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T. 322 PS.

472/492 En la Provincia de Santa Fe, a los veintidós días del mes de noviembre del año dos mil
veintidós, los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Roberto Héctor
Falistocco, María Angélica Gastaldi, Mario Luis Netri y Eduardo Guillermo Spuler, con la presidencia de su titular
doctor Rafael Francisco Gutiérrez, acordaron dictar sentencia en los autos caratulados "JEISON, AÍDA -SOLICITA
REVISIÓN DE HABER JUBILATORIO- (EXPTE. 58/18 - CUIJ 21-05016490-7) sobre RECURSO DE
INCONSTITUCIONALIDAD (CONCEDIDO POR LA CÁMARA)" (Expte. C.S.J. CUIJ Nro. 21-05016490-7). Se
resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?;
SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?; TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar?
Asimismo, se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea doctores Spuler,
Gutiérrez, Netri, Falistocco y Gastaldi. A la primera cuestión -¿es admisible el recurso interpuesto?-, el señor
Ministro doctor Spuler dijo: I.1.a. Surge de las constancias de autos, en lo que ahora resulta de interés, que la
escribana Aída Jeison solicitó a la Caja Notarial de Acción Social de la Provincia de Santa Fe el otorgamiento de
la jubilación ordinaria (f. 4), la cual le fue concedida con la categoría "F", mediante acuerdo n° 72 de la Junta
Administradora, celebrado el 15.6.2010 (fs. 34/35). Luego de ser rechazado un primer reclamo de otorgamiento de
una categoría jubilatoria superior (v. fs. 62/63, 72/79 y 85), la actora requirió nuevamente la revisión de su haber
(4.5.2015; f. 88), pedido que también resultó desestimado (f. 96). Para fundar esta última pretensión, aludió a la
reforma efectuada mediante ley 13.290, y sostuvo que correspondía aplicar a su caso lo dispuesto en el artículo 10
de la ley 3910 en su nueva redacción, lo que implicaría calcular su haber con base en los últimos 30 años de
aportes. A tal fin, consideró que debía prescindirse de lo establecido en el artículo 22 de la primera de las leyes
mencionadas. Posteriormente, la escribana Jeison dedujo recurso de apelación (v. fs. 100 y 116/121), el que fue
rechazado por el Tribunal de Superintendencia del Colegio de Escribanos de la 2° Circunscripción Judicial en
fecha 2.11.2017 (fs. 137/141). b. Frente a tal decisión, la actora planteó recurso de apelación (v. fs. 142 y 161/167)
para que sea resuelto por la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, cuya Sala I -integrada- lo
consideró procedente (fs. 193/210). Por lo tanto, declaró la inconstitucionalidad del artículo 22 de la ley 13.290;
ordenó a la Caja Notarial de Acción Social de la Provincia de Santa Fe "que adopte las medidas conducentes a fin
de determinar el haber de la recurrente conforme lo establecido en el art. 10 de la ley 3910 promediando los aportes
efectuados los últimos treinta años anteriores al cese"; y condenó a dicha Caja a abonar a la actora las diferencias
de haberes correspondientes, con más intereses. Para decidir de tal modo, la Sala interviniente expresó, en suma,
que en el supuesto de autos no se trata de aplicar retroactivamente una norma, pues se pide la revisión de los
períodos posteriores a la entrada en vigencia de la ley 13.290 (mediante la cual se le efectuaron reformas a la ley
3910); que resultaría una afirmación dogmática trasladar al caso el principio según el cual la ley aplicable en el
ámbito jubilatorio es la vigente al momento del cese; que lo dispuesto en el artículo 22 de la referida ley implica
una vulneración al principio de igualdad; que en la norma no se hallan las razones que justifican el trato desigual a
los grupos de jubilados, ni tampoco en los fundamentos del proyecto o en la argumentación de la demandada; y
que la circunstancia elegida para efectuar la distinción (afiliados que ya gozan del beneficio frente a quien aún no
han accedido a la prestación) "no permite identificar que se haya atendido a una finalidad legítima, así como
tampoco que el medio empleado para lograrla sea proporcional". Dijo además que la demandada no ha alegado ni
probado que se vaya a producir una afectación grave a sus fondos en el supuesto de hacerse lugar al pedido de la
señora Jeison; que "nada siquiera autoriza a presumir que una gran cantidad de sujetos se encontraría en la
situación de la actora o que la medida generaría un tráfico de masa que no pudiese ser atendido"; y que tampoco se
observan otros motivos que brinden razonabilidad a lo dispuesto por la ley en el punto cuestionado. Finalmente,
expuso que "el propio precepto analizado traza otro distingo injustificado, pues la prohibición de modificar la
cuantía del haber no es universal respecto de todos los beneficiarios del sistema que para la fecha de su sanción
gozan del beneficio, sino que [...] expresamente se exceptúan de este valladar a los casos comprendidos en el
artículo 10 in fine (art. 22)". 2. Contra este último pronunciamiento la demandada interpone recurso de
inconstitucionalidad (fs. 211/218). Al respecto, estima que el caso es encuadrable "prima facie" en lo dispuesto en
el artículo 1, inciso 1), de la ley 7055, y que además la sentencia puesta en crisis es arbitraria. Luego de relatar los
antecedentes del caso y de referir a los requisitos de admisibilidad de la impugnación, sostiene que en la sentencia
impugnada se produjo un apartamiento de la ley y de la jurisprudencia uniforme de la Corte nacional; y que lo
establecido en el artículo declarado inconstitucional es sobreabundante, en razón de que "sólo aclara lo que es
sabido: que la ley que rige el caso es la vigente al momento de cese de servicios del afiliado". Considera que se
produjo un exceso en el ejercicio del control de constitucionalidad, pues la Sala interviniente valoró las "razones"
de la ley, cuestión ajena a dicho control; y que no se analizó lo expuesto en torno al carácter definitivo del acto
administrativo de concesión del beneficio, el cual fue consentido por la beneficiaria. Agrega que, con respecto a
una jubilación ya otorgada, es posible modificar o aumentar el haber, que no integra por sí mismo los elementos del
acto administrativo. Niega que se haya violado algún derecho subjetivo de la beneficiaria, quien no se vio privada
de su jubilación ni sufrió ninguna modificación en su haber. Entiende que en la resolución cuestionada se efectuó

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una extensión inadmisible del principio de igualdad; y observa que el artículo 22 de la ley 13.290 se limita a fijar
expresamente un ámbito de aplicación. Advierte que la actora nunca planteó la inconstitucionalidad de la
