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Escuela de Medicina

Cátedra de Psiquiatría

Materia:
Psicología Médica

Sección:
08

Docente:
Dra. Bienvenida Piñeyro Florentino

Tópico:
Elementos de Medicina Psicosomática

Sustentado por:
Tammy B. Belisario Rodríguez 100654184
Dashly Carrasco Rosario 100604904
Anamel De León Herrera 100614325
Yerika Hiciano Rodríguez 100616733

Grupo 07

Santo Domingo, D. N.
República Dominicana
Introducción

Dentro de los múltiples ámbitos de las disciplinas psicológicas que se encargan de


estudiar los comportamientos y enfermedades que son desencadenadas en el hombre
como ser biopsicosocial, se pretende desarrollar y abordar ampliamente sobre la relación
de la psiquis en el nacimiento y manejo de patologías asociadas a esta:

Contenido

Conceptualización de enfermedades psicosomáticas ......................................................3

Principales enfermedades Psicosomáticas .........................................................................4

Factores socio-culturales que influyen en las enfermedades psicosomáticas .........7

Conclusión........................................................................................................................................ 12

Bibliografía ...................................................................................................................................... 13
Conceptualización de enfermedades psicosomáticas

L
a enfermedad psicosomática se refiere a la sintomatología física directamente
relacionada con motivos psicológicos. Es estudiada por la psicosomática
psicoanalítica, la cual es una disciplina que estudia los factores psicológicos
conscientes e inconscientes que intervienen ya sea en la etiología, el desencadenamiento, la
evolución o el tratamiento de las enfermedades somáticas.

Asimismo, estudia la intervención o articulación del inconsciente en el funcionamiento normal


o patológico del cuerpo. Intenta describir las formas de encuentro e interacción de lo psíquico
y lo somático y genera una actitud terapéutica que frente a una enfermedad somática nos
lleva a pensar qué particular relación tiene su aparición en ese lugar y en ese momento con la
vida del sujeto que la padece.

Desde médicos y filósofos coincidieron en que el hombre es esencialmente una integración


psicofísica y, por consiguiente, lo es igualmente el hombre enfermo. El modelo biomédico
intentó desde un comienzo ordenar y clasificar las enfermedades del ser humano, y lo hizo
teniendo en cuenta varios aspectos: etiología, patogenia, sintomatología, topografía. Todo ello
referido a lo que acostumbramos designar genéricamente “clínica”, mientras formaban cuerpo
aparte el conjunto de afecciones de la psiquis y la mente, agrupadas en el rubro “psiquiatría”.

Se diseñaron clínica y psíquicamente dos campos que se mantenían separados, debido a que
se tenía la impresión, de que los métodos de rigor científico aplicables en clínica no tenían
posibilidad de emplearse en psiquiatría. Sin embargo, la evolución de esta última disciplina
(cada vez más empeñada en consolidarse con un fundamento neurofisiológico y bioquímico) y
las escuelas de Freud, Pavlov y Cannon, dieron comienzo al intento de establecer puentes de
conexión entre ambos campos de la patología.

Pero a medida que se profundiza en el examen de todas las afecciones que padece el ser
humano, se descubre que los factores psíquicos y somáticos actúan como etiología y
simultáneamente como manifestaciones de uno y otro orden, por lo que se llega a la
conclusión, sin establecer prioridad de lo uno sobre lo otro, que siempre estamos en presencia
de padecimientos psicosomáticos.
Este enfoque desde el punto de vista de la historia del paciente puede ayudar a elegir los
medios farmacológicos o quirúrgicos con los cuales tratarlo, basándose no solo en los datos
de laboratorio o el examen físico, sino también en sus creencias, su historia personal, sus
sueños y sus deseos inconscientes.

Por ejemplo, si un paciente no mejora con una determinada medicación, eso puede ser
porque la madre, que padecía la misma enfermedad, fue tratada con el mismo producto sin
éxito. Psicosomático no es sinónimo de psíquico. Psicosomático tampoco es sinónimo de
psicógeno, porque no todo lo psicosomático es “de causa psíquica”. Un trastorno hereditario,
una enfermedad infecciosa, cualquier enfermedad cuya etiología orgánica sea indudable
puede ser desencadenada por una situación vital determinada.

