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9.2. La intervención en Marruecos. Repercusiones de la Primera Guerra mundial en España.

La
crisis de 1917 y el Trienio Bolchevique.

I. La intervención en Marruecos

Las potencias europeas reunidas en 1906 en la Conferencia Internacional de Algeciras*


acordaron dividir Marruecos en dos áreas de influencia: la española al norte (Rif) y la francesa al
sur. Con la colonización de Marruecos intentaba asegurar la posesión de Ceuta y Melilla y recuperar
el prestigio de la Corona y el Ejército tras el desastre del 98. Sin embargo, el Marruecos español, con
menor riqueza que el francés, iba a destacar pronto por la rebeldía de sus habitantes organizados en
tribus (cabilas).

La primera insurrección, la guerra de Melilla, se produjo en 1909 tras el ataque a las


explosiones mineras españolas y obligó al reclutamiento de reservistas, causa principal de la Semana
Trágica de Barcelona.

En 1912 el sultán marroquí admitió la formación de un protectorado* franco-español ante


el caos que vivía el país. La creación del protectorado desencadenó un aumento de la resistencia
contra la presencia española, que mostró la incapacidad del Ejército para ocupar de forma efectiva
la región del Rif.

En 1921 el general Silvestre planificó una ofensiva a la que los rifeños, liderados por Abd el-
Krim, respondieron con una emboscada que ocasionó más de trece mil muertos y la pérdida de la
mayor parte de la región. La derrota, conocida como desastre de Annual, provocó la indignación de
la opinión pública y la exigencia de responsabilidades de las Cortes al Ejército (Expediente Picasso ).
La reacción de los militares fue inmediata, alentando el golpe de Estado del general Primo de
Rivera, que restableció el control español del Rif tras el desembarco de Alhucemas (1925).

II. Repercusiones de la Primera Guerra mundial en España

España se declaró neutral durante la Primera Guerra Mundial (1914–1918) en sintonía con el
aislacionismo adoptado desde 1898. Sin embargo, partidos, intelectuales y opinión pública se
dividieron entre germanófilos (conservadores) y aliadófilos (liberales de izquierda), y sus posiciones
se reflejaron en duros enfrentamientos en la prensa de la época.

La neutralidad impulsó la economía española: el aumento en la demanda de los países


beligerantes favoreció las exportaciones, y con ello el desarrollo de la agricultura y la producción
industrial (sobre todo en Cataluña y País Vasco). Pero mientras los beneficios empresariales
crecieron espectacularmente, los trabajadores perdieron poder adquisitivo debido a la inflación. El
malestar social fue inevitable y acentuó la crisis que vivía el país en 1917.

III. La crisis de 1917 y el Trienio Bolchevique

La decadencia de los partidos dinásticos se acentúo tras el asesinato de Canalejas, pues ni


conservadores (Dato) ni liberales (Romanones) acometieron las reformas necesarias para frenar la
descomposición del sistema. La situación fue especialmente grave en 1917, cuando se desencadenó
un triple conflicto:

 Crisis militar: en 1916 oficiales de graduación media crearon las Juntas de Defensa, asociaciones
que reclamaban mejoras salariales y rechazaban la política de ascensos por méritos de guerra,
que beneficiaba a los militares destinados en Marruecos (africanistas). Ante la presión militar
Alfonso XIII reemplazó al presidente del Gobierno del liberal García Prieto, por el conservador
Eduardo Dato, y atendió la demanda de mejoras económicas. La crisis evidenció la intromisión
de la Corona en los Gobiernos como la capacidad de coacción de los militares y las disensiones
internas entre militares africanistas y peninsulares.
 Crisis política: para denunciar el turnismo, Cambó convocó en Barcelona una Asamblea de
Parlamentarios que reunió a nacionalistas, socialistas y republicanos, quienes pidieron al
Gobierno una nueva Constitución que estableciese un estado democrático y descentralizado.
Aunque la asamblea fue disuelta, refleja la crisis del sistema.
 Crisis social: ante el deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera por la Primera Guerra
Mundial, la UGT y la CNT convocaron una huelga general revolucionaria que reivindicaba
mejoras laborales (aumento de salarios) y políticas (democratización). La huelga fracasó por la
intervención del Ejército (declaración del estado de guerra) y desató una dura represión (70
muertos y encarcelamiento de los principales líderes sindicalistas).

