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Aplicaciones de

la psicología social
|No, mil ✓eo&í nol No e-xk+e. la caíegpría
de- oi&ne-ia llamada de-noia
apilada, i^k+e- la í-íc+ic-ia ij la
aplíoa^í¿n de- la x-íenc-ia, unidas eomo &l
frvto i] el árbol ^vc- lo f>i'odvc^l
Louis Pasteur

Como vimos en los capítulos anteriores, la psicología social es el estudio científico de


la interacción entre personas y de las cogniciones asociadas con ese proceso. Como toda
ciencia, ofrece los conocimientos que pueden ser aplicados a situaciones concretas de la
vida cotidiana. En el capítulo 1 vimos que la ciencia y las aplicaciones de la ciencia cami¬
nan de la mano, la primera como condición necesaria para la segunda, pero ambas son
igualmente importantes. En los capítulos precedentes ofrecimos al lector una cantidad de
hallazgos derivados de investigaciones en las principales áreas de interés de la psicología
social. En este capítulo veremos cómo muchos de esos conocimientos pueden ser usados
en varias áreas aplicadas, tales como la relación profesor/alumno y terapeuta/cliente, así
como en aspectos relacionados con la salud física.
Pero la cautela se impone. El lector no encontrará en las secciones que siguen un rece¬
tario de medidas que deben ser aplicadas en la solución de problemas específicos. Los
conocimientos ofrecidos por la psicología social sirven de orientación para el entendimien¬
to y la solución de problemas concretos, pero cada caso es un caso y el ingenio y la familia¬
ridad con la situación de quien aplica esos conocimientos son íñsustituibles. Una técnica
de influencia social, por ejemplo, puede ser eficaz en un contexto e ineficaz en otro. La per¬
sona que va a utilizar estas técnicas debe decidir cuál de ellas, dadas las características es¬
pecíficas de la situación considerada, tiene mayores probabilidades de ser eficaz. Por tan¬
to, ningún conocimiento de psicología social proporciona la apreciación específica de la
situación en la que se desea aplicarlo.

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Veamos a continuación las aplicaciones de la psicología social en varios contextos to, esta causa presenta las dimensiones de locus (interno/externo), estabilidad (estable/
donde la interacción entre personas es fundamental. inestable) y controlabilidad (controlable/íncontrolable). Vimos también que los fracasos
atribuidos a causas internas, estables e incontrolables conducen al desánimo, la depresión
y. en la situación escolar, a la deserción escolar o a la pérdida de entusiasmo por asuntos
APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL académicos. El profesor podría evitar que sus alumnos hagan tal tipo de atribución a sus
EN LA ESCUELA fracasos escolares. Es su deber mostrarles que pueden conseguir mayores progresos por
Ua fragfJia efe la vida no medio del esfuerzo (una causa interna, inestable y controlable) o del método utilizado en
radica no alcanzar M el aprendizaje, etc., de tal manera que se evite el desánimo total del estudiante.
obje-'fív'oí. La -tra^fdía&íta on El ambiente escolar, ya sea en la parte académica, ya sea en la parte deportiva, se ca¬
no tonor obj&iiv'oi para alcanzar. racteriza por ser un ambiente en el que los alumnos son constantemente evaluados. Ob¬
Benjamín E. Mays tener buenas o malas notas, ser aprobado o reprobado, destacarse o no en los deportes,
todas esas situaciones pueden aumentar o disminuir la autoestima. De ahí la importancia
Sólo loí inítnicloí (on libroí. de verificar cómo los alumnos atribuyen causalidad a sus resultados, ya sean buenos o
malos. Como veremos más adelante al abordar las aplicaciones de la psicología social en
Epicteto, siglo i a C. la salud, Seligman (1991) mostró inequívocamente que un estilo atribucional pesimista
tpví&n abro vna oíovola oierra vna lleva a una persona a atribuir sus fracasos a una causalidad interna, estable y global (que
prisión puede generalizarse hacia otras esferas de actividad) y sus éxitos a una causalidad exter¬
Víctor Hugo na, inestable y específica (capaz de ocurrir solamente en la situación específica considera¬
da). La consecuencia de un estilo atribucional pesimista es la depresión, el desinterés del
El ambiente escolar es fecundo en la interacción social. Los profesores interactúan alumno por la actividad académica o deportiva y, quizá, la deserción escolar o la renuncia
con los alumnos, los alumnos interactúan entre sí, los directores, orientadores y psicólo¬ a practicar un determinado deporte. A veces, sin embargo, el deseo de proteger la autoes¬
gos interactúan con profesores y alumnos. Como vimos en el capítulo 2, nuestra percep¬ tima es tal que, como nos mostró Steele (1992), estudiantes negros en Estados Unidos de
ción de otras personas es filtrada por nuestros intereses, prejuicios, actitudes, esquemas América tienden en ocasiones a considerar la actividad académica como no importante,
sociales, etc. Es importante que los profesores se den cuenta de esto al hacer evaluaciones para evitar la continua retroalimentación negativa que reciben en la escuela. De lo que se
sobre sus alumnos. Es natural que los maestros, después de cierto tiempo de contacto con tiene que dar cuenta el profesor es que la situación escolar propicia constantes amenazas
sus alumnos, tiendan a clasificarlos como buenos, regulares, débiles, etc. Esta impresión, a la autoestima de los alumnos y que ellos deben recibir ayuda para enfrentar con éxito
normalmente causada por el desempeño y por el comportamiento de los alumnos, tam¬ tales amenazas.
bién podría derivarse de actitudes preconcebidas del profesor. Por ejemplo, es posible que El profesor también debe esforzarse por aumentar la motivación de sus alumnos y atri¬
la maestra o el maestro tienda a considerar a las alumnas como capaces de tener un mejor buir causalidad interna a sus comportamientos. Innumerables estudios han demostrado que
rendimiento que los alumnos; o a las primeras como mejores en lenguas y artes, y a los personas más internas (esto es, que obtienen puntuaciones más elevadas en escalas de locus
segundos como con mayores aptitudes para las matemáticas y las ciencias. Además de eso, de control) presentan mejor desempeño escolar que personas externas (por ejemplo, Battle
los estereotipos relacionados con raza, apariencia física, clase social, etc., pueden predis¬ y Rotter, 1963; Chance, 1965; Crandall y colaboradores, 1962; Roberts, 1971; Romero-García,
poner al profesor a tratar a sus alumnos de forma tal que las expectativas derivadas de esos 1980; Jablonski, 1985). Como dice Chan (1978): “Parece plausible que la manera en que los
estereotipos acaban, de hecho, por ocurrir. Como vimos en el capítulo 2, esto constituye niños creen que se determinarán los resultados puede tener efectos directos sobre su de¬
lo que se dio a conocer como profecía autorrealizadora. También en el capítulo 2 men¬ sempeño en tareas escolares y tests psicométricos. El niño que es examinado con un test o
cionamos el estudio de Rosenhan, donde se demostró la dificultad de modificar las etique¬ una prueba considerando que sus resultados se deben a la suerte o al capricho del psicólo¬
tas asignadas a priori a las personas. Es, pues, por completo indispensable que los profeso¬ go, no invertirá mucho esfuerzo ni persistirá en la búsqueda de la solución, ni cambiará su
res conozcan el fenómeno de la percepción social, así como la existencia y las consecuencias comportamiento para alcanzar el éxito. El alumno que considera su calificación en el examen
de los esquemas sociales que constantemente influyen en nuestras percepciones y cogni¬ final como resultado de mera coincidencia, probablemente no trabajara duro para mejorar
ciones. Sólo así será posible un juicio más objetivo y menos tendencioso dp sus alumnos su resultado. Así, el niño controlado externamente no vera razón alguna para modificar su
sin distorsiones exageradas de la realidad. comportamiento y esforzarse más, dado que sus esfuerzos, gratificaciones o placeres no son
Los estudios dirigidos por los psicólogos sociales relacionados con el fenómeno de percibidos como vinculados a sus propias acciones. Para este niño, los reforzamientos o los
atribución de causalidad también tienen mucha importancia en la interacción profesor placeres del éxito pierden mucho de su potencial para fortalecer comportamientos dado que
