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Libro Recomendado
Recomendar el libro: Touched with our Feelings [Tocado con nuestros sentimientos]: A
Historical Survey of Adventist Thought on the Human Nature of Christ por Jean Zurcher.
Antes de su muerte fue Director del departamento de investigación bíblica de la división Euro-
Africana, y secretario de la misma
Profesor de teología en varias instituciones Adventistas.
Su libro fue publicado por la Review and Herald en 1999. Review and Herald es una casa
publicadora oficial de la iglesia.
Es un estudio histórico/teológico que traza como cambio el concepto de la naturaleza de Cristo
en la década de los 50.
También escribió el libro “La Naturaleza y el Destino del Hombre”, una obra sobre la
antropología que fue aclamada internacionalmente en el mundo no-Adventista. Fue publicado
por la Asociación Filosófica Internacional.
Varias Doctrinas
La doctrina de la naturaleza de Cristo se relaciona con otras áreas de la teología sistemática además
de la cristología:
Preguntas Relacionadas
Aclaración: La IASD en la actualidad no tiene una posición oficial sobre el asunto de la naturaleza de
Cristo. En la iglesia hay dos grandes posiciones. Cuando hay dos diferentes posiciones, nosotros
personalmente debemos ir a las Escrituras y estudiar el asunto por nosotros mismos. Debemos
alcanzar nuestras propias conclusiones a la luz de lo que estudiamos. Ahora compartiremos la posición
que el Pastor Bohr tiene posterior a su estudio.
Asuntos no Negociables
No negociable: Jesús es 100% Dios y 100% hombre pero nunca empleó su propio poder divino
para librarse a sí mismo de la tentación. Dependió del poder divino de su propio Padre.
Es posible para nosotros vencer si cumplimos con las mismas condiciones. EGW tiene muchas
citas sobre esto. Ya veremos esto.
Las tentaciones de Jesús fueron mucho mayores que las de Adán (llevar los pecados de todo
el mundo y Satanás lo asedió sin misericordia sabiendo quien era). Sus tentaciones fueron
infinitésimamente mayores que las nuestras. No tenía ventaja sobre nosotros.
Jesús no cultivó propensiones malas hacia el pecado:
5, CBA, 1102.
“Sed cuidadosos, sumamente cuidadosos en la forma en que os ocupáis de la naturaleza de
Cristo. No lo presentéis ante la gente como un hombre con tendencias al pecado. Él es el
segundo Adán. El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de
pecado sobre él; era la imagen de Dios. Podía caer, y cayó por la transgresión. Por causa del
pecado su posteridad nació con tendencias inherentes a la desobediencia. Pero Jesucristo era
el unigénito Hijo de Dios. Tomó sobre sí la naturaleza humana, y fue tentado en todo sentido
como es tentada la naturaleza humana. Podría haber caído, pero en ningún momento hubo
en Él tendencia alguna al mal. Fue asediado por las tentaciones en el desierto como lo fue
Adán por las tentaciones en el Edén…”.
Otros Asuntos
Hay dos lados de los cuales nosotros debemos cuidarnos al momento de hablar de la naturalza de
Cristo.
Los que usan la posición prelapsaria para justificar el pecado. Dicen: “Jesús tenía la naturaleza
de Adán antes de la transgresión, por lo tanto, ¿qué esperanza hay para mí?”. Usan esto como
excusa para decir que seguiremos pecando hasta que Cristo venga.
En el otro lado están los que usan la posición postlapsaria para apabullar a los que no alcanzan
un nivel de perfección.
Los que dicen que no es posible vencer el pecado en carne pecaminosa no están diciendo que la carne
es débil sino que Dios no es fuerte. ¡Lo que están diciendo es que la naturaleza pecaminosa es más
La gente pelea sobre la naturaleza de Cristo, pero el punto importante no es tener absolutamente
correcto todo lo referente a la naturaleza de Cristo, sino tener el carácter de Él. Si estamos peleando
sobre la naturaleza de Cristo, entonces estamos mostrando que no tenemos su carácter.
Filipenses 4.13 dice “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. El pasaje no dice “Casi todo lo
puedo…”. Todo lo podemos en Cristo, inclusive subyugar el poder más carnal. El ES puede, “Hay poder,
si, sin igual poder”, como dice el himno.
Los que son más santos ante la vista de Dios son aquellos que se sienten menos santos porque están
contemplando la vida perfecta de Jesús y lo que le costó el pecado en el Getsemaní y en la cruz (Isaías
[Cuando captó una visión dela santidad de Dios dijo: “Estoy deshecho”], Pedro [“Apártate de mí que
soy hombre pecador”], Pablo— miserable hombre de mí, Daniel, etc.
