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Materia:

Métodos y Técnicas de
Investigación Jurídica.

Alumno:
David Navarro Aceves.

Ensayo:
Comentarios a las “Cartas a un
profesor de Derecho”, de Miguel Carbonell.

Doctorado en Derecho
4ª generación.

Profesor:
Dr. Miguel Carbonell Sánchez.

Fecha:
Febrero 19, 2021.
INTRODUCCIÓN

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A lo largo de nuestra vida, nos vemos determinados a poseer ciertos rasgos de


personalidad y carácter correspondientes al rol o práctica social que desempeñamos,
muchos de ellos devienen de la propia experiencia de vida y el entorno social en que
nos desarrollamos.

Este pequeño ensayo pretende abordar, a grosso modo, las siguientes interrogantes:
¿qué tan capaces somos para auto-realizarnos, adaptarnos y contribuir a los
vertiginosos cambios que se suscitan en el mundo?; ¿cómo piensa un abogado exitoso
y en consecuencia, cómo puede ser mejor persona como abogado? Examinemos pues,
la cuestión.

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DESARROLLO

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«El razonamiento jurídico no puede entenderse como un razonamiento puramente autónomo;


el último fragmento de una justificación jurídica es siempre de carácter moral»
—Paolo Comanducci, Manuel Atienza.

1. El siglo veloz trae consigo la revolución digital, el empoderamiento, conectividad


inmediata, simbiosis hombre-máquina, robots, ingeniería genética. Las nuevas
generaciones se identifican con tendencias neo, bio, tecno, post, hiper, trans, alter,
meta, conceptualistas. El discurso jurídico adquiere nuevos enfoques, matices y
significados que lo apartan (aunque no del todo) del canon greco-romano-germánico,
incluso del renacentista, ilustrado y moderno.

2. En contraste, se engendra una especie de quimera en la organización y


representación del mundo contemporáneo, al pretender superar el ocaso del
humanismo, seguido del desaliento que provoca que el adoctrinamiento sería capaz de
atenuar los instintos más salvajes en la naturaleza humana, al creer que se podría
salvar al hombre civilizándolo.

3. El humanismo (antítesis del salvajismo), como sostiene Sloterdijk: «[…] pretende


someter la parte agresiva e irracional de la conducta humana al dominio de la
‘prudencia’ y la ‘razón’1, […] el humanismo sustenta la idea de que leer correctamente
permite ejercer una domesticación en la conducta y el modo de pensar del hombre, lo
que lleva a determinar que el ser humano es un animal que puede ser domesticado
bajo ciertas reglas y principios»2.

1 Las comillas simples son mías. Los conceptos entrecomillados se abordarán más adelante.
2Chavarría, G., (2013), “El posthumanismo y el transhumanismo: transformaciones del concepto de ser
humano en la era tecnológica” [en línea], Informe final de investigación, s/l., p. 8. La autora cita a
Vuskovic, D. (2011), quien hace referencia a las ideas de Peter Sloterdijk.

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4. Bajo esa perspectiva, el discurso jurídico trasciende las fronteras del lenguaje a un
nivel meta-cognitivo, cargado de un alto sentido de responsabilidad ética y moral, ya
que desde una perspectiva psicosocial, el sujeto cognitivo interviene en un acto de
razón volitiva dentro de un contexto social que dictamina (en mayor o menor medida)
su proceder.

5. Las dificultades que se presentan en el proceso comunicativo tienen que ver con la
decodificación, la manera en que el mensaje es comprendido e interpretado por el
receptor. Por ello, es inconcuso que nuestras habilidades discursivas en la expresión
oral y escrita requieren de un constante perfeccionamiento.

6. Cabe mencionar que hay cuestiones epistemológicas que requieren, para poder
determinar la validez de una premisa, un conocimiento previo (práctica informada) por
parte del operador jurídico, quien debe alcanzar un alto grado de abstracción y síntesis
en su razonamiento, así como un uso adecuado del lenguaje especializado y
referencial.

7. El pensum jurídico debe estar dirigido hacia un modelo constructivista de enseñanza


y aprendizaje significativo (propuesto por Jean Piaget), aplicado a entornos físicos y
virtuales, tomando como sustrato el pensamiento (auto)crítico en la (re)solución de
casos, lo que permite a cada individuo crear e inventar su propio espacio de reflexión y
conocimiento.