Aunque la Restauración sobrevivió a la crisis de 1917, el deterioro del sistema era evidente
y se complicó todavía más tanto por la crisis económica que siguió a la Primera Guerra Mundial
como por las expectativas revolucionarias creadas por la Revolución soviética. La conflictividad
creció, y para hacer frente a esa situación excepcional se constituyeron Gobiernos de concentración
en los que participaron conservadores, liberales y la Lliga Regionalista. Ante el temor a una
insurrección revolucionaria (aumento de la sindicación y de las huelgas), los gobiernos de la
Restauración aprobaron leyes de un importante contenido social (sistema público de pensiones y
jornada laboral de 8 horas en la industria). Sin embargo, estas medidas no consiguieron impedir la
confrontación.

Las mayores tensiones se produjeron durante el Trienio Bolchevique (1918-1920) en el


campo andaluz, protagonizadas por las luchas de los jornaleros y en el sector industrial catalán. En
Barcelona la conflictividad terminó en violencia cuando el Gobierno, para neutralizar el intenso
movimiento huelguístico dominado por la CNT (huelga de La Canadiense), impulsaron la violencia a
través de los sindicatos amarillos*, el pistolerismo y la Ley de Fugas*. A ellos los anarquistas
respondieron con atentados. En estos años se sucedieron los asesinatos, principalmente de obreros
(como el líder anarquista Salvador Seguí), capataces y políticos (Eduardo Dato).

Finalmente, el general Primo de Rivera aprovechó el descrédito de los partidos (hubo once
gobiernos en cinco años), el clima de inestabilidad social, el temor al auge del catalanismo y la
indignación por los desastres militares en Marruecos (desastre de Annual), para justificar el golpe de
Estado de septiembre de 1923 que liquidó definitivamente el sistema político de la Restauración.
GLOSARIO:

Conferencia Internacional de Algeciras: convocada por Reino Unido y Alemania para frenar el
expansionismo francés en el norte de África, el resultado final favoreció a París (que obtuvo el sur de
Marruecos) y Londres (que evitó el control francés de la orilla sur del Estrecho de Gibraltar al
encomendarse a España la colonización del norte de Marruecos.

Protectorado: modalidad de colonia en la que la metrópoli asume las relaciones exteriores, la


defensa y el orden público, dejando el resto de las funciones en manos de las autoridades propias de
la nación sometida.

Escala cerrada: sistema de promoción del Ejército español por el cual los ascensos dependían de la
antigüedad y no de los méritos.

Sindicatos amarillos: sindicatos organizados por la patronal y el Gobierno que actuaron como fuerza
de choque contra el sindicalismo revolucionario de la CNT en la Barcelona de finales de la
Restauración. El más importante fue la agrupación Sindicatos Libres.

Ley de Fugas: ejecución extrajudicial que simula la evasión de un detenido para encubrir su
asesinato tras el precepto legal que permitía a los cuerpos de seguridad disparar sobre un fugitivo
que huía.

ORTOGRAFÍA:

MAYÚSCULAS:
 Conferencias (Conferencia Internacional de Algeciras)
 periodos históricos (Restauración, Trienio Bolchevique)
 acontecimientos históricos con nombre propio concreto (Semana Trágica de Barcelona)
 documentos oficiales (Expediente Picasso)
 instituciones (Corona, Gobierno, Ejercito, Estado, Juntas de Defensa)
 nombres propios de partidos políticos y coaliciones (Partido Conservador, Partido Liberal, Lliga
Regionalista)
 sindicatos (UGT, CNT)
 leyes (Ley de Fugas)

minúsculas:
 guerras (guerra de Melilla).
 acontecimientos históricos (desastre de Annual, desembarco de Alhucemas)
 rangos militares (general Silvestre)
 pistolerismo
 políticos y sus seguidores (conservadores, liberales, republicanos, nacionalistas, socialistas y
anarquistas)
 ideologías (socialismo, anarquismo, anarcosindicalismo, nacionalismo)

Casos especiales:
Primera Guerra Mundial. Los dos conflictos mundiales ocurridos en el siglo XX constituyen otra
excepción, ya que el uso ha fijado como nombres propios Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra
Mundial, con todas sus iniciales en mayúscula.

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