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VAZQUEZ Y COMPAÑIA S.A.

c/ PRUDENCIA COMPAÑIA ARGENTINA DE


SEGUROS GENERALES S.A. s/ ORDINARIO

Cita: 3025/15
Nº Saij:
Nº expediente: 128
Año de causa: 2013
Nº de tomo: 016
Folio N° 073
Resolución N° 42
Fecha del fallo: 19/03/2015
Juzgado: Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial (Sala I) (Santa Fe) - Santa Fe
Jueces
Estela ALETTI DE TARCHINI
Aidilio Gustavo FABIANO
Abraham Luis VARGAS

Tesauro > ASEGURADOR POR RIESGOS DEL TRABAJO


Tesauro > OBLIGACIONES DEL ASEGURADOR
Tesauro > TRANSACCION
Tesauro > ACUERDO DE PARTES
Tesauro > SEGUROS
Tesauro > ALCANCE DE LA COBERTURA
Tesauro > RESTITUCION A LA ASEGURADORA

LABORAL - CIVIL - COMERCIAL

OBLIGACION DE RESTITUCION. ASEGURADORA DE RIESGOS DEL TRABAJO. OBLIGACIONES.


ACUERDO TRANSACCIONAL. ALCANCE LIBERATORIO. SEGURO. LIMITACION DE
COBERTURA.
.

Texto del fallo

SALA CIVIL PRIMERA - Resolución N°: 42 - Folio: 73 - Tomo: 16.


En la ciudad de Santa Fe, a los 19 días del mes de Marzo del año dos mil quince, se reunió en
Acuerdo Ordinario la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de
Santa Fe, integrada por los Dres. Aidilio G. Fabiano, Abraham L. Vargas, y Estela Aletti, para
resolver los recursos de nulidad y apelación -que fueran concedidos libremente y con efecto
suspensivo, v. fojas 171, interpuestos por la apoderada de la demandada (v. fs. 160) contra la
sentencia de fecha 25.09.12 (v. fs. 140/144) y su aclaratoria de fecha 27.02.13 (v. fs. 146)

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dictada por el titular del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la
Undécima Nominación, en los autos caratulados "VAZQUEZ Y CIA S. A. c/ PRUDENCIA
CIA. ARGENTINA DE SEGUROS GRALES. S. A. s/ ORDINARIO" (Expte. Sala I N° 128 -
Año 2013). Acto seguido el Tribunal estableció el orden de votación conforme con el estudio
de los autos -Dres. Fabiano, Vargas y Aletti- y se planteó para resolver las siguientes
cuestiones:
1era.: ¿Es nula la resolución recurrida?
2da.: ¿Es ella justa?
3ra.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?
Determinado el orden de votación en cuya virtud éstos pasan a estudio, a la primera cuestión,
el Dr. Fabiano dijo:
El recurso de nulidad deducido no ha sido sostenido autónomamente en esta sede. De todas
maneras y a todo evento, las críticas que contiene el memorial (que no refieren a vicios in
procedendo sino in iudicando) pueden obtener suficiente respuesta en el tratamiento que -a
continuación- se realizará del recurso de apelación que también se ha interpuesto.
Por lo demás, no advirtiendo irregularidades procesales ni vicios en el procedimiento que
justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde desestimar el recurso de nulidad
enunciado precedentemente.
Así voto.
El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en
igual sentido.
A la primera cuestión, la Dra. Aletti dijo:
Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de
dos jueces, de conformidad al art. 26 de la Ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión.
A la segunda cuestión, el Dr. Fabiano dijo:
I. Antecedentes
Por sentencia de fecha 25.09.12 (v. fs. 140/144) y posterior aclaratoria de fecha 27.02.13 (v.
fs. 146) el señor Juez de Primera Instancia de la Undécima Nominación resolvió acoger la
demanda promovida por la parte actora, la que tuvo por objeto la restitución a la accionante de
las sumas abonadas por ésta, como así los pagos que debía afrontar en el futuro por cualquier
concepto, con motivo del siniestro acaecido a la señora Adriana Van Bredan de Colli en fecha
28.12.95, quien revestía como empleada en relación de dependencia de la firma Vázquez y

