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HISTORIA 5° año
Lic. Solange Ojeda – Prof. Lic. Elizabeth A. Rando (comp.)
CUADERNILLO
DE HISTORIA
Estudiante:………………….…………
……………………………………………….
Curso: ……….….
«Ningún bando había ganado ni podía ganar la guerra. La Guerra había ganado»
Álvaro Lozano, escritor.
Documento 1: Cardoso, Raúl O. “LAS GUERRAS DEL SIGLO”, en: Clarín, Buenos
Aires, 26-09-1999
Hubo dos conflagraciones a escala planetaria. El período que termina fue el más violento de toda la
historia. Y pionero en el uso de armas de destrucción masiva.
Bautizado por los historiadores como el Siglo de la Guerra Total cuando no había agotado su primera
mitad, marco temporal para dos conflagraciones de escala planetaria y pionero en el empleo de armas de
destrucción masiva, el siglo XX ha sido -sin sombra de duda- el más cruento desde que la humanidad
registra ordenadamente su historia mediante la palabra.
El número de víctimas -contadas como muertes o simplemente como vidas destrozadas- lo muestra como
cínica paráfrasis de la conocida definición de la guerra acuñada por el estratega alemán Karl von
Clausewitz 60 años antes del inicio del siglo. Si para éste la guerra era apenas una modo diferente de
continuar la política, el siglo XX parece haber conocido la paz sólo como prolongación de la guerra por
otros medios.
Esta es la clase de tránsito que medió entre las dos primeras guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945)
y esa extraña confrontación -nunca declarada, librada en centenares de escenarios distintos y nunca
culminada formalmente- que se llamó Guerra Fría, iniciada con la guerra civil en Grecia a mediados de los
años 40 y agotada en algún momento impreciso de inicios de la presente década, tras el colapso de la
Unión Soviética. Es significativo que a lo largo de este último período la comunidad internacional se haya
considerado a sí misma esencialmente en situación general de paz.
DOCUMENTO 2: Primera Guerra Mundial - Revisado por Frank Arellano - Profesor de Historia.
En: https://www.todamateria.com/primera-guerra-mundial/ posteado 02/2023
La Primera Guerra Mundial fue uno de los conflictos bélicos más mortíferos y prolongados que ha
vivido la historia de la humanidad. Por esa causa, también se le ha denominado como la Gran Guerra.
Esta inició el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918.
La guerra fue causada por disputas imperiales de orden económico, político y por la distribución de las
colonias entre las potencias mundiales. En este conflicto internacional intervinieron los países
industrializados de Europa, a los que luego se unieron los territorios colonizados de África.
Los países protagonistas del conflicto formaron dos frentes:
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La Triple Entente: compuesta por Francia, Gran Bretaña y Rusia. El Imperio Ruso se desintegró en 1917
y salió de la guerra. Ese mismo año, los Estados Unidos entraron en acción apoyando a las fuerzas de la
Entente.
Las Potencias Centrales: grupo compuesto por el Imperio alemán y el Imperio Austrohúngaro. A este
bloque luego se incorporaron el Reino de Bulgaria y el Imperio Otomano.
La competencia entre estas potencias condujo a alianzas militares que provocaron tensión durante años.
Fue en ese clima político que aconteció el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en la
ciudad de Sarajevo, en 1914. Entonces el Imperio Austrohúngaro le declaró la guerra a Serbia, lo que
ocasionó que múltiples compromisos militares se activaran y así muchos países se vieran involucrados.
La Primera Guerra Mundial dejó como consecuencia una gran devastación demográfica y social, así como,
una fuerte crisis económica. Desaparecieron cuatro imperios que fueron el alemán, el ruso, el
austrohúngaro y el otomano, y se formaron nuevos países, lo que modificó la demografía de Europa
central.
El fin de la guerra lamentablemente no trajo consigo una paz duradera. Sus secuelas y descontentos
dieron pie a que años más tarde se iniciara otra guerra aún más devastadora, caracterizada por el
nacionalismo, el fascismo y el holocausto.
Guerra de movimientos
En la primera etapa de la Gran Guerra, las tropas de las Potencias Centrales fueron movilizadas para
invadir a sus enemigos y obtener la victoria con rapidez. Estos movimientos generados por el ataque
alemán en 1914, así como los movimientos del ejército francés hacia el frente occidental, además del
desplazamiento de las fuerzas de Inglaterra hacia el continente se conocen como la guerra de
movimientos.
El frente occidental se localizó en una extensa línea de 800 kilómetros de longitud desde Suiza hasta
Bélgica. Allí se llevaron a cabo bombardeos, ataques de artillería e incluso ataques con gas venenoso
entre las fuerzas del Imperio Alemán y Francia e Inglaterra.
Luego de la primera batalla de Marne, los ejércitos buscaron consolidar sus posiciones en el terreno. Por
eso construyeron trincheras esperando ganar estratégicamente cada vez más espacio. A pesar de las
tácticas puestas en marcha, los avances fueron escasos y hubo numerosas bajas en cada batalla.
Las posiciones de las trincheras variaron poco hasta casi el término de la guerra, cuando la balanza se
inclinó finalmente en favor de los aliados. Entre los enfrentamientos más duros del frente occidental se
cuentan la batalla de Verdún, la batalla del Somme y la batalla de Passchendaele, cada una
responsable de la pérdida de cientos de miles de vidas humanas.
Líneas rojas demarcan el frente occidental. Las posiciones poco se movieron en los años 1915 y 1916. Los
campos de batalla se situaban en la frontera de Francia con Alemania y con Bélgica, que había sido
ocupada por las Potencias Centrales. Los rectángulos azules muestran las posiciones de batallones
aliados y los rojos la de batallones alemanes. Imagen cortesía de: Benjamín Núñez González.
En el frente oriental combatieron las tropas alemanas y austriacas en contra de las rusas. En términos
territoriales, el frente oriental fue incluso más amplio que el occidental, y se extendió desde el Mar Negro y
los montes Cárpatos en el sur hasta el Mar Báltico en el norte de Europa.
Los grandes enfrentamientos iniciaron con la batalla de Tannenberg en agosto de 1914. En este frente, el
Imperio Otomano se alió a Alemania y atacó a la Armenia Rusa. En 1915, con la ofensiva de Gorlice-
Tarnów, las fuerzas austroalemanas avanzaron hasta Varsovia, tomando pueblos y ciudades bajo su
control.
Cuando se pensaba que la victoria alemana en este frente estaba cerca, los rusos respondieron con
la Ofensiva de Brusilov en 1916. Esta fue una serie de operaciones militares en las que el ejército de
Rusia recuperó ciudades tomadas por austriacos y alemanes. Los combates prolongados dejaron miles de
muertos y millones de héridos en ambos bandos.
Sin embargo, la suerte del frente oriental sería decidida al interior de Rusia. Allí una revolución socialista
derrocó al Zar Nicolás II y acabó con el poder imperial en ese país. Rusia entonces firmó el Tratado de
Brest-Litovsk en 1917 y abandonó la contienda.
Guerra submarina
En las batallas submarinas poco se respetaron las restricciones y reglas establecidas para los combates
navales. En mayo de 1916, la armada británica y la armada alemana se enfrentaron en la batalla de
Jutlandia.
Estados Unidos se vio empujado a entrar en la guerra en 1917. Hasta entonces el país había permanecido
neutral. Sin embargo, tras el hundimiento del Lusitania y de otros barcos mercantes por parte de
submarinos alemanes, también EE.UU le declaró la guerra a Alemania, y se sumó al apoyo de la Entente.
En 1917, Rusia tuvo que apartarse de la Gran Guerra a causa de la revolución dirigida por Lenin y los
bolcheviques. Ese año, entre febrero y octubre derrocaron al zar Nicolás II e impusieron un gobierno
socialista.
Tras estos eventos, los alemanes y los rusos alcanzaron acuerdos con el tratado de Brest-Litovsk. La firma
de ese tratado permitió que las tropas alemanas se trasladaran del frente oriental al occidental y Rusia dejó
los combates para atender los conflictos internos provocados por la revolución.
Sitios sugeridos para ampliar y profundizar todos los temas de Historia Mundial y Americana que
veremos: http://www.historiasiglo20.org/RI/index.htm - http://www.sabuco.com/historia/
1Hannah Arendt (1906-1975) es una de las pensadoras más influyentes del siglo XX. Este texto forma parte del ensayo La libertad de ser libres,
publicado por Taurus el 8 de noviembre. Traducción de Teófilo de Lozoya y Juan Rabasseda.
Revolución cultural : Cambios cardinales en la vida espiritual de la sociedad, que se producen en el proceso de la
edificación socialista y comunista. La revolución cultural sólo es posible sobre la base de las transformaciones
políticas y económicas en el curso de la revolución socialista, que crea para aquélla todas las premisas necesarias,
ante todo, en virtud del paso del poder y de todos los valores materiales y espirituales a manos del pueblo. En el
período de transición del capitalismo al socialismo, las tareas fundamentales de la revolución cultural consisten en
realizar, durante un plazo más o menos breve, la reorganización de toda la instrucción popular e incorporar las
grandes masas populares a los adelantos de la cultura. De este modo se crean las condiciones necesarias para la
participación directa de los trabajadores en la gestión de la vida económica, estatal y social y para la educación de los
cuadros de la intelectualidad socialista y la formación de una cultura nueva, socialista. Estas tareas de la revolución
cultural son comunes para todos los países que edifican el socialismo, independientemente de las peculiaridades de
cada país concreto. El cumplimiento de dichas tareas permitió a la URSS, país en que la mayoría de la población era
analfabeta, dar un salto de la ignorancia a la dominación de las cumbres de la cultura. En la sociedad socialista
desarrollada, la tarea consiste en crear las premisas espirituales para el triunfo del comunismo, una riqueza auténtica
de la cultura espiritual y las posibilidades para el desarrollo integral del individuo. De ello depende en colosal medida
el ascenso de las fuerzas productivas, el progreso de la técnica y la organización de la producción, la elevación de la
actividad social de los trabajadores, el desarrollo de las bases democráticas de la autogestión y la reorganización de
la vida cotidiana. Diccionario de filosofía · 1984:376
“La única forma que tenemos para hacernos con el poder, como comunistas, no es como hizo Marx. Nosotros debemos
infiltrarnos en la sociedad, infiltrarnos dentro de la Iglesia, infiltrarnos en la comunidad educativa lentamente, e ir
transformando y ridiculizando las tradiciones que se han sostenido históricamente, con el fin de ir destruyéndolas y
formando la sociedad que nosotros queremos”. Antonio Gramsci, fundador del Partido Comunista Italiano -
La dictadura
A veces se define la dictadura como el sistema de gobierno contrapuesto a la democracia, pero resulta
mucho más adecuado definirla por contraposición al Estado de Derecho, pues lo más característico de la
dictadura no es la falta de apoyo popular, sino la no supremacía de la ley y la ausencia de división de
poderes. A este rasgo esencial de la dictadura hay que añadir otros también importantes como son la
ausencia de libertad de expresión y de asociación, y la persecución de la disidencia política.
