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8.2.

El impacto de los acontecimientos internacionales: Marruecos, la Primera Guerra


Mundial y la Revolución rusa.

España perseguía dos objetivos con la colonización de Marruecos: asegurar las


posesiones de Ceuta y Melilla, y recuperar el prestigio de la Corona y del Ejercito tras
el desastre del 98. Sin embargo, rebeldía de sus habitantes, organizados en tribus
llamadas cabilas. La Conferencia Internacional de Algeciras (1906), repartió la tutela
de Marruecos entre Francia y España. Hasta 1909 la expansión fue pacífica pero se
produjo la Guerra de Melilla tras el ataque de los cabileños rebeldes a las explotaciones
mineras españolas, que se saldó con la derrota española en el barranco del Lobo, que
llevó a Maura a reclutar reservistas, decisión que desembocó en la Semana Trágica de
Barcelona, y que acarrearía su dimisión. En 1912 el sultán marroquí admitió la formación
de un protectorado franco-español ante el caos que vivía la región que desencadenó un
aumento de la resistencia local contra la presencia española, que mostró la incapacidad
del ejercito para ocupar la región de Rif.
Tras el parón por la Primera Guerra Mundial, el gobierno decidió completar la ocupación
del territorio ante la presión francesa. De julio-agosto de 1921 tuvo lugar el desastre de
Annual donde los españoles dirigidos por el general Silvestre fueron derrotados por las
tropas de Abd-el-Krim, desapareciendo más de 13.000 soldados. Acarreó una serie de
consecuencias: políticas, búsqueda de culpables en el congreso por parte de socialistas y
la izquierda republicana (Expediente Picasso), sociales, la impopularidad de la guerra,
favoreció el odio del pueblo contra el sistema; militares, el descrédito de las Juntas de
Defensa que desaparecieron en 1922. Días antes de que el informe elaborado por la
comisión de responsabilidades llegase a las Cortes Primo de Rivera dio un golpe de
Estado por el que se imponía una dictadura militar como solución a los problemas del
régimen, restableciendo el control español del Rif tras el desembarco de Alhucemas en
1925.
Las repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) constituyeron un punto de
inflexión en el régimen de la Restauración. Dato declaró la neutralidad. La opinión
pública se dividió entre aliadófilos (liberales, grupos de izquierda, burguesía, etc.) y
germanófilos (conservadores, Ejército, nobleza, etc.). La neutralidad le supuso a España
un crecimiento espectacular de la demanda exterior de sus productos (alimentos,
uniformes, carbón, metal...), pero el aumento de las exportaciones provocó un proceso
inflacionista e incluso la escasez de algunos productos básicos en el interior. Además los
beneficios de las empresas no repercutieron en aumentos salariales. Al terminar la
guerra, el descenso de las ventas obligó al cierre de fábricas y minas, con el
consiguiente aumento del paro y los conflictos sociales. Ante esta situación,
comenzaron las protestas populares: motines, disturbios, y huelgas organizadas por UGT
y CNT. Es la época también del triunfo de la Revolución Rusa.
La primera etapa del reinado de Alfonso XIII estuvo marcada por el regeneracionismo.
La muerte de Canalejas (1912) truncaría el espíritu regeneracionista abriendo un periodo
de inestabilidad hasta la dictadura de 1923. La crisis de 1917 fue el reflejo de un
descontento extendido por parte de la sociedad. Es decir, fueron en realidad tres
revoluciones entre los meses de junio y agosto, aunque no se conectaron entre sí.

Desde 1916 el Ejército había organizado Juntas de Defensa con el objetivo de


oponerse a los ascensos por méritos de guerra, rápidos ascensos de los africanistas,
solicitar subidas de sueldos y exigir mayor respeto al Ejército. En junio publicaron un
manifiesto, vagamente regeneracionista, y se negaron a disolverse. El Gobierno
conservador de Dato admitió sus peticiones, promulgándose la Ley del Ejército (1918).

