Está en la página 1de 23

Jocker And A Daemonium © |TaeKook| #4

I`m uan Quidox

Published: 2019
Source: https://www.wattpad.com
❝C A P I T U L U M U N❞

—Oye, ¿Haz visto a TaeHyung?.


—No mi señor, no lo he visto.
—¿Sabes de alguien que sepa dónde pueda estar?.
—Pueda que el Joven TaeHyung este en sus aposentos.
—Imposible, ya busque ahí.
—¿Tal vez este con sus padres?.
—Tampoco, ya lo busque ahí también.
—¿Y con alguno de sus hermanos?.
—No lo creo, Chanyeol está jugando en el patio con sus hijos, y mi papá
JiMin está en el inframundo con mi otro padre.
—Mgh, ¿En la torre? A veces está ahí.
—No, ya lo busque ahí también.
—¿En el jardín con Yeontan?.
—Yeontan está en la sala durmiendo.
—¿En su habitación privada armando algún juguete?.
—Lo busque ahí, y no está.
—¿En la cocina robándose algún postre?.
—Tambien pregunté en la cocina, pero no ha estado ahí.
—¿En la entrada del castillo? A veces está sentado viendo a la nada en
ese lugar.
—Fue el primer lugar donde lo busque.
—¿Y ya busco en los calabozos del castillo? Lo he visto algunas veces
ahí, viendo los huesos de algunos antiguos prisioneros.
—De ahí vengo, no lo encontré.
—¿En el comedor? Tal vez confundió la hora del almuerzo como
siempre.
—Ya es de noche, no está ahí.
—Bueno mi señor, me rindo, no sé dónde pueda estar su esposo. —
expreso fatigado el pobre demonio de nombre Mark. Al ser el guardián del
joven JungKook estaba acostumbrado a ese tipo de charlas donde siempre
era el mismo tema, ¿Donde estaba TaeHyung?.
—Bueno no importa, ya sé dónde esta. —respondio sin ninguna
expresión en el rostro, Mark observó cómo el joven JungKook se alejaba
sin decir nada más, como siempre. Parecía perdido en su propia mente, sus
ojos no reflejaban nada, ni siquiera parpadeaba normalmente, lo hacía cada
minuto y eso sí que era perturbador. El demonio prefirió seguir su camino y
dejar que el castaño buscará por el mismo a su pareja.
JungKook, ese chico, el cual para muchos era un gran misterio desde el
día que lo conocieron, algunos simplemente no entendían su
comportamiento, su falta de emociones o la dualidad que tenía para hacer
comentarios sugestivos que te dejaban con un mal sabor de boca, pocas
veces se le ha visto sonreír, y todas ha sido estando al lado de Kim
TaeHyung, algunos aseguran que se debía a que el afecto y la conexión que
tenían era única. Pero, pocos sabían que Min JungKook, en realidad no
poseía del todo la habilidad de las emociones digamos, empáticas. Las
fingía, y muy bien. Pero, con Kim TaeHyung era la excepción, al igual que
con sus padres y hermanos, y su demás familia, solo unos pocos podían
gozar de su amoroso amor, pero para los demás, sencillamente no.
Tenía solo nueve meses de gestación cuando murió, tenía solo treinta
años de muerto cuando lo regresaron a la vida, tenía solo quince años
cuando regreso a su hogar, a su verdadero hogar, tenía solo cinco años
cuando se obligó a olvidar para poder avanzar, tenía solo dieciocho años
cuando cambio y por fin acepto lo que era, y que amaba a cierto sujeto,
ultra mega raro. Pero bueno, eso ustedes ya lo sabían.
El chiquillo de cabellos castaños oscuros camino discreto por el camino
de grana, algunos sirvientes le dieron una leve reverencia la cual, no
regreso, él solo miraba al frente, sin parpadear, sin cambiar la manera rígida
pero amplia de su caminar, movía su cabeza de un lado a otro, mientras
movía sus labios, simulando hablar, aunque no lo hacía, solo era el gesto,
movía sus manos, la cuales estaban a la altura de su cintura, las movía como
si estuviera tocando las teclas de algún piano, sus pasos se hicieron casi más
rápidos. Se detuvo, justo cuando llego a su destino, la gran arboleda que
estaba en una esquina del castillo, alejada de los ojos curiosos, miro su
entorno, buscando con esos bellos ojos azules con grandes iris negros que
parecían brillar con destellos amarillos. Empezó a morder sus labios cuando
no encontraba lo que quería, se estaba impaciantando, aún así no perdió la
cordura como casi todo el tiempo sucedía. Suspiro, y volvió a suspirar,
hasta que lo vio. Su esposo, el tonto como le decía estaba sentado en el
pasto viendo quién sabe que con tanta concentración.— Kim TaeHyung. —
le llamo, pero el mencionado no se movió, parecía una estatua, incluso
parecía que no estaba respirando.
—¿Qué?. —respondio después de varios segundos. JungKook tomo una