La dictadura -escribe el profesor Ignacio Molina- es una "fórmula política que tiene sus orígenes
históricos en la práctica del Senado romano, que, en caso de guerra o estados de emergencia, dotaba a un
hombre de poderes absolutos durante un tiempo determinado sin que por ello quedase derogado el
ordenamiento político existente. [...] Se define, en esencia, por la ausencia de división de poderes, la
propensión a ejercitar arbitrariamente el mando en beneficio de la minoría que la apoya y la inexistencia de
prestación alguna de consentimiento por parte de los gobernados. Frente a otros conceptos análogos,
como el de autoritarismo, la idea de dictadura resalta la característica personal y la ambición de quien
detenta el poder. Se suele enaltecer a éste sobre el grupo, presentándole como alguien sacrificado sin
contrapartidas, capaz de entregar su propia vida por su pueblo, y a menudo se le rodea de cierta
sobrenaturalidad. De este modo es frecuente que se apele a una situación extraordinaria para legitimar la
duración, normalmente vitalicia, de la dictadura.
Las dictaduras pueden llegar a contar con un apoyo mayoritario pero, en todo caso, se caracterizan por
negar la posibilidad de que, por un procedimiento institucionalizado, la oposición pueda llegar al poder. Si
el grado de represión de la misma persigue su aniquilación, y existe una doctrina que la respalda, la
dictadura se denomina "totalitaria" (I. Molina, Conceptos elementales de Ciencia Política, Alianza Editorial,
Madrid, 1998).
El totalitarismo
Se considera totalitario el régimen político en el que un
partido único, habitualmente dirigido por un líder carismático,
ejerce un control casi completo sobre la vida pública y privada de
los ciudadanos. Mediante el control de los medios de información
y de comunicación, los regímenes totalitarios ejercen una fuerte
influencia sobre la opinión pública, propiciando la formación de un
"pensamiento único", legitimador de las actuaciones del gobierno.
La disidencia política es perseguida y reprimida por los cuerpos
policiales o por el ejército, férreamente controlados por el
gobierno.
El término "totalitarismo" empezó a ser utilizado en los años veinte del siglo pasado por los fascistas
italianos liderados por Mussolini, pero se ha hecho extensivo a otros regímenes políticos desarrollados por
diversos Estados a lo largo del XX, como el nazismo en Alemania, el estalinismo en la URSS, el maoísmo
en China o el franquismo en España. Todos ellos se caracterizan por la destrucción o por el sometimiento
de todas las instituciones ciudadanas, que pierden completamente su independencia y se convierten en
meros vehículos del poder ejercido por el gobierno. Se recortan al máximo las libertades civiles y se
fomenta un sentimiento nacionalista y patriótico que da cohesión al conjunto de la población. El
totalitarismo uniformiza el modo de ser, de comportarse y de pensar del conjunto de los ciudadanos y
somete a éstos a una disciplina ritual y simbólica. Otra de las características esenciales del totalitarismo es
la eliminación del pluralismo político y el control absoluto del discurso político por parte del partido en el
gobierno. La dirección del partido ejerce una estrecha vigilancia sobre todos sus cuadros y una férrea
dirección de todas sus actuaciones. Cualquier desviación de la disciplina del partido es corregida y
castigada. Los comisarios políticos del partido se encargan de depurar toda discrepancia ideológica
surgida entre sus cuadros y, a menudo, recurren al terror para garantizar la adhesión incondicional a los
principios del régimen.
El fascismo de Mussolini
El origen del término se encuentra en la palabra latina fasces, haz de varas alrededor de un hacha,
símbolo de autoridad en la antigua Roma. El fascismo es un movimiento político de tipo totalitario fundado
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en 1919 por Benito Mussolini, que gobernó Italia entre 1922 y 1945 (periodo durante el cual apoyó a
Franco y a Hitler en sus respectivas contiendas bélicas). Mussolini encontró apoyo en una poderosa
oligarquía terrateniente y empresarial y, tras su ascenso al poder, estableció un régimen populista, basado
en los principios del fascismo, que otorgaba todo el poder al Estado. En palabras del propio Mussolini, el
fascismo es un movimiento esencialmente "anti-individualista" que propugna la primacía y la superioridad
del Estado sobre el individuo. Es, además, antiliberal, antisocialista y anticomunista, y promueve la
movilización de la juventud, la virilidad, la violencia y el culto al líder carismático: el Duce, que representa la
encarnación personal del Estado. Por extensión, se denominan fascistas a todos los regímenes de
similares características al implantado por Mussolini: cancelación del parlamentarismo y la democracia,
supresión de todas las instituciones ciudadanas verdaderamente independientes, implantación de un
régimen de partido único y eliminación del pluralismo político, recorte de las libertades y los derechos
civiles, monopolio de los medios de comunicación por parte del Estado, "masificación" y uniformización de
la sociedad, persecución y represión de la disidencia política, exaltación de la patria y de la "raza" y
fomento de un nacionalismo exacerbado.
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Paul Joseph Goebbels fue un político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del
Tercer Reich entre 1933 y 1945
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mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran
facilidad para olvidar".
6. Principio de orquestación: "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas
incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el
mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite
suficientemente, acaba por convertirse en verdad".
7. Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que
cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han
de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
8. Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos
sondas o de informaciones fragmentarias.
9. Principio de la silenciación: Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las
noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
10. Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya
sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que
puedan arraigar en actitudes primitivas.
11. Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que se piensa "como todo el mundo", creando
impresión de unanimidad.
Bibliografía:
Carr, Edward H. La revolución rusa. De Lenin a Stalin (1917-1929). Madrid, Alianza. 1981.
Figes, Orlando. La revolución rusa (1891-1924). La tragedia de un pueblo. Barcelona, Edhasa. 2010.
Reed, John. Diez días que estremecieron al mundo. Madrid, Siglo Veintiuno Editores. 2017.
El mito de la revolución soviética sostuvo que fue la clase trabajadora rusa, bajo la dirección de su vanguardia, el Partido
Bolchevique, la fuerza fundamental del proceso revolucionario.
El mito de la revolución francesa fue entenderla como la destrucción del feudalismo por la burguesía. El mito
de la revolución soviética fue definirla en términos de lucha de clases, como la conquista del poder político
por la clase trabajadora de obreros y campesinos. El primero empezó a ser revisado a raíz de la polémica –
Al acabar la I Guerra Mundial parecía que los regímenes democráticos gozaban de muy buena salud,
además se habían extendido por un buen número de países en la Europa central y oriental. La realidad
será bien distinta y la democracia va a sufrir el empuje de los regímenes autoritarios de partido único (ya
bien sean comunistas, ya bien sean fascistas) y en gran parte de los países de la Europa central, oriental y
meridional la democracia va a ser sustituida por regímenes autoritarios, por dictaduras. La consolidación
de estos regímenes totalitarios conllevará, en último extremo, el enfrentamiento con las democracias y el
estallido de la II Guerra Mundial. En los países de tradición democrática, ésta también entrará en crisis
debido a los problemas económicos y al ascenso de partidos y movimientos de corte totalitario (comunistas
y fascistas).
Tras la guerra, la democracia parlamentaria como forma de gobierno va a entrar en crisis como
consecuencia de los ataques que sufre, desde el exterior, por los nuevos regímenes políticos, el fascismo y
el comunismo. En el orden interno, también, las democracias parecen mostrarse ineficaces para resolver
los profundos cambios traídos por la guerra. Se tiene la idea de que la democracia liberal o parlamentaria
no se adapta a las circunstancias y a los problemas de la postguerra. Hay sectores sociales que así lo
entienden; en las “viejas democracias”, es decir, en aquéllas donde la democracia es, desde hace
tiempo, la forma de gobierno, ahora es considerada caduca, antigua, a la que le pesa la tradición y le falta
modernidad; ahora bien, en las “nuevas democracias”, en los países de la Europa del este, que han
aparecido tras los tratados de paz, la democracia también fracasará. En ellos se considera que la sociedad
no está preparada para acoger la democracia, dándose paso, a través de golpes de Estado, a regímenes
autoritarios, a dictaduras.
Italia ofreció el modelo con la “marcha sobre Roma” y el establecimiento del fascismo (octubre de 1922). El
ejemplo es imitado y así otros países siguen la misma evolución durante el decenio 1920-1930: Polonia,
Hungría, Rumanía, Yugoslavia, Grecia y Turquía. El contagio autoritario no se limitó a Europa oriental y
debe añadirse otros países. En España, de 1923 a 1930, se mantuvo la dictadura del general Primo de
Rivera; en Portugal otra dictadura militar se implanta en 1926. En la Europa de los dictadores, a la que
luego se une Alemania, hay que incluir al comunismo soviético con la dictadura totalitaria de Stalin.
Los países con tradición democrática (monarquías escandinavas, Países Bajos, Gran Bretaña y Francia)
no entraron en el club de las dictaduras, pero conocieron movimientos de agitación a favor de fórmulas
autoritarias. Los ataques se vieron facilitados por las continuas crisis ministeriales y por las dificultades
económicas que ponían en entredicho al sistema parlamentario, incapaz a la hora de dar soluciones para
salir de las crisis.
I LAS CAUSAS DE LA CRISIS. Sobre las causas de la crisis se han escrito ríos de tinta, las
interpretaciones son muchas e incluso hoy no todos los estudiosos del tema están de acuerdo sobre las
causas. Unos hablan de superproducción ante un mercado que no demanda más productos. Otros de
subconsumo, es decir, que el desarrollo económico de la etapa anterior ha beneficiado a las clases altas,
pero la inmensa mayoría de la clase trabajadora no ha mejorado lo suficiente su capacidad adquisitiva y
ello no permitía asegurar un crecimiento económico sostenido. Nosotros hemos distinguido dos causas
determinantes, que se combinan con factores secundarios para agrandar más la profundidad de la crisis.
1. El crecimiento artificial de la bolsa. La mayoría de los autores se fijan en el comportamiento de la
bolsa de Wall Street (bolsa de Nueva York), cuya espectacular caída provocó una grave crisis financiera y
económica en EE.UU. Ahora bien, la caída brusca de la bolsa era un eslabón más en la cadena y será la
importancia económica de Estados Unidos (primer productor mundial, primer mercado mundial) la que hará
que la caída arrastre a muchos países y la crisis tenga unas dimensiones mundiales. Veamos lo que pasó.
