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Ciudadanos:

MAGISTRADOS DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL


DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA.
Su Despacho.-

ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL

Quien suscribe, GILBERTO ENRIQUE PÉREZ, venezolano,


mayor de edad, Abogado en Ejercicio, inscrito en el Instituto
de Previsión Social del Abogado bajo el número 145.725,
procediendo en este acto en nuestro carácter de Defensores
Privados del ciudadano YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, titular de
la cédula de identidad número V-15.527.569, quien figura como
imputado y acusado en la causa signada bajo el N° 1C-4651-13
(nomenclatura del Tribunal Primero (1°) de Control del
Circuito Judicial Penal del Estado Miranda- Extensión
Barlovento), me dirijo a Uds., acudo respetuosamente ante su
competente autoridad con la finalidad de interponer
formalmente ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL, de conformidad
con lo previsto en los artículos 26, 27, 49 y 51 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
concordancia con los artículos 1, 2, 5, 13,18 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales y los artículos 1, 5, 6, 12, 19, 67 y 107
del Código Orgánico Procesal Penal, en contra del ilícito
proceso que le Juez del Tribunal Vigésimo Sexto (26°) de
Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito
Judicial Penal de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, por la omisión de pronunciamiento,
lo que constituye sin duda alguna una flagrante violación al
derecho a petición y a obtener una oportuna y adecuada
respuesta, consagrado en el artículo 51 constitucional; a la
tutela judicial efectiva, previsto en el artículo 26 de la
Constitución nacional, a la defensa y al debido proceso,
establecidos en los numerales 1, 3, 4 y 9 del artículo 49 de
la carta magna; al omitir pronunciarse sobre la interposición
de un escrito interpuesto en fecha ocho (8) de septiembre de
dos mil catorce (2014).

LOS HECHOS

Es el caso que funcionarios del Cuerpo de


Investigaciones Penales, Científicas y Criminalísticas
realizaron la detención del ciudadano YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ
ROJAS, titular de la cédula de identidad número V.-
15.527.569, por ser supuestamente responsable de uno de los
delitos previstos en la Ley Orgánica Sobre el Derecho a las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia; siendo puesto a la
orden del Ministerio Público y en esa misma fecha se realizó
audiencia oral para oír el imputado; siendo que en dicha
audiencia el Tribunal decidió entre otras resoluciones:

“…SEGUNDO: En virtud de la solicitud formulada por el


Ministerio Público, éste Tribunal acuérdala tramitación de
la presente causa por las pautas del procedimiento
ORDINARIO conforme al artículo 363 (SIC) del Código
Orgánico Procesal Penal. TERCERO: Se admite la
precalificación dada para el imputado MENDEZ ROJAS YONATHAN
JOSÉ, el delito “AMENAZA”, previsto y sancionado en el
artículo 41 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho a las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, solicitando la
aplicación de la medida 87 numerales 5 y 6 de Ley Orgánica
Sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia,… “ACTO CARNAL CON VICTIMA ESPECIALMENTE
VULNERABLE”, previsto y sancionado en el artículo 44 de Ley
Orgánica Sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia…”.

Ante tal situación esta representación interpuso escrito


del siguiente tenor:

“El debido proceso es el conjunto de garantías que


protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso y que
le aseguran a lo largo del mismo una recta y cumplida
administración de justicia, además del derecho de acceso a
una tutela judicial efectiva de sus derechos e intereses,
incluidos los colectivos o difusos, lo cual constituyen
sin duda alguna la base sobre la cual se erige el Estado
Democrático de Derecho y de Justicia consagrado en nuestra
Carta Magna.

Bajo esta perspectiva, la trascendencia de la


garantía del “debido proceso” ha llevado a diversos
doctrinarios a tratar de establecer una noción general,
partiendo de la premisa de que la precitada garantía sirve
de base para el desarrollo de la actividad jurisprudencial
dentro del orden constitucional, tesis sostenida por el
procesalista español Iñaki Esparza, al afirmar:

“Desde la promulgación de la Constitución y de forma


progresiva, tanto por parte de la doctrina como de la
jurisprudencia, se hace referencia al debido proceso, y
una de las interpretaciones que cabe extraer de dichas
referencias es que el proceso debido es el concepto
aglutinador de lo que se ha llamado el Derecho
Constitucional Procesal. Podemos así afirmar, y ello en
armonía tanto con el origen y posterior desarrollo como la
naturaleza de la institución, que el proceso debido es la
manifestación jurisdiccional del Estado de Derecho en
nuestro país” (Esparza Leibar, Iñaki; El Principio del
Proceso Debido, J.M. Bosch Editor S.A., Barcelona, España,
1995, p. 242).

De acuerdo a este razonamiento, el derecho al debido


proceso ha sido entendido doctrinariamente como el trámite
mediante el cual se logra oír a las partes, de conformidad
con lo consagrado en la Ley y que, ajustado a derecho,
otorga a las partes el tiempo y los medios adecuados para
imponer sus defensas.

Resulta evidente entonces que el debido proceso trae


consigo otra serie de atributos inherentes al mismo, cual
señala el ilustre autor Gómez Colomer:

… el proceso debido … comprende, por ceñirnos a lo


procesal, el derecho de acción, la prohibición de
indefensión, el derecho a la prueba, el derecho a todas la
garantías (ahora entendido como principio residual), etc,
… que son también manifestaciones del Estado de Derecho,
que son sustentadas, informadas e integradas en el
principio general del derecho al proceso debido” (Gómez
Colomer, Juan Luis; en su prólogo a la obra El Principio
del Proceso Debido, J.M. Bosch Editor, S.A., Barcelona,
España, 1995, p. 17).

Ahora bien, en el ámbito de las garantías


constitucionales inherentes al proceso, una de las
manifestaciones del debido proceso es la tutela del
derecho a la defensa, contemplada en el artículo 49 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en
los términos siguientes:…

…De la interpretación del artículo anterior, se


desprende entonces que tanto el derecho a la defensa como
el debido proceso, constituyen garantías inherentes a la
persona humana y en consecuencia, aplicables a cualquier
clase de procedimientos, criterio que ha sido acogido por
la jurisprudencia en forma pacífica y diuturna, cual lo ha
señalado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en reiteradas oportunidades:

“…El debido proceso es un derecho aplicable a todas las


actuaciones judiciales y administrativas, disposición que
tiene su fundamento en el principio de igualdad ante la
ley, dado que el debido proceso significa que ambas partes
en el procedimiento administrativo, como en el proceso
judicial, deben tener igualdad de oportunidades tanto en
la defensa de sus respectivos derechos como en la
producción de las pruebas destinadas a acreditarlos … En
este mismo orden de ideas, el derecho a la defensa
previsto con carácter general como principio en el citado
artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela, adoptado y aceptado en la jurisprudencia …”.
(Sentencia de la Sala Constitucional, con ponencia del
magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, de fecha 24 de
enero de 2001).

Asimismo la Sala de Casación Penal de nuestro Máximo


Tribunal ha emitido sobre éste particular, las siguientes
decisiones entre tantas:

“…El debido proceso es el conjunto de garantías que


protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso, que le
aseguran a lo largo del mismo una recta y cumplida
administración de justicia; que le aseguren la libertad y
la seguridad jurídica, la racionalidad y la fundamentación
de las resoluciones judiciales conforme a Derecho. Desde
este punto de vista, entonces, el debido proceso es el
principio madre o generatriz del cual dimanan todos y cada
uno de los principios del Derecho Procesal Penal, incluso
el del Juez Natural que suele regularse a su lado…”
Sentencia Nº 106 de Sala de Casación Penal, Expediente Nº
C02-0369 de fecha 19/03/2003.

“…El debido proceso es el conjunto de garantías


establecidas como medios obligatorios necesarios y
esenciales para que el ejercicio de la función
jurisdiccional del Estado se materialice. Así, todos los
actos que los jueces y las partes ejecutan en el
desarrollo de un proceso tienen carácter jurídico porque
están previamente establecidos en la ley…”Sentencia Nº 100
de Sala de Casación Penal, Expediente Nº C03-0467 de fecha
15/04/2005.