/alumno. Como vimos en el capítulo 2, cuando atribuimos una causa a un comportamien- no son vistos como producto de sus esfiterzos. Interpretar resultados débiles de tests como
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CAP 11. APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

consecuencia exclusiva de deficiencia cognoscitiva es mirar únicamente los efectos que inter- '
4 impacto y han recibido elogios y críticas en varias partes del mundo. En Brasil, Angelini
vienen en la variable locus de control" (p. 105). ’ (1973) validó el instrumento utilizado por McClelland para medir la motivación a la reali¬
Otro descubrimiento derivado de las investigaciones dirigidas por psicólogos sociales zación, y Biaggio (1984) dirigió una investigación en la que un grupo de estudiantes fue
se refiere a los efectos benéficos de la creación de una atmósfera cooperativa en un salón E entrenado para desarrollar su motivación a la realización con el fin de verificar si, después
de clases. Deutsch (1949) define una situación cooperativa como aquella en la cual una de este desarrollo, su rendimiento escolar aumentaba. Estudios anteriores realizados por
persona alcanza su objetivo si todos los demás involucrados en la relación también alcan¬ S
McClelland y colaboradores mostraron que la motivación a la realización es una característi¬
zan los suyos. Estudios dirigidos por Deutsch y Krauss (I960), porJohnson y Johnson (1989) ca de personalidad importante (sensible a la acción del medio, lo que significa que puede ser
y por Aronson y colaboradores (1978) muestran inequívocamente que ambientes coopera¬ inhibida o activada) y se refiere a la motivación al éxito, a la búsqueda de excelencia, a la reali¬
tivos en la escuela mejoran el desempeño de los alumnos, aumentan su autoestima, dismi¬ zación de grandes hazañas, etc. Lógicamente, ei desarrollo de tal característica debe conducir
nuyen el prejuicio e incrementan la atracción interpersonal. Los profesores deben trabajar i I a un aumento del rendimiento escolar. En el estudio citado, Biaggio utilizó como muestra a
para que se desarrolle un ambiente cooperativo en el salón de clases y no un ambiente de alumnos de una escuela pública de clase media baja ubicada en Río de Janeiro. El grupo
competencia entre los alumnos. experimental foe integrado por 17 niños y 16 niñas, y el grupo de control, por 12 niños y 13
Estudios sobre el fenómeno psicosocial de influencia social también pueden ser apro¬ niñas El grupo experimental foe sometido a un tratamiento destinado a aumentar su motiva¬
vechados por los que actúan en un ambiente escolar. Como vimos en el capítulo 5, Raven ción a la realización. Se realizaron durante cuatro meses dos sesiones semanales de dos horas
(1965; 1993) presenta seis bases fundamentales de poder que son utilizadas por una per¬ cada una. Según la autora, “el contenido de las sesiones foe muy variado” e incluyó:
[:
sona para influir en otra: poder de recompensa, de coerción, de referencia, legítimo, de
conocimiento y de información. Rodrigues y Raven (1974) realizaron un estudio en escue¬ • Discusiones de historias con contenido de realización alto y bajo, condeénfasis en lle¬
las brasileñas y estadounidenses en el cual investigaron el tipo de influencia ejercido por var a los estudiantes a identificar categorías de realización (imagen realización,
los profesores en cuatro dominios distintos: disciplinario, académico, cooperativo y comu¬ fracaso, éxito, obstáculos, etc.).
nitario. Además de ese aspecto descriptivo, el estudio se propuso también relacionar la do¬ • Discusión de biografías de personas de éxito, tales como el jugador de fútbol Pelé.
minancia del tipo de poder percibido por el alumno con el rendimiento revelado por él en • Entrevista con una famosa y popular cantante.
la escuela. Los datos referentes a la muestra brasileña mostraron que el poder de informa¬ • Entrevista con un joven profesional de éxito.
ción predomina en todos los dominios, seguido por el de coerción en el dominio discipli¬ • Películas que presenten personajes de éxito, seguidos de una discusión.
nario y por el de conocimiento en el dominio académico. Los poderes de recompensa y de • Juegos y rompecabezas en situaciones competitivas.
referencia fueron bastante indicados como base de poder y percibidos por los alumnos en • Discusión de planes vocacionales para el futuro (Biaggio, 1984, pp. 198-199).
el dominio cooperativo. Uno de los datos más importantes del estudio fue el que mostró
una correlación positiva entre el rendimiento académico y la percepción de poder de infor¬ Los alumnos del grupo experimental fueron medidos antes y después del experimen¬
mación como aquél ejercido por el profesor; lo mismo se identificó en relación con el po¬ to; los del grupo de control fueron medidos en las mismas ocasiones que los del grupo
der de información y satisfacción del alumno con la escuela. Se encontraron correlaciones experimental pero, en el caso de éstos no hubo entrenamiento destinado a aumentar su
negativas entre estas variables y el poder de coerción ejercido por el profesor. Cuando los motivación a la realización. Los hallazgos fueron bastante claros. Mientras que los resulta¬
estudiantes percibían a su profesor como alguien que utilizaba con frecuencia el poder de dos obtenidos por el grupo de control no difirieron entre una y otra medición, el grupo
coerción, su rendimiento y su satisfacción con la escuela disminuían. experimental presentó resultados significativamente superiores después del entrenamien¬
Se recomienda, pues, que los profesores utilicen preferentemente la influencia basa¬ to. Estos resultados indican que es posible aumentar la motivación a la realización de los alum¬
da en el poder de información y eviten el empleo de la influencia fundamentada en el po¬ nos. Como ya se ha comprobado la asociación entre alta motivación para la realización y el
der de coerción. El poder de conocimiento es adecuado para cuestiones académicas, y el buen rendimiento escolar, es recomendable que los profesores procuren desarrollar en
de referencia parece ser eficaz cuando el profesor necesita obtener la cooperación del L sus alumnos la motivación a la realización.
alumno para determinada tarea. El poder legítimo es invocado con frecuencia por los alum¬ Atkinson (1957) y sus seguidores (por ejemplo, Feather, 1993) mostraron que la moti¬
nos como razón para su anuencia en la determinación del profesor en todos los dominios. ií vación a la realización sutge de las características personales (mayor o menor valoración
Sin embargo, en ningún dominio se mencionó con mayor frecuencia esta base de poder si del buen desempeño), de la probabilidad percibida de éxito en la tarea que va a ser em¬
se le compara con el poder de información. prendida y del valor incentivo del éxito. Además de esos factores, la teoría de Atkinson con¬
Como dijimos antes, el ámbito escolar se caracteriza por ser un ambiente donde el sidera también la ansiedad de la persona en emprender la tarea, la probabilidad percibida
desempeño es constantemente evaluado. La motivación para el desempeño (también de fracaso y el valor negativo del fracaso. La motivación a emprender la tarea dependerá
conocida como necesidad de realización) es una estructura psicológica estudiada con del resultado final de este juego de fuerzas y de la existencia de motivación extrínseca (incen¬
acuciosidad por Davis McClelland, de la Universidad de Harvard. Sus ideas causaron gran tivos externos, deseo de obtener algo por el éxito en la tarea considerada, etc.). Las ense-
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CAP 11. APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

fianzas ofrecidas por la teoría de la motivación a la realización de Atkinson, en conjunción En otras palabras, la psicología social no sugiere al clínico cómo usar los conoci¬
con los derivados de las teorías atribucionales de Weiner (1986; 1995) son muy útiles para mientos psicosocíales en su actividad-, se cree, no obstante, que el clínico que conoce la
el profesor que pretende manejar adecuadamente la forma en que sus alumnos lidian con
i. psicología social encontrará en este conocimiento importantes aportaciones para su activi¬
su desempeño en la escuela. dad en cada caso concreto que vaya encontrando en su práctica clínica.
A la par de un cierto declive en los estudios sobre el tema a partir de los años seten¬
ta (Pepitone, 1999), las investigaciones sobre motivación a la realización han continuado.
