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El árbol que soñaba volar

En un bosque mágico y antiguo, se alzaba un árbol llamado Cedric. Cedric no era un árbol
común y corriente; desde muy pequeño, soñaba con volar como los pájaros que visitaban su
frondoso hogar. Cada día, observaba con envidia cómo las aves surcaban el cielo, deseando
poder unirse a ellas en su danza entre las nubes.

Una noche, mientras Cedric observaba las estrellas desde su copa, un hada bondadosa
escuchó su anhelo secreto. Con un toque de su varita mágica, el hada concedió el deseo del
árbol y lo transformó en un majestuoso árbol alado. Cedric, emocionado y lleno de alegría,
extendió sus ramas convertidas en alas y despegó hacia el cielo estrellado.

Durante días, Cedric disfrutó de su nueva libertad, explorando el vasto firmamento y


sintiendo el viento acariciar su corteza. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo,
comenzó a extrañar sus raíces y su hogar en el bosque. Recordó los cálidos rayos del sol
filtrándose entre las hojas, el suave susurro del viento entre los árboles y la compañía de sus
amigos del bosque.

Lleno de gratitud por la experiencia única que había vivido, Cedric decidió regresar a su
lugar de origen. Con un ligero aleteo de sus alas arbóreas, descendió suavemente al suelo
del bosque y se transformó nuevamente en un árbol sólido y arraigado. Allí, entre sus
amigos del bosque, Cedric vivió feliz para siempre, conservando en su memoria el recuerdo
de su aventura en los cielos.

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