En consecuencia podemos concluir sobre éste particular,


que el debido proceso, se vincula directamente con el
principio de razonabilidad y proporcionalidad de los actos
de poder que determinan la prohibición de cualquier
decisión arbitraria y si ésta fue emitida dentro o fuera
de un proceso o procedimiento formalmente válido. En
Venezuela, puede observarse que nuestro Máximo Tribunal ha
recorrido las sendas de la noción de debido proceso
precisando que se trata de un derecho complejo que
encierra dentro de sí, un conjunto de garantías que se
traducen en una diversidad de derechos para el procesado.

DE LAS NULIDADES

Las nulidades procesales son uno de los mecanismos que


tienen los sujetos procesales para proteger sus derechos
en el transcurso de un proceso. Ellas arrancan de la misma
Constitución, pues toda actividad procesal que se realice
fuera del debido proceso, que violente derechos
fundamentales o garantías procesales está viciada de
nulidad.

La nulidad es propia del acto procesal que ocurre


cuando hay desviación de las formas a través de las cuales
toma su existencia. Es un apartamiento de las formas y no
del contenido. En ese momento hay un acto procesal anormal
bien porque no cumple la finalidad para la cual está
previsto, o bien porque se infringieron las reglas
preexistentes pera su realización las actos del proceso
tienen una finalidad u objetivo (fines) y deben
desarrollarse conforme a reglas pre-determinadas (formas).
El incumplimiento de las formas y en especial de los
fines, origina la actividad impugnativa que tiene por
objetivo corregir esos errores o defectos. Es válido el
acto procesal que cumple con todos los requisitos exigidos
por la ley, de manera que queda habilitado para producir
los efectos jurídicos que ella, abstractamente le asigna.
El acto válido es el que se ha ejecutado reuniendo todos
los elementos subjetivos (sujetos), instrumental (medios)
y modales (circunstancias) enunciados en su definición por
la ley procesal. La validez de un acto procesal se
presenta como presupuesto necesario para que este pueda
producir plenamente todos sus efectos.

Podrán ser declarados nulos los actos procesales


cuando se hayan dejado de observar en el momento de su
práctica todos o algunos requisitos procesales que la ley
prevé (o la jurisprudencia en su labor de concreción e
interpretación de las normas jurídicas) como esenciales
para que el acto o grupo de actos procesales puedan llegar
a producir todos y cada uno de los efectos jurídicos que
le están previstos. Entonces, puede definirse la nulidad
como la secuela debido al incumplimiento de los requisitos
de formación y ejecución del acto procesal lo cual viola
normas jurídicas y derechos fundamentales de las partes.
Son, pues, fallas in procedendo o vicios de actividad que
incurren el juez o las partes por acción u omisión,
infringiendo normas procesales, las cuales deben someterse
inexcusablemente, pues, ellas le indican lo que deben,
pueden y no pueden realizar.

En nuestra legislación es un medio para subsanar los


defectos presentados en la relación procesal que no
pudieran subsanarse de otro modo, porque afectan la
finalidad de la justicia y los derechos de las partes. En
este sentido, debe decirse que la nulidad es una forma de
reparación a la parte que ha sido perjudicada. Es,
obviamente de interés del orden público en cuanto que el
debido proceso es de orden constitucional y son leyes las
que establecen las presupuestos procesales que no pueden
sor transgredidos so pena de nulidad.

En cuanto los tipos de nulidades. Entre nosotros,


atendiendo al criterio restrictivo de la nulidad procesal,
se clasifican las nulidades procesales en: nulidades
textuales, aquellas que están establecidas en la ley, y
nulidades rituales, aquellas que dependen de la
apreciación del juez en cuanto a la violación u omisión de
formas esenciales a la validez del acto: también:
Absolutas, que afectan al interés público, pueden ser
declaradas de oficio y son insaneables y Relativas, sólo
pueden ser solicitadas por las partes y pueden ser
saneables.

El Código Orgánico Procesal Penal, reafirma el debido


proceso garantizado en el artículo 49.1 de la Constitución
en los siguientes Términos:…

Tenemos pues, que el transcrito artículo es una


norma de corte garantista y que brinda seguridad jurídica.
Los actos cumplidos en los cuales haya violación o
menoscabo del ordenamiento jurídico no tienen eficacia,
salvo que el vicio o defecto se haya subsanado válidamente
o convalidado. Del artículo 174 del Código Orgánico
Procesal Penal, se puede extraer que se conciben en
cuanto a la naturaleza dos tipos de nulidades: a)
sustanciales, que son las requeridas en el acto para que
pueda surtir sus efectos legales, de tal modo
indispensable que su omisión lo desnaturaliza, porque
afecta garantías procesales constitucionales o legales,
por ejemplo, una confesión obtenida por coacción: éstas
generan nulidad absoluta; b) accidentales, las que no son
absolutamente necesarias para calificar y dar vida al
acto, pero sirven para rodearlo de mayores garantías o
hacer eficaz el logro de los fines a que está destinado,
por ejemplo, formalidad de simple constancia.

Los primeros son aquellos en los cuales no se


cumplen las formas condiciones previstas en la
Constitución, en el Código Orgánico Procesal Penal, las
leyes, tratados, convenios y acuerdos internacionales
suscritos por la República. Los segundos, se conocen
también, como formalidades de simple tramitación,
derivados de leyes procesales pero que son meras
formalidades, por ejemplo, celebrar un acto sin toga. Se
trata de un régimen abierto que tiene que ver con la
esencialidad del acto en conexión con los derechos que
garantiza.

Las nulidades procesales, pueden ser propuestas en


cualquier grado o estado del proceso; así lo ratificado
nuestra jurisprudencia patria, entre las cuales me permito
citar la siguiente decisión:

“…la nulidad o este régimen abierto que contempla el


Código Orgánico Procesal Penal puede ser planteada a
instancia de partes o aplicada de oficio en cualquier
etapa agrado del proceso por quien conozca de la causa, y
así lo ha sostenido esta Sala de Casación Penal...” Sala
de Casación Penal. Sentencia N° 003, de 11 de enero de
2002.

En relación a la forma de plantear las nulidades,


nuestro Máximo Tribunal ha expresado:

“En nuestro sistema penal cualquier acto nulo puede


llegar al conocimiento del juez a través de los recursos
de revocación, apelación, casación y del recurso de
revisión; así como también a través de la posibilidad de
aclaración o aclaratoria, del planteamiento de las
acepciones y también mediante el Amparo Constitucional.”.
Sentencia N° 198 de 9 de mayo de 2006, exp. N° 05-0159

“…en ese mismo orden de ideas esta Sala asentó en la


sent. N° 349, de 26 de febrero de 2002 (caso: Miguel Ángel
Pérez Hernández y otros), que la solicitud de nulidad es
un medio que, además de preexistente, es indiscutiblemente
idóneo para la actuación procesal, en favor de los
intereses jurídicos cuya protección se pretende en esta
causa; más eficaz, incluso, en términos temporales y de
menor complejidad procesal que el mismo amparo, habida
cuenta de que la nulidad es decidida conforme a las
sencillas reglas de los artículos 212 y 194 del Código
Orgánico Procesal Penal…”. Sala Constitucional. Sentencia
N° 1642, de 2 de noviembre de 2011, exp. N° 10-0667.

En relación a las nulidades absolutas, el Código


Orgánico Procesal Penal en su artículo 175 establece:…

El precitado artículo es el desarrollo del derecho a


un proceso con lodos las garantías que aparecen recogidas
expresamente en el artículo 49 de la Constitución de la
Republica Bolivariana de Venezuela en el cual, el
constituyente incluyó en él, todos los derechos
fundamentales de incidencia procesal (Debido proceso).

Del artículo 175 se desprende que tenernos dos tipos


de nulidades en cuanto a sus efectos: a) absolutas,
aquellas que constituyen una sanción de pleno derecho,
declarable de oficio; b) relativas, su alegación sólo
incumbe a la parte interesada que no baya sido causante de
aquella, pues, son subsanables y no son de orden público.