disposición legal que al momento del cese en su actividad regulaba cómo debía liquidarse su jubilación. 3. La Sala
interviniente -integrada-, mediante auto de fecha 6.11.2020 (fs. 230/240), concede el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto. 4. En el marco de lo previsto en el artículo 11 de la ley 7055, habrá de declararse
admisible la impugnación extraordinaria bajo análisis, de conformidad con lo dictaminado por el señor Procurador
General (fs. 246/255). Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez y el
señor Ministro doctor Netri coincidieron con lo expresado por el señor Ministro doctor Spuler, y votaron en igual
sentido. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Falistocco dijo: 1. Sucintamente, el caso, en lo que resulta
de interés para su resolución: 1.1. En fecha 11.05.2010, la escribana Aída Jeison solicitó ante la Caja Notarial de
Acción Social de la Provincia de Santa Fe el otorgamiento de la jubilación ordinaria (art. 8, ley 3910), beneficio
que le fue concedido con la categoría "F" según acuerdo de la Junta Administradora número 72 del 15.06.2010. En
mayo de 2015, la peticionante efectuó una nueva presentación ante la Caja, solicitando el recálculo de su haber
jubilatorio con base en la reforma introducida por ley 13.290 en el artículo 10 de la ley 3910. En tal sentido solicitó
que se revisara su categoría jubilatoria -determinada originalmente en base al promedio de sus honorarios
correspondientes a los últimos diez años de ejercicio profesional, con arreglo a la ley anterior (art. 10 ley 3910,
según ley 4793)- tomando ahora como base el promedio de aportes efectuados durante los últimos treinta años de
actividad -con arreglo a la opción establecida en el modificado régimen legal (art. 10 ley 3910, según ley 13.290)-;
postuló asimismo que el artículo 22 de la ley 13.290 no era óbice para lo solicitado. Esa solicitud fue desestimada
por la Junta Administradora de la Caja Notarial de Acción Social, oportunidad en la cual se hizo referencia a la
irretroactividad de la reforma legal invocada por la reclamante. Contra tal decisión interpuso la interesada recurso
ante el Tribunal de Superintendencia del Notariado, el que también fue rechazado. Dicho Tribunal expuso que el
artículo 22 de la ley 13.290 representaba un obstáculo infranqueable para hacer lugar a la presentación de la
recurrente, al entender que dicha norma impedía modificar la cuantía de los haberes percibidos por los beneficiarios
que ya se encontraban en el goce de sus prestaciones a la fecha de la entrada en vigencia de la nueva ley; añadió
que para la procedencia del planteo sería necesaria una resolución de carácter jurisdiccional que estableciese la
inconstitucionalidad del citado artículo 22, y que ello excedía la función netamente administrativa que dijo asignada
a ese Cuerpo. 1.2. Frente a tal decisión, la iniciadora de las actuaciones interpuso recurso de apelación de carácter
jurisdiccional ante la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Rosario. Adujo que el Tribunal
de Superintendencia se apartó de su obligación de realizar el control de convencionalidad de las normas en juego, y
que lo resuelto era contrario a las normas internacionales de Derechos Humanos en materia de seguridad social,
particularmente con relación al principio de progresividad; afirmó que la nueva legislación preveía una nueva base
de cálculo pero disponía una discriminación arbitraria al limitar el derecho de los escribanos que se habían jubilado
con anterioridad a su sanción; argumentó que, en virtud del principio de progresividad y de aplicación de la ley
previsional más favorable, no podía impedirse la aplicación de la nueva normativa para las futuras percepciones;
hizo notar también que el artículo 22 de la ley 13.290 es igualmente discriminatorio por imponer un trato desigual
entre las distintas categorías jubilatorias, al posibilitar un beneficio adicional a los jubilados de la máxima categoría,
sin importar en este caso si ya se encontraban jubilados o no; y finalmente destacó que era un error rechazar su
planteo con fundamento en la irretroactividad de la reforma introducida por la ley 13.290, desde que su pretensión
no implicaba la modificación de períodos ya percibidos, sino la adecuación de sus haberes futuros con base en la
normativa actual. Los agravios fueron oportunamente contestados por la Caja Notarial de Acción Social de la
Provincia de Santa Fe, quien postuló la confirmación del decisorio apelado, alegando que el "principio de igualdad
ante la ley no resulta aplicable al caso" por cuanto el acto de concesión del beneficio había sido consentido y, por lo
tanto, constituía un "acto administrativo extinguido por consumación". 1.3. La Sala Primera -integrada- de la
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, mediante acuerdo 159 del 11 de mayo de 2020, hizo
lugar al recurso de apelación deducido por la actora; en consecuencia, declaró la inconstitucionalidad del artículo
22 de la ley 13.290, ordenó a la Caja Notarial de Acción Social de la Provincia de Santa Fe que adoptara las
medidas conducentes a fin de determinar el haber de la recurrente conforme lo establecido en el artículo 10 de la
ley 3910 promediando los aportes efectuados en los últimos treinta años anteriores al cese, y condenó a la
accionada a pagar a la actora en legal forma las diferencias entre lo realmente percibido y lo que le hubiese
correspondido percibir conforme al reajuste a practicar, desde junio de 2015 y hasta la fecha del efectivo reajuste,
con más intereses. Para así decidir, la Sala -en lo esencial- expuso ante todo que, al momento de acceder la actora
a la jubilación, se encontraba vigente la regla prevista en el artículo 10 de la ley 3910 (texto según ley 4793), que
fijaba la base cálculo para categorizar el haber conforme "al promedio de los honorarios de los últimos diez años";
indicó que fue con arreglo a esa normativa que a la recurrente se le había concedido el beneficio; y que a partir de
la presentación de mayo de 2015, la interesada peticionó que se aplicara a su caso la nueva regla introducida por la
ley 13.290 -sancionada el 20.09.2012-, cuyo artículo 8 modificara parcialmente el artículo 10 de la ley 3910, en el

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sentido de otorgar al interesado la posibilidad de "optar entre promediar los aportes efectuados a la Caja durante los
últimos treinta años o los últimos diez años de ejercicio" a los fines de la determinación de la categoría jubilatoria.