Desde 1925 la economía norteamericana había ido creciendo de una manera importante, se supera la
crisis de la postguerra y se inicia la etapa de la “prosperity” y de los locos años veinte en los que reina el
optimismo. Uno de los mejores negocios era invertir en bolsa; ésta fue creciendo de una manera
espectacular debido a la especulación de los inversores sin tener correspondencia con la realidad
económica, ese desajuste entre el estado real de la economía y el de la bolsa tenía que estallar por algún
lado. Muchas personas adquirían acciones con fondos tomados a préstamo. Con dinero propio habían
comprado una parte, el resto, cinco o diez veces más, con dinero tomado a préstamo a los corredores, y
éstos lo tomaban a su vez de los bancos, sirviendo en cada caso como garantía las acciones compradas.
Con dinero tan fácil de conseguir, la gente con sus compras hizo subir la bolsa. Se piensa que cuanto
antes compres mayor será tu ganancia, ante la confianza de que las cotizaciones seguirán subiendo.
Ninguno quería ser el último en comprar… Sobre el papel contaban con grandes fortunas, pero si los
precios bajaban, aunque fuera poco, los inversores, atrapados, se verían obligados a vender sus acciones
para devolver el dinero que habían tomado a préstamo. Ante un engranaje tan especulativo, en el
momento en que las cotizaciones comenzaran a bajar se podía provocar un efecto en cadena que
incrementara el número de acciones a la venta. Las continuas órdenes de venta hundieron el valor de las
acciones. El primer día de pánico es el “jueves negro” (24 de octubre de 1929): se produce el desplome de
la bolsa, es el inicio de la crisis.
La guerra civil española fue un conflicto bélico desarrollado en España desde el 18 de julio de 1936 hasta
el 1 de abril de 1939 entre el bando republicano y el bando sublevado o nacional.
Fue el resultado de un largo proceso de inestabilidad política, económica y social durante la Segunda
República española. La crisis alimentó la polarización entre izquierda y derecha, en un contexto
internacional de crecientes tensiones ideológicas.
El detonante de la guerra fue el intento de golpe de Estado, perpetrado por los generales Emilio Mola y
Francisco Franco, entre otros, quienes inicialmente solo lograron controlar parte del territorio. Los
sublevados ganaron la guerra en 1939 y establecieron una dictadura que terminó al fallecer Franco en
1975.
Causas de la Guerra Civil española
Desigualdad socioeconómica. España sufría una profunda desigualdad socioeconómica, signada por el
alto índice de desempleo y numerosas huelgas obreras.
Expansión de la izquierda. Ante las frustraciones del pueblo, sectores obreros y campesinos se
adhirieron a la agenda revolucionaria de izquierda en sus diferentes vertientes, unas moderadas y otras
radicales.
La expansión del fascismo. Los conservadores temían la instauración de un régimen comunista al estilo
bolchevique. En consecuencia, muchos se resistieron y se afirmaron en el nacionalismo fascista que por
entonces crecía en Europa.
Preocupación ante la reforma agraria. El gobierno de la Segunda República promovió una reforma
agraria, cuyos términos despertaron los temores de los sectores afectados y dejó insatisfechos a sus
beneficiarios.
Anticlericalismo. La Segunda República alentó la persecución de la Iglesia católica, radicalizada entre
febrero y junio de 1936. En sus inicios implicó confiscación de bienes, disolución de órdenes religiosas y
prohibición de educación cristiana en las escuelas. Más tarde, derivó en la destrucción de las iglesias y el
asesinato de sacerdotes.
Independentismos en emergencia. La unidad política española se veía amenazada por el fortalecimiento
del independentismo vasco y catalán, lo que afirmó el nacionalismo de Estado entre los conservadores.
Inestabilidad política y radicalización. Desde su proclamación en 1931, la Segunda República enfrentó
varios golpes de Estado y rebeliones internas. La creciente radicalización tanto de derecha como de
izquierda apartó a los sectores moderados.
El intento de golpe de Estado de 1936. El intento de golpe perpetrado entre el 17 y 18 de julio de 1936
fue el detonante de la guerra civil española. Al no vencer en todo el territorio, desató el conflicto armado
por el control de España.
Antecedentes
El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República española y, el 9 de diciembre del mismo año, se
aprobó la nueva Constitución democrática. Esto suponía el fin de un período de dictaduras militares, como
las del general Manuel Primo de Rivera (1923-1930), Dámaso Berenguer (1930-1931) y Juan Bautista
Aznar (febrero-abril de 1931).
Las políticas republicanas generaron la férrea oposición de los conservadores. Los sectores más radicales
de la derecha emprendieron diversos golpes de Estado entre 1932 y 1936. La crisis política también dividió
a la izquierda entre moderados y radicales, y pronto hubo fracturas que derivaron en la rebelión de octubre
de 1934.
Hitos de la Guerra Civil española: Fueron muchas las ofensivas, batallas y maniobras que sucedieron
durante la guerra civil española. Por ello, a continuación haremos una relación de los hitos más influyentes
en la definición del conflicto.
1. El “viraje de 1932”. El clima de tranquilidad en las relaciones internacionales, que se venía viviendo en
Europa tras la firma del tratado de Locarno (1925) y del Pacto de Briand-Kellog (1928), no fue muy
duradero. Las acciones que forman parte del “viraje de 1932” no podían anunciar buenos tiempos en las
relaciones internacionales. Así, en septiembre de 1931, Japón ocupa parte de la Manchuria (territorio
chino). La SDN denuncia la acción ilegal de Japón en Manchuria, pero no hubo sanción alguna. En 1933
Japón abandonaba la SDN. Se demuestra que ésta no tiene fuerza disuasoria y de nada sirven los
acuerdos internacionales. También, paradójicamente, la apertura de la Conferencia de Desarme en
Ginebra (1932), marcó el inicio de un periodo de tensiones. Una vez iniciada la Conferencia, Alemania
planteó un dilema que no podía eludirse: que las demás naciones se desarmaran o bien que admitieran el
derecho de Alemania a rearmarse. En cualquier caso, a finales de 1932, Alemania abandonó la
Conferencia y mediante esta jugada conseguirá el reconocimiento de la igualdad de derechos. En octubre
de 1933, ya con Hitler en el poder desde enero, la abandona definitivamente y se retira también de la
Sociedad de Naciones. Desde entonces, no hay ley o norma internacional que evite el rearme, la carrera
armamentística. A partir de 1932, como vamos a estudiar, el mundo entró en una era en que las relaciones
internacionales se fueron agravando progresivamente hasta el estallido de la II Guerra Mundial.
2.La subida de Hitler al poder y sus consecuencias internacionales. Hitler se mantuvo al frente del
poder en Alemania entre 1933 y 1945; durante este periodo, sus concepciones e iniciativas fueron el factor
dominante de la política internacional. Hitler decidió ejecutar su programa, ya expuesto en su libro Mein
Kampf, basado en tres objetivos: rechazo del tratado de Versalles, construcción de un Gran Reich (Gran
Alemania) donde estarían todos los pueblos considerados alemanes y la expansión territorial hacia el Este
(conquista del “espacio vital” o lebensraum) a costa de los pueblos eslavos. Situación de Manchuria
(Manchu Kuo para los japoneses) y otras posesiones japonesas.
Para la realización de este programa se evitarían las negociaciones previas, se actuaría según planes
minuciosamente elaborados y se explotaría al máximo los efectos de sorpresa. Calculador frío, Hitler
estaba convencido de que una oscura providencia de la raza le había encargado, a él y a nadie más, la
transformación de Alemania “para el próximo milenio”. Por entonces, mucha gente no comprendió al
principio el alcance de la subida de Hitler al poder y sus consecuencias políticas. El mismo Reino Unido
mantuvo una actitud conciliadora frente a las reivindicaciones de Alemania, esperando con ello poder
controlarlo. La falta de firmeza entre las democracias contribuyó al engreimiento de Hitler y a su política
expansiva.
Las democracias -Gran Bretaña y Francia- practicaron la política de “apaciguamiento”, que consistía en
prevenir la agresión cediendo por adelantado al agresor; se consideraba que era la solución para ahorrarse
una guerra. La juventud inglesa y francesa no estaba por la guerra, era pacifista; pero no se supo ver que
se estaba ante otra cosa, ante un personaje nada fiable dispuesto a cambiar Europa de arriba abajo. Y
para ello había que actuar con celeridad pues él era el designado para cumplir esa tarea, hacer de
Alemania la dominadora de Europa y después del “mundo”.
3. El intento de anexión de Austria. El Pacto de Stresa (abril de 1935). En 1934 Hitler cometía un error al
intentar realizar, sin medir la oposición italiana, la anexión de Austria (el Anschluss), haciendo asesinar por
nazis austríacos al canciller austriaco Dollfuss (julio de 1934), contrario al Anschluss. El plan fracasó por
la intervención de Mussolini, que no deseaba ver a Austria bajo el dominio alemán. En abril de 1935 se
firmaba el Pacto de Stresa entre Francia, Gran Bretaña e Italia por el que defendían la independencia de
Austria.
En mayo de 1935 Francia y la URSS firmaban un Pacto de asistencia mutua en caso de agresión.
Francia mantenía otro acuerdo con Checoslovaquia al que se incorporó la URSS.
4. El viraje de 1935-1936 y la nueva actitud de Italia. Entre 1935 y 1936 se produce el viraje de
Italia desde una política de acercamiento, como acabamos de ver, a Francia y Gran Bretaña contra
Alemania a otra de aproximación a Alemania.