CAPITULO TERCERO

DEL VICIO DENUNCIADO

Ciudadana Juez, siendo el caso que se precalificaron


delitos previstos en la Ley Orgánica Sobre el Derecho a
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es imposible
obviar el carácter imperativo que prevé la Ley Especial en
comento. En tal sentido el artículo 94 de dicha Ley
Establece:

“Sección Sexta: Del Procedimiento Especial

Trámite

Artículo 94: El juzgamiento de los delitos de que trata


esta Ley se seguirá por el procedimiento especial aquí
estipulado, aun en los supuestos de flagrancia previstos
en el artículo anterior, con la salvedad consagrada en el
parágrafo único del artículo 79, para el supuesto en que
haya sido decretada medida privativa de libertad en contra
del presunto agresor.”

Dicho lo anterior ciudadana Juez es imperativo para


ésta defensa recalcar que el procedimiento por el cual se
ha seguido el presente proceso (procedimiento ORDINARIO
conforme al artículo 373 del Código Orgánico Procesal
Penal), no es el procedimiento de Ley, lo que constituye
sin duda alguna una violación a la Garantía Constitucional
al Debido Proceso, garantía ésta expresada en su artículo
49.1 de la Carta Magna Venezolana, y la cual recoge esta
manifestación o vertiente del derecho a la defensa de la
siguiente forma:

De modo pues que lo plasmado por las normas y


Sentencias ut supra transcritas, ha de tenerse en
consideración, a los fines de la resolución de la presente
incidencia de NULIDAD ABSOLUTA, dado el carácter
vinculante de la misma, pues se trata de criterios
jurisprudenciales donde se cuestionan violaciones de Ley
que afectan sin duda alguna la tutela jurídica al
imputado, con lo cual se busca que las investigaciones no
se lleven a cabo de forma arbitrarias, es decir ,
vulnerando Garantías Constitucionales incluso violando
Derechos Humanos y Fundamentales.

Por mandato constitucional, Venezuela se constituye


en un Estado democrático y social de Derecho y de
Justicia, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la
democracia, la responsabilidad social y, en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político. (Artículo 2 de la Carta Magna).
De estos valores, interesa destacar tres: la
justicia, la igualdad y la preeminencia de los derechos
humanos. Así la justicia, está íntimamente vinculada al
proceso, ya que constituye el instrumento fundamental para
su realización (Artículo 257 de la Constitución), es
decir, que donde no hay un proceso transparente, en el que
se hayan respetado las mínimas garantías de los
justiciables, difícilmente habrá justicia. En el caso de
autos, es obvio que por el procedimiento seguido a nuestro
patrocinado, dista bastante el proceso de ser un
instrumento formal para la realización de la justicia,
vulnerándole a nuestro defendido de éste modo sus derechos
fundamentales y sin que este proceso constituya un
instrumento fundamental para la realización de la
justicia.

En cuanto a la igualdad, por mandato constitucional,


“Todas las personas son iguales ante la ley; en
consecuencia: (…) 2º La ley garantizará las condiciones
jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la
ley sea real y efectiva (…). (Artículo 21 de la
Constitución de la República). Por tal razón, si bien el
Ministerio Público, por mandato constitucional, es el
titular del ejercicio de la acción penal, también es su
deber por mandato constitucional: Garantizar en los
proceso judiciales el respeto a los derechos y garantías
constitucionales, así como a los tratados, convenios y
acuerdos internacionales suscritos por la República
(Artículo 285. 1 de la Constitución de la República). En
consecuencia, el Ministerio Público en todo proceso debe
ser fiel guardián por el respeto de los derechos de los
justiciables, teniendo siempre como norte que el proceso
es un instrumento para la realización de la justicia, no
un instrumento de retaliación y oscurantismo, plagado por
la opacidad, en donde se evidencie la desviación del
ejercicio de las funciones públicas conferidas por el
ordenamiento jurídico.

Asimismo quiero señalar, que el Constituyente


estableció en el artículo 27 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, el derecho que toda
persona tiene a ser amparada por los Tribunales en el goce
y ejercicio de todos los derechos y garantías
constitucionales, aún de aquellos que no estando
expresamente establecidos en la Constitución, son
inherentes a la persona humana. Así que el artículo 49
Constitucional, establece la garantía al debido proceso, y
en ocho literales establece los derechos fundamentales que
este contiene, en consecuencia es evidente que
efectivamente sucedió la violación al derecho.

Las normas de procedimiento Penal, son materia de


orden público ya que la secuencia del proceso es
impositiva, es decir obligatoria en un sentido absoluto,
para las partes y para el Juez, porque esa forma, esa
secuencia que el legislador ha dispuesto en la ley
procesal, son las que el Estado ha considerado apropiadas
y convenientes para la finalidad de satisfacer la
necesidad de tutela jurisdiccional de los ciudadanos,
entre ellos, los hechos por los que se le imputa, que es
uno de los objetivos básicos de todo proceso.

Los principios relativos a la defensa del orden


constitucional y el debido proceso, imponen al Juzgador,
dar aplicación a los conceptos procesales de saneamiento,
relevancia o trascendencia, de nulidad procesal y el de
obligatoriedad de los procedimientos establecidos en la
Ley y ésta nos señala cuáles son los procedimientos que se
han de cumplir para cada clase de proceso o para obtener
determinadas declaraciones judiciales, sin que les sea
permitido a los particulares, aún existiendo acuerdo entre
todos los interesados en el caso, ni a las autoridades o a
los jueces modificarlos o pretermitir sus trámites y ello
debe ser considerada materia de orden público entendiendo
que este representa una noción que cristaliza todas
aquellas normas de interés público que exigen observancia
incondicional, y que no son derogables por disposición
privada. La indicación de estos signos característicos del
concepto de orden público, esto es, la necesidad de la
observancia incondicional de sus normas, y su consiguiente
indisponibilidad por los particulares, permite descubrir
con razonable margen de acierto, cuando se está o no en el
caso de infracción de una norma de orden público y en
consecuencia de una norma constitucional.

Creemos que no existe en el proceso penal un aspecto


más sensible y delicado que el relacionado con la Ley,
puesto que no hay defensa del imputado, ni siquiera
genéricamente considerada, ajena a la idea de resistencia
a cualquier pretensión de restricción de sus derechos, que
las leyes puedan autorizar como consecuencia de la
comisión de un delito, o de la realización del proceso
penal. Abarca por ende la atribución de intentar evitar o
resistir jurídicamente cualquier acto que, con motivo del
proceso o so pretexto de su desarrollo, pueda afectar o
afecte sus derechos individuales fuera de los casos y de
los límites que el sistema constitucional autoriza.

Enfatizamos que el proceso es el ámbito para la


defensa de la persona y de los derechos, en consecuencia
no puede ser ocasión para su desconocimiento o violación,
debiendo por tanto evitarse o enmendarse cualquier
afectación que no se encuentre expresamente permitida por
la ley.

Ante tales eventos, esas violaciones en modo alguno


pueden endilgarse al hoy imputado y acusado de autos, sino
que por el contrario, es el Ministerio Público quien debe
correr con las consecuencias jurídicas que de ello se
derivan, que no es otra que la NULIDAD ABSOLUTA de la
investigación y conforme a la teoría del fruto del árbol
envenenado, de todos los actos y diligencias que se
derivaron del equívoco proceso. ASÍ PEDIMOS SEA DECLARADO
EXPRESAMENTE.

CAPITULO CUARTO

COLOFÓN

Muy respetuosamente y acogiendo el valioso y pedagógico


método en que la Magistrada NINOSKA QUEIPO BRICEÑO, legó
algunos asuntos en la Sala de Casación Penal del Tribunal
Supremo de Justicia, pasamos a enunciar los aspectos
fundamentales que motivan el presente escrito:

 El presente procedimiento ha sido tramitado conforme a


lo dispuesto en el artículo 373 del Código Orgánico
Procesal Penal.
 En el presente procedimiento fueron imputados delitos
tipificados en la Ley Orgánica Sobre el Derecho a las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
 El artículo 94 de la Ley Orgánica Sobre el Derecho a
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, expresa de
carácter imperativo, que el juzgamiento de los delitos
de que trata dicha Ley, se seguirá por el procedimiento
especial estipulado en ella.
 Denunciamos puntualmente violación al debido proceso y
muy respetuosamente me permito comparar ésta situación
con el Juzgamiento ilícito de un adolescente por la vía
del procedimiento ordinario.
 Solicitamos la nulidad absoluta del proceso en virtud
todos los actos han sido cumplidos en un proceso que
contraviene lo dispuesto en el artículo 49 de la
Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela y
con inobservancia de las formas y condiciones previstas
en la Ley Orgánica Sobre el Derecho a las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, violentando así derechos
humanos y fundamentales del proceso (Artículo 8 del
Pacto de San José).”