Cambó, jefe de la Lliga Regionalista, y de la burguesía política catalana, intervino y ante la


formación de Juntas de Defensa, pidió reabrir las Cortes. Ante la negativa del gobierno,
el 5 de julio convocó a parlamentarios catalanes a una asamblea, en ella se solicitó al
gobierno la convocatoria de Cortes Constituyentes y que reconociera la autonomía de
Cataluña. Al tiempo se convocó a todos los parlamentarios españoles a una nueva reunión
el 19 de julio, esta convocatoria conocida como Asamblea de Parlamentarios ratificaron los
acuerdos anteriores, firmaron los catalanistas, republicanos y socialistas. El gobierno
declaró inconstitucional la asamblea y el movimiento fue disuelto.
El movimiento obrero (UGT, CNT) (agosto 1917), organizó una huelga general
indefinida contra el régimen y el deterioro del nivel de vida de los trabajadores. Tuvo gran
seguimiento en Madrid, Barcelona, Asturias. El gobierno detuvo al comité de huelga y
sacó las tropas a las calles. A final de agosto la huelga estaba acabada, dejó setenta
muertos y dos mil detenidos.
La inestabilidad política llevó a gobiernos de concentración que fueron cada vez más
inestables e incapaces. La conflictividad social desatada tras la Primera Guerra Mundial
provocó un fuerte crecimiento del sindicalismo y de sus acciones (huelga de la
Canadiense), que junto al triunfo en 1917 de la Revolución bolchevique en Rusia
insufló ánimo a las organizaciones obreras; en este contexto el gobierno concedió la
jornada laboral de ocho horas en la industria y creó el Ministerio de Trabajo.
En Andalucía entre 1918 y 1920, se vivió el denominado “trienio bolchevique”, una
fase de actividad revolucionaria, provocada por la situación de miseria de los
jornaleros agrícolas, la carestía de la vida y la influencia de la Revolución rusa.
Dirigidos por UGT y CNT hubo huelgas, ocupación de campos, reparto de tierras y toma
de ayuntamientos. Con la declaración del estado de guerra y una fuerte represión se
finalizó la revuelta social en 1920.

8.3. La Dictadura de Primo de Rivera y el final del reinado de Alfonso XIII.

Durante el reinado de Alfonso XIII desde 1917, el régimen de la Restauración entró en


crisis. Aumentó la conflictividad social (huelgas, violencia patronal y reacción armada de
los anarcosindicalistas) y se unió en 1921 el desastre de Annual.
El capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, pidió en Madrid plenos
poderes para luchar contra el terrorismo en Barcelona, al negárselo el 13 de
septiembre de 1923 Primo de Rivera dio un golpe de Estado, que fue reconocido por
Alfonso XIII mandándole formar gobierno sin contar con el Parlamento.
El nuevo régimen recibió el apoyo de la burguesía, del PSOE (primero neutral, acabó
aceptándolo al recibir del dictador la promesa de reformas sociales como jurados mixtos de
patronos y obreros + seguros de desempleo y enfermedad). Largo Caballero (líder de los
socialistas) acepta un cargo como consejero de Estado y el republicanismo se
mantuvo a la expectativa.
Las causas del golpe fueron: La crisis del sistema de la Restauración, la falta de
confianza del Rey en el régimen constitucional, la influencia del triunfo de Mussolini
en Italia y gracias a amplios apoyos le animaron a erigirse en el “cirujano de hierro” que
necesitaba España: sectores conservadores y burgueses catalanes + parte de las clases
medias + Iglesia + empresarios, bancos, terratenientes, etc. + Ejército.
De septiembre 1923 a diciembre 1925, se desarrolla la etapa del Directorio Militar. Se
proclamó el Estado de guerra, disolvió las Cortes, suspendió la Constitución,
sustituyó los gobernadores civiles por militares, publicó el Decreto de
Incompatibilidades, paró el expediente Picasso, creó el Somatén Nacional, disolvió la
Mancomunidad de Cataluña, persiguió el radicalismo vasco, represión del PCE y los
anarquistas, contentando a la burguesía catalana y disminuyendo la conflictividad
social. Se promulgó el Estatuto Municipal (1924), nombramiento de delegados
gubernativos en los ayuntamientos (militares), y creación de la Unión Patriótica en 1924
(partido político propio). Mayor éxito en Marruecos. Donde trató de negociar una
solución con Abd-el-Krim y tras una etapa de abandono, los ataques rifeños a las
posiciones españolas (1924) y las conversaciones con Franco y Sanjurjo, le animaron a
acabar con el conflicto. Se preparó un potente ejército, que unido al francés,
desembarcó en la bahía de Alhucemas (septiembre 1925), y tras semanas de batallas,
Abd-el-Krim se entregó. Esto provocó la conciliación con el Ejército, con los
ciudadanos cansados de guerra, con los empresarios inversores en Marruecos y con
Hacienda que podía reducir el déficit.
En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. Intentó consolidar el régimen a
imitación del fascismo italiano. Convocó una Asamblea Nacional Consultiva y llegaría a
presentar un anteproyecto de Constitución en 1929 que no llegó a promulgarse. En
política social, se puso en marcha la Organización Corporativa del Trabajo, especie de
sindicato oficial, formados por obreros y patronos que regulan los conflictos laborales; y se
creó el Consejo Nacional del Trabajo.
La economía estaba basada en: un gran programa de obras públicas: construcción de
embalses, carreteras, ferrocarriles y puertos, más la creación de las confederaciones
hidrográficas, la extensión de la electricidad al mundo rural, la electrificación de parte
de la red de f.c. y la creación de monopolios estatales como Campsa, Telefónica o
Iberia. Además de medidas de protección de la industria nacional con subvenciones.