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Cía. S.A., y por tal razón, se encontraba cubierta bajo un contrato de seguro de accidentes de
trabajo suscripto entre las firmas actora y demandada, bajo Póliza N° 12.188.
Para así decidir, sostuvo que la aseguradora había dado efectivamente lugar al reclamo
judicial, por no haberle abonado la indemnización que correspondía a la beneficiaria conforme
lo normado por el art. 8° de la Ley de Accidentes de Trabajo (N° 24.028 vigente al momento
del hecho) en el plazo establecido en el art. 49 de la Ley de Seguros.
De esta forma, consideró que la aseguradora no cumplió en término con el pago de la
indemnización debida, y que de ese modo no mantuvo indemne el patrimonio del asegurado,
entendiendo que dichas obligaciones no quedaban legalmente eximidas por la circunstancia
que la demandada no hubiere dado lugar al proceso laboral substanciando.
Seguidamente ponderó el instrumento celebrado en fecha 30.12.04 por las partes de este
proceso con la beneficiaria, concluyendo que del mismo no podía concluirse que la firma
Vázquez y Cía. S.A. hubiera renunciado a reclamar a la aseguradora la restitución de las sumas
abonadas a la beneficiaria.
Entendió que las partes signatarias de dicho convenio fueron, la señora Van Bredan -como
beneficiaria del seguro y actora del juicio laboral- por una parte, y la empleadora y
aseguradora por la otra, no correspondiendo interpretarse de la cláusula de liberación que las
partes serían las que tomaron intervención en dicho instrumento, justamente, porque el objeto
del acuerdo celebrado era acordar la forma de pago con que ambos afrontarían la condena
dispuesta en sede laboral, no versando sobre las relaciones entre sí. Agregó que tampoco podía
entenderse que por imperio de los pagos efectuados por Vázquez y Cía. S.A. se aceptaba la
franquicia establecida en la póliza.
Estimó el A quo que la firma actora cumplió con todas las obligaciones a su cargo, y que en
cambio la demandada no hizo lo propio al no haber satisfecho en tiempo y forma la
indemnización lo que causó el proceso laboral que tuvo que soportar la accionante, violando el
art. 109 de la Ley 17.418 que impone la obligación de mantener indemne al asegurado.
Como consecuencia de lo expresado, el Juez de la anterior instancia impuso a la aseguradora la
obligación de restituir a la actora todos los rubros laborales que debió abonarle a la
beneficiaria, incluidas las costas del juicio, fundándolo en el artículo 110 de la ley de seguros,
como así, en citas jurisprudenciales, todo ello con más intereses y costas.
En referencia al límite máximo de la suma asegurada, también fundado en un precedente
judicial, el A quo consideró que el mismo no le resultaba oponible a los gastos causídicos.
Luego, por Resolución de fecha 27.02.13 (v. f. 146) el señor Juez de grado aclaró que

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integraban el monto de la condena las costas devengadas en el proceso laboral referido,
cuestión que había sido abordada en los considerandos pero omitido en la parte resolutiva de la
sentencia originaria.
II. Agravios de la apelante
Que contra dicha resolución, se alza la parte demandada deduciendo recursos de apelación y
nulidad (fs. 160), los que son concedidos libremente y con efecto suspensivo por decreto de
fecha 7.05.13 (v. fs. 171).
Ello así y radicados los autos en esta sede, se le corrió traslado al apelante a fin que exprese
agravios (v. providencia de fs. 182), levantando dicha carga procesal a fs. 184/185.
Expresa el apelante que le agravia la sentencia del A quo, por haber sido dictada con total
prescindencia de lo pactado por las partes en el acuerdo de fecha 30.12.04 como así en las
disposiciones de la póliza y normativa legal aplicable al caso.
En primer lugar considera que el Juez de grado no le brindó el correcto alcance al acuerdo
liberatorio celebrado entre las partes en fecha 30.13.04; al respecto, parte de considerar que
tanto aseguradora como asegurada se encontraban en la misma posición procesal en el juicio
laboral, ya que a ambos les alcanzaban los efectos de la cosa juzgada en dicho proceso y que la
transacción, en el caso, causaba los mismos efectos que la primera.
Así, al contener el acuerdo transaccional una cláusula de "liberación de partes" entiende que a
todos los signatarios, sin necesidad de aseverar que el efecto liberatorio alcanza tanto a una
como a otra accionada en relación a la pretensión que se intenta obtener de ellas, y de allí,
extrae que la intención común fue concluir el proceso desistiendo de cualquier reclamo
ulterior.
Agrega que al utilizar la fórmula "y nada tendrán que reclamarse las partes entre sí" se
englobaron los posibles reclamos que pudieran surgir de las relaciones internas suscitadas, ya
que no se formuló reserva alguna sobre el efecto liberatorio del convenio transaccional.
Afirma que la cláusula referida a las costas abona la idea que los firmantes quisieron repartir
en forma conjunta, sin reserva alguna, las obligaciones que pudieron existir entre ellos.
En segundo término, consideró que de la póliza reconocida por la parte actora surge el límite
expreso y concreto de cobertura, el que fuera fijado en la suma de U$S 100.000, por todo
concepto, incluyendo intereses y costas, como así, el porcentaje al que estaba obligado el
asegurado a participar en todo reclamo que tramite por la vía judicial, cualquier fuere la causa;
así, de lo reconocido por la actora como abonado por la aseguradora concluye en que: "a todas
luces está más que cubierto el monto que le correspondía abonar tal y como surge de la