El propósito de estudiar la naturaleza de Cristo no es subirnos a un pedestal y decir “Yo soy más santo
que otros”. Mientras más nos acercamos a Jesús más imperfectos nos vemos a la luz de su perfecta
santidad. Cuando vamos al Getsemaní y a la cruz del Calvario y vemos el sufrimiento de Cristo y le
preguntamos: “¿Por qué te pasó esto? ¿Por qué rogaste que se te quitara la copa tres veces? ¿Por qué
clamaste en la cruz: “Dios mío, Dios mío, por qué me has desamparado?”, Jesús contesta: “Por tus
pecados”. En ese momento voy a odiar el pecado por lo que el pecado le hizo a Jesús. El pecado no se
vence comparando mi vida con la de otra gente, ni aun comparando mi vida con la ley; sino
comparando mi vida con el modelo perfecto que es Jesús, y viendo lo que le pecado le costó a Jesús.
La razón por la que no estamos venciendo el pecado es porque estamos contemplado todo menos a
Jesús.
◆ Waggoner: Escribió mucho sobre cristología y en varios de sus libros nos insta a mirar la genealogía
de Jesús según Mateo 1 y Romanos 1:3 para ver qué clase de herencia recibió. Allí se mencionan sus
antecesores según la carne. Allí estaba el mentiroso Abraham, el adúltero y asesino David, el idólatra
Manasés, Rahab la remera, etc. Jesús nace de este linaje.
◆Jones: Compartía las ideas de Waggoner. Dijo que Jesús poseía nuestras pasiones y tendencias pero
nunca participó de ellas. Comprender esta diferencia es crucial.
“La liberación y la victoria no se ganan quitando la naturaleza humana sino recibiendo una
naturaleza divina que pueda subyugar y dominar a la humana. La Escritura no dice: Sed
transformados por la renovación de nuestra carne sino ‘transformaos por la renovación de nuestra
mente’. La traslación será por la renovación de nuestra carne pero tenemos que ser transformados
por la renovación de nuestras mentes”.
Es decir, todos deben desarrollar un carácter santo para, en la resurrección, recibir una carne o cuerpo
santo.
Elena White por un lado dice que Jesús no tenía nuestras pasiones y por el otro lado parece decir lo
contrario.
“Era un poderoso peticionario, que no poseía las pasiones de nuestra naturaleza humana caída, pero
estalla asediado por flaquezas semejantes, tentado en todo sentido como nosotros. Jesús soportó una
agonía tal que requería la ayuda y el apoyo de su Padre”.
“Aunque él sentía toda la fuerza de la pasión de la humanidad, nunca cedió a la tentación de hacer un
solo acto que no fuera puro, elevador y ennoblecedor.”
◆W. W. Prescott: Gran educador adventista. EGW escuchó un sermón de Prescott, que predicó el 31
de octubre de 1895 en Australia, usando como texto base Juan 1.14, y quedó maravillada con el
mensaje.
“Aun cuando Jesucristo tomo carne de pecado—la carne en la cual pecamos—Él tomó esa carne, y
vaciándose de sí mismo y recibiendo la plenitud de Dios mismo, Dios fue capaz de guardarlo de pecar
en esa carne de pecado. De modo que aunque se manifestó en carne de pecado, Dios, por su Espíritu
y el poder que moraba en Él lo guardó sin pecar en esa carne de pecado”.
“La carne que Cristo tomó cuando vino aquí es la única carne que alguien nacido de mujer podría haber
tomado, es decir la carne de pecado”.
“Él no tomó la semejanza del hombre así como era Adán antes de su caída, sino que descendió al
mismo plano a donde había caído el hombre… y tomó sobre sí mismo la carne de pecado”.
En el libro ya mencionado al inicio, no solamente hay citas de estos personajes que todos
reconocemos, sino hay muchas citas de escritores de la IASD que compartían este mismo punto de
vista: Jesús recibió una carne de pecado pero porque el ES controlaba su vida nunca su carne de pecado
se manifestó en acciones de pecado.
Los católicos y muchos protestantes enseñan la doctrina del pecado original. La idea básica es que
somos pecadores por nacimiento, culpables simplemente porque pertenecemos a la familia humana
como descendientes de Adán. Es porque razón que ellos justifican el bautismo de infantes, porque hay
sacar temprano la “mácula” del pecado original; porque si el bebé muere sin ser bautizado queda con
la mácula del pecado original y se pierde.
Desde este punto de vista, si Cristo hubiese nacido con la misma naturaleza pecaminosa de los
demás seres humanos, sería un pecador de nacimiento.
Consecuentemente no podía ser nuestro Salvador.
No cabe duda que el hombre nace con una naturaleza pecaminosa. Es decir, el poder del pecado
(singular) mora en cada descendiente de Adán (que lo incita a pecar) y el poder del pecado nos lleva a
cometer pecados (plural). Hay que hacer una distinción entre pecado y pecados.
Todos nacemos con carne de pecado, con una naturaleza pecaminosa que se inclina a pecar,
que nos incita a pecar.
Como resultado de ese poder que mora en nuestros miembros cometemos acciones
pecaminosas, tenemos pensamientos pecaminosos, hablamos palabras pecaminosas.