Ante el pedimento de la defensa, el Tribunal Primero (1°) de


Control de la referida Circunscripción Judicial, resolvió
erróneamente el pedimento de la defensa en los siguientes
términos:

“visto el escrito de nulidad presentado por los


ciudadanos defensores del imputado de auto, tornando
como fundamento para ello la violación al debido
proceso en virtud de alguna manera de una errónea
aplicación del procedimiento previsto en el texto
adjetivo penal, cuando a criterio de la defensa, la
presente causa ha debido llevarse por las reglas del
procedimiento especial previsto en el artículo 94 de la
mencionada ley la cual remite al artículo 79, en los
casos en los cuales es decretado una privación judicial
preventiva de libertad en contra del imputado, a
respecto quien aquí decide, en principio se evidencia
que en audiencia de presentación a los fines de oír al
imputado el Ministerio Público, solcito la aplicación
del procedimiento ordinario para el conocimiento de la
presente causa, lo cual es permitido de conformidad con
lo establecido en el artículo 64 de la Ley Orgánica
Sobre el Derechos de las Mujeres A Una Vida Libre de
Violencia, en aplicación supletoria de las
disposiciones contenidas en el Código Orgánico Procesal
Penal, razón por la cual considera este tribunal, que
no existe violación a normas constitucionales y siendo
así pues que remitiéndonos a lo previsto en el artículo
79 de la Ley especial, el cual señala que cuando se
haya decretado con una medida de privación judicial de
libertad establece un lapso de 30 _días para acto
conclusivo el cual podrá ser prorrogado por un lapso de
15 días, siendo que la conlleve a un lapso de 45 días a
que diere lugar por parte del Ministerio Público,
considera quien aquí decide, pues que en primer lugar
se aplicó supletoriamente el código orgánico procesal
penal, lo cual esta (sic) permitido expresamente en la
ley especial siendo que el mismo establece un lapso de
45 días, dentro de los cuales fue presentado un acto
conclusivo por parte del representante del Ministerio
Público, aún más teniendo en cuenta que es el mismo
lapso que establece la ley especial, considera quien
aquí decide que no existe tal violación del debido
proceso y a normas constitucionales que acarreen la
nulidad absoluta del presente proceso por cuanto no se
realizó…”

De dicha resolución Judicial esta representación recurrió


en los siguientes términos:
Ciudadanos Magistrados, expresa la decisión ut supra
transcrita que: “en principio se evidencia que en audiencia
de presentación a los fines de oír al imputado el Ministerio
Público, solcito la aplicación del procedimiento ordinario
para el conocimiento de la presente causa, lo cual es
permitido de conformidad con lo establecido en el artículo 64
de la Ley Orgánica Sobre el Derechos de las Mujeres A Una
Vida Libre de Violencia, en aplicación supletoria de las
disposiciones contenidas en el Código Orgánico Procesal
Penal, razón por la cual considera este tribunal, que no
existe violación a normas constitucionales”

Ante tal pronunciamiento, debo en primer lugar


afirmar que la juez herró al pronunciarse, ello en
virtud que el artículo 64 de la Ley sobre el Derecho a
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia ciertamente
permite la supletoriedad normativa siempre y cuando la
aplicación supletoria no se oponga a las previstas en
la referida Ley Especial.

Ciudadanos Magistrados, verifiquen el error


inexcusable de derecho la cual vicia la decisión
recurrida. Es imperativo de ley conforme lo dispone el
artículo 94 de la Ley sobre el Derecho a las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia que “El juzgamiento de los
delitos de que se trata ésta Ley se seguirá por el
procedimiento especial aquí estipulado, aún en los
supuestos de flagrancia…”. Por lo tanto al existir un
procedimiento propio en la referida ley especial, es
evidente que el procedimiento ordinario al cual hace
referencia el artículo 373 del Código Orgánico Procesal
Penal es contrario y se opone al procedimiento
especial. Tal situación como lo referí en el escrito
que interpuse ante el Tribunal a quo, vicia
absolutamente el procedimiento y es por tal razón que
ratifico el pedimento realizado en dicha oportunidad
procesal y en consecuencia solicito muy respetuosamente
que ésta Alzada mediante decisión propia declare CON
LUGAR la pretensión de NULIDAD ABSOLUTA, conforme lo
establecido en el artículo 175 del Código Orgánico
Procesal Penal, por cuanto todos los actos han sido
cumplidos en contravención y con inobservancia de las
formas y condiciones previstas en este Código, la
Constitución de la República, las leyes, tratados,
convenios y acuerdos internacionales suscritos por la
República, violentando así derechos humanos y
fundamentales del proceso. Y Así Solicito que sea
declarado.

En segundo lugar me referiré al argumento


motivacional que recurre la Juez al afirmar:
“remitiéndonos a lo previsto en el artículo 79 de la Ley
especial, el cual señala que cuando se haya decretado con una
medida de privación judicial de libertad establece un lapso
de 30 días para acto conclusivo el cual podrá ser prorrogado
por un lapso de 15 días, siendo que la conlleve a un lapso de
45 días a que diere lugar por parte del Ministerio Público,
considera quien aquí decide, pues que en primer lugar se
aplico supletoriamente el código orgánico procesal penal, lo
cual esta (sic) permitido expresamente en la ley especial
siendo que el mismo establece un lapso de 45 días, dentro de
los cuales fue presentado un acto conclusivo por parte del
representante del Ministerio Público, aun mas teniendo en
cuenta que es el mismo lapso que establece la ley especial…”

Ante éste particular es evidente que la Juez incurre


nuevamente en error, pues, es falso que la Ley especial
en el supuesto bajo examen conlleve a un lapso de 45
días tal como sí lo dispone el Código Orgánico Procesal
Penal. En este sentido, el artículo 79 de la Ley
Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, es del siguiente tenor:

“Artículo 79: El Ministerio Público dará término a la


investigación en un plazo que no excederá de cuatro meses.
Si la complejidad del caso lo amerita, el Ministerio Público
podrá solicitar fundadamente el Tribunal de Violencia Contra
la Mujer con funciones de Control, Audiencia y Medidas,
competente, con al menos diez días de antelación al
vencimiento de dicho lapso, una prórroga que no podrá ser
menor de quince ni mayor de noventa días.

El Tribunal decidirá, mediante auto razonado, dentro de los


tres días hábiles siguientes a la solicitud fiscal.

La decisión que acuerde o niegue la prórroga podrá ser


apelada en un solo efecto.

Parágrafo Único: En el supuesto de que el Tribunal de


Control, Audiencia y Medidas haya decretado la privación de
libertad en contra del imputado e imputada, el Ministerio
Público presentará el acto conclusivo correspondiente dentro
de los treinta días siguientes a la decisión judicial. Este
lapso podrá ser prorrogado por un máximo de quince días,
previa solicitud fiscal debidamente fundada y presentada con
al menos cinco días de anticipación a su vencimiento. El
juez o la jueza decidirá lo conducente dentro de los tres
días siguientes. Vencido el lapso sin que el o la fiscal
presente el correspondiente acto conclusivo, el Tribunal
acordará la libertad del imputado o imputada e impondrá una
medida cautelar sustitutiva o alguna de las medidas de
protección y seguridad a que se refiere la presente Ley”.