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cláusula tercera de la póliza ya mencionada".
III. Contestación de agravios
Corrido el pertinente traslado para contestar los agravios vertidos por la apelante, la actora lo
hace mediante libelo que corre glosado a fs. 189/193vta.
IV. Análisis
Las críticas formuladas por la apelante a la sentencia de grado pueden dividirse en dos
cuestiones: a) la primera referida al alcance liberatorio del acuerdo transaccional celebrado en
fecha 30.12.04, y; b) la segunda, referida a la vigencia de la cláusula limitativa de la cobertura,
en virtud de la cual, no podría exigírsele más allá de lo ya abonado.
En dicho orden serán tratados.
1. Alcance del acuerdo transaccional
La aseguradora demandada consideró que el acuerdo suscripto conjuntamente por la actora de
la contienda laboral y las partes de este juicio, produjo efectos liberatorios respecto a cualquier
tipo de reclamos, no sólo con relación a cada una de las accionadas por las pretensiones que se
intentaban obtener de ellas, sino también en todo lo que atañe a éstas últimas entre sí,
interpretando que luego del mismo, ya no podrían entablarse entre todos los signatarios ningún
tipo de reclamo ulterior.
El convenio glosado a fs. 39 de autos fue suscripto, en su carácter de parte actora, por la
señora Adriana Beatriz Van Bredan conjuntamente con su apoderado, mientras que la firma
demandada "Vázquez y Cía. S.A." y la citada en garantía "Prudencia Cía. Arg. de Seguros
S.A." hicieron lo propio por intermedio de sus representantes legales. El objeto del mismo
consistió en un acuerdo de pago a efectuar tanto por la firma demandada como por la citada en
garantía a la actora (punto I) de conformidad al estado de la causa laboral.
En la cláusula segunda se estableció que la demandada "Vázquez y Cía. S.A." y la citada en
garantía abonarían, en forma conjunta y solidaria a la actora, la suma referida en la cláusula
primera. Se estableció allí la modalidad de pago, reiterando que cada efectivización se asumía
en forma conjunta y solidaria por la demandada y citada en garantía. Respecto a las costas, en
la cláusula tercera, se convino que todos los honorarios devengados por los apoderados de la
parte actora del juicio laboral, serían a cargo, una vez más en forma conjunta y solidaria, por
demandada y citada en garantía.
La cláusula cuarta de "liberación de las partes" estableció que una vez cumplimentado
íntegramente en tiempo y forma el presente acuerdo, la demandada y citada en garantía
habrían cancelado totalmente el rubro que fuera oportunamente admitido a favor de la actora

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en dichos autos, y nada tendrían que reclamarse las partes entre sí por ningún concepto
emergente de las cuestiones debatidas y resueltas en autos, asignándole al convenio efectos
plenamente liberatorios entre las mismas.
La primera discusión que se suscita está dada por la interpretación o alcance que se la ha dado
al concepto de "parte" en dicho convenio. Podría decirse que se refiere sólo a la actora y
demandada del proceso laboral, ya que la citada en garantía no asume tal carácter; también,
que sólo se refiere a la parte actora, por un lado, y a la parte accionada (demandado y citada en
garantía, respectivamente), por el otro, como lo entendió el A quo; finalmente, la
interpretación más amplia, que alude a cada uno de los signatarios del instrumento constituyen
el rol de parte.
Aún cuando se considere que la tercera opción como aplicable al caso, la limitación de todo
reclamo ulterior refiere expresamente a conceptos emergentes de las cuestiones debatidas y
resueltas en dichos autos.
La eventual valla a todo tipo de reclamaciones futuras entre todos los signatarios del acuerdo
quedaría circunscripta a dicho universo (conceptos emergentes de cuestiones debatidas y
resueltas en esos autos). Es decir, que la letra del convenio refiere a temáticas que, no sólo
debieron haber sido ventiladas en el juicio laboral sino que además, en virtud de la particular
copulativa utilizada, también debieron haber sido resueltas en dicho ámbito.
Corresponde entonces corroborar si la limitación prevista en la cláusula tercera (límite de
cobertura: franquicia) de la póliza (v. fs. 44) quedaba comprendida dentro de tal alcance. Así,
y teniendo a la vista los autos "COLLI, Adriana B. Van Breda de c/ VÁZQUEZ y CÍA S.A. y
otro s/ Laboral (Expte. Sala I N° 106 - Año 2006), surge que ni de la contestación de la citada
en garantía (fs. 45/52), ni de la sentencia de grado (fs. 254/258), como así del pronunciamiento
dictado por la Cámara de Apelaciones en lo Laboral, Sala I (fs. 356/358), siquiera se planteó
dicha cuestión, por lo que no se avizora ningún impedimento al reclamo formulado ante esta
jurisdicción.
Es decir, antes de la celebración del convenio donde consta la cláusula supuestamente
liberatoria, no se debatió ni resolvió nada vinculado con la limitación de la cobertura ni
relativo a la franquicia, como constaba en la póliza.
Por lo expuesto, el primer agravio no puede prosperar, y tal como lo entendió el A quo, no
existe limitación alguna para el tratamiento traído a consideración ante esta jurisdicción.
2. Vigencia de la cláusula limitativa de la cobertura, en virtud de la cual, no podría exigírsele
más allá de lo ya abonado