Los acontecimientos que transcurren entre 1935 y 1936 que
contribuyen a ello y a crear un clima a favor de las dictaduras son los
siguientes: a) La conquista de Etiopía, entre 1935 y 1936. Para
Mussolini, Etiopía, último territorio africano que permanecía
independiente, era el símbolo del fracaso del imperialismo italiano del
siglo XIX. El pretexto para intervenir fue un incidente en la frontera de
Eritrea. La guerra comenzó en octubre de 1935 y finalizaba en mayo
de 1936 con la conquista de la capital, Addis Abeba, convirtiéndose
Víctor Manuel III en emperador de Etiopía. La SDN impuso a Italia
sanciones económicas, pero no fueron efectivas y provocaron, en
cambio, la ruptura del Pacto de Stresa y el acercamiento entre Italia y
Alemania, que se irá consolidando progresivamente. En 1937 Italia
abandonó la SDN, mientras el “Eje Roma-Berlín”, formado en
noviembre de 1936, se potenciaba. b) La remilitarización de Renania
en 1936. Con la ruptura del Pacto de Stresa, Alemania dejó de estar
aislada. Hitler decidió retomar la iniciativa ordenando, en marzo de
1936, la entrada de tropas alemanas en Renania (debía permanecer
desmilitarizada de acuerdo con el tratado de Versalles). Franceses e
ingleses no se opusieron. Fue una muestra de debilidad que contribuyó
a unir a Mussolini y Hitler (“Eje Roma-Berlín”, noviembre de 1936). c)
El estallido de la Guerra Civil en España en julio de 1936. Otra
muestra más de la debilidad de Francia y de Gran Bretaña frente al poder nazifascista fue la
internacionalización de la Guerra Civil española. La República española del Frente Popular reclamó la
ayuda francesa, también con un gobierno del Frente Popular. Sin embargo, Francia adoptó la propuesta
británica de “no intervención”; en agosto de 1936, veinticinco países, entre ellos Alemania, Italia y la URSS
firmaron el Acuerdo de No Intervención, que fue claramente incumplido. Las tropas sublevadas de
Franco contaron con la ayuda de Alemania (técnicos, aviones de la Legión Cóndor y suministros) e Italia
(tropas de infantería, aviones y material artillero), mientras la República la obtuvo, fundamentalmente, de la
URSS (material de guerra, aviones y asesores militares). También debe destacarse la intervención de las
Brigadas Internacionales, idea que partió de la Internacional Comunista, con el objetivo de reclutar a
comunistas y socialistas, que procedentes de muy diversos países vinieron a España para “luchar contra el
fascismo”; su principal centro de reclutamiento estuvo en París y su base de entrenamiento en España se
ubicó en Albacete. Por último, la Guerra Civil española, curiosamente, contribuyó a unir todavía más a
Alemania e Italia, y en nuestro país se ensayarían armas y tácticas militares que luego se desarrollarían en
la II Guerra Mundial. d) Invasión de China por Japón. La guerra en el Pacífico, que constituirá el otro
escenario de la II Guerra Mundial, fue iniciada por Japón. El gobierno japonés, ya en 1931, había ordenado
la intervención de su ejército en el territorio chino de Manchuria, un año después crea allí un estado-
satélite denominado Manchu-Kuo. A este territorio le siguió, en 1937, el inicio de la guerra contra China.
Con ello se producía el inicio de la II Guerra Mundial en esa zona. El frente de los dictadores se
reforzaba constantemente. En noviembre de 1936, Alemania y Japón firmaron el Pacto Antikomintern,
dirigido contra la Internacional Comunista. En noviembre de 1937 Italia se une también al Pacto.
5. Los golpes de fuerza de Hitler: la marcha hacia la II Guerra Mundial. Mientras tanto, Hitler, seguro de
su preponderancia militar, pasó de la destrucción de las cláusulas del tratado de Versalles a la etapa
ulterior: la creación de la Gran Alemania. Hitler era consciente de que el peligro era mayor y de que la
guerra podía estallar. Hitler expuso sus planes expansionistas a sus principales colaboradores en la
conferencia secreta conocida como Protocolo Hossbach (finales de 1937). Hitler aplicaría sus planes,
son los llamados golpes de fuerza. Sin embargo, Francia e Inglaterra no se decidieron a intervenía hasta
el cuarto golpe de fuerza.
a) El primer golpe: el Anschluss o anexión de Austria por Alemania. Austria tras su derrota en la I
Guerra Mundial quedó reducida a un territorio pequeño de lengua y cultura alemana. Hitler ya había
intentado la anexión de Austria (Anschluss), pero ahora la situación era distinta, le favorecía. No estaba
dispuesto a perder esta oportunidad. En febrero de 1938 Hitler presionó al canciller austríaco,
Historia – 5° año – Ojeda - Rando Página 26
Schuschnigg, para que nombrara al dirigente del partido nazi austríaco, Seyss-Inquart, como ministro del
Interior. En marzo el canciller quiso convocar un referéndum para ratificar o no la unión de Austria con
Alemania, con la intención de mantener la independencia de Austria. Hitler, ante esa convocatoria, lanzó
un ultimátum (11 de marzo). Se anuló, entonces, la convocatoria, dimitió el canciller y se formó un gobierno
presidido por Seyss-Inquart. A continuación, tropas alemanas entran en Austria y ocupan Viena. Una vez
controlada Austria, los nazis organizaron un referéndum cuyo resultado fue de una inmensa mayoría
(99,75 %) a favor de la unión con el Reich alemán (abril de 1938). Este golpe de fuerza fue aceptado
sin reacción, se contentaron con protestar, tanto por Gran Bretaña como por Francia.
b) El segundo golpe: la anexión de los Sudetes. Los Sudetes es una zona del noroeste de
Checoslovaquia donde vivían tres millones de alemanes que eran bien tratados por los checos. Estos
alemanes pedirán la autodeterminación. Para apoyar a esta minoría alemana Hitler desplazó 750.000
soldados a la frontera con Checoslovaquia y reforzó la frontera con Francia por si había alguna reacción
de ésta ya que era aliada de Checoslovaquia. El riesgo de guerra era inminente, ante esta circunstancia y
a instancias del primer ministro británico Chamberlain se reunieron el 29 de septiembre de 1938 en la
Conferencia de Munich el inglés Chamberlain, el francés Daladier, Hitler y Mussolini. En esta
conferencia se aceptó la anexión de los Sudetes por Hitler a cambio de que diera garantías a Francia y
Gran Bretaña de que con eso acababan sus ambiciones. Chamberlain pensaba que se había evitado la
guerra. Hitler firmó unos compromisos que sabía que incumpliría: tras los Sudetes vendrían otros
territorios. En definitiva, en esta Conferencia se manifestó la impotencia y debilidad de las democracias
que cedieron ante Hitler y sacrificaron a Checoslovaquia, que por entonces era el único país de la Europa
Oriental que mantenía la democracia como sistema de gobierno.
c) El tercer golpe: el resto de Checoslovaquia y Memel. Italia se apunta a las conquistas. Con la
incorporación de los Sudetes y de Austria la situación de Checoslovaquia era desesperada, formaba una
cuña que se adentraba en Alemania. Tras la Conferencia de Munich y la anexión de los Sudetes
Checoslovaquia había quedado debilitada y Hitler decide ocupar (16 de marzo de 1939) la parte checa y
Eslovaquia se convierte en un país independiente bajo tutela alemana. Seis días después de la ocupación
de Checoslovaquia Hitler se anexiona Memel (en Lituania) (23 de marzo), una ciudad declarada libre en el
tratado de Versalles. En abril de 1939 Mussolini invadía Albania. Ese mismo mes, Francia y Gran
Bretaña estaban dispuestas a intervenir ante una próxima anexión. Mientras, Hitler y Mussolini firmaban
una coalición militar: el Pacto de Acero (mayo de 1939), por el que Alemania e Italia se aliaban
militarmente.
El término "guerra fría" fue por primera vez utilizado por el escritor
español Don Juan Manuel en el siglo XIV. En su acepción moderna fue
acuñado por Bernard Baruch, consejero del presidente Roosevelt,
quién utilizó el término en un debate en 1947 y fue popularizado por el
editorialista Walter Lippmann.
Este concepto designa esencialmente la larga y abierta rivalidad que
enfrentó a EE.UU. y la Unión Soviética y sus respectivos aliados tras la
segunda guerra mundial. Este conflicto fue la clave de las relaciones
internacionales mundiales durante casi medio siglo y se libró en los frentes político, económica y
propagandístico, pero solo de forma muy limitada en el frente militar.
El motivo de que la "guerra fría" no se convirtiera en "caliente" fue la aparición del arma nuclear. Antes de
la bomba, la guerra era, como afirmó Clausewitz, la continuación de la política por otros medios, tras
Hiroshima, la confrontación directa entre las potencias llevaba a la catástrofe general.
Los crecientes arsenales nucleares que las superpotencias fueron acumulando impidieron una guerra
directa que nadie hubiera ganado, sin embargo, EE.UU. y la URSS y sus aliados utilizaron la intimidación,
la propaganda, la subversión, la guerra local mediante aliados interpuestos...
Iniciada de forma clara y definitiva en 1947, tras un rápido proceso de deterioro en las relaciones de los
antiguos aliados, la guerra fría alcanzó su cenit en 1948–53. Tras diversos períodos de distensión y
enfrentamiento, la llegada de Gorbachov al poder en la URSS desencadenó un proceso que culminará con
la desintegración de la URSS en 1991. La guerra fría había concluido.
Las fuerzas centrífugas en el Este En la Europa oriental, el desafío al dominio de Moscú tuvo una
concreción mucho más violenta.
• En 1956, la revolución democrática en Hungría había sido aplastada por los tanques soviéticos. Doce
años más tarde la tragedia se repitió en Checoslovaquia. Alexander Dubcek emprendió en 1968 un
amplio programa de reformas liberalizadoras conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética
no se hizo esperar. El 21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia y pusieron
fin al experimento democrático. El líder soviético proclamó la Doctrina Breznev que consagraba el
dominio soviético sobre las "democracias populares".
• La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo el ámbito ideológico y llegando al
enfrentamiento territorial. En 1969 hubo violentos combates en el río Ussuri en la frontera común entre
ambos países. Esta ruptura se vio acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que culminó
con la visita de Nixon a Beijing en febrero de 1972.
Los conflictos en la era de la distensión La distensión buscó alejar el peligro de una guerra atómica
entre las superpotencias, no puso fin a la competencia entre los dos bloques enfrentados. Esta
competencia se concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo
XX:
Análisis de fuentes primarias - Actividades para aplicar a cada una de las siguientes fuentes: 1. ¿Cuál es
el tema principal o hecho central de la fuente?; 2. Identifica el proceso histórico al que pertenece la misma,
ubica a qué momento exacto del mismo corresponde-; 3. Elabora una explicación lo más completa posible
sobre el tema al que hace referencia la misma.
1. "Querido hermano:
(...) Una tercera parte de Rusia está sometida a una continua vigilancia policiaca; el ejército de policías conocidos y
secretos aumenta sin cesar; las prisiones, los lugares de deportación y los calabozos están repletos; aparte de
doscientos mil criminales de derecho común, hay un número considerable de condenados políticos entre los cuales
existen ahora multitud de obreros. La censura con sus medidas represivas ha llegado hasta un grado tal que no
alcanzó en los peores momentos de los años que siguieron al de 1840. Las persecuciones religiosas no fueron nunca
tan frecuentes ni tan crueles como lo son ahora, y cada vez van siendo más frecuentes y más crueles.
