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Temario 9 La familia

Lección 1 La familia
El centro nuclear de la sociedad es la familia. Es el fundamento y piedra angular de la
formación del individuo y su identidad. La familia es el referente de cada persona y es
donde encontramos apoyo y comprensión en nuestros momentos de conflicto; o bien
donde nos reunimos a festejar nuestras alegría y éxitos. Por supuesto pueden surgir
diferencias entre los miembros de la familia por cuestiones de gusto, de opinión o de
preferencia pero todos debemos esforzarnos por mantener unida a la familia y en
armonía porque no hacerlo equivale a debilitar nuestra propia identidad. Los esfuerzos
de los gobiernos deben estar enfocados a mantener la unidad familiar y sus valores, pues
son la esencia del pueblo, pues cuando las familias están unidas entonces hay un
gobierno fuerte. Por el contrario, ante el desmoronamiento de las familias, es Estado se
debilita y eso se refleja en el aumento de las adicciones, mayor criminalidad, saturación
carcelaria, disminución en la productividad, aumento en la atención hospitalaria, y
mucho otros factores que frenan el desarrollo de un país. Todo por la desunión familiar.
Esa es la prioridad del Estado, Salvaguardar a la familia.

Lección 2 La familia
En la familia hay principios que fomentan la unidad como el amor y el respeto. Estos y
otros valores hacen que la familia sea fuerte y unida. Los hijos deben ser respetuosos de
sus padres y apreciar el amor y dedicación con que los padres trabajan por darles todo lo
necesario, muchas veces con gran esfuerzo, por lo que los hijos deben agradecer lo que
reciben y valorarlo. Actualmente muchas personas, especialmente niños y jóvenes, no
han aprendido a decir “gracias” por lo que reciben; o a valorar lo que tenemos,
especialmente si consideramos que hay gente mucho menos afortunada que nosotros
como los niños en Africa o en Haití donde, incluso, tienen que comer galletas de lodo
por su terrible pobreza. Esto tampoco significa que debemos ser conformistas sino
agradecidos por tener una familia que nos ama y se preocupa por nosotros. Debemos
aprender a decir “gracias”

Lección 3 La familia
En Florencia, Italia, vivía una familia compuesta por el padre, la madre y tres hijos. El
mayor se llamaba Carlo. El padre era empleado de ferrocarriles y como el sueldo que
ganaba no era suficiente, por la noche trabajaba como escribano, es decir, escribía
cartas, acuerdos, contratos y cualquier documento que necesitara quedar por escrito y,
como en ese tiempo no existían las máquinas de escribir, tenía que hacerlo a mano.

Carlo comprendía el esfuerzo que su padre hacía y por eso mismo se esforzaba en sus
estudios pero le acongojaba ver a su padre trabajando tanto así que un día se propuso
ayudarlo. Por las noches esperaba despierto hasta que su padre terminaba su trabajo de
escribiente y se recostaba a descansar. Entonces Carlo se dirigía al escritorio y trabajaba
hasta el amanecer. Lo hizo así durante varias semanas sin que su padre se diera cuenta.
Una noche, mientras se encontraba trabajando el pequeño Carlo escuchó un ruido pero
no le dio importancia y siguió escribiendo. Al poco rato escuchó que alguien suspiraba
atrás de él: era su padre quien lo abrazó y le dijo, doy gracias por tener un hijo como tú.
Lección 4 La familia
La historia de Carlo nos enseña que todos podemos apoyar a la familia de una u otra
manera. A veces nos negamos a ayudar porque nos da flojera o nos apena que nos vean
nuestros amigos y se burlen de nosotros, o porque creemos que nos es nuestra
obligación sino de los papás, pero en una familia todos tenemos la responsabilidad de
participar en los trabajos de limpieza y mantenimiento de la casa. Barrer, trapear,
limpiar, lavar los trastos o la ropa, ir por las tortillas o ayudar en la preparación de la
comida, etc. cualquier apoyo que nos soliciten es nuestra responsabilidad cooperar y
participar. Aún si no nos lo piden debemos hacerlo por iniciativa propia. Todo esto sin
descuidar nuestros deberes escolares como estudiar, hacer la tarea y cualquier trabajo o
manualidad que nos soliciten en la escuela. En la familia todos debemos ayudarnos.
¿Cuándo fue la última vez que colaboraste en algo en casa sin que te lo pidieran?

Lección 5 La familia

En la familia debe haber respeto a la autoridad de nuestros padres. Hasta hace poco, los
hijos nos dirigíamos a nuestros padres besándoles la mano y hablándoles de usted como
una señal de amor y respeto. Hoy la mayoría de la gente habla con sus papás
tuteándolos y eso no significa que no los respete o los ame, sino más bien se hace como
un acto de confianza. Sin embargo esta actitud de confianza a veces también genera un
sentimiento de igualdad y por eso nos excedemos en el trato de modo que, hasta
involuntariamente, llegamos a faltarles al respeto al gritarles o responderles de manera
grosera e irrespetuosa.