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Descartado que por imperio de la cláusula cuarta del convenio de fecha 30.12.04 (fs. 39 vta.)
no pueden substanciarse reclamos relacionados con la pretensión de la apelante en los
presentes actuados, corresponde abocarnos al segundo agravio, consistente en la existencia del
límite dado por la suma asegurada como así también la existencia de una franquicia que
obstaría a la procedencia del reclamo articulado.
Se adelanta que el presente agravio no prosperará por las siguientes razones:
1) Como ya se refirió ut supra, en el convenio agregado a fs. 39/40, los aquí litigantes
asumieron la obligación de pago del capital y costas emergentes del pronunciamiento firme de
sede laboral en modo "conjunto y solidario", como expresamente lo consignaron en reiteradas
oportunidades, tanto en la cláusula segunda, referida a la forma de pago del capital, como en la
tercera, atinentes a las costas.
Por tanto, estamos en presencia de un supuesto de obligaciones solidarias pasivas de origen
convencional reguladas los artículos 699, ss. y cc. del Código Civil. Como efecto de las
mismas, las relaciones de los deudores solidarios entre sí, se rigen por los arts. 716 y 717 del
citado Código; el primero establece que, entre sí, los codeudores no están obligados sino a su
parte y porción, y la remisión que el segundo artículo hace al 689 del mismo cuerpo normativo
impone como regla que la contribución entre los deudores solidarios ser hará en primer
término, de acuerdo a lo que los propios codeudores hubiesen acordado en el título de la
obligación o en un contrato especial, y en segundo término, de acuerdo con las
"circunstancias" de la obligación, es decir, teniendo en cuenta su causa y el interés que cada
deudor tiene en ella. Finalmente, en subsidio, a falta de los criterios anteriores la contribución
se hará en partes iguales (conf. Wayard, Ernesto C.; "Derecho Civil - Obligaciones", T° II,
pág. 634, Editorial LexisNexis Depalma, Buenos Aires 2002).
Para dirimir, entonces, la regla de distribución en el caso, corresponde atenerse a lo que los
codeudores acordaron en el título de la obligación o en un contrato especial, lo que impone
acudir inexorablemente al contrato de seguro que luce agregado a fs. 42/53 y fuera reconocido
por el apelante, como así también, a la normativa específica consistente en la Ley 17.418,
plexo normativo del cual surgen determinados derechos, obligaciones y cargas en cabeza de
cada una de las partes.
Respecto a las materias debatidas, en la póliza emitida el 14.09.95 se prevé (v. cláusula tercera
fs. 44) un límite de cobertura equivalente a cien mil dólares estadounidenses (U$s 100.000)
por todo concepto, incluido intereses y costas. Asimismo dispone que el asegurado participará
en todo reclamo que tramite por la vía judicial, cualquiera que sea su causa, con el diez por

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ciento (10%) de las indemnizaciones que se acuerden o que resulten de sentencia judicial
firme, incluyendo honorarios, costas e intereses a su cargo. A su vez, la cláusula decimotercera
en el párrafo final determina que en el caso que el asegurado asuma su defensa en juicio sin
darle noticia oportuna al asegurador para que este lo efectúe, los honorarios de los letrados del
asegurado quedarán a su exclusivo cargo, sin perjuicio de la sanción prevista por el art. 47 de
la Ley 17.718.
2) Sentadas las normas que rigen la contienda, póliza y Ley de Seguros, corresponde abordar
la imputación concreta que la actora formula a la demandada, consistente en el incumplimiento
del deber de actuar con diligencia y prontitud para la determinación del daño y pagar
oportunamente conforme a los artículos 49, 56 y 46 de la Ley de Seguros; por tanto, para
dirimir la suerte del presente recurso, en el marco del agravio analizado, corresponde examinar
si las partes cumplieron debidamente con las prestaciones a su cargo, a la luz de las probanzas
rendidas en autos.
Para ello debe partirse de considerar que el artículo 49 de la LS, referido a la época del pago,
establece que en los seguros de personas el mismo se hará dentro de los quince días de
notificado el siniestro, o de acompañada, si procediere, la información complementaria del
artículo 46 párrafos segundo y tercero. Dicha norma dispone que el asegurador debe
pronunciarse acerca del derecho del asegurado dentro de los 30 días de recibida la información
complementaria prevista en los párrafos 2° y 3° del art. 46, y que la omisión de
pronunciamiento importa la aceptación.
El accidente ocurrió el 28.12.95 (dentro del período de cobertura), habiéndose cumplimentado
con la denuncia respectiva y demás cargas en cabeza del asegurado.
Conforme surge de las actuaciones substanciadas ante la jurisdicción laboral de la Provincia de
Santa Fe, las actuaciones administrativas fueron iniciadas ante el organismo de policía laboral
de la Provincia de Entre Ríos, donde se produjo el siniestro causa de dichos actuados, por la
propia compañía aseguradora (v. fs. 93/146 del expediente laboral).
En presentación de fecha 08.03.96, la aseguradora solicitó que la empleada sea evaluada por la
Junta Médica, lo que tuvo lugar el 16.10.96 (v. fs. 101).
Corrido el traslado de la misma, la Compañía de seguros (v. fs. 114), plantea la nulidad de
todo lo actuado por entender que la repartición entrerriana no era el órgano competente para
llevar adelante tal actuación.
En dicho trance, la empleada solicitó que se practique liquidación (v. fs. 116), lo que
cumplimenta el organismo (v. fs. 132); la interesada impugna dicha operación a fs. 136, y a los

