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El proceso de producción desde la formación social

Asignatura de libre elección


Facultad de

Ciencias Agrarias

Módulo 4A6
Formación del proletariado en América

Material en borrador compendiado para fines exclusivamente docentes.

No es apto para su reproducción o circulación no autorizada.

Universidad Nacional de Colombia

Sede de Medellín, enero de 2024


Módulo 4A6 Formación del proletariado en América

Contenido
Formación del proletariado en algunos países hispanoamericanos ......................................... 3
1. Lucha de clases en México 1.814-1.906 ............................................................................ 5
1.1 Características del proletariado mexicano en la época de la AIT-1, bajo la influencia
del proudhonismo y del bakunismo ................................................................................................. 7
1.2 El movimiento industrial en México, generador del movimiento del proletariado .... 8
2. Impulso al movimiento industrial, en Brasil, por la monarquía constitucional .............. 15
2.1 El movimiento proletario en Brasil a finales del siglo XIX ...................................... 17
3. Rasgos del movimiento proletario argentino. Primeros sindicatos y distintos idearios:
anarquistas y socialistas ..................................................................................................................... 18
4. Las luchas de clase en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX ..................................... 21
4.1 Influencia de los cambios en la política colonial de España en el curso del
movimiento obrero cubano y de su organización política ............................................................. 23
5. Rasgos del movimiento proletario en Uruguay............................................................... 25
5.1 Movimiento proletario uruguayo y la AIT-1 ............................................................. 28
6. Trayectoria del movimiento proletario en Bolivia ........................................................... 28
7. Características de la fuerza de trabajo amerindia esclava en la cuenca amazónica ......... 29
7.1 La esclavitud cauchera en Brasil amazónico ............................................................ 30
7.2 Esclavitud cauchera en Perú amazónico ................................................................... 31
7.3 La esclavitud de los caucheros en la Colombia amazónica ....................................... 33

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Formación del proletariado en algunos países hispanoamericanos

INTRODUCCIÓN

En América latina –escribe Ricardo Melgar Bao1– de todas las influencias ideológicas del
movimiento obrero y socialista europeo, las que mantuvieron mayores vínculos con los núcleos
metropolitanos, fueron los que proporcionaron los proyectos de colonización {aldeas comunales
interiores} y las {primeras organizaciones obreras} que intentaron erigirse en filiales de la AIT-1. En
la mayoría de los casos fueron experiencias de inmigrantes que no dejaron mayor huella en las
tradiciones nacionales del movimiento obrero. Su importancia radicó en que tradujo las
contradictorias expectativas y el quehacer de la primera generación de internacionalistas en América
Latina.
El utopista inglés Robert Owen, fracasó en sus gestiones ante el gobierno mexicano para hacer
de Texas, cuando aún era territorio mexicano, el escenario de su utopía {…} Este experimento
utopista fue pionero muy pronto muchos otros personajes fundaron también sus comunas de
labradores en Nueva York, Ohio, Pennsylvania y Tennessee. Doce comunas a lo largo de tres años
(1.824-1.826) lucharon estoica pero infructuosamente por sacar adelante el sueño owenista. Durante
más de dos décadas, las dos américas no volvieron a reeditar experiencias análogas, hasta que una
nueva fiebre de utopismo colonizador sacudió nuevamente al movimiento obrero europeo y
repercutió en México, Brasil, Paraguay, así como en los Estados Unidos.
En la segunda mitad del siglo XIX las migraciones de trabajadores europeos hacia Australia,
Estados Unidos, Argentina, Brasil y Uruguay se desarrollaron en oleadas progresivas y ascendentes.
Las migraciones de este tipo fueron una especie de válvula de escape a las grandes tensiones sociales
por el desarrollo capitalista, pero también por la crisis económica y política europea. La expulsión
inducida o coactiva de fuerza de trabajo excedente no podía dejar de generar contrapuestas de clase
como las formuladas por este peculiar tipo de pioneros y utopistas obreros y campesinos a los que
nos estamos refiriendo. Facilitó esta migración trasatlántica las leyes de colonización de estas
repúblicas del Nuevo continente u Oceanía que adolecían de importantes vacíos demográficos.
Las motivaciones de los migrantes eran bastante terrenales, deseaban escapar de la miseria
económica, el desempleo, la frustración social y la represión política. Acrecentaban los estímulos de
cooptación gubernamental de los países latinoamericanos el hecho de que se pudiesen atraer fuerza
de trabajo, blanca y calificada. Para los gobiernos latinoamericanos no se trataba únicamente de
poblar los territorios vacíos, sino, además, de mejorar la raza. “Blanquear América” fue unos de los
objetivos de las oligarquías criollas, influidas por los prejuicios de casta que legó la dominación
colonial, pero remozados y legitimados por ciertas variantes ideológicas de moda: el
socialdarwinismo y cierta vertiente del positivismo.
Para los utopistas, política que se afirman y justifican durante la gran marcha Trasatlántica
{…} se había idealizado la experiencia de los jesuitas en Paraguay, así como los calpullis mexicanos
y los ayllus andinos {…}
En 1.840, Jean Benoit fundo en París L’Union Industrielle con la finalidad de crear un
falansterio en Brasil. Un año más tarde fundó la Colonia Fourierista de Palmetar en el estado de Santa
Catarina. A este proyecto se adscribieron 500 colonos, en su mayoría obreros y artesanos inmigrantes,
aunque se sumaron algunos profesionales (médicos e ingenieros) Esta colonia agrícola fue una de las
23 que constituyeron los inmigrantes europeos y asiáticos en el Brasil de 1.835 a 1.880.

1 http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l116.pdf

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En 1.848, el mismo año de la publicación del


manifiesto comunista por Marx y Engels, un grupo de
utopistas Etienne Cabet partió de Francia rumbo a los
Estados Unidos para fundar Icaria en la lejana e ignota
Texas. El curso de la revolución de 1.848 en ese país
europeo estimuló esta especie de autoexilio utopista.
Texas, al igual que California y Nuevo México,
acababan de ser objeto de anexión territorial,
despojado a México de una extensa franja territorial
{…}
El año de 1.855, el geógrafo anarquista belga Eliseo Reclus viajó a Colombia. Desde allí
propugnó a favor de un «proyecto de explotación agrícola» de tipo comunitario en la Sierra Nevada
de Santa Martha, estribación andina de la Costa atlántica. Las difíciles condiciones políticas
imperantes en dicho país, a menos de un año del cruento derrocamiento de la comuna de Bogotá,
frustraron su realización. En esa región elegida por Reclus, los militantes de las sociedades
democráticas {¿de artesanos?} habían practicado la confiscación de tierras a los latifundistas a favor
de los campesinos. Lo valioso del proyecto de Reclus radicó en que su propuesta, a diferencia de las
otras iniciativas de los utopistas europeos, consideraba una membresía que integrase a trabajadores
de todas las etnias allí existentes (integrantes europeas, asiáticos, así como indígenas).
Hubo también iniciativas utópicas de parte de los socialistas criollos. Merece recordarse a
Ramón Picarte Mújica, quién el año de 1866, en la población chilena de Chillán, aglutino a un grupo
de artesanos en torno a un falansterio de signo fourierista. Fracasado en su intento se abocó a la
constitución de una cooperativa con fines de consumo y producción, sugerentemente denominada
Sociedad Trabajo Para Todos, pero que tampoco tuvo mejor suerte.
La otra vertiente de inmigrantes internacionalista portaría consigo el espíritu radical de la
Asociación Internacional de Trabajadores (AIT-1), principalmente de su versión bakunista. La
organización de sociedades y de cajas de resistencia, la practica huelguista y ciertas formas de
organización mutual fueron difundidas y asimiladas por los trabajadores, inmigrantes y nativos de
América Latina.
Entre los internacionalistas bakunistas o marxistas, el encuentro con la realidad
latinoamericana devino de su propia práctica de resistencia. En los países de la Cuenca de la plata,
los internacionalistas mantuvieron su cohesión y expectativa con la mirada puesta principalmente en
sus países de origen, aunque dejaron evidencias de haber comenzado a atisbar los contornos sociales
de los países en que afincaron su residencia.
En México, el internacionalismo de la AIT-1 llegó con la prédica de algunos inmigrantes y
también a través de la correspondencia, logrando más rápidamente su aclimatamiento. No obstante,
los años de guerra anticolonial contra los franceses {entre 1.871 y 1.872} dejaron una estela
chovinista en el movimiento obrero que intentó convertir, para beneplácito de los patrones y los
gobernantes, el fantasma de los internacionalistas en un espectro que venía del extranjero.
En la década de los años 1.870 florecieron a nivel orgánico algunas filiales de la AIT en
América Latina. De los núcleos existentes en Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Cuba, Puerto Rico,
Ecuador, México y la Martinico, no todos lograron irradiar y signar al movimiento obrero y popular
que se gestaba en esos países. Sólo en México, Argentina y Uruguay alcanzaron cierta relevancia en
materia de propaganda ideológica y lucha reivindicativa.

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1. Lucha de clases en México 1.814-1.906

Creación de las formas republicanas luego de la independencia mexicana


En plena lucha por la independencia, se redactó la Constitución de Apatzingán de 1.814 y una
vez lograda la independencia de España, se promulgó la Constitución mexicana en 1.824. Ambas
constituciones se inspiraron tanto en la Constitución de Cádiz de 1.812, como en los Sentimientos de
la Nación de José María Morelos y Pavón. Cuando en 1.821 Agustín de Iturbide proclamó la
Independencia de México, lo hizo bajo el Plan de Iguala del 24 de febrero de 1.821 y estableció que
la forma de gobierno sería una monarquía moderada, la cual dejó de existir en 1.823, al crearse la
República burguesa en 1.824.
La constitución de Cádiz, además de ser una de las más liberales de su tiempo (1.812) sirvió
de modelo a las primeras leyes fundamentales del México que se transformaba en nación
independiente. Algunos estados de la incipiente república usaron la constitución gaditana durante el
tiempo que tardaron en preparar sus propias cartas fundamentales.
Los "Sentimientos de la Nación" fue un documento expuesto por José María Morelos el día
14 de septiembre de 1.813 en el denominado Congreso de Chilpancingo o Congreso del Anáhuac. Es
considerado uno de los textos fundadores del Constitucionalismo mexicano. El conjunto de ideas
expresadas en tal documento se fundamenta en las ideas de los fundadores de la República de Estados
Unidos, así como en las ideas que llevaron a la Revolución Francesa.
La Constitución de 1.814, también llamada de Apatzingán fue promulgada el 22 de octubre
de 1.814 por el Congreso de Anáhuac reunido en la ciudad de Apatzingán a causa de la persecución
de las tropas de Félix María Calleja, siendo esta la primera Constitución de México, titulada
oficialmente Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana. Se basaba en los
mismos principios que la Constitución de Cádiz, pero de una manera un tanto modificada, pues a
diferencia de la constitución española, la de Apatzingán preveía la instauración del régimen
republicano de gobierno.

Tratados de Córdoba y Plan de Iguala


Aunque no tienen las características propiamente de una Constitución, los Tratados de
Córdoba son un documento fundamental en los que se reconoce la independencia de la Nueva España,
actual México, firmado en la ciudad de Córdoba, Veracruz, el 24 de agosto de 1.821, por Juan de
O’Donojú (primer y último jefe político superior de Nueva España) y Agustín Iturbide, comandante
del Ejército Trigarante. El texto está compuesto por diecisiete artículos que de hecho representan una
extensión al Plan de Iguala y, en sí mismo, es el otro documento fundacional que se proclamó en
1.821 y que vigorizó la independencia de México.

Creación de la República burguesa, de tipo federativo, como Estados Unidos


Mexicanos, en 1.824
En 1.824 se estableció una forma de gobierno republicana, representativa y popular,
dividiendo el poder en legislativo, ejecutivo y judicial y además señalando que la religión católica era

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la oficial y única. El poder ejecutivo se ponía en manos de una sola persona y existía la
vicepresidencia. Dividió al país en 19 estados y 5 territorios.

Creación de la República conservadora, de tipo centralista, en 1.835


Los conservadores se dedicaron a hacer propaganda a favor del centralismo, con la
complacencia del presidente mexicano Antonio López de Santa Anna. En varios estados hubo
pronunciamientos a favor de tal sistema, y en la misma ciudad de México el pueblo recorrió las calles
aclamando este sistema de gobierno, hasta que por fin el 23 de octubre de 1.835 el Congreso se
declaró constituyente y adoptó las bases de una constitución centralista mejor conocida como las Siete
Leyes, mediante las cuales el país fue dividido en departamentos –en vez de estados– y se estableció
el “Supremo Poder Conservador” que podía anular una ley o un decreto. Por este Poder se suprimieron
las legislaturas de los estados para convertirlos en departamentos gobernados por juntas
departamentales de 5 individuos, que aconsejaban al gobernante; las rentas públicas de los
departamentos quedaron a disposición del gobierno central; además se prorrogó el periodo
presidencial a 8 años y se creó el cuarto poder; esto es, el poder conservador encargado de vigilar el
cumplimiento de la Constitución.

Dicotomía entre República centralista o federalista en México


En agosto de 1.841, Mariano Paredes y Antonio López de Santa Anna convergieron en la
Ciudadela con el general Gabriel Valencia. En septiembre 28 de 1.841 firmaron las Bases de
Tacubaya cuyo objetivo era deponer al presidente y a los cuatro poderes de su gobierno y
posteriormente se debería nombrar un presidente interino, designar una Junta la cual convocaría a
elecciones de diputados y los diputados formarían un Congreso Constituyente para redactar una Carta
Magna de régimen federalista.
En 1.842 el Congreso formuló un proyecto para una nueva Constitución. El diputado Mariano
Otero propuso un gobierno republicano, representativo, popular y federal, así como un sistema de
representación de las minorías, lo que ocasionó gran descontento de la fracción conservadora que
derivó en diversos enfrentamientos que condujeron a que el congreso fuera disuelto. En junio de 1.843
se sancionó una nueva Carta Magna a la que se dio el nombre de Bases orgánicas de los Estados
Unidos Mexicanos de 1.843. Esta norma fue de corte centralista. Estuvo en vigor sólo tres años y
suprimió el supremo poder conservador. Se instauró la pena de muerte y se restringió la libertad de
imprenta.
El acta constitutiva y de reformas de 1.847 se debió a la inestabilidad política del país y a la
guerra contra los Estados Unidos de América (1.846-1.848). México volvió a adoptar el sistema
federal establecido en la constitución de 1.824. Estas reformas establecieron las garantías
individuales, se suprimió el cargo de vicepresidente y se adoptaron las elecciones directas para
diputados, senadores, presidente de la república y ministros de la Suprema Corte. Se facultó al
Congreso para anular las leyes de los estados que implicaran una violación al Pacto federal, y se
establecieron los derechos de petición y de amparo.

Consolidación de la República mexicana, de tipo federalista y liberal, en 1.857


Durante los años de la Guerra de Reforma (1.857-1.867), surgió una corriente reformista de
liberales y republicanos encabezados por Juárez. Era de corte liberal, establecía el federalismo, la
abolición de la esclavitud y la libertad de imprenta. En dicha ley ya no se establecía la religión católica
como la oficial, lo cual provocó un malestar entre los conservadores, quienes proclamaron las Cinco
Leyes Derogatorias para establecer a Venustiano Carranza como presidente de México con sede en
Veracruz, en tanto que el presidente Juárez permanecía en su sede en la ciudad de México.

