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EL RENACIMIENTO ITALIANO

El Renacimiento es el movimiento cultural de los primeros siglos de la Edad Moderna y


por extensión se aplica igualmente para caracterizar el período histórico global que constituye
el inicio de la Edad Moderna europea. Como estilo artístico, el Renacimiento surge, se
desarrolla y alcanza su madurez en la Italia de los siglos XV y XVI. Su influencia se extiende
por toda Europa, pero lo hace tarde y muy matizada por las tradiciones artísticas de cada
nación, siendo habitual que conviva con las últimas expresiones del arte gótico medieval,
como es el propio caso español. El arte del Renacimiento es, por tanto, un arte genuinamente
italiano que retoma el lenguaje clásico para utilizarlo como vehículo de expresión de una
nueva mentalidad y unos nuevos valores estéticos.

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

En primer lugar “Renacimiento” viene de la voz italiana “Renascitá”, empleada por el


intelectual Vasari a mediados del siglo XVI para referirse a este nuevo estilo artístico surgido
en Italia. Según Vasari suponía volver a nacer o reinstaurar lo clásico tras el largo período de
barbarie denominado Edad Media. Los italianos del siglo XV y XVI creían que el arte, la
ciencia, la cultura habían llegado a su máximo esplendor en la época clásica (antigüedad
grecorromana) y que a ellos correspondía volver a ese pasado glorioso tras el lastimoso
paréntesis medieval (de hecho son el primer movimiento en tener conciencia de época; se
autodenominan hombres del renacimiento, y a su época, moderna). Sin embargo, el corte ente
Renacimiento y gótico no es tan radical, pues existen importantes raíces anteriores
(humanismo gótico, Trecento italiano con los hermanos Pisano y con Giotto) que están
determinadas por el espíritu de renovación que después se desarrollará plenamente. Y, por
supuesto, la etapa medieval no es un paréntesis sino una etapa más del devenir histórico, y el
arte que desarrolló tiene un gran valor estético por sí mismo.
Por otro lado, el Renacimiento no puede ser considerado como una mera réplica del pasado
clásico (esto, en todo caso, se dan en el Neoclasicismo de finales del siglo XVIII), sino una
recreación de los modelos antiguos (que afecta tanto al arte como a la filosofía, la literatura o
la ciencia) que retoma los principios clásicos pero, y esto es muy importante, sin renunciar a la
tradición cristiana matizada por el humanismo.

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Y hemos mencionado un concepto clave: el humanismo. Se vuelve a la medida humana de
los clásicos, es decir, a un humanismo antropocéntrico (en contraste con el humanismo
teocéntrico del gótico). Este nuevo humanismo se basa en la razón aplicada al hombre y a la
naturaleza.
El Renacimiento, conducido por esta corriente humanista de pensamiento, va a propiciar
una nueva mentalidad que caracterizamos de la siguiente forma:
1. Hay un espíritu de búsqueda, de constante experimentación. La concepción estática
del universo medieval es sustituida por una visión dinámica donde impera el espíritu de
cambio y experimentación. Tenemos que tener en cuenta que éste es el período de las
grandes invenciones (como la imprenta o la brújula), de los descubrimientos
geográficos (llegada de los europeos a América, primera vuelta al mundo...), de los
cambios políticos (desarrollo de las naciones y, lo que es más importante, del concepto
de Estado moderno) y socioeconómicos (consolidación de una nueva clase social, la
burguesía, e inicio del capitalismo comercial).
2. Dentro de esta profunda renovación, el arte se concibe ahora como una actividad
intelectual (el arte es investigación), rompiendo los viejos esquemas artesanales.
Cambia radicalmente el concepto de artista (artesano en época medieval), naciendo el
concepto moderno de artista como genio-creador. El artista del Renacimiento es un
pensador, un erudito, un humanista, en definitiva, un intelectual admirado y respetado
socialmente (incluso se escriben biografías sobre ellos; Miguel Angel fue el primer
artista con una biografía escrita en vida).
3. Surge además la figura del “mecenas” que financia a los artistas y la realización de
obras; papas, reyes, altos dignatarios, aristócratas y burgueses adinerados van a
competir por conseguir los favores de los principales artistas.
4. Nacen los “talleres” modernos, al margen del sistema gremial, que son en realidad
centros de enseñanza, donde se combina la práctica del arte con la formación intelectual
de los aprendices.
5. Muy importante será la labor de los “tratadistas”, intelectuales que realizan tratados
sobre arte, con lo que la teoría del arte adquiere un desarrollo inusitado.