El apóstol Pablo describe la naturaleza pecaminosa con expresiones tales como: ‘deseos de la carne’,
‘la ley del pecado que mora en nuestros miembros’, ‘los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa’.
Santiago 1:13-15
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado
por el mal, ni Él tienta a nadie; 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia
[malos deseos, naturaleza carnal] es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que
ha concebido, [hay que a abortar el deseo] da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz
la muerte”.
Por eso, para no llegar a pecar hay que “abortar” el pecado antes de que nazca. El pecado no se aborta
en la acción sino en la intención. Hay matarlo en nuestra mente, antes de que fructifique. ¡Eso hizo
Jesús! En el instante en que llegaba la tentación, Él la eliminaba. Nosotros podemos tener ese mismo
poder, según el espíritu de profecía.
Nunca puede haber un reavivamiento general en la IASD al menos que comprendamos estas cosas que
estamos estudiando. La lluvia tardía Dios no la va a derramar hasta que nosotros hayamos
comprendido y estemos practicando esto.
2 MCP, 447.
“Hay pensamientos y sentimientos sugeridos y fomentados por Satanás [todos hemos experimentado
esto] que molestan aun a los mejores hombres; pero si no se los alberga, si se los rechaza por odiosos,
el alma no se contamina con la culpa y nadie recibe la mancha de su influencia”.
MJ, p. 65
“Mediante la fe y la oración, todos pueden cumplir los requerimientos del Evangelio. Ningún hombre
puede ser obligado a pecar. Primeramente debe ser ganado su propio consentimiento; el alma debe
proponerse [en la mente] a cometer el acto pecaminoso antes de que la pasión pueda dominar a la
razón o la iniquidad triunfar sobre la conciencia. La tentación, por fuerte que sea, no es nunca excusa
para pecar. ‘Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos’. Clama al
Señor, alma tentada. Échate, impotente, indigna, en brazos de Jesús, y echa mano de su auténtica
promesa. El Señor oirá. Él sabe cuán fuertes son las inclinaciones del corazón natural, y ayudará en
cada momento de tentación”.
Somos expertos en condenar malas acciones pero no vamos a la raíz de los pecados.
1 MS, 111-112.
“En sus conflictos con Satanás, la familia humana dispone de toda la ayuda que tuvo Cristo. No
necesitamos ser vencidos. Podemos ser más que vencedores, mediante Aquel que nos ha amado y ha
dado su vida por nosotros. ‘Habéis sido comprados por precio’ (1 Corintios 6: 20). ¡Y qué precio! En su
humanidad, el Hijo de Dios luchó con las mismísimas terribles y aparentemente abrumadoras
tentaciones que asaltan al hombre: tentaciones a complacer, el apetito, a aventurarse atrevidamente,
“Aun cuando tenía toda la fuerza de la pasión de la humanidad, nunca cedió a la tentación de hacer
aquello que no era puro, elevador y ennoblecedor”.
En este mundo no nacemos culpables de pecado. EGW dice que la única definición de pecado en la
Biblia es: “Transgresión de la Ley”. Para transgredir la ley se necesita una decisión consciente. La culpa
no se traspasa por herencia. Solo el que peca es culpable. Corroboremos esto:
Deuteronomio 24:16 “Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada
uno morirá por su pecado”.
Ezequiel 18:20 “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el
padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será
sobre él”.
Cuando nosotros nacemos Dios no nos mira como pecadores. Dios nos tiene por responsables cunado
escogemos dejar que la naturaleza pecaminosa se exprese en acciones, pensamientos y sentimientos
pecaminosos.
PP, 278.
“Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados
por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados de éstos. Sin embargo, generalmente
los hijos siguen los pasos de sus padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser
participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la
moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un
legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación.”
El Cambio Cristológico
Hasta la revista Spectrum, que en el manual sale que es de la extrema izquierda y que en muchas
ocasiones no parece ni ser adventista, dicen que la cristología adventista cambió alrededor del
comienzo de la década de los ’50. Esto no lo podemos negar. No lo neguemos.
El punto clave no es ganar un debate (sobre este tema o sobre cualquiera), el punto clave es ganar un
alma.
Hagamos un poco de historia: En la IASD hay un libro que se usa mucho para “catequesis”: “Las
hermosas enseñanzas de la Biblia”.
Bible Readings for the Home Circle (1915, 1936, 1946) Sección: “Una vida sin pecado”. Nota de la
pregunta # 6: “¿Cuán plenamente compartió Jesús nuestra común humanidad?
“En su humanidad Cristo participó de nuestra naturaleza pecaminosa caída. De no ser así no podría
haber sido ‘hecho como sus hermanos,’ no podría haber sido ‘tentado en todos los puntos como
nosotros’, y tampoco venció como nosotros debemos vencer. Por consecuencia no sería el Salvador
completo y perfecto que el hombre necesita para ser salvo. La idea de que Cristo nació de una madre
inmaculada y sin pecado, que no heredó tendencias al pecado y que por eso no pecó, lo remueve de
la esfera un mundo caído y del lugar preciso a donde se necesita su ayuda. En su lado humano, Cristo
En 1949 la R&H le pidió al profesor D. E. Rebok, del seminario adventista en Washington que repasara
el texto del libro Las Hermosas Enseñanzas de la Biblia con el fin de preparar una nueva edición.