8. Un buen desempeño (profesional, académico, personal) en el ámbito del Derecho,


nunca deja de ser una tarea prioritaria para la transformación social. A este respecto,
Miguel Carbonell, en su libro: “Cartas a un profesor de Derecho”, pregunta y reflexiona
acerca de los métodos y técnicas que utiliza: “el jurista del siglo XXI”3.

3Carbonell, M. (2017), “Cartas a un profesor de Derecho”, Centro de Estudios Jurídicos Carbonell,


Edición de Kindle, México, p. 10.

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9. De hecho y por si fuera poco, el buen jurista tiene que estar bien informado y
actualizado, conocer las obras científicas y literarias (no solamente jurídicas), de los
autores más avezados en los distintos campos del saber humano, aunque bien puede
estar ocupado pensando en cómo llevar a cabo una investigación o exposición (oral o
escrita), con fines didácticos, pedagógicos, académicos o laborales.

10. El jurista y académico mexicano nos adelanta que: «[…] tendremos que hacer un
trabajo diferente, quizá menos conceptual y más práctico, con una mirada puesta
siempre en la forma de argumentar, con mucho análisis de casos, con referencias más
directas al derecho internacional, citando siempre precedentes judiciales, tomando en
consideración a ciencias sociales distintas al derecho, etcétera»4.

11.En resumen, el experto en Derecho deberá:


(1) ESTUDIAR, conocer y manejar las fuentes del derecho;
(2) INTERPRETAR las normas que lo integran;
(3) RESOLVER casos concretos; y
(4) ARGUMENTAR, ofreciendo razones que le den sustento a sus puntos de vista y a
las posturas que se van a defender5.

12. Visto que existen “…al menos seis cosas que se pueden ofrecer a los “juristas” para
lograr ser buenas personas y mejores seres humanos”6, a saber:
1) […] comunicarse correctamente;
2) […] pensar (diseñar estrategias para dimensionar y resolver problemas jurídicos);
3) […] formar su carácter;
4) […] ser buenos ciudadanos;

4 Carbonell, M., op. cit., p. 5.


5 Ibid., p. 12.
6Carbonell, M., op. cit., pp. 14-24. Tal como el autor previene en nota al pie 3, siguiendo algunas
consideraciones expuestas por Dereck Bok en su libro: “Our underachieving colleges. A candid look at
how much students learn and why they should be learning more”, Princeton University, 2006.

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5) […] estar advertidos también del enorme valor de la diversidad (posibilidad de ser
diferentes y de respetar las diferencias de los demás);
6) […] vivir en un mundo global.

13. Para reforzar lo antes dicho, nos remitimos a las ideas del jurista español Manuel
Atienza (2017), quien nos dice: «…algunas virtudes parecen ser completamente
generales, o sea, son cualidades humanas que resultan necesarias para poder
desempeñar adecuadamente cualquier rol social; […] otras son específicas de ciertas
prácticas sociales, de ciertas profesiones; o, si se quiere, las virtudes generales o
básicas (las que en la tradición —una tradición que viene de Platón— se han llamado
cardinales) asumen una cierta modulación en cada una de las diversas prácticas
sociales»7.

14. Según Atienza, la “contraposición entre una ética del deber y una ética de las
virtudes, esto es, entre una ética basada en la obediencia a las normas, o bien en la
formación del carácter, en la educación de los sentimientos para disponer a las
personas hacia el bien […]”, es solamente aparente, cuando en realidad, “[…] no
parecen ser irreconciliables, sino más bien complementarias”8.

15. Continuando con el tema de las virtudes, según Neil MacCormick, hay: «[…] una
lista de propiedades (que habría que añadir a la capacidad argumentativa y,
obviamente al conocimiento del Derecho vigente) que debería poseer un juez para
desempeñar adecuadamente su labor: buen juicio, perspicacia, prudencia, altura de
miras, sentido de la justicia, humanidad, compasión, valentía»9.

7 Atienza, M. (2017), “Filosofía del Derecho y transformación social”, Ed. Trotta, Madrid, p. 229.
8 Ibid., p. 229.
9 MacCormick, N. (1987). Cit. por: Atienza, M., op. cit., pp. 229, 230. Se hace referencia a las virtudes
judiciales, solo pare efectos expositivos, generalizamos dichas virtudes al ámbito de la profesión
jurídica.