Procesos emocionales como la depresión, la ansiedad o el estrés pueden estar a la base de


síntomas físicos, debilitar las defensas del organismo y hacerlo más vulnerable. Hay que tener
en cuenta que la relación mente-cuerpo también funciona en sentido inverso y constante, por
lo cual se produce una retroalimentación del problema.

Principales enfermedades Psicosomáticas

Estas son algunas de las enfermedades psicosomáticas más comunes.


• Fibromialgia: en ocasiones se produce tras un trauma emocional o físico y se
acompaña con síntomas de ansiedad y/o depresión. Asimismo, bastantes veces origina
sentimientos de culpa y baja autoestima en la persona que lo padece.
• Colon irritable: con frecuencia aparece asociado a la ansiedad y el estrés, siendo
factores desencadenantes de este trastorno crónico.
• Mareos: el propio miedo a perder el control de nuestra vida y el equilibrio emocional
puede causar determinados mareos.
• Cefaleas: dolores de cabeza frecuentes que se originan por la tensión. Debido a la
ansiedad puede contraerse la musculatura pericraneal y cervical, lo que provoca los
dolores crónicos.
• Insomnio: relacionado con la dificultad para relajarse.
• Trastornos dermatológicos: el estrés influye directamente en afecciones como la
soriasis, dermatitis seborreica, eccemas y otras, que tienen un fuerte componente
psicológico.
¿Cuáles son las personas más propensas a padecer un trastorno psicosomático?
Por ejemplo, las que padecen:

➢ Ansiedad ➢ Represión emocional


➢ Traumas ➢ Conflictos por resolver
➢ Sentimiento de culpa ➢ Hipocondría
➢ Emociones negativas

Se describen 3 grupos de propensos a desarrollar dichas enfermedades:

➢ Grupo 1: personas agresivas, hiperactivas e impacientes.


➢ Grupo 2: personas tranquilas y confiadas.
➢ Grupo 3: personas pasivas, conformistas y sumisos.

¿Por qué se producen estas enfermedades?

Cuando la relación mente-cuerpo se ve alterada debido a:

➢ Emociones.
➢ Sentimientos negativos.
➢ Situaciones de alto impacto emocional.
➢ Producen estrés, que puede representarse en forma de síntomas o
enfermedades físicas.

1. Somatización

Se entiende que una persona sufre de somatizaciones cuando presenta uno o más
síntomas físicos. Es la transformación inconsciente de una afección psíquica.
Involucran más de una parte del cuerpo, en la cual no se encuentra ninguna causa
física.

Un ejemplo de esto es el trastorno de histeria crónica o síndrome de Briquet, que se


aplica sobre aquellos pacientes que se quejan constantemente de dolencias y síntomas
físicos, pero no tienen ningún desencadenante físico identificado, no existe
concretamente. Síntomas físicos:
- Dolor de cabeza.
- Dolor de espalda.
- Dolor articular.
- Dolor de pecho.
- Latidos cardíacos irregulares.
- Dolor en brazos o en piernas.

2. Trastorno de conversión:

Es una afección mental en la cual una persona presenta ceguera, parálisis u otros
síntomas del sistema nervioso (neurológicos) que no se pueden explicar por medio de
una valoración médica.

Causas. Los síntomas generalmente comienzan de manera repentina después de una


experiencia estresante. Las personas tienen mayor riesgo de presentar este trastorno si
también tienen:

- Una afección física


- Un trastorno disociativo (escape de la realidad que no es a propósito)
- Un trastorno de personalidad (incapacidad para manejar los sentimientos y
comportamientos que se esperan en determinadas situaciones sociales) .

3. Trastorno de ansiedad.

Caracterizado por miedo y ansiedad anormal y patológica. Algunas de las causas que
lo pueden desencadenar:

- Uso de drogas o alcohol.


- Traumas.
- Estrés.

