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La brecha salarial de género en España, la

sexta más alta de la Unión Europea


La retribución media de las mujeres españolas fue un 18,8% inferior a la de los
hombres en 2014

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ALEJANDRO BOLAÑOS

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Madrid 8 MAR 2016 - 10:17 CET

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 El FMI apuesta por incorporar mujeres al trabajo para relanzar la economía
 Las mujeres ocupan uno de cada cuatro puestos directivos
 GRÁFICO La brecha salarial en la UE
Lo que ganan por hora trabajada las mujeres españolas fue en 2014, de media, un
18,8% inferior a la retribución bruta de los hombres. Los datos, publicados este
lunes por la agencia estadística de Bruselas, Eurostat, con motivo del Día de la
Mujer (que se celebra este martes, 8 de marzo), permiten la comparación con el
resto de países de la Unión Europea. Y España no sale bien parada: es el sexto
país con mayor brecha salarial de género entre los 28 Estados miembros de la
Unión, por encima de la media de la zona euro (16,5% de desfase salarial) y de la
UE (16,1%).

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La crisis ha contribuido a empeorar la situación relativa de España en la Unión
Europea. En 2007, la brecha salarial era del 18,1%, la decimosegunda más alta
entre los Veintiocho. El primer impacto de la Gran Recesión se concentró en la
construcción, que en los años del boom inmobiliario había disfrutado de salarios
más altos, casi siempre cobrados por hombres. Como consecuencia, la diferencia
salarial se limitó al 16% en 2010 e igualó el promedio europeo, algo inédito hasta
ese año. Pero la segunda fase de la crisis, más generalizada, volvió a extremar las
diferencias.

Eurostat precisó que “en la brecha salarial de genero inciden otros factores,
legales, sociales y económicos, que van más allá de la cuestión de igual
remuneración por igual trabajo”. Los países que tienen una diferencia salarial
más acusada —por encima de España están Estonia (28%), Austria (23%),
República Checa (22%), Alemania (21,5%) y Eslovaquia (21%)— tienen en
general un mayor peso de la industria, un sector en el que la remuneración es más
alta y la presencia de hombres en las plantillas sensiblemente mayor.

Eslovenia, el país con menor diferencia

Los países europeos con una menor brecha salarial de género son Eslovenia
(apenas el 3% de diferencia en la retribución bruta por hora trabajada), Malta
(4,5%) e Italia (6,5%). La estadística recopilada por Eurostat hace referencia a la
actividad privada no agrícola (industria, construcción y servicios).

Otro factor con incidencia en la discriminación salarial es que la contratación a


tiempo parcial (la hora suele estar peor retribuida que en los contratos a jornada
completa) es mucho más habitual entre las mujeres que entre los hombres. Y,
sobre todo, entre las madres con empleo que entre los padres ocupados. En
España, el 30% de las madres con empleo trabajan por horas, frente al 6% de los
padres.
La brecha salarial entre
hombres y mujeres en
España supera en tres puntos
la media europea

DREAMSTIME
POR EFEBRUSELAS
Actualizado: 30/10/201517:35 horas
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En Europa, menos del 4% de los directores generales de empresas son
mujeres.

El salario de los hombres españoles es un 19,3% superior al de las mujeres,


mientras que a nivel europeo esa diferencia se sitúa en el 16,3%, según datos
difundidos por la Comisión Europea (CE).

El hecho de que el salario medio por horas de las mujeres europeas sea un 16,3%
inferior al de los hombres significa que ellas trabajan gratis 58 días al año, indicó la
CE en un comunicado.

El Ejecutivo comunitario ha dado a conocer la brecha salarial por género entre los
países de la Unión Europea, ya que el 2 de noviembre representa simbólicamente
el día en que las mujeres en Europa dejan de ser remuneradas, mientras que los
hombres siguen cobrando su sueldo hasta el 31 de diciembre.

Los países donde la brecha es menor son Eslovenia (3,2 %), Malta (5,1 %),
Polonia (6,4 %) e Italia (7,3 %), mientras los que tienen una mayor diferencia a
nivel de salarios entre hombres y mujeres son Estonia (29,9 %), Austria (23 %), la
República Checa (22,1 %) y Alemania (21,6 %).

Tareas no remuneradas
En la UE, las mujeres se responsabilizan mucho más que los hombres de
"importantes tareas no remuneradas, como el trabajo doméstico, el cuidado de los
niños o familiares", según la CE.

"Los hombres que trabajan dedican de media 9 horas semanales a actividades


domésticas o de cuidado (de dependientes) no remuneradas, mientras que las
mujeres trabajadoras dedican a ello 26 horas semanales, casi cuatro horas al día",
añade.

Según los datos de la Comisión, "en el mercado laboral esto se refleja en el hecho
de que más de una de cada tres mujeres reduce sus horas pagadas a tiempo
parcial, mientras que solo uno de cada diez hombres hace lo mismo".

Los puestos directivos, copados por hombres


Además, "los puestos directivos o de supervisión los ocupan de manera aplastante
los hombres", y dentro de cada sector, ellos reciben promociones con más
frecuencia que ellas, y como consecuencia se les paga mejor, según la CE. Esa
tendencia culmina en los cargos más altos, ya que menos del 4 % de los directores
generales de empresas son mujeres.

Por otra parte, "ellas tienden a pasar más tiempo fuera del mercado laboral", con
interrupciones de carrera que después repercuten en sus futuros ingresos y
pensiones.

En algunos países donde profesiones como la enseñanza o las ventas son


llevadas a cabo sobre todo por mujeres, esos trabajos tienen peores salarios que
otros que asumen más los hombres, "incluso cuando para ejercer unas y otras
hace falta el mismo nivel de experiencia y educación", añade la CE.