Froom (era secretario ministerial de la Conferencia General) comentó que “Cuando Rebok encontró la
desafortunada nota en la página 174 en el estudio sobre ‘La Vida sin Pecado’ reconoció que esto no
era verdad… así que la nota incorrecta fue quitada y no se ha incluido en ninguna edición desde ese
entonces”.
El pastor Froom quería que la iglesia Adventista fuera reconocida y aceptada por los evangélicos (y no
ser considerada una secta o culto), quienes no creían que Cristo había venido en carne pecaminosa (o
sea que tomó la naturaleza de Adán de antes de la transgresión). Froom le dijo a los evangélicos que
esa idea (de que Cristo vino con naturaleza pecaminosa) era tan solo de una pequeña minoría en el
pasado pero que la falsa idea había sido quitada de las Hermosas Enseñanzas de la Biblia y ya no se
creía eso.
Entre 1955, y 1956 se celebraron por lo menos 18 reuniones entre nuestros líderes y líderes
evangélicos. Nuestros líderes le dijeron “que la mayoría de la denominación siempre ha creído que
Jesús tomó una naturaleza humana sin pecado, santa y perfecta a pesar de que ciertos escritores
habían logrado ocasionalmente incluir en sus libros puntos de vista contrarios que eran repugnantes
para la mayoría”.
Sin embargo, esto no era así. La vasta mayoría, casi con unanimidad, creía que Cristo había tomado
sobre si la naturaleza humana pecaminosa. Muchos, al escuchar esto, dicen: “Entonces Cristo pecó”.
El asunto es cómo definimos al pecado. El problema es pensar que tener una naturaleza pecaminosa
significa que Dios nos tiene responsables por el pecado. El pecado cuando es cuando nosotros
respondemos a esa naturaleza pecaminosa, no el tenerla en sí.
En el libro Questions on Doctrine (un libro que generó muchísimo conflicto en la iglesia) Froom incluyó
solo citas que aparentaban presentar su punto de vista e ignoró citas que abiertamente le
contradecían. Sacó citas de contexto, citó solo partes de citas y ponía subtítulos para impresionar a los
eruditos evangélicos. Leamos citas de un pastor de aquella época sobre este asunto.
R. A. Anderson:
“…nuestro Señor participó de nuestra naturaleza humana limitada, pero no de nuestra naturaleza
corrupta y carnal con todas sus propensiones hacia el pecado y la codicia. En Él no había pecado, ni
heredado ni cultivado como tienen en común todos los descendientes naturales de Adán”.
“Cuando el Dios encarnado irrumpió en la historia humana y llegó a ser uno con la raza humana,
entendemos que poseía la naturaleza no pecaminosa con la cual fue creado Adán en el Edén. Sin
embargo, el medio ambiente en el cual vivió Jesús fue trágicamente diferente del que había conocido
Adán antes de su transgresión”.
En 1958 se publicaron los dos tomos de Mensajes Selectos y no había ningún vestigio de la nueva
Cristología.
Según los católicos heredamos el pecado original de Adán y por eso hay que quitar la mácula cuando
el niño nace. Para nosotros, heredamos las consecuencias del pecado de Adán pero no somos culpables
del pecado hasta que escojamos pecar.
Heredamos una naturaleza pecaminosa que se inclina al pecado y por eso Dios nos da una nueva
naturaleza divina para subyugar y vencer la naturaleza pecaminosa.
Mientras más cedemos a los deseos de la naturaleza pecaminosa más fuerte se vuele esa naturaleza.
¡La naturaleza que alimentamos será la que será más fuerte!
Textos de Base
Compartamos los textos que usaban los teólogos antes del cambio en la cristología adventista.
Exaltad a Jesús, p. 85
“Jesús tomó sobre sí la naturaleza humana y pasó por la infancia, la niñez y la juventud, con el fin de
aprender como simpatizar con todos, y dejar así un ejemplo para todos los niños y jóvenes. El conoce
las tentaciones y debilidades de los niños”.
1 MS, 300.
3 MS, 158.
2 MS, 125.
“Después del gran chasco, hubo pocas personas que se dedicaron de todo corazón a la investigación
de la Palabra. Pero algunos no se desanimaron ni negaron que el Señor los había guiado. A éstos la
verdad les fue revelada punto por punto, y se entrelazó con sus recuerdos y sentimientos más aprecia
dos. Los buscadores de la verdad sentían que la identificación de Cristo con su naturaleza y sus
intereses era completa”.
PE, 152.