Cuando desobedecemos o cuando los calificamos, estamos faltando el respeto a la


autoridad de nuestros padres porque nos sentimos iguales pero debemos recordar que
son a ellos a quienes les debemos la vida y el cuidado que han tenido por nosotros desde
antes de nacer hasta hoy. Si hay alguien a quien debemos respetar es a nuestros padres,
y no por miedo, sino por gratitud y amor.

Lección 6 La familia

A veces, nuestra perspectiva es incorrecta cuando, por ejemplo, pensamos que nuestros
padres tienen la obligación de darnos de comer, o darnos estudios, o comprarnos ropa, o
llevarnos a divertir. Eso depende, en muchos casos, de las posibilidades económicas o
sociales que nos toque, como familia, enfrentar en la vida.

Hay muchas familias que tienen que afrontar, con grandes esfuerzos, los desafíos de la
vida y hay ocasiones que a pesar de todos esos esfuerzos las metas no se logran
alcanzar. Otras veces esto sí es posible y se lleva una vida sin tantas dificultades pero
no es razón para pensar que, como hay posibilidades, tus padres deben o tienen la
obligación de darte todo lo que tu desees. La razón es sencilla, tú debes aprender el
valor de la cosas y a veces el valor de algo no es sólo su costo económico sino el esmero
para lograrlo. Ganarte algo debe ser resultado de tu ánimo y tu aplicación, sólo así al
poseer lo que deseas valorarás lo que tienes y entenderás mejor el esfuerzo de tus
padres.

Otro ejercicio que nos ayuda a tener una mejor perspectiva de las cosas es “ponernos en
los zapatos de otro”. Es decir, de cambiar de posición para tratar de entender cómo
alguien, aunque sea muy cercano a nosotros como lo puede ser un familiar, ve las cosas
de manera diferente que yo. Por ejemplo, hay personas que les gusta el sabor de la
mayonesa y otras que hasta aborrecen su olor, ¿cómo pueden convivir teniendo gustos
tan diferentes de una misma cosa? “poniéndose en los zapatos de otro”. Al hacer este
sencillo ejercicio se llega al respeto mutuo y eso permitirá la sana convivencia en la
familia, y en la sociedad. Si yo no me pongo en los zapatos de alguien a quien quiero
porque es de mi familia, mucho menos lo haré por alguien como mi vecino, mi
compañero de clases o cualquier otra persona a quien no conozca. Así que el principio
fundamental en la familia, y en la sociedad en general es, el respeto.

Lección 7 La familia

El respeto está basado en una sencilla regla: “trata a la gente como quieres que la gente
te trate a ti”. Este proceder es tan extraordinariamente sencillo y al mismo tiempo tan
eficaz que le han dado por nombre “La Regla de Oro”. No nos gusta que nos griten, no
gritemos; queremos respeto, respetemos; queremos un trato especial, entonces demos un
trato especial.

Todo lo que sembramos eso cosechamos. Ningún agricultor que siembra maíz espera
cosechar trigo. No, no hay manera de que esto ocurra, es la ley de la siembra y la
cosecha. Debemos aprender que cada acto tiene su consecuencia. Es verdad que a veces
alguien obra bien y la gente le paga mal pero sin duda al que obra bien le irá mejor
siempre que quien actúa de mala fe. En la familia, especialmente, debemos aplicar esta
regla de convivencia y tendremos una armonía que nos hará más fuertes y nos
capacitará para apoyarnos mutuamente.

El respeto, la comprensión, el apoyo, son sólo parte de un todo que es el valor más
trascendente en la familia y que pocas veces expresamos: el amor. Mucha gente piensa
que el amor solo tiene que ver con la relación de pareja; o que las expresiones amorosas
son para fechas determinadas como el 10 de mayo o algo así pero en realidad es un
nutriente para el alma y las relaciones duraderas y armoniosas. Hacer las cosas por
amor y con amor les da un matiz distinto y especial. Tú, por ejemplo, eres resultado de
la combinación de cientos de personas que nacieron antes de ti. Tienes 2 padres, 4
abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos… De esta forma, si te vas cinco generaciones
atrás llegarás al asombroso número de 126 antepasados que se combinaron hasta llegar
a ti sin contar hermanos, primos y tíos. Y todos ellos tuvieron un pacto de amor que
sustentaron cada día. Eres el resultado del amor de cientos de personas, ¡ámalos
igualmente y continúa la cadena de amor que es tu familia!

Lección 8 La familia

Un hombre observó a un niño solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando un


vuelo. El niño fue colocado al frente de la fila para entrar y encontrar su asiento antes
que los adultos. Al entrar al avión, el hombre vio que el niño estaba sentado al lado de
su asiento. El niño fue cortés cuando conversó con él y, enseguida, comenzó a pasar
el tiempo pintando un libro. No demostraba ansiedad o preocupación con el vuelo
mientras las preparaciones para el despegue estaban siendo hechas.