Destacó el A quo que la actora había afirmado en sus sucesivas presentaciones que el promedio de los últimos 120
meses la perjudicaba, dado que los años con mayores aportes en su carrera no habrían sido los últimos diez, sino
los anteriores, circunstancia que -señaló el Tribunal- no había sido especialmente negada por la accionada y que
juzgó acreditada mediante el informe del contador de la Caja. Precisaron los Sentenciantes que la ley 13.290 había
establecido expresamente, en su artículo 22, una regla de derecho transitorio mediante la cual se vedaba la
aplicación del nuevo método de cálculo a "los beneficiarios de jubilaciones y pensiones que se encuentren en el
goce de sus prestaciones a la fecha de vigencia de la presente ley"; y que la materia litigiosa en el caso se
circunscribía al cuestionamiento constitucional de esa disposición formulado por la actora, quien alegaba que la
misma establecía una diferenciación arbitraria y, por lo tanto, violatoria del principio de igualdad, además de los
principios de aplicación de la ley previsional más favorable y de progresividad. Aclararon que las partes coincidían
en descartar un problema de "retroactividad", pues la pretensión esgrimida se limitaba a peticionar la revisión para
los períodos posteriores a la vigencia de la nueva norma e incluso a la solicitud de ajuste del haber, y no la
modificación de los haberes ya percibidos con anterioridad. Y entrando al análisis del planteo, la Alzada desestimó
en primer término el argumento vertido por la accionada relativo a la imposibilidad de revisar el acto de concesión
del beneficio por tratarse de un acto administrativo "firme" o "extinguido por consumación". Al respecto señaló que
la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en cuanto a que la ley que rige los derechos previsionales
es la vigente al momento del cese de servicios del afiliado, al igual que la alegación de "la firmeza del acto de
otorgamiento del beneficio", constituyen argumentaciones construidas en beneficio de los peticionarios, para que
los cambios legislativos no redunden en perjuicio de derechos adquiridos durante la vigencia de los regímenes
derogados; pero -continuó- no puede acudirse a ellas para sostener la inaplicabilidad de la nueva norma cuando la
misma es más favorable al beneficiario, resaltando que la posibilidad de aplicar la nueva legislación a casos
regidos por leyes anteriores ha sido admitida por la Corte nacional sobre la base del artículo 14 bis de la
Constitución nacional, en cuanto consagra la integralidad e irrenunciabilidad de los beneficios de la seguridad
social y la finalidad protectora de las disposiciones que rigen la materia, en concordancia con el propósito de
promover la "progresividad de los derechos sociales" según lo preceptuado en el artículo 75, inciso 23, de la
Constitución nacional y en diversos tratados internacionales de derechos humanos; de suerte que -concluyó- fuera
de lo dispuesto en el artículo 22 de la ley 13.290 -cuya validez se impugnaba-, el acto de concesión del beneficio
no era óbice para la procedencia de la pretensión esgrimida. A continuación, el A quo entró a examinar la validez
constitucional del artículo 22 de la ley 13.290 a la luz del principio de igualdad; precisó que, en el caso, ello se
traducía en valorar la razonabilidad y legitimidad de la distinción que entendió trazada por el artículo 22 de la ley
13.290, en el sentido de otorgar a ciertos sujetos comprendidos en el régimen previsional analizado -quienes
accedan al beneficio a partir de la vigencia de dicha ley- la posibilidad de optar entre distintas modalidades de
determinación de su categoría jubilatoria, vedando dicha posibilidad a otros -quienes a la misma fecha ya se
encontraran gozando del beneficio-. En esa faena, señaló que no surgían de la ley, ni de los fundamentos del
proyecto, ni así tampoco de la argumentación de la demandada en esta causa, las razones que sustentarían dicho
trato desigual; destacó que en los fundamentos del proyecto que luego se transformó en ley se ponía de resalto que
los últimos diez años de ejercicio profesional del escribano de registro, para computar a los fines jubilatorios,
podrían no ser los de mejor producción profesional, de manera que por razones de equidad y justicia se ideaba la
posibilidad de que el interesado optara entre promediar los últimos treinta años o los últimos diez años de ejercicio
notarial, pero sin brindarse allí ningún argumento que diera cuenta o justificara el distingo con referencia al grupo
de beneficiarios que debería atenerse a un sistema que aparecía así como injusto e inequitativo. Y extremando el
análisis, los Sentenciantes conjeturaron una serie de posibles justificaciones y las fueron descartando: expresaron
que aun cuando el otorgamiento generalizado de la opción podría generar una afectación en los fondos de la Caja,
no se justificaba por qué esa escasez debería ser soportada solo por un grupo y no de forma proporcional por todos
los miembros de un sistema "solidario"; mencionaron que no había sido invocado ni probado que la Caja no contara
con recursos humanos y administrativos para atender, a la vez, el otorgamiento de nuevos beneficios y la revisión
de los ya otorgados, amén de que -añadieron- nada autorizaba a presumir que una gran cantidad de sujetos podría
encontrarse en la situación de la actora o que ello generaría un tráfico masivo que no pudiese ser atendido;
computaron que si bien la reforma legal había introducido un incremento en la edad mínima -elevándola de sesenta
a sesenta y cinco años-, ello se vinculaba con el "aumento de la expectativa de vida" según los fundamentos del
proyecto, pero no aparecía como contrapartida del "derecho de opción" analizado, desde que dicha posibilidad de
elegir no había sido vedada ni restringida a los afiliados que con posterioridad a la entrada en vigencia de la ley
quedaron igualmente habilitados para acceder al beneficio según los requisitos etarios del régimen en su versión
anterior (conforme la disposición transitoria prevista en el artículo 20 de la ley 13.290); remarcaron que la
distinción lucía más inconsistente al reparar que el propio precepto analizado (art. 22, ley 13.290) trazaba otro

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distingo injustificado en cuanto a la prohibición de modificar la cuantía del haber, ya que tal prohibición no era
universal respecto de todos los beneficiarios del sistema que para la fecha de su entrada en vigencia ya gozaban del
beneficio, sino que se exceptuaban los casos comprendidos en el artículo 10 "in fine" de la ley 3910; y finalmente
ponderaron que tampoco se había alegado ni se contaba en autos con elementos que permitieran inferir la existencia
de algún tipo de acuerdo -aun tácito- dado por el grupo de los perjudicados, a partir del cual se pudiese insinuar un
sacrificio propio de la solidaridad intergeneracional o del mismo sistema. 2. Contra tal pronunciamiento, la Caja
Notarial de Acción Social de la Provincia de Santa Fe interpone recurso de inconstitucionalidad, con fundamento
en la causal del artículo 1, inciso 1°, de la ley 7055 y en la doctrina de la arbitrariedad de sentencia (art. 1, inc. 3°,
ley 7055), esgrimiendo en este último sentido las hipótesis de apartamiento de la ley vigente y de la doctrina de la
Corte Nacional, exceso en el ejercicio del control de constitucionalidad, desconocimiento del derecho de propiedad
e interpretación irrazonable de los derechos constitucionales en juego. 3. Luego de evacuado el pertinente traslado,
la Sala examinó en primer lugar las imputaciones de arbitrariedad del pronunciamiento, arribando a la conclusión
de que los supuestos de descalificación invocados no guardaban una elemental conexión con la realidad del caso,
sino que en verdad trasuntaban la discrepancia de la recurrente con los fundamentos de la sentencia sin llegar a
delinear la irrazonabilidad de lo resuelto; en consecuencia, consideró inadmisible el recurso de inconstitucionalidad
interpuesto en cuanto se apoyaba en la causal del inciso 3° del artículo 1 de la ley 7055. Sin perjuicio de lo
anterior, el A quo juzgó admisible el recurso intentado por la también postulada causal del artículo 1, inciso 1°, de