4. Trastornos de alimentación.

Son problemas de conducta serios. Puede ser que la persona coma en exceso o que
no coma lo suficiente como para mantenerse sana y saludable. Los tipos de trastorno
son:

- Anorexia nerviosa, cuando una persona adelgaza demasiado, pero no come lo


suficiente porque se siente gorda.

- Bulimia nerviosa, que incluye periodos donde la persona come demasiado y


suele provocarse el vómito voluntario o utilizar laxantes.
Factores socio-culturales que influyen en las enfermedades psicosomáticas

El factor de estrés
Cuantas más fuentes de estrés existan, peor será el resultado. Conforme se
incrementa el número de preocupaciones y los cambios de vida negativos, también
aumentan los problemas físicos y mentales.
Una demostración muy clara viene del trabajo de Michael Rutter (1978, 1983). Al
estudiar las familias de niños de 10 años de edad, Rutter y sus colaboradores
identificaron seis condiciones que generan ansiedad: desacuerdos maritales severos,
baja posición social, hacinamiento o familia grande, criminalidad paterna, perturbación
psiquiátrica materna y aceptación del cuidado de una autoridad local.
El grupo de Rutter encontró que los pequeños con un solo factor (incluso crónico) no
presentaban mayores riesgos para desarrollar perturbaciones mentales que los que no
se encontraban en condiciones de riesgo. Cuando coexistían dos o más factores de
estrés, la probabilidad de manifestar dificultades emocionales incrementaba cuatro
veces. Con cuatro o más tensiones concurrentes, el riesgo se elevaba diez veces.
Pruebas adicionales para la idea de que las tensiones acumuladas producen patologías
proviene de estudios con deprimidos (Brown y Harris, 1978, y Oakley, 1980). La
predictibilidad y controlabilidad de un factor de estrés es otra influencia sobre el nivel de
ansiedad y las consecuencias subsecuentes. Cuando las tensiones de cualquier tipo,
ruido, frío, exigencias del empleo, trámites burocráticos, hacinamiento o choques, eran
impredecibles e incontrolables, la tendencia era hacia niveles de ansiedad más altos.
Las tensiones impredecibles e incontrolables también están asociadas con respuestas
inmunológicas deficientes, una sensación de impotencia y enfrentamiento inadecuado.

El apoyo social
Se refiere a una serie de ventajas ofrecidas por seres humanos, de manera formal o
informal, como individuos o como grupos. Una abundante literatura de investigación
sugiere que los niños y adultos que cuentan con apoyo social tienen más posibilidades
de desarrollarse bajo una serie de circunstancias, incluyendo enfrentamiento a la
muerte, adaptación a las enfermedades y contrarrestar depresiones, que los infantes y
mayores sin él. Los psicólogos están buscando los tipos de apoyo que sean más útiles.
Cuando se trata de mujeres, parece ser muy importante una relación íntima que
permita abrirse. Los lazos humanos que ayudan ofrecen diversos beneficios como,
servicios, dinero, bienes, información, calor, seguridad, consejo y aliento. Claro que el
apoyo social depende hasta cierto grado de la personalidad y las habilidades sociales.
Los adultos alegres y sociables, así como los niños, tienen más probabilidades de
reunir a otros en torno a ellos y, a su vez, beneficiarse de su apoyo.
La personalidad de quien enfrenta las tensiones y su estilo para hacerlo