2. “Así pues, si bien frente a los acontecimientos supra e infra - racionales que se producen en el pueblo, mi
naturaleza vuelve a encogerse y sentirse tan insegura como en el año 1914, ahora me hallo menos expuesto a los
sucesos de la 'gran época' y conservó una distancia mucho mayor (...). Muchas de las cartas que recibo de allí [de
Alemania] parecen escritas bajo los efectos de una fiebre tremenda, igual que las de agosto de 1914, ardientes,
llenas de embriaguez, de odio y locura homicida. Las otras voces son más raras de escuchar, porque desde el Reich
nadie se atreve a escribir con franqueza, todo el mundo tiembla, ante el espionaje, la policía secreta, los
denunciantes. Más cuando alguno que otro se atreve a escribir la verdad, o uno de los no embriagados viene a
Suiza, oímos sus lamentos y su indignación o también su resignación; palabras a las que reacciona de inmediato
todo mi ser, sin límites. De nuevo estoy ahora con el corazón junto a los oprimidos y castigados: quienes reciben
malos tratos, los prisioneros, los judíos, los desterrados." Hermann Hesse, julio de 1933.
3. “El día 3 de febrero les expuse el anuncio hecho por el gobierno imperial alemán (...) que dice que utilizaría sus
submarinos para hundir todos los barcos que se acercaran a cualquier puerto de Gran Bretaña e Irlanda o de las
costas occidentales de Europa o a cualquiera de los puertos controlados por los enemigos de Alemania en el
Mediterráneo (...). Barcos de todas clases y cualquiera que fuera su bandera, su carácter y su carga, su destino o su
misión han sido enviados al fondo del mar sin ninguna advertencia y sin un solo pensamiento de ayuda para sus
pasajeros, fueran barcos de países beligerantes o de países neutrales (...). La guerra submarina de Alemania contra
el comercio es una guerra contra la humanidad (...) Se han hundido barcos americanos y se han perdido vidas
americanas (...). (...) Aconsejo que el Congreso declare que la reciente conducta del gobierno imperial alemán no es
sino un cambio de dirección en la guerra contra el gobierno y el pueblo de los EEUU. Propongo que el Congreso
acepte la posición de beligerante (...).” Woodrow Wilson, presidente norteamericano
4. “Médico de 52 años, ario puro, veterano de la Batalla de Tannenberg, con intención de instalarse en el campo,
desea progenie masculina mediante matrimonio civil con aria sana, virgen, joven, modesta, ahorradora,
acostumbrada al trabajo duro, ancha de caderas, que no use tacones altos ni pendientes y, si es posible, también sin
propiedades”.
5. Nos estamos acercando al final de un siglo sangriento, plagado de una invención política terrible: el totalitarismo. El
optimismo no es común en la actualidad, no debido a que la democracia es menos vigorosa sino porque los enemigos
de la democracia han refinado sus instrumentos de represión. Inclusive el optimismo está justificado ya que día tras
día la democracia está demostrando que no es una flor frágil. Desde Stettin, en el Báltico, hasta Varna, en el Mar
Negro, los regímenes impuestos por el totalitarismo tuvieron más de treinta años para establecer su legitimidad. Pero
ninguno aún ha sido capaz de arriesgar elecciones libres. Los regímenes impuestos por bayonetas no tienen raíz. La
fuerza del movimiento Solidaridad en Polonia demuestra la verdad contada en un chiste en la Unión Soviética: la
Unión Soviética continuaría siendo una nación de partido único, incluso si un partido opositor fuera permitido porque
todos se unirían al partido opositor.
Ronald Reagan, 8 de junio de 1982
6.
9
12.
11.
13. 14. Stalingrado - Stormy Six
Documento 14: Thomas Skidmore y Peter Smith, "Las transformaciones en la América Latina
contemporánea (década de 1880-década de 1990)"; en: Historia contemporánea de América
Latina, Crítica, 1996.
América Latina ha pasado por una serie de cambios económicos, sociales y políticos de largo alcance desde finales
del siglo XIX. Las economías nacionales se han integrado en el sistema global centrado en Europa y Estados Unidos,
han cambiado los agrupamientos y las relaciones sociales, las ciudades han florecido, y la política ha sido testigo de
reformas y trastornos, y a veces de estancamiento. Estas variaciones han llevado a una gran diversidad de
experiencias nacionales, por lo que tras este capítulo presentarnos, ocho casos prácticos: Argentina, Chile, Brasil,
Desde principios del siglo XX, los distintos estados latinoamericanos comenzaron la búsqueda de sistemas
económicos nacionales que les permitiesen superar los graves problemas sociales de sus respectivas naciones. En
ese contexto, la búsqueda de la industrialización fue un objetivo común para la mayoría de ellos.
Desde EE.UU. comienza una fuerte intervención, no solo económica, sino también de orden político y social. Fue el
presidente Theodore Roosevelt (1901-1909) quien pretendió complementar la antigua Doctrina Monroe (1823), que
hablaba de "América para los Americanos". Volvía a plantearse el tema de que era inaceptable la intervención
europea en los países americanos justificando, así, la posible intervención norteamericana.
Por otra parte, después de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos, comienza a establecer diversas áreas de
influencia en América Latina. Una economía en expansión como la de aquel país requería de materias primas para su
industria, y mercados para sus productos e inversión de capitales. Fue así como, bajo el imperativo
de la dinámica del capitalismo, los norteamericanos comenzaron a penetrar con sus capitales y empresas primero en
Centroamérica, y más tarde en toda América del Sur.
Con la crisis económica norteamericana, producida a partir del llamado jueves negro (octubre de 1929) se produce un
efecto en cadena que da a la crisis un carácter internacional.
Desde la paralización bursátil se desencadenó una serie de eventos que afectó a la mayor parte de la producción
industrial del mundo capitalista, con el consiguiente efecto sobre aquellos países exportadores de materias primas.
Asimismo, la crisis trajo consecuencias en todo el sistema. Se habla de consecuencias económicas, políticas y
sociales. En el orden político, se generó un aislamiento e intervencionismo estatal. Todos los países generaron
políticas de proteccionismo aplicadas a sus producciones locales. Se destacan fuertes críticas al sistema de libre
mercado y al “laissez-faire”, estableciendo una nueva teoría que justifique la intervención activa del Estado para
fomentar el empleo. A la vez, se produjo el descrédito de las democracias parlamentarias y el recrudecimiento de los
nacionalismos. Finalmente, el desempleo generó un aumento de los movimientos obreros y el nacimiento de partidos
políticos con base proletaria.
En consecuencia, la crisis del 1929 marcó el comienzo de una era que se caracterizó por la presencia creciente del
Estado en los asuntos públicos y económicos con el objetivo de superar aquel tipo de situaciones.
En América Hispana se presentan algunos casos importantes de revoluciones populares que pretenden alcanzar para
sus economías un desarrollo sostenido. Se trata de la Revolución Mexicana, el peronismo en Argentina y la
Revolución Cubana.
En México se había vivido un gran desarrollo económico en manos de capitales extranjeros, pero se había
descuidado las condiciones de vida de los trabajadores urbanos y de los campesinos mestizos e indígenas. Bajo el
mando de Francisco Madero, el pueblo se levanta contra el gobierno de Porfirio Díaz. Destacan también figuras como
Pancho Villa, con el estandarte de la Reforma Agraria y Emiliano Zapata al mando del improvisado ejército
campesino. Porfirio Díaz renunció y Madero entra victorioso a la Ciudad de México. Pero su acción no trajo paz: se
desarrolló una guerra civil entre los campesinos que exigían una reforma agraria total y los dueños de los latifundios,
extranjeros y mexicanos, que no estaban dispuestos a aceptar cambios en la estructura social y económica del país.
En 1911 el Plan de Ayala, firmado por zapatistas, declara traidor a Madero y establece la devolución de las tierras
usurpadas a campesinos e indígenas. Sube al poder Huerta, quien no recibe apoyo de los norteamericanos por no
ser un gobierno democrático. La intervención solo se produce para velar por los intereses de las compañías
petroleras norteamericanas ubicadas en Veracruz. Así, la revolución mexicana se extiende hasta los años ‘30.
Otro caso americano fue el de Argentina. La oligarquía ganadera y cerealera pierde su poder político a comienzos del
siglo XX, dando paso a los burgueses y proletarios, amparados por la modernización de la economía. En la década
Documento 16: Gallego, Marisa; Gil Lozano, Fernanda; Eggers Brass, Teresa; González Lebrero,
Rodolfo. "Historia Latinoamericana en el contexto mundial". Historia Argentina y Latinoamericana
en el contexto mundial en el siglo XX. Buenos Aires, Maipue, 2005.
El imperialismo y la diplomacia del "garrote"
Doctrina Drago
El Ministro de Relaciones exteriores argentino, Luis María Drago, formuló su oposición a la intervención extranjera en
Venezuela rechazando la postura de cobrar deudas por la fuerza. Declaró injustificable la expedición, bloqueo y el
bombardeo de los puertos venezolanos como procedimiento de los países acreedores para obtener el pago de su
deuda externa. Además consideró la agresión como un precedente peligroso para la seguridad y la paz de las
naciones latinoamericanas, que contrariaba la doctrina Monroe.
"Inglaterra y Alemania, que nunca habían logrado ponerse de acuerdo en nada, por una vez se solidarizaron
misteriosamente para ir juntas a Venezuela y volver también juntas. El plan era el mismo de siempre: Bloquear,
apoderarse de las aduanas, cobrar los derechos, pagarse a lo chino y volver a casa"...
"El cobro militar de los empréstitos supone la ocupación territorial de los países endeudados para hacerlo efectivo, y
la ocupación territorial significa la supresión o subordinación de los gobiernos locales a los ocupantes."
El protectorado en Cuba
En 1903 Cuba, ocupada militarmente por Estados Unidos desde 1898, debió aceptar la incorporación en su
Constitución de un documento elaborado por el senador norteamericano O. H. Platt. El texto, conocido como
"Enmienda Platt", establecía por un lado el derecho de Estados Unidos a intervenir en la isla para la preservación de
la independencia cubana y el mantenimiento de un gobierno adecuado". Por el otro dejaba asentado que todos los
actos realizados por EE.UU. en Cuba durante la ocupación militar, que duró cuatro años, serían considerados
válidos, es decir no cuestionados. Con el pretexto de garantizar la independencia de Cuba y su defensa, la enmienda
Platt exigía al gobierno cubano, ceder la isla de Pinos y la venta o arrendamiento a los EE.UU. de las tierras
necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados de la isla. Así obtuvieron la base
de Guantánamo. La enmienda Platt, que significó un verdadero protectorado sobre Cuba, fue, eliminada recién en
1934.