piedra del suelo y se la lanzó sin remordimiento alguno, golpeó justo el
rostro del otro, quien sólo apretó sus manos para no soltarle un insulto.
—Hablame bien, porque aún no se me olvida lo que haz hecho. —
reprocho el castaño acercandose— Anda arriba, me vas a acompañar.
—No, no iré contigo, me da mucha lata acompañarte conejito. —dijo
TaeHyung con enfado, ambos se mantuvieron sus miradas retadoras,
ninguno parecía ceder ante cualquier cosa, JungKook no pestañeo, al igual
que TaeHyung.
—Entonces hasta aquí llegamos. —se dio la vuelta, y como siempre no
obtuvo respuesta, por eso mismo decidió que no perdería su tiempo en una
discusión más con Kim TaeHyung. Le incómodo un poco que el chico haya
decidido esconderse en la arboleda, aquel lugar donde se conocieron, le
fastidiaba en algunas ocasiones que no aceptará la culpa de sus actos. Pero
que más da, al final del día todo se resolvería.
Fue por eso, que sin perder más tiempo, cosa que no le gustaba, salió del
castillo, camino por la estrecha entrada colina abajo, se topó con otros
oscuros pero no les hablo y ni ellos a el. Cruzó las rejas del gran castillo
Kim, donde por fin pudo llegar hasta la zona del camino del imperio.
Como siempre vio solo al frente, no escuchaba nada más que la voz de su
cabeza que le decía muchas cosas entre ellas, las típicas estupideces, que
diera la vuelta, tomara una espada y la ensartara en algún ser, así su sed por
sangre se calmaria. Prefirió ignorar eso, también le decía que se tirara al
suelo y rodará en vez de caminar, o que intentara provar el sabor del tallo de
los árboles. Demasiadas cosas que al final no le interesaba hacer, pero por
alguna extraña razón pensaba.
Escucho pequeñas pisadas detrás de él, no volteó porque sabía que era
TaeHyung quien lo seguía de cerca, vaya, al parecer siempre funcionaba
decirle que hasta ahí la dejaban, TaeHyung se ponía muy nervioso cada que
escuchaba eso.— ¿Me ignoras aún escuchandome?. —no respondió—
¿Dime, de qué color crees que sean las fresas rojas?. —JungKook se
detuvo, procesando la pregunta, una muy lógica pero se le hacía ilógica,
¿Por qué el color de las fresas rojas? ¿Por qué, que tenía de especial?.
Gruño, cuando entendió.
—Te odio. —respondio, al parecer TaeHyung río porque JungKook dejo
de ignorarlo ante la tonta pregunta.
—Tu sabes bien que no es así. —dijo el mayor detrás de él— Yo te amo.
—Lo haces solo porque así tenía que ser. —ataco, sin una pizca de
arrepentimiento ante el grave comentario que soltó.— Por mi, hubieras
amado a alguien más.
—Deja de decir cosas que no tienen sentido para mí. —hablo calmado,
sus pasos se oían más cerca— Tu sabes que yo se, que todos saben, y eso es
todo.
—Comprendes sin comprender. —dijo— No eres el único que sabe usar
ese tipo de argumentos.
—Bueno, bueno, entonces deja de usar palabras que no comprendo. —le
dijo con recelo, JungKook respiro pesado al sentir las manos del pelicolor
hacerse paso por su cintura hasta tenerlo completamente abrazado a él.
Siguieron caminando en esa posición.— Ya, lo lamento. —murmuro cerca
de su oído.— Lamento haber estado en desacuerdo contigo —beso su sien,
JungKook medio sonrió, lo intento— Tu ganas, Plutón en un planeta,
aunque sabes que yo se que tú sabes que todos saben... —el pelicolor le
besó la mejilla, tomo la mano del menor con mucho cuidado, se posiciono a
su lado, y así ambos emprendieron camino hacia cierto lugar.
JungKook resopló un poco, algunos dirían que la discusión era estúpida,
pero para seres como ellos dos, que estaban acostumbrados a la rareza, que
les dijeran algo, que les llevará la contraria a su locura. Hacia explotar algo
dentro de su ser y mente, y más si las peleas eran entre ellos dos, hasta que
uno no diera el brazo a torcer, sería un caos.— Si bueno, como digas, ya lo
había olvidado. —TaeHyung le sonrió con diversión, haciendo que sus rulos
de colores calleran por sus coloridos ojos, él sabía, que no era cierto.
—Te creeré esa mentira hasta el dia en que el tiempo deje de marcar el
tiempo. Hasta ese día Mi querido conejito.
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
.....................................(1)....
1/3
No saben lo difícil que es escribir diálogos como este o narraciones
cómo está. Me llevo un mes imaginar ¿Cómo sería la relación de dos
seres, ya saben raros, diferentes pero a la vez tan únicos?.
❝C A P I T U L U M D E U X❞