La Constitución de 1.857
Estipulaba, entre otras cosas, que la Nación estaría organizada como República representativa,
democrática y federal. Se excluían los títulos de nobleza y los honores hereditarios. La libertad fue
extendida a la enseñanza, el trabajo, la expresión de las ideas, la imprenta, así como la asociación,

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portación de armas y el libre tránsito. No se reconoció la libertad de cultos. Prohibió que los
eclesiásticos fueran diputados e introdujo cambios a los fueros y privilegios de las corporaciones
religiosas. Se conoció la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad de las
Corporaciones Civiles y Religiosas. Decretaba ya, parcialmente, la diferencia o separación entre la
iglesia y el estado. Estableció un registro civil. La iglesia no podía administrar o poseer bienes raíces
y proclamaba la libertad de enseñanza y de prensa.

1.1 Características del proletariado mexicano en la época de la AIT-1, bajo la


influencia del proudhonismo y del bakunismo

José Woldenbreg en Cuadernos Políticos, número 7, México, D. F., editorial Era, enero-marzo
de 1.976, reseña así los orígenes del movimiento obrero mexicano.
En México pocos han sido los dirigentes o militares obreros que han escrito sobre su
participación en las luchas proletarias. Los trabajos de Rosendo Salazar, Luis Araiza o Vicente
Lombardo Toledano se han convertido en obras clásicas de obligada consulta, por ser fuentes de
primera mano en las cuales los autores reflexionan en torno a una práctica sindical determinada. Los
escritos de Jacinto Huitrón, compilados bajo el título de Orígenes e historia del movimiento obrero
en México y publicados por Editores Mexicanos Unidos, México 1.975, se inscriben dentro de esta
tradición.

Apartes del texto de Jacinto Huitrón


Las primeras {manufacturas} en la Nueva España fueron organizadas por Cortés:
construcción de armas, fábrica de pólvora combinaciones químicas en el salitre, ganadería,
agricultura, hilados de algodón y lana, establecimientos de ingenios azucareros en Veracruz y
Tlatenengo. Así como de la creación de las primeras empresas destinadas a la defensa guerrera pasó
a la fundación de la industria general basada en la explotación de los aborígenes.
Por los años de 1.765, el país empezó a {desarrollar la manufactura} en forma rudimentaria,
estableciendo en lo que dio en llamarse obrajes, especialmente en textiles {…} en San Miguel el
Grande en Puebla y en Querétaro. Después de 1.765 fueron fundados otros en Guadalajara y en Lagos.
En 1.803 quinientos operarios, en Cholula, Huejotzingo, Tlaxcala y Texcoco formaron gremios.
Por la década de 1.780 los tabaqueros no consintieron la rebaja en los jornales y se declararon
en huelga. Esta fue resuelta a la semana siguiente con el pago antiguo, tanto en México como en los
estados de Puebla y Veracruz. El 10 de noviembre de 1.799 el recaudador Pedro de la Portilla
encabezó la “Rebelión de los machetes”, cuando los sublevados estaban provistos de machetes y sólo
contaban con dos pistolas.

En los Estados Económicos, de 1.900, dice don Francisco Pimentel –citado por Huitrón:
“Había en la república, en 1.880, noventa y nueve {talleres} de hilados y tejidos de algodón, y el
salario de los trabajadores era de tres reales diarios {…} Aparte de la tienda, que muchas veces era de raya, no
había más que centros de vicios cerca de las fábricas. Nosotros hemos visto una moneda acuñada, de la fábrica
Metepec (Puebla), con valor de cinco centavos. Esa divisa sólo podía ser aceptada en la tienda de raya. En
otros lugares, como en la hacienda de la Pendencia, de Zacatecas, fabricante de mezcal, se pagaba a sus obreros
el cincuenta por ciento de sus salarios en especie y el resto en dinero.

Sobre la tienda de raya en México.


Tomado de Wikipedia2
La tienda de raya era un establecimiento de crédito para el abasto básico, ubicada junto a las fábricas
o haciendas y donde los obreros o campesinos eran obligados a realizar sus compras. En México se conocieron
como tiendas de raya, pues la gran mayoría de los trabajadores eran analfabetos y en el libro de registro de

2 https://es.wikipedia.org/wiki/Tienda_de_raya

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pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma. Las tiendas de raya en México, que no se diferenciaban
de las de sus similares en otros países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, tuvieron auge a finales del
siglo XIX y principios del XX durante el gobierno de Porfirio Díaz, quien dio amplias concesiones a
empresarios y hacendados, nacionales y extranjeros, para explotar los recursos naturales.
En México, al igual que en otras partes del mundo, las tiendas de raya eran propiedad de los patrones
y ahí expendían comestibles, aguardiente, ropa y calzado de mediana calidad. El pago a los trabajadores se
hacía mediante vales (o "monedas" acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda
de raya del patrón, quien recuperaba todo el dinero erogado en pagar los sueldos ya que por lo general revendía
los productos a un precio más alto. Cuando al trabajador, que recibía salarios muy bajos por exhaustivas
jornadas, no le alcanzaba para pagar los productos que permitieran su subsistencia y la de su familia, se veía
obligado a comprar a crédito con un alto interés y así adquiría una deuda que, si en vida no la pagaba, era
heredada a su descendencia o a otros familiares, dando lugar a la servidumbre por deudas.
El trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda y si llegaba a escapar
era perseguido por la policía para llevarlo de regreso. También era común que los patrones embriagaran a los
trabajadores hasta que gastaban todo su dinero, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito.

1.2 El movimiento industrial en México, generador del movimiento del


proletariado
De acuerdo con el Coloquio Internacional3 al establecer la influencia de la AIT-1 en los
movimientos obreros de los países latinoamericanos dice:
El incipiente movimiento obrero se organizó a través del llamado “Círculo de Obreros de
México” fundado en 1.872, que en 1.874 –según un nuevo reglamento– se le conoce como “Gran
círculo de obreros”. Dos años más tarde {con 8.000 miembros tuvo su primer Congreso…} Un
segundo Congreso se cumplió en 1.881, pero el movimiento decae en la medida en que, a partir de
1884, se afianza el porfirismo, es decir, la dictadura del general Porfirio Díaz que durará hasta 1.911,
para dar paso luego a la Revolución mexicana.
Desarrollo de la minería, la industria textil y el transporte durante el Porfiriato
Durante la dictadura de Porfirio Díaz, en México creció la extracción minera y las
plantaciones de caña para la exportación de minerales y de azúcar. Así se pudo generar comunicación
entre las diversas regiones del país, ya que muchas de ellas habían estado alejadas del resto del país
por muchos años, como en el caso de los estados norteños, Sinaloa, Chihuahua y Coahuila,
complementadas con una amplia red de telégrafos y teléfonos. Entre 1.877 y 1.911 se construyeron
de 7.136 a 23.654 kilómetros en líneas telefónicas. También se establecieron más de 1.200 oficinas
de correo.
Un proyecto surgido de corporaciones alemanas llevó a México la electricidad generada por
turbinas movidas por agua. En Veracruz se descubrieron reservas de petróleo en 1.879, y hacia
principios de 1.887 el empresario estadounidense nacionalizado mexicano, Adolph Autrey, creó las
primeras refinerías del país.
En la minería, México ocupó el primer lugar en producción de plata. La producción de metales
y combustibles se incrementó con el único fin de exportarla hacia otros países. La inversión extranjera
se incrementó a partir de 1.895, y con ello se dio inicio de la producción manufacturera en gran escala
de calzado, alimentos, vinos, cerveza y cigarros, además de la producción industrial de textiles,
papelería, productos químicos, loza, vidrio y cemento. Asimismo, a principios del siglo XX, se creó
en México la primera planta de industria siderúrgica, constituyéndose en la primera de América
Latina.
El comercio externo estuvo orientado a la venta de oro, plata, henequén, caucho, chile, pieles,
maderas, animales de tiro, café, frijol, vainilla y azúcar. En el terreno de las importaciones figuraban
hierro, cemento y cal, así como materiales para construir máquinas de tracción animal, textiles y otros
artículos de lujo, como espejos, porcelana, relojes y muebles.

3 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera

Internacional. Paris, 1.960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1.978. 160 p.

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Red ferroviaria durante el Porfiriato


El movimiento industrial en México4 se aceleró durante el Porfiriato con el impulso a la
construcción de ferrocarriles.
El principal ferrocarril fue el unía la ciudad de
México con Veracruz como principal puerto del Golfo
de México, cuya construcción inició en 1.852 y se
inauguró en 1.873. En 1.857 el ingeniero Andrés H.
Talcote, norteamericano, emprendió el
reconocimiento por Córdoba y Orizaba, mientras que
el ingeniero Pascual Almazán, mexicano, lo hacía por
Jalapa. Se prefirió la ruta más difícil y costosa por
Orizaba y Maltrata, desechando la de Jalapa, que era
mejor. El pretexto fue que el terreno era demasiado
duro y abundante en barrancas. Se piensa que las influencias de los Hermanos Escandan, dueños de
plantas textiles en la zona de Orizaba y como concesionarios de la construcción de la línea, pesaron
en la decisión. El trazo de la vía, en las Cumbres de Maltrata principalmente, exigió un estudio hecho
con especial empeño y minuciosidad, para vencer adecuadamente las numerosas dificultades del
terreno, que parecían insuperables.
Un consorcio inglés adquirió en
propiedad la línea del Ferrocarril Mexicano,
formando la Compañía Limitada del
Ferrocarril Mexicano, con sede en Londres,
Inglaterra, en donde se llegó a conocer a esta
línea como “El Ferrocarril de la Reina”, quien
según se dice, fue la principal accionista de la
compañía.
En el año de 1.873, después de la
inauguración del F. C. Mexicano, el país
contaba con 527 Km, de vías férreas, que
incluían un tramo de
Veracruz a Medellín y 40
kilómetros construidos en la
línea que comunicaría el
puerto de Veracruz con
Jalapa. A finales de 1.876
asumió el poder el general
Porfirio Díaz, quien se
dedicó con entusiasmo a
impulsar la construcción de
caminos, ferrocarriles y
telégrafos.
Al terminar el primer
período de gobierno de
Porfirio Díaz en 1.880, los
inversionistas
estadounidenses se
vincularon a la construcción de líneas férreas hacia el norte y hacia el sur de México. En este año se
les otorgaron a ellos las dos primeras concesiones, la primera el 8 de septiembre de 1.880, al
Ferrocarril Central Mexicano, con sede en Boston, para construir una línea de vía ancha, entre México

4 http://es.wikipedia.org/wiki/Porfiriato

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y Paso del Norte, (hoy Ciudad Juárez, Chihuahua), tocando las ciudades de Querétaro, Celaya,
Salamanca, Irapuato, Silao, León, Aguascalientes, Zacatecas y Chihuahua.
La segunda concesión, de fecha 13 de septiembre, se otorgó a la Compañía Constructora
Nacional, con sede en Denver, Colorado, para la construcción de dos líneas de vía angosta; la primera
de México a Manzanillo, tocando Morelia y la segunda para unir a la capital con Nuevo Laredo,
Tamaulipas. Varios gobiernos de los estados federados traspasaron sus concesiones a la Constructora
Nacional, que en el año de 1.883 se consolidó como Compañía de Fierro Nacional Mexicana.
Durante el gobierno de Manuel González (1.880 - 1.884) empezaron a ponerse en servicio
algunas rutas como la de Morelos que se inauguró el 18 de junio de 1.881. Este Ferrocarril se
construyó al amparo de la primera concesión que otorgó el gobierno de Porfirio Díaz, el 16 de abril
de 1.878, al gobierno del estado de Morelos, quién a su vez la traspasó a un grupo de inversionistas
que formaron la Compañía del Ferrocarril México y Morelos y en 1.881, la compañía cambió su razón
social a “Ferrocarril de Morelos”. En 1.882, esta línea fue comprada por el señor Delfín Sánchez,
inversionista español, de quién se sabe fue yerno de don Benito Juárez, y que tuvo intervención en
varias construcciones ferrocarrileras.

(Fotos: Estación de Veracruz y partes del Muelle inglés instalado en el Golfo de México)

Las principales rutas ferroviarias se dirigían hacia la frontera de Estados Unidos, por lo que,
desde 1.880 hasta 1.885, las concesiones cayeron en manos de inversionistas norteamericanos.
Sin embargo, entre 1.886 y 1.895 los empresarios ingleses acapararon la totalidad de las
concesiones ferroviarias, pero a partir de 1.896 y hasta 1.905 los estadounidenses comenzaron una
contraofensiva para recuperar el control de los ferrocarriles mexicanos. Así mismo se estimularon las
compañías ferroviarias otorgándoles terrenos colindantes. Hacia 1.911 el país contaba con más de
20.000 kilómetros de vías ferroviarias, cuando en 1.876 apenas existían 800.

El movimiento industrial textil y el movimiento proletario durante el Porfiriato


La inversión en la industria textil en México durante el Porfiriato, periodo comprendido entre
1.876 y 1.910 durante el cual el ejercicio del poder en México estuvo bajo control de Porfirio Díaz,
resultó favorecida por los incentivos de su política económica, el crecimiento de la población y la
mejora de los medios de comunicación, que implicó un crecimiento en el mercado y gran demanda
nacional. El auge de la industria textil trajo consigo un crecimiento en el mercado financiero y
aumentó la relación entre el poder político y el económico.

Puebla y Tlaxcala
Fueron los estados donde la industria textil tuvo gran desarrollo durante el Porfiriato. Los
empresarios más importantes de esta región eran agricultores o comerciantes españoles. Gran parte
de los empresarios acumularon sus capitales en el comercio, adueñándose de casi todas las fábricas
de Puebla y Tlaxcala. Durante este periodo la estabilidad política alentaba las inversiones, la
ampliación de un mercado interno mejor integrado generando un gran interés por parte de los
inversionistas dentro de la industria textil, de alimentos y bebidas y la minero-metalúrgica.

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En la industria textil la venta de telas dependía del rendimiento y la comercialización de las


cosechas, si eran malas, los precios de los alimentos subían y la gente posponía la compra de ropa, lo
mismo ocurría si el transporte y organización provocaban alza en los productos básicos.