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dos días solicita el archivo de las actuaciones a los fines de promover la pertinente acción
judicial (v. fs. 140).
En concreto, la citada en garantía inició el trámite administrativo ante la Provincia de Entre
Ríos en fecha 08.03.96 (v. fs. 94) y luego acusó la incompetencia del ente en fecha 13.12.96
(fs. 114), después de transcurrido nueve meses.
Si bien, a fs. 6 del juicio laboral la actora manifestó que cuestionó la liquidación practicada en
sede administrativa, en su demanda (v. fs. 8vta.) también refirió que la patronal rechazó el
abono de la indemnización por incapacidad derivada del accidente de trabajo, lo que motivó el
inicio del proceso.
En la contestación de demanda (v. fs. 24/37) la accionada negó el accidente como que la
incapacidad tenga relación alguna con la relación de dependencia, solicitando su rechazo.
Por su parte, la citada en garantía (v. fs. 45/52) hizo lo propio, incluso negando la existencia de
actuaciones administrativas, considerando que el único ente público con competencia laboral
para sustanciarlas sería la Provincia de Santa Fe.
3) Ante dichos extremos constatados con posterioridad a la verificación del siniestro, debe
señalarse cuáles constituían las obligaciones y deberes de actuación de la Compañía de
Seguros para considerar si puede reprochársele algún incumplimiento, como le achaca la parte
demandada.
Sabido es que la obligación principal del asegurador es indemnizar al asegurado o al
beneficiario del seguro (como en el presente caso) en la ocasión que se produzca el evento
previsto. La causa principal del contrato típico bajo análisis es el abono de la prima a los fines
que el empresario del seguro satisfaga las contingencias generadas por el daño asegurado en el
marco de lo expresamente pactado en el contrato, como así en el plexo normativo aplicable.
Pero además, se señala que en virtud del deber de diligencia que fluye del principio de buena
fe (conf. art. 1.198 del Código Civil) se debe responder del modo más expedito y efectivo que
las circunstancias ameriten. Así, autorizada doctrina plantea con relación a los fundamentos
del artículo 56 de la ley 17.418, que el procedimiento de liquidación del daño se debe cumplir
con la mayor diligencia posible, sustentándolo en la doctrina que surge de la interpretación del
artículo 77 párrafo segundo de la LS referido a la demora del asegurador, entendiendo que los
aseguradores deben emplear el mayor empeño para que las tareas se realicen en el menor
tiempo, para satisfacer cuanto antes sus obligaciones. De otro modo, se verificaría un supuesto
de violación de las obligaciones principales y de la función del seguro mismo, ya que una
indemnización tardía es fuente de perjuicios (conf. Halperín, Isaac; "Seguros. Exposición

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Crítica de las leyes 17.418 y 20.091", Tomo II, pág. 592 y sgtes., segunda edición actualizada,
Depalma, Buenos Aires, Julio 1986).
En términos similares se refiere que en virtud de dicha causa negocial el empresario debe
obrar con razonable diligencia y buena fe ya que el débito de indemnidad establecido en el
compromiso sinalagmático inicial se cumple solamente cuando se repone el interés
perjudicado según las condiciones económicas pactadas (arts. 60 y 65 de la ley 17.418); y al
así no hacerlo, se estaría violando la relación de equivalencia de las prestaciones mediante la
comisión de un acto ilícito constituido por el ejercicio irregular de un derecho, con
prescindencia de la buena fe que debe presidir en todo momento el cumplimiento de los
deberes de las partes en la relación asegurativa, ya que el asegurador estaría utilizando de
manera unilateral las reglas predispuestas para favorecer ilícitamente sus propios intereses a
costa del asegurado, pues la liberación de su obligación total sin causales suficientemente
fundadas seguramente lo enriquecerá, ya que retendrá para sí las primas abonadas, sin tener
que pagar la contraprestación adeudada con motivo del siniestro regularmente aceptado como
tal (conf. Meilij, Gustavo Raúl; "Primacía de la Realidad Negocial", publicado en: RcyS
2010-XII, 104 Cita Online: AR/DOC/5588/2010).
Concretamente se sostuvo: "La satisfacción de la necesidad generada en el daño que sufriera el
asegurado, como consecuencia del siniestro, habrá de procurarse de la manera más rápida y
eficaz que resulte posibles. Que a ello se enderezan las reglas de los artículos 46, 49 a 51, 56 y
concordantes, Ley de Seguros, pues sólo a través de la diligencia puesta en la liquidación del
siniestro mantiene el seguro la función que le es inherente" (conf. CNCom, Sala C, 8/5/84,
"Industrias Pirelli c. Resguardo Cía. de Segu.", DJ, 1985-13-405; ed, 110-121). También: "El
asegurador debe poner el mayor empeño para que la etapa liquidatoria del daño se realice en el
menor tiempo para satisfacer cuanto antes sus obligaciones" (CNCom, Sala B, 15/1283 "Bilo,
A. c. Atlantis Cía. de Seg.", JA, 1984-III-57).
Pero además, corresponderá indagar en el caso cuál ha sido la actitud asumida por la
aseguradora en el proceso destacándose que por imperio de la póliza a ella le correspondía
delinear la estrategia a seguir, correspondiéndole al asegurado apegarse a la misma. Al
respecto se ha resuelto: "Una vez asumida la dirección del proceso, incumbe al asegurador
impartir a los mandatarios del asegurado -instituidos a indicación de aquélla- las instrucciones
y directivas para la tramitación del proceso. El asegurado, a su vez, debe ponerse a las órdenes
del asegurador para el procedimiento que entiende desarrollar contra el tercero que entabló el
juicio" (conf.. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala E, Alunco S. A. c.