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¿Cuáles son los nuevos principios estéticos?
1. Como ya hemos dicho se retoma el mundo clásico como fuente de inspiración, no de
copia o imitación. Descubrimientos como el Tratado de arquitectura del romano
Vitrubio o los hallazgos arqueológicos contribuyen a la euforia de este renacimiento.
2. El hombre vuelve a ser la medida de todas las cosas; luego vuelve el desnudo o los
ropajes que desvelan un estudio anatómico más concienzudo. La arquitectura
también vuelve a una dimensión más humana, después de las grandiosas catedrales
góticas.
3. Ese mismo humanismo racional y científico hace que se reduzcan las formas
(arquitectónicas, escultóricas y pictóricas) a un lenguaje matemático, a una geografía
básica y sencilla. Ello se traducirá en la adopción de tres principios:
 Una particular concepción de la proporción (en la línea del orden arquitectónico y
el canon escultórico de los griegos, aunque no tan estricta), siendo la proporción
armonía, equilibrio, luego belleza entre las partes y el conjunto de la obra.
 El desarrollo de un novedoso y revolucionario sistema de perspectiva
(ejemplarmente desarrollado en pintura pero susceptible de ser aplicado también en
relieve –Ghiberti- y en los espacios interiores de los edificios –Brunelleschi-).
 Y en tercer lugar, el predominio de los aspectos lineales y geométricos. En
arquitectura, por ejemplo, hay un predominio de la horizontalidad (frente a la
verticalidad gótica), y en escultura y pintura predominan las composiciones
geométricas, las líneas rectas reposadas y serenas (frente a la línea curva, el
dinamismo y la asimetría barroca posterior).
4. El Renacimiento está también caracterizado por el naturalismo, pero idealizado; se
imita a la naturaleza pero seleccionando lo más bello de ella (idea inspirada en el
neoplatonismo de la época según el cual una cosa bella refleja una idea buena, y por
tanto, verdadera).
5. Otra característica es el sentido unitario de la obra, es decir, la visión unitaria que debe
ofrecer, dando al espectador una visión de conjunto (ello lleva a que , por ejemplo, en
arquitectura haya una tendencia a las plantas centralizadas, y en pintura a la perspectiva
central).
6. Por último, hay que señalar que la finalidad del arte no es ya inspirar temor o devoción
y transmitir mensajes religiosos (como hizo el gótico, y en parte, hará el Barroco), sino

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instruir al espectador en el amplio campo del conocimiento humano, o
simplemente deleitarle con el goce de la visión de la belleza. Por otro lado, el arte
siguió estando en gran medida al servicio del poder político y religioso.

Respecto a los límites cronológicos o la periodización, referidos a Italia, se distinguen


