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Voluntario: ¿en tu casa?

Autor: Marcela Palos


@amaresconferencias

Seguramente has escuchado testimonios de personas sorprendentes


que han hecho grandes aportes a la humanidad con su trabajo social
en comunidades azotadas por la pobreza o algún desastre natural.
Ese tipo de testimonios siempre son heroicos y motivadores, y nos mueve
a hacer algo por los demás.

Desafortunadamente a veces pensamos que para ser voluntario de


alguna causa, tenemos que mudarnos a Tombuctú, irnos a África a
diseñar sistemas de agua, o enlistarnos en alguna organización de
protección del Amazonas.
Lo cierto es que el lugar donde podemos hacer el cambio más
importante que transformará positivamente la vida de muchos,
empezando por la nuestra, es nuestro hogar. Llegamos a creer que
para cambiar el mundo se tiene que hacer un trabajo extraordinario, y
si lo extraordinario consiste en ser perseverantes ahí en lo ordinario.

Te apuesto a que en tu casa hay muchas necesidades, como en la mía


y en la casa de todos. Empezando por la limpieza y el buen humor.
¿Cuántas veces no te has quejado porque tu ropa no esta lista, aún no
está preparada la comida, tus papás están de mal humor, o tu cónyuge
o bien tus hermanos o a tus hijos les falta alegría, la casa del vecino
tiene un jardín más lindo, o porque ya no hay nada en la alacena o en
el refri?
De todo eso que te quejas, has pensado, ¿cuántas cosas puedes
solucionar tú?.

A veces todos caemos en ser egoístas y pensamos poco en lo que hace


falta en nuestro hogar y a nuestra familia. Creemos que son los otros los
responsables de que todo este limpio y de que haya comida
preparada. Nos comportamos como si la fruta creciera sola en el refri y
que no hay necesidad de ir al supermercado por ella. Los cierto es que
independientemente de cual sea tu rol en casa, ya sea como madre,
padre, hijo, hermanos; quienes son los jefes del hogar sin duda tienen
una fuerte responsabilidad de sostener un hogar y debemos tener
comprensión con ellos. O si a ti te toca fungir ese rol, es muy importante
comunicar con amor el grado de responsabilidad que llevas en tus
hombros. Es pesado tener un excelente humor cuando después de 8
horas o más de trabajo y estrés, se llega a casa, y los hijos no han hecho
nada, más que checar Instagram, Facebook y Whatstapp. Si en este
momento quien me lee es hijo, imagina que pasaría si fueras el
responsable de mantener una familia y trabajar sin descanso, ¿Cómo
te sentirías? Seguramente también te volvería loco llegar a tu casa y
encontrar todo “patas pa arriba”, mientras que los demás descansan
plácidamente. Obviamente tienes tareas y proyectos que realizar al ser
estudiante pero, ¿cuánto tiempo desperdicias en las redes sociales? Te
aseguro que mínimo 2 o 3 horas al día, si no es que más. ¿Cuántas tareas
domésticas podrías hacer en todo ese tiempo?. Y si resulta que ya eres
jefe de familia, como podrías motivar a que tus hijos participen
comprometidamente en el hogar puesto que es de todos y todos
deben mantenerlo en orden y armonía. Y también cuestionarte sino
estás desperdicias tu tiempo en el trabajo, o en otras actividades que
le roban tiempo a tus hijos y a tu cónyuge.

Si te quejas de la violencia y las guerras en el mundo, y te molesta que


tus padres se enojen, especialmente porque la casa no esta ordenada
y tu no has recogido tu cuarto, ¿por qué no te conviertes en un agente
de paz, ordenando tu recamara y limpiando otras áreas de la casa, sin
que te lo tengan que pedir? Te aseguro que eso dará tranquilidad a
todo tu hogar, porque un enojo lleva a más enojos. Padres eviten gritos,
teniendo reglas claras y siendo firmes al cumplir los castigos, es más
sencillo eso que gritar y desgastarse con enojos. Y obviamente pon el
ejemplo, cierto que tu eres la autoridad en casa, pero la mejor
autoridad se gana sirviendo a los demás, y enseñándoles como servir
sin descanso y obviamente comprometiéndolos a que ellos ensanchen
el corazón de amor, para que puedan servir de esa manera.

La mejor manera de demostrarle nuestro amor y agradecimiento a


nuestros padres y hermanos es justamente haciendo labores
domésticas, especialmente las que a ellos más les desagradan.
Recuerda que amar es sacrificio.

En ocasiones queremos ser voluntario o misionero de mil causas, ser


doctor de la risa e ir con los niños enfermos, lo cual es muy lindo, pero
olvidamos la causa más importante: nuestra familia, nuestro hogar. No
podemos “ser candil de la calle y oscuridad de la casa”. Si quieres ser
voluntario de alguna causa social, te felicito, pero antes de que te
comprometas en ese servicio, asegúrate primero de que tienes tiempo
para ofrecer ese servicio en tu casa, y hacerlo con alegría y eficacia,
de esa manera muestras gratitud por todo lo que tus padres, hermanos,
cónyuge o hijos han hecho por ti. A veces queremos llevar felicidad y
generosidad a los orfanatos, albergues y asilos, y se nos olvida que
también en casa necesitan desesperadamente de nuestra chispa,
buen humor y sacrificio. Recuerda tu prójimo más próximo, son todos los
de tu casa. Si cada uno nos comprometemos a ayudar a los que más
nos aman: nuestra familia, te aseguro que este mundo tendría mucha
más felicidad, alegría y menos problemas sociales.

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