Destacan, por ejemplo, la importancia de la percepción social, es decir, cómo la percepción Disonancia cognoscitiva y práctica clínica
de la realidad, más que de la propia realidad, puede influir más en la manera en que las per¬
sonas, principalmente los niños, reaccionan a las demandas de realización (Phillips,1984; En el capítulo 3 abordamos la teoría de la disonancia cognoscitiva propuesta por Fes-
McClelland y Franz, 1992, y Sternerg, 1998) lo que vuelve aún más importante la influencia l linger en 195" y perfeccionada después por Brehm y Cohen (1962), y Aronson (1968), en-
de los profesores. Otros estudios se abocan a las diferencias de género y destacan las su¬ tre otros. A continuación presentamos algunos ejemplos de aplicabilidad del conocimien-
tiles implicaciones existentes en nuestra cultura, las cuales colaboran para que las niñas no L to del fenómeno de disonancia cognoscitiva en la práctica clínica.
desarrollen tanto como los niños su motivación para la realización (Spence y Helmreich,
1983; Frey y Ruble, 1987 y Phillips y Zimmerman, 1990).
Justificación del comportamiento deseado
APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA
Cuando una persona acude a un terapeuta es de suponerse que desea cambiar alguna
SOCIAL A LA CLÍNICA
cosa. Aun cuando las quejas se refieren a estados ansiosos o a sentimientos de angustia,
Afirmar ^ve- una determinad) I como regla, éstos se originan en ciertas pautas comportamentales, ya sea por su presencia
c-ond'udén ncvrátiM o I o por su ausencia. Así, la terapia debe facilitar la adopción de nuevos comportamientos,
prítxáfioa ¡HcvraWc. o dando al cliente la opción por formas de conducta más favorables. Se ha verificado en estu-
irre-VorsiHo, díte- más M S dios sobre disonancia cognoscitiva que los incentivos y las justificaciones apenas suficientes
estado de medirá ignorancia para posibilitar nuevas opciones son más eficaces que recompensas excesivas y justifica-
de-I estado de-I paoiearfe. f dones exhaustivas; este dato puede ser tomado en cuenta por el terapeuta en su actividad
Milton Rokeach i clínica. Incentivos fuertes y justificaciones excesivas disminuyen la libertad de selección del
t diente, reduciendo la magnitud de la disonancia y, en consecuencia, convierten a las nue¬
La vida cí, &n sí misma, vas posiciones en menos internalizadas. El cliente se siente menos responsable por las nuevas
wa efeelerte terapeuta I opciones. Tal raciocinio no se aplica después de que el cliente ha tomado su decisión, op-
Karen Horney
I tando libremente por nuevos comportamientos y sintiéndose responsable de haberlos es-
L cogido. Después de esto, los incentivos y las justificaciones apenas fortalecen la opción hecha.
Puesto que la relación terapeuta-cliente es una relación interpersonal, es obvio que la En resumen: son deseables nuevas opciones en la terapia, pero sólo serán duraderas

psicología social tiene mucho que contribuir en esta área. No hay duda alguna de que la re¬ si el cliente se siente responsable por ellas; para facilitar este sentimiento de responsabili-
lación terapeuta-cliente tiene aspectos típicos que la diferencian de una relación entre dos dad, el terapeuta debe presentar incentivos y justificaciones suficientes para llevarlo a
personas fuera del consultorio. El propio comportamiento del terapeuta sigue ciertos prin¬ I tomar opciones, pero que no sean capaces de reducir su disonancia en función de la mag-
cipios que también contribuyen para tornar especial dicha relación. A pesar de sus idiosin¬ I nitud de estos incentivos y justificantes, induciéndolo, en consecuencia, a no asumir res-
crasias, sin embargo, esta es una relación interpersonal y varios hallazgos de la psicología F ponsabilidad por las nuevas opciones hechas en tales circunstancias. Una vez que se asume
social pueden ser aplicados en este caso. f el cambio, entonces pueden ser aumentados los incentivos y las justificaciones.
Por medio de los ejemplos que mencionaremos, esperamos que al psicólogo le sean
esclarecidas dos cosas:
Orientación sobre las formas de reducir la disonancia
1. Que los descubrimientos de la psicología social pueden ser aplicados a la actividad
del terapeuta. a situación disonante puede ser resuelta de diversas formas. Estas diversas maneras
2. Que sólo el psicólogo clínico podrá determinar cuándo un determinado conoci¬ no son igualmente fáciles o difíciles. Por ejemplo, en el caso de un fumador que experi-
miento de psicología social puede ser aplicado al caso concreto de su cliente. I menta disonancia al recibir indicaciones de oue filmar hace mal a la salud, nuede haber cuan-
do menos dos formas de eliminar la disonancia: 1. la persona puede dejar de fumar, y 2. la valore el tratamiento. Tal expectativa surge de los hallazgos de Aronson y Mills (1959) y de
persona puede negar el fundamento de las informaciones que indican que fumar hace mal Gerard y Madiewson (1966), en los cuales sujetos experimentales sometidos a una inicia¬
a la salud. Si la persona se encuentra en un estado de fuerte dependencia, es probable que ción severa para ser admitidos en un grupo valoraron más el grupo en el que fueron admi¬
la decisión de dejar de fumar sea más difícil que la de devaluar las advertencias médicas. En tidos que quienes pasaron por una iniciación suave.
el caso de disonancias que surgen en el proceso terapéutico, ciertamente también habrá di¬
ferentes formas de reducirlas o eliminarlas. Unas podrán ser benéficas para el cliente y otras
no. Al percibir esta situación, el terapeuta puede facilitar las formas favorables de resolu¬ Énfasis moderado en los aspectos negativos
ción de disonancia y bloquear las formas indeseables. Supongamos, por ejemplo, que el del comportamiento deseado
cliente esté involucrado en un problema conyugal serio. Imaginemos también que, en la
terapia, se caracterice el estado de disonancia resultante de la opción del cliente en per¬ Cohen (en Brehm y Cohen, 1962), en un estudio correlaciona! sobre disonancia cog¬
manecer casado. Tal disonancia puede ser resuelta por medio de una idealización del ma¬ noscitiva, mostró que cuanto más negativos eran los sentimientos de un joven por su novia
trimonio o de una nueva opción en el sentido de una separación, por ejemplo. El terapeuta antes del noviazgo (en esa época, los noviazgos aún eran comunes), mayores eran los sen¬
podría facilitar la forma de reducción de disonancia que, dentro del cuadro completo de la timientos positivos demostrados hacia ella después del noviazgo. Aquí se repite el punto
situación en que se encuentra el cliente, presente mayores posibilidades de propiciarle explorado en el ítem anterior: cuanto más se tiene conciencia de los aspectos negativos de
mayor satisfacción y mejor ajuste a sí mismo y a su ambiente. la selección hecha, se demuestra más apego en el curso de acción escogido y mayor reduc¬
ción de disonancia se verifica por medio de la valoración de la selección hecha. A la luz de
estos hallazgos de Cohen, se sugiere que el terapeuta, al percibir que el cliente está entre
Disonancia surgida por la decisión de someterse dos cursos de acción (uno de los cuales le será más benéfico) deberá destacar aspectos
a terapia negativos de la selección deseada. Queda claro que es necesario practicar el arte y el tacto
en esta intervención con el fin de que no provoque que el cliente opte por la alternativa
Una opinión compartida por los terapeutas es que la decisión de iniciar una terapia, que le sea perjudicial. Acentuando con prudencia los aspectos negativos, pero logrando
independientemente de la línea psicoterapéutica adoptada, debe ser dejada por completo facilitar la decisión del cliente por la alternativa que le es más favorable, el terapeuta hará
a la libre selección del paciente. Cómo someterse a terapia es una decisión, que involu¬ que el cliente, al optar por el comportamiento deseable, lo haga con mayor determinación,
crará, necesariamente, una situación de disonancia. No todos los aspectos que implica un mayor adhesión y tienda a valorarlo más que si no estuviese consciente de los aspectos
tratamiento psicoterapéutico son positivos (puede ser caro, prolongado, requerir esfuer¬ negativos que le presenta.