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Cardinal, Cía. de seguros, 26/11/1986, LA LEY 1987-B, 399, AR/JUR/1681/1986).
4) Sobre tales principios, se observa que la aseguradora inició el procedimiento de liquidación
ante un organismo provincial y, luego, volviendo sobre sus propios actos, lo tachó de
incompetente, no generando ninguna otra alternativa tendiente a arribar a una liquidación del
siniestro.
Al asumir tal comportamiento lo esperable era que la empleada accidentada inicie el trámite
judicial.
Por lo demás, no obra ninguna probanza de la cual surja que, en el marco de sus facultades de
dirigir la estrategia del proceso, la aseguradora haya impartido alguna instrucción en contrario
al rol procesal asumido por el asegurado.
Tampoco resulta menor para el análisis el hecho que la Junta Médica administrativa le
concediera el 66% de incapacidad a la actora (fs. 101) el 16.10.96, y que la pericia médica
rendida en el juicio laboral, cuatro años después, ratificara un grado similar en fecha 17.08.00
(fs. 161/182), con la intervención por distintos profesionales médicos, incluso, con la
participación de un perito de parte designado por la aseguradora quien dictaminó el 50% de
incapacidad.
La pericia no fue impugnada; en los alegatos tampoco se cuestionó el porcentaje.
Se dictó sentencia condenatoria en fecha 31.07.01, y se substanció todo el trámite recursivo
hasta que el pronunciamiento adquirió firmeza, sin que se patentizara durante todo ese período
ninguna actitud de la aseguradora tendiente a la asunción de su obligación contractual.
5) Párrafo aparte merece el comportamiento verificado entre las partes de la presente
contienda al margen de sus actuaciones procesales.
Ya mediante una nota fechada el 12.02.03 el asegurado insta a la compañía a que satisfaga la
obligación a su cargo (v. fs 6). Ésta le contesta el 26.02.03, refiriendo a la existencia del límite
de cobertura y demás limitaciones contractuales (v. fs. 7).
En fecha 06.03.03 el asegurado envía nueva misiva en términos similares a la originaria (v. fs.
8).
Tal como luce a fs 9, el 19.04.04 le informa a la aseguradora que se dictó sentencia definitiva.
En fecha 27.09.04 (v. fs 393 del expediente laboral) la liquidación del proceso estuvo firme y
consentida, y en fecha 21.10.04 le fue notificada a la aseguradora (v. fs. 400 del expediente
laboral).
Por carta documento del 15.12.05 (v. fs. 12) el asegurado imputó el incumplimiento de las
obligaciones contractuales, al no haber atendido la sentencia de primera instancia, contestando

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la aseguradora el 20.01.06 (v. fs. 14) rechazando dicha imputación, aludiendo que todas las
actuaciones procesales de Vázquez S.A. fueron en consonancia con la aseguradora.
Es decir, aún después que se encontraba firme la sentencia y aprobada la liquidación, la
Compañía de seguros no abonó en término la obligación a su cargo, pese a los reclamos en tal
sentido.
Finalmente, de las constancias obrantes en autos (v. fs. 422, 429, 442, 453, 476 y 479 del
expediente laboral -y descontando los depósitos de la codemandada Velázquez y Cía.-) se
verifica el pago por parte de la compañía aseguradora de ciento ocho mil cuatrocientos trece
pesos con noventa y tres centavos ($108.413,93) sin perjuicio que en la misiva de fecha
26.02.03 (v. fs. 7 de estos actuados) sostuvo que su límite contractual era de $100.000,
recordando que el asegurado debía participar con el diez por ciento de las indemnizaciones que
se acuerden o resulten de sentencia judicial firme, incluyendo honorarios, costas e intereses,
por lo que se observa que la aseguradora abonó más allá de la limitación invocada en franca
contradicción con lo por ella estipulado.
6) Del análisis de los deberes contractuales referidos a la luz de los comportamientos
desplegados por la demandada, tanto en las actuaciones administrativas, jurisdiccionales,
como en el intercambio epistolar señalado, concluyo en que se verificó en el caso el
incumplimiento de los mismos, ya que se constató una actitud elusiva constante frente a la
obligación contractual principal asumida.
En efecto, no parece razonable que compelida a abonar un siniestro y dirigir el proceso,
mantuviera una actitud pasiva durante casi diez años, sin asumir su obligación, incluso cuando
la sentencia ya se encontraba firme.
7) Demostrado el incumplimiento del deber de actuar con diligencia en la relación contractual,
corresponde dirimir el alcance de la responsabilidad en que incurrió la demandada.
El asegurador se obligó a resarcir, conforme al contrato, el daño patrimonial causado por el
siniestro, respondiendo sólo hasta el monto de la suma asegurada (conf. art. 61 LS), lo que
equivale a decir que el límite del débito de la aseguradora, en principio, se circunscribe al pago
del capital asegurado.
Como se refirió el límite máximo asegurado, según póliza, se pactó en la suma de cien mil
dólares estadounidenses (U$S 100.000), más, por imperio de lo normado por del art. 11 de la
ley 25.561 y el Decreto Nº 214/02 dicha suma se pesificó a razón de $ 1 igual a U$S 1, con
más el coeficiente de estabilización de referencia (CER).
Si dicha modificación operada en el orden macroeconómico no se hubiere verificado, la