La ocupación de Cuba le permitió a Estados Unidos consolidar el dominio sobre las compañías azucareras. Cuba
reportó grandes beneficios: Estados Unidos adquirió toda su producción de azúcar, las empresas norteamericanas
El Canal de Panamá
En 1903 Roosevelt alentó una revolución separatista de la provincia colombiana de Panamá, para obtener el control
del futuro canal interoceánico, Panamá pacto entonces como una débil república independiente de Colombia y bajo el
protectorado
Norteamericano. La Constitución panameña de 1904 incorporó una enmienda que garantizaba el derecho de Estados
Unidos a Intervenir en cualquier asunto del país para restablecer la paz y el orden, o para proteger su independencia.
La nueva república quedó territorialmente dividida por la Zona del Canal, bajo control extranjero y cedido a
perpetuidad.
La construcción del Canal representó una gigantesca obra de ingeniería: llevó una década unir los dos océanos, y
miles de trabajadores trasladados a la zona murieron a causa de las habituales enfermedades tropicales,
especialmente epidemias de fiebre amarilla. La travesía del canal, que tiene unos 82 km, de largo, permitió a Estados
Unidos la comunicación directamente sus dos costas, acortando las distancias por mar entre Nueva York y San
Francisco4 California, Los buques tardan 9 horas en atravesar el sistema de esclusas que regulan el caudal de agua
y permiten elevar las embarcaciones, para salvar el desnivel del mar entre el Caribe y el océano Pacífico.
En 1914, un buque de bandera estadounidense atravesó el paso interoceánico por primera vez. El control del mismo
modificó la estrategia norteamericana y dio un nuevo impulso a su política imperialista en el Caribe. La posesión del
canal de Panamá fue el símbolo más evidente del neocolonialismo norteamericano.
En 1898 la anexión de las islas Hawái y la posesión de las Filipinas permiten a los Estados Unidos consolidar sus
intereses comerciales con el Lejano Oriente, los mercados de China y Japón. En Hawái se expanden las plantaciones
azucareras para el mercado norteamericano, y se instala la base naval de Pearl Harbor. El comercio con países del
Pacífico alentará el proyecto de apertura de un canal interoceánico que comunique ambos océanos a través de
América Central. En principio se había proyectado su construcción en Nicaragua, pero mientras tanto una compañía
privada francesa obtuvo el permiso para construir el canal en Panamá.
Sin embargo esta empresa quebró y en 1902 el Congreso norteamericano autorizó la compra de la compañía y la
adquisición al gobierno colombiano del dominio perpetuo sobre una franja de tierra situada en su territorio así como el
uso exclusivo del canal. El Senado de Colombia rechazó el tratado. Esta postura llevó al presidente norteamericano
Roosevelt a apoyar abiertamente un movimiento separatista panameño. En 1903, los marines norteamericanos
desembarcan en la ciudad y el gobierno de Washington reconoce al nuevo país, que cede a los Estados Unidos a
perpetuidad una banda de tierra del Atlántico al Pacífico. A cambio recibe una regalía de diez millones de dólares y el
pago de un arriendo de 250.000 dólares anuales.
La Zona del Canal de Panamá, bajo jurisdicción norteamericana, ocupa unas 94.000 hectáreas. El Canal fue
inaugurado en 1914. En 1921, Estados Unidos indemnizó económicamente a Colombia por "la pérdida" de Panamá
con 25 millones dólares, lo que significaba un reconocimiento de su responsabilidad en la independencia de esta
provincia.
Revolución mexicana -
La Revolución Mexicana llegó a su fin gracias a la Convención de
Aguascalientes.
¿Qué fue la Revolución Mexicana?
La Revolución Mexicana fue un conflicto armado que inició en
la nación mexicana de 1910 y culminó en 1920, y que es
considerada uno de los eventos sociales y políticos más
significativos del siglo XX en América Latina y Occidente. Consistió
en un conjunto de insurrecciones armadas opuestas a los sucesivos gobiernos que prosiguieron a la caída
de la dictadura de Porfirio Díaz, conocida como el “Porfirato”, y que se extendieron hasta la tercera década
del siglo XX, cuando se proclamó una Constitución mexicana.
Inicialmente el conflicto enfrentó a las tropas leales al gobierno de Porfirio Díaz contra la insurrección
encabezada por Francisco Madero. Esta última vencería en 1910, mediante el llamado Plan de San Luis,
avanzando desde San Antonio (Texas). Sin embargo, cuando en 1911 el propio Madero fue electo
presidente, comenzaron sus discrepancias con otros líderes revolucionarios como Pascual Orozco y
Emiliano Zapata, quienes se alzaron en su contra de sus antiguos aliados.
Un conjunto de militares, conocidos como la “Decena Trágica” y encabezados por Félix Díaz, Bernardo
Reyes y Victoriano Huerta, aprovechó el momento para dar un golpe de Estado, asesinar al presidente y
al vicepresidente, y colocar a Huerta en el poder. Esto a su vez desató el alzamiento de otros líderes
revolucionarios como Venustiano Carranza o Francisco “Pancho” Villa, quienes combatieron al gobierno de
Huerta hasta 1912, cuando, lejos de alcanzar la paz, se desató una serie de conflictos armados entre las
diversas facciones revolucionarias.
La Revolución Mexicana llegó a su fin gracias a la Convención de Aguascalientes, donde se nombró a
Eulalio Gutiérrez como presidente y se dieron los primeros pasos hacia la paz, aunque aún habría
insurrecciones y combates intestinos que conducirían a la instauración de la democracia y la muerte de los
líderes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923 y Obregón en 1928.
Causas de la Revolución Mexicana
La crisis del porfirato. El coronel Porfirio Díaz había gobernado México durante 34 años, logrando una
expansión económica a costa del malestar de las clases más pobres. Esto condujo a una crisis social,
política, económica y cultural que, cuando el propio Díaz anunció que se retiraría al terminar su mandato,
desencadenó la lucha armada.
La miserable situación rural. México tenía 80% de población rural, pero las leyes y prácticas sociales y
económicas del gobierno favorecían a los grandes latifundistas y terratenientes. El campesinado y las
colectividades indígenas vivían muy mal, despojados de tierras y sin nada que perder.
Las campañas de Madero. Madero realizó tres campañas proselitistas en contra de la reelección del
dictador, por las cuales fue acusado de incitar a la rebelión y sentenciado a la cárcel. Se le liberó luego,
pero sin derecho a salir del país ni participar en las elecciones, en las cuales se reeligió, rompiendo su
promesa, al coronel Díaz.
Consecuencias de la Revolución Mexicana
3,4 millones de afectados. No hay cifras exactas del número de fallecidos durante la Revolución
Mexicana, pero se estima entre el millón y los dos millones de personas. Además, hubo amplia emigración
a otros países, hambruna, caída de la tasa de natalidad y una pandemia de gripe española en 1918.
Nuevo rol del Estado. La Revolución permitió a las clases desfavorecidas ingresar al Estado y ocupar
funciones burocráticas y administrativas. El ejército, que apoyaba a la Revolución, captó personal de las
clases medias y bajas, creciendo en un 50 o 60%; todo lo cual significó un cambio importante en la
repartición de la riqueza y una importante migración de los campos hacia las ciudades.
Documento 18: MIRAS, Eugenia. “La Guerra de los cristeros, la terrible masacre civil y la
deshonrada participación norteamericana”
En: https://www.abc.es/hemeroteca/revolucion+mexicana Actualizado:17/04/2018
La comunidad católica se alzó en armas contra el Gobierno mexicano en los años 20 para defender la libertad de
culto. Las autoridades norteamericanas atentarían contra los soldados para apoyar al Estado laico del presidente
Calles.
La crisis mundial iniciada en 1929 golpeó duramente a las economías latinoamericanas. Gran Bretaña y los
EEUU transfirieron los efectos de la crisis a los países que se encontraban bajo su influencia, bajando los
precios de las materias primas, repatriando inversiones y colocando trabas a las exportaciones
latinoamericanas.
Las consecuencias de estas políticas fueron el desempleo y la miseria. Ante la falta de divisas comenzó a
desarrollarse la industria liviana, para reemplazar las importaciones que ya no podían adquirirse. El
Estado, controlado por las elites conservadoras, intervino en la economía y subvencionó las actividades de
los sectores dominantes. Esta intervención no se dio en el terreno social, donde las mayorías populares
quedaron libradas a su suerte.
La baja de los precios agropecuarios llevó a la ruina a millones de campesinos que comenzaron a migrar
hacia las ciudades en busca de trabajo en las nuevas industrias. Este proceso provocó grandes cambios
en la composición del movimiento obrero latinoamericano durante toda la década del ’30.
Los trabajadores recién llegados traerán su inexperiencia política y sindical y no se sentirán del todo
representados por las dirigencias sindicales de izquierda que predominaban en las grandes ciudades. De
tendencias más conservadoras, los trabajadores provenientes del campo promoverán un sindicalismo más
negociador que combativo e irán conformando la base social de los movimientos políticos conocidos como
populistas que florecerán por toda América Latina entre mediados de los años ’30 y comienzos de los ’50.
Los populismos desarrollarán, de acuerdo a las características de cada país, el modelo del estado
benefactor iniciado por Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos a comienzos de la década del 30.
Este modelo proponía integrar el obrero al sistema como consumidor- productor, elevando el nivel de los
salarios para aumentar la demanda y mejorando la calidad de vida de los sectores populares a través de
fuertes inversiones en rubros como salud, educación y vivienda con el objetivo de alejarlos de la influencia
revolucionaria.
En México, el presidente Lázaro Cárdenas profundizó las conquistas en la legislación laboral y en la
división de los latifundios iniciadas con la Revolución Mexicana de 1910 expropiando las compañías
petroleras extranjeras en 1936.
Hacia 1937, Getulio Vargas funda en Brasil el Estado Nuevo, impulsando la actividad industrial y la
sindicalización de los trabajadores brasileños.
Entre 1946 y 1955, el modelo peronista intentó cambiar el perfil económico argentino, pasando de una
economía agroexportadora a una economía basada en el mercado interno y en la expansión del consumo.
Si bien el objetivo no pudo concretarse, sus logros parciales implicaron cambios muy profundos en la
sociedad argentina y un mejoramiento en las condiciones de vida de los sectores populares.
El peronismo en la Argentina, el Frente Popular en Chile, el varguismo en Brasil y el nacionalismo
revolucionario de Paz Estensoro en Bolivia, expresaron el ingreso de los nuevos sectores populares a la
política.