zo, etc.). La teoría de la disonancia cognoscitiva y estudios empíricos que confirman las hipó¬ Vimos líneas arriba que la teoría de la disonancia cognoscitiva puede ofrecer aporta¬
tesis derivadas de ella (por ejemplo, Brehm y Cohen, 1962; Aronson, 1999), pueden ofrecer ciones al terapeuta en su actividad clínica. El terapeuta podrá hacer muchas otras aplicacio¬
al terapeuta algunas aportaciones en lo que se refiere a la decisión del cliente de someterse nes de la teoría a su actividad diaria, siempre que su paciente tenga suficiente autoestima
a terapia. Además de que la decisión tiene que ser libre, el terapeuta podrá volverla aún más para poder preferir selecciones bien hechas a las selecciones mal hechas. Veremos a con¬
relevante en cuanto a la permanencia del cliente en terapia y procurar beneficiarse de ella, tinuación cómo algunos conocimientos sobre influencia social acumulados por la psicolo¬
en caso de que haga ver al cliente potencial que su decisión de someterse a la terapia involu¬ gía social pueden ser aplicados a la actividad clínica.
crara esfuerzos y será, en ocasiones, difícil y desagradable. Los estudios inspirados en la teoría
de la disonancia cognoscitiva han demostrado que las decisiones tomadas después de que a
la persona se le han advertido las consecuencias penosas de su decisión en una determina¬ Reactancia psicológica y comportamiento
da dirección, provocan una inclinación mucho más fuerte por el curso de acción escogido y DEL TERAPEUTA
la induce a esforzarse por compensar los aspectos negativos. Consecuentemente, como
destaca Brehm (1976), “los clientes que se deciden por la terapia bajo condiciones que exa¬ En el capítulo 3 hicimos breve referencia a la teoría de la reactancia psicológica de
cerban la disonancia (mucha libertad de selección y advertidos acerca del esfuerzo que será Brehm, al estudiar el fenómeno del cambio de actitud. Dijimos que el deseo de mantener
requerido y de los aspectos desagradables que podrán ocurrir) deberán acabar por reducir nuestra libertad a veces puede hacer que fracase un intento de persuasión debido a la per¬
su disonancia creyendo en la terapia y mostrando el efecto de esta creencia por medio de cepción de que el persuasor amenaza nuestra libertad de actuar.
una mejoría en su comportamiento, que es el objetivo de la terapia” (p. 20). En nuestra interacción con otros, es común experimentar en ocasiones una elimina¬
Sin embargo, es de esperarse que, de acuerdo con esta teoría, cuanto más difícil le ción o una amenaza de eliminación de un comportamiento libre de nuestro repertorio de
haya sido al cliente decidirse por ingresar al proceso terapéutico (dificultad financiera, comportamientos exhibibles. Estos comportamientos pueden ser más o menos importan¬
obstáculos de horario, resistencia a la terapia, etc.), mayores serán las posibilidades de que tes, lo que provocara, respectivamente, mayor o menor reactancia. La teoría incluye otras
proposiciones; sin embargo, para lo que se contempla aquí, es suficiente esta proposición ejemplo, reduce tal presión y la eficacia del tratamiento puede verse obstaculizada por las
básica. fuerzas de reactancia.
La derivación de cómo tal teoría puede ser útil al proceso terapéutico parece obvia. El Una vez consciente de la existencia del fenómeno interpersonal de reactancia psi¬
terapeuta debe procurar impedir el surgimiento de reactancia en su cliente cuando esto va cológica, el terapeuta sabrá orientar su comunicación con su cliente para emplear tal co¬
a perjudicarlo y debe provocarlo cuando le sea favorable. En todas ocasiones debe evitar nocimiento de la mejor manera posible.
afirmaciones tales como “usted tiene que hacer esto”, “usted no puede hacer aquello",
etcétera (característica de algunos enfoques terapéuticos), así como actitudes que impli¬
quen una posición de superioridad y de autoridad para prescribir comportamientos. Al Atribución de causalidad y su importancia
contrario, debe usar siempre expresiones tales como: “esto depende de usted”, “la deci¬ EN LA ACTIVIDAD CLÍNICA
sión es suya”, “piense y vea lo que va a decidir”, etc., con el fin de evitar reactancia. En
algunos casos es posible que la provocación de reactancia conduzca al cliente a compor¬ Ua p&rSeve.ram.ia vna
tarse de la manera que le sea más favorable. Percibiendo esto, el terapeuta podrá provo¬ ovalidad nvoifra. Ua +&r<[ycdad
carla. Esta situación, sin embargo, es mucho más rara que la de evitar la provocación de vn dc^c-ío de-I Vecino.
reactancia del cliente. L Stern
Un estudio de Wicklund y Brehm (1968) mostró que cuanto más competente se sien¬
te una persona en relación con un tema, mayor será la reactancia que experimente al ver En el capítulo 2 revisamos las principales contribuciones teóricas de los psicólogos
amenazada su libertad. Si el cliente se considera totalmente incompetente en relación con sociales al estudio del fenómeno de atribución de causalidad. Esas contribuciones son
un tema, la recomendación del terapeuta producirá poca o ninguna reactancia; el opuesto muy relevantes en la práctica clínica. Storms y Nisbett (1970), por ejemplo, condujeron
se da en el caso de sentirse competente. El terapeuta deberá tomar esto en cuenta en su un estudio con voluntarios que padecían insomnio. Se les pidió a todos que tomaran una
forma de relacionarse con su cliente. Conforme demostró Grabitz-Gniech (1971), la deci¬ píldora como medicamento (en realidad se trataba de un placebo, una píldora sin ningu¬
sión de grupo o compartida genera menos reactancia que una decisión propuesta o im¬ na droga farmacoquímica activa) antes de dormir. A la mitad de ellos se les dijo que la píl¬
puesta. En las terapias de grupo y también en las individuales, el terapeuta debe evitar dora contenía un medicamento excitante y, a la otra mitad, que contenía un sedante. Los
recomendaciones directivas al cliente; debe procurar que las recomendaciones le parezcan sujetos que tomaron la píldora que presuntamente contenía un excitante se durmieron
al cliente fruto de una decisión conjunta. más rápidamente y mejor de lo que había indicado su nivel pre-experimental; se corro¬
Con base en la teoría de la reactancia, Sharon Brehm (1976) interpreta algunos fenó¬ boró lo contrario con el grupo que pensó que la píldora contenía un calmante. La expli¬
menos que ocurren con frecuencia en el proceso terapéutico. Uno de ellos es el rela¬ cación para estos resultados tan curiosos es que el insomnio es, por lo menos en parte,
cionado con el grado de atracción del terapeuta y su capacidad para influir en su cliente. causado por el miedo a no ser capaz de dormir. Ahora bien, al ser atribuidas las señales
Según Brehm (1976), “aunque en ciertas circunstancias puede ser verdad que cuanto más de ansiedad que conducen a la dificultad para conciliar el sueño a la píldora excitante
atractivo resulta el terapeuta a su cliente, más eficaz será su influencia, esto ocurre porque (causalidad externa), los sujetos no se preocupaban mucho por ellas; ocurría lo contrario
la atracción por alguien puede actuar como una presión para concordar con esta persona. con quienes creían que la píldora era un calmante: ellos atribuían su extremo nerviosis¬
Asimismo, como la atracción produce una presión social muy fuerte y, en conjunción con mo y ansiedad (causalidad interna) a la circunstancia de no dormir, lo que los hacía sen¬
una libertad importante que se siente amenazada, puede crear reactancia. Así, irónicamen¬ tirse todavía más tensos.