"La igualdad entre los hombres y las mujeres es uno de los valores fundamentales
de la UE, pero este día (2 de noviembre) nos recuerda que no es una de nuestras
realidades fundamentales", denunciaron en un comunicado conjunto el
vicepresidente primero de la CE, Frans Timmermans, y las titulares europeas de
Empleo, Marianne Thyssen, y Justicia, Vera Jourova.

'Brecha injusta'
"La brecha salarial entre mujeres y hombres es injusta, injustificada e inaceptable a
corto plazo. Pero a largo plazo se acumula en la carrera de una mujer y resulta en
una brecha más grande a nivel de la pensión, con una diferencia media del 39 %
en favor de los hombres", añadieron.

Subrayaron además que Europa cuenta con normas sobre la igualdad de salario,
pero "los Estados miembros no las aplican de manera suficiente" y que "ha habido
poco o nada de progreso en los últimos años".

Los comisarios adelantaron que en el programa de trabajo de la CE para 2016 se


tomarán medidas para responder a estos retos, con el fin de ayudar a los padres
que trabajan y tienen hijos a su cargo y a las personas que cuidan de familiares
dependientes a lograr un equilibrio entre esa dedicación y su carrera profesional.
Conocer la ganancia anual bruta de los trabajadores, hombres y mujeres, en función de las diferentes
características como ocupación, actividad económica, edad, tipo de jornada, etc. constituye el primer paso para
analizar la igualdad de mujeres y hombres en un aspecto tan relevante como es la actividad laboral y las
retribuciones asociadas a dicha actividad.

Se proporcionan medidas resumen de la ganancia bruta anual de los trabajadores por cuenta ajena: salario
anual medio, salario mediano, salario modal y la relación del salario de la mujer respecto al del hombre
(expresado en porcentaje) en base a la Encuesta Anual de Estructura Salarial 2013.

Cada año el INE publica la Encuesta Anual de Estructura Salarial (EAES) y con periodicidad cuatrienal se
realiza en todos los Estados Miembros de la Unión Europea una encuesta armonizada de estructura y
distribución de los salarios. La encuesta del año 2010 corresponde a la última encuesta cuatrienal publicada.

El ámbito poblacional de la EAES está formado por todos los trabajadores por cuenta ajena incluidos en la
Seguridad Social. Se excluyen los trabajadores del sector público adscritos al Régimen de Clases Pasivas del
Estado.

El salario bruto anual medio no es una buena medida resumen del salario anual que plasme las diferencias
entre distintos colectivos y actividades, ya que una característica de las funciones de distribución salarial es que
figuran muchos más trabajadores en los valores bajos que en los salarios más elevados. Esto da lugar a que el
salario medio sea superior tanto al salario mediano como al salario más frecuente (modal). Hay pocos
trabajadores con salarios muy altos pero influyen notablemente en el salario medio.

Por ello, se proporcionan otras dos medidas de la ganancia anual de los trabajadores: el salario mediano (divide
al número de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario superior y los que tienen un salario
inferior) y el salario modal (salario más frecuente).

Para comparar el salario femenino y el masculino es necesario considerar situaciones similares respecto a
variables laborales como: tipo de jornada, ocupación, tipo de contrato, etc., que inciden de forma importante en
el salario. Para analizar las retribuciones según tipo de jornada, especialmente en el caso de los trabajadores a
tiempo parcial, es necesario considerar el salario por hora.

Existe un conjunto complejo y a menudo interrelacionado de factores que originan diferencias salariales de
hombres y mujeres dando origen a la brecha salarial de género. A la valoración de las competencias laborales,
hay que unir la segregación del mercado de trabajo con diferente representación de hombres y mujeres en los
distintos sectores económicos, las características de la oferta de empleo femenino condicionada en muchos
casos por la conciliación con la vida familiar, la participación en el trabajo a tiempo parcial y los mecanismos
establecidos de retribuciones salariales. Consecuentemente la brecha salarial está condicionada por una serie
de factores sociales, legales y económicos que van más allá de la premisa igual pago por igual trabajo.

Se incluye información: del salario por hora (según tipo de jornada) de hombres y mujeres, de la brecha salarial
de género (no ajustada a las características individuales) en el salario por hora según grupos de edad (menos
25 años, de 25 a 34 años, de 35 a 44 años, de 45 a 54 años, de 55 a 64 años, de 65 y más años), de la brecha
salarial de género en el salario por hora según sector de actividad económica (CNAE-2009), y de la brecha
salarial de género en salario por hora según tipo de jornada.

La brecha salarial de género (no ajustada a las características individuales) forma parte de los Indicadores de
Desarrollo Sostenible en el apartado de Inclusión Social en el subapartado de Acceso al mercado de trabajo.
También forma parte de la Estrategia Europea de Empleo (EES) para el seguimiento de las diferencias
salariales entre hombres y mujeres.
Definiciones

Salario medio, salario mediano, salario modal, salario por hora


Los datos a nivel nacional corresponden a la Encuesta de Estructura Salarial del año 2013. En el año 2008 se
introdujeron dos novedades importantes en las encuestas de estructura salarial: la implantación de la nueva
Clasificación Nacional de Actividades Económicas 2009 (CNAE-2009) y la inclusión de los trabajadores del
Régimen General de la Seguridad Social de la sección de actividad O: Administración Pública y Defensa;
Seguridad Social Obligatoria. En el sector público no se incluyen los funcionarios adscritos a las mutualidades,
aunque se incluyen los empleados de empresas públicas. Por lo tanto, los datos a partir del año 2008 no son
comparables a los datos de años anteriores.