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obligación de mantenimiento de la indemnidad del asegurado no estaría en tela de juicio, pero
al devaluarse la suma asegurada, ésta no resultó suficiente para atender su cometido originario.
Ahora bien, lo cierto es que la actitud asumida por la aseguradora desde el acaecimiento del
siniestro dista sobremanera del estándar de actuación que imponen los deberes de diligencia y
buena fe contractual, como ya se explicitó.
De las pruebas examinadas surge la convicción que la demandada no cumplió en debida forma
con sus obligaciones legales y contractuales, ya que desde el proceder asumido en las
actuaciones administrativas como en su carácter de directora de la estrategia procesal de la
parte accionada eludió sistemáticamente cumplir en tiempo y forma con su obligación esencial
para la que fue contratada por la firma asegurada.
Como ya se refirió, en caso de mora del asegurador en el pago de la indemnización
correspondiente, ha sido admitida la posibilidad de reclamar los mayores perjuicios que
pudiera haber sufrido el asegurado, como consecuencia de la falta de cumplimiento en el
tiempo debido de la obligación contratada.
Obviamente que para que la reparación referida resulte viable, el acreedor debe probar en
forma fehaciente que resulta imputable a la conducta del deudor, la existencia de los mayores
daños sufridos (conf. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A, Molina,
Aníbal c. La Nueva Coop. de seguros, 22/05/1996, LA LEY 1996-E, 282, DJ 1996-2, 175,
AR/JUR/1879/1996).
Ello ha quedado demostrado en autos, ya que por las maniobras desplegadas por la
aseguradora, incluso cuando ya existía sentencia firme con liquidación aprobada, se frustró la
concreta expectativa económica del actor, ya que debió soportar el daño en mayor medida que
a la que se había sometido por imperio del contrato de seguro celebrado.
No puede dudarse que se ha generado en el caso un notorio desequilibrio de los derechos y
obligaciones derivados del contrato, ya que la aseguradora mediante su conducta llevó a un
verdadero incumplimiento en el pago de la prima originariamente pactada, produciendo ello
perjuicio al patrimonio del asegurado.
De otro modo, la actitud de la aseguradora obligaría a que el asegurado afrente todos los
perjuicios, en particular los generados por el cambio de las condiciones financieras de la
moneda. Adviértase que si la aseguradora hubiera cumplimentado su obligación
oportunamente, al haberse determinado la incapacidad laborativa como así su extensión
mediante la liquidación practicada en la instancia administrativa por ella substanciada, la suma
asegurada habría alcanzado holgadamente para atender la indemnización.

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Por lo hasta aquí expuesto, el presente agravio será rechazado, y cuanto corresponde es hacer
cargo a la aseguradora demandada de la atención de lo originariamente pactado, implicando
ello que deberá indemnizar el siniestro de conformidad a las condiciones originarias de póliza,
sin atenerse a la limitación de la suma asegurada pesificada.
8) Seguidamente corresponde determinar en base a lo expuesto en el acápite anterior, de qué
modo deberá atenderse el reclamo, en función de las condiciones originarias de póliza,
reiterándose que no regirá en el caso el límite de cobertura.
Al respecto deben analizarse las siguientes cuestiones: a) limitación de la suma asegurada al
rubro intereses y costas; b) los gastos de defensa en juicio del asegurado; y c) la franquicia del
diez por ciento (10%), porcentaje a cargo del asegurado por tratarse de un trámite judicial
(párrafo final cláusula 3era).
8.1) Respecto a las dos primeras cuestiones, que constituyen materia de accesorios legales y
por tanto son tratadas en conjunto, debe tenerse presente que por lo argumentos ya
desarrollados, se aplicará el mismo temperamento que el sentado para el capital reclamado.
Sin perjuicio de ello, rigen en el caso los artículos 110 y 111 de la LS, normas que por imperio
del art. 158 de la misma ley deben anteponerse a lo convenido por las partes. En tal sentido, y
por disposición legal, tales rubros accesorios deben ser cubiertos, aún por encima del tope
convencional, resultando nula toda disposición en contrario (conf. Stiglitz, Rubén S.; "Derecho
de seguros", Tomo II, págs. 425/428, La Ley, Buenos Aires, Febrero de 2008).
En dicho sentido se ha resuelto "el seguro de responsabilidad civil tiene por finalidad
"mantener indemne al asegurado por cuanto deba a un tercero en razón de la responsabilidad
prevista en el contrato" --art. 109, ley 17.418-- y la garantía del asegurador no sólo comprende
el monto de la indemnización que el asegurado deba pagar al tercero damnificado, sino
también los gastos y costas judiciales a que pueda dar lugar la acción promovida por dicho
tercero --art. 110, inc. a-- en la medida que fuesen necesarios --art. 111--. Si el asegurador
compareció a la litis, asumió su defensa --a la par del asegurado-- y no efectuó depósito alguno
de la suma asegurada y del importe de los gastos y costas devengados hasta ese momento, sin
dejar la dirección exclusiva de la causa al asegurado y manifestando oposición a la pretensión
de las accionantes, luego no es posible proclamar la liberación de su obligación respecto de los
gastos y costas del proceso --art. 110, ley 17.418--, debiendo entenderse que los intereses
deben ser considerados como parte integrante de la noción de gastos que da cuenta el art. 111
de la ley citada. (conf. SCJ de la Pcia. de Bs.As. "Labaronnie, Osvaldo Pedro y otra c. Madeo,
Leonardo y otros", 04/11/2009, La Ley Online, AR/JUR/52950/2009). En el caso no se