te, el terapeuta que es amado y respetado por su cliente y que emite una fuerte comuni¬ Este experimento sugiere que la modificación del locus causal puede, en ciertos ca¬
cación recomendando que el cliente se involucre en determinada actividad que es impor¬ sos, hacer desaparecer los síntomas indeseables. Otro ejemplo nos es proporcionado por
tante para el cliente mismo, corre el riesgo de tener mucho menos éxito que el terapeuta Neale (1976), quien mediante la modificación de las atribuciones del paciente, logró que
que no es estimado por su cliente y que le presenta la misma recomendación. En los estu¬ desaparecieran los síntomas de homosexualidad de que se quejaba. Su paciente, un joven
dios sobre la reactancia, en forma reiterada observamos que las mismas variables que, en negro de buena complexión física que poseía un pene pequeño en comparación con el
general, son consideradas como capaces de facilitar una influencia exitosa, también pue¬ de los muchachos de su raza, constantemente observaba los genitales de otros hombres
den ser aquellas que, en ciertas condiciones, crean reactancia y reducen la influencia. y mantenía relaciones sexuales insatisfactorias. Neale le hace ver, por medio de una breve
Otro comentario de S. Brehm (1976) se refiere al fenómeno caracterizado por las explicación de las leyes de la óptica, que el hecho de mirar su pene de arriba hacia abajo
mejorías experimentadas en los periodos de interrupción del proceso terapéutico. Su in¬ y de observar el de los demás desde un ángulo de visión mucho más abierto, era respon¬
terpretación es que, a pesar de los esfuerzos contrarios del terapeuta, la presión para mejo¬ sable en parte de la impresión que tenía de su pequeñez. Le recomendó que se situase
rar que siente el paciente en terapia puede suscitar reactancia y, en consecuencia, hacer frente a un espejo, un poco a distancia, y verificase el efecto del cambio de ángulo de
que se resista al cambio. La interrupción de la terapia en el periodo de vacaciones, por visión. Además, explicó al joven que la ansiedad relacionada con el tamaño de su pene
hacía que constantemente mirase a los demás, en una simple búsqueda de comparación “impotencia o desesperanza aprendida” (learned helplessness'). Cuando la causa de un eve
social, normal en tales circunstancias. Por último, explicó la insatisfacción de sus relacio¬ to negativo que acontece a una persona tiene las características de estabilidad e inconm
nes heterosexuales con base en la ansiedad que el paciente proyectaba en ellas, en fun¬ labilidad (por ejemplo, una persona más poderosa tiene el control de la situación), la pe
ción de las dudas sobre su masculinidad. Éstas provenían de la aprensión ligada al tamaño sona experimenta desesperanza o impotencia aprendida. Cuando la causa de un event
del pene y al hecho de mirar continuamente los genitales de los demás hombres. Esta negativo, además de ser estable e incontrolable, es también interna, la consecuencia es
atribución causal fue suficiente para que desaparecieran los síntomas de ‘homosexuali¬ depresión.
dad’ que aquejaban ai cliente (o de una posible homofobia). Esto nos muestra cómo una Un estilo atribucional pesimista tiende a hacer atribuciones internas, estables, incoi
reinterpretación del terapeuta sobre la situación ansiógena enfrentada por el paciente, tratables y globales (generalizables a otras situaciones) de los eventos negativos. Un estil
por medio de cambios en las atribuciones hechas erróneamente por él, puede llevar a la atribucional optimista tiende a atribuir los eventos negativos a causas externas, inestable
desaparición del síntoma anormal. controlables y específicas (sólo válidas para esa situación negativa). Estos estilos atribi
Jones y Nisbett (1972) cpmprobaron la hipótesis que había sugerido que los actores dónales son aprendidos en el proceso de socialización. Por ello, el terapeuta puede mod
tienden a hacer atribuciones situacionaies (externas) mientras que los observadores se ficar un estilo pesimista por medio del cuestionamiento de las atribuciones hechas por <
inclinan hacia las atribuciones disposicionales (internas). En otras palabras, cuando se nos paciente hacia sus experiencias negativas. Si un fracaso académico (por ejemplo, reproba
solicita explicar nuestras propias acciones (entonces somos nosotros los actores) tende¬ una materia), deportivo (por ejemplo, una derrota contundente), o afectivo (quizá el ron
mos a buscar razones de orden extemo (situacionaies) para explicarlas. Cuando somos ob¬ pimiento de una relación amorosa) es atribuido a una causa interna, estable, incontrolabl
servadores de las acciones de los demás, nos inclinamos a hacer atribuciones internas (dis¬ y global, este estilo atribucional podría llevar a la persona al estado de depresión. En este
posicionales) acerca de las acciones ajenas. Como ya vimos en el capítulo 2, esta hipótesis ejemplos, las causas con estas características serían, por ejemplo, “falta de inteligencia'
recibió una confirmación inequívoca en Estados Unidos de América. En Brasil, Déla Coleta “falta de aptitud para los deportes" y “falta de atracción física”, respectivamente. Pero el tt
(1980) obtuvo también una confirmación importante en estudios con ciegos, presos y lisia¬ rapeuta puede cuestionar estas atribuciones y mostrar otras posibles causas para esos re
dos. El empleo de la técnica de video, principalmente en terapia de grupo, puede ser un sultados negativos, causas que no presenten las características de intemalidad, inmutabil
expediente usado por el terapeuta para transformar a los actores en observadores de sus dad y generalidad que sí tienen las mencionadas anteriormente.
propias acciones. Supongamos, por ejemplo, que un paciente tiende a hacer constantemente
atribuciones externas para sus actos y a recriminar a las demás personas por sus acciones.
Haciendo que él observe sus propias acciones en un video y cotejando las interpretaciones Influencia social y la relación terapeuta-cliente
realizadas cuando el sujeto las evalúa como actor con aquellas que hace en condiciones de
observador, se ayuda a equilibrar la tendencia de no aceptar responsabilidad por sus actos. A pesar de que ciertas corrientes psicoterapéuticas consideran que el terapeuta no in
Es claro que la técnica por sí sola nunca conseguirá tal modificación; lo que aquí se preten¬ fluye en el cliente, es difícil aceptar que esto no ocurre. Es claro que existen intervencione
de es presentarla como una de las muchas medidas conducentes a la resolución del proble¬ terapéuticas más influyentes y otras que lo son menos. En todas ellas, sin embargo, existí
ma. Jamás un problema clínico es tan simple como para que pueda resolverse mediante un cierta influencia sobre el cliente y viceversa. Como vimos en el capítulo 5, Raven (1965
proceso superficial, pero la suma de procesos de diferente profundidad puede resultar en 1993) presenta una taxonomía de las bases de poder en la que se presentan seis tipos prin
un producto benéfico para el cliente. cipales: recompensa, coerción, legitimidad, referencia, conocimiento e información. Vimo;
Shaver (1975) pregunta “a fin de cuentas, ¿qué es el insight sino una correcta atribu¬ también que los dos primeros tipos de poder son públicos y dependientes, mientras que
ción de las causas del comportamiento?” (p. 130). Sin embargo, los clínicos discrepan acer¬ los demás son privados y dependientes, con excepción del poder de información, que e
ca del valor terapéutico del insight en muchas condiciones en las que éste es benéfico para privado e independiente. ¿Cuáles de estas formas de influencia ejerce el terapeuta en si
el paciente. Por ello, el terapeuta deberá decidir cuándo es recomendable y, en estos casos, relación con el cliente? Pericia y recompensa en general están presentes cuando, como re
utilizar los conocimientos de la psicología social acerca del fenómeno de atribución de cau¬ gla, el cliente confía en los conocimientos de su terapeuta y, por más que el terapeuta k
salidad para ayudar a su paciente a atribuir su conducta a las verdaderas causas. evite, sus gestos y palabras con frecuencia recompensan o desalientan comportamiento?
