad.
— 41 —
Las con trib u cio n e s de este p e nsador serán de gran im p o rta n
cia, en cuanto fue el prim ero, según se tiene registro, en desta ca r
la relevancia de la observación clínica y la anam nesis del paciente,
viendo al enferm o en su contexto general e in cluyendo las causas
am b ie ntales de las e n ferm edades com o el clim a, los vientos, el
agua y ten ie n d o en cuenta el pasado del enferm o, su p resente y
su futuro.
Tenem os en H ipócrates una clara visión integradora del suje
to, que si bien m antiene la búsqueda de causas e xplicativas, estas
pueden se r diversas.
La im portancia del contexto nos m uestra una conce p ció n de
hom bre d iferente a la de los filósofos de su época, ya que lo sano
y lo enfe rm o se relacionan con las condiciones de vida de los su je
tos, por ta n to está im plícito en ello lo que se conciba y acepte para
esa época com o salud o enferm edad.
D urante el período m edieval (siglos v a x v ) y el surgim iento
de la Iglesia com o dom inadora de la cultura, la actitud del hom bre
estaba centrada en el dogm a religioso y la fe com o ve rd a d e s in
cuestionables.
Del p rim e r período m edieval se destacó San A gustín, un clé
rigo que retom ará las ideas de Platón tra tan d o de e xp lica r m e d ia n
te la razón lo que cree que es la fe. Ésta es la que hace posible el
e ntendim iento, la razón debe ser ilum inada por la fe.
Tam bién en la línea de conciliar razón y fe, ya a va n za d o el
siglo xni, el e clesiástico S anto Tomás de A quino, se a poyará en el
pen sam iento de A ristóteles, afirm ando que si bien no es posible
c o nce bir m ateria sin form a, sí es posible la existencia de form a sin
m ateria y de allí se sostiene la existencia de Dios.
Se m antiene por tanto la distinción en dos estados posibles,
tal com o se había concebido en la A ntigüedad, solo que ahora el
fuerte p od e r eclesiástico ponía a su servicio y para e xp lica r su d o g
ma, las ideas que la F ilosofía había aportado siglos atrás.
La concepción de salud y enferm edad en este período re co
nocía la clasificación en enferm edades del cuerpo, llam adas “n atu
ra les” y e n fe rm e d a d e s del alma, denom inadas “so b re n a tu ra le s” .
A tra vé s de estas últim as se ju stifica b a n las disidencias que
el cristia nism o tenía, ya que toda ¡dea que cuestionara el dogm a
mllflloso, era considerada un alm a poseída por el dem onio y sufría
1.1 ((liorna en la hoguera.
Hacia los siglos xvi y xvn, durante el período co n o cido com o
M odernidad, se producen im portantes cam bios políticos, e co n ó m i-
i .iin y so cia le s.13
La Reform a Religiosa y la crisis de la Iglesia C atólica co n trib u
yan a la separación de la ciencia y la fe, surgiendo nuevas form as
<|u ver y explicar los viejos problem as que preocupan al hom bre.
En estos años es que ubicarem os el su rg im ie n to de la cie n
cia m oderna con im portantes descubrim ientos y e x p e rim e n ta d o -
nos que darán a la producción de co nocim ientos un ca rá cte r de
utilidad. S erá una ciencia al servicio del hom bre para m o d ifica r la
naturaleza en la búsqueda de beneficios propios.
M uchos son los exponentes de este período, pero p a rticu la r
m ente qu ere m os de sta ca r las figuras que hacen al tem a que nos
convoca, en la búsqueda de respuestas históricas al te m a de la
oscisión m ente-cuerpo.
Uno de los filósofos reconocidos com o de m a yo r incidencia
on el pen sam iento m oderno es R ene D escartes (F rancia 1596-
1650).
Entre sus notables aportes al pensam iento cie n tífico de la
época, se destacan la elaboración de un m étodo a n a lítico d e d u c
tivo y la distinción de una m etafísica que trata los p ro b le m a s del
alm a y una física aplicada al m undo m aterial. Su p lanteo es de
term inante, en cuanto señala una fe en la certeza a b soluta de la
ciencia.
