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1. INTRODUCCIÓN
El mundo de los vinos generosos es realmente complejo. Todos ellos se caracterizan por
elaborarse a partir de uva blanca, independientemente del color final por el que se
caracteriza cada tipo.
2. ZONAS DE PRODUCCIÓN
o Amontillado
o Palo cortado
o Oloroso
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• Vinos dulces naturales, elaborados con las variedades Moscatel o Pedro
Ximénez
o Pale Cream
o Medium Cream
o Cream
3. PROCESO ELABORACIÓN
VENDIMIA
PRENSADO
Una vez que la uva llega al lagar y que se han realizado los controles de pesaje oportunos,
se toma una muestra representativa de las uvas transportadas para realizar un análisis
de su grado de maduración y de su estado sanitario.
A continuación, se descarga en una tolva con un sistema de tornillos sin fin que
transporta la uva a una despalilladora-molturadora, para facilitar la extracción del mosto
gracias a la presión. El despalillado es opcional y puede realizarse antes o después de la
molturación.
Tras esto, la pasta resultante se lleva junto con el mosto liberado a un sistema de
extracción, que, con presión, logra la obtención del mosto. Según la presión ejercida se
obtendrán diferentes tipos de mostos, de primera yema, de segunda yema y mosto
prensa. De acuerdo con la reglamentación de la D.O. solo se podrán utilizar los mostos
con un rendimiento máximo de 70l por cada 100kg para la elaboración de Vinos de Jerez,
el mosto que no cumpla esto se utilizará en otras elaboraciones.
LA FERMENTACIÓN ALCOHÓLICA
Para que la fermentación pueda comenzar, se suelen utilizar los llamados “pies de cuba”,
donde se añade en los depósitos una proporción de entre el 2 y el 10% de mosto en
plena fermentación junto con una cepa de levadura seleccionada.
EL VINO BASE
El vino ya fermentado se denomina vino base y está listo para el deslío que consiste en
separar el vino de las lías formadas en el fondo del depósito durante la fermentación,
consiguiendo así un vino blanco seco, afrutado y poco ácido, que será la base para la
elaboración posterior del vino de Jerez.
VELO DE FLOR
Este fenómeno, característico de los vinos de la zona de Jerez tiene lugar como
consecuencia de la aparición de determinadas cepas de levaduras, que se han ido
imponiendo durante años en los vinos de la zona hasta hacerse fundamentales en la
elaboración de estos. Estas aparecen al final de la fermentación alcohólica, cuando el
contenido de azúcares en el vino es ya casi nulo, y con ayuda del oxígeno, se multiplican
tomando como sustrato el propio etanol y otros nutrientes presentes en el vino
formando una capa o velo sobre la superficie del líquido, impidiendo el contacto de éste
con el aire. De esta manera, el vino permanece protegido frente a la oxidación.
Durante este proceso, las levaduras interactúan con el vino, captando, no solo el etanol
presente en este, sino también azúcares residuales, oxígeno disuelto o glicerina,
produciendo a cambio compuestos entre los que destacan los acetaldehídos. En
definitiva, van a propiciar, por la acción de su metabolismo, cambios significativos en los
componentes del vino, y por tanto en sus características organolépticas definitivas.
Por último, para la formación del velo, se requieren de unas condiciones ambientales
específicas de temperatura, humedad, grado alcohólico y oxigenación diferentes para
cada género y especie de levadura. Las más típicas en los vinos de crianza biológica del
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Marco de Jerez son las siguientes: Saccharomyces Beticus, Saccharomyces Cheresiensis,
Saccharomyces Rouxii, Saccharomyces Montuliensis.
A este grupo pertenecen vinos como el famoso Pedro Ximénez, que recibe este nombre
debido a la variedad de uva empleada en su elaboración, la Pedro Ximénez. En este caso,
como el propio epígrafe indica, se trata de vinos dulces, y por lo tanto no secos (como
en el caso de los vinos de crianza biológica vistos anteriormente), con un contenido en
azúcares superior a 5g/l. Estos vinos, en primer lugar, difieren de los de Jerez en la
vendimia de la uva; esta se recoge cuando posee un elevado contenido en azúcares y en
vez de transportarla hasta la bodega, se lleva a cabo lo que se denomina el “asoleo”, que
consiste en exponer las uvas, una vez recogidas, en esteras al sol para que alcancen la
pasificación. Durante este proceso, la uva pierde gran cantidad de agua, concentrándose
así el contenido azucarado, a la vez que se suceden una serie de cambios fisicoquímicos,
que derivan en un incremento de color, densidad, viscosidad, untuosidad y aparición de
notas aromáticas y gustativas propias de la uva y del futuro vino de Pedro Ximénez.
Los vinos generosos se definen como vinos secos (con un contenido azucarado inferior a
5 g/L), elaborados a partir de la fermentación de los mostos (de uva Palomino
generalmente) mediante levaduras formadoras del denominado “velo de flor”.
En función del tipo de crianza que lleven a cabo, se diferenciarán 5 grandes tipos:
• Amontillado: Por otro lado, nos encontramos los amontillados, vinos que
iniciaron su proceso de elaboración bajo crianza biológica y finalizaron con
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oxidativa. Son muy secos, tienen un tono dorado con matices en tonos ámbar.
Ofrecen aromas balsámicos.
• Oloroso: Estos vinos de crianza oxidativa lucen una tonalidad ámbar y posee
notas de madera y pasas. Se trata de un vino algo complejo y singular que marida
perfectamente con quesos curados, embutidos curados, platos de caza, así como
con guisos de carne.