la ley 7055; ello al ponderar, bajo una hermenéutica no restrictiva del precepto citado, que mediante la sentencia
atacada se había declarado la inconstitucionalidad del artículo 22 de la ley 13.290 y que, por ello, el caso quedaba
comprendido en el marco de la competencia de esta Corte como intérprete final de la Constitución provincial. No
hubo presentación directa de la impugnante mediante queja ante esta Corte, en relación a los reproches no
admitidos por la Alzada. 4. En el nuevo examen de admisibilidad que corresponde realizar en esta oportunidad con
arreglo el artículo 11 de la ley 7055, no encuentro razones para variar lo resuelto por el Tribunal que dictó la
sentencia impugnada, en cuanto concedió el recurso bajo el encuadre del artículo 1, inciso 1°, de la ley 7055; por
tanto, corresponde declarar admisible la impugnación en los términos del auto de concesión reseñado, en
concordancia también con lo dictaminado por el señor Procurador General. Voto, pues, por la afirmativa y con el
alcance indicado. A la misma cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi coincidió con lo expresado por el señor
Ministro doctor Spuler, y votó en igual sentido. A la segunda cuestión -en su caso, ¿es procedente?-, el señor
Ministro doctor Spuler dijo: II.1. Se adelanta que corresponde declarar procedente el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto y, en consecuencia, anular el pronunciamiento impugnado, atento a que no reúne
las condiciones mínimas necesarias para satisfacer el derecho a la jurisdicción que acuerda la Constitución de la
Provincia. En ese sentido, de la confrontación del planteo recursivo con la resolución cuestionada se desprende que
el pronunciamiento no puede ser convalidado, en razón de que adolece de defectos que lo tornan arbitrario y lo
descalifican como acto jurisdiccional válido. 2. En efecto, la Sala judicante extendió la aplicación de la reforma de
la ley 13.290 más allá del límite establecido de manera expresa por la Legislatura con sustento en argumentos que
resultan palmariamente insuficientes para apartarse de la muy precisa regulación normativa. a. Al respecto, debe
tenerse en cuenta, en primer lugar, que la actora solicita en la presente causa que su haber jubilatorio sea calculado
conforme lo dispuesto en el artículo 10 de la ley 3910 en su nueva redacción, es decir, de acuerdo a la reforma
efectuada mediante la ley 13.290, lo que implicaría liquidar su prestación previsional con base en los últimos 30
años de aportes, y no en los últimos 10 como se dispuso en el acto de otorgamiento. Si bien el Tribunal
interviniente aduce que no se trata de un caso de vigencia retroactiva de la ley 13.290 por cuanto se aplicaría la
nueva regulación a la liquidación de los haberes futuros, lo cierto es que tales prestaciones se abonan en función de
la determinación original del beneficio previsional realizada según las pautas de la ley aplicable al momento del
cese. Tal determinación primigenia resultó agotada al momento de disponerse, integrando el estatus jubilatorio de
la actora luego del dictado del acto respectivo. Por ende, acceder a la pretensión de la señora Jeison implica en
verdad utilizar una base de cálculo nueva, aplicada retroactivamente a un beneficio jubilatorio cuya liquidación se
consumó. De lo dicho hasta aquí puede extraerse que la ley 13.290, incluso si el legislador nada hubiese establecido
sobre el particular, no se aplicaría al beneficio jubilatorio de la actora, en virtud de que la retroactividad -que no se
presume (CSJN, Fallos: 318:63; de esta Corte: "Acuña", A. y S. T. 184, pág. 9)- debería encontrarse prevista de
manera explícita en la regulación legal. En tal orden, la Corte nacional ha señalado que las leyes que acuerdan
nuevos o mayores beneficios no tienen efecto retroactivo, salvo disposición expresa en contrario (Fallos: 268:194;
295:574; 324:4267; etc.); criterio que se halla en línea con lo actualmente dispuesto en el artículo 7 del Código
Civil y Comercial. En el supuesto bajo análisis, no sólo no existe una disposición expresa de retroactividad de la
norma sino que, por el contrario, se estableció que los beneficiarios de jubilaciones y pensiones que se encontrasen
en el goce de sus prestaciones a la fecha de vigencia de la ley "no modificarán la cuantía de los montos de los
haberes de prestación por adecuación a la nueva normativa salvo lo dispuesto en el artículo 10 in fine" (art. 22, ley
13.290). Así, pues, el legislador, quien titulariza facultades que le son privativas para diseñar el sistema de

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seguridad social en cuestión, decidió de manera manifiesta no asignar carácter retroactivo a la reforma efectuada a
la ley 3910 -circunstancia que, por lo demás, basta para diferenciar el caso bajo análisis del resuelto por la Corte
nacional en Fallos: 325:1399-. b. El hecho de que la nueva forma de liquidar los beneficios previsionales no se
extienda a las jubilaciones ya otorgadas de ningún modo puede implicar una violación al principio de igualdad, en
razón de que, de acuerdo a la consolidada jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la
diferencia existente entre las situaciones anteriores y posteriores a la sanción de un nuevo régimen legal no
configuran agravios al aludido principio, porque de lo contrario toda modificación legislativa importaría
desconocerla (Fallos: 295:694; 299:181; 304:390; 307:493; 307:629; 308:199; 311:1880; 311:2781; 315:839;
316:2483; 318:1237; 318:1256; 321:1888; 324:2248; 325:1297; etc.). En el caso, el otorgamiento de un beneficio
previsional de conformidad con el régimen jurídico aplicable al momento del cese, con el consecuente acceso al
estatus jubilatorio, constituye una de las "situaciones anteriores" a las que refiere la jurisprudencia citada. Sobre el
particular, puede añadirse que de extenderse la aplicación de un criterio como el establecido por el Tribunal
judicante implicaría un serio valladar a la actividad legislativa, pues para evitar lesionar el principio de igualdad
cualquier cambio en la normativa debería incluir a la totalidad de los beneficiarios de un régimen previsional (es
decir, beneficiarios actuales y futuros). Incluso en ciertos casos vedaría por completo cualquier modificación como,
verbigracia, cuando se pretendiera disminuir el porcentaje aplicado a la base jubilatoria, en razón de que la
protección del estatus jubilatorio imposibilitaría -en principio- tal reducción a los ya jubilados, y la garantía de
igualdad bloquearía el cambio para los futuros beneficiarios. Respecto del punto bajo análisis en el presente
apartado, puede señalarse, finalmente, que la retroactividad que decidió el legislador para la bonificación prevista
en la parte final del artículo 10 reformado tampoco es susceptible de lesionar el principio de igualdad, por cuanto
no podría considerarse que se haya establecido un criterio de distinción que carezca de la razonabilidad suficiente
como para considerarlo arbitrario, o implique de algún otro modo una discriminación ilegítima. Con relación a ello,
es preciso recordar que, según la jurisprudencia de la Corte nacional, "la garantía de igualdad ante la ley radica en
consagrar un trato legal igualitario a quienes se hallan en una razonable igualdad de circunstancias" (Fallos: 7:118;
95:327; 117:22; 123:106; 126:280; 127:167; 132:198; 137:105; 138:313; 143:379; 149:417; 151:359; 182:355;
199:268; 270:374; 286:97; 300:1084; 306:1560; entre otros), por lo que tal garantía no impide que el legislador
contemple en forma distinta situaciones que considere diferentes (Fallos: 182:399; 236:168; 238:60; 251:21, 53;
263:545; 264:185; 282:230; 286:187; 288:275; 289:197; 290:245, 356; 292:160; 294:119; 295:585; 301:1185;
306:1560; 344:2690; 344:3401; etc.), en tanto dichas distinciones no se formulen con criterios arbitrarios, de
indebido favor o disfavor, privilegio o inferioridad personal o de clase, o de ilegítima persecución (Fallos: 181:203;
182:355; 199:268; 238:60; 246:70, 350; 247:414; 249:596; 254:204; 263:545; 264:185; 286:166, 187; 288:224, 275,
325; 289:197; 294:119, 343; 295:138, 455, 563, 585; 298:256; 299:146, 181; 300:1049, 1087; 301:1185; 302:192,
457; 306:1560. De esta Corte: "Cattáneo", A. y S. T. 69, pág. 210; y "Cena", A. y S. T. 129, pág. 342; entre otros).