[…] Hay cierta coincidencia en algunos autores en aceptar al «populismo» en diferentes situaciones
históricas ocurridas en Latinoamérica. Hay casos en que los líderes populistas alcanzaron el poder, en
tanto que en otros jamás llegaron a gobernar, pero si dieron origen a partidos políticos o movimientos
populares contestatarios, que tuvieron activa presencia en la vida política de sus países. En general, se
denomina populista a los gobiernos de Juan Perón en la Argentina (1946-55), de Getulio Vargas (1930-
45/1951-54) y João Goulart (1961-64) en Brasil, de Lázaro Cárdenas (1934-40) en México, de Víctor Paz
Estensoro (1952-56/1960-64) y Hernán Siles Suazo (1956-60) en Bolivia, y de José María Velasco Ibarra
(1934-35/ 1944-47/1952-56/1956-61/1968-72) en Ecuador. También son considerados como populistas
algunos movimientos políticos como el APRA peruano, liderado por Víctor Haya de la Torre o el Gaitismo
colombiano, fundado por Jorge Gaitán. […]
El Populismo brasileño: Getulio Vargas
El 1930 marca un punto de ruptura en la historia brasileña; la llamada «Revolución del 30», que acabó con
la Primera República o «República Velha», dio lugar a un período que Aspacia Camargo llama la «era
Vargas», período donde se establece una nueva forma de organización del estado; los primeros años bajo
la influencia del «tenentismo» conformando una república unitaria, nacionalista y reformista, en oposición
al federalismo oligárquico de las elites regionales. Esto fue favorecido por las situaciones de la década
anterior: la 1º Guerra Mundial, la presión industrialista, la crisis de sobreproducción del café, el aumento de
la población urbana y de los sectores medios y el hartazgo de un sistema político fraudulento.
El nuevo estado dejó de representar los intereses de un sector de la sociedad, la burguesía del café, que
había sido dislocada del centro de la escena, por la crisis. Por su parte los sectores medios no eran
suficientemente fuertes y el «tenentismo» había fracasado en sus intentos de movimiento político
autónomo, frente a este empate de fuerzas, el gobierno de Getulio Vargas asumió el papel de árbitro y
mediador de las disputas internas. A partir de ahora hay una redefinición del rol y la función del Estado, a
la luz de la ideología nacionalista que dominará el pensamiento político y económico de los años 30. Las
ya viejas discusiones sobre la extensión territorial que habían alimentado al nacionalismo en el siglo
anterior, dieron paso al desarrollismo. La idea de una Amazonia vista como un espacio vacío, como una
reserva que despertaba la codicia del extranjero, estará presente en las nuevas políticas públicas, donde la
vieja idea de «gobernar es construir caminos», pondrá en marcha un proyecto nacional desarrollista que
fue capaz de superar la fase oligárquica.
La primera gran preocupación, de la administración de Vargas, fue la constitución de nuevo estado capaz
de mantener la unidad nacional y el equilibrio de las diferentes fuerzas sociales, dirigir la nación por encima
de las oligarquías estaduales y promover a la industrialización. En el 32, frente a la Revolución Paulista»,
último intento de recuperación del poder oligárquico en el Estado, Vargas se coloca como mediador entre
la oligarquía y el tenentismo, fortaleciendo su posición conciliadora.
Había comprendido -además- que sería imposible reorganizar el país en hostilidad con las oligarquías.
Finalmente, en 1933 reunida la Asamblea Constituyente, promueve la conciliación entre el federalismo
oligárquico y el centralismo tenentista. Entonces prevaleció la «coordinación de las grandes
representaciones» dirigidas por los principales liderazgos tradicionales: São Paulo, Minas Gerais, Rio
Grande do Sul y Bahía.
Historia – 5° año – Ojeda - Rando Página 72
En 1934 fue aprobada la nueva constitución -definida por algunos estudiosos como «híbrida», ya que era a
un mismo tiempo, intervencionista en lo económico y liberal en lo político. Por un lado decretaba las
autonomías estaduales y fortalecía el Congreso, por otro, imponía un fuerte control a través de elecciones
indirectas para presidente, mientras implementaba los derechos sociales.
En el 1935 se produjo lo que se ha conocido como la «Intentona Comunista»; suceso que le prestará, al
presidente, argumento para, dos años más tarde, instaurar el «Estado Novo» y entonces, establecer su
pleno dominio político. Hasta ahora había tenido que maniobrar con una coalición sumamente compleja de
fuerzas contradictorias.
Fue un golpe comandado por el propio Vargas, cuyo objetivo principal era crear instituciones capaces de
imponer el poder del Estado y mostrarse con la capacidad suficiente para combatir el comunismo y el
caudillismo. Fue silenciosamente preparado pero estridentemente presentado, se suspendió la
Constitución del 34 y simbólicamente se quemaron las banderas estaduales en ceremonia pública, para no
dejar lugar a dudas: habría, a partir de ahora un solo Estado, el nacional. El fortalecido poder central, se
ocupó de nombrar interventores para las administraciones estaduales, controlar los recursos energéticos
nacionales, organizar el servicio público, la siderurgia y acelerar la industrialización. Para esto, había sido
preciso suspender el Congreso, las Asambleas Estaduales y la Constitución Nacional. Esta experiencia
unitaria se extendió hasta el año de 1945, cuando cae la dictadura del «Estado Novo» tras un movimiento
militar.
El dictador tuvo plenos poderes, tanto legislativos como ejecutivo y si algo caracterizó al nuevo régimen,
fue el máximo grado de participación del Estado en todos los asuntos. Tal vez la más drástica medida haya
que colocarla en el congelamiento de la deuda externa, que no había parado de crecer como
consecuencia del déficit en la balanza de pagos, por la disminución de las exportaciones y de los ingresos
reales en la economía.
Otra novedad fue la creación de autarquías especiales que atendían todos los rubros de la economía: el
IAA (Instituto do Açúcar e do Álcool), el IBC (Instituto Brasileiro do Café), el Consejo Nacional del Café, el
Departamento Nacional del Caucho, el Instituto del Cacao, el Instituto Nacional de Estadística y Censo, el
Consejo Federal de Comercio Exterior, el Consejo Brasileño de Geografía; al mismo tiempo se promulgaba
el Código de Minas, el Código de Aguas, se implementaba la industria Siderúrgica (Cia. Siderúrgica
Nacional, la Usina Siderúrgica de Volta Redonda, la Companhía do Vale do Rio Doce, la
Fábrica Nacional de Motores), se desarrollaba la industria Petrolera (Petrobras), la energía eléctrica y la
industria automotriz.
Con respecto al problema social, el Estado incorporó una legislación muy próxima al estado corporativo,
pero atendiendo a viejas reivindicaciones laborales que se arrastraban desde las huelgas del 1919. Con la
creación del Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio, el gobierno reglamentó los sindicatos, creó la
Junta de Consolidación y legisló sobre el régimen de trabajo de hombres, mujeres y niños, otorgando la
jornada de 8 horas., el salario mínimo, vacaciones, estabilidad laboral, indemnizaciones por despido,
convenciones colectivas de trabajo y la creación del Instituto de Jubilaciones y Pensiones, además de la
Justicia del Trabajo. Pero acabó con la autonomía sindical, sólo existiría un sindicato por cada profesión,
con la debida autorización ministerial; además se fijaba el descuento de una jornada por año y por
trabajador que iría a constituir el «fondo sindical», que canalizado vía Ministerio del Trabajo se distribuiría
entre los sindicatos. El impuesto sindical se convirtió así, en una fuente de dependencia política y un
camino para la burocratización y corrupción del sindicalismo.
Por otra parte, Vargas implementó una política internacional altamente pragmática aunque no siempre
ética, coqueteó con la Alemania nazi en los primeros años y finalmente en el año 1940 firmó un pacto con
Estados Unidos cuando Roosevelt visitó el país (Conferencia de Rio de Janeiro) por el cual, a cambio de la
utilización de las costas del noreste, como base para las naves y la aviación aliada, Brasil recibiría una
ayuda por 200 millones de dólares en armamentos y créditos blandos, que le permitieron financiar el
codiciado proyecto de industrialización.
El «Estado Novo» fue fundamentalmente un estado autoritario que se transformó en el principal
instrumento de acumulación capitalista al servicio de la burguesía industrial brasileña. Vargas no logró
nunca ser el líder de un movimiento unificado y homogéneo, como lo fue Perón, pero sí un articulador de
fuerzas heterogéneas sobre las que estableció su dominio personal a través de un complicado sistema de
alianzas. En las regiones más modernas del país consiguió firmes bases de apoyo en los sectores obreros
y medios, pero en el interior, rural y arcaico, deberá buscar su sustentación en las viejas maquinarias
políticas clientelísticas de la oligarquía rural. De allí que no consiguió construir un partido político único, sus
fuerzas de apoyo se organizaron en dos facciones, el Partido Social Democrático (PSD) que agrupó a los
EEUU emergió de la Segunda Guerra Mundial con prestigio y una autoridad muy crecidos. La guerra sacó
de la depresión a su economía y la introdujo en un ingente esfuerzo industrial. A diferencia de Europa o
Japón no había sufrido daños internos; su economía estaba intacta y prosperaba... había construido el
arsenal más importante que el mundo había conocido, culminando con la bomba atómica. La guerra
también le proporcionó una red de alianzas que ofrecía una base de poder fuerte en la política
internacional de posguerra.
... tras 1945, EEUU centró su preocupación en la recuperación de Europa y Japón. La administración
Truman (1945-1953) y el Congreso, junto con algunos perspicaces empresarios, se dieron cuenta de que
era esencial para su prosperidad que Europa tuviera una economía fuerte. El Plan Marshall apeló al
aspecto humanitario y económico de la población estadounidense y ayudó a dirigir la atención
especialmente hacia Europa.
¿Qué pasó con América Latina? Simplemente a los responsables políticos de EEUU no les pareció
importante... la administración Truman parecía dar por sentado que continuaría recibiendo su leal respaldo
casi como fuera de cajón.
La relativa indiferencia se rompió por una amenaza exterior. Cuando las relaciones con la URSS
comenzaron a enfriarse, la administración Truman decidió organizar una ofensiva de Guerra Fría en
América Latina, que adquirió dos aspectos. El primero era conseguir que los gobiernos latinoamericanos
rompieran relaciones con la URSS, lo cual tuvo un éxito notable, ya que todos con excepción de México,
Argentina y Uruguay lo hicieron. El segundo aspecto fue presionar a los gobiernos latinoamericanos para
que proscribieran los partidos comunistas. El éxito de esta campaña demostró lo sensibles que seguían
siendo las elites latinoamericanas a las directrices de EEUU. La Administración Truman también decidió
hacer permanente la alianza miliar creada durante la guerra. En 1945, una reunión especial de los
ministros de Asuntos Exteriores del hemisferio, celebrada en la ciudad de México, convino en la necesidad
de redefinir el sistema panamericano. El primer paso se dio en 1947, cuando las delegaciones aprobaron
un tratado (El Pacto de Río) que definía el ataque a cualquier Estado Americano, desde dentro o desde
fuera del hemisferio, como un ataque a todos y demandaba medidas colectivas para rechazarlo.