Se puede colegir de la norma anteriormente


transcrita que el lapso para presentar el acto
conclusivo en el supuesto bajo estudio es de treinta
(30) días. Y que excepcionalmente existen una serie de
requisitos para la procedencia de la prórroga que
requiere la Fiscalía de Ministerio Público, los cuales
se verifican de la siguiente manera:

El primero requisito para la solicitud de


prórroga lo comporta la tempestividad de la misma, ya
que debe ser presentada con cinco (05) días de
anticipación al vencimiento de los treinta días con
los que inicialmente cuenta el Fiscal del Ministerio
Público para la presentación del acto conclusivo,
siendo que en la presente causa se ha verificado que
ha sido solicitada la prórroga con suficiente
anticipación.
El otro requisito que exige el legislador es la
debida motivación de la prórroga solicitada a los
fines de verificar la necesidad de la misma, el cual
en el presente caso jamás se encontró satisfecho, pues
no existió escrito alguno que manifestare los motivos
por los cuales se requiere de dicho lapso.

El último requisito es la fundamentación de la


complejidad del caso, el cual el Ministerio Público
jamás expreso por cuanto éste escrito no existió.

Ciudadanos Magistrados, realizado el análisis


anterior, verifiquen como el Tribunal a quo incurre en
una falsa aplicación normativa en la resolución aquí
recurrida. No es cierto que el lapso ordinario y el
especial coincidan, por el contrario los mismos son
distintos y el especial excepcionalmente podría ser
prorrogado por quince (15) días. Por todo lo anterior
rratificó el pedimento realizado en la tantas veces
referida oportunidad procesal y en consecuencia
solicito muy respetuosamente que ésta Alzada mediante
decisión propia declare CON LUGAR la pretensión de
NULIDAD ABSOLUTA, conforme lo establecido en el
artículo 175 del Código Orgánico Procesal Penal, por
cuanto todos los actos han sido cumplidos en
contravención y con inobservancia de las formas y
condiciones previstas en este Código, la Constitución
de la República, las leyes, tratados, convenios y
acuerdos internacionales suscritos por la República,
violentando así derechos humanos y fundamentales del
proceso. Y Así Solicito sea declarado.

Por último Ratifico lo expresado en que no


existe en el proceso penal un aspecto más sensible y
delicado que el relacionado con la Ley, puesto que no
hay defensa del imputado, ni siquiera genéricamente
considerada, ajena a la idea de resistencia a
cualquier pretensión de restricción de sus derechos,
que las leyes puedan autorizar como consecuencia de
la comisión de un delito, o de la realización del
proceso penal. Abarca por ende la atribución de
intentar evitar o resistir jurídicamente cualquier
acto que, con motivo del proceso o so pretexto de su
desarrollo, pueda afectar o afecte sus derechos
individuales fuera de los casos y de los límites que
el sistema constitucional autoriza.

Enfatizo que el proceso es el ámbito para la


defensa de la persona y de los derechos, en
consecuencia no puede ser ocasión para su
desconocimiento o violación, debiendo por tanto
evitarse o enmendarse cualquier afectación que no se
encuentre expresamente permitida por la ley

Ante tales eventos, esas violaciones en modo


alguno pueden endilgarse al hoy imputado y acusado de
autos, sino que por el contrario, es el Ministerio
Público quien debe correr con las consecuencias
jurídicas que de ello se derivan, que no es otra que
la NULIDAD ABSOLUTA del PROCESO y conforme a la
teoría del fruto del árbol envenenado, de todos los
actos y diligencias que se derivaron del equívoco
proceso. ASÍ PIDO SEA DECLARADO EXPRESAMENTE.”

CAPÍTULO CUARTO
PETITORIO

En virtud de los argumentos antes expuestos, es


por lo que solicito muy respetuosamente a los
ciudadanos Magistrados de la Corte de Apelaciones, que
el presente recurso sea ADMITIDO conforme a derecho y
declarado CON LUGAR, y como consecuencia de ello se
revoque la resolución impugnada y en consecuencia se
dicte un fallo propio en el cual se decrete la NULIDAD
ABSOLUTA del presente PROCESO y conforme a la teoría
del fruto del árbol envenenado, de todos los actos y
diligencias que se derivaron del equívoco proceso.”

Continuando con esté mismo orden de ideas, El Tribunal


colegiado de la Corte de Apelaciones declaró Sin Lugar el
Recurso de Apelación, motivando la resolución de la siguiente
manera:

“En fecha 11 de noviembre de 2013, el abogado GILBERTO ENRIQUE PÉREZ,


ejerció recurso de apelación en contra de la decisión
proferida en fecha 04 de noviembre de 2013, por el
Juzgado Primero de Primera Instancia Estadal y
Municipal en Funciones de Control de este Circuito
Judicial Penal y sede, aduciendo que el procedimiento
seguido en el presente caso se encuentra viciado de
nulidad absoluta, por considerar que la causa debió
regirse por el procedimiento especial, contenido en la
Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia y no por la vía ordinaria contenida
en Código Orgánico Procesal Penal.

Ahora bien, una vez efectuada una exhaustiva revisión


de las actuaciones cursantes en la presente causa
observa este Tribunal Colegiado, que el ciudadano
JONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, durante el discurrir de la
audiencia de presentación del aprehendido, fue imputado
por la representación del Ministerio Público por la
presunta comisión de los delitos de ULTRAJE AL
FUNCIONARIO PÚBLICO tipificado y penado en el artículo
222 del Código Penal, AMENAZA y ACTO CARNAL CON VICTIMA
ESPECIALMENTE VULNERABLE previstos y sancionados en los
artículos 41 y 44 respectivamente de la Ley Orgánica
Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia.
En el marco de las observaciones anteriores, resulta
menester traer a colación el contenido del artículo 55
del Texto Adjetivo Penal el cual establece:
“La jurisdicción penal es ordinaria o especial, los
términos establecidos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela y en la leyes”.
(Cursivas nuestras).
En este mismo orden de ideas el artículo 56 del Código
Orgánico Procesal Penal contempla:
“…Corresponde a los tribunales ordinarios el ejercicio
de la jurisdicción para la decisión de los asuntos
sometidos a su conocimiento, conforme a lo establecido
en este Código y leyes especiales, y de los asuntos
penales cuyo conocimiento corresponda a los tribunales
venezolanos según el Código Penal, los tratados,
convenios y acuerdos internacionales suscritos y
ratificados por la República Bolivariana de
Venezuela…”.
Por su parte el contenido del artículo 73 de la Norma
Procesal Penal dispone:
“Son delitos conexos:
1. Aquellos en cuya comisión han participado dos o más
personas cuando el conocimiento de las respectivas
causas corresponda a diversos tribunales; los cometidos
por varias personas, en tiempos o lugares diversos, si
han procedido de concierto para ello, o cuando se hayan
cometido con daño recíproco de varias personas.
2. Los cometidos como medio para perpetrar otro; para
facilitar su ejecución, para asegurar al autor o a un
tercero el pago, beneficio, producto, precio ofrecido o
cualquiera otra utilidad.
3. Los perpetrados para procurar la impunidad de otro
delito.
4. Los diversos delitos imputados a una misma persona.
5. Aquellos en que la prueba de un delito, o de alguna
circunstancia relevante para su calificación, influya
sobre la prueba de otro delito o de alguna de sus
circunstancias…”. (Cursivas, subrayado y negrillas de
esta Alzada).
En sintonía a lo anterior el artículo 78 del Código
Orgánico Procesal Penal, reza:
“…Fuero de atracción.
Si alguno de los delitos conexos corresponde a la
competencia del juez ordinario o jueza ordinaria y
otros a la de jueces especiales, el conocimiento de la
causa corresponderá a la jurisdicción penal
ordinaria...”. (Cursiva y subrayado nuestro).