La investigación indica que existen cualidades de personalidad y maneras de


enfrentar las tensiones que protegen a la gente. Una de estas características es una
disposición bien intencionada y relajada. La mayor parte de los estudios que abordan
esta hipótesis comparan pequeños alegres con aquellos que son impredecibles, lentos
en adaptarse, desordenados y taciturnos. Los niños problema tienen la tendencia a
desarrollar desórdenes psiquiátricos
¿Por qué, ante el estrés un temperamento difícil está ligado con problemas? Los
psicólogos afirman que las personas dificultosas son irritantes y frustrantes; otros
individuos las corrigen, critican y castigan el continuo, en consecuencia, pierden apoyo
social y al mismo tiempo soportan más tensión. El uso exagerado de autodecepción y
evitación también es un obstáculo posible para enfrentar las cosas.
Ciertos mecanismos de enfrentamiento por evitación dañan directamente los tejidos; el
alcohol, por ejemplo, perjudica el estómago, hígado, cerebro y corazón, Además, la
evitación quizás impida que las personas actúen por sí mismas.
Las mujeres con abultamientos sospechosos en sus senos pero que negaban que
pudiera tratarse de algo serio, retardaron asistir al médico, con efectos en potencia
fatales
Del mismo modo en que la evitación puede ser contraproducente, la vigilancia puede
ser problemática. Por ejemplo, supóngase que se programa una operación y la persona
insiste en saber todo lo que puede fallar; esa persona puede estar peor al preocuparse
por lo que va a pasar. En un estudio, los individuos se recuperaron con mayor rapidez y
eficacia cuando usaron estrategias de evitación (ignorar o evadir la situación de alguna
manera). Cuando se utilizan en forma flexible y moderada, algunos mecanismos de
evitación son muy útiles, en especial cuando los factores de estrés no pueden evitarse
y se gana poco con la confrontación y solución de problemas.
La noción de resolver problemas es una estrategia útil de adaptación está respaldada
por una gran cantidad de investigación. Entre los estudios de apoyo más interesantes
están los de Shelley Taylor (1983, 1984) y su equipo de investigación; realizaron
entrevistas profundas durante largos periodos con víctimas de cáncer en los senos y
víctimas de violación.
Las víctimas de cáncer en el seno que lo hacían con éxito, en el estudio de Taylor
usaban una perspectiva de solución de problemas para sus vidas, repensando sus
viejas actitudes y prioridades y cambiando lo que no les satisfacía. Otra preocupación
de la solución de problemas era: "¿cómo puedo evitar que suceda lo mismo una vez
más?" Quienes padecían cáncer en el seno y eran capaces de enfrentar la situación
con habilidad también elaboraban formas de controlar el dolor y la humillación (como
los efectos colaterales del tratamiento). El pensamiento positivo (subrayando lo
positivo) parece ser otro contribuyente al triunfo de enfrentamiento
Por lo general, vivir una experiencia traumática reduce la autoestima, incluso cuando la
víctima no tiene la culpa. Quienes enfrentaban con destreza en el estudio de Shelley
Taylor alimentaban sus egos pensando en personas menos afortunadas; por ejemplo,
una mujer con poca intervención quirúrgica se comparaba con otra a quien se le había
practicado una mastectomía. Una que había sufrido una mastectomía se compadecía
de las mujeres en quienes el cáncer se había extendido por todo el cuerpo; cada una
estaba mejor que otra.
Hay tres tipos de pensamiento positivo que distinguen a los individuos que están en
tensión, pero bien, de los que se encuentran en ansiedad, pero físicamente enfermos
1. Compromiso. Las personas comprometidas están entregadas a la vida; consideran
que la existencia es significativa y se concentran en lo que sea que estén haciendo.
2. Desafío. Los individuos que tienen un desafío conciben las tensiones de manera
positiva; como desafíos superables en vez de amenazas abruma doras.
3. Control. Un ser humano, al enfrentarse a la ansiedad, puede sentirse desamparado o
seguro de sí. Estas mismas clases de ideas positivas diferencian a las personas con
buen pronóstico para su cáncer en el seno (Levy y cols., 1985). Sensación de control
Existe mucha literatura referente a la sensación de control. Sugiere que los individuos
que consideran que controlan la situación, pueden manejar la ansiedad mejor.