La Constancia Mexicana, en Puebla, fue la primera fábrica textil mecanizada y que usó energía hidráulica. Inició actividades
en 1.835
Las fuentes de financiamiento, de la industria, venía de capitales privados. Manuel Rivero
collada fue uno de los empresarios más importantes y ricos de Puebla durante el Porfiriato, él invirtió
su capital en los abarrotes y al mismo tiempo invirtió en la industria textil adquiriendo la fábrica de
San Juan Bautista Amatlán. Leopoldo Gavito, Ignacio Noriega y los hermanos Ventura e Higinio
González Cosío fueron grandes empresarios e inversionistas en Puebla.
Tanto en Puebla como en Tlaxcala se buscó innovación para poder hacer frente a la gran
competencia de grandes fábricas de la Ciudad de México y Orizaba. La introducción de maquinaria
textil moderna en gran escala exigió incorporar otras fuentes de energía de mayor potencia que las
empleadas hasta entonces. Se fue buscando implementar la energía eléctrica. La maquinaria era
importada principalmente de Inglaterra y esto ocasionó un mayor costo de arranque y problemas de
mercado.
La Compañía Manufacturera de Cerritos SA fue constituida el 19 de abril de 1.886 por
Signoret, Boujarc y Cía; dueños de la tienda “El Puerto de Veracruz”, otras tiendas eran “El Correo
Francés”, “El Gran Oriental”. El 28 de junio de 1.889. Los dueños de las tiendas ya mencionadas y
de otras como “La Ciudad de Londres”, “El Palacio de Hierro”, se reunieron en la Ciudad de México
para fundar la Compañía Industrial de Orizaba SA (CIDOSA), uno de los objetivos de esta empresa
era la explotación en la República Mexicana de fábricas de hilado, tejido y estampado.

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El palacio de Hierro es un ícono no sólo de la ciudad, diseñado por Alexandre Gustave Eiffel, transportado desde Europa y
armado pieza por pieza en Orizaba.

Desarrollo textil en Orizaba

Pico y Valle de Orizaba.

Salto Los Sifones

El Pico de Orizaba, la
montaña más alta de
México generó suficientes
recursos hidráulicos para la
industria textil de la zona

La disponibilidad de agua abundante para generar


energía hizo de Orizaba una región ideal para la introducción
de las primeras grandes plantas hidroeléctricas en la industria textil.

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Acueducto de la ex fábrica textil de Cerritos, Orizaba

Veracruz fue uno de los lugares donde mayor desarrollo tuvo la industria textil,
principalmente en Valle de Orizaba, Río Blanco, Nogales y Santa Rosa, ahí se encontraban varias
líneas de ferrocarril y otras empresas industriales.
El Valle de Orizaba tenía varias características estratégicas que lo hicieron “deseable” como
su cercanía a las ciudades de Veracruz, Puebla y México, debido a los caminos podía tener un mayor
control sobre el tráfico de mercancías. El acceso a abundantes recursos hídricos, a mano de obra, a
fuentes de alimentos y políticas gubernamentales permitieron que el Valle Orizaba fuera bastante
adecuado para el desarrollo de la industria.
A partir de 1.893 comenzó un proceso sostenido de crecimiento que es considerado el boom
económico del Porfiriato. Dentro de la industria textil hubo un avance sostenido de ventas lo que
generó un proceso de expansión y renovación tecnológica de muchas empresas. En 1906 nuevos
capitalistas, franceses y españoles en su mayoría, invirtieron en la industria, las plantas fueron
modernizadas y las fábricas llegaron a formar parte de corporaciones.

Fábrica textil Río Blanco


En 1.892 CIDOSA inauguró la fábrica de Río blanco, la producción duplicó la producción
nacional. En Santa Rosa también se inauguraron varias fábricas de grandes dimensiones. Las factorías
de Orizaba cobraron fama de ser las más modernas al final del siglo XIX, aquí la industria se
concentró en siete fábricas: Cocolapam, San Lorenzo, Cerritos, Río Blanco, Santa Gertruis, Santa
Rosa y Mirafuentes. San Lorenzo fue fundada por Lucas Alamán.

Río Blanco, cerca de Orizaba, pasó a la historia por la huelga de 1.907.


En su tiempo era la fábrica más moderna y que mejores sueldos pagaba

La industria textil dependió de la energía hidráulica,


en Orizaba se aprovechaba el agua de los ríos Orizaba,
Tlilapan y Blanco; CIDOSA, La Compañía Industrial
Veracruzana, Sociedad Anonima (CIVSA) y The Santa
Gertrudis Jute Mill Company Limited fueron las compañías
que obtuvieron los derechos del agua de estos ríos.
Después se optó por utilizar la energía hidroeléctrica la cual permitió un control más riguroso
de las temperaturas y disminuyó el peligro de incendios de los almacenes de algodón.
De 1.890 a 1.920 las compañías textiles utilizaron maquinaría y procesos que venían de
Estados Unidos o de Inglaterra, algunas empresas mejoraron técnicas que después fueron patentadas
por ellas mismas. En la última década del siglo XIX algunas fábricas eligieron especializarse en
ciertos productos, otras manufacturaban toda una variedad de textiles de calidad, como en el caso de
CIDOSA, la tenedora de las acciones de Río Blanco y otras fábricas, que debido a sus productos la
premiaron en la Exposición Universal de Chicago en 1.893. Un año antes CIDOSA adquirió su propia
marca, “La Yucateca”.

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En la Exposición Universal de Chicago de 1893, los productos textiles de


Río Blanco fueron premiados

A todas las tiendas que tenían como distribuidores a sus propias sucursales y agentes de ventas
los cuales se encontraban por todo el territorio mexicano. “La venta personal y por sucursales les
permitió acercarse a pueblos aislados y obtener ganancias de mercados locales y regionales”. Otra
forma de aumentar las ganancias en las tiendas fue el utilizarlas como bancos y formar monopolios.
El Valle de Orizaba fue la tercera región más importante en la producción de tejidos de algodón. A
diferencia de algunas tradicionales de Puebla, las fábricas en Orizaba apostaban hacia una producción
mecanizada a gran escala.
A partir de que comenzaron a operaran las fábricas textiles hasta 1.900 se observó un
crecimiento del 159% de la población, mientras que en las demás ciudades del Estado la tasa fue del
90%. Los obreros eran principalmente hombres indígenas, campesinos, artesanos etc., al principio los
supervisores y empleados administrativos eran extranjeros, pero después se capacitó a los
trabajadores mexicanos. CIDOSA y CIVSA apoyaron escuelas municipales y apoyaron las iniciativas
de los obreros de establecer escuelas, por lo que se pudo ver que la industria textil trajo un desarrollo
amplio en diversas ramas sociales y económicas.
El cultivo del algodón, junto con el ferrocarril, permitieron un crecimiento explosivo de la
industria textil mexicana y el surgimiento de nuevas ciudades en las áreas productoras. Los ejemplos
más impactantes del fenómeno son los de las ciudades norteñas de Torreón, Coahuila y Gómez
Palacio, Durango, ambas en La laguna. A partir del boom del algodón, la primera pasó de tener cinco
mil habitantes en 1.895 a 34 mil en 1.910 y Gómez Palacio aceleró aún más el crecimiento que ya
tenía, derivado de su industria jabonera. Ambas urbes se electrificaron y modernizaron antes que el
resto del país.

Imágenes de Textiles Río Blanco

Papel inicial de los clubes liberales creados para oponerse a la conciliación de Porfirio
Díaz con el clero que lo apoyó mediante el corporativismo católico para ejercer la
Presidencia de México durante siete períodos
{Adaptado Antorcha.net5}

5 http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/historia_revolucion/5.pdf

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El club liberal Ponciano Arriaga fue la primera agrupación que se fundó en México cuando el
Porfiriato se encontraba en todo su apogeo. Fundado en San Luis Potosí, principal centro minero de México,
en 1.889 por Camilo Arriaga con otros liberales defensores de la constitución de 1.857.
Uno de los principales motivos para la fundación del club fue la intervención que tuvo el obispo de
San Luis Potosí en Europa con declaraciones relacionadas con la posición del presidente Porfirio Días respecto
a su nueva política conciliadora con el clero católico, que para el obispo favorecían la causa religiosa en
México, y que era contraria a la constitución de 1.857.
Estas declaraciones del obispo crearon gran descontento entre los liberales, ante lo cual el Club
Ponciano Arriaga hizo la convocatoria para la celebración de un congreso liberal para el 5 de febrero de 1.901
y allí acudieron delegados de todo el país donde, entre ellos Aurora y Elvira Colín, delegadas por Zitácuaro,
Michoacán.
El Congreso hizo fuertes críticas a la confabulación del Porfiriato con el corporativismo católico,
encabezadas por los delegados Juan Sarabia y el entonces activista liberal Ricardo Flores Magón.
El Porfiriato procedió a encarcelar a los principales miembros de los clubes liberales que se habían
agrupado en una Confederación y dio la orden de disolver el Club Ponciano Arriaga. Ante esta persecución se
convocó a otro congreso de clubes liberales para enero 24 de 1.902. El Gobierno logró infiltrar al Congreso un
grupo secreto y armado para sabotearlo hasta lograr el encarcelamiento de los delegados liberales por el delito
de rebelión, durante ocho meses.

2. Impulso al movimiento industrial, en Brasil, por la


monarquía constitucional
Después de la
independencia, Brasil en 1.822 se
constituyó en monarquía
constitucional hasta 1.895. A
principios de la década de 1.850,
Brasil disfrutaba de estabilidad
interna y de prosperidad
económica. El país estaba siendo
conectado de una punta a otra a
través de líneas férreas,
telegráficas, barcos a vapor y
adquiría cierta identidad nacional.

Conflicto de Brasil con el Imperio británico

La primera mitad de la década de 1.860 Brasil vivió en paz hasta que el cónsul británico en
Río de Janeiro se declaró dispuesto a provocar una guerra entre su país y Brasil cuando envió al
gobierno de Brasil un ultimátum abusivo tras dos incidentes menores ocurridos entre finales de 1.861
y principios de 1.862. El primero fue el naufragio de un navío inglés en la costa de Río Grande do
Sul y su saqueo por habitantes locales; el segundo fue el arresto de oficiales británicos que provocaron
desórdenes en las calles de río. Funcionarios ingleses ordenaron a los barcos de guerra británicos para
que capturaran navíos mercantes brasileños y la marina brasileña se preparó con artillería costera para
abrir fuego contra cualquier navío británico atentase contra barcos brasileños.
El emperador Pedro II acudió a la resistencia de Brasil y rechazó toda concesión, ante lo cual
la diplomacia británica cambió de comportamiento y propuso una vía pacífica mediante arbitraje

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internacional. El gobierno brasileño rompió relaciones diplomáticas con Gran Bretaña en junio de
1863. Inesperadamente, la guerra continuó cerca de cinco años más hasta el 1 de marzo de 1.870.
Más de 50.000 soldados brasileños murieron y los gastos de guerra fueron equivalentes a once veces
el presupuesto anual del gobierno. Brasil se recuperó económicamente diez años después de esta
guerra.
La victoria diplomática sobre el Imperio británico y la victoria militar sobre Uruguay en 1.865,
junto con el final feliz de la guerra con Paraguay en 1.870, marcaron el inicio de lo que se denominó
«edad de oro» y apogeo del Imperio brasileño. La economía conoció un rápido crecimiento y la
inmigración estaba en expansión. Se construyeron nuevas líneas férreas, nuevos medios de transporte
y se extendieron líneas telefónicas y el correo postal. Pedro II habló de la erradicación progresiva de
la esclavitud en su discurso del trono en 1.867 y por ello fue objeto de fuertes críticas porque sus
detractores consideraban que «la abolición era su deseo personal y no de la nación» y el Brasil se
exponía a “un suicidio nacional”.
En 1.870 eran pocos los brasileños se oponían a la esclavitud y eran aún menos los que se
atrevían a decirlo abiertamente. En 1.823 los esclavos eran el 29% de la población brasileña, pero
este porcentaje era del 15.2% en 1.872. Sin embargo, el emperador quería poner fin a la esclavitud de
forma progresiva para atenuar el impacto de la abolición en la economía nacional y fingió ignorar los
daños crecientes que causaría a su imagen y a la de la monarquía su apoyo a la abolición. Finalmente
se aprobó la ley de vientres libres promulgada el 28 de septiembre de 1.871. Gracias a ella, todos los
niños nacidos de esclavas, tras esta fecha nacían libres.

El problema con los obispos católicos


El clero contaba desde hacía tiempo con escasez de personal y presentaba problemas de
disciplina y de falta de instrucción, lo que condujo a una pérdida del respeto hacia la Iglesia católica.
El gobierno imperial llevó a cabo un programa de reformas para poner remediar esa situación dado
que el catolicismo era religión de Estado y la constitución obligaba al emperador a responder por el
pago de sueldos de los miembros del clero, el nombramiento de los sacerdotes y de los obispos, la
ratificación de las bulas papales y la supervisión de los seminarios. El Emperador nombró a obispos
que satisfacían sus criterios de educación, que apoyaban sus reformas. Sin embargo, como los
hombres más aptos comenzaban a escalar posiciones en la jerarquía eclesiástica, empezó a sentirse
un resentimiento contra el control gubernamental.
Los obispos de Olinda y Pará eran dos obispos de la nueva generación, de ese clero instruido,
de celosos religiosos brasileños. Estaban influidos por el ultramontanismo que se propagaba dentro
del catolicismo de la época. En 1.872, ordenaron que los francmasones fueran expulsados de las
cofradías de hermanos legos. Aunque la francmasonería europea tenía tendencia a preconizar el
ateísmo y el anticlericalismo, las cosas eran bastantes diferente en Brasil donde las órdenes masones
eran legión, aunque el emperador no formaba parte de ninguna de ellas. El gobierno intentaba
persuadir a los obispos para anular su decisión, pero se negaron y fueron llevados ante la Corte
Superior de Justicia. En 1.874, fueron condenados a cuatro años de trabajos forzados, que el
emperador transformó en una pena de prisión. Pedro II desempeñó un papel decisivo ya que apoyó
sin dudar las decisiones del gobierno. La crisis se resolvió en septiembre de 1.875 cuando el
emperador decidió acordar una amnistía completa a los obispos y anular sus órdenes de expulsión.
La principal consecuencia de la crisis fue que el clero no vio ninguna ventaja en apoyar a Pedro II.
Dejaron de apoyar al emperador y esperaron a la llegada de su hija mayor y heredera, Isabel, por sus
ideas ultramontanas declaradas. Como había entendido que no tenía ningún interés en conservar el
trono para la próxima generación, Pedro II renunció al trono.

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2.1 El movimiento proletario en Brasil6 a finales del siglo XIX

Durante la segunda mitad del siglo XIX hubo importantes cambios demográficos en Brasil,
los cuales estuvieron estrechamente vinculados a la actividad cafetera. El café fue el último de los
productos regionales exportables que contribuyeron en última instancia a la acumulación originaria,
en una sucesión de ciclos productivos, que entre los siglos XVI y XVII se concentró en la producción
de azúcar y en una economía minera, durante el siglo XVIII, basada en la exportación de oro y
diamantes.
La producción cafetera amplio la frontera agrícola y condujo a que los capitales se
concentraran en muy pocas manos. Tanto latifundistas como comerciantes vinculados a las
exportaciones e importaciones, fueron quienes cerraron el círculo de poder. Pero esta forma de
crecimiento económico no solo dividió a las clases sociales, sino también el espacio geográfico puesto
que benefició directa e indirectamente a los centros urbanos y a las áreas rurales relacionadas con los
sectores de importación-exportación. Esto produjo importantes desequilibrios entre el poder
económico y el poder político.
“Los (grandes) estados de Minas Gerais y San Pablo, que reunían los dos juntos un tercio de la
población brasileña –32% en 1.890, 33% en 1.900 y 34% en 1.920- atraían hacia su área de influencia a un
Estado mediano (como Pernambuco, Río de Janeiro o Bahía) a quien daban la vicepresidencia y a algunos
Estados pequeños que recibían otras compensaciones, resolviendo así el problema de la sucesión
(presidencial). Esta es la razón por la cual, durante el período de 1.894 a 1.930, hubo una serie de presidentes
electos sin competencia (oposición) o con una competencia insignificante, que de este modo obtenían una
votación superior al 80% del electorado (...) el sistema de voto restringido a una pequeña área de población,
los fraudes generalizados en la votación y en el cómputo y el reconocimiento de los electos por el Congreso,
sujeto éste a la influencia del Poder Ejecutivo, consagraban el sistema, fortaleciendo el dominio de los
hacendados del café de San Pablo y de los ganaderos de Minas Gerais”.7
Esta política de alianza entre los estados de San Pablo y Minas Gerais recibió el nombre de
“Política del café con leche”.