De los precitados contenidos normativos se evidencia


que el numeral 4 del artículo 73 del Código Orgánico
Procesal Penal, establece que al encontrarnos con
delitos conexos atribuidos a una misma persona, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 78 del
norma procesal, se instaura el fuero de atracción,
estableciendo que si algunos de los delitos conexos
corresponde a la competencia del juez ordinario o jueza
ordinario y otros a la de jueces especiales, el
conocimiento de la causa corresponderá a la
jurisdicción penal ordinaria, por su parte la Sala de
Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia,
mediante decisión de fecha 23-10-2008, con ponencia de
la Magistrada Deyanira Nieves Bastidas, expediente Nº
CC-08-367, dejó sentado:
“…De lo anteriormente expuesto, la Sala evidencia que
conforme al artículo 70, numeral 4, del Código Orgánico
Procesal Penal, que establece que por tratarse de
delitos conexos atribuidos a una misma persona, y que
de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 75 eiusdem,
referente al fuero de atracción, el cual dispone que si
algunos de los delitos conexos corresponde a la
competencia del juez ordinario y otros a la de jueces
especiales, el conocimiento de la causa corresponderá a
la jurisdicción penal ordinaria; es por ello que
considera la Sala, que el Tribunal competente para
continuar conociendo de la investigación contra el
ciudadano PEDRO AGUSTÍN DOUPUY MEDINA, por los delitos
de VIOLENCIA FÍSICA y VIOLENCIA PSICOLÓGICA,
tipificados en los artículos 42 y 39 de la Ley Orgánica
sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de
Violencia, PORTE ILÍCITO DE ARMA DE FUEGO y USURPACIÓN
DE FUNCIONES PÚBLICAS, sancionados en los artículos 277
y 213, ambos del Código Penal…”.(Cursivas y subrayado
de esta Alzada Penal).

En armonía con el criterio jurisprudencial antes


transcrito, la Magistrada Blanca Rosa Mármol de León,
mediante la sentencia Nº 105, de fecha 24-03-2009,
establece:
“… De lo anteriormente expuesto, la Sala evidencia,
conforme al artículo 70, ordinal 4°, del Código
Orgánico Procesal Penal, que estamos en presencia de
diversos delitos, como son la VIOLACIÓN AGRAVADA y el
TRATO CRUEL, ambos atribuidos a una misma persona, y
que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 75
eiusdem, referente al fuero de atracción, el cual
dispone que si alguno de los delitos conexos
corresponde a la competencia del juez ordinario y otros
a la de jueces especiales, el conocimiento de la causa
corresponderá a la jurisdicción penal ordinaria; es por
ello que considera la Sala, que el tribunal competente
para continuar conociendo de la investigación contra el
ciudadano FRANCISCO JAVIER MARTÍNEZ ARRECHEDERA, por
los delitos de VIOLACIÓN AGRAVADA, previsto en el
artículo 374 del Código Penal y TRATO CRUEL, previsto
en el artículo 254 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, es el
Juzgado Trigésimo Sexto (36º) de Primera Instancia en
Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del
Área Metropolitana de Caracas…”. (Subrayado y Negrillas
de esta Alzada).
En el marco del criterio pacífico y reiterado de la
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de
Justicia, considera esta Alzada Penal, que la decisión
emitida por el Tribunal Primero de Primera Instancia
Estadal y Municipal en funciones de Control de este
Circuito Judicial Penal y sede, mediante la cual acordó
la solicitud fiscal en cuanto a la aplicación del
procedimiento ordinario de conformidad con lo
establecido en los artículos 262 y 263 ambos del Código
Orgánico Procesal Penal, no se encuentra incursa en
ningún vicio que acarre la nulidad absoluta del
procedimiento, toda vez que no se constata
contravención alguna concernientes a la intervención
asistencia y representación del imputado de marras que
implique inobservancia o violación de derechos y
garantías fundamentales previstas en el Código Orgánico
Procesal Penal, la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, las leyes, tratados,
convenios o acuerdos internacionales suscritos y
ratificados por la República Bolivariana de Venezuela,
considerando quienes aquí deciden que no se encuentran
llenos los extremos contenidos en los artículos 174 y
175 del Texto Adjetivo Penal, por consiguiente lo
procedente y ajustado a derecho es declarar sin lugar
el recurso de apelación ejercido por el profesional del
derecho GILBERTO ENRIQUE PÉREZ, actuando en su carácter
de defensor privado del ciudadano JONATHAN JOSÉ MÉNDEZ
ROJAS, todo ello de conformidad con lo establecido en
los artículos 55, 73 y 78 todos del Código Orgánico
Procesal Penal.
DISPOSITIVA

A la luz de los razonamientos anteriormente expuestos,


esta SALA SEGUNDA DE LA CORTE DE APELACIONES DEL
CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL ESTADO MIRANDA, EXTENSIÓN
BARLOVENTO, administrando justicia en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela por autoridad de la
ley, declara SIN LUGAR el recurso de apelación ejercido
por el profesional del derecho GILBERTO ENRIQUE PÉREZ,
actuando en su carácter de defensor privado del
ciudadano JONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, en contra de la
decisión emitida en fecha 04 de noviembre de 2013, por
el Tribunal Primero de Primera Instancia Estadal y
Municipal en Funciones Control del Circuito Judicial
Penal del estado Miranda, extensión, Barlovento, todo
ello de conformidad con lo establecido en los artículos
55, 73 y 78 todos del Código Orgánico Procesal Penal;
en consecuencia, se CONFIRMA la decisión recurrida.”

Honorables Magistrados, verifiquen como se sigue


vulnerando la Garantía constitucional del debido proceso en
el presente caso, negándole al procesado el derecho que tiene
a ser Juzgado conforme las reglas de la Ley Especial,
justificando dicha decisión, con criterios no vigentes y
distintos a criterios vinculantes emanados de este Máximo
Tribunal.

DE LA ADMISIBILIDAD DEL PRESENTE AMPARO

Ha sido pacifica la doctrina de este Tribunal Supremo de


Justicia, cuando señala que la acción de amparo tiene por
objeto la reparabilidad de una situación jurídica de hecho
que entraña una infracción o lesión directa a un derecho o a
una garantía Constitucional; y que la misma no pretende la
tutela de infracciones legales, ni mucho menos sustituir
defensas que las partes debieron oponer tempestivamente, sino
que en ella están envueltos valores constitucionales que
deben ser amparados inmediatamente, por lo que si la
inmediatez no existe, la acción es inadmisible, ya que a
través de la acción de amparo, no se persigue la tutela de
pretensiones de condena, constitutivas o mero declarativas.

De igual forma el artículo el artículo 6 de la Ley de


Amparos y Garantías Constitucionales consagra cuando una
acción de amparo debe no admitirse, artículo que lo expresa
en los siguientes términos:
“De la Admisibilidad

Artículo 6.- No se admitirá la acción de amparo:

1) Cuando hayan cesado la violación o amenaza de algún


derecho o garantía constitucionales, que hubiesen
podido causarla;

2) Cuando la amenaza contra el derecho o la garantía


constitucionales, no sea inmediata, posible y
realizable por el imputado;

3) Cuando la violación del derecho o la garantía


constitucionales, constituya una evidente situación
irreparable, no siendo posible el restablecimiento de
la situación jurídica infringida.

Se entenderá que son irreparables los actos que,


mediante el amparo, no puedan volver las cosas al
estado que tenían antes de la violación;

4) Cuando la acción u omisión, el acto o la resolución


que violen el derecho o la garantía constitucionales
hayan sido consentidos expresa o tácitamente, por el
agraviado, a menos que se trate de violaciones que
infrinjan el orden público o las buenas costumbres.

Se entenderá que hay consentimiento expreso, cuando


hubieren transcurrido los lapsos de prescripción
establecidos en leyes especiales o en su defecto seis
(6) meses después de la violación o la amenaza al
derecho protegido.”

El consentimiento tácito es aquel que entraña signos


inequívocos de aceptación.

5) Cuando el agraviado haya optado por recurrir a las


vías judiciales ordinarias o hecho uso de los medios
judiciales preexistentes. En tal caso, al alegarse la
violación o amenaza de violación de un derecho o
garantía constitucionales, el Juez deberá acogerse al
procedimiento y a los lapsos establecidos en los
artículos 23, 24 y 26 de la presente Ley, a fin de
ordenar la suspensión provisional de los efectos del
acto cuestionado;

6) Cuando se trate de decisiones emanadas de la Corte


Suprema de Justicia;

7) En caso de suspensión de derechos y garantías


constitucionales conforme al artículo 241 de la
Constitución, salvo que el acto que se impugne no tenga
relación con la especificación del decreto de
suspensión de los mismos;

8) Cuando esté pendiente de decisión una acción de


amparo ejercida ante un Tribunal en relación con los
mismos hechos en que se hubiese fundamentado la acción
propuesta.

