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Neuropsicología cognitiva
Para llegar a este planteo, Jerry Fodor partió de la postura cartesiana según la cual las
personas actúan según su pensamiento o su conocimiento. Desde esta perspectiva, podría
decirse que las personas actúan según lo que les dictan determinadas representaciones
internas que están organizadas de manera tal que les sirven al sujeto como representación del
mundo. Sucede que para ese entonces, a mediados del siglo pasado, el conductismo planteaba
al estudio del comportamiento en términos de estímulo-respuesta, apartándose del estudio de
la vida mental en sí, por entender que solo podía hacerse a través de la introspección. Para el
conductismo, la mente y la introspección eran factores que alejaban a la psicología del
método de las ciencias objetivas y, por lo tanto, atentaban contra la posibilidad de lograr una
psicología científica.
Sin embargo, estas ideas, bien señaladas por Fodor, acerca de revalorizar las creencias, los
deseos y la intención manifestaron una cierta necesidad de retorno al estudio de la vida
mental. Lo cierto es que para 1956, en una reunión que tuvo lugar en el MIT y a la que
asistieron varios de los iniciadores de las ideas del cognitivismo, se forjó por primera vez el
término de ciencia cognitiva. Pero fue recién en la década de 70 cuando estas ideas
comenzaron a tenerse realmente en cuenta, aunque fueron muy criticadas durante las décadas
de 70 y 80 del siglo pasado.
¿A qué se refiere con esta distinción? Mientras la psicología introspectiva se manejaba con un
vocabulario intencional referido a objetos internos, el conductismo se manejaba con un
vocabulario extensional referido a objetos externos, es decir, mientras la primera trataba
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Mc Culloch y Pitts plantearon dos caminos posibles para el nuevo enfoque de lo mental: uno
que entendía la mente funcionalmente separada de su sustrato material y la estudiaba
mediante proposiciones, y otro camino que interpretaba al sistema nervioso en sí mismo
como un sistema de cómputo. De estos caminos, prevaleció el primero de ellos, que se
identificaba con el paradigma de cómputos sobre representaciones. El segundo,
identificado con el conexionismo, se hizo cargo de esta segunda opción procurando explicar
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los sucesos de la mente mediante la emulación de redes neuronales y del funcionamiento del
sistema nervioso.
Con su evolución, los aspectos semánticos de los contenidos procesados empezaron a cobrar
mayor importancia y este sujeto algorítmico y racional, El pequeño monstruo racional, se
acercó más a un sujeto real que estima las cosas de manera sesgada y que emplea categorías
mal delimitadas y difusas. Se empezó a acercar a un sujeto más real influido por la cultura,
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Los modelos generales de cómputo parecieron ser insuficientes para dar cuenta de una mente
flexible, que modifica las estrategias en función de los contenidos que procesa y del contexto
en el que ocurre el procesamiento. Pero aun habiendo evolucionado hacia una versión más
humana del sujeto, el plano de lo mental todo este tiempo se sostuvo en el plano de lo
computacional. Los cognitivistas empezaron a usar el conexionismo como método para
desarrollar modelos funcionales de la arquitectura mental. Aunque referido claramente a la
mente, el conexionismo se basó en propiedades del sistema nervioso. Así, los diagramas
desarrollados en la ciencia cognitiva empezaron a referirse a unidades y subunidades
simbólicas definidas por niveles de activación, patrones de conectividad, fuerza de la
conexión y umbrales de input y output. Estas propiedades definieron a la mente como un
sistema de cómputo encarnado en el sistema nervioso.
El método conexionista resultó un lenguaje extensional para una mente considerada como un
sistema funcional de cómputo en intersección con el sistema nervioso. Estos paradigmas
continuaron en choque durante años, aunque siempre coexistiendo. Sin embargo, hoy puede
decirse que el conexionismo quedó más ligado a investigaciones en Inteligencia Artificial y a
modelos modernos de redes neuronales. Por su parte, el paradigma de cómputo sobre
representaciones continuó su camino en una versión menos literal de la analogía
computacional que en sus inicios.
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Hasta ese momento había predominado en la investigación cognitiva el "New Look", una de
las corrientes psicológicas que, luego de una psicología clásica que entendía el sujeto como
pasivo frente a la percepción, continúa con la idea del sujeto activo capaz de percibir de
acuerdo a su mundo interno o bien de acuerdo al color de su propio cristal. Luego de la
gestalt y el constructivismo, se plantea bajo el liderazgo de Bruner y Postman qué sucede
cuando dos sujetos perciben la misma realidad material en formas diferentes, llegando a ver
en la percepción una forma de acceso a la personalidad y al sujeto como productor de
significado. En algún momento, Fodor se cautiva por esta perspectiva, entendiendo la
percepción como una continuidad con el resto de la actividad cognitiva y a la mente como un
sistema de cómputo de propósito general.
Diez y hasta veinte años después vinieron otros autores, como Marr con la teoría de la
percepción visual y el mismo Fodor con nuevos planteamientos sobre el procesamiento del
lenguaje, que parecían ir en una dirección contraria y lo llevaron a plantear la posibilidad de
una propuesta alternativa consistente en considerar a los componentes de la estructura mental.