c. Ahora bien, aun cuando en verdad lo decidido por el Tribunal interviniente aparece ligado a la insuficiente
fundamentación de la distinción efectuada por el legislador, en razón de lo cual -si se siguiese la línea
argumentativa de la sentencia- la violación a la igualdad no sería en verdad automática en todos los supuestos sino
condicionada, cabe indicar que la exigencia de motivación de la ley que se extrae de las consideraciones vertidas
en el pronunciamiento cuestionado carece por completo de un mínimo basamento argumental. En definitiva, el
Tribunal interviniente no sostiene que la distinción legislativa carezca de razonabilidad (lo que desde luego podría
justificar eventualmente una declaración de inconstitucionalidad), sino que afirma de manera infundada que el
legislador debería haber efectuado, en algún momento del procedimiento legislativo o en el cuerpo mismo de la
ley, una exposición de las razones de la diferenciación realizada, para que luego pueda evaluarse su finalidad y
proporcionalidad. d. Por último, y a mayor abundamiento, resulta pertinente indicar que de convalidarse la decisión
aquí cuestionada, la cual podría extenderse a supuestos de otros profesionales notarios ya jubilados, sería
susceptible de ocasionar un serio perjuicio a la financiación del régimen establecido por el legislador, consecuencia
social de la que los jueces no pueden desentenderse (CSJN, criterio de Fallos: 315:992). Voto, pues, por la
afirmativa. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez y el señor Ministro doctor Netri expresaron
similares fundamentos a los vertidos por el señor Ministro doctor Spuler, y votaron en igual sentido. A la misma
cuestión, el señor Ministro doctor Falistocco dijo: Debiendo examinarse ahora la procedencia del recurso en cuanto
ha sido materia de concesión, corresponde puntualizar que en autos se encuentra puesta en tela de juicio la validez
de una norma legal provincial (art. 22, ley 13.290) bajo el argumento de que establece una discriminación
irrazonable, en violación del principio constitucional de igualdad ante la ley (art. 8, Const. prov.; art. 16, Const.
nac.), además de los principios de aplicación de la ley previsional más favorable y de progresividad (art. 6, Const.
prov.). Antes de abordar el tratamiento propiamente dicho de esa cuestión constitucional, clasificable como
compleja directa, cabe recordar que las leyes se presumen constitucionales y, por ser la declaración de
inconstitucionalidad de un precepto legal un acto de suma gravedad institucional y la última ratio del orden
jurídico, se requiere que la repugnancia con la cláusula constitucional que se invoca sea manifiesta, clara e

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indudable pues, en caso de duda, debe decidirse por la validez de la norma inferior; de modo que si una ley admite
dos o más interpretaciones jurídicamente posibles, habrá de escogerse la que mejor se adapte a la Constitución y no
la que se oponga a ella. También es oportuno destacar que, en el tratamiento de ese tipo de cuestiones, la tarea de
esta Corte no se encuentra limitada por los fundamentos de la sentencia impugnada ni por los argumentos
expresados por las partes sino que, desde su posición institucional de intérprete último de la Constitución
provincial y de las leyes dictadas en su consecuencia, le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto disputado.
Igualmente hay que decir que resultan ajenas al presente recurso las cuestiones fácticas y probatorias, quedando por
tanto exentas de revisión en esta instancia las conclusiones de los Jueces de la causa en punto a los hechos que
tuvieron por demostrados. Sentado lo anterior y entrando en materia, tenemos que la ley 13.290 -vigente a partir de
su publicación en el Boletín Oficial el 23.10.2012- introdujo algunas variaciones en la ley 3910, sobre régimen
previsional para los escribanos de la Provincia; entre ellas se incluyó un incremento escalonado en la edad mínima
para acceder a la jubilación ordinaria -a elevarse gradualmente de sesenta a sesenta y cinco años, aunque
manteniéndose la exigencia del tiempo mínimo de actividad en treinta años (art. 8, ley 3910, según ley 13.290; art.
20 ley 13.290)-, se incorporó para el futuro la figura del aporte mínimo obligatorio mensual (art. 6, inc. a, ley 3910,
según ley 13.290), se dispuso una modificación en el modo de determinar los haberes correspondientes a las
distintas categorías y, en especial, se añadió una opción a favor de los escribanos solicitantes del beneficio, en
relación a los años de ejercicio profesional a computar a los fines de la determinación de su categoría jubilatoria
con base en los aportes realizados. Concretamente, dicho régimen previsional establecía, en su versión anterior,
seis categorías jubilatorias ordinarias (nominadas de mayor a menor con las letras A, B, C, D, E y F) y el haber
correspondiente a cada una de ellas, disponiendo además que la categorización del peticionante del beneficio se
determinaría ineludiblemente en base al promedio de sus honorarios de los últimos diez años de ejercicio (art. 10
ley 3910, según ley 4793); mientras que la nueva normativa, manteniendo exactamente las mismas categorías
jubilatorias, prevé que el haber mensual correspondiente a cada una se fije de allí en más por la Asamblea Plenaria
de Consejos Directivos a propuesta de la Junta Administradora, a la vez que otorga a los interesados la posibilidad
de optar, a los fines de su categorización, entre promediar los aportes efectuados a la Caja durante los últimos
treinta años, o bien durante los últimos diez años de actividad (art. 10 ley 3910, según ley 13.290). También se
incorporó con la reforma un beneficio adicional para los afiliados que, durante los últimos diez años de ejercicio
computados para la determinación de su haber, hubiesen realizado un promedio de aportes equivalente a tres veces
el necesario para acceder a la máxima categoría, en cuyo caso su haber jubilatorio se verá incrementado en un
veinticinco por ciento (art. 10 "in fine" ley 3910, según ley 13.290). A su vez, en relación a la elevación de la edad
jubilatoria a sesenta y cinco años (art. 8, ley 3910, según ley 13.290), se dispuso mediante una norma transitoria
que "para los afiliados que a la fecha de la publicación de esta ley tengan entre 52 y 59 años de edad, se modifica
la edad requerida, conforme la progresión prevista en este artículo. Los afiliados que tengan 60 años o más de edad,
podrán jubilarse cuando lo soliciten. La progresión deberá respetar las siguientes pautas: a) Los que tengan 59 años
de edad, podrán jubilarse cuando cumplan 60 años de edad; b) Los que tengan 58 años de edad, podrán jubilarse
cuando cumplan 61 años de edad; c) Los que tengan 57 y 56 años de edad, podrán jubilarse cuando cumplan 62
años de edad; d) Los que tengan 55 y 54 años de edad, podrán jubilarse cuando cumplan 63 años de edad; e) Los
que tengan 53 y 52 años de edad, podrán jubilarse cuando cumplan 64 años de edad. En todos los casos será
necesario cumplir con los restantes recaudos previstos en el artículo 8 de la Ley 3910" (art. 20, ley 13.290).