Las causas de inadmisibilidad de la acción de amparo,


están limitadas a los supuestos previstos en la legislación
adjetiva antes transcritas, en este sentido y conforme a lo
antes señalado en el presente caso se verifica que:

1) Aún no ha cesado el hecho que denunciamos como


lesivo, y aún se sigue vulnerando la garantía constitucional,
pues, el ciudadano YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, titular de la
cédula de identidad número V-15.527.569, sigue sometido a un
indebido proceso, pues, insisto que por mandato de Ley el
proceso por el cual debe ser ventilado el presente caso es
por el especial previsto en la Ley Orgánica Sobre el Derecho
de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y no el
procedimiento ordinario previsto en el artículo 373 del
Código Orgánico Procesal Penal;

2) La violación Constitucional, es inmediata, se está


realizando en la actualidad en el proceso que se le sigue al
imputado YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, titular de la cédula de
identidad número V-15.527.569, en el Circuito Judicial del
Estado Miranda-Extensión Barlovento;

3) Existe la posibilidad del restablecimiento de la


situación jurídica infringida con la nulidad del irrito
procedimiento, nulidad esta que tiene por objeto la presente
acción;

4) En el presente caso, el acto pasivo que denuncio


como lesivo de garantías constitucionales no ha sido
consentido ni tacita ni expresamente, y se está cometiendo en
la actualidad, pues, el mismo no ha cesado;

5) A los fines de garantizar el derecho que denuncio


como vulnerado, no existen medios judiciales preexistentes.
Verifiquen honorables magistrados que no existen recursos
ordinarios con el cual recurrir, los mismos ya fueron
agotados en todas las instancias;

6) Se verifica igualmente que en el caso de marras la


violación constitucional no proviene de una decisión emanada
del Máximo Tribunal;

7) La quejada violación constitucional, no proviene ni


es consecuencia de limitaciones de derechos y garantías
constitucionales; y sí así fuere el caso, el artículo 337 de
nuestra Carta Magna consagra la garantía constitucional del
debido proceso aún en momentos de estado de excepción;

8) Por último debemos indicar a este honorable Juzgado


Constitucional que no está pendiente ninguna decisión ni
ninguna acción de amparo ante otro Tribunal en relación con
los mismos hechos en que se fundamenta la acción propuesta.

Es por todo lo anterior que muy respetuosamente


solicitamos que la acción propuesta sea admitida y declarada
CON LUGAR, y como consecuencia de ello se repare el daño que
se está causando decretándose la NULIDAD ABSOLUTA del
presente PROCESO.

DE LA COMPETENCIA

La Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia


mediante sentencia de fecha 20 de enero de 2000 (caso: Emery
Mata Millán) estableció el criterio de competencia en las
acciones de amparo; y sobre ese particular me sirvo citar
extracto de dicha decisión.

“…Por lo que se refiere a la facultad "revisora" que le


atribuye el ordinal 10º del artículo 336 de la CN, la Sala
considera que dicha facultad se traduce en la posibilidad
de revisar por vía excepcional y discrecionalmente, esto
es, sin atender a recurso o solicitud específica en este
sentido, aquellas sentencias de amparo que sean de la
exclusiva competencia de los Tribunales de Segunda
Instancia por estar conociendo de la causa en apelación y
que, por lo tanto, no pueden ser objeto de consulta. Esta
facultad revisora será igualmente aplicable en aquellos
casos en los que se dicte una sentencia que desconozca la
doctrina vinculante dictada en materia constitucional por
la Sala.

Asimismo, la Sala extiende ese poder revisor a todo amparo.


Así en los supuestos en los que el accionante alegue la
violación de un determinado derecho o garantía, si la Sala
estima que los hechos probados tipifican una infracción
distinta, no argumentada por el accionante, ésta puede
declararla de oficio…”

Dicho criterio ha sido pacifico y reiterado no sólo por la


Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, sino
por el resto de las Salas que conforman nuestro Máximo
Tribunal y es por ello que interpongo la presente acción en
esta Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia
y con ello restituir el derecho vulnerado y que solicito sea
restituido. Y Así solicito sea declarado.

DE LOS REQUISITOS DE LA ACCIÓN DE AMPARO

Conforme lo dispone el artículo 18 de la Ley Orgánica de


Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales,
procedemos a cumplir con los requisitos de Ley:

1. El agraviado directo es el ciudadano YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ


ROJAS, titular de la cédula de identidad número V-
15.527.569, quien figura como imputado y acusado en la
causa signada bajo el N° 1C-4651-13 (nomenclatura del
Tribunal Primero (1°) de Control del Circuito Judicial
Penal del Estado Miranda- Extensión Barlovento)- Hago la
salvedad que el presente expediente está en un Tribunal de
Juicio del mismo circuito judicial quien se dispone a
aperturar dicho acto procesal; siendo quien suscribe y
quien figura como quejoso en la presente acción, su
defensor debidamente juramentado.
2. El agraviado identificado ut supra, en la actualidad se
encuentra recluido en la sede de la Policía del Municipio
Plaza del Estado Miranda, siendo su domicilio la ciudad de
Guarenas, Estado Miranda. La dirección de quien suscribe
es Avenida Urdaneta con Avenida Fuerzas Armadas, Torre
Fondo Común Sur, Piso 6, Oficina “D”. Parroquia La
Candelaria, Distrito Capital.
3. Quien se denuncia como agraviante es La Juez Primera en
funciones de Control del Circuito Judicial Penal del
Estado Miranda-Extensión Barlovento así como también La
Sala 2 de la Corte de Apelaciones del referido Circuito
Judicial Penal, quienes se encuentra ubicado en la Ciudad
de Guarenas, sector industrial Cloris, Estado Miranda.
4. Denuncio violación de las Garantías Constitucionales del
Debido Proceso y con ello la vulneración del derecho de
acceso a la justicia. Garantías estas previstas en los
artículos 49 y 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
5. 6.La descripción narrativa de la omisión que motiva la
presente solicitud de amparo, se encuentra pormenorizada y
suficientemente desarrollada en el primer aparte del
presente escrito, ellos a los fines de ilustrar el
criterio del Magistrado Constitucional.

DE LA LESIÓN JURÍDICA

El debido proceso es el conjunto de garantías que


protegen al ciudadano sometido a cualquier proceso y que le
aseguran a lo largo del mismo una recta y cumplida
administración de justicia, además del derecho de acceso a
una tutela judicial efectiva de sus derechos e intereses,
incluidos los colectivos o difusos, lo cual constituyen sin
duda alguna la base sobre la cual se erige el Estado
Democrático de Derecho y de Justicia consagrado en nuestra
Carta Magna.

Bajo esta perspectiva, la trascendencia de la garantía


del “debido proceso” ha llevado a diversos doctrinarios a
tratar de establecer una noción general, partiendo de la
premisa de que la precitada garantía sirve de base para el
desarrollo de la actividad jurisprudencial dentro del orden
constitucional, tesis sostenida por el procesalista español
Iñaki Esparza, al afirmar:

“Desde la promulgación de la Constitución y de forma


progresiva, tanto por parte de la doctrina como de la
jurisprudencia, se hace referencia al debido proceso, y una
de las interpretaciones que cabe extraer de dichas
referencias es que el proceso debido es el concepto
aglutinador de lo que se ha llamado el Derecho Constitucional
Procesal. Podemos así afirmar, y ello en armonía tanto con el
origen y posterior desarrollo como la naturaleza de la
institución, que el proceso debido es la manifestación
jurisdiccional del Estado de Derecho en nuestro país”
(Esparza Leibar, Iñaki; El Principio del Proceso Debido, J.M.
Bosch Editor S.A., Barcelona, España, 1995, p. 242).

De acuerdo a este razonamiento, el derecho al debido


proceso ha sido entendido doctrinariamente como el trámite
mediante el cual se logra oír a las partes, de conformidad
con lo consagrado en la Ley y que, ajustado a derecho, otorga
a las partes el tiempo y los medios adecuados para imponer
sus defensas.