Durante el vuelo, el avión entró en una tempestad muy fuerte, lo que lo hizo
balancearse como una pluma al viento. La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron
a algunos pasajeros pero el niño parecía encarar todo con la mayor naturalidad. Una de
las pasajeras, sentada del otro lado del corredor estaba preocupada con todo aquello y le
preguntó al niño: ¿No tienes miedo? No señora, no tengo miedo, respondió él,
levantando los ojos rápidamente de su libro de pintar dijo: ¡Mi padre es el piloto!

Existen situaciones en nuestra vida que nos recuerdan a un avión pasando por una fuerte
tempestad. Por más que intentemos, no conseguimos sentirnos en tierra firme. En esos
momentos la familia es, sin duda, nuestra fortaleza. Tal vez no puedan resolver todos
nuestros problemas pero su apoyo y comprensión; su corrección y disciplina nos
ayudarán a afrontar nuestras tormentas y salir de ellas.

Lección 9 La familia

Era miércoles, 8:00 a.m., llegué puntual a la escuela de mi hijo. –“no olviden venir a la
reunión, es obligatoria”. Fue lo que la maestra escribió en el cuaderno del niño.
¡Pues qué cree la maestra! ¿Cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella
diga? Si supieran que importante era la reunión que tenía a las 8:30 a.m., de eso
dependía un buen negocio y ¡tuve que cancelarla! Ahí estábamos todos, papás y mamás,
la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar. No recuerdo
que dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ese negocio, probablemente
podríamos comprar una nueva televisión con el dinero que recibiría.

¡Juan Rodríguez!... escuche a lo lejos. ¿No está el papá de Juan Rodríguez?


-dijo la maestra-. Si, si, ¡aquí estoy!, contesté pasando a recibir la libreta de mi hijo.
Regresé a mi silla y me dispuse a verla.
“¿Para esto vine?” “¿Qué es esto?” La libreta estaba llena de puros seis y siete. Guarde
las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las
porquerías de calificaciones de mi hijo. De regreso a la casa aumentó más mi coraje a la
vez que pensaba, “¡Si le doy todo!” “¡Nada le falta!” “¡Ahora si le va a ir muy mal!”,
Me estacioné y salí del carro, entré a la casa, tiré la puerta y grité: “¡Ven acá Juan!”
Juan estaba en su recámara y corrió a abrazarme. - ¡papi!... ¡Qué papi, ni que nada! - Lo
retiré de mí, me quité el cinturón y no sé cuántos latigazos le di, al mismo tiempo que
decía lo que pensaba de él. “¡Y te me vas a tu cuarto!” –terminé.
Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente y se fue: Cuando me fui a
acostar, ya más tranquilo, mi esposa me entregó la libreta de calificaciones de Juan, que
estaba dentro de mi caso y me dijo: léela despacio y después toma tu decisión.

Tiempo que le dedica a Su hijo Calificación


En conversar con él a la hora de dormir 6
En jugar con él 6
En ayudarlo a realizar su tarea 7
En salir de paseo en familia 6
En contarle un cuento antes de dormir 6
En abrazarlo y besarlo 6
En ver televisión con el 7
¡Él me había puesto seis y siete, A MI! Yo me hubiese calificado con menos de cinco.
Me levanté y corrí a la habitación de mi hijo, lo abracé y lloré. Quería regresar el
tiempo, pero era imposible.
Juanito abrió los ojos, aún estaban hinchados por sus lágrima, me sonrió, me abrazó y
me dijo: “¡te quiero papi!” cerro los ojos y se durmió.

Lección 10 La familia

En una junta de padres de familia, la Directora resaltaba la importancia del apoyo que
los padres deben de darle a los hijos. También pedía que se hicieran presentes el
máximo tiempo posible. Ella entendía que, aunque la mayoría de los padres de la
comunidad fueran trabajadores, deberían encontrar un poco de tiempo para dedicar y
entender a los niños. Uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él
no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era
muy temprano y su hijo todavía estaba durmiendo. Cuando regresaba del trabajo era
muy tarde y el niño ya no estaba despierto.
Explicó, además, que tenía que trabajar de esa forma para proveer el sustento de la
familia. Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e
intentaba redimirse yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para
que su hijo supiera de su presencia, él hacía un nudo en la punta de la sabana. Eso
sucedía todas las noches cuando iba a besarlo. Cuando el hijo despertaba y veía el nudo,
sabía, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el
medio de comunicación entre ellos.
La directora se emocionó con aquella singular historia y se sorprendió aún más cuando
constató que el hijo de ese padre, era uno de los mejores alumnos de la escuela.
Aquel padre encontró su forma, que era simple pero eficiente, y lo más importante que
su hijo percibía, a través del nudo afectivo, lo que su papá estaba diciendo. Algunas
veces nos preocupamos tanto por la forma de decir las cosas que olvidamos lo principal
que es la comunicación a través del sentimiento. Simples detalles como un beso y un
nudo en la punta de una sábana, significaban, para aquél hijo, muchísimo más que
regalos o disculpas vacías.
Es válido que nos preocupemos por las personas, pero es más importante que ellas lo
sepan y que puedan sentirlo.
Los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.

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