Cuadro 1. Exportaciones de café

Año Cantidad de sacos de 60 Kg.


1.825 3.178.000
1.835 10.430.000
1.845 18.367.000
1.855 27.339.000
1.865 29.103.000
1.875 32.509.000
1.885 51.631.000
Fuente: PRADO JUNIOR, C. Historia económica de Brasil.

En Brasil el café avanzó constantemente sobre tierras nuevas, cuya fertilidad se vio
ampliamente disminuida; la zona cafetera es una franja dinámica, en movimiento, que dejó a su paso
zonas desbastadas. Este es el precio de una economía agrícola que posee más tierras disponibles que
mano de obra y capitales. En ese esfuerzo por explotar esas inmensas tierras, los latifundistas debieron
recurrir al trabajo semi asalariado (¿pago en especie?) de inmigrantes (en su mayoría italianos) que,
pese a su gran afluencia (casi dos millones llegan en 1.914), resultaban escasos para modos de cultivos
que no fuesen extensivos.
Por otra parte, este proceso de producción cafetera requirió de numerosa fuerza de trabajo y
se sirvió de aquella que había quedado disponible de las actividades económicas preexistentes.

6 http://www.instituto127.com.ar/Espacio127/07/n7nota01.htm
7 Halperin Donghi, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Ed. Alianza. Madrid. 1.996

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Numerosos esclavos provenientes de las antiguas plantaciones azucareras y de los centros mineros se
concentraron ahora en los latifundios cafetaleros.
Al terminar en 1.850-1.851 la trata blanca de esclavos desde el África, como necesidad de
fuerza de trabajo en las regiones productoras de café, requirió una movilización interna de esclavos
entre las diferentes provincias. Hubo entonces una redistribución de la población esclava que
determino la concentración de esta en el centro-sur de Brasil. El problema de la esclavitud fue para
el régimen imperial el más pesado de los legados de la antigua prosperidad. La libertad de vientres
decretada en 1.871 no hizo más que acelerar la abolición de esclavos. Los esclavos eran dos millones
y medio en 1.850, un millón en .1874 y setecientos mil en 1.887. Finalmente, la abolición llegó en
1888, sin indemnizar a los propietarios de esclavos que pronto se sintieron traicionados por la
monarquía y se identificaron con un sector conservador.
Pero el déficit en fuerza de trabajo obligó al incremento de la inmigración como solución al
problema. La sociedad para el Fomento de la Inmigración, creada por los Fazandeiros del café, las
distintas compañías de navegación, así como también el Departamento de Agricultura, fueron
instituciones que contribuyeron a subvencionar la inmigración. El estado de San Pablo fue uno de los
que más invirtió en políticas inmigratorias.
El Brasil del café no necesitó de la esclavitud mientras la inmigración europea cubrió sus
necesidades de mano de obra, como así también el importante crecimiento demográfico vegetativo
que experimentó su población que pasó de diez a catorce millones en el período 1.872 – 1.888.
Los inmigrantes se incorporaron al proceso de producción cafetera como arrendatarios (en
aparcerías a veces jornaleros ocasionales). Poco a poco se fue desarrollando así una clase de pequeños
y medianos propietarios, de arrendatarios y asalariados que posteriormente representaría un sector
muy importante política y económicamente, dado que conformaría la base de un mercado interno
relativamente importante en Brasil.
En general, fueron las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro las mayores receptoras de
inmigrantes. ellas se constituyeron en importantes centros de comercialización y financiamiento que
además dieron paso al desarrollo de los primeros talleres manufactureros que surgieron sobre la base
de la acumulación realizada por los sectores exportadores. Por eso mismo, también fueron los centros
urbanos los que vieron surgir los primeros movimientos obreros.
En 1.903 los textiles de Río de Janeiro y en 1.906 los ferroviarios de San Pablo fueron quienes
encabezaron las primeras huelgas que lograron movilizar a numerosos trabajadores. La tendencia
anarcosindicalista de estas organizaciones no fue compartida por algunos sectores de la clase media
brasileña, esto, sumado a la política represiva del gobierno, logró debilitar notoriamente la actividad
sindical en el país. Los inmigrantes europeos formaban una mayoría entre los trabajadores. Esto hizo
que en muchas oportunidades tuvieron que afrontar grandes embestidas represivas como las
practicadas por la Liga Nacionalista que en Brasil como en otros estados latinoamericanos se
organizaron contra la mal llamada “subversión extranjera”. En 1.922 a instancias de ex
anarcosindicalistas se fundó el Partido Comunista, con participación en algunas campañas electorales.
Este partido se logró afianzar en la década de 1.930.

3. Rasgos del movimiento proletario8 argentino. Primeros


sindicatos y distintos idearios: anarquistas y socialistas
Los primeros antecedentes de organizaciones del trabajo se remontan al período colonial en
Argentina. Los gremios eran, en ese entonces, corporaciones de oficios en donde, además de ser
organizaciones de artesanos, tenían también un cierto carácter religioso, ya que la Iglesia jugaba un
papel dominante en todas las manifestaciones de la vida social. Los artesanos de la plata constituyeron
así un gremio de gran importancia, desde luego dicha actividad se relacionaba a la actividad central
de la Colonia, es decir, la extracción de metales de las minas de Bolivia y Perú. Los artesanos

8 http://www.trabajo.gov.ar/downloads/formacionSindical/modulo_mov_obrero_2010.pdf

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dedicados al trabajo del cuero, es decir, a la confección de zapatos, se constituyeron en una de las
actividades principales del Río de la Plata organizando una asociación de trabajadores a fines del
siglo XVIII.
En 1.857 se fundó la Asociación Tipográfica Bonaerense y también la Sociedad de Zapateros
San Crispín, pero estas organizaciones denotaban más un carácter mutualista que estrictamente
gremial.

Relaciones del movimiento proletario argentino con la AIT-19


Los promotores del movimiento obrero argentino tuvieron una vinculación orgánica y regular
con la AIT-1, iniciada a través del consejo Federal español por recomendaciones del español
Francisco Mora ante el Consejo general de la AIT-1 con sede en Londres en 1.870. A partir de 1.871
Engels, en nombre del Consejo General dirigió cartas a los miembros de Argentina y en una de ellas
informa a los argentinos que el 28 de enero de 1.872 se fundó una sección francesa que se incorporó
a la AIT-1, la cual estuvo representada en el Congreso de la Haya por un amigo de Lafargue, Raymond
Vilmar. La organización de los “internacionalistas” de Argentina fue característica de la especial
estructura de la clase obrera rioplatense en la década de los 70. La primera “sección” fue francesa y
entre sus 273 afiliados fue posible individualizar a muchos ex comunards de 1.871. Más tarde se
desgaja de su seno la “sección” italiana, cuya importancia es obvia dado el volumen de los
trabajadores de ese origen en Buenos Aires, y más tarde aparece la “sección española”.
Las ideas marxistas se reforzaron por la participación de los obreros alemanes residentes del
club “Warwaets” en 1.882. Por su parte, los anarquistas ampliaron su participación en el movimiento
obrero y se organizaron, al estilo español, en sociedades de resistencia y federaciones regionales.
En 1.877 se constituyó la primera estructura sindical con carácter moderno10: la Unión
Tipográfica Bonaerense, que realizó, al año siguiente, una huelga por la reducción de salarios que
afectaba a sus afiliados. El triunfo de esta medida de fuerza marcó la celebración del primer convenio
colectivo que se conoce en la Argentina. La creación del Sindicato de Comercio (1.881), la Sociedad
Obrera de Albañiles y la Unión Obrera de Sastres (1.882), la fundación de La Fraternidad (1.887),
agrupando a conductores y foguistas ferroviarios, señalaron, junto a otras organizaciones sindicales,
la voluntad organizativa de la clase trabajadora. Es cierto que en los comienzos estas primeras
estructuras sindicales eran débiles. En sus primeros intentos; generalmente se constituían en torno de
un conflicto frente a una necesidad y, una vez superados estos problemas, desaparecían; la pérdida de
una huelga podía también determinar su retirada de la escena gremial. No podía, tampoco pensarse
en un sindicato nacional, ni en una estructura centralizada. Una excepción a esto fue el caso de La
Fraternidad, que buscó aunar el aspecto gremial y mutual, dentro de un esquema organizativo que
consolidara una sola entidad fuerte y permanente.
Se recuerda que, hacia mediados del siglo XIX, en la llamada etapa pos-rosista, la Argentina
tenía una economía pastoril donde prevalecía la lucha por el dominio y la organización futura del
territorio. La oligarquía terrateniente, representada por el Partido Autonomista Nacional (PAN) saldrá
triunfadora y logrará con la conducción de Julio Argentino Roca diseñar la alianza de clase
dominante, hegemónica, para la construcción del Estado Nación moderno argentino, a fines del Siglo
XIX. Argentina ingresó al mercado mundial manteniendo una estrecha dependencia del imperialismo
inglés. En este proceso se consolidó como Estado nacional quedando los poderes provinciales bajo el
poder central concentrado en Buenos Aires.
A finales de 1.870, Roca amplió el territorio a través de la llamada “Campaña del Desierto”,
despojando de sus tierras a los amerindios en el sur argentino. Durante el régimen “ochentista” se
consolidó un ejército regular y se emitió moneda centralizada. La oligarquía construyó la república
con gobierno centralista para cumplir con el rol del llamado “granero” proveedor de materias primas
en el mercado mundial. La república se desarrolló en función del puerto, mirando hacia el exterior,
lo que se tradujo en graves desequilibrios internos: el desmedido crecimiento de Buenos Aires y del

9 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera

Internacional. Paris, 1960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1978. 162 p.
10 http://www.trabajo.gov.ar/downloads/formacionSindical/modulo_mov_obrero_2010.pdf

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litoral en detrimento del interior del país, una estructura latifundista del campo argentino, la carencia
de desarrollo industrial, y profundas desigualdades sociales.
De esta forma la inmigración masiva constituyó uno de los ejes en que se asentó la economía
agroexportadora. En este contexto, la inmigración, había llegado en principio para contribuir a la
colonización de la tierra, impedida de acceder a ella debido, justamente a la estructura latifundista de
la tierra. Frustrada esta posibilidad, la mayoría de los inmigrantes se dirigieron hacia los centros
urbanos, donde pasaron a engrosar el mercado de trabajo, constituyendo el proletariado urbano. Con
el paso del tiempo se fueron creando pequeños talleres de producción local. En los comienzos del
siglo XX, comenzó a incorporarse el hijo del inmigrante que bregaba por el ascenso social y la
participación política.
La elite en el poder mantuvo constantes enfrentamientos con los inmigrantes, especialmente
con el proletariado urbano, la tensión social fue permanente, desembocando en huelgas y
enfrentamientos.
Inglaterra se convirtió en el receptor de las exportaciones argentinas de carne y granos y pasa
a controlar de la mano de la elite las finanzas, los servicios y la incipiente industria vinculada a la
producción ganadera y agraria. Los sueldos y jornales cayeron tan rápido como empezaron a subir
las horas de trabajo.
Uno de los problemas más graves para los trabajadores era el tema de la vivienda, surgió de
esa manera el conventillo, lugar de residencia obligado para los sectores populares urbanos. Muchos
de ellos eran espacios de hacinamiento que se convertían por su precaria situación sanitaria en focos
de enfermedades. La situación social agudizaba la relación entre el régimen y los trabajadores.
En 1.901 los panaderos realizan su primera huelga por rama de actividad, en Rosario se llevó
adelante una huelga general regional, y en 1.902 se convocó la primera huelga general.
A fines del siglo XIX existía en la Argentina una actividad anarquista nucleada alrededor del
diario “La Protesta”, centros feministas y antimilitaristas, escuelas racionalistas, además de la
actividad sindical. El anarquismo se expresó en dos tendencias, una tendencia “antiorganización”,
con énfasis en actividades individuales, y otra “organizadora”, que impulsan la organización sindical
para la defensa de los trabajadores conocidos como “anarcosindicalistas”, estos fundan la Federación
Obrera (FOA), en 1.901. Al igual que los otros anarquistas, eran anti política y anti-Estado, pero
aceptaban la necesidad de organización en el plano sindical. Su oposición al Estado planteaba la
necesidad de terminar con toda intervención estatal en la vida de la clase trabajadora, los problemas
se resolverían con la abolición de éste a través de la huelga revolucionaria, como la que impulsaron
con resultados adversos en 1.902 y 1.910.
La FOA luego fue rebautizada FORA (Federación Obrera Regional Argentina). El 29 de junio
de 1.890 se creó la primera organización gremial de alcance nacional en la Argentina, casi
paralelamente a la Revolución Cívica contra el presidente Celman, la Federación de Trabajadores de
la Región Argentina declaraba:
“Considerando que la propiedad individual de los medios de producción es la única fuente de
todo el malestar en que yace la clase obrera, se declara a favor de la abolición completa de la
propiedad individual en conformidad con todos los obreros de la patria”.
Otras federaciones se conforman en Mendoza y Santa Fe reclamando jornadas de 8 horas de trabajo.
La Federación de Trabajadores se declaró socialista, y los anarquistas comenzaron a enfrentarla. La situación
social y política del país era de convulsión. En 1893 se produjo el levantamiento revolucionario llevado
adelante por la UCR liderada por Leandro N. Alem y Lisandro de la Torre en Rosario, y Marcelo T. de Alvear
e Hipólito Yrigoyen en la Provincia de Buenos Aires. Ante el fracaso del levantamiento, la represión se agudizó
en lo político y en lo sindical.
A partir de esto, los trabajadores comenzaron un fuerte movimiento de organización. En 1.894
se comenzó a conformar la FOA, segunda central sindical que agrupaba a constructores de carruajes,
hojalateros, carpinteros, talabarteros, fideros, pintores, panaderos, etc.
En el segundo congreso de la FOA en 1902 los socialistas del partido fundado por Juan B.
Justo se retiraron de la reunión junto a otros gremios, creando la Unión General de Trabajadores
(UGT). Para ellos había que redefinir el uso de la huelga como medio de lucha: “(…) La
huelga puede ser un medio de lucha eficaz cuando sea declarada contando con una previa

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organización, que ofrezca posibilidades de triunfo (…) rechazamos en absoluto la huelga general toda
vez que sea realizada con fines de violencia y revuelta que podía lejos de favorecer al proletariado,
determinar, en todos los casos reacciones violentas en la clase capitalista que contribuyen a debilitar
la organización obrera”.
El programa de la UGT pedía jornadas de 8 horas, prohibición de trabajo a menores de 14
años, mínimo salario en base oro, tanto para mujer como para hombre, descanso dominical,
responsabilidad patronal en accidentes de trabajo, abolición del trabajo nocturno salvo expresa
necesidad, y reconocimiento del 1 de mayo como fiesta oficial.
En 1.902 se presentó un anteproyecto al Congreso que fue sancionado con el nombre de Ley
de Residencia, tanto la FOA como la UGT se pronunciaron enérgicamente contra la iniciativa del
régimen. Por dicha ley se deportó a los principales activistas y dirigentes sindicales extranjeros,
cerrando toda posibilidad de libertades sindicales. En dicho clima represivo y explotador se desarrolló
la vida del movimiento obrero a principios del siglo XX. Estos, no solo serán tiempos de organización
y de lucha, sino también de enfrentamientos internos entre las dos principales corrientes sindicales:
anarquistas y socialistas.