Primo de Rivera fue perdiendo apoyos y la oposición fue en aumento: Los ascensos
por mérito de guerra a los africanistas se tradujo en un conflicto con sectores del
Ejército, los antiguos partidos del turno participaron en conspiraciones e intentonas
golpistas con el apoyo de algunos militares (1926, “Sanjuanada” y 1929). El alejamiento
del catalanismo tras la liquidación de la Mancomunidad (1925) y la prohibición de
manifestaciones identitarias. El Estat Català intentó en balde una invasión desde
Francia (1926). En el PSOE triunfó la postura contraria a la dictadura a partir de 1929. La
oposición de destacados intelectuales (Unamuno, Ortega y Gasset,y Menéndez Pidal),
oposición del mundo universitario (Federación Universitaria Española (FUE)). El
republicanismo fue permanentemente contrario al régimen y se formó la Alianza
Republicana (Acción Republicana + Partit Republicà Català + Partido Radical). Finalmente,
la CNT intensamente perseguida, se mantuvo en la clandestinidad. Esto provocó que el
28 enero 1930 Primo de Rivera presentara la dimisión al Rey.

En el final del reinado de Alfonso XIII (1930-1931), el rey decidió restablecer el viejo
sistema parlamentario, pero los dos gobiernos que se sucedieron ni restablecieron la
Constitución de 1876 ni convocaron elecciones generales. El rey encargó formar
gobierno al general Dámaso Berenguer pero la complicidad del Rey con la dictadura,
provocó que las fuerzas políticas republicanas firmaran el Pacto de San Sebastián, con
un comité revolucionario al que se unieron PSOE y UGT. Tras la dimisión de Berenguer,
el nuevo gobierno del almirante Aznar convocó elecciones municipales el 12 de abril.
Los republicanos y socialistas plantearon las elecciones como un plebiscito
monarquía SÍ / monarquía NO. Acudieron en coalición los firmantes del Pacto de San
Sebastián y ganaron la coalición republicano-socialista. Alfonso XIII interpretó el
resultado como un rechazo y marchó al exilio. El 14 de abril se proclama la II República.

9.1. La proclamación de la Segunda República, el Gobierno provisional y la


Constitución de 1931. El sufragio femenino.

Las elecciones municipales del 12 de abril fueron un éxito para la conjunción


republicanosocialista triunfó en la mayoría de las capitales de provincia y ciudades más
importantes. El 14 de abril se izaba la bandera republicana en Madrid, reflejo del
entusiasmo popular que generaba la República: la multitud ocupó las calles, con
ambiente festivo. La República se veía como una oportunidad para las clases populares
pero habrá de enfrentarse a un difícil contexto internacional: la crisis internacional
iniciada con el crack del 29, que tuvo tres consecuencias: disminución de las
exportaciones (Inglaterra y Francia); colapso de las inversiones extranjeras, e
interrupción de emigrantes que junto a los retornos aumentaron el paro.