—JungKookie eres hermoso —dijo el pelicolor con un toque de locura en


sus ojos—, pero con orejitas de conejito te verías más precioso. —termino
diciendo acariciando las orejas de lobito híbrido del menor, quien solo bufo
de mala gana cruzándose de brazos.
—Ya habla, ¿Qué quieres?. —pregunto frío, sabía perfectamente que
TaeHyung era meloso y tierno cuando quería algo y ese algo siempre era:
—Sexo, quiero sexo... Ahora. —dijo, mientras se restregaba al cuerpo
esbelto, JungKook le dio un manotazo para alejarlo.
—Quitate, eres un cerdo. Solo sexo, sexo y sexo. Piensa en otra cosa. —
gruño, a la vez que avanzó a paso veloz dejando atrás al pelicolor que rió
con gracia.
—Anda cosita preciosa, quiero hacerte cositas ricas. —pero JungKook lo
ignoro y siguió su camino.— Que niño tan grosero. —comento divertido,
empezó a trotar lento pero seguro hasta llegar donde su compañero— Cielo,
no te enojes, si sigues frunciendo el ceño así te pondrás viejo más rápido.
—Soy inmortal, eso no me afecta. —respondio cortante.— Y ya deja de
hacer comentarios morbosos, mejor camina y con la boca cerrada. —
demando retador, TaeHyung bufo igual de aburrido, decidió que ya después
seguiría molestando a su esposo, por el momento ambos siguieron el
sendero del bosque Luciferum, una vía rápida para llegar más rápido al
arroyo que marcaba la frontera entre lobos y el bosque de Lucifer.
Las pisadas de los dos sujetos se escuchaba por sus costados, algunos
animales mágicos al verlos decidieron admirar por pocos minutos la
precencia de dos de los integrantes del linaje principal, ambos lúcidos,
impotentes, vestidos con ropas elegantes, asemejadas a príncipes de la
realeza, aunque pocos sabían que si eran príncipes.
El príncipe del reino oscuro.
El príncipe del inframundo.
Combinación exquisita para darle un poco más de locura a la situación.
TaeHyung músito un canto, muy bajo para que solo el lo escuchara,
tarareo la letra una y otra vez, creando el sonido en su propia cabeza, una en
donde una banda sinfónica tocaba mientras el daba el toque con su voz,
sonrió un poco, justo cuando llego al punto donde la canción tenía su punto
más alto, se detuvo, porque frente a él solo observó cómo JungKook
cantaba también, que decidió que la orquesta sinfónica que tocaba en su
cabeza podía quedar en segundo plano, porque frente a él, escuchaba la más
bella voz de todo el mundo.— Siempre me ha gustado cuando cantas así. —
dijo después de que el castaño se detuviera— Aún cuando se que la canción
te recuerda cosas tristes, tu voz es hermosa.
—Siempre dices eso al escucharme cantar. —hablo bajo, sus mejillas
sonrojadas.
—Es porque es la única verdad mi conejito, amo tu voz.
—¿Solo amas eso?. —pregunto divertido.
—Amo tus ojos.
—¿Qué más?
—Tu cuerpo, tu labios, tus orejitas, tu piel lechosa. —rió— Amo como
me vez, como me comprendes, como osas desafiarme, como me pones
contra la pared con tus palabras. Amo que me ames.
—¿Algo más que agregar?.
—Bueno, amo a mi chico, y amo que me haya dado un hijo, que aunque
no casi siempre vemos, es nuestro. —termino a decir, JungKook suspiró
profundamente, porque hasta un punto, extrañaba a su retoño.
—Extraño a mi hijo. Lo extraño mucho. —hizo un puchero, TaeHyung le
imitó, se vieron el uno al otro para después reír, y después volver a suspirar.
— Pero el está feliz con Hobi, y bueno, así son las cosas.
—¿Y si hacemos otro bebé, no se, asi aminoramos la tristeza?. —sonrio
coqueto, JungKook le vio mordaz.
—Olvidalo, solo piensas en sexo.
—¡JungKook, no te vayas amor!. —el castañito se apresuró a correr y
dejar atrás al pelicolor.
[•••]
—Bueno, ¿Y ahora?. —pregunto TaeHyung, miro de soslayo como
JungKook se mordía los labios en acto de nerviosismo, cosa que casi no le
ocurría pero en esta ocasión, era más que obvio porque estaba así— Cuando