Quizá la mayor contribución de los conocimientos relacionados con la atribución de exhibidos por sus clientes. El poder de referencia también está muchas veces presente er
causalidad a la actividad clínica sea la demostración del papel desempeñado por el estilo el proceso terapéutico, así como el poder de información. Es poco probable que el tera¬
atribucional (Seligman, 1977, 1991; Abramson y colaboradores, 1978; Seligman y colabora¬ peuta utilice poder legítimo, y el poder de coerción jamás debe ser ejercido.
dores, 1991). Terapeutas de orientación cognoscitiva tales como Beck (1997), Seligman (1991) El conocimiento de estas diferentes bases de influencia social y sus consecuencias es
y otros, han obtenido mucho éxito en el tratamiento de la depresión por medio del cam¬ importante para el terapeuta. El único tipo de influencia social que conduce a modificaciones
bio en el estilo atribucional de sus pacientes. El estudio de Seligman y sus asociados acer¬ independientes del agente influenciador y que son, por tanto, bien internalizadas por el in¬
ca de los estilos atribucionales fue precedido por aquello que Seligman (1977) denominó fluenciado, es la obtenida por medio del poder de información. Las demás formas dependen
del influenciador, es decir, del reconocimiento de legitimidad, conocimiento, referencia o de Atribución, percepción de control
la capacidad del influenciador de proporcionar recompensas o castigos. Solamente cuando Y ESTILOS EXPLICATIVOS
existe este reconocimiento es que el comportamiento prescrito es llevado a la práctica. Los
poderes de coerción y de recompensa conducen tan sólo a una aquiescencia pública, esto es, En varios capítulos de esta obra mostramos la actual tendencia de los estudios sobre
que sólo ocurre en la presencia del influenciador; las demás formas de influencia dependen atribución de causalidad. Vimos que las personas tienden a hacer atribuciones a los even¬
de la presencia del influenciador, lo que conduce a una aquiescencia privada. tos que les rodean y que las causas responsables de tales eventos pueden ser internas o
El terapeuta tiene posibilidades de ejercer varios tipos de influencia simultáneamente, externas, estables o inestables, controlables o incontrolables y globales o específicas. Ade¬
al mismo tiempo que, en general, el cliente siente agrado por él y le reconoce competen¬ más de la importancia de las atribuciones conferidas a los eventos negativos, las cuales pue¬
cia; si, además, utiliza también el poder de información, es muy probable que esto facilite den llevar a estados acentuados de depresión (como vimos en la sección anterior), Selig¬
para el cliente la adopción de actitudes y conductas que le sean benéficas. man (1991) demostró que un estilo explicativo pesimista puede también influir en la salud
física de las personas. Un estilo explicativo o atribucional pesimista, como vimos antes, se
caracteriza por la tendencia a hacer atribuciones internas, estables y globales a eventos
negativos. Traumas emocionales, depresión y pesimismo pueden disminuir la actividad de
APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL nuestro sistema inmunológico y aumentar, en consecuencia, la probabilidad de contraer
A LA SALUD enfermedades. En su libro Learned Optimism, Seligman (1991) presenta varios ejemplos
de la relación entre un estilo atribucional optimista y una buena salud física.
La íalvd, ad coiw la alegría la belleza, La percepción de falta de control también tiene efectos perjudiciales para la salud.
ion debidainenfe apreoiadaí deípvéí ele ¡[ve íe han lelo.
Taylor (1985, 1989) demostró que las mujeres portadoras de cáncer de seno que creían que
Marguerite, condesa de Blessington podían influir en el desarrollo del padecimiento (o sea, controlar su avance) presentaban
mayor estabilidad emocional y vivían más tiempo que las que se consideraban desampara¬
Hace algunas décadas, los médicos eran los únicos preocupados y encargados de solu¬ das y carentes de cualquier posibilidad de control. Otros estudios de Taylor y colaborado¬
cionar los problemas de la salud física. Microbios, bacterias, problemas genéticos, trauma¬ res (1991) mostraron que la percepción de control influye positivamente en la manera en
tismos físicos, fumar, beber alcohol e ingerir otros tóxicos, así como la mala alimentación, que los portadores de padecimientos cardiacos e incluso SIDA enfrentan la enfermedad.
eran las principales causas de los problemas de salud física. La psicología en general, y la Langer y Rodin (según Seligman, 1991) demostraron que el aumento de la percepción de
psicología social en particular, no tenían nada que ver con los problemas en esta área, pues control en un asilo de ancianos mejora su estado de ánimo y su nivel de actividad, además,
se consideraba que sólo los médicos eran los únicos profesionales competentes para lidiar hace que vivan más tiempo. Visintainer (también citado en Seligman, 1991) demostró ex¬
con el tema. perimentalmente que ratones inducidos a sentirse sin control (learned helplessness) reac¬
Aunque desde la Antigüedad se ha reconocido la relación cuerpo-alma, cuerpo-mente cionan menos a células cancerosas inyectadas en ellos que los que no son llevados a un
o entre el componente corporal y el componente no corporal del ser humano, hace muy estado emocional de desesperanza aprendida o learned helplessness.
poco que médicos y psicólogos están considerando con seriedad el problema que planteó Estudios dirigidos por Grossarth-Maticek (citado por Eysenk, 1978) mostraron la in¬
Mahabharata 4000 años antes de Cristo: “Existen dos tipos de padecimientos: físicos y men¬ fluencia benéfica de la psicoterapia en el tratamiento de pacientes con cáncer. En uno de
tales. Cada uno deriva del otro y ninguno de ellos existe sin el otro. Las alteraciones menta¬ sus estudios, Grossarth-Maticek comparó a 24 pacientes portadores de cáncer en cuanto
les derivan de las alteraciones físicas y, de la misma forma, los trastornos físicos derivan de a edad, sexo, nivel social, tipo de cáncer y tipo de tratamiento médico. Una persona de
los trastornos mentales.” cada par fue aleatoriamente designada al grupo que recibiría psicoterapia y, la otra, al
Son tantas las contribuciones de la psicología a la salud en los últimos 30 años, que grupo que no la recibiría. El promedio de sobrevida fue de cinco años para el grupo que
se desarrolló una nueva área de la psicología denominada psicología de la salud, la cual recibió psicoterapia y de tres años para el que no recibió. En otro estudio, ese mismo
continúa desarrollándose de manera acelerada. No es nuestra intención resumir aquí las investigador dividió a 100 pacientes diagnosticados con un instrumento psicológico cons¬
contribuciones de este nuevo campo, por lo que recomendamos al lector interesado las truido por él como “propensos a tener cáncer” en dos grupos: 50 recibieron psicoterapia
publicaciones de Shelley Taylor, de Martin Seligman, de Grossarth-Maticek, y el Hand¬ y 50, no. Después de 13 años, 45 de las 50 personas que recibieron psicoterapia estaban
book of Stress, editado por L. Goldberg y S. Breznitz, entre otros (1983), en el cual hay vivas, mientras que apenas 19 de los que no recibieron psicoterapia permanecían vivos.
material abundante acerca de este tema. En este espacio nos enfocaremos apenas en Resultados semejantes fueron encontrados con personas diagnosticadas como “propen¬
algunas contribuciones de la psicología de la salud que derivan de los descubrimientos sas a padecimientos cardiacos”. El instrumento psicológico construido por Grossarth-
hechos por psicólogos sociales y que, obviamente, involucran factores de naturaleza psi- Maticek está basado en las nociones de control, apoyo social y manejo de situaciones
cosocial. estresantes. También en otro estudio, Grossarth-Maticek verificó que las mujeres can-
cerosas- que recibieron quimioterapia y terapia comportamental tuvieron una sobrevida ción de estrés (Hobfoll y Vaux, 1993). Bond (1991) verificó que las personas que viven en
más longeva que aquellas a las que sólo se les aplicó quimioterapia. Quienes no recibieron culturas predominantemente colectivistas, donde la interdependencia entre los miembros
quimioterapia ni terapia comportamental fueron las que tuvieron menor tiempo de sobre¬ es grande y el apoyo mutuo es constante, sufren menos de estrés que quienes pertenecen
vida. Los estudios de Grossarth-Maticek constituyen fuerte evidencia de la relevancia de a culturas individualistas. En apariencia, el apoyo social es un recurso poderoso en la lucha
aspectos psicológicos en la salud física. contra situaciones estresantes. Las personas que se sienten seguras de poder contar con la
Seeman (1975) verificó que pacientes tuberculosos con locus de control interno se atención, los cuidados y la protección de otros en situaciones difíciles se sienten mejor al
mostraban más interesados en saber la razón de sus prescripciones médicas, su importan¬ enfrentar tales situaciones si se les compara con aquellas que no se perciben de la misma
cia en su recuperación y las causas de su padecimiento que quienes poseían un locus de manera. A este fenómeno algunos autores lo llaman efecto parachoque (Cassel, 1974), prin¬
control externo. También corroboró que los pacientes con locus interno se recuperaban cipalmente en situaciones muy estresantes.
