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Había una vez en lo alto de una majestuosa montaña, un par de águilas que construyeron

su nido entre las rocas. Allí, en un rincón apartado y seguro, depositaron dos huevos que
pronto darían vida a sus crías. Una mañana, un terremoto sacudió la montaña, causando
estragos y poniendo en peligro el nido de las águilas.Una de las crías, llamada Aurora,
logró sobrevivir al desastre y fue rescatada por un amable cazador que pasaba por la zona.
El cazador, conmovido por la fragilidad y belleza del pequeño águila, decidió llevarla
consigo y cuidarla como si fuera su propia hija.Aurora creció rodeada de amor y cuidados
en la cabaña del cazador. A pesar de tener alas fuertes y poderosas, se negaba a volar,
temerosa de enfrentarse al mundo exterior. El cazador, preocupado por el miedo de
Aurora, decidió llevarla a lo alto de la montaña donde había nacido para enfrentar sus
temores.Una vez en lo alto, el cazador le explicó a Aurora que el vuelo era parte de su
naturaleza y que debía confiar en sus alas y en su instinto. Con valentía y determinación,
Aurora se lanzó al vacío y experimentó la sensación de libertad al elevarse por los
cielos.Desde ese día, Aurora se convirtió en el águila más audaz y majestuosa de la
montaña, surcando los cielos con gracia y destreza. Su historia inspiró a todos los animales
del bosque a superar sus miedos y a confiar en sus propias capacidades.Y así, el cuento del
águila Aurora nos enseña que a veces es necesario enfrentar nuestros temores para
descubrir nuestra verdadera fuerza interior y alcanzar nuevas alturas en la vida. ¡Que viva el
espíritu valiente y libre del águila Aurora!

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