Pensemos que para ese momento la neuropsicología había empezado a considerar la mente en
términos de sus propios componentes. Así que planteó que la arquitectura mental está
formada por dos componentes fundamentales: los sistemas modulares y los no modulares,
también llamados sistemas centrales, avanzando un paso más respecto de sus investigaciones
anteriores y proponiendo un modelo alternativo al del "New Look", ya que va a separar a los
procesos perceptivos de la cognición en sí. Esto no es un paso trivial: separó la expectativa
del sujeto y sus creencias de la percepción en sí misma, garantizando la percepción cabal del
mundo exterior y evitando la visión subjetivista exagerada. Va a ser principalmente dos cosas
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distintas: por un lado, va a ser un planteo empírico relativo a los contenidos de su teoría
modular con sus implicaciones teóricas y metodológicas; por otro lado, va a tratar el tema de
la intencionalidad de lo mental, tema presente desde el inicio en sus trabajos y que va a tener
una orientación más de tipo filosófico. Pero se va a ocupar una y otra vez de establecer
conexiones entre ambas cosas, dando cuenta de una teoría integrada de la mente cognitiva.
Va a decir que la arquitectura mental está compuesta por tres componentes: los
transductores, los sistemas modulares y los sistemas centrales. Los primeros pueden ser
sensoriales o motores, constituyen una interfaz de la mente con el mundo exterior y tienen
una interacción con el medio ambiente que es puramente física. Es decir, no es
computacional. Los sistemas modulares ya son sistemas de cómputo, procesan información
según un algoritmo, pero van a ser inferencias en un ámbito que está restringido a un
determinado dominio. Van a manejar un solo tipo de información según un lenguaje o
algoritmo que les es propio a cada módulo, y debido a esto, van a tener algunas características
tales como la obligatoriedad, la rapidez y el encapsulamiento de la información.
Va a plantear que los sistemas modulares son los sistemas de entrada al sistema cognitivo, son
los primeros en establecer cómputos. Por otra parte, van a estar los sistemas centrales que,
por cierto, no son modulares y son sistemas de cómputo de propósito general. Van a ser
sensibles a toda la información disponible y van a propiciar la interacción de la información,
siendo entonces más lentos que los módulos pero capaces de establecer cómputos de otro
nivel de complejidad.
Fodor va a insistir una y otra vez en que los módulos van a ser operaciones inferenciales
sobre dominios particulares para estar especializados y de hecho van a estar muy
especializados y van a trabajar de forma independiente uno de otro, formando una estructura
de múltiples facultades verticales que trabajan independientemente y luego informan su
salida a los sistemas centrales que van a ser los encargados del procesamiento superior de la
información y de la integración de la salida de todos los módulos.
Entiende que los sistemas de entrada, los módulos, se basan en un componente observacional
a través del cual se van a contrastar las teorías científicas, igual que hablamos del
encapsulamiento informativo de la percepción en los sistemas de entrada, podemos hablar del
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Va a decir que los sistemas centrales son isotrópicos y quinianos. La isotropía refiere a la
posibilidad de recurrir a cualquier ámbito del universo de verdades científicas para confirmar
una hipótesis y el quinianismo refiere a que el grado de confirmación atribuido a una
hipótesis es sensible a las propiedades del sistema de creencias en su totalidad. Pero bien, lo
cierto es que la función de los sistemas centrales va a ser examinar en simultáneo las
representaciones que provienen de los diferentes módulos y la información que proviene de la
memoria para elaborar hipótesis respecto de la realidad.
Espero con esto haber esclarecido de algún modo esta teoría de tanta relevancia para la
neuropsicología cognitiva.
¿Cuáles son estas otras cosas por las cuales la neuropsicología empezó a modificar su
objetivo? Podemos incluir aquí que los síndromes establecidos por los neuropsicólogos
clásicos no daban cuenta del comportamiento de todos los pacientes neuropsicológicos
ya que las lesiones no son exactamente iguales en distintos pacientes y aspectos tales
como la personalidad hacen que la repercusión funcional de una misma lesión sea diferente
de un paciente a otro. La clasificación en síndromes terminó por definir a estos síndromes de
manera lo suficientemente vaga como para agrupar a pacientes con trastornos cognitivos
diferentes. Y con esto, sin duda, contribuyó a la necesidad de cambiar el foco en la
neuropsicología.
Otra cosa que va a tener en cuenta la neuropsicología cognitiva es que los pacientes
aportan información novedosa sobre los modelos de funcionamiento cognitivo y por eso
sirven para poner a prueba estos modelos. Lo que la neuropsicología va a decir es que el
funcionamiento de un sistema se puede entender en base a lo que ocurre cuando este
sistema falla. Para testear a los componentes de este sistema y su organización, registrando y
analizando los distintos errores que pueden producirse en el sistema y que se observan en los
pacientes con lesión cerebral.
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Todavía cabe hacernos otra pregunta, por cierto, muy relevante. ¿Podemos decir que
los procesos cognitivos se dan de igual manera en todos los sujetos y podemos decir que
derivan de constelaciones neuronales iguales y de idéntica ubicación? Y todavía, ¿qué
utilidad tienen los estudios de grupo para la neuropsicología cognitiva?Si suponemos que los
procesos cognitivos son iguales o semejantes de un sujeto a otro, podemos hacer el mismo
experimento con varios sujetos y analizar los resultados controlando la variabilidad entre
sujetos. Pero, ¿qué podemos asumir del desempeño de los pacientes con lesión cerebral?
¿Podemos someterlos al mismo experimento? ¿Cómo controlaríamos la variabilidad?
Sabemos que la misma lesión afecta de forma diferente a distintos sujetos y que
finalmente, las lesiones nunca son idénticas, imposibilitando asegurar que dos pacientes
tengan exactamente el mismo déficit cognitivo.