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verificó que la aseguradora haya acudido al trámite dispuesto por el art. 110 inciso a) y por lo
tanto los gastos de defensa judicial en los que incurrió el asegurado resultaron necesarios,
correspondiendo que se los integre a la garantía de indemnidad referida.
8.2) Idéntica suerte habrá de correr la cuestión de la franquicia del diez por ciento (10%)
prevista en la cláusula tercera.
Tal como se ponderó tu supra, quedó patentizado en autos que la aseguradora demandada no
cumplió con los deberes de diligencia a su cargo a los fines de liquidar el siniestro de acuerdo
al imperativo legal y de ese modo desvirtuó la función propia del contrato celebrado.
Como consecuencia de dicho achaque, no evitó la instancia judicial, pese a encontrarse en
condiciones de hacerlo, sin que se demostrara una justificación razonable para ello; entonces,
su falta de diligencia no puede verse beneficiada con una reducción del diez por ciento (10%)
de la indemnización debida, y cargada de ese modo al asegurado, quien no contaba con los
medios ni las potestades para diligenciar la liquidación y concluir con los trámites previstos en
los artículos 46, 49 a 51, 56 y concordantes de la LS.
8) Por todo lo expuesto y si mi voto es compartido por mis distinguidos colegas, cuanto
corresponderá es rechazar los recursos de apelación y nulidad interpuestos por la demandada y
confirmar la resolución en crisis emitida por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo
Civil y Comercial de la Undécima Nominación del Distrito Judicial Nº 1 de fecha 25.09.12 (v.
fs. 140/144) y su aclaratoria de fecha 27.02.13 (v. fs. 146), con costas a la vencida, a tenor de
los normado en el art. 251 del CPCC.
Así voto.
El Dr. Vargas expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo tanto, en
igual sentido.
A la misma cuestión, la Dra. Aletti dijo:
Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión.
A la tercera cuestión, los Dres. Fabiano y Vargas manifestaron sucesivamente que, de acuerdo
a las consideraciones precedentes, cuanto corresponde es no hacer lugar a los recursos de
apelación y nulidad interpuestos por la demandada y, en consecuencia, confirmar la resolución
en crisis emitida por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la
Undécima Nominación del Distrito Judicial Nº 1 de fecha 25.09.12 (v. fs. 140/144) y su
aclaratoria de fecha 27.02.13 (v. fs. 146), con costas por lo actuado en esta instancia a la
vencida, a tenor de los normado en el art. 251 del CPCC.
A la misma cuestión, la Dra. Aletti dijo:

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Conforme al criterio sustentado al tratar la cuestión anterior, me abstengo de emitir opinión.
Por todo ello, la SALA PRIMERA DE LA CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y
COMERCIAL DE SANTA FE, RESUELVE: 1) No hacer lugar a los recursos de apelación y
nulidad interpuestos por la demandada y, en consecuencia, confirmar la resolución en crisis
emitida por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la
Undécima Nominación del Distrito Judicial Nº 1 de fecha 25.09.12 (v. fs. 140/144) y su
aclaratoria de fecha 27.02.13 (v. fs. 146), con costas por lo actuado en esta instancia a la
vencida, a tenor de los normado en el art. 251 del CPCC. 2) Los honorarios de Alzada se
liquidarán en la proporción establecida en el artículo 19 de la ley 6.767, modificada por la Ley
12.851, oportunidad en que se correrá vista a la Caja Forense.
Insértese, hágase saber, bajen.
Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico
Fdo.: FABIANO VARGAS ALETTI (En abstención) (Jueces de Cámara) PENNA
(Secretaria de Cámara).

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