estés listo, yo me quedaré aquí contigo todo el tiempo. Puedes estar seguro.
—Solo, solo necesito pensar bien la situación, esperame. —pidio en
murmullos, miro de nuevo la puerta color negra, el edificio de cinco niveles
delante de él.— No, ya me arrepenti, vamonos. —se dio la vuelta, dispuesto
a huir, TaeHyung gruño de manera molesta y fue por eso que toco a la
puerta, eso hizo que JungKook voltearan a verlo.— ¡¿Qué hiciste?! —le
grito despavorido, el pelicolor se encogió de hombros sin darle importancia.
—¡Adelante! —se escucho. JungKook pego un pequeño gritito del susto.
Estaba a nada de correr, pero TaeHyung lo amarró a su muñeca con una
especie de liana hecha de listones coloridos.
—No, no vas a huir, llegamos hasta aquí, y terminaremos con esto. —
ordeno serio, como pocas veces lo era— Adentro, ahora. —y JungKook
frunció el ceño, porque TaeHyung lo jaló consigo hasta quedar dentro de la
biblioteca real del reino oscuro, aquella que estaba ubicada en el territorio
de WolfDog.
—TaeTae, siento nervios, me siento mal, siento, siento, yo siento...
—Sientes miedo. —termino a decirle, ahora los dos estaban caminado
hacia la recepción, el lugar estaba en silencio, los pasillos oscuros— Está
bien, aunque también tienes que controlarlo... no quiero que pierdas el
control, porque si lo haces yo también lo haré. ¿No quieres eso, verdad?. —
el castaño negó, poco a poco entrelazó su mano a la de su esposo, se
miraron largos segundos, JungKook admirando los ojos de distintos colores
de su mayor, estiró su boquita como la de un patito dándole un pequeño
pico al mayor, que recibió al igual que un susurrado pero bien escuchado
“te amo”
—Hola, ¿En que los podemos ayu...? —un pelinegro hizo acto de
presencia, TaeHyung lo volteó a ver con una ceja alzada, mientras que
JungKook se escondió detrás de él.
—Buscamos al Dios Deltus, ¿Está en casa?. —pregunto el Dios de la
Locura, aquel sujeto de cabellos negros y ojos verdes trago pesadamente, al
mismo tiempo que asintió.
—U-Un momento, ya l-lo llamo... —tartamudeo. TaeHyung y JungKook
se miraron entre sí, notando que aquel lobo se dio la vuelta y camino unos
pasos al frente— ¡Shimrin, cariño ven por favor!. —grito, su vista estaba
hacia las escaleras que llevaban a los niveles subterráneos de la biblioteca.
JungKook fue quien más impaciente y nervioso estaba, porque después de
todo vería por primera vez al ser que le dio la vida.
Escucho pisadas un tanto apresuradas, al igual que maldiciones y quejas
— ¡¿Qué quieres Delta?! —escucho que decía alguien, las pisadas se
escuchaban más cerca. Min JungKook fue espectador de como un hermoso
chico de cabellera rubia y piel hermosamente nivea subió las escaleras, en
sus brazos llevaba a un pequeño bebé de meses. JungKook se escondió
detrás de TaeHyung, aún así su vista periférica le dio acceso para mirar a su
padre, a su padre el Dios Deltus. Shimrin tenía el ceño fruncido, cargaba
con un solo brazo a su bebé, mientras que su otra mano posaba en su
cintura. Se miraba de verdad muy molesto, pero aún así, para JungKook se
veía hermoso, con esas ropas blancas que siempre usaba, ese collar en el
cuello de media luna y por sobre todo, esos ojos azules que hipnotizaban a
cualquiera, ahora entendía de quien había heredado sus ojos.— ¿Qué
necesitas HoSeok? Estaba muy ocupado dándole mimos a mi bebé, habla
rápido. —chasqueo los dedos mientras miraba a su esposo, este solo suspiro
algo agobiado por qué a veces Shimrin era un tanto despistado.
—Tienes visitas. —dijo el Delta ya un poco más calmado. El bonito
rubio de voz angelical ladeó la cabeza, HoSeok le señaló el vestíbulo, justo
donde TaeHyung estaba parado de brazos cruzados y mirada vacía.
—¿Y ese quien es?. —pregunto fastidiado el rubio, no, él ni siquiera se
había dado cuenta de la precencia de JungKook.— ¿Qué es lo que quieres