En 1.905 surgió una tercera corriente llamada “sindicalismo revolucionario”.


El origen de dicha corriente se remonta a la presidencia de Manuel Quintana, son tiempos de
escasas reformas. En ese año se produce otro fallido levantamiento radical llevado a cabo por Don
Hipólito Yrigoyen. El radicalismo se convirtió, con el transcurrir del siglo XX, en el espacio político
representativo de aquellos sectores populares nacionales que luchaban por la apertura democrática.
La crítica radical al régimen oligárquico, si bien era confusa en lo económico, en lo político
planteaba la necesidad del sufragio y participación popular. Los levantamientos radicales tenían como
propósito forzar al régimen a abrir sus puertas a los sectores más populares.
Refiriéndose a la UCR, el historiador Milcíades Peña sostiene, en “Masas caudillos y elites”:
“Con el auge del comercio exterior crecieron simultáneamente los sectores medios vinculados a los
servicios en las grandes ciudades (…) el desarrollo capitalista del país reclamaba mayor influencia en el poder
para estos nuevos estratos capitalistas, ligados económicamente a la oligarquía, pero ajenos al núcleo de
familias oligárquicas que se reunían en el Jockey Club y monopolizaban el dominio del país. Aquellos sectores
de las clases dominantes y de la pequeña burguesía –así como algunos grupos de la oligarquía–fueron hacia la
Unión Cívica Radical”.

4. Las luchas de clase en Cuba en la segunda mitad del siglo


XIX
El Gobierno Provisional Cubano 1.868-1.87111, intentó aplacar los ánimos con la propuesta
de algunas reformas ante lo cual se encontró con la radical oposición de la alta burguesía de La
Habana, que controlaba el comercio, la banca, la producción de tabaco, las navieras y otras
actividades fundamentales, y que contaba con el apoyo armado de los «batallones de voluntarios del
comercio».
El estallido de la guerra dio al partido peninsular, o partido español, la oportunidad de recobrar
gran parte del poder perdido. La debilidad política y militar de España, debida al inicio del Sexenio
Revolucionario en la metrópoli, obligó a la administración colonial a apoyarse en el partido español
para retener la isla bajo su dominio. A medida que la campaña separatista crecía, el partido español
amplió su base armando a la mayoría de peninsulares y los conminó a alistarse al cuerpo de
Voluntarios, una milicia irregular fundada algunos años antes de la guerra y que pasó de tener 10.000
hombres en 1.868 a tener 70.000 a comienzos de la década de 1.870.
Como resultado de la violencia que desataron los Voluntarios, obligó a miles de trabajadores
criollos a exilarse, en su mayoría al sur de la Florida y a Nueva York donde pasaron a engrosar las
filas de un proletariado allá exiliado, lo que a su vez implicaba una doble expatriación para muchos

11Fue el gobierno provisional que se formó en el Reino de España tras el triunfo de la Revolución española de 1.868, conocida como
La Gloriosa, que puso fin al reinado de Isabel II y que dio origen al primer Sexenio Democrático (1.868-1.874).

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trabajadores afrocubanos, comprobándose que el concepto de patria solo existe para el burgués, por
cuanto el proletario carece de ella.
Pese a la represión y a la creciente militarización de los centros urbanos de Cuba, pertenecer
al cuerpo de Voluntarios permitió a algunos artesanos peninsulares participar en algunas sociedades
de socorros mutuos. Por su parte, los trabajadores exiliados en Estados Unidos utilizaron la
experiencia adquirida en las asociaciones establecidas en Cuba a partir de la década de 1.850 en pro
del movimiento obrero internacionalista.
La evolución del movimiento obrero cubano muestra que el sector popular urbano, tanto en
el Occidente cubano como en las comunidades en el exilio, trataba de superar las fuertes limitaciones
que la guerra imponía a los trabajadores. Dentro de Cuba, pese a la fuerte militarización de la sociedad
colonial, los trabajadores trataron de limitar el poder del partido español. Aunque los peninsulares
ricos ocupaban los puestos de oficiales en los Voluntarios, la participación masiva de los peninsulares
de clase trabajadora en esta milicia irregular significó que al menos una parte de los trabajadores
retuvo cierta capacidad de negociación frente a la administración, lo cual permitió a los peninsulares
de clase trabajadora fundar gremios, sociedades de socorros mutuos y centros de instrucción y recreo.
Por su condición de Voluntarios y de Peninsulares, en 1.872 los recogedores de hoja de tabaco
de La Habana pudieron establecer la Sociedad Protectora del Gremio de Escogedores, el primer
sindicato de oficio de Cuba. Mientras tanto, los litógrafos y los cocheros, dos oficios en que había
muchos españoles, pudieron incluso declarar algunas pequeñas huelgas durante otoño de 1.872.
Las favorables circunstancias políticas durante la Primera República Española de 1.873
contribuyeron a que el movimiento obrero dirigido por los peninsulares desafiara el poder del partido
español. Un aspecto principal de este enfrentamiento fue el abolicionismo de los republicanos
federales, quienes querían que se hicieran extensivas a Cuba la ley electoral y la ley de abolición que
el gobierno de la Primera República Española había otorgado a Puerto Rico en 1.873. Dicho
abolicionismo, sin embargo, no implicaba la ausencia de racismo. Siguiendo al ideario reformista,
siempre tan preocupado por el blanqueamiento de la isla, un semanario obrero, contrario a la entrada
de trabajadores asiáticos sujetos a contrata, manifestaba que Cuba debía aumentar su población, pero
que esta debía ser de "raza blanca o europea".
La caída de la Primera República Española significó un grave retroceso para los republicanos
en Cuba, pero pese a la represión, el movimiento obrero republicano federal persistió. Así, cuando la
transformación de la sociedad colonial debido a la Guerra de los Diez Años forzó a España a iniciar
la reforma del sistema colonial antes de que la guerra concluyese, los republicanos federales
resurgieron y, en 1.876, establecieron el Recreo de Obreros, que se convirtió en el centro más
importante del movimiento obrero en Cuba. A causa de estos cambios de la política de la metrópoli
a fines de la guerra y a la reducción del número de esclavos, incluso los trabajadores afrocubanos
lograron establecer asociaciones luego de casi veinte años de prohibición. Por ello, cuando en febrero
de 1.878 los separatistas cubanos y el ejército español firmaron la paz con el Pacto del Zanjón,12 había
ya una red de asociaciones populares que permitieron al movimiento obrero expandirse rápidamente.
Por otra parte, los obreros exiliados no participaron incondicionalmente en el movimiento
separatista. Debido a la actitud hostil a las demandas obreras por parte del ala conservadora del
liderazgo separatista de los aldamistas, los trabajadores exiliados se unieron a los quesadistas
adscritos al movimiento proletario y entablaron contactos con la AIT-1. Al igual que en Cuba, el
Pacto del Zanjón permitió el inició una profunda transformación de los grupos de trabajadores
exiliados cubanos. Después de la guerra de los Diez años, la libertad para entrar y salir de Cuba dio
a los tabaqueros exiliados una mejor posición negociadora en los conflictos laborales en las fábricas
de tabaco, que en muchos casos eran propiedad o estaban dirigidas por hombres estrechamente
vinculados a la cúpula dirigente del movimiento independentista. En 1.878 muchos de estos
trabajadores regresaron a Cuba para unirse a sus compañeros en la Isla y le dieron nuevos bríos a la
lucha por dicha causa.

12 Documento que establece la capitulación del Ejercito Libertador cubano frente a las tropas españolas, poniendo fin a la
llamada Guerra de los Diez Años (1.868-1.878). Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha
guerra: la independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.

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4.1 Influencia de los cambios en la política colonial de España en el curso del


movimiento obrero cubano y de su organización política

El Pacto del Zanjón13, firmado en febrero de 1.878, marcó el inicio de un período en que
España intentó una transformación sustancial del sistema colonial otorgando un grado de libertad
nunca experimentado anteriormente en Cuba. El capitán general disminuyó la censura de prensa,
autorizó el retorno de los exiliados, reformó el sistema administrativo, redujo drásticamente el número
de tropas regulares en la isla y autorizó la formación de partidos políticos. El partido español se
agrupó en torno al Partido de Unión Constitucional (UC), en tanto que los antiguos reformistas
criollos lo hicieron entorno al Partido Liberal de Cuba (PLC). En lo que se refiere a los trabajadores,
las organizaciones obreras reformistas unieron sus fuerzas a las de un grupo de profesionales liberales
para fundar el Partido Democrático (PD), heredero del movimiento republicano-federal de 1.873, y
por lo tanto abolicionista, asimilacionista y contrario al proteccionismo comercial. El movimiento
republicano estaba en auge, e incluso el dirigente independentista José Martí lo apoyó públicamente,
pero la represión colonial, la censura y la restricción del voto hicieron que el PD tuviera una existencia
intermitente, e impidieron que consiguiese tener representación en los municipios, las diputaciones y
las Cortes.
Estos cambios de la política colonial tuvieron un profundo impacto en el movimiento obrero.
El declive de la esclavitud hasta su definitiva abolición en octubre de 1.886, y la transformación del
aparato represivo utilizado para sostener la esclavitud, propiciaron el surgimiento de muchas
asociaciones obreras, varias de las cuales se basaban en asociaciones ya existentes clandestinas o
semiclandestinos. Durante la guerra, estas asociaciones habían podido funcionar declarando que su
principal propósito era ofrecer educación, actividades culturales y servicios de ayuda mutua a sus
miembros. Con las reformas políticas que siguieron a El Zanjón, no obstante, muchas de estas
asociaciones tomaron un carácter más radical y surgieron varios sindicatos legales de trabajadores
que establecieron vínculos con otros sindicatos cubanos en la isla o en Estados Unidos. De nuevo los
criollos blancos comenzaron a ocupar algunos puestos en las directivas de las asociaciones junto a
los peninsulares. Paralelamente al surgimiento de estas asociaciones, y muchas veces en conexión
con ellas, los afrocubanos fundaron varias asociaciones, lo que sugiere su limitado papel en los
principales sindicatos.
En sus comienzos, los dos partidos de la burguesía el PLC y la UC, siguieron líneas políticas
que ejercían poca atracción sobre el creciente movimiento asociacionista popular. Una cuestión
crucial fue el abolicionismo sumamente moderado de ambos partidos y el poco interés por la situación
de los trabajadores urbanos. La llamada Guerra Chiquita (1.879-1.880) por la abolición de la
esclavitud y la independencia de España y la profundización de las reformas coloniales después de
ella, dio cabida a los reformistas dentro del movimiento obrero para impulsar el Partido Democrático
(PD) de tendencia republicana, en 1.881. Pese a que el PD nunca consiguió que alguno de sus
candidatos saliese elegido, su popularidad empujó al PLC hacia el abolicionismo. La posición cada
vez más marginal del PLC, predispuso a ese partido a hacer concesiones a los republicanos. Hasta el
fin de la esclavitud en 1.886, los republicanos mantuvieron la presión sobre los autonomistas en la
cuestión de la abolición. De forma que los republicanos con el apoyo del movimiento obrero
contribuyeron sustancialmente a generar una atmósfera social y política favorable a la abolición.
El crecimiento del movimiento obrero y la evolución de la política de partidos probablemente
fue uno de los factores que aceleró la abolición de la esclavitud. La administración colonial continuó
tratando al movimiento obrero duramente, precisamente porque temía que el crecimiento de la
organización obrera llevaría a los trabajadores no libres a tomar una actitud más militante. La
diferente evolución de la emancipación de los esclavos en las provincias de La Habana y Santa Clara

13 Documento que establece la capitulación del Ejército Libertador cubano frente a las tropas españolas, poniendo fin a la
llamada Guerra de los diez años (1.868-1.878). Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha
guerra: la independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.

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y las luchas laborales de los trabajadores libres y no libres, en algunas plantaciones del occidente
cubano, sugieren que, en las áreas más cercanas a los centros de movilización obrera, tales como la
ciudad de La Habana, la emancipación avanzó más rápidamente.
Después del Pacto del Zanjón, la esclavitud en declive y la inoperancia del aparato represivo
que la sostenía, tuvo un gran impacto en las relaciones laborales: permitió que creciera la militancia
obrera y el sindicalismo y que mejoraran las condiciones de trabajo. Para contrarrestar esta tendencia,
los patronos ya no podían contar con el mismo nivel de intervención de la administración colonial
como antes del Pacto del Zanjón. Las luchas de clase se intensificaron de tal modo, que cada vez era
más frecuente que trabajadores afrocubanos y de otro origen se unieran para defender conjuntamente
sus intereses.
Fue en este clima de creciente confrontación de clases que por primera vez surgieron
públicamente propagandistas anarquistas, comenzaron a atraer un número creciente de trabajadores.
Habiendo quedado seriamente desprestigiados los dirigentes reformistas por sus ineficaces métodos
de lucha sindical y por su proximidad al partido español. Una vez que la economía comenzó a crecer
a mediados de la década de 1.880, los trabajadores urbanos empezaron a elegir militantes anarquistas
para los puestos dirigentes más importantes en el movimiento obrero. El desastroso papel de los
reformistas en una gran huelga de los tabaqueros en 1886 aceleró más esta evolución.
El fin de la esclavitud, la principal barrera que dividía al proletariado y la principal razón del
extremo intervencionismo estatal en las relaciones laborales, promovió la rápida expansión del
movimiento obrero. Con la movilización masiva de afrocubanos y de proletarios de otros orígenes, el
movimiento obrero eliminó los métodos residuales de la época de la esclavitud para disciplinar la
fuerza de trabajo y contribuyó a la rápida transformación de la sociedad colonial.