“Satanás se alegró de nuevo con sus ángeles de que por haber causado la caída del hombre lograba
hacer descender al Hijo de Dios de su excelsa posición. Dijo a sus ángeles que cuando Jesús tomara la
naturaleza del hombre caído, podría vencerlo e impedir el cumplimiento del plan de salvación”.
PE, 150.
“También les dijo que ellos tendrían una parte que cumplir: estar con Él, y fortalecerle en varias
ocasiones; que tomaría la naturaleza caída del hombre, y su fortaleza no equivaldría siquiera a la de
ellos…”.
“La gran obra de la redención se podía cumplir tan solo si el Redentor tomaba el lugar del Adán caído.
Con los pecados del mundo colocados sobre Él, debía pasar por el mismo terreno a donde tropezó
Adán. Sobrellevaría la prueba que Adán fracasó en soportar y que sería casi infinitamente más severa
que la que sufrió Adán. Vencería en favor del hombre y conquistaría al tentador para que por medio
de su obediencia, su pureza de carácter su integridad inconmovible, su justicia se le pudiera imputar
al hombre, de tal manera que por medio de su nombre el hombre pudiese vencer al enemigo por su
propia cuenta”.
DTG, 32.
“Habría sido una humillación casi infinita para el Hijo de Dios revestirse de la naturaleza humana, aun
cuando Adán poseía la inocencia del Edén. Pero Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se
hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado. Como cualquier hijo de Adán, aceptó los efectos de
1 MS, 290.
“Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad. En realidad, poseyó la
naturaleza humana. "Por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo
mismo" (Hebreos 2: 14). Era el hijo de María; era de la simiente de David de acuerdo con la ascendencia
humana. Se declara de él que era hombre, el hombre Cristo Jesús”.
“Adán fue tentado por el enemigo y cayo. No fue el pecado que moraba en él lo que causo que cediera
pues Dios lo hizo puro y recto, a su propia imagen. Era tan libre de culpa como los ángeles que están
delante del trono. No había en Él principios corruptos, ninguna tendencia al mal. Pero, cando Cristo
vino a enfrentarse a la tentación de Satanás, llevo la semejanza de carne de pecado”.
DTG, 117.
“En nuestra humanidad, Cristo había de redimir el fracaso de Adán. Pero cuando Adán fue asaltado
por el tentador, no pesaba sobre él ninguno de los efectos del pecado. Gozaba de la fortaleza de una
humanidad perfecta y tenía pleno vigor de mente y cuerpo. Estaba rodeado por las glorias del Edén, y
se hallaba en comunión diaria con los seres celestiales. Pero no fue así con Jesús cuando fue al desierto
para enfrentarse a Satanás. Por cuatro mil años, la familia había estado disminuyendo en fuerza física,
poder mental y en valor moral; y Cristo tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada.
Únicamente así podía rescatar al hombre de las profundidades de su degradación”.
“En Cristo se unieron la divinidad y la humanidad—el Creador y la criatura. La naturaleza de Dios cuya
ley había sido transgredida y la naturaleza de Adán, el transgresor se encontraron en Jesús, el Hijo de
Dios y el Hijo del hombre”.
“Reflexionad sobre la humillación de Cristo. El tomo sobre sí mismo la naturaleza humana caída y
sufriente, degradada y manchada por el pecado”.
1 MS, 314-315.
“En el desierto de la tentación, Cristo estuvo en el lugar de Adán para soportar la prueba que éste no
había podido resistir. Aquí venció Cristo en lugar del pecador, cuatro mil años después de que Adán
dio la espalda a la luz de su hogar. Separada de la presencia de Dios, la familia humana se había
apartado cada vez más, en cada generación sucesiva, de la pureza, la sabiduría y los conocimientos
originales que Adán poseyera en el Edén. Cristo llevó los pecados y las debilidades de la raza humana
tal como existían cuando vino a la tierra para ayudar al hombre… Y a fin de elevar al hombre caído,
Cristo debía alcanzarlo donde estaba. Él tomó la naturaleza humana y llevó las debilidades y la
degeneración del hombre. El que no conoció pecado, llegó a ser pecado por nosotros. Se humilló a sí
mismo calificado para llegar hasta el hombre y elevarlo de la degradación en que el pecado lo había
sumergido”.
1 MS, 111-112.
“En sus conflictos con Satanás, la familia humana dispone de toda la ayuda que tuvo Cristo. No
necesitamos ser vencidos. Podemos ser más que vencedores, mediante Aquel que nos ha amado y ha
dado su vida por nosotros. "Habéis sido comprados por precio" (1 Cor. 6: 20). ¡Y qué precio! En su
humanidad, el Hijo de Dios luchó con las mismísimas terribles y aparentemente y a adorar al dios de
este mundo, a sacrificar una eternidad de bienaventuranza por los placeres fascinadores de esta vida.
Cada uno será tentado pero declara la Palabra que no seremos tentados más allá de lo que podamos
soportar. Podemos resistir y vencer al astuto enemigo”.