claramente dos etapas:
 El Quattrocento, que se corresponde con el siglo XV y que es un siglo de
experimentación, y también de madurez, del estilo (capital artística: Florencia).
 El Cinquecento, que se corresponde con el siglo XVI (capital artística:
Roma) , y dentro del cual hay dos periodos diferenciados y, aunque resulte
paradójico, simultáneos:
- El Pleno Renacimiento: es considerado el momento cumbre del Renacimiento
y su estética es continuadora de la interpretación del clasicismo que realizó el
Quattrocento.
- El Manierismo, que para la mayoría de los expertos, supone , en realidad, el
surgimiento de un nuevo estilo. El Manierismo fue considerado tradicionalmente
como una fase de decadencia del Renacimiento. Después se le consideró un arte
de transición entre el Renacimiento y el arte Barroco del siglo XVII. Hoy está
ampliamente aceptada su consideración como un estilo complejo, difícil de
definir y datar, pero independiente o con una identidad artística propia, aunque
simultáneo en el tiempo con el Renacimiento y con el Barroco. Se le considera
una reacción artística que se aleja de la rigidez clásica, en consonancia con unos
tiempos históricos cambiantes e inestables, que se desarrolla en diversos ámbitos,
incluso el literario, y que se extiende por toda Europa.
En el resto de Europa las formas renacentistas ya maduras en Italia irrumpen a finales del
siglo XV (entre 1490 y 1500) cuando ya Italia ha desarrollado lo más significativo del nuevo
estilo. Esta adopción tardía se explica por el gran desarrollo que tuvo el gótico final en
Europa, en algunos de cuyos países (España, Alemania e Inglaterra) se prolonga incluso hasta
el siglo XVI conviviendo o combinándose con soluciones renacentistas. Este hecho también
explica que cuando Europa adopte plenamente la estética renacentista, ésta esté ya dislocada
por la influencia manierista. El Barroco, a diferencia del Renacimiento, sí será ya un arte
totalmente europeo.

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EL QUATTROCENTO ITALIANO

Italia en el Quattrocento
El Quattrocento nace en Italia, una Italia dividida en su mitad norte en ciudades-estado o
pequeñas repúblicas, enriquecidas por el comercio, gobernadas por comerciantes, banqueros o
industriales que a veces se suceden el poder a modo de auténticas dinastías monárquicas,
como los Medici en Florencia o los Sforza en Milán.
Dos factores beneficiaron al arte y a su abundante producción: la prosperidad económica y el
predominio de la clase burguesa proclive al cambio, a la nueva mentalidad y estética.
En concreto el Quattrocento nace en Florencia que será la gran capital artística del siglo XV y
se convertirá en un “inmenso laboratorio” donde los artistas, como si de científicos se tratara,
van a realizar multitud de investigaciones y experiencias iniciando y desarrollando plenamente
el nuevo lenguaje artístico del Renacimiento.

La Arquitectura del Quattrocento


El orden, la proporción, la simetría y la unidad serán las bases de la arquitectura renacentista.
Las características de la arquitectura del Quattrocento son:
1) Se retoman lo elementos constructivos y decorativos clásicos, pero combinándolos de
forma nueva:
o El arco de medio punto, las columnas y pilastras con los tres órdenes
clásicos (dórico, jónico y corintio, también el compuesto romano), las
bóvedas de cañón y las cúpulas de media naranja. Son todos elementos
que el gótico había abandonado.
o Los “casetones” y los “grutescos” (estos últimos ornamentación pictórica
o escultórica en la que se mezclan temas vegetales con figuras humanas,
sobre todo rostros, de pequeño tamaño) en decoración.
2) En la estructura y en la planta se buscan efectos de calculada y matemática perfección,
tanto en la planta de cruz griega o centralizada como en la de cruz latina..
3) Se buscan espacios amplios y diáfanos.
4) Se prefiere como material la piedra, más noble, (sillar almohadillado y manpuesto, este
último, revestido de mármol) y se incorporan adelantos técnicos de la tradición medieval.