Se forma en Madrid el Gobierno provisional en la sede del Ministerio de la


Gobernación, quedando formado por los miembros del Pacto de San Sebastián. La
derecha estaba formada por la Derecha Liberal Republicana liderada por Alcalá Zamora.
El republicanismo de centro formado por el Partido Radical, Lerroux. El republicanismo
de centro-izquierda: Acción Republicana, Manuel Azaña y Partido Republicano
Radical Socialista. Regionalismo y nacionalismo: ORGA (galleguismo republicano),
republicanismo catalán. Y la izquierda por socialistas, Francisco Largo Caballero
(Trabajo y Previsión Social). Quedando fuera la derecha monárquica, nacionalistas
vascos y el obrerismo más radical.

El Gobierno provisional, presidido por Alcalá-Zamora, inició una importante labor


legislativa para dotar de un marco jurídico y político a la República. Solucionar
situación del mundo rural para paliar la miseria del campo español, la Reforma del
Ejército, Relaciones Iglesia-Estado y la creación de miles de escuelas, promoviendo la
no obligatoriedad de la religión y escuelas mixtas. El Gobierno provisional convocó
elecciones generales el 28 de junio, mediante sufragio universal masculino, que dieron
el triunfo a la coalición Republicano Socialista. La redacción de una nueva
Constitución fue la primera tarea de las nuevas Cortes. La aprobación de los artículos
26 y 27, relativos a la cuestión religiosa, provocó la dimisión de Alcalá-Zamora y
Maura, poniendo al frente del Gobierno a Azaña. Aprobada el 9 de diciembre de 1931, al
día siguiente Alcalá Zamora es elegido presidente de la República y Azaña jefe de
Gobierno.
Amplia declaración de derechos y libertades, entre los que destacamos el sufragio
universal a mayores de 23 años, a la educación o la protección social de los más
desfavorecidos (seguros de desempleo, enfermedad, etc.). Se establecía también el
matrimonio civil y el divorcio. Se reconocía la libertad de expresión, la facultad del
gobierno para expropiar bienes de utilidad social y se definía el trabajo como una
obligación social.
Proclama una división de poderes: el poder legislativo estaba compuesto por unas Cortes
unicamerales, el poder ejecutivo, recaía en el gobierno, encabezado por el presidente de la
República, elegido cada seis años y el poder judicial establecía la independencia de los
jueces, la gratuidad de la justicia, la institución del jurado, creación del tribunal de Garantías
Constitucionales.
En cuanto a la organización territorial del Estado, por primera vez se reconocía el
derecho de las regiones a dotarse de estatutos de autonomía, cuya aprobación
definitiva correspondía a las Cortes nacionales. Las relaciones Iglesia-Estado, ambas
instituciones se separaban y se suprimía la asignación oficial de carácter económico al
clero, se vetaba la enseñanza eclesiástica y se sometía a las órdenes religiosas al
control del Estado y se proclamaba también la libertad de cultos. Con respecto a la
educación, la Constitución garantizaba su derecho a todo el mundo, siendo el Estado el
responsable de su generalización: las escuelas serían públicas, mixtas, gratuitas y
obligatorias y la asignatura de religión quedaba eliminada de los programas
docentes. El nuevo gobierno contó con el apoyo de todos los partidos del Gobierno
Provisional, excepto de los radicales de Lerroux.
Con la implantación de la Segunda República se inició un periodo decisivo para las
mujeres españolas para lo referente a la igualdad entre sexos. En las Cortes
Constituyentes hubo por primera vez en la historia tres mujeres diputadas: Clara
Campoamor (Partido Radical), Victoria Kent (Partido Radical Socialista) y Margarita
Nelken (Partido Socialista). En la comisión parlamentaria que redactó el proyecto de
constitución se hallaba Campoamor, que defendió que el principio de igualdad de
derechos entre hombres y mujeres debía estar en el anteproyecto. La coalición
republicano-socialista apoyó el proyecto. La nueva constitución contempló el
matrimonio basado en la igualdad de cónyuges, el divorcio y la protección de la mujer
en el trabajo. Pero en la cuestión del sufragio femenino se produjo un intenso debate
entre las propias feministas. De las tres diputadas, solo Campoamor defendió el sufragio
femenino sin limitación.

9.2. El bienio reformista: Reformas estructurales y realizaciones sociales, culturales y


territoriales. Reacciones desde los diversos posicionamientos.