Finalmente, el artículo 22 de la ley 13.290 estableció otra regla de derecho transitorio según la cual "los
beneficiarios de jubilaciones y pensiones que se encuentren en el goce de sus prestaciones a la fecha de vigencia
de la presente ley, no modificarán la cuantía de los montos de los haberes de prestación por adecuación a la nueva
normativa salvo lo dispuesto en el artículo 10 in fine". En el caso, la actora obtuvo el beneficio de la jubilación
ordinaria contando con más de sesenta y ocho años de edad y más de treinta de aportes, bajo la categoría "F", con
anterioridad a la entrada en vigencia de la ley 13.290, según acuerdo dictado en fecha 15.06.2010 por la Junta
Administradora de la Caja Notarial de Acción Social -en ejercicio de actividad de naturaleza administrativa, por
delegación estatal-; y más adelante, a partir de mayo de 2015, solicitó ante la Junta y ante el Tribunal de
Superintendencia su recategorización y el recálculo de sus haberes jubilatorios futuros, con base en el derecho de
opción introducido por la ley 13.290 respecto de los aportes computables, peticionando que de allí en más se
tomara como base el promedio de los efectuados durante sus últimos treinta años de ejercicio profesional; ello al
alegar que la categorización según el promedio de los últimos diez años de actividad -con arreglo a la ley anterior-
la perjudicaba, en razón de que los años con mayores aportes en su carrera no habrían sido los últimos diez, sino
los anteriores -circunstancia fáctica que el A quo tuvo por acreditada y que resulta ajena a la materia recursiva de
esta instancia extraordinaria-. Tal petición fue rechazada en sede administrativa con fundamento en el artículo 22
de la ley 13.290, el cual fue declarado inconstitucional en la instancia posterior de revisión judicial mediante la
sentencia en crisis, que hizo lugar a la pretensión. Pues bien, la cuestión en autos no radica, a mi juicio -y en esta
particularidad discrepo del A quo-, en pasar derechamente a dilucidar si el supuesto corte trazado por el artículo 22

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de la ley 13.290 -entre los afiliados que a la fecha de su entrada en vigencia ya gozaban del beneficio jubilatorio y
los que todavía no, en orden a concederles la posibilidad de optar entre distintas modalidades de determinación de
su categoría jubilatoria o sujetarlos a la categorización obtenida con arreglo al sistema rígido de la ley anterior-,
resulta violatorio de principios constitucionales. Antes bien, considero que primeramente corresponde indagar, con
arreglo a la regla general de presunción de constitucionalidad de la que gozan las leyes, si mediante una
interpretación leal y armonizante del precepto de marras desde la perspectiva fundamental puede arribarse a un
resultado concordante con los principios, derechos y garantías consagrados en la Carta Magna. En otras palabras,
no cabe despreciar el riguroso y pormenorizado análisis efectuado por los jueces de la causa; empero, en aras de la
más justa solución del conflicto suscitado en autos, no parece indispensable tratar la eventual declaración de
inconstitucionalidad de la norma que se controvierte, sino la inteligencia con que se la puede aplicar; ello teniendo
en cuenta que la misión judicial no se agota con la consideración indeliberada de la letra de la ley sino que, sin
mengua de ella, es ineludible función de los jueces en cuanto órganos de aplicación del ordenamiento jurídico
vigente, determinar la versión técnicamente elaborada de la norma aplicable al caso, como resultado de una
interpretación sistemática y razonable (Fallos: 311:1937). En esa tarea vale recordar, ante todo, que es principio
aceptado el que señala que el derecho jubilatorio se determina en lo sustancial por la ley vigente a la fecha de la
cesación de servicios (Fallos: 266:19; 267:287; 278:259; 280:328); por otro lado, también corresponde poner de
relieve que entre las directrices generales más reiteradas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en asuntos
previsionales están las que sostienen que "los jueces debe guiarse con la máxima prudencia en la interpretación de
las leyes previsionales, especialmente cuando el ejercicio de esa función puede conducir a la pérdida de algún
derecho" (272:139); que "en materia de previsión social no debe llegarse al desconocimiento de derechos sino con
extrema cautela" (Fallos: 272:258; 278:259; 280:75,317; 285:440, etc.); que "las leyes previsionales deben
interpretarse conforme a la finalidad que con ellas se persigue, lo que impide fundamentar una interpretación
restrictiva" (Fallos: 271:327). En ese norte se ha señalado que los jueces tienen la obligación de juzgar las
peticiones vinculadas a la seguridad social con especial cautela, ya que el rigor de los razonamientos lógicos debe
ceder a fin de que no se desnaturalicen los fines tuitivos superiores que informan la materia, cuyo cometido es la
cobertura integral de las consecuencias negativas producidas por las contingencias sociales, por lo que el apego
excesivo al texto de las normas sin apreciar las circunstancias particulares de cada caso, no se aviene con la
sensibilidad requerida para la materia de que se trata (Fallos 332:913; 335:1101; 338:61; etc.). En línea con lo
anterior, y en conexión más específica con el presente caso, el alto Tribunal ha considerado que el principio en
materia previsional según el cual la fecha de cese de actividades fija la ley aplicable a la prestación ha sido
establecido en beneficio de los peticionarios, para que los cambios legislativos no redunden en perjuicio de los
derechos adquiridos durante la vigencia de los regímenes derogados (Fallos: 324:4511); en especial, el estatuto
aplicable no puede ser interpretado de manera tal que vuelva inoperante el mandato de los artículos 21 de la
Constitución provincial y 14 bis de la Constitución nacional, que consagran la integralidad e irrenunciabilidad de
los beneficios de la seguridad social (Fallos: 332:2454). En tal sentido, la posibilidad de aplicar la nueva