La libreta del tabaquero


Era otra fórmula coercitiva oficial relacionada con Reglamento de aprendizaje utilizada en La
Habana desde inicios de la década de 1.850 hasta inicios de la de 1.860. La administración instituyó
la Libreta del tabaquero en respuesta a las quejas de los fabricantes de puros de que la fuerte demanda
de trabajo permitía a los artesanos ocupados en torcer las hojas de tabacos (conocidos como
"tabaqueros") "abusar" de sus patronos.
Específicamente, los fabricantes insistían en que los tabaqueros no devolvían el dinero que
les habían dado como anticipo de sus jornales para asegurarse de que trabajarían en sus talleres o
fábricas. Según las reglas del sistema de la Libreta, cada oficial tabaquero tenía que registrarse en la
Sección Industrial de la Sociedad Económica, precisamente, la sección que se encargaba de vigilar a
los aprendices.
La Libreta registraba el centro de trabajo del tabaquero, su lugar de nacimiento, su domicilio,
su aspecto físico y si poseía o no una licencia de oficial. Ningún fabricante de tabaco podía aceptar a
un trabajador libre o a un esclavo que se alquilase sin la Libreta. Donde fuera que el oficial encontrara
empleo, el patrono guardaba la Libreta. Allí podía anotar la cantidad de dinero que adelantaba al
empleado. Esta última cláusula se debía a que los patronos en Cuba solían adelantar dinero a sus
empleados para atraerlos a un taller determinado. Si el patrono anotaba que el trabajador le debía
dinero, este no podía dejar la fábrica.
La Libreta era obviamente un mecanismo para "enganchar" al trabajador semejante al
"peonaje por deudas" utilizado en las haciendas de varios países latinoamericanos. Era también
parecida a la Libreta implantada en Puerto Rico entre 1.849 y 1.873 para los trabajadores rurales

Conclusión
La evolución del movimiento obrero en la Cuba del siglo XIX ilustra como los diferentes
componentes del proletariado se interesaron cada vez más en eliminar la esclavitud, así como en
transformar el estatus colonial de Cuba. La situación de los aprendices escriturados, la Libreta del
tabaquero, las condiciones de los dependientes y el trabajo de los soldados del ejército regular
sugieren que la esclavitud y la administración colonial eran una rémora para la lucha por la mejora
de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores jurídicamente libres. En sus inicios, durante

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la década de 1.860, el movimiento obrero cubano se opuso al uso de trabajo esclavo en fábricas y
talleres. Pese al hecho de que durante la Guerra de los Diez Años los peninsulares dominaron las
organizaciones de trabajadores existentes dentro de Cuba, desde la década de 1.870 el movimiento
obrero apoyó explícitamente la abolición.
En los años ochenta, las dos alas del movimiento obrero cubano, la de los raizales afrocubanos
y la de afuereños de los Estados Unidos, fueron entrelazándose cada vez más. Nuevamente los raizales
pudieron ocupar puestos en las directivas de las asociaciones, en tanto que los trabajadores
afrocubanos comenzaron a integrarse en la base del movimiento. Estas circunstancias dieron nuevos
bríos al movimiento obrero que logró empujar al PLC a hacer del abolicionismo una de sus principales
causas. La política partidaria, después de la abolición y el reformismo colonial, propició un clima de
mayor libertad en que el movimiento obrero y pudo movilizar al proletariado como nunca lo había
logrado. En unos pocos años, los trabajadores cubanos lucharon exitosamente contra la
discriminación racial y el castigo físico de aprendices y dependientes.

5. Rasgos del movimiento proletario en Uruguay


Desarrollo capitalista en Uruguay en la segunda mitad del siglo XIX14
El periodo se caracteriza por el pasaje de la industria artesanal a la industria fabril, mientras
se mantenía una estructura económica de país dependiente del imperialismo, dedicado a la producción
ganadera en forma extensiva, basada en el latifundio. Hay un intento de desarrollo industrial basado
en cierto proteccionismo a partir de 1.888.
En el Uruguay, hasta 1.876, había 137 establecimientos manufactureros, de 1.876 a 1.900 se
crearon 567 más, de 1.901 a 1.914 se contabilizaron 1.272 nuevos, y de 1.915 a 1.919 se crearon
1.009 nuevos establecimientos.
Entre 1.903 y 1.919 el número de obreros osciló entre 85.000 y 99.000. Desde 1.908 el número
de obreros y empleados de industria y comercio superó al número de trabajadores rurales, siendo el
primer país de América Latina donde esto sucedía.
Las reformas en el campo durante el militarismo, a partir de 1.870, generaron una
superpoblación relativa expulsada hacia la periferia de la ciudad y de los pueblos. Tal superpoblación
pasó a nutrir los ejércitos “revolucionarios”. La inmigración, especialmente de España e Italia, generó
una gran cantidad de fuerza de trabajo no calificada que permitió a los empresarios reducir salarios,
cuando aún se carecía de regulaciones laborales que protegiera al trabajador. Esto favoreció el
surgimiento de experiencias autogestionarias, del tipo de las asociaciones de socorros mutuos, por
ejemplo. La modalidad de salario más difundida fue el pago a destajo. El trabajo infantil se difundió
ampliamente, provocando, aparte del perjuicio a los niños, una mayor presión hacia la baja del salario.
Se suma a esto el trabajo femenino, que implicaba retribución más baja.
El trabajo doméstico, muy extendido, constituía una continuación de las formas de trabajo
esclava por las condiciones en que se realizaba. La inestabilidad laboral fue la regla al estar extendido
mucho el trabajo zafral (ferrocarriles, barracas). Los patrones comprimían la zafra aumentando la
extensión de la jornada laboral. La jornada laboral era de 14 a 18 horas dependiendo del caso, no
existía el descanso periódico y mucho menos vacaciones pagas.

Condiciones de vida de los trabajadores uruguayos:


La vivienda fue uno de los problemas fundamentales: la inmigración, la migración interna y
la expansión industrial, impulsaron la expansión de Montevideo. Esto favoreció el negocio de la
especulación inmobiliaria, encareciendo la vivienda. Surgió el conventillo {casa de vecindad o
inquilinato}, que con baja inversión proporcionaba alta rentabilidad a los casa-tenientes. En ellos las
condiciones de vida eran lamentables, la higiene inexistente y se convirtieron en foco de diferentes
enfermedades. A su vez se convirtió en un elemento que favoreció el control y la represión por parte
de la policía sobre los trabajadores (el capataz o encargado debía presentar informes diarios con el

14 http://www.mro.nuevaradio.org/?p=1482

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movimiento de las últimas 24 horas a la comisaría según decreto de 1.888). En este periodo el
porcentaje de la población montevideana que vivía en conventillos oscilaba entre un 11 y un 13 %.
Se dio también el desplazamiento a la periferia provocando el desarrollo del transporte (unido a
especulación inmobiliaria lo que redundó en mayores ganancias a los inversionistas extranjeros) y
encarecimiento de la vida para el proletariado (en 1.888 el 17% del salario promedio se dedicaba para
transporte, la alimentación representaba un 54% del ingreso promedio, en 1904 un 57%.
La educación no alcanzo niveles de cobertura que variaran sustancialmente en este periodo
manteniéndose en el entorno de un 30% de los niños de 5 a 15 años (de los cuales solo un tercio
correspondía a hijos de empleados o jornaleros).

Tendencias que disputaban la dirección del movimiento obrero uruguayo


Las paupérrimas condiciones de vida y trabajo que empujaban a la lucha a los trabajadores,
encontrando al anarquismo como la única fuerza efectiva dedicada a conducirlos al combate callejero.
El rezago de la producción industrial con fuerte preponderancia del artesanado y la manufactura y la
reducida clase obrera se pueden señalar como explicación de la enorme preponderancia del
anarquismo en el seno del movimiento obrero.
Dentro del Anarquismo se podían encontrar distintas concepciones, pero en general coincidían
en algunos aspectos fundamentales:
Exaltación de la libertad individual, rechazo del Estado y, por tanto, de toda intervención
estatal, así como de cualquier tipo de participación en dicho Estado, la concepción de la Educación
como elemento transformador de la sociedad, desarrollo de una Educación paralela a la del Estado,
dependiente de las propias organizaciones obreras, vocación internacionalista, regeneración social a
partir de la Anarquía o Socialismo anarquista.
Hacia fines del siglo XIX se perfilaron dentro del anarquismo uruguayo. Por un lado, los
anarcosindicalistas que reivindicaban los derechos negados por el sistema político y económico a
través de organizaciones libres, gremiales y antiautoritarias de asalariados y por ello propugnaban no
sólo por la formación de sindicatos de carácter reivindicativo, sino también por la unión de esos
sindicatos en una organización única o federación. Por el otro lado, los anarquistas anti
organizacionistas (también llamados comunistas anárquicos) que negaban de plano la importancia de
acciones sindicales puntuales y a las asociaciones obreras reivindicativas.
Los anarquistas, consecuentemente con su ideología de origen pequeño burgués, cayeron en
el sectarismo, identificando los sindicatos con la ideología de sus dirigentes (hablaban directamente
de “gremios anarquistas”). Mezclaban las acciones directas más decididas, con concepciones
adormecedoras del movimiento, que buscaban soluciones efectivas para los trabajadores dentro del
sistema capitalista, como el movimiento cooperativo.
Los socialistas, por su parte, con una línea política reformista, buscaban generar mejoras para
los trabajadores en el marco de las estructuras de la legalidad burguesa, sin plantearse en ningún
momento la superación de estas mediante un proceso revolucionario. No solo, no orientaban a los
sindicatos hacia una línea clasista, sino que tampoco intentaron siquiera movilizar a las masas en
defensa de sus intereses.
Los socialistas intentaban dar la lucha por la dirección del movimiento obrero, pero con las
limitaciones propias de las concepciones reformistas, también de origen pequeño burgués. Por lo que,
en vez de una crítica científica de las posiciones anarquistas, se encarnizaban en ataques sin
profundidad que caían en extremos como el de condenar la medida de la huelga en general (en un
periodo de varias huelgas triunfantes con importantes demostraciones de unidad y disciplina) en lugar
de explicarle a la clase los mecanismos que hacían triunfar o fracasar, la medida y la proyección que
debía tomar la misma al pasar del carácter de huelga puramente económica al de huelga política en
el marco de una estrategia revolucionaria
Desarrollo cronológico del movimiento proletario uruguayo
En 1.865 se dio el primer intento de crear una sociedad de obreros de imprenta, pero esto
apenas se logró en 1.870 con la fundación de la Sociedad Tipográfica Montevideana, como sociedad
mutualista concebida como herramienta de lucha.

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En 1.875 se constituyó la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT-bakunista). En


1.885, en un nuevo impulso de organización, se conformaron los principales sindicatos. A fines de
año se formó la Federación de Trabajadores de Uruguay (nuevo nombre dado a la AIT, bakunista)
con efectivos localizados en Las Piedras y Paizandú. Allí también se editaron los primeros periódicos
obreros y se dio comienzo a la lucha por mejoras en condiciones de vida y de trabajo.
En 1.880 se planteó la primera huelga en la mina de oro de Cuñapirá, seguida de un ascenso
de luchas hasta 1.886.
Debido a la falta de dirección y al carácter puramente economicista que orientaba toda su
acción, el movimiento se retrajo en el periodo 1.887-1.894. Solo aparecía propaganda esporádica
anarquista sin que ocurrieran conflictos de importancia.
Entre 1.895-.1896 resurgió la movilización, se produjeron varias huelgas: portuarios,
tranviarios. En este periodo comenzaron a actuar militantes socialistas con su primer periódico en
setiembre de 1.895 y publicaron el programa del Partido Socialista.
En 1.897 se produjo un levantamiento armado en el marco de las luchas entre la clase
terrateniente y la clase burguesa, lo que produjo la movilización para incorporarse a las milicias de
una importante parte de los trabajadores. Esta situación, así como la paralización de industrias,
provocó que se disolvieran la mayoría de las organizaciones proletarias.
En 1.898 se reanudaron los intentos organizativos y se fundaron varios centros anarquistas. A
partir de 1.901 el movimiento recibió un enorme impulso unido indisolublemente al desarrollo del
anarquismo. Ese año se produjo una gran ola de huelgas a lo que el gobierno de Cuestas respondió
con la represión. A partir de este mismo año el movimiento obrero y sindical adquirió un fuerte
impulso, acompañando el crecimiento de la inmigración europea y el desarrollo industrial, así como
la experiencia de más de veinte años desde la formación de los primeros sindicatos.
En 1.903 llegó a la presidencia José Batlle y Ordóñez, que representaba a sectores de la
burguesía enfrentados políticamente a los representantes de ganaderos y terratenientes. Él insistía en
la necesidad de cambios impulsando el desarrollo industrial, pero no reconoció que hubiese problema
agrario relacionado con el latifundio, dejando intactas las bases de la estructura económica del país
y, por lo tanto, a las fuerzas de la reacción. La burguesía se mostró incapaz de ir a fondo en la
transformación del país dejando intacta la estructura basada en el latifundio y la explotación ganadera
extensiva.
Esto coincidió con el desarrollo de la penetración capitalista norteamericana, competidora de
la inglesa en Uruguay (frigoríficos pasan a capitales americanos, empréstito con la banca de New
York). Ante la nueva situación política, donde una fracción de la burguesía que se había enfrentado
a los sectores más conservadores del país llegaba al poder, pero que por más liberal que fuera, seguía
siendo burguesía y por lo tanto enemiga de los trabajadores y no sería capaz de llevar adelante una
política consecuente de resistencia frente a la reacción; ni anarquistas ni socialistas supieron dar una
repuesta clasista clara y que orientara la acción independiente de los trabajadores.
Los socialistas saludaron la asunción del nuevo presidente anunciando, desde su concepción
reformista, una nueva época de mejoras para los trabajadores “como las llevadas a cabo por los
gobiernos europeos”. Ante la perspectiva de un proceso de desarrollo nacionalista no supieron
orientar a los trabajadores en la forma de encarar ese proceso independientemente para avanzar hacia
la liberación social.
Los anarquistas mantuvieron su posición prescindente de la lucha política dejando la dirección
del estado a los partidos burgueses y negando la lucha por el poder estatal. Sin embargo, la clase
proletaria, aun sin orientaciones políticas, se lanzó a una serie de movilizaciones y grandes huelgas.
Tampoco, ante el levantamiento de Aparicio Saravia en defensa de los intereses latifundistas,
los dirigentes del movimiento obrero, anarquistas y socialistas, dieron una definición de clase clara
que posicionara a los obreros ante la situación política, como sujeto activo.
En cambio, los capitalistas aprovecharon la situación para lanzarse a un ataque a fondo contra
las organizaciones obreras.
Pero la capacidad de reorganización de la clase proletaria ya era superior comparada con
épocas anteriores y al finalizar el levantamiento y al año siguiente, 1.905, se reorganizaron

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rápidamente los sindicatos, no solo en la capital, sino también en el interior (Salto, Paysandú,
Mercedes).
Se formaron federaciones de sindicatos por rama de actividad (los del puerto fueron los
primeros). En diciembre de 1.904 se constituyó el Partido Socialista.