Resulta evidente entonces que el debido proceso trae


consigo otra serie de atributos inherentes al mismo, cual
señala el ilustre autor Gómez Colomer:

… el proceso debido … comprende, por ceñirnos a lo procesal,


el derecho de acción, la prohibición de indefensión, el
derecho a la prueba, el derecho a todas la garantías (ahora
entendido como principio residual), etc, … que son también
manifestaciones del Estado de Derecho, que son sustentadas,
informadas e integradas en el principio general del derecho
al proceso debido” (Gómez Colomer, Juan Luis; en su prólogo a
la obra El Principio del Proceso Debido, J.M. Bosch Editor,
S.A., Barcelona, España, 1995, p. 17).
Ahora bien, en el ámbito de las garantías
constitucionales inherentes al proceso, una de las
manifestaciones del debido proceso es la tutela del derecho a
la defensa, contemplada en el artículo 49 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, en los términos
siguientes:…

…De la interpretación del artículo anterior, se desprende


entonces que tanto el derecho a la defensa como el debido
proceso, constituyen garantías inherentes a la persona humana
y en consecuencia, aplicables a cualquier clase de
procedimientos, criterio que ha sido acogido por la
jurisprudencia en forma pacífica y diuturna, cual lo ha
señalado la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia en reiteradas oportunidades:

“…El debido proceso es un derecho aplicable a todas las


actuaciones judiciales y administrativas, disposición que
tiene su fundamento en el principio de igualdad ante la ley,
dado que el debido proceso significa que ambas partes en el
procedimiento administrativo, como en el proceso judicial,
deben tener igualdad de oportunidades tanto en la defensa de
sus respectivos derechos como en la producción de las pruebas
destinadas a acreditarlos … En este mismo orden de ideas, el
derecho a la defensa previsto con carácter general como
principio en el citado artículo 49 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, adoptado y aceptado en la
jurisprudencia …”. (Sentencia de la Sala Constitucional, con
ponencia del magistrado Jesús Eduardo Cabrera Romero, de
fecha 24 de enero de 2001).

Asimismo la Sala de Casación Penal de nuestro Máximo


Tribunal ha emitido sobre éste particular, las siguientes
decisiones entre tantas:

“…El debido proceso es el conjunto de garantías que protegen


al ciudadano sometido a cualquier proceso, que le aseguran a
lo largo del mismo una recta y cumplida administración de
justicia; que le aseguren la libertad y la seguridad
jurídica, la racionalidad y la fundamentación de las
resoluciones judiciales conforme a Derecho. Desde este punto
de vista, entonces, el debido proceso es el principio madre o
generatriz del cual dimanan todos y cada uno de los
principios del Derecho Procesal Penal, incluso el del Juez
Natural que suele regularse a su lado…” Sentencia Nº 106 de
Sala de Casación Penal, Expediente Nº C02-0369 de fecha
19/03/2003.

“…El debido proceso es el conjunto de garantías establecidas


como medios obligatorios necesarios y esenciales para que el
ejercicio de la función jurisdiccional del Estado se
materialice. Así, todos los actos que los jueces y las partes
ejecutan en el desarrollo de un proceso tienen carácter
jurídico porque están previamente establecidos en la
ley…”Sentencia Nº 100 de Sala de Casación Penal, Expediente
Nº C03-0467 de fecha 15/04/2005.

En consecuencia podemos concluir sobre éste particular,


que el debido proceso, se vincula directamente con el
principio de razonabilidad y proporcionalidad de los actos de
poder que determinan la prohibición de cualquier decisión
arbitraria y si ésta fue emitida dentro o fuera de un proceso
o procedimiento formalmente válido. En Venezuela, puede
observarse que nuestro Máximo Tribunal ha recorrido las
sendas de la noción de debido proceso precisando que se trata
de un derecho complejo que encierra dentro de sí, un conjunto
de garantías que se traducen en una diversidad de derechos
para el procesado.

En éste mismo orden de ideas siendo el caso que en el


señalado proceso se precalificaron delitos previstos en la
Ley Orgánica Sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia y es imposible obviar el carácter imperativo que
prevé la Ley Especial en comento. Dicho lo anterior es
imperativo para ésta defensa recalcar que el procedimiento
por el cual se ha seguido el presente proceso (procedimiento
ORDINARIO conforme al artículo 373 del Código Orgánico
Procesal Penal), no es el procedimiento de Ley, lo que
constituye sin duda alguna una violación a la Garantía
Constitucional al Debido Proceso, garantía ésta expresada en
su artículo 49.1 de la Carta Magna Venezolana, Y la forma de
reparar la lesión que se está causando no es otra que la
NULIDAD ABSOLUTA del procedimiento, pues, sin duda alguna se
está afectando la tutela jurídica al imputado, con lo cual se
busca que las investigaciones no se lleven a cabo de forma
arbitrarias, es decir , vulnerando Garantías Constitucionales
incluso violando Derechos Humanos y Fundamentales.

Las normas de procedimiento Penal, son materia de orden


público ya que la secuencia del proceso es impositiva, es
decir obligatoria en un sentido absoluto, para las partes y
para el Juez, porque esa forma, esa secuencia que el
legislador ha dispuesto en la ley procesal, son las que el
Estado ha considerado apropiadas y convenientes para la
finalidad de satisfacer la necesidad de tutela jurisdiccional
de los ciudadanos, entre ellos, los hechos por los que se le
imputa, que es uno de los objetivos básicos de todo proceso.

Los principios relativos a la defensa del orden


constitucional y el debido proceso, imponen al Juzgador, dar
aplicación a los conceptos procesales de saneamiento,
relevancia o trascendencia, de nulidad procesal y el de
obligatoriedad de los procedimientos establecidos en la Ley y
ésta nos señala cuáles son los procedimientos que se han de
cumplir para cada clase de proceso o para obtener
determinadas declaraciones judiciales, sin que les sea
permitido a los particulares, aún existiendo acuerdo entre
todos los interesados en el caso, ni a las autoridades o a
los jueces modificarlos o pretermitir sus trámites y ello
debe ser considerada materia de orden público entendiendo que
este representa una noción que cristaliza todas aquellas
normas de interés público que exigen observancia
incondicional, y que no son derogables por disposición
privada. La indicación de estos signos característicos del
concepto de orden público, esto es, la necesidad de la
observancia incondicional de sus normas, y su consiguiente
indisponibilidad por los particulares, permite descubrir con
razonable margen de acierto, cuando se está o no en el caso
de infracción de una norma de orden público y en consecuencia
de una norma constitucional.

Creo que no existe en el proceso penal un aspecto más


sensible y delicado que el relacionado con la Ley que el
proceso y el procedimeinto, puesto que no hay defensa del
imputado, ni siquiera genéricamente considerada, ajena a la
idea de resistencia a cualquier pretensión de restricción de
sus derechos, que las leyes puedan autorizar como
consecuencia de la comisión de un delito, o de la realización
del proceso penal. Abarca por ende la atribución de intentar
evitar o resistir jurídicamente cualquier acto que, con
motivo del proceso o so pretexto de su desarrollo, pueda
afectar o afecte sus derechos individuales fuera de los casos
y de los límites que el sistema constitucional autoriza.

Enfatizo que el proceso es el ámbito para la defensa de


la persona y de los derechos, en consecuencia no puede ser
ocasión para su desconocimiento o violación, debiendo por
tanto evitarse o enmendarse cualquier afectación que no se
encuentre expresamente permitida por la ley.

Ante tales eventos, esas violaciones en modo alguno


pueden endilgarse al hoy imputado y acusado de autos, sino
que por el contrario, es el Ministerio Público y los
Juzgadores quienes deben correr con las consecuencias
jurídicas que de ello se derivan.
PETITORIO

Por todo lo antes expuesto, es por ello que recurro


ante sede Constitucional a los fines que se restablezca la
situación jurídica infringida que denuncio y en consecuencia
se ordene en sede Constitucional la nulidad del irrito e
inconstitucional procedimiento al cual está siendo sometido
el ciudadano YONATHAN JOSÉ MÉNDEZ ROJAS, titular de la cédula
de identidad número V-15.527.569, quien figura como imputado
y acusado en la causa signada bajo el N° 1C-4651-13
(nomenclatura del Tribunal Primero (1°) de Control del
Circuito Judicial Penal del Estado Miranda- Extensión
Barlovento)- Hago la salvedad que el presente expediente está
en un Tribunal de Juicio del mismo circuito judicial quien se
dispone a aperturar dicho acto procesal.

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