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16. El precursor de la escuela alicantina hace alusión a que, de entre todas esas
virtudes (ético-jurídicas), la prudencia «[…] viene a ser una especie de síntesis de
todas las otras […] pero entendida no tanto —o no solo— en el sentido que hoy
atribuimos a esta expresión, sino en el de la frónesis aristotélica. Para Aristóteles —
como explica MacIntyre—, la prudencia (la frónesis) no tiene ninguna conexión
particular con la cautela o con el interés propio, sino que es la virtud de la inteligencia
práctica, de saber cómo aplicar principios generales a las situaciones particulares. Y
Anthony Kronman, desarrollando esta idea aristotélica (Kronman, 1986 y 1987),
entiende la prudencia como una especie de síntesis entre el pensamiento abstracto y la
experiencia del mundo»10.

17. Sobre este particular, el connotado jurista español recae en que la estética de la
moral tiene una posición preeminente en la vida jurídica. Al ser una práctica social, un
invento de la cultura, el Derecho imaginado (a través de la frónesis) encuentra en la
moralidad su razón de ser, aún y cuando éste sigue siendo un producto inacabado,
aquélla se convierte prima facie, en la última y única razón transformadora, pues la
realidad jurídica se compone a su vez de elementos interdependientes e
intersubjetivos, pues como construcción política e ideológica, el derecho es una
manifestación cultural socialmente permitida, dotada de un significado muy específico,
a veces de manera discrecional.

18. Pongamos, por ejemplo, la tesis de Robert Alexy (1993), de que existe en el
discurso jurídico una pretensión de corrección que hace del Derecho un caso especial
del discurso práctico y produce una obligación jurídica de decidir los casos jurídicos de
forma moralmente correcta.

19. Según Alexy: «[…] existe un núcleo de significado de la expresión “aseveración”. A


él pertenece el hecho de que las aseveraciones son sólo aquellos actos lingüísticos con
los cuales se formula una pretensión de verdad o corrección». La pretensión de verdad

10cfr. MacIntyre, A. (1981, 80); Aristóteles, “Ética a Nicómaco”, 1141b1-1142a. En: Atienza, M., op. cit.,
pp. 230.

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o corrección implica una pretensión de fundamentabilidad […]», a la que «[…]
corresponde el deber argumentativo de fundamentar lo aseverado, cuando así le sea
requerido, o de presentar razones de por qué se niega a hacerlo»11.

20. Todo lo dicho hasta ahora, se puede compaginar con el contenido de la “Carta
XVIII: ¿Hay demasiados abogados?”12. En esta parte del libro, el autor retoma y
profundiza técnicamente sobre los aspectos ya aludidos. Siguiendo la línea expositiva
de nuestro insigne catedrático, “pensar como abogado” conlleva o supone al menos,
dos cosas:

A. “Un desarrollo intelectual excepcional” demanda del jurista:


(1) “[…] un profundo y completo manejo del contenido de las distintas ramas del
derecho…” (ESTUDIAR);
(2) “[…] razonamientos jurídicos, análisis normativos, comprensión profunda de
normas y de casos, sobresaliente capacidad de redacción, análisis de estrategia
litigiosa, síntesis de posibilidades a partir de circunstancias concretas y
pensamiento crítico…” (INTERPRETAR);
(3) “[…] redacción de contratos, demandas, recursos judiciales, acuerdos de
amigable composición, memorándums, etcétera” (ARGUMENTAR).

B) Un desarrollo personal excepcional” exige, a su vez:


(1) “[…] resolver problemas jurídicos: negociación, asesoría a clientes, desempeño
en audiencias orales, mediación, arbitraje, investigación de hechos a partir de
casos concretos, etcétera” (RESOLVER);
(2) “[…] formular preguntas complejas, posibilidad de aplicar conceptos y
razonamientos para resolver casos reales (PENSAR COMO ABOGADO);

11Alexy, R. (1993), “El concepto y la validez del derecho”, Ed. Gedisa, (2ª Edición), Barcelona, 2004, pp.
144-145.
12Carbonell, M., op. cit., pp. 93-94. En nota al pie 42, el autor menciona que sigue las ideas de Michael
Hunter Schwartz et al., en “What the best law teachers do”, Harvard University, 2013.

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(3) “[…] seguir aprendiendo en el futuro, a partir de lo aprendido en los estudios
universitarios” (CRECER COMO PERSONA).

21. De acuerdo con la fuente de información secundaria previamente citada (vid. nota
al pie 12 de este ensayo), se subrayan algunas “palabras clave” para contextualizar los
diversos aspectos traídos a colación.