en mucho menos tiempo de tratamiento que aquellos con locus externo. El incentivo a las Un meta-análisis con más de 50 estudios mostró que la influencia benéfica del apoyo
atribuciones internas también se mostró positivo en el aumento de cuidados de mujeres social en la salud física es muy clara, sobre todo cuando la persona que lo recibe es del sexo
en el examen de senos (mamografía) (Rothman y colaboradores, 1993) y en el monitoreo femenino y cuando el apoyo proviene de la familia y de los amigos, no de extraños (Schwarzer
de la presión arterial en hipertensos (King, 1982). y Leppin, 1989). Otro estudio dirigido por Spiegel y colaboradores (1989) demostró que mu¬
En resumen, la percepción de controlar en algún grado significativo aquello que nos jeres portadores de cáncer de seno en estado avanzado viven más tiempo y se sienten de
rodea parece contribuir claramente a la mejoría en los estados relacionados con padecimien¬ mejor humor cuando reciben apoyo social que un grupo de control que no lo recibió. Una
tos crónicos, el aumento de inmunidad y hasta de mayor sobrevivencia en asilos e institu¬ revisión bien documentada de las investigaciones efectuadas en este tema es la de Stroebe
ciones similares (Heckhausen y Schultz, 1995). Por otra parte, ese mismo tipo de percepción y Stroebe (1996).
puede tener su lado negativo en la medida en la que el paciente que no mejora puede sen¬ En síntesis, aunque son necesarias más investigaciones para delimitar con más preci¬
tirse culpable y entrar en un estado de desánimo, con todas las consecuencias que tales per¬ sión cómo y en qué condiciones el apoyo social es más útil, se trata sin duda alguna de un
cepciones acarrean, como vimos cuando abordamos la teoría de la atribución de causalidad área promisoria si consideramos su poder para promover mejores condiciones de salud en
(Moulton y colaboradores, 1987). Sin embargo, si sopesamos ventajas y desventajas, sentir las personas.
que poseemos cierto control en el desarrollo de un padecimiento tiene un peso mucho
mayor pues, como advierten Aronson y colegas (1997) y Thompson y colaboradores (1993;
1994), incluso en los casos en que el padecimiento no retrocede se pueden monitorear sus Cambio de hábitos perjudiciales para la salud
consecuencias, con resultados muy positivos.
También merece atención especial el hecho de que la percepción de control puede Lo? habito? Son cosas zwíoSaí... Su?
prados dve-ñoS nunca Saben ^ue- los tienen.
no estar directamente relacionada con el control real de la situación. Es decir, la ilusión de
llevar las riendas puede, muchas veces, ser suficiente en cuanto a resultados positivos. El Agatha Christie
éxito de terapias basadas sólo en placebos ilustra con claridad ese punto.
Está suficientemente demostrado que fumar, consumir drogas, tener una alimenta¬
Apoyo social ción rica en colesterol, no practicar ejercicio físico, ingerir en exceso bebidas alcohólicas y
la promiscuidad sexual pueden tener consecuencias terribles para la salud. El problema
Lo? amigos mvl+iplitan laí consiste en cómo hacer que las personas cambien sus malos hábitos de manera que eviten
alegría? dívíde-n lo? Sufrimientos. esas consecuencias negativas. Y es ahí en donde los conocimientos acumulados por la psi¬
cología social pueden ayudar a las personas a llevar una vida más saludable.
T. Fuller Vimos en los capítulos 3 (cambio de actitud) y 5 (influencia social) varias tácticas que
LA pueden emplearse en el cambio de actitudes y conductas. Cuando son correctamente utili¬
amige le-al vale. tanto como die-z- mil parí&nte?. zadas y aplicadas, estas tácticas producen buenos resultados y ayudan a las personas a cam¬
Eurípides biar sus actitudes y sus conductas.
Hoy una de las mayores preocupaciones mundiales se relaciona con la epidemia del
El apoyo social consiste en la demostración de empatia, consideración y preocupación SIDA. La medicina no dispone hasta la fecha de medios para desarrollar una vacuna eficaz
de una persona por otra, e involucra tanto el apoyo emocional propiamente dicho como o remedios capaces de neutralizar la acción del VIH. El único recurso disponible en la ac¬
consejos, otras formas de ayuda, o incluso, el sentimiento de pertenecer a un grupo. Este tualidad para evitar la diseminación del virus mortal es el cambio de conducta sexual. Y es
tipo de comportamiento ha demostrado ser importante para ayudar a personas en situa¬ ahí donde la medicina cede lugar a la psicología.
361 PARTE 1' APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL CAP. 11. APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL 363

En una investigación con estudiantes universitarios, Jablonski y colaboradores (1998) En el primer caso, si bien el progreso humano nos ayudó a dominar el ambiente en
corroboraron los resultados de otros trabajos (Hays y Hays, 1992; Ferraz y colaboradores, que vivimos y a volverlo menos hostil, por otro lado, también ha contribuido a su
1992; Keeling, 1993): mientras menor es el grado de escolaridad, menor es el índice de precau¬ destrucción. La contaminación ambiental (incluida la acumulación de desechos indus¬
ciones efectivas tomadas en contra de enfermedades de trasmisión sexual. Desgraciadamente, triales tóxicos), el desperdicio de energía, el calentamiento global y la destrucción de los
la información sobre dichas enfermedades no ha sido suficiente, ya que incluso entre los bien bosques merecen la atención de todos los científicos sociales para buscar soluciones
informados el índice general de precauciones tomadas fue considerado bajo (cualitativa y cuan¬ inmediatas.
titativamente), lo que nos lleva a buscar otros caminos de intervención, además de seguir divul¬ También en otros campos más específicos existe trabajo para los psicólogos sociales:
gando la información pertinente; en este caso, la información es buena, pero no lo suficiente. el ambiente urbano, por ejemplo, pues en las grandes ciudades (tan parecidas a una enor¬
En el capítulo 3, al abordar la teoría de la disonancia cognoscitiva, vimos cómo Aronson me colmena) hay estrés extremo: violencia, agitación, embotellamientos diarios (que desa¬
y sus colaboradores lograron modificar el comportamiento sexual de jóvenes sexualmente fían nuestra paciencia y consumen nuestro tiempo), además de ser un ambiente saturado
activos por medio de la creación de disonancia (p. 187). Hacer que la persona se dé cuenta de estímulos.
de su hipocresía constituye un medio eficaz de llevarla a cambiar su conducta. Utilizando su La trascendencia del barullo citadino, por ejemplo, fue bien planteada por Cohen (1981).
teoría de acción racional (también descrita en el capítulo 3), Fishbein y colaboradores (1996) Según él, “el barullo de las ciudades daña tanto a la psique como a los tímpanos. Puede
lograron éxito en el cambio de conducta sexual para prevenir la contaminación por el VIH.
convertirnos en seres menos sociables, agravar los problemas mentales y estimular la agre¬
Un estudio bastante amplio conducido por De Vries y sus colegas (1995) demostró que
el hábito de fumar está influido por las normas sociales, la conducta de personas significantes
sividad. Con todo, la manera como nos sentimos depende tanto de los decibeles como de
y la presión social, además de otros factores. El conocimiento de esos factores influen- nuestras actitudes". En realidad, barullo es un término psicológico que designa los so¬
ciadores es importante para contrarrestarlos por medio de técnicas de cambio de actitud. Por nidos que juzgamos desagradables. Un disco de rock pesado puede ser fuente de indes¬
ejemplo, pueden ayudar a extinguir el hábito de fumar las campañas que esclarecen que la criptibles placeres para unos y de poderosa tortura para otros. Así también, un matrimonio
mayoría de las personas están dejando de hacerlo (norma social), que las personas famosas susurrando dentro de un cine, aunque produzca menos decibeles que el ejemplo anterior,
no fuman o dejaron de fumar (presión de otros significantes) e indicación de que las per¬ puede ser tan o más intolerable. Se han reportado innumerables peleas entre vecinos cau¬
sonas próximas (presión social) no filman. El intento de cambiar tal hábito se ubica dentro sadas por este hecho.
de lo que puede ser alcanzado por una tecnología social eficaz. Aunque no haya unanimidad en torno a las investigaciones realizadas, se sospecha
Otra perspectiva en el campo de los cambios de hábito se refiere al hallazgo de las que el exceso de ruido puede estar asociado con una mayor incidencia de dolores de ca¬
relaciones entre la represión de las emociones y la propensión a las enfermedades. William beza, náusea, trastornos psicológicos diversos, irritabilidad, ansiedad y hasta de impoten¬
James ya alertaba en 1890 que “el fracaso en expresar emociones intensas por las vías nor¬ cia sexual.
males conduce al camino de la patología”. Innumerables investigaciones han confirmado Algunos factores subjetivos, como por ejemplo, el grado de control que tenemos -o
este vínculo en forma concluyente, sobre todo entre el cáncer y algunas enfermedades creemos tener- sobre la fuente sonora, o la interpretación (atribución) que hacemos de
autoinmunes e individuos con dificultades para expresarse emocionalmente (Salovey y los mismos, se revelan como aspectos importantes en el grado de incomodidad percibido.
colaboradores, 1991; J. Pennebaker, 1999). De este modo, los esfuerzos para estimular Así, cuanto más control tenemos sobre la fuente emisora de sonidos, menos nos incomo¬
cambios de hábito en ese sentido deben ser bienvenidos. da el “barullo”. De la misma manera, aunque los camiones de carga pesada sean más ruido¬
sos que las motocicletas, tendemos a quejarnos más de estas últimas, tal vez porque con¬
sideramos a los primeros un servicio de utilidad pública.