“El no tan romántico héroe de América: Ernesto “Che” Guevara” por: Carlos Daniel Lasa
Fuente: http://www.revistalarazonhistorica.com/13-5/
❖ Doctor en Filosofía. Decano del Instituto de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Villa María, y Profesor Asociado
por Concurso de la Cátedra de Filosofía (Universidad Nacional de Villa María) y en la Universidad Católica de Salta (Sede Villa
María).
La ideología opera de un modo reductivo en las mentes y los corazones de los hombres de modo tal que
genera realidades virtuales que nada tienen que ver con lo auténticamente real. Esta mentalidad
ideológica, enemiga irreconciliable de la verdad, ha construido una realidad idílica y romántica del Che
Guevara que está completamente alejada del sujeto histórico real. En los renglones que siguen nos
ocuparemos, simplemente, de referir cuál fue el pensamiento del Che Guevara para que se pueda saber, a
ciencia cierta, quién fue este famoso personaje. Para ello investigamos su obra escrita y traemos a
colación sus propias palabras como para que no queden dudas de lo que realmente pensó Ernesto
Guevara.
Filosófica y políticamente, Guevara es marxista. Expresa el Che: «Hay verdades tan evidentes, tan
incorporadas al conocimiento de los pueblos que ya es inútil discutirlas. Se debe “ser marxista” con la
misma naturalidad con que se es “newtoniano” en física, o “pasteuriano” en biología…»[1]. Y añade: «Es
por ello que reconocemos las verdades esenciales del marxismo como incorporadas al acervo cultural y
científico de los pueblos y lo tomamos con la naturalidad que nos da algo que ya no necesita discusión»[2].
Observe el lector el modo en que Guevara ha determinado, dogmáticamente, que el marxismo es una
verdad cuasi revelada que no puede someterse a discusión alguna.
Al asumir la filosofía de Marx, Guevara suscribe al ideal revolucionario. Marx enseña, en efecto, que la
naturaleza no está para ser interpretada sino para ser transformada. A esto último, Guevara lo considera
un cambio cualitativo en la historia del pensamiento social[3]. Desde su óptica, la diferencia respecto de
Marx es que este último fue un científico que pensó las leyes que gobiernan la revolución; los cubanos
fueron aquellos que las aplicaron[4].
Ahora bien, esta revolución no se hace de abajo hacia arriba: es una elite la encargada de concientizar a la
masa y de comandarla. Para Guevara, la lucha guerrillera se desarrolla en dos ambientes bien distintos:
«…el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar, y su vanguardia, la guerrilla, motor
impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo»[5]. En
otro lugar expresa: «Nuestra aspiración es que el partido sea de masas, pero cuando las masas hayan
alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educadas para el comunismo»[6].
Pero entonces, ¿para qué la revolución? La respuesta es simple: para la creación delhombre nuevo[7], o
sea, el equivalente a la promesa de la instauración del reino celeste en la tierra que proclamaba el
cristianismo. Resulta interesante, al respecto, la obra de Norman Cohn En pos del Milenio, en la cual
muestra cómo los movimientos milenaristas que surgieron entre los poseídos y desarraigados de Europa
occidental entre los siglos XI y XVI, instruidos y guiados por presuntos profetas y mesías provenientes, en
Documento 24: L. Buján. La primera guerra argentina del siglo XX. Bs. As., Fundación Nuestra
Historia, 2001. (Derechos reservados.) (fragmento)
Hispanoamérica comienza a experimentar a partir de los años sesenta un fenómeno totalmente novedoso:
la participación de muchos jóvenes sacerdotes en actividades y movimientos políticos o en
manifestaciones de protesta social. Llegados de la mano de los nuevos vientos reformistas inaugurados
por el Concilio Vaticano II (1962-1965), muchas de sus ideas y prácticas se difundirán rápidamente por el
continente; con ellas, lo harán también otras ideas de carácter francamente subversivo. Numerosos
sacerdotes, a veces ingenuamente, otras no tanto, confundirían su verdadera misión y la misión de la
Iglesia en la tierra, y lo que es más grave, llevarán su confusión a los fieles.
En esos años surgirá el concepto Teología de la Liberación 3; el término es introducido por el peruano
Gustavo Gutiérrez, y recuerda su obra: "¿Teología del desarrollo o Teología de la Liberación?", pero
reconoce sus antecedentes en el "Nuevo Catecismo" de la Iglesia holandesa; por este medio se permitirá
la infiltración en el seno del catolicismo de una nueva terminología que facilitará posteriormente una
interpretación del Evangelio a la luz de los principios del marxismo y de la subversión. Al continente
americano estos principios llegan a partir de que muchos sacerdotes viajan a Europa con fines de estudio
o pastorales; serán algunos de estos, quienes al regresar adscriban y difundan posiciones claramente
marxistas. Otro elemento de difusión, lo constituyen los sacerdotes europeos que vienen en carácter de
"misioneros" a América, españoles, holandeses, franceses, belgas, etc., que a veces en carácter de "curas
obreros", o puestos al frente de parroquias, inician su acción proselitista.
En sus países organizan cursillos, retiros, seminarios y jornadas de espiritualidad vinculadas al CELAM.
Esta influencia se haría sentir en la preparación de la Segunda Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano, y gozaría de un respaldo inesperado al producirse el manifiesto de los Obispos del
Tercer Mundo, firmado entre otros por Monseñor Helder Cámara.
El 15 de agosto de 1967 se conoce el manifiesto de 18 obispos del Tercer Mundo, encabezado por
Monseñor Helder Cámara, Arzobispo de Recife y Olinda, diócesis del nordeste de Brasil. En este texto,
lleno de citas evangélicas e interpretando muy particularmente los Documentos de la Iglesia, se convocaba
a los cristianos a pasar a la acción revolucionaria. Ya en 1965, el sacerdote colombiano Camilo Torres,
daría el primer pecado de escándalo en el clero, cuando se una a la guerrilla del Frente de Liberación
Nacional y muera en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad al año siguiente. Su nombre y
ejemplo serían tomados como bandera por otros católicos influenciados por las ideas progresistas. Otro
caso similar lo produce Nestor Paz Zamora, quien se une a la guerrilla boliviana de Inti Peredo; este ex-
sacerdote redefine la conversión, que deja de ser un acto piadoso, inspirado por el Espíritu Santo, para
pasar a ser un acto de violencia "justiciera": " La conversión significa violencia interior primero y violencia
sobre el explotador después” 4.
Sería a partir de la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana celebrada en Medellín, Colombia, a
continuación del Congreso Eucarístico Internacional de Bogotá, reunida entre el 28 de agosto y el 9 de
setiembre de 1968, cuando el progresismo produzca avances importantes. La Conferencia, debía adecuar
los resultados del Concilio Vaticano II en el continente; su resultado quedaría plasmado en las
denominadas "Actas de Medellín", que entre otras cuestiones sostenía el diálogo entre católicos y
marxistas y la necesidad de que el católico pase a la acción política. En su enfoque general, las actas
reflejan la influencia marxista en el más alto organismo de la Iglesia en Hispanoamérica, claro por la
terminología utilizada en todo el documento. En Medellín se: " releen las orientaciones del Concilio
Vaticano II desde la denuncia y el rechazo de la situación de opresión y pobreza vigente en América Latina
y se urge a los cristianos a la acción" 5.
Uno de los personajes más notorios de la Teología de la Liberación, decía que en Medellín, la Iglesia: " No
deja de ver que América Latina se encuentra en muchas partes en una situación que puede llamarse de
violencia institucionalizada. No debe, pues escandalizarnos que nazca en América Latina la tentación de
la violencia.No hay que abusar de la paciencia de un pueblo que soporta durante años una condición que
difícilmente aceptarán quienes tienen una mayor conciencia de los derechos humanos" 6.
3
Para un análisis más profundo de este hecho social ver nuestra tesis para la licenciatura en Historia : ¿ Nueva Teología, Teología
Hispanoamericana o instrumento político?. La Teología de la Liberación Hispanoamericana, Universidad Católica de Salta . Sede Buenos Aires.
Capital Federal, abril de 2004 (inédita).
4
Carta de Néstor Paz Zamora a su hermano. En: Los Cristianos y la Revolución. Un debate abierto en América Latina, Santiago de Chile,
Empresa Editora Nacional Quimantú, 1972. P. 290.
5
Bresci, D. Op.cit. P. 20.
6
Dussell, Enrique. Caminos de Liberación Latinoamericana.1, Bs. As., Latinoamericana Libros, 1973. 2da. edic. P. 110.
7
Sacheri, Carlos, La Iglesia Clandestina, Bs. As., Cruzamante, 1977. P. 8.
8
Idem.
9
Guillespie, R. La guerrilla....Op. cit.P. 193
Los términos “mundialización” y “globalización” son hoy parte del vocabulario corriente. Ambos conceptos
se utilizan indistintamente para indicar que, en escala mundial, los intercambios se multiplican
rápidamente, lo que se hace evidente en los sectores científicos, técnicos y culturales. La multiplicación de
intercambios se tornó posible gracias a sistemas de comunicación más rápidos y eficaces.
En este primer sentido corriente, los términos mundialización y globalización evocan la interdependencia
de las sociedades humanas. Una crisis económica en los Estados Unidos, decisiones de la OPEP sobre el
precio del petróleo, las tensiones entre palestinos e israelíes –para citar apenas algunos ejemplos– tienen
repercusiones de carácter mundial. Nos vemos comprometidos, interpelados e incluso afectados por
catástrofes que pasan lejos de nosotros, sentimos nuestra responsabilidad frente al hambre y la
enfermedad en todo el mundo.
Las propias religiones dialogan intensamente. Inclusive dentro de la Iglesia católica, las comunicaciones se
intensifican. Adquirimos así una aguda conciencia de que pertenecemos a la comunidad humana.
En este primer sentido, habitual, hablamos de “integración”. En lenguaje común se dice que “las distancias
no cuentan más”, que “los viajes aproximan a los hombres”, que “el mundo se convirtió en una aldea”.
El mundo tiende a una mayor unidad. En principio deberíamos alegrarnos. Es natural que la nueva
situación lleve a que se consideren nuevas estructuras políticas y económicas que procuren brindar
respuesta a nuevas necesidades. Sin embargo, ello no puede realizarse a cualquier precio y de cualquier
manera(1).