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Había una vez en un hermoso jardín, un grupo de flores que vivían en armonía y alegría.

Cada flor tenía su propio color, forma y fragancia única, pero todas compartían el deseo de
embellecer el mundo con su presencia. Entre ellas se encontraba Margarita, una flor blanca
y radiante que irradiaba luz y pureza.Un día, una tormenta azotó el jardín, trayendo
consigo vientos fuertes y lluvias torrenciales que amenazaban con destruir la belleza de las
flores. Margarita, con su valentía y determinación, decidió proteger a sus compañeras más
frágiles y pequeñas.Con sus pétalos abiertos y extendidos, Margarita formó un escudo
natural alrededor de las demás flores, protegiéndolas del viento y la lluvia. A pesar de la
adversidad, Margarita permaneció firme y serena, demostrando su amor y sacrificio por
sus amigas del jardín.La tormenta finalmente pasó, dejando tras de sí un paisaje renovado
y fresco. Las demás flores miraron a Margarita con gratitud y admiración por su valentía y
generosidad. Desde ese día, Margarita se convirtió en la flor más querida y respetada del
jardín, recordándoles a todos el poder del amor incondicional y la solidaridad.Y así, la
historia de Margarita y las demás flores se convirtió en un legado de bondad y compasión
que perduró en el tiempo, recordándonos que incluso en los momentos más difíciles, el
amor y la protección mutua pueden traer luz y esperanza a nuestras vidas. ¡Que viva la
belleza y la nobleza de las flores que nos enseñan lecciones de amor eterno!

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