OTRAS ÁREAS DE APLICACIÓN Investigaciones posteriores también han aportado advertencias en torno al tema de
No •f&ndre-rnoí mai ioo'i&dad d los efectos dañinos provocados por los barullos continuos (Nivison y Endresen, 1993). De
deitw'iMoi &l awSÍ&nfc-. cualquier forma, para el bien de nuestros tímpanos y de nuestra salud psíquica, es necesa¬
Margrret Mead rio realizar más investigaciones que orienten a las autoridades públicas acerca del control
adecuado de los indeseables elevados decibeles.
Trabe- bien al ambic-n+’e-, éíbe no le- fve, dado La sobrepoblación es un tema igualmente ventilado en las relaciones entre la psico¬
por ivi padreé. Le- fve preítac/o por ivi hjoí logía social y el ambiente. Se refiere a una alta concentración poblacional percibida por
Proverbio keniano las personas como opresora y desagradable. Prácticamente todos los libros introducto¬
rios de psicología citan el famoso experimento de Calhoun con ratones en situación de
364 PARTE 1' APLICACIONES DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL 365

madres ratas) y disminución de actividades exploratorias, entre otros factores. Pero la CONCLUSIÓN
extrapolación de estos datos hacia seres humanos no es tan simple. Mediaciones cognos-
citivo-emocionales propias de los seres humanos muestran que el peso de variables tales Te-rmínado vn oonc-ierfo, vna se-ñora aoe-rcÁ
como la capacidad de control sobre la situación (Sherrod, 1974), las tradiciones cultura¬ a Mozart dijo: “itftó
¡Yo daría la mitad
inter^re-tao-ion tan (obe-rbia!
de. mi vida fiara (er capaz do
les específicas de una nación (Pakistán, Japón e India, países de alta densidad pobla- toc-ar izn iní+rume-nfo de, eCa iManera!"
cional, evidentemente tienen modos distintos de lidiar con este tema) y la alta capacidad A lo ijyc. Mozart respondió, (¡Mfile.me.nte.:
de adaptación del ser humano hacen que la sensación de aglomeración varíe mucho "Madame., e^o fve. chotamente. lo ¡fve híoc- yo."
entre nosotros.
También deben recordarse los estudios de Zajonc (1965) mencionados en el capí¬ Atribuido a W.A. Mozart
tulo 1, en los que se muestra que la mera presencia de los otros puede conducir a un
estado de activación fisiológica. Si eso se diera de forma constante, sin intervalos, los Los ejemplos y los comentarios anteriores muestran la relevancia de los conocimien¬
efectos podrían ser bastante mortíferos a largo plazo. De forma similar, existen estudios tos de la psicología social en varias áreas de aplicación. Omitimos sus contribuciones a las
acerca de lo que se denominó sobrecarga sensorial o sobrecarga urbana (Milgrana, organizaciones porque son tantas que, actualmente, la psicología social de las organiza¬
1970; Cohen y colaboradores, 1986), que se refiere ai bombardeo de estímulos que ciones o psicología organizacional ya se ha convertido en un sector independiente de estu¬
sobrepasa por mucho nuestra capacidad de procesarlos. Esto es algo típico de las gran¬ dios, y lo mismo ha sucedido con el campo de la psicología política. Las contribuciones de
des ciudades y contribuye a provocar un agotamiento emocional. Como ya citamos en la la psicología social al derecho también fueron omitidas por las razones que ya explicamos
presente obra (cap. 7), el sociólogo G. Simmel (1902, publicado en 1950) alertaba a con anterioridad.
comienzos del siglo xx de los peligros de la sobreestimulación y de sus posibles conse¬ El mensaje que pretendemos trasmitir en este capítulo es que la psicología social
cuencias: distanciamiento emocional e insensibilidad como formas de defensa ante las tiene mucho que aportar a cualquier área de actividad donde la relación interpersonal
demandas excesivas de la vida urbana. sea un aspecto relevante. Por tanto, toda persona dedicada a actividades que involucren
El crecimiento en esta área ha sido tan vertiginoso que un nuevo ramo denominado relaciones interpersonales deberá familiarizarse con los descubrimientos de la psi¬
psicología ambiental solicita ya su autonomía como disciplina independiente dentro de la cología social.
psicología. Los interesantes estudios acerca del espacio personal, el comportamiento terri¬
torial y las relaciones con el ambiente hecho por el hombre (Sommwer, 1973; Hall, 1977)
también comprueban la independencia y el crecimiento de este campo de investigación. A
esto se suma la necesidad humana de lidiar con los efectos nocivos del progreso (la conta¬ SUGERENCIAS DE LECTURAS RELACIONADAS
minación ambiental y sus efectos, o el desinterés en la conservación de energía y el ahorro CON EL TEMA DE ESTE CAPÍTULO
de agua potable), que requieren medidas inmediatas. Ya vimos en este mismo capítulo que
en el arsenal disponible dentro de la psicología social existen armas para enfrentar tales Aronson, E., T. D. Wilson y R. M. Akert, Social Psychology, 2a. ed., Longman, Nueva York, 1997.
Biaggio, A. M. B., Pesquisas em psicología do desenvolvimento e da personalidade, Editora da
cuestiones de manera eficaz. Universidade UFRGS, R. S., 1984.
Para finalizar esta sección mencionaremos las aplicaciones de la psicología social Cohen, S., G. W. Evans y D. S. Krantz, Behavior, Health and Environmental Stress, Plenum, Nueva
en el derecho. No vamos a abordarlas aquí, porque casi todas las investigaciones que York, 1986.
muestran cómo ciertos principios se aplican al derecho fueron realizadas en Estados Loftus, E., Eyewitness testimony, 2a. ed., Harvard University Press, Cambridge, 1996.
Unidos de América, en donde se sigue una tradición jurídica diferente de la nuestra. Romero-García, O., “Locus de control, inteligencia, estatus socioeconómico y rendimiento académi¬
Sólo diremos que tales estudios se concentran en las declaraciones de testigos -y en co”, en Publicación núm. 10, Laboratorio de Psicología, Mérida, Venezuela, 1980.
ellos los trabajos de E. Loftus sobre memoria (1996) se consideran fundamentales-, Seligman, M., Desamparo, Hucitec/ EDUSP, Sao Paulo, 1977.
en la detección de mentiras, en la influencia de los medios y en los procesos de inter¬ , Learned optimism, Knopf, Nueva York, 1991.
acción dentro de los jurados (podemos recomendar a DePaulo, 1994; Kramer y co¬ Stroebe, W. y M. Stroebe, “The Social Psychology of Social Support”, en E. T. Higgins y A. Kruglanski
laboradores, 1990; Pennington y Hastie, 1990, 1993; y MacCoun, 1989, respectiva¬ (eds.), Social Psychology: Handbook of Basic Principles, Guilford, Nueva York, 1996, pp. 597-
mente). 621
Taylor, S. E., Health Psychology, Random House, Nueva York, 1985.
, Positive Illusions. Creative Self-deception and the Healthy Mind, Basic Books, Nueva York,
1989.

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