legislación a casos regidos por leyes anteriores ha sido admitida por la Corte nacional (Fallos: 308:116 y 883;
312:2250); así, sobre la base de la finalidad protectora de las disposiciones que regulan la seguridad social, en
diversos fallos la Corte aplicó la norma más favorable, procurando alcanzar el mayor nivel de bienestar que
aseguraba la nueva ley previsional (Fallos 290:288), exégesis que consideró adecuada al propósito de promover la
progresividad de los derechos sociales según ha sido preceptuado en el artículo 75, inciso 23, de la Constitución
nacional y en diversos tratados de derechos humanos reconocidos con jerarquía constitucional en las disposiciones
del inciso 22 del artículo mencionado (Fallos: 332:2454; 325:1399); en definitiva, el reconocimiento del principio
de progresividad en la satisfacción plena de esos derechos ha desterrado definitivamente interpretaciones que
conduzcan a resultados regresivos en la materia (arts. 26 y 29 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos). El Alto Tribunal nacional ponderó además que el cese en la actividad producido con anterioridad a la
entrada en vigencia de la nueva ley no obsta "per se" a la aplicación inmediata de sus disposiciones respecto de las
consecuencias pendientes de aquella situación jurídica preexistente, de acuerdo con lo prescripto en el artículo 3 del
Código Civil o 7 del Código Civil y Comercial, en tanto ello no vulnera la regla de la irretroactividad (Fallos
325:1399; 290:288; 292:387). Por lo demás, la Corte Suprema nacional también ha relativizado el principio de
inmutabilidad del acto administrativo otorgante de un beneficio previsional, al destacar que la cosa juzgada
administrativa no tiene, en términos generales, el alcance de la judicial, especialmente en materia de seguridad
social donde debe primar el reconocimiento exacto de los derechos acordados por las leyes que la rigen, no
pudiendo por tanto desoírse el pedido de reajuste a que se cree con derecho el interesado con fundamento en que la
cuestión no puede ser objeto de un nuevo pronunciamiento si ello implica una negativa a atender un reclamo
respecto de un tema que no ha sido aún considerado en forma expresa (Fallos: 321:2283; 313:323; 289:185). Por
otra parte, debe tenerse presente que la garantía de igualdad consagrada en el artículo 8 de la Constitución
provincial, en simetría con el artículo 16 de la Constitución nacional, implica la igualdad para todos los casos

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idénticos y comporta la prohibición de establecer excepciones que excluyan a unos de lo que se concede a otros en
idénticas circunstancias; en tal sentido, la recta inteligencia del principio asigna al legislador la facultad de
contemplar en forma distinta situaciones que considere diferentes, atribuyéndose a la prudencia del mismo una
amplia latitud para ordenar y agrupar, distinguiendo y clasificando los objetos de la reglamentación, con tal que la
discriminación no sea arbitraria ni importe la ilegítima persecución o indebido privilegio de personas o grupos de
personas (cfr. Fallos: 333:143; 329:4349, entre muchos). Tal doctrina ha sido reiterada con especial referencia a los
distintos regímenes jubilatorios (Fallos: 266:230; 277:278); en tal sentido se ha señalado que en principio la
diferencia existente entre las situaciones anteriores y posteriores a la sanción de un nuevo régimen legal no
configura agravio a la garantía de igualdad, pues ella no obsta a que el legislador contemple en forma distinta
situaciones que considera diferentes, con tal que la discriminación no sea arbitraria ni importe ilegítima
persecución o indebido privilegio de personas o de grupos de personas (Fallos: 299:181). De manera que cuando de
la aplicación de la ley al caso concreto deriva una agraviante desigualdad entre situaciones personales
sustancialmente idénticas, debe prescindirse del rigorismo de la misma para atender a su fin tuitivo, ya que el
carácter alimentario de todo beneficio previsional obliga a sostener el "principio de favorabilidad", por lo que las
situaciones desiguales fruto de distintas normas aplicables no pueden resolverse sino tendiendo a obtener mayores
niveles de bienestar (Fallos: 293:94 y 551; 294:140, etc.). Desde tales coordenadas, conviene remarcar que el
derecho de opción incorporado con la parcial reforma introducida por la ley 13.290 al sistema previsional para
escribanos, refiere a los años de aportes computables a los fines de la clasificación del haber, según una serie de
categorías jubilatorias preestablecidas en dicho régimen especial -las cuales en esencia no sufrieron modificaciones
con la mencionada enmienda legislativa-. A su vez, es posible apreciar que esa opción otorgada a los solicitantes
del beneficio jubilatorio -posibilitando ahora, como ya se vio, que a los fines de la categorización de su haber el
afiliado elija entre aferrarse a la base de cálculo previsto en la ley anterior, consistente en el promedio de aportes
de los últimos diez años de actividad anteriores al cese, o bien computar el promedio de los últimos treinta-,
tradujo un progreso respecto de la legislación anterior, en tanto su propósito no fue otro que procurar que los
futuros beneficiarios alcanzaran un mayor nivel de bienestar frente a una situación que se presentaba como
posiblemente injusta e inicua y que no se encontraba debidamente abordada por la ley hasta entonces vigente. Ello
surge claro de los fundamentos del respectivo proyecto de ley, donde se ponderó que en numerosas oportunidades
"los últimos diez años de ejercicio profesional del Escribano de Registro, para computar a los efectos de acceder a
los beneficios jubilatorios, no resultaban ser necesariamente los de mejor producción profesional en todo el decurso
del ejercicio de la función notarial", de modo que "por una clara cuestión de equidad y justicia se incluye en el
proyecto la posibilidad de permitirle al interesado optar para determinar su categoría jubilatoria, entre promediar los
últimos treinta años o los últimos diez años de ejercicio notarial" (v. expediente Cámara de Diputados N° 26377).