1 MS, 478.
“Resistió a la tentación mediante el poder que puede tener el hombre. Se aferró del trono de Dios, y
no hay un hombre o mujer que no pueda tener acceso a la misma ayuda mediante la fe en Dios.”
1 MS, 262.
“Pero la humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad y en esa fortaleza podía soportar todas las
tentaciones que Satanás acumulara contra él, y sin embargo mantendría su alma inmaculada sin
pecado. Y ese poder para vencer, Cristo lo daría a cada hijo e hija de Adán que aceptara por fe los
justos atributos de su carácter”.
DTG, 331.
“La intervención del tentador no ha de ser tenida por excusa para cometer una mala acción. Satanás
se alegra cuando oye a los que profesan seguir a Cristo buscando excusas por su deformidad de
carácter. Son estas excusas las que inducen a pecar. No hay disculpa para el pecado. Un temperamento
santo, una vida semejante a la de Cristo, es accesible para todo hijo de Dios arrepentido y creyente”.
DTG 278.
“Cristo es la escalera que Jacob vio, cuya base descansaba en la tierra y cuya cima llegaba a la puerta
del cielo, hasta el mismo umbral de la gloria. Si esa escalera no hubiese llegado a la tierra, y le hubiese
faltado un solo peldaño, habríamos estado perdidos. Pero Cristo nos alcanza donde estamos. Tomó
nuestra naturaleza y venció, a fin de que nosotros, tomando su naturaleza, pudiésemos vencer. Hecho
"en semejanza de carne de pecado," vivió una vida sin pecado. Ahora, por su divinidad, echa mano del
trono del cielo, mientras que por su humanidad llega hasta nosotros. El nos invita a obtener por la fe
en él la gloria del carácter de Dios. Por lo tanto, hemos de ser perfectos, como nuestro "Padre que está
en los cielos es perfecto”.
“El Hijo de Dios fue asaltado a cada paso por los poderes de las tinieblas. Después de su bautismo fue
llevado por el Espíritu al desierto y sufrió la tentación por cuarenta días. Me han llegado cartas
afirmando que era imposible que Cristo tuviera la misma naturaleza que el hombre pues si la hubiera
tenido habría caído bajo tentaciones similares. Si no tuvo la naturaleza del hombre entonces no podía
ser nuestro ejemplo. Si no fue participe de nuestra naturaleza, no podría haber sido tentado como lo
ha sido el hombre. Si no hubiera sido posible que cediera ante la tentación, no podría ayudarnos. Es
una solemne realidad que Jesús vino para pelear las batallas del hombre en favor del hombre. Su
3 MS, 152.
“La obediencia que Cristo le rindió a su Padre es la misma que se le exige al hombre. El hombre no
puede vencer las tentaciones de Satanás sin que se combine el poder divino con la instrumentalidad
humana. Así mismo con Jesús; Él podía asirse del poder divino. No vino a nuestro mundo como un Dios
menor para rendirle obediencia a un Dios mayor. Vino como hombre para obedecer la ley y ser así
nuestro ejemplo. El Señor Jesús vino a nuestro mundo, no para revelar lo que Dios podía hacer sino lo
que el hombre podía alcanzar por medio de la fe en el poder de Dios, ayudándolo en toda emergencia.
Por medio de la fe, el hombre sería participante de la naturaleza divina, para vencer la tentación a la
cual se veía enfrentado. El Señor demanda ahora que todo hijo e hija de Adán, por la fe en Jesucristo,
le sirva en la naturaleza humana que tenemos ahora”.
“El gran Maestro vino a nuestro mundo, no solamente para expiar el pecado, sino para ser un maestro
tanto por precepto como por ejemplo. Vino para mostrar al hombre cómo guardar la ley en la
humanidad, de manera que no tuviera excusa por seguir su propio juicio defectuoso. Vemos la
obediencia de Cristo, su vida sin pecado. Su obediencia de toda la vida es un reproche para la
humanidad desobediente. La obediencia de Cristo no ha de ser puesta a un lado como si fuera algo
completamente diferente de la obediencia que él requiere de nosotros individualmente. Cristo nos ha
mostrado que es posible que toda la humanidad obedezca las leyes de Dios...”.
“Genesis 3:15: ¡Que amor! ¡Qué asombrosa condescendencia! ¡El Rey de gloria se propone humillarse
a sí mismo para ponerse al nivel de la humanidad caída! Colocaría sus pies en los pasos de Adán.
Tomaría la naturaleza caída del hombre y lucharía contra el poderoso enemigo que triunfo sobre
Adán”.
“Sin el proceso transformador que sólo puede producirse por medio del poder divino, las propensiones
pecaminosas originales quedan en el corazón con toda su fuerza, para forjar nuevas cadenas, para
imponer una esclavitud que nunca puede ser quebrada por el poder humano...”.