En 1.905 se constituyó la primera central sindical: Federación Obrera Regional Uruguaya,


dominada por anarquistas adquirió orientación sectaria y cerradamente economicista. Se limitó a las
luchas reivindicativas. “Nuestra organización puramente económica, es distinta y opuesta a la de
todos los partidos políticos, puesto que, así como ellos se organizan para la conquista del poder estatal,
nosotros nos organizamos para destruir todas las instituciones burguesas y políticas hasta llegar a
establecer en su lugar una Federación libre de productores libres” (Pacto de solidaridad. Primer
Congreso de la FORU)
Los socialistas respondieron con posiciones igualmente sectarias y crearon una central
alternativa, la UGT, que no poseía fuerza efectiva para participar en las luchas de las masas obreras
(sindicatos sumamente débiles) y que además no buscó realizar ningún tipo de política de frente único
con la FORU, lo que hubiera roto su aislamiento.
Los socialistas quedaron en los hechos al margen del movimiento y llevados por concepciones
reformistas, incluso se opusieron a luchas importantes como la huelga portuaria de 1.905 o el reclamo
de las 8 horas por el gremio de la construcción

5.1 Movimiento proletario uruguayo y la AIT-115


La integración del Uruguay a la AIT-1 fue bastante semejante a la Argentina, aunque por las
condiciones políticas más favorables, hay una mayor continuidad en el movimiento obrero y un
predominio más marcado, incluso inicialmente de la tendencia bakunista y proudhoniana.
Por septiembre de 1.876 se transformó el núcleo uruguayo en “Federación Regional de
Montevideo que luchó al lado de la Gran Asociación con sus principios de acción revolucionaria
socialista”, y por intermedio de la Federación española solicitó formalmente su incorporación al IX
Congreso de la AIT-2, celebrado en Verviers en septiembre de 1.877 y adujo que contaba con
afiliados pertenecientes a seis oficios, cinco secciones y dos mil socios permanentes.

6. Trayectoria del movimiento proletario en Bolivia16


El nacimiento de un movimiento obrero y sindical en el país fue producto del paso de un
sistema de producción precapitalista al desarrollo y modernización de la industria, particularmente
minera. A pesar de ese cambio Bolivia nunca contó con un proletariado significativo, pues no pudo
desarrollar una industria importante como lo que tuvieron algunas otras naciones sudamericanas.
En los primeros decenios del siglo XX, además de los niveles de sobreexplotación de los
amerindios aimaras y quechuas, se debe considerar las condiciones de los obreros de la siringa
{caucho} en el norte gomero y esencialmente el núcleo cada vez mayor de trabajadores de las
minas. Otro sector importante era el de trabajadores ferroviarios, gráficos y artesanos de diversa
especialidad, a nivel urbano.
Del mutualismo del siglo XIX, el país pasó a asociaciones gremiales y específicamente
obreras. Al principio estas agrupaciones estaban vinculadas con las ideas del li9beralismo radical (el
sector disidente del liberalismo más avanzado en esos años), en tanto el partido liberal representó en
muchos sentidos ideas de vanguardia en comparación al conservadurismo que le precedió. Baste decir
que en 1.917 Gutiérrez Guerra habló sin mucho eufemismo de la necesidad de nacionalizar las
riquezas mineras del país.

15 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera

Internacional. Paris, 1.960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1.978. 163 p.
16 http://ibolivia.net/node/156

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Las ideas socialistas y anarquistas llegaron sobre todo de Chile y Argentina y dieron lugar a
la creación de organizaciones y pequeños partidos de tendencia socialista. Es el caso del partido
socialista creado en 1.914, de escasa influencia. El punto de partida, de estas formas organizativas
proletarias, se dio en 1.905 con la creación de la Unión Gráfica Nacional y tiene su momento más
importante del período en 1.912, cuando se creó la Federación Obrera Internacional. En 1.913 se creó
la Sociedad Mutualista Ferroviaria, antecedente de uno de los sindicatos más importantes del futuro.
Apellidos como Chumacero, Recabarren o Salvatierra tienen mucho que ver con el nacimiento
de estas organizaciones y el progreso de las ideas marxistas en Bolivia. Las reivindicaciones de la
época tenían que ver con la jornada de ocho horas, el descanso dominical, el trabajo de niños y el
soporte de jubilación que los liberales reconocieron en algunos trabajos.

7. Características de la fuerza de trabajo amerindia esclava en


la cuenca amazónica
Extracción del caucho silvestre basada en la nueva esclavitud del amerindio amazónico como
acumulación originaria en la cuenca amazónica.
Esta actividad económica fue practicada entre 1.879 y 1.912 en los países con territorios
amazónicos, como Brasil, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador, mediante el trabajo esclavo de
amerindios ancestralmente residentes en la cuenca del río Amazonas, donde el árbol de caucho hace
parte del bosque primario. Tal forma de esclavitud se empleó en la extracción y transporte del látex
de caucho. Tuvo como centro a la región amazónica, estimulando a su vez un proceso de colonización
al interior de los países referidos, donde se hizo notable la acumulación originaria, ante la creciente
demanda de mundial por parte de la industria del caucho, lo que además dio impulso a ciudades
amazónicas como Iquitos en el Perú, Belém do Pará en Brasil y en especial la ciudad brasileña de
Manaus, hasta hoy la principal ciudad amazónica y capital del Estado de Amazonas.
Esta actividad extractiva del látex en la Amazonia se tornó muy lucrativa por la creciente
demanda de las industrias de Europa y Norteamérica, alcanzando un elevado precio. Esto
desencadenó la llegada de extranjeros a Brasil. Debido a la extracción del caucho, se desarrollaron
las ciudades de Manaus, Belém y otras poblaciones brasileñas, que en poco tiempo y debido a la
riqueza que trajo el caucho, se desarrollaron como grandes centros urbanos.

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7.1 La esclavitud cauchera en Brasil amazónico

La ciudad brasilera de Manaus, localizada en el estado de Amazonas, era considerada en esta


época la ciudad más desarrollada de Brasil y una de las más prósperas del mundo. Era la única ciudad
de este país en poseer luz eléctrica y sistema de acueducto y alcantarillado. Manaus vivió su apogeo
entre 1.890 y1.920, gozando de tecnologías que otras ciudades del sur de Brasil no poseían. Ofrecía
más de quince kilómetros de tranvía eléctrico, cuando Nueva York o Boston sólo ofrecían tranvías
tirados por caballos. Las avenidas fueron construidas sobre pantanos desecados, se irguieron edificios
imponentes y lujosos como el Teatro Amazonas, inaugurado con una presentación de La Gioconda
de Amilcare Ponchielli, interpretada por la Gran Compañía de Ópera Italiana. Por su parte, la
construcción del Palacio de Justicia costó dos millones de dólares.
La influencia europea pudo entreverse en Manaus, sobre todo en su arquitectura y el estilo de
vida. La región amazónica era origen, en esta época, de casi el 40% de todas las exportaciones
brasileras. Los nuevos ricos de Manaus convirtieron esta ciudad en la capital mundial del comercio
de diamantes. Gracias al caucho, la renta per cápita de Manaus era dos veces superior a la renta de
las plantaciones de café situadas en São Paulo, Río de Janeiro y Espírito Santo.
En Manaos la ostentación se convirtió en una costumbre. De acuerdo con autor Wade Davis:
Los magnates del caucho prendían sus habanos con billetes de cien dólares y aplacaban la sed de sus
caballos con champaña helado en cubetas de plata. Sus esposas, que desdeñaban las aguas fangosas del
Amazonas, enviaban la ropa sucia a Portugal para que la lavaran allá. Los banquetes se servían en mesas de
mármol de Carrara, y los huéspedes se sentaban en asientos de cedro importados desde Inglaterra (...) Después
de cenas que costaban a veces hasta cien mil dólares, los hombres se retiraban a elegantes burdeles. Las
prostitutas acudían en tropel desde Moscú y Tánger, El Cairo, Paris, Budapest, Bagdad y Nueva York. Existían
tarifas fijas. Cuatrocientos dólares por vírgenes polacas de trece años...
Al iniciar su decadencia el lema de la ciudad era 'Vale Quam Tem', o "vales lo que tienes".
La llegada de colonizadores en busca del preciado caucho a estos territorios causó un choque
cultural con los nativos que en la mayoría de los casos desembocaron en torturas, prostitución forzada,
pedofilia, esclavitud y masacres. Según cálculos del escritor Wade Davis, por cada tonelada de caucho
producida, asesinaban a diez indios y centenares quedaban marcados de por vida con los latigazos,
heridas y amputaciones que se hicieron famosos en el noreste amazónico.

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7.2 Esclavitud cauchera en Perú amazónico

En 1.885 empezó la época del auge del caucho en el Perú amazónico (aunque su explotación
se realizaba ya desde tiempo atrás), producto cuya exportación aumentó año tras año hasta 1.915, en
que se registraron 3.029 toneladas métricas. Esta bonanza no volvería a repetirse.
Iquitos experimentó durante aquellos años un auge y una prosperidad sin precedentes,
bonanza que también alcanzó a otras ciudades como Tarapoto, Moyobamba y Lamas. Los patrones
derrochaban el dinero que habían ganado y construían lujosas viviendas para las que importaban
materiales desde Alemania y otros países de Europa. Se impuso la moda europea y los caucheros
vestían con las mejores telas y bebían los más finos licores. Muchas de las construcciones que aún se
conservan en Iquitos dan testimonio del efímero período de abundancia y de improvisadas fortunas
que, al final de cuentas, se esfumaron con la misma facilidad con que se habían formado a costa de
tantas vidas, abusos y sacrificios.
La producción del caucho en el Perú está teñida de sangre y pólvora, de gloria y abusos. La
historia del caucho en el oriente peruano configuró el territorio actual y abrió los ojos a la
administración de los gobiernos de turno, que poco o nada daba por esas extensas regiones verdes. El
explorador que entró a la selva para extraer el caucho a fines del siglo XIX lo hizo con una
imaginación libre de utópicas ciudades cubiertas de oro y sin una Biblia que justificara sus empresas.
El empresario cauchero peruano no sólo se dedicó a la extracción del látex; también fue un
equivalente del minero en la frontera estadounidense, una suerte de ley en una tierra sin leyes, y
muchas veces el defensor de la soberanía y la integridad territorial ante las aspiraciones
expansionistas de los vecinos brasileños, colombianos y ecuatorianos. De hecho, eran conocidas las
pretensiones brasileras que consideraban que el entonces imperio del Brasil sólo sería una potencia
mundial si lograba una salida al Pacífico.
Iquitos, fundada en 1.757 por los jesuitas y convertida en capital del departamento de Loreto
en 1864, fue el centro cauchero de la selva peruana y el primer puerto fluvial en el río Amazonas
peruano. Desde allí se comercializaba con Manaos, en Brasil. Desde 1.880, con el auge del caucho,
la ciudad inició su expansión. Llegó a contar con colonias de portugueses, españoles, judíos, chinos,
y hasta nueve consulados en aquella época. Iquitos gozó de años dorados en los que la riqueza que
trajo el oro blanco dejó muestras del esplendor en mansiones y en edificios de estilo morisco, como
la Casa de Fierro.
La demanda del caucho a finales del siglo XIX hizo que se iniciara una suerte de "fiebre del
caucho", similar a la del oro de unas décadas antes en Estados Unidos de América, y Canadá.
Colombianos, ecuatorianos y, sobre todo brasileños, se establecieron en la desconocida frontera
amazónica y compartieron un territorio sin presencia estatal. Esta ausencia permitió muchos de los
peores crímenes contra los amerindios, explotándolos a través de métodos violentos: el trabajo
forzado, la tortura, la prostitución infantil, el terror.
En esa época las principales casas exportadoras eran las de Julio C. Arana, Luis Felipe Morey
y Cecilio Hernández, aunque hubo numerosos caucheros menores no menos importantes. Arana fue
el mayor de las colonias caucheras del Putumayo. La Casa Arana se convirtió en 1907 en la Peruvian
Amazon Rubber Company, con participación de capitales británicos y con sede en Londres. La Casa
Arana en 1.909 desalojó a los caucheros colombianos y ganó el control no sólo del territorio
comprendido entre el río Caquetá y el río Putumayo (antiguos límites del Perú), sino de la fuerza de
trabajo de los amerindios en toda la región.
Al desatarse los llamados “escándalos del Putumayo”, en la región fronteriza entre Perú y
Colombia, Arana fue sindicado como el responsable de la explotación y la muerte de miles de
amerindios amazónicos, a los que empleaba como trabajadores esclavizados. Los resultados de una
investigación realizada por Roger Casement, a instancias del gobierno británico, motivó que fuera
procesado judicialmente, pero el inicio de la primera guerra mundial frustró el proceso. Llegó a ser
senador por Loreto y presidente de la Cámara de Comercio de esa región.
El sistema de control de la fuerza laboral era cruel y desigual: el patrón sometía a los nativos
y los obligaba a trabajar en condiciones de esclavitud. En cada barracón de trabajo había un capataz

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y, bajo su mando, un grupo de hombres armados que ponían orden en el barracón y perseguían,
castigaban o neutralizaban cualquier amago de rebelión o huida. Dentro de estos "ejércitos" había una
figura peculiar: la de los "muchachos", jóvenes nativos criados por los patrones que desempeñaron
un papel importantísimo de control, ya que estaban armados y dominaban las lenguas y costumbres
indígenas.
Otro aspecto de la era del caucho lo constituyó el desplazamiento de los amerindios, sacados
de sus tierras y llevados a convivir con otras etnias, a veces rivales entre sí. Sólo en la cuenca del
Putumayo, durante la primera década del siglo XX murieron 40.000 indios de los 50.000 que antes
vivieron allí.