El salario medio se refiere al salario bruto medio anual de los trabajadores por cuenta ajena que prestan sus
servicios en centros de cotización y que hayan estado de alta en la Seguridad Social durante más de dos meses
durante el año. Incluye el total de percepciones salariales en dinero efectivo y remuneraciones en especie. Se
computan los devengos brutos, es decir, retribuciones antes de las deducciones de las aportaciones a la
Seguridad Social por cuenta del trabajador o las retenciones a cuenta del Impuesto sobre la renta de las
Personas Físicas (IRPF).
El salario mediano es el que divide al número de trabajadores en dos partes iguales, los que tienen un salario
superior y los que tienen un salario inferior. El salario modal es el salario más frecuente.

El salario por hora se estima como el salario anual dividido entre las horas pactadas en el año de referencia.

Brecha salarial de género (no ajustada a las características individuales) en salarios por hora
Según la definición de Eurostat, la brecha de género no ajustada a las características individuales que pueden
explicar parte de las diferencias salariales entre hombres y mujeres, es la diferencia entre el salario bruto por
hora de los hombres y el de las mujeres, expresado como porcentaje del salario bruto por hora de los hombres.
Eurostat lo calcula únicamente para los asalariados que trabajan en unidades de 10 y más trabajadores y en la
ganancia por hora incluye los pagos por horas extraordinarias realizadas, pero excluye las gratificaciones
extraordinarias. Se proporciona información para todos los sectores de actividad de la CNAE-2009:

- Secciones B-S: Industria, construcción y servicios (excepto actividades de los hogares como empleadores y
organizaciones extraterritoriales)

- Secciones B-S excepto O: Industria, construcción y servicios (excepto Administración Pública, defensa,
seguridad social obligatoria)

- Sección O: Administración Pública y defensa; Seguridad Social obligatoria

- Secciones B-N (Negocios): Industrias extractivas, Industria manufacturera, Suministro de energía eléctrica,
gas, vapor y aire acondicionado, Suministro de agua, actividades de saneamiento, gestión de residuos y
descontaminación, Construcción, Comercio al por mayor y al por menor, reparación de vehículos de motor y
motocicletas, Transporte y almacenamiento, Hostelería, Información y comunicaciones, Actividades financieras
y de seguros, Actividades inmobiliarias, Actividades profesionales, científicas y técnicas, Actividades
administrativas y servicios auxiliares.

- Secciones B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, O, P, Q, R, S.
Comentarios

Salarios
En el año 2013, el salario anual más frecuente en las mujeres (14.501,8 euros) representó el 82,9% del salario
más frecuente en los hombres (17.498,7 euros). En el salario mediano este porcentaje fue del 77,0% y en el
salario medio bruto del 76,0%.

Si se consideran los salarios anuales con jornada a tiempo completo, el salario de la mujer representaba en el
año 2013 el 85,4% del salario del hombre. En la jornada a tiempo parcial, el porcentaje era del 91,5%.

Para poner de manifiesto las diferencias salariales de género, es necesario considerar el salario por hora y
distinguir el tipo de jornada. En el trabajo a tiempo completo, el salario por hora de las mujeres (13,9 euros) en
el año 2013 alcanzaba el 86,3% del salario por hora de los hombres (16,1 euros). Al considerar la jornada a
tiempo parcial, el porcentaje anterior alcanza un valor del 82,5%.

Brecha de género en los salarios por hora según edad


Se incrementa con la edad, pasando de un valor provisional de 8,9 en el tramo de los trabajadores menores de
25 años en el año 2013, hasta un valor provisional de 25,9 en el tramo de los trabajadores de 55 a 64 años.

Se puede analizar la evolución de la brecha salarial de años anteriores (2009, 2010, 2011, 2012) si se compara
el bloque de actividades económicas de la CNAE-2009: B-S excepto sección O.

Si se considera este bloque de actividades, la brecha salarial de género disminuyó en los años 2009 y 2010 en
las personas más jóvenes (hasta los 45 años). En los años 2011, 2012 y 2013 se ha elevado a valores más
altos que los del año 2009 en este grupo de edad (hasta los 45 años).

En el grupo de 45 a 54 años la brecha salarial de género se ha elevado en los años 2011, 2012 y 2013 y en el
grupo de 55 a 64 años se ha elevado en los años 2012 y 2013.

Brecha de género en los salarios por hora según tipo de jornada


Según el tipo de jornada, en el año 2013 la brecha salarial de género (no ajustada a las características
individuales) fue de 14,1 en la jornada a tiempo completo y de 33,7 en la jornada a tiempo parcial, ambos datos
provisionales.

Brecha de género en los salarios por hora según sectores de actividad económica
Por sectores económicos, en España la brecha salarial de género (no ajustada a las características individuales)
en los salarios por hora del año 2012 definitiva y provisional para el año 2013 es positiva en todos los sectores.
Los valores más altos corresponden en el año 2012, en primer lugar, al sector G de comercio al por mayor y al
por menor, reparación de vehículos de motor y motocicletas (26,1) y en segundo lugar al sector Q de
actividades sanitarias y de servicios sociales (25,4). Las cifras provisionales para el año 2013 son las mismas.