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5) Los tipos de edificios son muy variados. Junto a las iglesias, se realizarán también edificios
civiles: palacios urbanos, villas rurales (para nobles y burgueses), fortalezas y bibliotecas.
Los dos grandes artífices de esta nueva arquitectura serán Brunelleschi y Alberti.
Brunelleschi levanta la gran cúpula de Santa María de las Flores (a Santa María de las
Flores se la conoce como La catedral de Florencia), “Il cupulone”, inspirada en la del Panteón
romano de Agripa y de similares dimensiones, pero a diferencia de esta, la de Brunelleschi no
está embutida en gruesos muros, sino totalmente visualizada desde el exterior y realzada por
un alto tambor octogonal, y no es semiesférica sino apuntada. Es el manifiesto arquitectónico
del nuevo estilo. Otra obra destacada de Brunelleschi es la Iglesia de San Lorenzo.
Alberti fue, junto con Leonardo da Vinci, el prototipo de hombre del Renacimiento,
polifacético e interesado por variados campos del conocimiento. Destaca especialmente como
arquitecto y como tratadista. Como tratadista o teórico del arte escribió tres tratados de gran
influencia en la época (Tratado de arquitectura llamado “De Re aedificatoria”, tratado
escutlura o De Statua, y tratado de pintura o Della Pintura). Como arqutitecto, obras suyas
destacadas, algunas parciales, son: Santa María Novella y Palacio Rucellai.
Respecto a la arquitectura civil, destacan los palacios urbanos. El modelo de palacio
renancentista lo fijo Michelozzo en Palacio Medici-Ricardi, palacio inserto en la trama
urbana, carencia de torre, predominio absoluto de la horizontalidad a través de tres cuerpos o
pisos horizontales, paramento almohadillado, pilastras adosadas, y remate con una gran
cornisa.

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La escultura del Quattrocento
Las características de esta nueva escultura son:
1) Se trabaja el mármol prioritariamente y se vuelve también al bronce, tanto en relieve como
en escultura exenta.
2) Es una escultura más sensual que la gótica, primando el sentido estético, la belleza.
3) Los temas religiosos siguen siendo los preferidos pero se cultiva también la temática
profana y alegórica, especialmente la mitología clásica, y lo más importante, se retoma y se
desarrolla considerablemente el retrato, y dentro de él vuelve con fuerza el retrato ecuestre
(escultura ecuestre).
4) El hombre y la naturaleza son los protagonistas. El cuerpo desnudo a la manera clásica
reaparece como portador de la máxima belleza.
5) El movimiento tiende a ser reposado, y se busca el equilibrio de los volúmenes.
Los tres grandes escultores son Guiberti, Donatello y Verrochio.
Ghiberti , que trabaja solo el relieve, es el escultor de transición entres el arte medieval y
el nuevo arte renacentista. Al igual que la cúpula de Brunelleschi para la arquitectura, en
escultura podríamos decir que el manifiesto del estilo fueron Las puertas del Paraiso
(concretamente; Las Puertas del Baptisterio de la Catedral de Florencia), realizadas en
bronce (relieve en bronce, una técnica muy compleja) y cuyo máximo logro es la perspectiva
introduciendo el paisaje y degradando las figuras en tamaño y volumen para expresar
profundidad. Miguel Ángel las llamaría “las puertas del paraíso”.
Donatello trabaja la escultura exenta, tanto en piedra (mármol), como en bronce. Será el
gran escultor del siglo XV. Destaca por su perfecto dominio de la anatomía humana, su
realismo idealizado, y su serena expresividad. Sus obras más destacadas son El David y La
estatua ecuestre del Condottiero Gattamelata (que es un verdadero análisis del caudillo).
Verrochio fue otro gran escultor del Quattrocento, además de pintor y orfebre.