Thomas Davis:
“Jesús no se encarnó con la naturaleza que tienen todos los hombres en común. No vino a este mundo
para ser en todos los aspectos como todos los hombres. La naturaleza humana que se le concedió no
era como la del pecador que no ha sido regenerado. Tenía una naturaleza humana en común solo con
aquellos que han experimentado un renacimiento spiritual. Cuando leemos que Jesús fue hecho en
todo semejante a sus hermanos entendemos que tuvo una naturaleza como la que tienen los que han
nacido de nuevo”.
Es decir, Jesús nació nacido de nuevo. Comenzó a donde comienzo yo cuando nazco de nuevo. De no
ser así, no podría haber vencido el pecado.
Conclusión
DTG, 671.
“El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona
de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El
Incluir citas sobre carne santificada. En 1900 enseñaban que Jesús tomó la naturaleza de Adán antes
de la transgresión. Cuando una persona se convierte también tiene carne santa.
Pero la forma correcta es que Jesús tomo la naturaleza pecaminosa de Adán pero bajo el dominio del
Espíritu Santo. Así pudo desarrollar un carácter santo en carne de pecado. Recibió carne santificada
cuando resucito de los muertos.
De la misma manera nosotros tenemos carne de pecado pero en esa carne podemos tener corazones
puros por medio del poder del Espíritu Santo cuando nacemos de nuevo. Cuando Jesús venga
recibiremos carne santa como la recibió Jesús. Así es que pasamos por la misma experiencia de Jesús.
La Generación Final
Levítico 23:29, 30: Noten lo que hacia el pueblo mientras el sumo-sacerdote purificaba el santuario
“A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis
vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque
es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 29 Porque toda persona que no
se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo.30 Y cualquiera persona que hiciere trabajo
alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. 31 Ningún trabajo haréis; estatuto
perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. 32 Día de reposo será a vosotros,
y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis
vuestro reposo”.
“Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de
su lugar. 15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo
y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, 16 y decían a los montes y
a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono,
y de la ira del Cordero; 17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”.
“Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los
cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre
ningún árbol. 2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y
clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y
al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en
sus frentes a los siervos de nuestro Dios, 4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil
sellados de todas las tribus de los hijos de Israel”.
“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y
cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. 2 Y oí una voz del cielo
como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de
arpistas que tocaban sus arpas. 3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los
cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento
cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4 Estos son los que no se
contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera
que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; 5 y
en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
Joel 2:11-17: Conecta a los que están vivos con el Dia de Expiación en el lugar santísimo. Los primeros
9 versículos describen la segunda venida de Jesús 10 Delante de él temblará la tierra, se estremecerán
los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. 11 Y Jehová dará su
orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden;
porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo? 12 Por eso pues, ahora,
dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro
corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y
clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. 14 ¿Quién sabe si
volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro
Dios? 15 Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16 Reunid al pueblo,
santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su
cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros
de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que
las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?
“Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. 13 Oíd,
los que estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder. 14 Los
pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará
con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15 El que camina en
justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no
recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para
no ver cosa mala; 16 éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará
su pan, y sus aguas serán seguras. 17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está
lejos.”
Salmo 15
Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? 2 El que anda en
integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. 3 El que no calumnia con su lengua, ni hace
mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. 4 aquel a cuyos ojos el vil es
menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso
cambia; 5 Quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas
cosas, no resbalará jamás.
“Ahora, mientras que nuestro gran Sumo Sacerdote esta haciendo propiciación por nosotros, debemos
tratar de llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo ser inducido a la tentación ni
siquiera en pensamiento. Satanas encuentra en los corazones humanos algún asidero en que hacerse
firme; es tal vez algún deseo pecaminoso que se acaricia, por medio del cual la tentación se fortalece.
Pero Cristo declaro al hablar de si mismo: ‘Viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mi.’
(Juan 14:30). Satanas no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria.
Cristo guardo los mandamientos de su Padre y no hubo en el ningún pecado de que Satanas pudiese
sacar ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los que han de poder subsistir en el
tiempo de angustia.” CS 680, 681.
“Los que vivan en la tierra cuando cese la intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar
en pie en la presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin macula; sus
caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios
y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en la lucha con el mal. Mientras prosigue el juicio
investigador en el cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del
santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el
pueblo de Dios en la tierra. Esta obra esta presentada con mayor claridad en los mensajes del capítulo
14 del Apocalipsis.” CS 478.
El Cierre de la Gracia
Apocalipsis 22:10-12
Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es
injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la
justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. 12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
“Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto [Apocalipsis 11:19] en el cielo el templo del
tabernáculo del testimonio; 6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas,
vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7 Y uno de
los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive
por los siglos de los siglos. 8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie
podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles”.
“En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y
será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo
será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro”.
“Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le
cerró la puerta”.