Si se considera el bloque de actividades económicas B-S excepto O de la CNAE-2009, en España la brecha de


género alcanzó en el año 2013 un valor de 19,3 mayor que en la UE-28 (16,3).
En 2014, el sueldo bruto medio anual fue de 22.858 euros. Sin embargo, esa cifra oscila
hacia arriba o hacia abajo en función del sexo: el salario medio de los hombres fue de
25.727 euros anuales frente a los 19.744 euros de las mujeres. La última Encuesta de
Estructura Nacional que ha publicado el INE cifra la brecha salarial en el 13,3%,
aunque lo hace teniendo en cuenta la ganancia corriente por hora y no contabiliza otros
pluses y remuneraciones extra que aumentan la desigualdad. Otros estudios, como el de
la OIT, la eleva hasta el 17%, o hasta el 24% en el caso de un informe de UGT con
datos del INE.

La encuesta publicada ayer muestra que las diferencias salariales se extienden


independientemente del tipo de contrato, jornada, de la educación, o la franja de edad.

1. Formación. Los datos del INE muestran que los sueldos de los trabajadores
cualificados son, en general, superiores a lo de los no cualificados. Sin embargo, incluso
entre las personas con más formación la brecha salarial se mantiene e, incluso, se
ensancha. Entre los trabajadores con educación primaria, el sueldo medio de las mujeres
es 6.500 euros más bajo que el de los hombres. Si hablamos de personas con
licenciaturas y doctorados, esa diferencia se amplía a los 9.500 euros.

La brecha salarial entre hombres y mujeres según el nivel educativo


Fuente: INE | gráfico: eldiario.es

2. Por sectores. La brecha existe en los tres grandes sectores de actividad: industria,
construcción y servicios. Sin embargo, es en construcción, donde hay menos presencia
femenina, donde es más estrecha. Contrariamente, servicios, un sector muy feminizado,
registra una diferencia ostensible entre los salarios de hombres y mujeres: ellos cobran
de media 25.198 euros al año mientras que ellas perciben 19.477 euros. En este sector
trabajan, por ejemplo, las camareras de hotel, cuya precariedad laboral han denunciado
colectivos de trabajadoras y sindicatos. La brecha en la industria es similar a la de la
construcción.

3. Edad. Es entre las personas más jóvenes donde las diferencias salariales se estrechan.
Sin embargo, a partir de los 35 años, cuando la presencia de hijos y de otras cargas
familiares es más frecuente, las diferencias comienzan a aumentar. Las trabajadoras de
entre 35 y 44 años cobran cerca de mil euros menos que los trabajadores de esa edad. La
brecha pasa a ser de 4.000 euros en la franja e edad que va entre los 45 y los 54 años y
se mantiene parecida por encima de esa edad.
La brecha salarial entre hombres y mujeres según el grupo de edad
Fuente: INE | gráfico: eldiario.es

4. Más presencia en los salarios bajos. El INE señala que casi el 13% de los
trabajadores tienen ganancias bajas. De ellos, el 64% son mujeres. Hay más mujeres que
hombre entre los trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional (655 euros
al mes) y también son más las que lo superan pero siguen sin llegar al salario más
frecuente (16.500 euros anuales). La situación se invierte entre los salarios altos, que
cobran más hombres que mujeres.

5. Antigüedad. El tiempo en el puesto de trabajo tampoco evita la brecha salarial.


Independientemente de si la antigüedad es de un año o de veinte, la diferencia entre los
sueldos medios de hombres y mujeres ronda los 5.000 euros
La devaluación salarial sufrida en los últimos años en España se ha
acentuado todavía más en el caso de las mujeres, según
denuncia UGT en un informepresentado hoy en Madrid.
De los casi dos millones de trabajadores que cobran como máximo
645 euros brutos mensuales, un 67% son mujeres. Lejos de
reducirse, la brecha salarial entre hombres y mujeres parece haberse
estancado y se sitúa ya en el 24%, la más alta de los últimos seis
años.
El sindicato afirma que mientras la mayor parte de los países de la
Unión Europea están reduciendo la brecha, en España ocurre justo lo
contrario.
La distancia entre las remuneraciones que perciben hombres y
mujeres se hace aún mayor en sectores muy feminizados y con
salarios muy bajos. Así, en el caso de las trabajadoras no cualificadas
la brecha se agranda hasta el 30%. Pero la discriminación también se
produce en sectores en los que se encuadran las actividades
profesionales, científicas y técnicas. Las 288.600 mujeres que trabajan
en estos campos cobran 9.416,91 euros anuales de media
menos que sus compañeros varones.
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Porcentaje de brecha salarial en la Unión Europea 2013 Secretaría de Igualdad UGT, a
partir de datos de Eurostat

Para UGT, "la alta concentración de mujeres con salarios bajos o muy
bajos y la escasa presencia de mujeres en los tramos de retribuciones
salariales más altas" explica que la brecha en España sea tan
elevada.
Aunque en el último año la brecha sólo se ha incrementado un 0,7 %,
desde que comenzó la crisis en nuestro país en 2008 lo ha hecho más
de un 2%. Conviene recordar que los datos de la última Encuesta
Anual de Estructura Salarial con los que se ha elaborado este informe
corresponden a 2013 y fueron publicados el año pasado.
Seis mil euros menos al año de media
Así, mientras el salario medio anual de los hombres fue de 25.675,17
euros, el de las mujeres fue de 19.514,58 euros, es decir, 6.160,91
euros menos al año de media.
Para UGT, estos datos demuestran que "la legislación actual es
insuficiente para corregir la discriminación que soportan las mujeres.
No sólo no disminuye, que ya estaríamos ante una situación
lamentable, sino que además se incrementa".
Por regiones, sólo cuatro de las diecisiete Comunidades
Autónomas, no se ofrecen datos para las ciudades autónomas de
Ceuta y Melilla, tienen brechas salariales inferiores a la media
nacional. Canarias con un 14,79 %, Baleares, 15,88 %, Madrid 21,44
% y Galicia 23,37 %, son las comunidades con menor porcentaje de
brecha.
Además, la brecha salarial aumenta a medida que lo hace la edad de
las trabajadoras, y no deja de crecer desde los 30 hasta la edad de
jubilación, lo que, según el sindicato, tendrá consecuencias en las
pensiones del futuro. Esto se debe principalmente, en opinión de
Almudeña Fontecha, responsable de igualdad del sindicato a que las
mujeres continúan encargándose "de las responsabilidades familiares"
y a que tanto la maternidad como "la potencial maternidad" siguen
siendo condicionantes para encontrar empleo.
Por eso, desde la Secretaría de Igualdad de UGT piden que se
"propicien medidas fiscales y económicas para que las
responsabilidades familiares sean compartidas por todos los miembros
de la unidad familiar".
Uno de cada tres
altos cargos en la
Administración es
mujer