La clave del m étodo es la duda radical, hasta lle g a r a lo que
no se puede dudar: su existencia: “pienso luego e x is to ” .
D istingue entre “res exte n sa ” y “ res pensa n te ” com o ob ra s de
Dios. Se trata de seres hum anos habitados por un alm a racional
que se conecta al cuerpo por la glándula pineal, ubicada en el
cerebro.
La razón es m ás cierta que la m ateria y el c o n ce p to de cu e r
po no incluye nada que pertenezca a la m ente y viceversa.
— 43 —
A sig na al cuerpo una extensión, es espacial y puede e jecutar
.u;don<'s por si m ism o, sin la intervención de la m ente; en cam bio
< I nlm fl o m ente no tienen extensión. D escartes dirá que excede
nuestra capacidad co m p re n de r cóm o están unidos cuerpo y m en
tó, pues no sa b e m o s cóm o y cuándo ese cuerpo e spacial se ve
afectado por la m ente.
El a u to r y filósofo G. V esey (1970) llam ará a este dilem a p lan
teado por D escartes “el pun to m uerto cartesiano", pues es a partir
de esos planteos que m uchísim os autores posteriores se e m p e
ñen en reso lve r este dilem a, o por lo m enos intentan dar respuesta
a esta dicotom ía, que aún cuesta d e sce n tra r com o problem a en el
ám bito de las ciencias de la salud.
A co rd a m o s con V esey que se trata de un “p u n to m u e rto ” en
el sentido que así planteado no quedan alternativas.
El problem a queda instalado desde el m om ento que se co n
cibe al hom bre e scindido y form ado por dos co m p o n e n te s que, al
asignarles una com posición diferente, es im posible su integración.
Es com o si p e nsáram os en la clásica m ezcla de agua y aceite, su
com posición m ism a im pide su fusión en una sola.
P artiendo de este “pun to m uerto c a rte s ia n o ” a m ediados del
siglo x vil, serán m uchos los autores que buscan las respuestas
m etafísicas a este problem a. Sin em bargo, q u isiéram os d e sta ca r
no solo las respuestas en este sentido, sino intentar una breve pa
norám ica que perm ita visu a liza r cóm o, desde diferentes co n ce p
ciones de hom bre y de ciencia, hallam os interesantes planteos que
perm iten pe n sa r en las construcciones te ó rica s y prácticas de los
siglos posteriores, en lo referente a las corrientes psicológicas.
D estaca re m os básicam ente tres líneas o enfo q u e s sobre el
tem a en cuestión:
a) Las respuestas m etafísicas y filosóficas.
b) Las posturas de la neurofisiología y la “psicología e xp e ri
m e n ta l’’.
c) Los enfo q u e s de la psiquiatría dinám ica, em e rg ie n d o una
concep ció n de la salud y la enferm edad que se acerca a lo
integral y que será resistida por la academ ia y cu estionada
por el paradigm a vigente.
— 44 —
El siguiente cuadro c o m p a ra tivo perm ite v is u a liz a r en form a
sim ultánea las respuestas que m u ch o s autores aportaron a la di-
li'in á tica planteada.
1600____________ 1700____________
D E S C A R T E S (1 5 9 6 -1 6 5 0 ) "H U M E (17 1 1 -1 77 6 )
In te ra c c io n ism o m e n te - M ente co m o im p re sio n e s de
cuerpo. la e xp e rie n cia .
M E L A B R A N C H E (1 6 3 8 - DE LA M E T T R IE (17 0 9 -
(/) 1751)
1715) O ca sio n alism o . N o hay
11 influencia. M ate ria lism o , niega la
™s g.
c/) w m ente.
(ü
C/J tp r- S P IN O Z A (1 6 3 2 -1 6 7 7 )
O) a)
N iega la m ente. D oble a s p e c K A N T (1 7 2 4 -1 8 0 4 )
13 ^
cu J5 ■o to. M ism a su sta ncia. M ente co m o o rg a n iza d o ra
>> o de la e xp e rie n cia .
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L E IB N IZ (16 4 6 -1 7 1 6 ) A rm o
(/) nía de am bas. H A R T L E Y (1 7 0 5 -1 7 5 7 )
CD
a: A to m ism o . E n fo q u e fis io ló
B E R K E L E Y (1 6 4 6 -1 7 1 6 ) gico.