Cambio de vestiduras: En Hebreos 8:1, 2 Jesús es sumo-sacerdote pero en Apocalipsis 19:11-15 regresa
como Rey de reyes y Señor de señores. Su reino esta ya compuesto (explicar aquí que es el reino):
“Todos los casos habían sido fallados para vida o para muerte. Mientras Jesús oficiaba en el santuario,
había proseguido el juicio de los justos muertos y luego el de los justos vivientes. Cristo, habiendo
hecho expiación por su pueblo y habiendo borrado sus pecados, había recibido su reino. Estaba
completo el número de los súbditos del reino, y consumado el matrimonio del Cordero. El reino y el
poderío fueron dados a Jesús y a los herederos de la salvación y Jesús iba a reinar como Rey de reyes
y Señor de señores.
Al salir Jesús del lugar santísimo, oí el tintineo de las campanillas de su túnica. Una tenebrosa nube
cubrió entonces a los habitantes de la tierra. Ya no había mediador entre el hombre culpable y un Dios
ofendido. Mientras Jesús estuvo interpuesto entre Dios y el pecador, tuvo la gente un freno; pero
cuando dejó de estar entre el hombre y el Padre, desapareció el freno y Satanás tuvo completo dominio
sobre los finalmente impenitentes. Era imposible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús
oficiase en el santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de
Dios que cae furiosamente sobre la desamparada cabeza del culpable pecador que descuidó la
salvación y aborreció las reprensiones. En aquel terrible momento, después de cesar la mediación de
Jesús, a los santos les toca vivir sin intercesor en presencia del Dios santo. Había sido decidido todo
caso y numerada cada joya. Detúvose un momento Jesús en el departamento exterior del santuario
celestial, y los pecados confesados mientras él estuvo en el lugar santísimo fueron asignados a Satanás,
originador del pecado, quien debía sufrir su castigo.
Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus vestiduras
reales. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste
angélica, dejó el cielo.” Primeros Escritos, p. 280, 281.
Dos factores:
Mayor poder
Mayor angustia
Efesios 5:25-27
Salmo119:9-11
II Corintios 3:18
Juan 15:3
¿Qué es pecado?
Propensiones malas son inclinaciones al pecado que han sido cultivadas y fortalecidas por la
indulgencia en el pecado. La propensión no es pecaminosa al menos que cedamos a ella.
EGW: “Cristo tomo nuestra naturaleza, caída pero no corrompida y no se corrompería al menos que le
hiciera caso a las palabras de Satanas en lugar de las palabras de Dios.” Manuscrito 57, 1890
Elena White enfatizo que aunque Jesús tomo la naturaleza caída de Adán, esa naturaleza nunca peco
en pensamiento, palabra o en acción porque estaba bajo el control constante del Espíritu Santo. Jesús
nunca delibero ni jugó con la tentación. Nunca tuvo una propensión o inclinación a ceder. Jesús tomo
nuestra naturaleza pecaminosa y por su obediencia perfecta mantuvo esa naturaleza pecaminosa sin
pecado y así condeno el pecado en carne de pecado.
“Una propensión es una tendencia, una inclinación, hacia la tentación. Si se resiste no es pecado.
Propensiones inherentes hacia el pecado llegan a ser ‘propensiones malas’ solo después de ceder a la
tentación.”
Carne pecaminosa pero corazón puro. Lo que necesitamos es un corazón regenerado en carne
pecaminosa.
Génesis 1:31 (1): Dios hizo todo bueno Romanos 7:18, 19 (1123)
Génesis 2:16, 17 (2): Dios puso un árbol Romanos 7:7 (1123)
para probar al hombre Hebreos 4:12, 13 (1191)
Génesis 3:12, 13 (3): Romanos 3:23 (1120)
Génesis 4:8 (4): Odio que se manifiesta Romanos 6:23 (1122)
en acción Gálatas 3:13 (1159)
I Juan 3:12, 15 (1213): Un problema del Zacarías 12:10 (938)
corazón I Juan 1:9 (1211)
Génesis 6:5 (6): Un problema del Mateo 23:25-28 (975)
corazón Ezequiel 36:26, 27 (861)
Génesis 6:11, 12 (6): Se manifiesta en Jeremías 31:33 (785)
acciones pecaminosas Salmo 40:8 (600)
Génesis 8:21 (8): El corazón Juan 14:15 (1068)
Génesis 27:41 (29): El corazón Mateo 5:8 (950)
Salmo 51:5 (605): El corazón Salmo 119:9-11 (641)
Jeremías 17:9 (768): El corazón Efesios 5:25-27 (1166)
Proverbios 28:26 (678): El corazón Juan 15:3 (1069)
Mateo 6:21 (952): El corazón Salmo 51:1, 2 (605)
Éxodo 35:21 (101): El corazón Salmo 51:10 (605)
Mateo 12:34 (960): El corazón Apocalipsis 22:11
Proverbios 16:23 (668): El corazón Hebreos 12:14, 28, 29
Mateo 15:19 (964): El corazón I Juan 3:3
Mateo 5:27, 28 (951): the heart Mateo 5:8
Mateo 7:16-20 (953) Tito 2:11-14