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Navarra es la única Comunidad Autónoma donde las mujeres son más
numerosas que los hombres
En los Departamentos de Políticas Sociales las mujeres ocupan un
52% de los altos cargos. En Defensa y Asuntos Exteriores sólo
representan un 2% y un 9%, respectivamente
 AITANA CONSTANS
 Madrid
08/03/2016 07:19
Las mujeres van ganando terreno en los puestos de responsabilidad
dentro de la Administración Pública española, aunque levemente. En
2006, el 20% de los principales órganos de gobierno de la
Administración General del Estado -Presidencia, Vicepresidencia,
ministerios, secretarías de Estado y direcciones generales- estaban en
manos de las mujeres. En 2016, una década después, esta tasa sólo ha
escalado hasta el 22%.
En el caso de las Comunidades Autónomas, la estadística es más
positiva en aras de alcanzar la paridad de los cargos públicos, ya que
en 2006 la proporción de mujeres presidentas y consejeras de las
comunidades era de un 33% y, 10 años después, es del 42%.
Según ha podido constatar EL MUNDO a partir de los datos oficiales
disponibles en el Portal de la Transparencia, de los recogidos por el
Ministerio de Administraciones Públicas y de los informes de las
diferentes CCAA, en 2016 se contabilizan un total de 1.847 altos
cargos en la Administración. De ellos, 620 son mujeres, 1.215
hombres y 12 aún estan por asignar. En otras palabras, el 34% de los
directivos del sector público en nuestro país son mujeres. O, lo que es
lo mismo, hay una mujer por cada tres hombres en la Administración.
Para el análisis de los altos cargos públicos se ha tenido en cuenta a
los directivos de la Administración general desestimando así a los
presidentes, directivos y gerentes del sector público empresarial y
fundacional, así como de los entes públicos y organismos autónomos
adscritos a cada departamento.
La fotografía del peso de la mujer entre los puestos directivos de
nuestro país varía mucho, sin embargo, de una comunidad autónoma a
otra o si se analiza sólo en la Administración General del Estado.
Así, Navarra es la única región donde abundan más las mujeres que los
hombres entre los altos cargos de su Administración: Cuenta con 22
mujeres en sus órganos de gobierno, lo que representa el 52% del
total.
Le siguen Extremadura con un 47%, Murcia con un 46% y Andalucía
con un 45%. No hace falta hacer hincapié en el hecho de que tanto la
Comunidad Foral de Navarra como la andaluza, además de copar los
primeros puestos de este ránking, también están presididas por
mujeres, la nacionalista Uxue Barkos y la socialista Susana Díaz.
La Administración que más se aleja de la paridad es la central, ya que
únicamente el 16% de sus altos cargos son mujeres. Un porcentaje
ligado, en gran parte, al hecho de que la gran mayoría de los puestos
de dirección del Ministerio de Defensa y de Asuntos Exteriores los
ocupan varones.
Con respecto a la tipología de los cargos que desempeñan las mujeres
en sus respectivos gobiernos, prima la función de directora general
con un total de 208, seguido del puesto de consejeras, que suma 69.
En cambio, si atendemos a la proporción entre mujeres y hombres
solamente un 34% de ellas son directoras generales y un 44% son
consejeras. Para apreciar una mayor igualdad entre ambos sexos, hay
que detenerse en la cartera de Vicepresidencia (50%), de jefe de
Gabinete (46%) y de Secretaría técnica (45%).
Y en cuanto al área de actuación, el mayor número de mujeres están
destinadas a Economía, Empleo, Industria y Hacienda. Sin embargo,
en comparación con los hombres, las mujeres representan únicamente
el 34% en estas materias.
El porcentaje se dispara cuando se trata del departamento de
Políticas Sociales. Aquí hay mayoría femenina y es que éstas
representan el 52% de los altos cargos asignados a esta materia. Una
cifra que contrasta con Defensa y Asuntos Exteriores donde la
presencia de mujeres solamente alcanza el 2% y el 9%
respectivamente.
Si analizamos la evolución de la mujer dentro de la Administración
Pública, los cambios más significativos a nivel nacional se aprecian en
los ministerios, en la Vicepresidencia y en las secretarías de estado.
Mientras que en 2006 había el mismo número de ministros que de
ministras (nueve en cada bando), en 2016 la desigualdad es
patente. Solamente hay cuatro ministras de un total de 13: Fátima
Báñez, Ana Pastor, Soraya Sáenz de Santamaría y Isabel Tejerina. Es
decir que en 10 años las ministras han pasado de ser el 50% al 31%.
Bien distinto es el caso de las secretarías de Estado, ya que en 2006 un
23% de las mismas recaían en manos de las mujeres y una década
después esta cifra es del 31%.
En esta línea está la Vicepresidencia, ya que en 2006 había una por
cada sexo y en 2016 únicamente consta la de Soraya Sáenz de
Santamaría que a su vez, es la ministra de la Presidencia.
Sobre la progresión en el ámbito autonómico, las proporciones son
positivas tanto a nivel de Presidencia como de consejerías. Mientras
que en 2006 Esperanza Aguirre era la única presidenta de una
comunidad autónoma, en 2016 hay cuatro: Francina Armengol, Uxue
Barkos, Cristina Cifuentes y Susana Díaz. De esto modo, la proporción
de mujeres como máximo órgano de una comunidad autónoma ha
pasado de representar el 5% del total al 21%.
En el caso de las consejerías, la proporción de mujeres también se
dispara y es que en 2006 el 35% de las consejerías estaban dirigidas por
una mujer y 10 años después la cifra es del 46%.
La Taula del Tercer Sector ha pedido este martes intensificar la mirada de
género en la lucha contra la pobreza tras constatar que la tasa de pobreza
femenina ha aumentado un 3 % (del 18,8 al 21,6 %) en un solo año y que el 13%
de las mujeres que trabajan viven en situación de pobreza.
Estos son algunos de los datos que aparecen en el estudio 'La feminización
de la pobreza. Reivindicando una mirada de género', que han
presentado la periodista Elisenda Rovira y la vicepresidenta de la Taula del
Tercer Sector y representante de Entitats Catalanas
d'Atenció Social (ECAS), Sonia Fuertes.
Otro de los datos que aparecen reflejados en el informe es que las mujeres
dedican el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar y
la familia, por lo que propone que "esta mirada de género debería tener en
cuenta no sólo el acceso a recursos materiales, sino también simbólicos y
relacionales".
Según el informe, "enfocar la pobreza con perspectiva de género va más allá de
un enfoque cuantitativo. No es sólo que la pobreza afecte más a las mujeres,
sino que existe una relación directa entre el proceso de empobrecimiento y el
género". El dossier aporta una perspectiva general sobre la feminización de la
pobreza en Cataluña en los últimos años y analiza las razones económicas y
sociales de este fenómeno y sus consecuencias.
TRAYECTORIAS VITALES DISTINTAS