El objetivo de Azaña era modernizar el país. Para ello nombró ministros socialistas
buscando el apoyo de la clase obrera. Durante el Bienio Reformista (1931-1933) se
llevaron a cabo las siguientes reformas. La reforma del problema regional, se aprobó el
Estatuto de Cataluña por el cual se reconocía a los catalanes el derecho a tener
gobierno autónomo propio (La Generalitat), presidente (Maciá), y parlamento propios
(Companys). La aprobación del Estatuto y la solicitud de otros – País Vasco, Galicia –
contó con una fuerte oposición en las Cortes y en la prensa de derechas y despertó
recelos en los medios militares respecto a la unidad de España.
Reformas sociales y laborales : Largo Caballero, desde el Ministerio de Trabajo inició
una serie de reformas para mejorar las condiciones laborales. Se instituyó la jornada de
ocho horas, el derecho a la huelga y los jurados mixtos de arbitraje, la semana de 40
horas, el aumento de los salarios, la negociación colectiva, la creación de seguros
sociales que molestaron a las patronales.
Se marcó el objetivo de reducir el analfabetismo y se planificó la creación de
escuelas, institutos, bibliotecas ambulantes pero no pudo llevarse a cabo en su totalidad
por las dificultades presupuestarias. Se promovió una educación liberal y laica, con un
modelo de escuela mixta, pública, obligatoria y gratuita. Se suprimió la religión
católica como asignatura y se prohibió el ejercicio de la enseñanza a las
congregaciones religiosas. Ambas decisiones provocaron el rechazo frontal de la
derecha y de la Iglesia. En el primer año de República se crearon 7.000 escuelas, que
se elevaron hasta 13.500. Este proyecto fue acompañado de un amplio programa de
difusión de la cultura, sobre todo en zonas rurales, y del que fueron ejemplo las
Misiones Pedagógicas.
La Reforma militar tenía como finalidad modernizar el ejército, mejorar su preparación
y efectividad y también asegurar se fidelidad a la Segunda República. Se aprobó la Ley
Azaña, que perseguía la democratización del ejército y reducción del número de oficiales.
En 1932 se aprobó la Ley de Bases de la Reforma Agraria, con la oposición de los
terratenientes y de la antigua nobleza, que financiaron el golpe de Estado fallido del
general José Sanjurjo (agosto de 1932). Se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA),
que se encargó de la expropiación de las tierras, previa indemnización. Los fondos
económicos con los que contaban fueron insuficientes y se asentó a menos familias de
las previstas, lo cual provocó las protestas de los campesinos y la ocupación de
tierras. Con la llegada de la derecha al poder en 1934, la Reforma quedó en suspenso y
en 1936, con el triunfo del Frente Popular, la impaciencia de los campesinos les llevó
a no esperar el reinicio legal de la Reforma, y a ocupar ellos las fincas.

El gobierno tuvo que enfrentarse a una dura oposición a lo largo del Bienio. Para los
sectores conservadores (Ejercito, Iglesia, terratenientes e industriales) las reformas eran
inadmisibles. Primero intentaron liquidar el sistema por la fuerza (fallido golpe de
Estado del Sanjurjo). Después mediante la creación de partidos como la CEDA,
liderada por Gil-Robles, Falange (formación fascista por José Antonio Primo de Rivera), y
Renovación Española (monárquicos liderados por Calvo Sotelo). Para los socialistas y
anarquistas los cambios eran insuficientes y la escasez de recursos para financiar las
reformas desencadenó una gran conflictividad social y una dura represión. Casas
Viejas (1933) es un alzamiento anarquista que terminó con más de diez muertos. Esto
supuso el final del gobierno de Manuel Azaña. Los socialistas comenzaron a rechazar
un gobierno cuyos instrumentos de represión provocaron la muerte de campesinos.
La coalición republicano-socialista entró en crisis y Manuel Azaña dimitió. El
Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora disolvió las Cortes y convocó
elecciones para noviembre de 1933 ganadas por amplia mayoría por la CEDA y el
Partido Republicano Radical de Lerroux.

9.3. El bienio de la CEDA y del Partido Radical. El Frente Popular. Desórdenes


públicos. Violencia y conflictos sociales.

