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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

CÁTEDRA: A LUCHAR POR LA DE EDUCACIÓN SUPERIOR.

Escrito: Sobre la cuestión judía – Karl Marx


Elaborado por: Diego Andrés Orduz Cárdenas
La Emancipación de los Judíos en Europa
Entre los siglos XVIII y XIX, se ejecuto una progresiva integración de la raza judía europea en
el estado moderno, esto ocurrió gracias a un proceso conocido como emancipación social,
política y religiosa lo cual cambiaría al judaísmo por el resto de la historia.
La emancipación judía no fue para nada un proceso simple y lineal, en pocas palabras los sucesos
más importantes de esta sucedieron en la época de la Ilustración o mejor conocida como la
Revolución Francesa y concluyó con que la comunidad judía contaría con los mismos derechos
que el resto del pueblo europeo en la década de los años sesenta del siglo XIX. Este proceso es
mejor descrito como una serie de sucesos muy complejos, multidireccionales y ambiguos los
cuales se caracterizaron por cambiar de rumbo en varias ocasiones, se presentaron muchas
contradicciones, éxitos y fracasos. Se podría decir que lo que dio comienzo a esta idea entre el
pueblo judío fue la figura histórica conocida con el nombre de Moses Mendelssohn (1729-1786)
este hombre es el perfecto ejemplo de la asimilación judía ilustrada. Tomando inspiración de las
acciones de este hombre, el concepto de emancipación e inclusión social que utilizaron los judíos
en los siglos XVIII y XIX en distintos marcos políticos les dio la oportunidad de presentar
argumentos recurrentes, también gracias a Moses se hizo realidad la aprobación de las leyes que
le otorgarían los derechos al pueblo judío en el mundo de la cultura alemana y europea.
Lo que se conoce como la cuestión judía se transforma, terminando el siglo XVIII, en si hacer
oficial o no el concepto de identificación de los judíos consigo mismos y con la sociedad
moderna. Esto es más un fenómeno sociocultural y político de primera magnitud, en pocas
palabras, consiste en dos puntos de vista confrontados y con una relación irreparable, estos
puntos de vista se les conoce como asimilacionismo y monoculturalismo. El primero puede ser
descrito como una esperanza que presenta dos conceptos opuestos que, cuando recibe el apoyo
de comunidades no judías, exige una tolerancia que tiene como precio a pagar el implícito
abandono de la identidad cultural del pueblo europeo, el monoculturalismo representa todo lo
contrario y podría incluso verse como una forma de antisemitismo, este afirma lo incompatibles
que son el pueblo judío cuando se le compara con el resto de Alemania y Europa.
Más adelante se presenta con más detalle el punto de vista del monoculturalismo como un
análisis del desarrollo de la revolución francesa, donde se manifiesta, la negatividad y rechazo a
cambiar del pueblo judío, la incapacidad que trae consigo la naturaleza de estos personajes al
cambio y reajuste y como consecuencia la necesidad de no concederles derechos civiles.
En el otro extremo del debate tenemos, como exponentes principales del asimilacionismo judío
que busca romper mediante un largo proceso el pasado y las costumbres de la identificación
plena con los ideales ilustrados. Este punto de vista de la comunidad judía se plantea como
solución final a las ideas de tolerancia enseñadas por el monarca ilustrado José II, sus ideas y
acciones llenan de esperanza a las personas que hacen parte de la judería alemana. En los
pensamientos del monarca se le reconoce al pueblo judío como poseedor de una dignidad
humana que utiliza como base su título de ciudadanos, más no de judíos, enlazados al orden
jurídico, tal como lo afirma la Toleranzpatent (alemán para patente de tolerancia) otorgada a los
judíos en Viena – 1782, esto los convierte oficialmente en útiles para el estado, se les dice “que
gocen de su libertad de acuerdo con la ley, que no encuentren obstáculos para asegurar su
substinencia y acrecienten su laboriosidad por medios honorables”.
Era de esperarse que un proceso de obtención de derechos como este, con el precio de renuncia
parte de la identidad del pueblo europeo, tanto histórica como cultural y religiosa, encontrara
distintos rechazos y contradicciones. En el este europeo, las costumbres tradicionalistas de los
mitnagdim y de la mística popular que lentamente surgía en las comunidades hasidim, a pesar de
las grandes diferencias que existían entre ambas comunidades y las contradicciones mútuas,
ambas actúaron en conjunto para combatir cualquiera que se opusiera o que pudiese corromper
el espíritu judío.
No es una sorpresa que un proceso asimilatorio de este tipo, a costa de renunciar a parte de la
propia identidad histórica, cultural y religiosa, encontrara rechazos enconados. En el este de
Europa, ámbito del tradicionalismo rabínico de los mitnagdim y de la mística popular emergente
de las comunidades hasidim, a pesar de las grandes diferencias existentes entre ellos y del rechazo
mutuo, ambas concepciones ortodoxas actuarán en conjunto para combatir cualquier influencia
que pudiese “corromper” el espíritu judío.
El desacuerdo que existía en ese entonces entre el poder político del judío y los derechos de este
mismo, es la contradicción entre la política y el poder monetario. Mientras que la primera tiene
más peso que la segunda, en la práctica se convierte en esclava suya. La religión judía se ha
mantenido hombro con hombre con el cristianismo, no sólo como la crítica religiosa y no solo
como la duda del origen de la religión cristiana, sino también porque las ideas y espíritu de los
judíos se han mantenido entre el pueblo cristiano y dentro de esta misma es donde más se ha
desarrollado. El judío que se presenta en los estratos más altos como un miembro altamente
importante, no es más que la manifestación del judaísmo en la burguesía. Esta religión no se ha
conservado a pesar de la historia sino por medio de esta. La sociedad burguesa engendra
constantemente al judío dentro de esta misma.

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