El estudio alerta de que las consecuencias de la crisis económica afectan tanto a


hombres como a mujeres, pero las desigualdades de género hacen que ambos
sexos sufran la pobreza de manera diferente, con causas y consecuencias
específicas. Según la Mesa del Tercer Sector, una gran parte de la pobreza de las
mujeres está condicionada por el género, es decir, que las trayectorias vitales
de hombres y mujeres "tienen hechos distintivos y riesgos determinados"
que hacen que, en términos de probabilidad, la pobreza acabe afectando más a
las mujeres que a los hombres.
Según los autores del informe, "un enfoque adecuado debería tener en cuenta
no sólo el acceso a recursos materiales (ingresos), sino también simbólicos
(status) y relacionales (redes)".

El informe recoge algunas de las cifras sobre la pobreza femenina, como que el
aumento global de la pobreza en realidad refleja un incremento de casi tres
puntos en la tasa femenina (del 18,8 al 21,6 %) y una ligera disminución en la
tasa masculina (de un 20,7 a un 20,2 %), según el Institut de Estadística de
Catalunya. Además, la tasa de pobreza en hogares donde viven familias
monoparentales es de 42,8 %, una tasa que ha disminuido un poco respecto al
año anterior, cuando era del 43,3 %, pero sigue siendo la más elevada con
diferencia. Más del 90 % de las familias monoparentales catalanas están
encabezadas por mujeres en Catalunya.
MÁS DESIGUALDAD EN CONTRATOS INDEFINIDOS

Además, un 11,7% de la población trabajadora en Catalunya está en riesgo de


pobreza. Este hecho, sin embargo, según el informe, también afecta más a la
población femenina, un 13,1% respecto a un 10,5% en el caso de los hombres.

Otro indicador es la brecha salarial, que indica que la ganancia media anual por
trabajador es de 24.253 euros en el caso de los hombres y de 20.740 en el de las
mujeres. La mayor desigualdad se produce en los contratos indefinidos, con una
diferencia de prácticamente 8.000 euros brutos anuales en el sueldo de un
hombre y de una mujer.
En el caso del trabajo no remunerado, las mujeres dedican el doble de tiempo
que los hombres a las tareas del hogar y la familia, que incluyen el cuidado de
personas, el mantenimiento de los equipamientos, la limpieza o la cocina, por
ejemplo.

El dossier también denuncia que las principales causas de la pobreza femenina


son "la menor participación de las mujeres en el mercado laboral y el no
reconocimiento económico ni social de otros trabajos que asumen las mujeres
de manera mayoritaria", como las tareas de cuidado y mantenimiento del hogar.