extraño?. —pregunto Shimrin, su bebé de apenas meses de nacido se quejó
entre sueños— Habla ya, que no tengo todo el día para esto.
—Shimrin, no hables así. —pidio el Delta en susurros. Conocía el
carácter de su pareja, pero de verdad que se estaba comportando como un
malcriado. El rubio miró retador al otro lobo, no comprendía nada pero el
estaba de mal humor y eso nadie se lo quitaba solo así.
—¡No tengo tiempo para esto, si no van a hablar entonces me largo con
mi hijo ahora, solo fasti...!
—Soy Kim TaeHyung, también conocido por los oscuros como el Dios
Jocker —interrumpio de manera abrupta el pelicolor, eso hizo callar los
parloteos de Shimrin—, hace unos meses que mi esposo ha querido venir y
conocerle, pero, hasta hoy se armó de valor. —TaeHyung tomo de la mano
al castaño, dándole la seguridad y confianza necesaria para ponerse a su
lado— Le presento a Min JungKook, el Daemonium Deltus, pero los
humanos le llaman anticristo... Y usted de seguro llama hijo. —la manito de
JungKook apretó la del pelicolor, se armó del valor suficiente para levantar
su mirada para encontrar la del rubio, y al hacerlo, solo se pudo observar a
un hermoso lobo llorar, ese mismo que abrazaba a un bebé con gran cariño.
—Mu-Mucho gusto. —dijo lo más claro que pudo, trago en seco al darse
cuenta que su precencia solo provocó que aquel bonito rubio se pusiera a
llorar— Lo lamento... mi intención no era incomodarle, nos iremos si usted
desea. —se sentía mal, su intención nunca había sido lastimar a alguien a
quien tanto aprecio tenía. Jalo del brazo a TaeHyung dispuesto a salir de
aquel lugar para ya no incomodar.
—¡No, no, no te vayas!. —grito el rubio. Shimrin no podía creer que su
bebé, aquel que le fue quitado en su muerte estuviera ahí frente a él.
JungKook detuvo sus pasos, le miró apenado sin saber que hacer— Amor,
sostén a HoRin por favor —el Delta se apresuró a sostener a su hijo,
mientras lo hizo sonrió agradecido, sabía lo mucho que Shimrin había
esperado ese momento, demasiados años, décadas, siglos y la espera había
sido satisfactoria.
El rubio camino con pasos dudosos hasta donde estaba el castaño con
orejitas de lobo, JungKook jugaba con las mangas de su saco, no sabía
cómo comportarse. TaeHyung por su parte, estaba feliz por su pareja, pero
debía darle ese espacio para que pudieran hablar entre ellos.— Te daré un
momento a solas con el, cualquier cosa solo debes llamarme. —le soltó de
la mano, no sin antes darle un beso pequeño en la frente.— Que la divina
suerte este contigo. —eso hizo reír al castaño, TaeHyung decía cosas sin
sentido.
JungKook volvió a jugar con las mangas de su saco, Shimrin se había
acercado hasta el, tenía una sonrisa preciosa en su rostro, sus ojos
cristalizados con inminentes lágrimas a flote. Ambos se miraron, sin decir
nada, solo observándose el uno al otro, admirando la belleza del otro, el
rubio era un poquito más alto que JungKook— Hola, mi bebé. —esas cortas
palabras fueron suficientes para que el temible Daemonium Deltus se
rompiera en llanto.
El había llorado pocas veces, casi todas fue consolado por su papi JiMin,
pero esta vez era diferente, porque los brazos que lo arrullaron y lo
protegieron fueron de Park Shimrin, aquel que era su verdadero padre, al
cual aún amaba bajo toda circunstancia. Porque el lazo entre padre he hijo
era irrompible, y eso lo sabían ambos.
—Papi Shimrin. —sollozo en su pecho, no le importaba que dijeran que
ya estaba grande y que no tenía por qué llorar. El estaba feliz, muy feliz y
nadie le iba a impedir que lo demostrará.
—Aquí estoy mi amor, aquí estuve siempre.
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
.....................(1)....
2|3
¡Ame este capítulo, de seguro muchxs también!.
¿Ya se dieron cuenta que Luciferum llegó a 100k de lecturas?.
😍
❝C A P I T U L U M T R O I S❞