Cabe destacar que dicha mejora en los derechos otorgados a los peticionarios de la jubilación no necesariamente
implicó, como contrapartida directa y específica, una mayor exigencia en los requisitos de acceso al beneficio
frente al régimen primigenio; ello así toda vez que, por un lado, el nuevo aporte mensual mínimo (art. 6, inc. a, ley
3910, según ley 13.290) no ha de tener incidencia sobre los aportes ya efectuados por aquéllos bajo la vigencia de
la ley anterior, computables sin limitaciones en la medida de cualquiera de las opciones; por otro lado, la nueva
normativa no incrementó el tiempo mínimo de actividad -mantenido en treinta años- y, a su vez, el aumento a
producirse en la edad mínima -de sesenta a sesenta y cinco años (art. 8, ley 3910 según ley 13.290)- no se exhibe
correlacionado con la mayor extensión de los años de aportes con posibilidad ser computados -ampliados de diez a
treinta, con arreglo a la opción concedida-. En cualquier caso, la eventual correspondencia entre la opción y las
nuevas condiciones no resultaría plena y constante; es que, por un lado y a tenor de lo establecido en el artículo 22
de la ley 13.290 en lo tocante al ámbito de aplicación de las nuevas disposiciones, el legislador se ha apartado del
principio según el cual el derecho jubilatorio se determina en lo sustancial por la ley vigente a la fecha de la
cesación de servicios. Es que, de conformidad con el texto del precepto legal en cuestión, la posibilidad de optar
entre distintas bases de cálculo no luce denegada a quienes ya hubiesen cesado en su actividad bajo la vigencia de
la ley anterior y se hallasen en condiciones de jubilarse según los requisitos entonces vigentes, pudiendo incluso
haber iniciado -o no- el trámite jubilatorio mediante la pertinente solicitud ante la Caja, pero sin que al tiempo de
irrupción de la nueva ley hubiesen sido investidos aún del correspondiente estado mediante acto administrativo
otorgante, no encontrándose -por ende- en el goce de las prestaciones. Por otro lado, la ley 13.290 extendió el
derecho de opción sin cortapisas ni gradualidad alguna a la franja de afiliados que antes de su entrada en vigencia
no alcanzaría los requisitos de edad y tiempo de actividad para obtener la jubilación con arreglo a la menos
exigente ley previa y que, no obstante, quedaron igualmente habilitados para solicitar su jubilación sin variación
alguna en aquellas condiciones sustanciales -con arreglo al incremento escalonado de la edad mínima previsto en la
disposición transitoria contenida en el artículo 20 del citado cuerpo normativo-. Ese trato excepcional, a tenor de
los fundamentos del proyecto de ley, tuvo la expresa finalidad de que la implementación de las modificaciones
propuestas -especialmente el aumento de la edad mínima- no perjudicara las expectativas de futuros beneficiarios,

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al menos del sector más próximo en el tiempo (v. expediente Cámara de Diputados N° 26377). Lo expuesto
evidencia que, mediante la reforma del régimen previsional notarial provincial, el legislador reconoció el mentado
derecho de opción no solo a los afiliados que fuesen a cesar en su actividad bajo la vigencia de la nueva normativa
y se hallasen plenamente alcanzados por las nuevas condiciones allí establecidas para acceder al respectivo
beneficio, sino también a una variedad de afiliados habilitados para jubilarse de acuerdo con la condiciones de
edad y tiempo de actividad previstas en la ley anterior -es decir, con las mismas exigencias que regían para la
actora, no alcanzada por la opción-. Siendo ello así, entiendo que la razonable interpretación que en el presente
caso procede atribuir al artículo 22 de la ley 13.290, con ajuste a los principios antes reseñados, conduce aceptar
que la invariabilidad allí establecida en relación a los haberes de jubilados y pensionados bajo la ley anterior tiende
a impedir una revisión indiscriminada de los beneficios ya otorgados, mas no ha de hacerse extensiva al derecho de
opción novedosamente introducido a punto tal que ello signifique negar a aquellos beneficiarios la posibilidad de
una eventual recategorización con base en el mismo, obviamente respecto de prestaciones posteriores a la
enmienda legislativa. Esta interpretación, se inserta en el marco dialéctico de este proceso, como la más respetuosa
del principio de protección del esfuerzo contributivo en el caso concreto, ya que refleja adecuadamente la
representatividad de los aportes durante la vida activa de Jeison, es decir, la efectiva contribución de la afiliada al
sistema previsional, quedando de esta forma, reconocido su efectivo esfuerzo contributivo. Es que en las
especialísimas circunstancias de la causa, mantener lo contrario, negando a Jeison el derecho de opción, derivaría
en una agraviante desigualdad entre situaciones personales prácticamente idénticas (hipótesis de dos beneficiarias,
exactamente con los mismos años de servicios y aportes hechos, que obtengan jubilaciones sustancialmente
distintas en función de los años computables), que se traduciría en el caso concreto como una discriminación
arbitraria en perjuicio de la actora (beneficio congelado vs. beneficio no congelado), pues evidentemente importaría
excluirla de un derecho que se concede a otros en similar situación -considerada por el propio legislador como
posiblemente injusta e inicua-, sin otro motivo que la existencia del acto administrativo otorgante, cuya invocada
inmutabilidad no resulta atendible en autos, conforme las directrices señaladas más arriba. Abona la conclusión
anterior el hecho de que, en sentido análogo (arg. art. 2, Cód. Civ. Com.), la parte final del precepto bajo estudio
deja expresamente a salvo la posibilidad de que ciertos beneficiarios -los de la máxima categoría- accedan bajo
determinados presupuestos -concernientes a los aportes realizados- a otra mejora en el haber incorporada también
novedosamente con la ley 13.290, no obstante hallarse ya en el goce de sus prestaciones al tiempo de entrada en
vigencia de la misma. En definitiva, de acuerdo con un adecuado deslinde entre el absoluto respeto que la actividad
jurisdiccional debe al texto de las normas vigentes -desde que en su ejercicio no se debe suplir al legislador en la
potestad que a éste es exclusiva- y el mero apego a la literalidad de los preceptos legales con olvido de la búsqueda
de la verdad objetiva y de la justicia, cabe concluir que en el "sub examine" la interpretación propuesta acerca de la
norma previsional en cuestión resulta la más apropiada a la luz de los principios fundamentales en danza a fin de
que no se torne, entonces sí, inválida por inconstitucional. Voto, pues, por la afirmativa y con el alcance expuesto.
A la misma cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi expresó similares fundamentos a los vertidos por el señor
Ministro doctor Spuler, y votó en igual sentido. A la tercera cuestión -¿qué resolución corresponde dictar?-, el
señor Ministro doctor Spuler dijo: Atento el resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde
declarar procedente el recurso de inconstitucionalidad interpuesto y, en consecuencia, anular la resolución
impugnada. Remitir los autos al tribunal que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Costas a la
parte vencida. Así voto. A la misma cuestión, el señor Presidente doctor Gutiérrez, los señores Ministros doctores
Netri y Falistoco yla señora Ministra doctora Gastaldi dijeron que la resolución que correspondía dictar era la
propuesta por el señor Ministro doctor Spuler, y así votaron. En mérito a los fundamentos del acuerdo que
antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: Declarar procedente el recurso de
inconstitucionalidad interpuesto y, en consecuencia, anular la resolución impugnada. Remitir los autos al tribunal
que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Costas a la parte vencida. Registrarlo y hacerlo saber.
Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros, de lo que doy fe. Fdo.:
GUTIÉRREZ - FALISTOCCO - GASTALDI - NETRI - SPULER - PORTILLA (Secretaria) REFERENCIAS:
Ministro Firmante: 22/11/2022 DR. FALISTOCCO Ministra Firmante: 22/11/2022 DRA. GASTALDI Ministro
Firmante: 22/11/2022 DR. NETRI Ministro Firmante: 22/11/2022 DR. SPULER Secretaria Firmante: 22/11/2022
DRA. PORTILLA Se deja constancia que el presente acto jurisdiccional fue firmado por los señores Ministros y
por quien suscribe, en la fecha y hora indicada en el sistema informático del Poder Judicial de la Provincia, en
forma digital (Ley Nacional 25506; Decreto Reglamentario 2628/02; Ley Provincial 12491 y Acordada CSJSF n°
42 punto 3 de fecha 11/10/06). Santa Fe, 22 de noviembre de 2022. FDO.: DRA. PORTILLA (SECRETARIA)

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