El médico frente a las enfermedades Psicosomáticas

Los problemas de salud que presenta un paciente en la consulta de un profesional


sanitario no se basan únicamente en la existencia de una enfermedad concreta, con los
síntomas que le son propios; comprende también la forma en cómo estos son
experimentados por el paciente, teniendo en cuenta características personales de
orden psíquico, cultural, autobiográfico, social... Por ello, los profesionales sanitarios
debemos ejercer una práctica médica humanista, complemento de nuestras acciones
basadas en las ciencias biomédicas, y cuyo interés central sea el paciente como ser
somatopsíquico y sociocultural y en su calidad como persona.
Uno de los síntomas más frecuentes y problemáticos fenómenos a los que se enfrentan
los profesionales sanitarios es la somatización. Se trata de situaciones clínicas que se
ven frecuentemente en las consultas de Atención Primaria (AP). Estos pacientes
demandan al sistema sanitario público una atención integral y continua de su problema
de salud; no sólo quieren tener una mayor accesibilidad al sistema, sino que además
éste les oriente, apoye y resuelva sus dudas.
El abordaje comienza con una correcta evaluación, ya que el diagnóstico es el paso
determinante del tratamiento. Hay que hacer una valoración clínica minuciosa: historia
clínica, exploración física, pruebas complementarias indicadas y añadir una exploración
psicopatológica.
Áreas a Evaluar.

El abordaje comienza con una correcta evaluación, ya que el diagnóstico es el paso


determinante del tratamiento. Hay que hacer una valoración clínica minuciosa: historia
clínica, exploración física, pruebas complementarias indicadas y añadir una exploración
psicopatológica.

Una vez llegados a diagnóstico adecuado, se recomienda minimizar el número de


médicos que intervienen, así como las pruebas diagnósticas. No hay que discutir la
realidad del síntoma; se debe intentar conseguir vincularlo con acontecimientos vitales.
El objetivo debe basarse en el alivio de los síntomas y no en la cura de los mismos.

Deben evaluarse cuatro áreas: psicológica, familiar, sociocultural y la naturaleza de los


factores estresantes.

Según estudios realizados en España, se ha encontrado que 14 síntomas físicos (dolor


articular, dolor de cabeza, dolor abdominal, mareos, insomnio, palpitaciones, dolor
torácico, náuseas y vómitos, dificultad respiratoria, dificultad al tragar, diarrea,
cansancio, menstruaciones dolorosas, molestias durante el coito –en mujeres- y
disfunción eréctil –en hombres-) ocupan casi la mitad de todas las consultas realizadas
en AP, pero solo 10-15 % se deben a causas orgánicas.

A pesar de su frecuencia, del problema asistencial y del consumo de recursos que


suponen, sigue sin prestarse a los “somatizadores” toda la atención que precisan en la
biomedicina moderna, porque se sobreentiende que si no tienen pruebas biológicas
importantes alteradas no cabe esperar el descubrimiento de remedios biológicos
eficaces para ellos.

Por razones obvias, los pacientes con trastornos somatomorfos y/o síntomas somáticos
funcionales acuden principalmente al médico de AP o al especialista del órgano o
sistema correspondiente; a pesar de que en estos pacientes suelen concurrir otros
trastornos psiquiátricos o de la personalidad, sólo una parte de ellos acepta ser
atendido en servicios psiquiátricos.

Debe comenzar a hacerse patente una orientación humanística en la práctica de la


medicina. Hay que establecer relación con la persona, que es el paciente; no mirarlo
como un objeto, sino como un sujeto, y utilizar una intervención clínica en la que
concurran ciencias biomédicas, psicológicas, sociales y culturales. El modelo
biopsicosocial postula que no tiene sentido dividir a los síntomas en funcionales y
orgánicos. Todo síntoma está compuesto por dos elementos: una sensación periférica
(componente perceptivo) y una elaboración cortical cerebral de esa sensación
(componente reactivo). La percepción subjetiva de la enfermedad es el resultado de
factores psicológicos, psicosociales, sociológicos y culturales, independientemente de
la base genética, fisiológica o biológica de la enfermedad.
No saber diagnosticar un posible trastorno somatomorfo como manifestación máxima
dentro de otras situaciones de discomfort emocional puede dar lugar a la búsqueda
compulsiva de complejos diagnósticos médicos, alto coste sanitario e incluso
intervenciones iatrogénicas.

Atención Especializada.

El tratamiento psiquiátrico especializado requiere la colaboración con el médico que


solicita la consulta. El abordaje puede ser:

• Atenuación de la respuesta emocional con técnicas de relajación: técnica de “parada


del pensamiento”, técnicas de distracción…

• Prevención de la respuesta emocional o reestructuración cognitiva: consiste en


analizar los pensamientos automáticos, relevantes para el síntoma, con el objetivo de
ayudar al paciente a considerar interpretaciones más realistas y adaptativas.