Kim TaeHyung no era de esas personas que demostrarán tener sentimientos


recíprocos, no era de los que toleraba estar tanto tiempo rodeado de
extraños. Al principio de su vida, era alguien sumamente callado, el hablar
con otros seres le asustaba, por la simple razón de que nadie le comprendía,
para ellos TaeHyung era una aberración, algo que no tenía una explicación
y por eso mismo lo alejaban. TaeHyung fue un niño triste y un adolescente
triste, pero, toda esa tristeza se volvió ira y una psicosis inducida por el
miedo al ser rechazado, un odio hacia todo aquello que lucía normal, algo
que tenía un por qué, pero no un para qué.
Sus primeros siglos de vida, su psicosis o mejor dicho su locura extrema
lo mantuvieron en una sensación de felicidad y superioridad. Pero todo
cambio, esa locura era aburrida ya para el, no le causaba ninguna emoción
causar daño o solo alterar las cosas. Ya nada le parecía interesante, dejo de
serlo en algún punto de su existencia.
Y de nuevo, la tristeza lo embargo, dándole un trago amargo de su propia
medicina, siglos y siglos se mantuvo en ese estado, hubo un punto donde
creyó que su vida no tenía sentido alguno y que lo mejor sería ir a un lugar
donde su mente por fin pudiera descansar.
Nunca nadie se tomó el tiempo para escucharlo, para entenderlo y
ayudarlo. Aunque sus padres fueron los únicos que siempre estuvieron ahí
para el, bajo cualquier circunstancia, siempre lo amaron tal cual era.
Un niño callado, con una mente demasiado grande, imaginativo,
sonriente, divertido a su manera, alguien único; para los que vivían en el
castillo no se les hacía raro ver a TaeHyung hablando solo, incluso habían
veces que lo encontraban sentado en la esquina de las paredes, susurrando
cosas sin sentido, y cuando le preguntaba, ¿Con quién hablaba?, El
respondía, “el castillo me cuenta secretos”.
Le gustaba crear juguetes, habían veces que hacía muchos y terminaba
regalandoselos a los niños no importando si fuecen humanos o no humanos.
En secreto, él deseaba ser un niño feliz, o que al menos sus hijos fueran
felices y no un extraño como el.
Pero los siglos siguieron pasando y pasando, y con eso, llegó HoSeok, un
demonio demasiado agrio y poco tolerable, TaeHyung lo detestaba al
principio, aunque de tantos roces entre ambos, termino por sentir cosas que
nunca había sentido, atracción. Una atracción tan tentadora, tan lujuriosa y
llena de peligros, y HoSeok empezó a sentir lo mismo. Y aunque nunca
sucedió nada, aquellas emociones jamás se expresaron.
TaeHyung lastimó a HoSeok, lo sabía y nunca se perdonaría eso. Se
habían enamorado, pero nunca lo confesaron.
Pero el Dios de la Locura, ya había encontrado a su otra mitad, a su
complemento. Un chico castaño que tenía un carácter poco entendible,
capaz de leer mentes, un manipulador y sobre todo un chico mitad demonio
con la misma psicosis que el.
Su alma, aquella que se había perdido había regresado a él, y no tenía
intensiones de dejarle.
Y TaeHyung no lucharia contra eso.
Por siglos fue alguien vacío, causando caos por el mundo. Vacío y
carente de amor.
Un amor que Min JungKook estuvo dispuesto a darle y demostrarle por
toda la eternidad. Un amor puro, honesto, leal y sincero.
Eran el uno para el otro, no se podía decir más a eso.
Eran almas gemelas, y aunque el destino haya roto su lazo por el espacio
tiempo entre sus descendientes, Kim TaeHyung y Min JungKook
demostraron que su lazo era irrompible, porque el amor verdadero no puede
ser desecho.
. . . . . •
. . • . • . . .
• . . • . . • •
. . . • . . • . .• . .• .
• . ✩ • . . •. . . . .•
• . . . • . .
. • . . . . • .

. . • • . . •

• . • . . . . . •

• . . . . • . . • .