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La pintura del Quattrocento
Hay que decir que el número de artistas de primer orden se multiplica considerablemente
cuando hablamos de pintura del Quattrocento. La pintura del siglo XV tiene un desarrollo
extraordinario, sobre todo en Florencia, pero también en Padua, Venecia, Roma o Ferrara.
Las características básicas son:
1) Se impone la pintura de caballete (aunque no se abandona del todo la pintura mural al
fresco), en concreto el óleo sobre lienzo.
2) Predomina el tema religioso pero se introducen temas paganos y mitológicos, y el paisaje.
3) Se refleja una belleza idealizada.
4) Hay un decidido gusto por el movimiento (tranquilo, reposado, armónico, equilibrado).
5) Se busca armonía en la gama cromática pero el dibujo sigue siendo un elemento capital (los
contornos son todavía muy nítidos) que con frecuencia traduce el talante del pintor (sereno en
Fra Angélico o nervioso en Botticelli).
6) La luz es fundamental; se trata de una luz natural que ayuda a modelar, a dar volumen a las
figuras.
7) Las composiciones son serenas y equilibradas con tendencia a inscribirse en esquemas
geométricos.
En resumen, podemos decir que las dos grandes preocupaciones de los pintores
quattrocentistas son la plasmación del volumen de las formas y la plasmación del espacio, es
decir, de la perspectiva, que es en esencia una ilusión óptica que permite recrear un espacio
fingido a base de degradar en tamaño objetos y figuras en función de su acercamiento o
lejanía con respecto al plano del espectador. Se trata de la llamada perspectiva lineal o
geométrica, basada en cálculos geométricos y matemáticos
Los pintores más destacados son:
- Fra Angélico como artista de transición del gótico al Renacimiento. Valga como ejemplo
su famosa Anunciación (la del Convento de San Marcos en Floencia, pero también pintó una
muy conocida; La Anunciación conservada en el Museo del Prado).
- Masaccio. Dos de sus obras más representativas son El tributo de la moneda y La
Trinidad. Se le considera el primer pintor renacentista.
- Piero della Francesca y su Madonna del duque Urbino.
- Y, por último, Botticelli, pintor renacentista consumado de finales del siglo XV. Sus obras
más célebres son El nacimiento de Venus y La Alegoría de la primavera.

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EL CINQUECENTO ITALIANO

Italia en el Cinquecento
El Cinquecento se corresponde con el arte renacentista italiano del siglo XVI. La capitalidad
artística pasa de Florencia a la Roma de los papas. Dentro del Cinquecento hay dos periodos
diferenciados pero que conviven simultáneamente:
✔ El Pleno Renacimiento: es considerado el momento cumbre del Renacimiento y su
estética es continuadora de la interpretación del clasicismo que realizó el Quattrocento.
✔ El Manierismo, que para la mayoría de los expertos, supone , en realidad, el

surgimiento de un nuevo estilo. El Manierismo fue considerado tradicionalmente como


una fase de decadencia del Renacimiento. Después se le consideró un arte de transición
entre el Renacimiento y el arte Barroco del siglo XVII. Hoy está ampliamente aceptada
su consideración como un estilo complejo, difícil de definir y datar, pero independiente
o con una identidad artística propia, aunque simultáneo en el tiempo con el
Renacimiento y con el Barroco. Se le considera una reacción artística que se aleja de la
rigidez clásica, en consonancia con unos tiempos históricos cambiantes e inestables,
que se desarrolla en diversos ámbitos, incluso el literario, y que se extiende por toda
Europa.
La arquitectura del Cinquecento
En arquitectura destacan Bramante y Miguel Ángel (también escultor y pintor).
Bramante realizó dos obras importantes pero de muy diferentes dimensiones. Una es el
pequeño templete circular de San Pietro en Montorio, y la otra es el proyecto de la gran
Basílica de San San Pedro de Roma ,cuya construcción definitiva quedará en manos de otros
arquitectos y que constituye la construcción más grandiosa del Renacimiento. La cúpula que
vemos hoy será construcción de Miguel Ángel.
También destacan los arquitectos Vignola y Giacomo della Porta que con su Iglesia del
Gesú crean el modelo de templo jesuítico que se desarrollará en el Barroco, y el veneciano
Palladio, creador de un tipo de villa o casa de campo ,La Villa Capra, conocida como “La
Rotonda”,que a través del éxito que tuvo en Inglaterra inspirará el modelo posterior de
mansión del sur de los E.E.U.U.