• Minimización de incapacidades conductuales: autoregistros que permitan detectar


patrones sintomatológicos y detectar las relaciones que se establecen entre síntomas,
pensamientos y emociones; el objetivo es incrementar la conciencia sobre los cambios
físicos y el contexto psicosocial en el que se producen.

Opciones terapéuticas.

Como ya se ha mencionado, los pacientes somatizadores se caracterizan por


frecuentes consultas médicas y por una difícil relación médico-paciente. Probablemente
este fracaso en la negociación de un diagnóstico y un tratamiento aceptables para
estos enfermos sea el desencadenante de la búsqueda de terapias alternativas, en las
que encuentran consultas más frecuentes y duraderas.

Aunque el tema de la utilización de las medicinas alternativas por pacientes con


trastornos somatomorfos ha sido poco analizado en la literatura científica, parece que
el incremento continuo de su uso en Occidente está fuertemente asociado a la
existencia de trastornos crónicos y a la calidad de la relación médico-paciente.

Los tipos de medicinas alternativas más frecuentemente utilizados por los pacientes
con trastornos de somatización son la acupuntura, la homeopatía, la reflexología, el
masaje, la naturopatía, la osteopatía y los curanderos.
Conclusión

En suma, todas las enfermedades reconocen factores psíquicos y somáticos en


su etiología, y tienen tanto manifestaciones psíquicas como somáticas.
Categóricamente, la medicina es psicosomática o no es medicina. Es imposible
practicar buena medicina sin hacer medicina psicosomática.

Es numerosa la bibliografía que testimonia que más allá de la multitud de


problemas que la medicina de nuestros días resuelve con un espléndido
desarrollo tecnológico, existe una necesidad insatisfecha en el encuentro entre
sanitarios y pacientes, del contacto humano que nos sirva para atisbar dolencias
no puramente físicas.

Por este motivo, además de por la continua actualización en investigaciones, la


aparición de tecnología, de novedosos procedimientos y las modificaciones
sociológicas que sufre la conducta humana para adaptarse a las circunstancias
que le tocan vivir, hay que destacar la necesidad de formación específica de los
profesionales sanitarios en materia de salud mental; y de forma más relevante
entre los profesionales de, quienes, por las características de proximidad,
accesibilidad, conocimiento del paciente y de su entorno, deben estar
preparados, sensibilizados, y formados en terapias específicas que permitan
ayudar a este grupo de enfermos que a través de sus síntomas somáticos
quieren transmitir “lo que no se dice”.
Bibliografía
1. ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS: OBSERVACIONES CRÍTICAS SOBRE
LA MEDICINA PSICOSOMÁTICA. En: Teoría y terapia de las neurosis. Herder;
2011. p. 107–22.

2. ¿Qué son las enfermedades psicosomáticas? - Psicólogos a tu alcance en Madrid


Capital - Mentes Abiertas Psicología [Internet]. Mentesabiertaspsicologia.com.
[citado el 22 de marzo de 2023]. Disponible en:
https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/blog-psicologia/que-
son-las-enfermedades-psicosomaticas

3. Psicologia Medica Y Salud Mental. Nobukosa; 2004. P. 33

4. ¿Qué son las enfermedades psicosomáticas? - Psicólogos a tu alcance en Madrid


Capital - Mentes Abiertas Psicología [Internet]. Mentesabiertaspsicologia.com.
[citado el 22 de marzo de 2023]. Disponible en:
https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/blog-psicologia/que-
son-las-enfermedades-psicosomaticas

5. Davidoff LL. Introduction to Psychology. 3a ed. Nueva York, NY, Estados Unidos
de América: McGraw-Hill; 1987.

6. [citado el 22 de marzo de 2023]. Disponible en:


http://file:///C:/Users/tammy/Downloads/Dialnet-
ElMedicoElPsicoanalistaYLoPsicosomatico-3132972.pdf

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