Esa discriminación y la necesidad de conciliación de los trabajos remunerados


con las tareas de cuidado hace que las mujeres tengan una menor tasa de
empleo, jornada laboral, temporalidad y salarios, con lo que en promedio
cotizan menos, lo que hace que tengan menos ingresos cuando cobran la
prestación de desempleo o una pensión.
En el Día Internacional Para la Erradicación de la Pobreza, que se celebra cada 17
de octubre, analizamos los motivos por los que este problema afecta más a las
mujeres. A pesar de las acciones que se promueven desde diversas organizaciones
para paliar este estado de indigencia, lo cierto es que la pobreza afecta a unos 1.500
millones de personas en todo el mundo. Y lo curioso es que el 70 % son mujeres. ¿Por
qué este problema afecta más a las mujeres que a los hombres?
La feminización de la pobreza
De los millones de personas que viven con menos de un dólar al día, franja donde se sitúa el
umbral de la pobreza, la gran mayoría son mujeres. Además la pobreza va en aumento no
sólo en los países en desarrollo, sino que la crisis actual está dejando a muchas familias en
una situación de indigencia en el llamado primer mundo. Y mientras la pobreza aumenta, la
franja que separa las condiciones de hombres y mujeres se va haciendo cada vez más
grande. Se trata de un fenómeno conocido como la feminización de la pobreza.
Mujeres que están al frente de sus familias, como por ejemplo el caso de la mujer
rural, que no cuentan con los recursos básicos y a las que no se les reconoce su
trabajo. Mujeres que mientras estén atrapadas en esa situación de pobreza extrema
poco pueden hacer para salir de esa situación si no cuentan con las herramientas
necesarias para gestionar su propia tierra o su herencia, que generalmente está en
manos de sus maridos.
Por qué la pobreza afecta más a las mujeres
Con los datos en la mano parece claro que la pobreza también es una cuestión de
género. Son varios los motivos por los que la pobreza incide más en las mujeres
pero en la base del problema se sitúa la desigualdad y la posición subordinada que
aún hoy mantiene la mujer respecto al hombre.
Lo cierto es que la mujer sigue accediendo al mercado de trabajo en peores condiciones que
el hombre. En muchos lugares del mundo, las mujeres no tienen acceso a una educación
básica centrando su función en el cuidado de la familia. Esto supone, entre otras cosas, que
si en algún caso ingresan en el mundo laboral, el salario será menor que el del hombre. Si la
desigualdad de género es algo contra lo que aún estamos actuando en los países
desarrollados, la brecha entre los derechos de mujeres y hombres se hace inmensa en
aquellos lugares donde la pobreza afecta a una gran parte de la población.
Se hacen necesarias políticas más activas de concienciación social para disminuir en lo
posible la desigualdad entre hombres y mujeres, y se requieren más ayudas por parte de las
instituciones para dar a estas mujeres la posibilidad de desarrollarse y evolucionar
económica y socialmente. La concesión de préstamos a mujeres y los programas sociales de
acceso a la educación están cambiando un tanto la situación. Pero aún queda mucho por
hacer.
La recién publicada Memoria oficial de Rentas Mínimas del Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, con datos de 2014, muestra el
gran fracaso de las políticas de igualdad de oportunidades entre hombres
y mujeres y en la ocupación habitacional. Los datos también evidencian
la tendencia a atender la emergencia social fuera del marco del sistema
público de servicios sociales y el desgaste que produce la larga duración
de la crisis en cuanto al aumento de la vulnerabilidad de las personas de
45 a 54 años que viven solas y llevan una larga temporada en
desempleo.

MÁS INFORMACIÓN

 Una oportunidad para la igualdad de género


 ¿Quién se preocupa de los derechos de las mujeres en las emergencias?
 Un retroceso para los derechos humanos de la mujer en España

Resulta preocupante que la lista de espera de solicitudes de rentas


mínimas de inserción se haya duplicado respecto al año anterior,
llegando las 80.645 familias. Las grandes diferencias territoriales que
existían en los años anteriores apenas han variado, de forma que
muchas personas sentimos que hasta para ser pobre hay que tener
suerte y ella depende mucho del número del código postal, con
diferentes requisitos de acceso, tiempo de permanencia y apoyos
complementarios y cuantías muy distintas.

Los y las trabajadoras sociales seguimos esperando una solución en las


próximas elecciones generales a la situación de carencia de garantía de
ingresos de muchas familias que no tienen nada para vivir en España. Si
bien la competencia es autonómica (los datos son previos a los recientes
cambios en las comunidades), confiamos en un Gobierno central que
potencie y vele porque el sistema público garantice los derechos
sociales.

La población más afectada por el colapso de las rentas mínimas son las
mujeres. Esta tendencia no para de avanzar, dejando claro que la crisis
se ha cebado con el crecimiento de la desigualdad de género. Los datos
oficiales explican que el perfil mayoritario de las Rentas Mínimas es el de
una mujer de 35 a 44 años con pareja, hijos e hijas a cargo, estudios
primarios y vivienda en alquiler.

Existe además un aumento de las ayudas de emergencia social que


muestra el empobrecimiento de la población. De 2013 a 2014 se ha
pasado de 441.155 a 498.188 ayudas. La mayoría también aquí se dan a
mujeres (242.373 son mujeres y 204.722 son hombres). Así, el número
de benefactores ha aumentado. Sin embargo, la inversión ha disminuido
de 117,6 a 113,3 millones de euros. Ello es una muestra de que se está
invirtiendo más dinero desde la administración para paliar las
necesidades básicas a través de acciones benéficas, como los Fondos
FEAD, que en reforzar la red pública de servicios sociales y que cada vez
hay menos fondos públicos a repartir entre más personas.

Resulta preocupante que la lista de espera de solicitudes de rentas mínimas


de inserción se haya duplicado respecto al año anterior, llegando las 80.645
familias

Otro dato importante desde la perspectiva de género es que las personas


que reciben rentas mínimas y poseen títulos universitarios o FP de grado
superior han aumentado de 9.132 en 2013 a 11.054 en 2014. Este
aumento se ha producido en mayor media en las mujeres: del incremento
total representan el 58,5%. Todo ello a pesar de que el rendimiento
académico de las mujeres con estudios superiores es más elevado,
según lo expone la OCDE en su estudio sobre la educación y la integración
laboral.