Tras las elecciones de 1933 votan por primera vez las mujeres son ganadas por la
CEDA y el PSOE se desmarca, la CNT promueve la abstención. Obtuvieron mayoría la
CEDA y el Partido Radical de Leroux quien es nombrado presidente. Se paraliza la
reforma agraria devolviendo las tierras a los afectados, expulsión de los campesinos
de propiedades cedidas y se anula el reparto a campesinos de Extremadura. Se volvió
a incluir al clero en los Presupuestos del Estado, retorno de los jesuitas y devolución
de tierras expropiadas, se aprobó la Ley de Amnistía favoreciendo a los afectados por
Sanjurjo se ralentizó la construcción de escuelas y se bloquearon los estatutos de
autonomía. Durante 1934 el país se polarizó, en la derecha CEDA → JONS y Falange,
Renovación Española, derecha republicana y radicales. En la izquierda Azaña crea la
Izquierda Republicana, el PSOE se radicaliza y se crea la Alianza Obrera PSOE y UGT.

En octubre de 1934 entrada de tres ministros de la CEDA y es tomado como traición


por los de izquierdas entonces Alianza Obrera programa una huelga general el 4 y 5 de
octubre (en Asturias del 5 al 18 de octubre) el gobierno manda la Legión, Guardia
Civil y a las tropas de Marruecos dirigidas por Francisco Franco y provoca mil
muertos. En Cataluña, la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno se interpretó
como una amenaza al estatuto de autonomía. La noche del 6 de octubre Lluis
Companys proclamó el «Estado catalán dentro de la República Federal Española», e
invitó a luchar contra el gobierno fascista, pidiendo para Barcelona la sede del
gobierno provisional de la Segunda República. El ejército acabó con la insurrección.
Se suspendió la autonomía catalana y todo su gobierno fue acusado de rebeldía.
Esto motivó un endurecimiento de la política del gobierno. Se suspendió el Estatuto de
Cataluña y se aprobó una nueva Ley de Reforma Agraria. Los radicales tenían que
gobernar con Gil Robles pero no estaban de acuerdo con su política. En el campo militar,
Gil Robles llevó a cabo una serie de cambios en los mandos militares, ocupados por
militares poco o nada partidarios de la república, como el general Fanjul, Franco, o
Mola.
En octubre de 1935, el escándalo del estraperlo (juegos de azar autorizados mediante
soborno a algunos políticos radicales supuso la crisis definitiva del gobierno, ya que se
rompió el acuerdo radical-cedista y Alejandro Lerroux dimitió como presidente del
gobierno y el asunto Nombela puso fin al bienio. Entonces Niceto Alcalá Zamora
disolvió las Cortes y convocó elecciones para febrero de 1936.
En enero de 1936 se firmó el pacto de constitución del Frente Popular, integraba a
republicanos, socialistas, nacionalistas, comunistas y el POUM. La CNT pidió el voto
por la coalición de izquierdas aunque no formó parte de la coalición. Venció el Frente
Popular con una escasa diferencia en votos pero muy significativa en escaños. El
primer gobierno del Frente Popular, presidido por Azaña, estaba formado por
Izquierda Republicana y Unión Republicana. Donde se decretó la amnistía para todos
los represaliados de la Revolución de Octubre de 1934, se restauró el Estatuto de
autonomía de Cataluña (Companys presidencia de la Generalitat). Se aprobó en
referéndum el Estatuto de Galicia y se empezó a discutir el del País Vasco en las
Cortes, se retomó la reforma agraria de 1932. El Congreso destituyó al presidente de la
República, Niceto Alcalá Zamora, sucedido por Azaña. El nuevo gobierno, presidido
por el republicano Santiago Casares Quiroga, se formó sin la participación del PSOE.
Durante la primavera de 1936 aumentó el terrorismo y aumentaron los enfrentamientos
violentos entre la izquierda y la derecha. Varios generales, bajo la dirección de Emilio
Mola venían preparando un golpe de Estado contra el gobierno del Frente Popular.
Calvo Sotelo denunciaba al Gobierno en las Cortes, mientras él mismo era acusado de
provocar con sus protestas una intervención militar. Para prevenir esta posibilidad el
Gobierno alejó a los generales sospechosos. El detonante fue el asesinato a manos de
izquierdistas de Calvo Sotelo como represalia al del teniente Castillo de la Guardia de
Asalto. Esto adelantó la rebelión y el 17 de julio se iniciaba la sublevación militar en
Marruecos, cuyo fracaso en las grandes ciudades derivó en una guerra civil.

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