In m a te ria lism o . El c u e rp o es
una p e rce p ció n de la m e n te .
o W H Y T T (1 7 1 4 -1 7 6 6 )
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a) oo — R e fle jo s in vo lu n tario s.
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B E R N H E IM (18 4 0 -1 91 0 )
S u g e stió n . P sico te ra pia
— 46 —
I as respuestas metafísicas y filosóficas
B aruch S pinoza (1632-1677) negará la existencia de la m e n
te y el cuerpo com o entidades distintas y dirá que am bas son as
pectos de la m ism a sustancia. Su teoría conocida com o del doble
aspecto sostiene com o única sustancia e xistente a Dios, re co n o
ciendo la m ente y el cuerpo com o aspectos distintos de la e xis
tencia.
— 47 —
1) S em ejanza: La m ente tiende a aso cia r lo parecido.
2) C ontigüidad: Dos elem entos o hechos que se e x p e rim e n
tan ju ntos, se tienden a recordar juntos.
3) C ausa- efecto: A un fenóm eno que ocurre a continuación
de otro, so le m o s asociarlos.
— 48 —
anim ales en un com ienzo, se cuestionan sobre estím ulos, reflejos
e im pulsos nerviosos.
Entre m uchos, fue destacado R obert W h ytt (1714-1766), pio
nero en re alizar estudios rigurosos sobre los reflejos involuntarios
en el estudio de ranas. Luigi Galvaní (1737-1798) co ntinuando en
la línea anterior, observó aspectos relacionados con la electricidad
anim al, utilizando aparatos para su m edición.
A uto re s posteriores com o H elm holtz (1821 -1894), se basarán
en estos antecedentes para e stu d ia r el sistem a nervioso hum ano
y m edir la velocidad de los im pulsos. Fueron valiosos sus aportes
sobre la percepción y se le reconoce por la invención del ofta lm o s-
copio (instrum ento para e xa m in a r la retina). S us e studios sobre
la visión, explicaban de m anera bastante exacta, los m ecanism os
por los cuales podem os c a lcu la r la distancia entre objetos.
En relación a la localización de las funciones cerebrales, se
reconocen los estudios de F ranz Gall (1758-1828) com o un p ione
ro en el intento de localizar e spacialm ente las áreas cerebrales. Si
bien falló en algunos de sus presupuestos, el aporte que d e sta ca
m os para la P sicología, tiene que ver con su afirm ación de que “el
cerebro es el órgano de la m e n te ” , instalando una con ce p ció n que
otorga a la m ente facultades intelectuales y em ocionales.
O tro grupo de autores llam ados “p sico físico s” , tam bién han
de consid erarse com o a n tecedentes en la construcción de la lla
m ada “ P sicología experim ental o cie n tífica .” Dicha nom inación se
les asigna, dado que buscarán re la cio n a r lo que consideran a sp e c
tos psicológicos del hom bre, con sus m anifestaciones físicas.
E rnest W ebe r (1795-1878) se interesó en la fisio lo g ía de los
ó rgan os se nsoria les e investigó cóm o se produce el proceso de
percepción de los estím ulos externos. P lanteó lo que se reconoce
com o prim era ley m atem ática en Psicología, ya que hablaba de
“un um b ra l d ife re n cia l m ínim o de percepción".
G ustav F echner (18 0 1 -18 8 7 ) es co nsiderado un se g u ido r
de los estud ios de W eber y se propuso re la cio n a r el m undo físico
y el de la m ente, buscando una relación que fuera re g istra b le y
cuantificable. U tilizó varios m étodos para m e d ir la m agnitud de las
sensaciones, los que si bien fu eron cue stio n a d o s por parte de la
academ ia, le aseguraron cierto re co n o cim ie n to por parte de a lg u
nos investigadore s que veían en los e studios e xp e rim e n ta le s de
— 49 —
laboratorio, el com ienzo de la legitim ación científica de los a sp e c
tos psicológicos.
W ilh elm W undt (1832-1920), había tra b a ja d o com o asistente
de H e lm holtz y se m ostraba m uy interesado en los e studios de
sen sa ciones y percepciones.