Estos datos coinciden con el informe del Comité de Derechos Humanos de la


ONU del pasado mes de julio, que pone de manifiesto la situación de los
derechos civiles y políticos en España en cuanto a la desigualdad de
género sobre la ocupación de los puestos de decisión y los salarios.

La memoria de rentas mínimas contiene otro dato que se pueden


interpretar de manera contradictoria: de 2013 a 2014, prácticamente se
duplica la gente a la que se le da de baja del sistema (de 5.794 personas
a 9.059 personas). Pero no es porque hayan encontrado un empleo, sino
porque se les agota el periodo máximo de la prestación. Teniendo en
cuenta que el perfil del perceptor es femenino, ello muestra que hay
pocas posibilidades laborales para ellas. Si no tienen empleo ni ingresos
mínimos pueden sufrir un proceso de exclusión social que merme la
sostenibilidad y aumente la desigualdad y genere ruptura en la cohesión
social.

Esperemos que a la luz de estos resultados, en los programas de las


próximas elecciones generales aparezcan propuestas de solución desde
un marco estatal normativo que garantice las rentas de una forma más
equitativa y se acompañe, en los casos en que sea necesario, de
programas sociales y laborales que complementen a la cuantía
económica.
Las mujeres en España son más pobres que los hombres, sus
condiciones laborales son peores y sus sueldos más bajos;
exactamente un 19,3%, cifra que supera en más de tres puntos
porcentuales la media europea (16,6%), según los datos
del último informe del Eurostat publicado en febrero de 2015.
Seguro que la mayoría ya hemos perdido la cuenta de las veces
que, en las últimas semanas, hemos escuchado la frase: “España
es el país que más crece de la zona euro”. Si bien los datos del
último trimestre del Eurostat han demostrado que
dicha afirmación no es cierta, sí lo es que España se sitúa a la
cabeza de los países de la zona euro en lo que al
crecimiento de la brecha salarial de género se refiere.
Por delante de más de una docena de estados entre los que
encontramos a Francia, Grecia o Portugal.
Se trata de una realidad que nadie discute: las mujeres ganan
menos. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) ya ha alertado de que, de continuar así, harán falta casi
80 años para que las mujeres puedan equipararse
salarialmente a los hombres. Una situación que además se
agrava en el caso de las madres, ya que la remuneración por
hora de las mujeres con hijos en España es hasta un 6% inferior
que la de las que no los tienen.
La Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género del
Parlamento Europeo no duda al afirmar que las reformas
laborales y las políticas de austeridad adoptadas por los estados
miembros en los últimos años han dinamitado los avances que,
en materia de igualdad, se habían conseguido en los años
previos a la crisis. Y ya en 2013 alertaba de que ningún país
había evaluado desde una perspectiva de género las
repercusiones que tendrían las propuestas de recortes del gasto
público y de la consolidación fiscal.
Las consecuencias de la crisis han sido mucho más
graves para las personas más vulnerables y, en
especial, para los niños y las mujeres. En muy pocas
ocasiones podemos desligar a un colectivo del otro ya que
la pobreza infantil, una de nuestras principales áreas de trabajo
en porCausa, está íntimamente unida a la situación laboral de
las mujeres.
Y esto es así no sólo porque las mujeres durante los últimos
años hayan asistido al aumento de la precariedad de sus puestos
de trabajo -al sufrir reducciones salariales que han aumentado
la distancia entre lo que cobraban ellas y lo que ganaban los
hombres- sino porque, además, han perdido su empleo. Ya sea
de manera directa o de forma indirecta al vivir en primera
persona los recortes presupuestarios en los servicios públicos.
Entre otras causas, la reducción de las ayudas sociales para la
maternidad y la dependencia o la asistencia a los menores de 0
a 3 años de edad -junto con políticas ineficaces de conciliación
de la vida laboral, personal y familiar- han llevado a las mujeres
a dar, una vez más, un paso atrás en el mercado laboral para
volver a quedarse relegadas al trabajo no remunerado asociado
al hogar, aumentando así la eterna “deuda de los cuidados”.

Pero, ¿qué sucede con las mujeres que sí tienen un


empleo? Pues que a pesar de estar mejor preparadas que los
hombres -representan el 60% de los licenciados europeos- sus
condiciones contractuales son peores: el 32% de las mujeres
trabaja a tiempo parcial, mientras que en el caso de los
hombres este porcentaje es tan sólo del 8%. El motivo
que señalan las personas con un contrato de este tipo, es que no
han podido encontrar un empleo a jornada completa, tal y como
se recoge en el artículo en el que nuestra compañera Paola
Bernal, analizaba los datos de la Encuesta de Población Activa
(EPA) del pasado mes de enero.
Por supuesto, no nos olvidamos del techo y las paredes de
cristal, esto es, la profunda segregación profesional
vertical y horizontal de las mujeres; lo que supone para ellas un
importante obstáculo a la hora de ocupar puestos de
responsabilidad y toma de decisiones, tanto en las
administraciones públicas como en la empresa privada.
Todos estos datos son sólo algunos de los ejemplos que reflejan
la desigualdad real entre hombres y mujeres. Es por eso que
este año, ONU Mujeres, en el vigésimo aniversario de
la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, pide a los
estados que den el paso por la igualdad de género a través de
compromisos que aborden estas dificultades. Permitir a las
mujeres avanzar y abordar la crisis desde una perspectiva
de género resulta prioritario para desarrollar
soluciones que permitan superar la brecha entre
hombres y mujeres.

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