“Un desarrollo personal de excelencia supone al menos lo siguiente:

a) […] autoconocimiento…;
b) […] confianza…, motivación…;
c) […] sentido de responsabilidad… (ética y moral);
d) […] comprender emociones propias y ajenas…, compasión;
e) […] actitudes e identidades…, valores de la profesión jurídica…”.

22. Un desarrollo personal e intelectual precisa, en sí mismo, de un saber empírico o


instrumental. La justificación de los valores y principios conductuales, encuentra su
sustrato en la idea de que los juicios valorativos constituyen en sí mismos una razón
práctica que debe ser ajustada a ciertos criterios de corrección material y formal,
presupuestos que pueden ser enmarcados dentro de lo que se ha señalado en el punto
número 20, con relación a las ideas expuestas por Carbonell.

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CONCLUSIONES

-●-

«Nadie puede derogar los principios de la moral. Consecuentemente, la moral es “ el ámbito de


las justificaciones últimas de las acciones individuales como para las institucionales»
—Garzón Valdés, Manuel Atienza.

No nacemos sabiendo, pero sí con la capacidad de asimilar la verdad. La materia de


este ensayo se generó a partir de la lectura del libro “Cartas a un profesor de Derecho”,
del Dr. Miguel Carbonell, con el único propósito de abonar a la reflexión acerca del
statu quo de la metodología de enseñanza-aprendizaje del derecho.

Los retos que presenta la enseñanza actual del derecho son derivados de los usos de
las TIC’s, siendo que el modelo de educación a distancia o e-learning es disruptivo
frente al esquema tradicional de la “academia” o “liceo”.

A pesar de la virtual eliminación de las “fronteras” de la comunicación en el tiempo y el


espacio, siguen existiendo límites objetivos y subjetivos que “inmovilizan” al ser
humano, por así decirlo.

En concreto, hicimos referencia a las Cartas I y XVIII, las cuales, como se puede
apreciar, son complementarias entre sí, pues no se concibe la excelencia en la práctica
y enseñanza del derecho sin un desarrollo intelectual y personal excepcionales y
viceversa. El crecimiento personal, profesional, académico e intelectual representa,
invariablemente, una cuestión de ética y moral aplicada.

El aprendizaje y capacitación continuos son intrínsecos a la preparación de


“excelentes” abogados. Esto da cuenta de la urgente necesidad de una actitud crítica y

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metodológica, que sin perder el respeto por la ‘mores’ (costumbre), se puedan resolver
todo tipo de problemas jurídicos.

Básicamente, si el jurista aplica la metodología de la ciencia jurídica, logrará sacar


partido del estudio y la práctica del derecho; con el esmero y la debida diligencia,
dilucidará asuntos de naturaleza jurídica, en tanto que, como científico social, su
principal cometido ha de ser la búsqueda de la verdad material, por encima de la
verdad formal.

Se pude decir que existe una teoría de la justicia reduccionista o una disciplina moral
normativa cuya regulación no es a capricho, ni estrictamente necesario es que se
encuentre regulada, de forma expresa, en el ordenamiento jurídico, ya que sus
axiomas, reglas o principios fundamentales se infieren a partir de las mismas normas
jurídicas y, su aplicación estimativa, en palabras del jurista alemán Robert Alexy,
obedece a ‘criterios de corrección’ en la conformación de la verdad histórica y jurídica.

Como corolario, la palabra abogado deriva del latín ‘ad auxilium vocatus’: “el llamado
para auxiliar. Su rol social le reivindica como alguien a quien se le pueden encomendar
todo tipo de asuntos o negocios jurídicos en los que se ha de sopesar, contrastar,
ponderar y combatir en aras de la justicia, a través de un sólido razonamiento jurídico,
la ubicuidad sustantiva y adjetiva del derecho, pero sobre todo, por la justa razón y el
deber social (la carga moral) que subyace en ella.

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BIBLIOGRAFÍA

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ALEXY, Robert. “El concepto y la validez del derecho”, Ed. Gedisa, (2ª Edición), Barcelona,
2004.

ATIENZA, Manuel. “Filosofía del Derecho y transformación social”, Ed. Trotta, Madrid, 2017.

CARBONELL, Miguel. “Cartas a un profesor de Derecho”, Centro de Estudios Jurídicos


Carbonell, Edición de Kindle, México, 2017.

CHAVARRÍA, Gabriela. “El posthumanismo y el transhumanismo: transformaciones del


concepto de ser humano en la era tecnológica” [en línea], Informe final de investigación, s/l.,
2013.

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