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La Corte, al igual que la Comisión y el Estado, observó que tanto ellos como los
representantes señalaron la falta de un método fácil, rápido y eficaz para que la
presunta víctima pudiera reclamar la protección de sus derechos consagrados por la
Constitución, en apoyo de su alegación de que se había violado el artículo 25 de la
Convención. En este contexto, la Corte concluyó que el recurso de amparo
presentado por la presunta víctima no era la vía apropiada en ese caso, ya que no
era procedente en cuestiones electorales.
Para garantizar que la presunta víctima pudiera recuperar plenamente sus derechos
en ese caso, el juicio para proteger los derechos político-electorales del ciudadano
debía permitir que la autoridad evaluara competente si la regulación legal
establecida en el Código Federal en materia electoral, que supuestamente limitaba
de manera injustificada los derechos políticos de la presunta víctima, era coherente
con el derecho político establecido en la Constitución. En otras palabras, esto
implicaba revisar si el artículo 175 del COFIPE era o no conforme a la Constitución.
Como se mencionó anteriormente, no era factible llevar a cabo este proceso, ya que
de acuerdo con la Constitución y los requisitos legales establecidos por la Suprema
Corte de Justicia, el Tribunal Electoral carecía de la autoridad necesaria para
evaluar si las leyes electorales eran coherentes con la Constitución.
Sin embargo, en el caso actual, la ausencia de un recurso efectivo constituyó una
violación por parte del Estado Parte de la Convención. Esto representó un
incumplimiento de su deber de implementar leyes nacionales que garantizaran los
derechos establecidos en la Convención, tal como lo exige el artículo 25 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, en consonancia con los artículos 1.1
y 2 de dicho tratado.