La historia de la P sicología, lo ha reconocido com o el psicó
logo experim ental que logró siste m a tiza r y o rd e n a r los e studios
realizados en su época. La creación de un laboratorio de d icad o
e sp ecíficam e n te a estudios psicológicos en 1875 en Leipzig y la
concurrencia al m ism o de investigadores de varios lugares de Eu
ropa, e incluso de los E stados Unidos, hizo de W undt un referente
ineludible de la P sicología científica de su m om ento.
Las inve stig acio n e s incluían, análisis de se nsaciones, e stu
dios de atención, percepción, m em oria y asociación de ideas.
D esde esta postura, la m ente aparece ra d icalm ente se p a ra
da del cuerpo, ya que se je ra rq u iza n los ó rganos se n so ria le s que
reciben estím ulos, d efiniendo los “h echos o contenidos de co n
ciencia" com o objeto de estudio.
Los investigadores anteriorm ente citados, pertenecen a la
que podríam os d e n o m in a r “la cuna de origen", de la P sicología
científica en A lem ania, sin em bargo, la producción de c o n o cim ie n
to e m igraba p rontam ente a los Estados U nidos, donde deb e m o s
d e stacar a W íllíam Jam es (1842-1910), quien tu vo un reconocido
lugar co m o fu n d a d o r de la Psicología.
En el año 1890 escribió el libro “P rincipios de P sico lo g ía ” ,
con siderada obra clásica, en la cual se m uestra partidario de la
introspección y señala las propiedades de la conciencia. Ésta es
definida com o “ ...u n flujo continuo que no puede de sco m p o n e rse
en unid ades sim p le s y para estudiarla es preferible p e n sa r en su
utilidad m ás que en tra ta r de indagar su e s tru c tu ra ...” 15
Su postura pragm ática radical, lo llevó a c o n s id e ra r a las
e m ocione s com o procesos fisiológicos particulares y la e xistencia
de estím ulos e xternos que afectan nuestros ó rganos físicos. R es
pecto al problem a m ente-cuerpo, m antuvo dos posicio n e s que por
m om entos se contradicen. P or un lado señala que todo está fo r
m ado p or una sola m ateria y no hay distinción m ente-m ateria. En
15 Op. cit.
— 50 —
otro m om ento se acerca a la posición de B e rk e le y (Inm aterialism o)
y dice que la m ateria no existe.
Es intere san te señalar, un interés q u iz á s m enos conocido de
este autor, y es lo referente a su cu rio s id a d y a tracción por los
fenóm enos “p aran orm a le s” . Creía en la te le p a tía y en el e sp iritis
mo, quizás po r ello es tan difícil se ñ a lar u n a postura definida con
respecto a lo que definía com o m ente y co n c ie n c ia .
Tam bién en Estados Unidos, a lg u n a s déca d a s después,
m erece ser destaca do John W atson (1 8 7 8 -1 9 5 8 ), co n sid era d o el
cread or del C onductism o. En su crítica a la psicología clásica y al
uso del m étodo introspectivo, se propone d e s a rro lla r una P sico lo
gía o bjetiva y experim ental que pudiera s e r co nsiderada dentro de
las ciencias naturales. Para ello se p la n te a com o objeto de e stu
dio “ la conducta h um ana” . En su obra se d is tin g u e n básicam ente:
a) el “cond u ctism o m e to d o ló g ic o ” que s o s tie n e el uso del m étodo
científico e xperim ental, b) el "co n d u ctism o m e ta físico ” , en el cual
fundam enta que la m ente no existe.
Toda actividad hum ana incluyendo p e n s a m ie n to s y e m o cio
nes, se pueden explica r a través de m o v im ie n to s m u sculares o
se crecione s glandulares. D esde esta p e rsp e ctiva , W atson elije no
pen sar en el problem a de la escisión m e n te -cu e rp o . Sí se deja de
pen sar com o problem a m etafísico y se lo coloca en el polo c ie n
tífico, es ne cesario a n u lar la m ente, p u e s co rre sp o nd e a una ca
tegoría no m edible, desde el paradigm a p ositivista de la ciencia
exacta.
Bibliografía
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