—Entonces papá dijo que podía visitarlo cuando yo quisiera, que iba a
enseñarme a usar mis habilidades del sonido. —TaeHyung asintió de nueva
cuenta, le entretenía mucho escuchar lo animado que JungKook estaba
después de aquella visita a su padre.— ¿Puedes creer que fue él quien
asesinó a la famosa Riezel? Eso no lo sabía, y también puedes creer que su
voz hace que la tierra tiemble. —los ojitos del castaño brillaban de manera
intensa— Esto se lo contaré con lujos de detalles a mi papi JiMin, él se
pondrá muy feliz y papá YoonGi también. —afirmo.
—Sabés conejito —empezo diciendo el pelicolor—, tú tienes cinco
padres. —JungKook le miró confundido.
—No entendí. —dijo confuso.
TaeHyung levanto su mano protegida por su guante blanco— Los señores
Jeon —levanto dos dedos— Tu papá Min YoonGi y tu papá Kim JiMin —
levanto otros dos dedos— y tu papá Shimrin. —levanto el último dedo.—
En total cinco, sientete halagado no todos reciben tantos regalos en navidad.
—JungKook medio rió por el comentario, aunque si lo ponía así, era cierto
el tenía cinco papás, los señores Jeon ya habían fallecido pero los quiso,
después de todo ellos le devolvieron la vida. A su papá YoonGi lo
idolatraba, era el mejor papá, a su papi JiMin lo amaba más que a nada, y a
Shimrin también lo amaba, era su papá, quien lo llevo en el vientre y lo amo
y cuido desde lejos.
—Tienes razón, soy afortunado. Lo único malo, es que tengo tres
hermanos. —hizo una pequeña mueca, sí, podía a veces ser un tanto celoso
por eso.— YM, KiungSoo y HoRin quien es el más pequeño de todos, yo
soy el mayor. Qué cosas, algo me dice que papá Shimrin y su esposo
tendrán más hijos. —sacudio su cuerpo al tan solo imagínarse siendo el
hermano mayor de un montón de pequeños.— Que complicado es tener
hijos, mejor dicho darlos a luz.
—Tu tienes un hijo mi amor. —le recordó el mayor.
—Sí pero no lo tuve en el vientre, ¿Es cierto que duele tanto parir?.
—¿Y yo como voy a saber? Pregúntale a alguien que haya dado a luz. —
le resto importancia— a veces solo no se sabe todas las respuestas, a todas
las preguntas. —el castaño hizo un diminuto puchero, no se esperaba una
respuesta como esa, pero que más daba era su esposo el Dios de la Locura
con quien hablaba.— Mejor hablemos de otras cosas, no se, ¿Qué tal de
como hacer bebés? —TaeHyung miro por sobre su hombro la expresión de
enojo en JungKook, sus insinuaciones sexuales estaban sacando de quicio a
su conejito.
—Hasta el día de hoy —murmuro entre dientes el menor—, no entiendo
que fue lo que me enamoro de ti. —suspiro agobiado mientras se rascaba la
oreja— Es algo tedioso no comprender algo tan simple y sencillo.
—Kookie. —dijo el mayor un poco incómodo, en secreto el detestaba ese
tema.
—Dejáme terminar por favor. —pidio de manera tranquila. A TaeHyung
no le quedó otra opción que escucharlo— Se que te amo, de eso no hay
duda, pero también, sé que no soy solo yo quien ocupa un espacio
importante en tu alma y corazón. —el mayor trago pesado— Jung HoSeok,
mi tío también es alguien muy importante para ti, lo sé, el estuvo antes que
yo. Y se también que nunca ocurrió algo más entre ustedes pero aún así, a
mi a veces... me duele. —bajo la mirada a sus pies, en ningún momento
soltó la mano ajena, mordió sus labios sintiéndose pequeño ante sus
palabras.
—JungKook. —Kim TaeHyung se acercó hasta el, sus labios rozaron el
oído del menor, respiro despacio y con mucho cuidado el susurro— Te ame
desde el momento en que supe que existias. —era la verdad, la absoluta
verdad.— No hubo nadie más desde entonces, solo tú te volviste dueño de
mi alma y de mis pensamientos. Solo tú JungKook.
—Yo... —bajo mucho más la mirada, se sentía avergonzado.— Tae. —
chillo como pequeño aferrándose al cuerpo del mayor, escondió su rostro en
su pecho, adorando ser solo unos centímetros más bajito, así tenía una
mejor posición para abrazarse a su esposo.
—No te tortures mentalmente con esas cosas, solo te lastimaran sin
sentido alguno. No lo hagas conejito. —TaeHyung respiro profundo,
calando todo lo que pudo, porque el aroma a dulces de leche y chocolate
que desprendía su niño era una de las cosas que más le gustaba en el