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La escultura del Cinquecento

En Escultura nos encontramos con la figura de Miguel Ángel que eclipsa con su genio y su
obra a otros grandes escultores del momento. También arquitecto y pintor, se consideró
siempre escultor ante todo, y como él mismo decía, su mérito únicamente estribaba en liberar
a las figuras de la prisión del bloque de mármol sin trabajar en que estaban aprisionadas.
Su obra no es sólo la cumbre escultórica renacentista (iniciando, paradójicamente, también el
manierismo), sino que es ante todo una obra que refleja la acusa personalidad de un artista.
Destaca su característica “terribilitá”, referida a la fuerza y tensión interior de sus figuras. Su
escultura tiene una carga expresiva enorme, concentrada a menudo en las manos y en el rostro
de sus personajes.
El estilo de Miguel Ángel se caracteriza por la grandiosidad de las figuras, las anatomías
tensas y dinámicas y la terribilitá ya mencionada, es decir, la expresión de las pasiones
interiores hasta puntos dramáticos, lo que suponía una ruptura con el clasicismo.
Cabe mencionar sus más célebres obras: El David, La Piedad Vaticana, El Moisés (la
escultura más destacada del Mausoleo del Papa Julio II) y Las Tumbas de los Medici (Los
sepulcros de Lorenzo y Giuliano Medici). Por último, es importante mencionar las obras
inconclusas La Piedad Rondanini y Los esclavos, de un expresionismo revolucionario.

En la fase final de Renacimiento, el Manierismo, triunfan triunfan las formas inestables,


graves y tensas y la forma “serpentinata” que retuerce o contorsiona a las figuras
artificialmente, como en una ascensión es espiral. Un claro ejemplo es El rapto de las Sabinas
de Giambologna o Juan de Bolonia.

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La pintura del Cinquecento

En Pintura hay que destacar, de un lado a los tres “gigantes” de la pintura renacentista:
Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael, y de otro lado, a la escuela veneciana con
Giorgione y los otros tres “gigantes” venecianos: Tiziano, Tintoretto y Veronés.
Leonardo da Vinci, arquetipo de hombre renacentista, científico, ingeniero, intelectual y
artista, aportará fundamentalmente el logro de la llamada “perspectiva áerea”, con su
característico “sfumatto” con el que logra captar el polvo, el aire que se interpone entre las
figuras u objetos (Velázquez, un siglo después, perfeccionará este logro). Sus obras más
célebres son La Gioconda, La última cena y La Virgen de las Rocas.
Miguel Ángel es el autor de las pinturas murales (bóvedas y frontal) que decoran La
Capilla Sixtina del Vaticano . Célebre es La creación de Adán de la bóveda. Especialmente en
la representación de El Juicio Final (frontal) Miguel Ángel se aleja ya de cualquier búsqueda
de la armonía o la serenidad. Hay un tratamiento escultórico de su pintura, con volúmenes
muy marcados.
Rafael es el pintor de multitud de “madonas” (vírgenes con niño o con otros personajes
bíblicos), de agudos retratos psicológicos (Papa Inocencio X) y de grandes composiciones de
amplios y profundos espacios como en La Escuela de Atenas. A diferencia de Leonardo y
Miguel Ángel, Rafael tuvo una enorme producción pictórica.
La escuela veneciana se caracteriza por el culto al color (es muy colorista, a diferencia de
cualquier otra producción renacentista), por la exaltación de la riqueza, la suntuosidad y la
opulencia, por la importancia concedida al detalle, la anécdota, el tema secundario y también
por el tratamiento poético y romántico del paisaje (esto último, solo en el caso de Tiziano).
Giorgione es el iniciador de esta tendencia pictórica. Destaca su obra La Tempestdd. De
Tiziano tenemos una importante colección en el Museo del Prado, sobre todo, retratos y temas
mitológicos . Destacamos dos obras; La Venus de Urbino y Carlos V en Mühlber . La obra
más representativa de Veronés es Las Bodas de Caná , y la de Tintoretto, El Lavatorio de
los pies. Ambos son lienzos de grandes dimensiones.
Tintoretto y Tiziano son considerados ya manieristas al final de su trayectoria artística.

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