mundo.
—No entiendo cómo es que durante todo este tiempo, nadie haya podido
conquistar tu corazón como yo lo hice —el mayor arqueo una ceja confuso
ante aquellas palabras— Eres alguien único, atractivo y tentador a la vez.
Muchos debieron intenta llamar tú atención antes de mi. —comento el
menor, pero TaeHyung frunció un poco el ceño ante aquello, aún así solo
negó— ¿No? —pregunto confuso— Pero, eres hermoso, sabio, sabes hacer
muchas cosas, eres divertido, tú eres único en tu clase. —Tae sonrió
genuinamente.
—Se reían de mi por ser diferente —dijo el pelicolor sin soltarse del
abrazo, el menor quedó atónito ante lo escuchado—, pero nunca he
cambiado mi forma de ser. —termino a decir mirando a los ojos a
JungKook.— Amo ser diferente.
—Se que lo haces amor. —contesto el castaño, su chico era precioso y
pocos sabían que TaeHyung era una persona única, alguien tan frágil pero
con un corazón tan lleno de vida. JungKook se sentía orgulloso de ser el
único capaz de saber todo de él.
—Ser raro es lo mejor que me pudo pasar. —no se dijo más durante unos
minutos, solo siguieron su camino directo al castillo, cruzaron el bosque sin
mucho que ver, era verano y la nieve no caía así que se podía apreciar la
vegetación de los árboles y a los animales que vivían por ahí.
JungKook frunció el ceño, detuvo su andar. Apretó lijeramente la mano
de su pareja llamándolo en silencio— Tae. —gimoteo como bebé.
—¿Qué sucede conejito?. —pregunto el mayor.
—Tengo hambre. —sollozo un poco mientras se tocaba el estómago.
Miro al pelicolor con un puchero.
TaeHyung solo sacudió su cabeza y de la nada, una mesa llena de comida
y manjares exquisitos quedaron a su vista —. Entonces come conejito. —
contesto. JungKook soltó su mano y corrió a sentarse en una silla hecha de
oro puro, tomo un plato y se sirvió todo lo que en el mismo cabía. Mientras
que el Jocker se dispuso a observarlo, solo observarlo mientras comia.
JungKook era hermoso, sus ojos tenían algo que te causaba curiosidad, sus
cabellos castaños y sus orejitas de lobo. Su vestimenta oscura con toques
diminutos de colores, a veces usaba un sombrero de copa porque le
encantaba verse alguien sofisticado.
Su manera de hablar y causar terror con tan solo levantar un poco la voz,
eran cosas que a TaeHyung le encantaban.— ¿Qué tanto me vez?. —
pregunto el menor sonrojado. Limpio la comisura de sus labios, sabía que
tenía un poco de crema de mantequilla y por como los intensos y coloridos
ojos le observaban sabía que tenía quizá un poco más sucia la cara de lo que
pensaba.— Ya, ¿Dime qué tanto me vez?.
TaeHyung no contesto, solo lo tomo de la mano y lo jaló hacia el, el
menor confuso se levanto entre tropezones, el pelicolor lo tomo de la
cintura he hizo que se sentará en su regazo, viéndolo directo a los ojos.
Cuando JungKook abrió la boca para decir algo, TaeHyung aprovecho el
momento y se acercó hasta que sus labios se unieron a los ajenos.
Y como siempre, un choque eléctrico los embargo, el castaño abrió un poco
más sus labios cuando TaeHyung introdujo su lengua. Lo pegó
completamente hacia el, gruño de satisfacción al sentir el sabor de la boca
de su chico.
JungKook enredo sus brazos en la nuca de TaeHyung, se estaban besando
de una manera posesiva, los chasquidos de sus lenguas al juntarse, en como
una diminuta línea de saliva resbalaba por sus quijadas y los mordiscos a
sus labios dejaban a entender claramente que lo estaban disfrutando.
—Eres mi rareza. —dijo TaeHyung, tomando lijeramente de la mano al
castaño. Su respiración era pesada.
—Y tú eres la mía. —respondió JungKook, dejándose ser una vez más
ante las caricias de su amado.

Todos somos un poco raros, y la vida es un poco rara, cuando


encontramos a alguien cuya rareza es compatible con la nuestra, nos
unimos a ellos y caemos mutuamente en una rareza satisfactoria.
Llamemoslo Amor...
Verdadero Amor.

/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
/
...........................(1)....
¡Gracias por leer!.
Siguiente especial:
Nombre, Death and living puppet. HopeV.
Ya publicado en mi perfil.

También podría gustarte