Principales empresarios caucheros del Perú


Continuación del texto de Sierra, G. P.
Otros personajes que destacaron en esta fase por su participación en las exploraciones en el suroriente
del país fueron Benjamín Larragniaga y Crisóstomo Hernández, quienes desde 1.866 habían ya emprendido
empresas extractivas de proporciones modestas, pero productivas y crecientes sobre la base de someter a los
witotos, andoques y boras lo cual les permitía ser más efectivos en la ubicación de la goma. Así, estas
iniciativas se expandieron y consolidaron dando lugar a estaciones sobre los ríos Caraparaná e Igaraparaná.
(La foto indica la Barraca Ultimo Retiro de la Casa Arana sobre el alto río Ingaraparaná)
Después, el transporte del producto por vías colombianas
se hizo muy costoso dadas las condiciones que le imprimía la
guerra civil que enfrentaba el país hacia 1.900. Por ello se decidió
cambiar las rutas de transporte de las mercancías hacia Iquitos,
desde donde también se recibirían ahora las herramientas,
mercancías y dotaciones para abastecer los campamentos ya
establecidos. Este nuevo direccionamiento fue un factor muy
importante para la instalación y surgimiento de la empresa
emblemática de la explotación cauchera del Amazonas
colombiano.
Un par de años más tarde logró fundar con
su cuñado una "barraca" o centro de acopio. La
empresa cauchera del peruano de Julio César Arana
se fue expandiendo y su dueño adquirió dinero,
control comercial y el respeto de la sociedad de
Iquitos. En 1.903 compró la estación La Chorrera
(ver foto) y la convirtió en núcleo de operaciones de
la empresa que se conoció como la Casa Arana y
Hermanos.
Arana, con apoyo del ejército peruano, que
se había instalado por orden de su presidente
Eduardo López Romaña en el
territorio colombiano de Tarapacá –con el
afán de legitimar este territorio como peruano–, comenzó a impedir el paso de los barcos colombianos por el
río Putumayo, así como a desplazar a otros caucheros y colonos, despojándolos de sus tierras y barracas.
Entonces Julio César Arana dejó de ser intermediario del preciado látex, para convertirse en dueño y señor de
la empresa cauchera más importante de todos los tiempos en el gran Putumayo.
La empresa operaba desde dos grandes centros, La Chorrera y El Encanto. La Chorrera era el centro
de acopio de los barracones ubicados por el río Cahuinarí e Igaraparaná, mientras que El Encanto recibía el
producto de las zonas cercanas al río Caraparaná.
La empresa y el señor Arana cometieron demasiados abusos contra los caucheros colombianos y las
torturas, genocidios y todas las atrocidades perpetradas principalmente contra los indígenas por Arana y sus
empleados alcanzaron límites inimaginables. En palabras del propio expresidente Rafael Reyes17, {lo que
indica que el gobierno de la Regeneración sí se enteró de la crueldad de la esclavitud en Colombia y no hizo
nada para evitar esos abusos}:

17 Reyes, Rafael. Memorias 1850-1885. Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1.986.

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Estas tribus salvajes tienden a desaparecer, aniquiladas por las epidemias, abusadas y sacrificadas
por los que hacen la caza y comercio de hombres como en África, y por los negociantes de caucho… los
tratantes de hombres penetraban en grandes canoas llamadas botelones en los ríos Putumayo y Caquetá y
excitaban a las tribus más fuertes a que hicieran guerra con las más débiles y les compraban los prisioneros,
de los cuales conservaban algunos para sacrificar en sus fiestas, dándoles en pago alcohol, tabaco y cuentas
de vidrios, espejos y otras baratijas. Después de que los trámites o compradores de indios recibían sus
mercancías, embarcaban en los batelones apiñados unos sobre otros como sardinas hombres, mujeres y niños
atados con cuerdas de pies y manos, desnudos, devorados por los moscos y sin protección del sol.
Julio César Arana logró monopolizar la producción cauchera gracias a la esclavitud de indígenas,
principalmente witotos, andoques, nonuyas y boras en quienes estaba basada la cadena de producción y que,
además, al ser una mano de obra "esclavizada", abundante por demás, permitía obtener un margen de ganancias
bastante alto.
Las noticias de los abusos de The Peruvian Amazon Company denunciados por W. Handerburg, y
publicadas en el diario londinense Truth en 1.907, escandalizaron a los ingleses y a la comunidad internacional.
El gobierno británico, a través de la Foreign Office, designó a Sir Roger Casement para realizar una
investigación sobre los hechos denunciados por Handerburg el cual, después de su inspección en 1.910, en la
que fue testigo de las torturas –el cepo y látigo– así como de las mutilaciones, masacres y demás atrocidades,
comunicó al gobierno británico que "el sistema de trabajo está basado en el terror" y que, de no tomarse las
medidas necesarias, el genocidio haría desaparecer a aquellos indios.
Indígenas encadenados en una explotación de caucho. Huitotos, boras, andokes, ocainas y otras
tribus fueron llevadas al borde del exterminio por los métodos bárbaros de trabajo a los que
eran sometidos, por las torturas, las mutilaciones y el asesinato cometido por los hombres de
Arana. Para que no hubiera rebeliones ordenó que asesinaran a todos sus líderes y si algún
indígena escapaba se obligaba a su propia familia a perseguirlo. En caso de no atraparlo todos
los familiares del huido eran ejecutados. Otra de las medidas que empleaba Arana para lograr
la sumisión de los indígenas era desplazar a sus poblaciones para que también perdieran su
identidad.
(Imagen procedente de http://www.banrepcultural.org)

7.3 La esclavitud de los caucheros en la Colombia amazónica

{Tomado de Sierra, Gina Paola18}


La explotación del caucho natural a gran escala se dio en Colombia en un período relativamente breve
de un poco más de medio siglo (entre 1.879 y 1.945), aunque sus efectos fueron de tal magnitud que aún se
sienten en algunas zonas del país.
El caucho natural era conocido en la Amazonía desde mucho antes de la conquista, pues los amerindios
habían descubierto hacía ya tiempo el árbol que llora. Sin embargo, las explotaciones intensivas comenzaron
hacia 1.789, ligadas a la demanda creciente del látex por parte de algunos países europeos como Inglaterra y
Francia, y por supuesto de Estados Unidos.
Hacia 1.885 comenzaban a instalarse las primeras casas caucheras en el país, algunas de las cuales
acogían el negocio al tiempo que abandonaban el de la quina, debido a la grave crisis en el mercado de ésta en
los años anteriores. Sin embargo, la experiencia adquirida en los procesos de extracción de la quina, así como
algunas mejoras introducidas al transporte del producto y a las comunicaciones fluviales, fueron importantes
para el éxito de los proyectos caucheros posteriores.
El auge de la quina y luego del caucho fueron grandes contribuyentes en los procesos de acumulación
originaria que, con el comercio de la quina como medicamento, contribuyó a mejorar la navegación por el río
Magdalena y en el caso del caucho mejoró la navegación por el río Putumayo que desemboca en el río
Amazonas.
En las pequeñas colonias y caseríos construidos por los comerciantes de quina fueron posteriormente
ocupados y mejorados por los patronos caucheros allá denominados siringalistas, con casas caucheras que
establecían allí centros de recibo de arrobas de goma y tiendas de raya en las cuales los siringueros o colectores,
en su mayoría indígenas– adquirían alimentos, herramientas, mercancías en general y bebidas las cuales
estaban obligados a retornar en busca del látex para pagar las obligaciones adquiridas. Este sistema de endeude
se convertía en un ciclo interminable que permitía a los patrones mantener, a fuerza de obligación, una mano

18 http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2011/la-fiebre-del-caucho-en-colombia

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de obra muy barata, casi gratuita, la cual solo se beneficiaba de algunas herramientas utilizadas en la extracción
del mismo caucho.
Este proceso estuvo casi siempre liderado por unas pocas casas comerciales que distribuían sus
capataces por los diferentes campamentos y estaciones; a cada estación se le imponían metas – determinada
cantidad de arrobas– que cumplir frente a la casa matriz. Y al igual que los indígenas adquirían una relación
de endeudamiento con los capataces o siringalistas, estos patrones obtenían beneficios y mercancías en forma
de préstamo de las casas principales, las cuales debían pagarse con el látex.
Para la explotación del caucho se organizaban generalmente cuadrillas o grupos que variaban entre 10
y 100 operarios, aunque nunca se iniciaba una exploración con menos de 5 trabajadores. Los siringueros debían
recorrer varias trochas y, en general, emprender grandes caminatas durante cada jornada, pues los árboles se
encontraban dispersos entre la espesa flora selvática, pues no estaban plantados, sino que pertenecían al paisaje
natural de la selva amazónica. Al hallar un árbol los siringueros practicaban en su corteza algunas incisiones
permitiendo que su savia se derramara por su superficie, momento aprovechado por aquellos para recoger la
preciada sustancia. Este proceso se realizaba con los árboles conocidos como Jebes o Siringas, aunque también
se encuentran otras especies como la Castilla o Caucho negro en las cuales era necesario derribar el árbol {…}
Las condiciones climáticas y los cursos de los ríos fueron determinantes para el acceso a las zonas de
explotación, lo cual se evidencia en la localización dispersa de campamentos que se establecían conforme a la
disponibilidad del caucho y con la intención de ejercer un control sobre la mano de obra de indígenas y colonos.
La construcción de estos centros caucheros, con participación de misioneros religiosos, también contribuyó,
por una parte, a hacer más fácil la evangelización de los indígenas y, en otros casos, a frenar las atrocidades y
actos inhumanos llevados a cabo por los siringalistas.
Las enfermedades tropicales atacaban a gran parte de los recolectores, contribuyendo así a la
disminución de la mano de obra disponible. Por esto las dificultades de ubicación y, por ende, de explotación
y de transporte de la preciada goma generaban costos crecientes.

ANEXO 1

Periódicos que aparecieron en México desde 1.876

{Jacinto Huitrón hace una extensa lista de los periódicos que circularon durante los dos últimos decenios del
siglo XIX partidarios de la causa del proletariado, en donde se refleja la variedad e intensidad de los debates que por
entonces se daban, empezando por los títulos de dicha prensa, algunas de las cuales se mantuvieron en circulación durante
mucho tiempo. A continuación, damos cuenta de casos relevantes, entre muchos otros, que dan cuenta de los temas que
más se debatían, en gran parte coincidentes con los temas tratados en la AIT-1, con marcada diferencia respecto a las
pocas formas de expresión que se practicaban en el resto de América Latina:}
1.876 apareció “El hijo del Trabajo”, semanario desde 1.876, destinado a la defensa de la clase obrera propagador
de las doctrinas socialistas en México. Lemas:
“El trabajo y la riqueza deben ser patrimonio general. Hay opresión, cuando el que trabaja está exento de todo,
y el que nada hace disfruta de los placeres que ella proporciona en una verdadera sociedad no debe haber ni
pobre ni ricos, los ricos no quieren renunciar a lo superfluo a favor de los indigentes, son los enemigos del pueblo”.
Impreso en la tipografía de la Asociación Artística Industrial Independencia y Trabajo. Los primeros números estuvieron
firmados con trece seudónimos.

En el número 10, del 1º de mayo, hay un pensamiento del filósofo español Roque Barcia que dice:
“Enseñemos al pueblo a que no admita ladrones en ninguna parte; tampoco en el sistema de gobernación en
nuestra casa; es decir, en el globo terráqueo”. También publicó en este número José María González, el artículo Las
Sociedades Mutualistas, diciendo: “No obstante su florecimiento en los Estados de México, Hidalgo, Puebla, Veracruz,
Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, etc., no son agrupaciones progresistas, ni compensan él debe,
con el haber”. Lo secundó Ricardo Velati con su escrito: Las sociedades Cooperativas, y a la semana siguiente, Fortino
G. Diosdado insertó pronósticos, en el que aseguró que “Las Sociedades Mutualistas, más tarde o más temprano, tendrán
que adoptar el sistema cooperativista”.
Hasta el 8 de julio alcanzó 12 números. En ellos se insertaron las biografías de los Hombres de la Comuna de
París de 1871, Julio Alix, Arturo Arnould, G. Assí; Julio Bérgeret, Jorge Cavalier, Horacio Champú, Clalain, Claseret,
etc.

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En el número 5, se publicó La Emancipación de la Mujer, y el sastre José M. González escribió: “No es posible
respetar el derecho ajeno cuando no se respeta a los obreros, habiéndonos quitado hasta el modo natural de vivir”. Y con
motivo de la determinación de las fábricas de los hilados y tejidos del Valle de México tomaron, de no darles trabajo a
los huelguistas de Querétaro, a petición de sus hermanos, los obreros, llama a los industriales ladrones, verdugos,
miserables, partidarios del lujo a costa de los desheredados, y ante las voces de los obreros norteamericanos, agrega que
no piden pan, sino sangre. “La Internacional de los Trabajadores será el juez que les pida cuantas: a un lado el fantasma
del gobierno, para gobernarnos nosotros despreciando a la meretriz justicia”.
El escritor Juvenal, de “El Monitor Republicano” se puso en contra de esas ideas, alegando que con la
Constitución de 1.857 el rico y el pobre tiene los mismos derechos ante la ley; por consecuencia, a la rivalidad entre
capital y trabajo no tienen razón de ser a la sombra de las costumbres e instituciones, puesto que la aristocracia no existe
en México desde que aquellos legisladores preconizaron la igualdad entre ambos factores de la producción.
En el número 7, atacó de nuevo a los socialistas que se introducen en el seno de las agrupaciones mutualistas,
cooperativas obreras e industriales, para explotarlas en su favor personal.

En el Nº 11, Fernando Garrido publicó su artículo Las cooperativas y sus productos a favor del pueblo, y en el
siguiente, del día 9, Juan B Villareal dijo: “20 años hace que vengamos siguiendo paso a paso los acontecimientos en la
capital de la república en pro de la regeneración de la clase obrera”. Se informó que Alejandro Herrera, de la Asociación
Artística-Industrial Balderas y Villanueva, inició el Congreso Nacional de Obreros (1.856). Cinco años después (1.862)
se celebró la Gran Asamblea de tejedores del Valle de México. A fines de 1.871 el Gran Círculo de Obreros de México
contaba con 30 sucursales en diferentes lugares del país y en la capital, con más de 9.000 afiliados.
En su número 13. Su subtítulo fue: “Periódico liberal independiente, socialista y acérrimo defensor de la clase
obrera. Órgano oficial del Gran Círculo de obreros de la Unión, y las sociedades Esperanza, Círculo de Zapateros, de
Talabarteros, Mutualistas del Ramo de la Sombrerería y de la progresista de obreros de la colonia Buenavista.
Colaboradores: {registra 22 nombres con sus apellidos}. El día 18, el diputado del congreso obrero, M. O. Gorman, se
retiró del periódico por no estar de acuerdo con las ideas radicales que propagaban.
En el número 18 se dio a conocer la biografía del socialista José Proudhon.
“Juan B. Villareal en su artículo ¡Justicia! ¡Justicia! atacó también el sistema de organización mutualista en el
número 21.
Con el número 26 terminó la primera época de ese Semanario y al siguiente número pasó a ser órgano oficial de
las sociedades de México con este Lema: “La libertad es ley”
Y en el número 30, su director Muñuzuri se volvió porfirista. Pasó a ser la publicación propiedad de Francisco
de P. González, con el subtítulo “Semanario Socialista” y aparece el nombre y apellido de 15 redactores.
El número 42, apareció con el subtítulo “Periódico Político Obrero” con una lista de 16 colaboradores con
nombre y apellidos.
En el número 55, José María González escribió: ¡de rodillas miserables!, en el que denunciaba que en algunas
fábricas se prohibía a los obreros leer el periódico, y afirmó: “El único remedio para los males del proletariado
en relación con el robo que sufren de parte de los ricos hasta tenerlos en la pobreza, es la revolución social”.
Las hojas “La unión de los Obreros”, “La tribuna del Pueblo” “La época” y “Die Deutche Wacht” se pusieron
en contra del periódico revolucionario. EL día 26 de ese mismo agosto P. González escribió:
“Los obreros tienen derecho, proporcionalmente, a disfrutar por partes iguales de las utilidades en cuantas
empresas capitalistas existan, pues, por ejemplo, si emplearan mil pesos en un negocio y se ocupan en él cien
trabajadores, son dos capitalistas que necesariamente tienen el mismo derecho a la partición en las utilidades”.

El 3 de ese septiembre se insertaba en El Hijo del Trabajo:


“Este periódico debe estar siempre en pro de la libertad de trabajo y en contra de la tiranía capitalista; a favor
del derecho a la vida y la independencia social, pues el obrero olvida su hogar, sus hijos, su esposa y su madre
por defender la tierra en que nació, donde no tiene como propiedad en el terreno donde lo sepultaran mañana”,
En el número 60 de “El Hijo del Trabajo”, José María González contestó al periódico “La Victoria”, órgano
oficial del gobierno de Oaxaca, que en su número 71 había refutado el artículo ¡de rodillas miserables!, donde se atacó a
los ricos “que roban el sudor de los trabajadores”.
Dicha refutación la dedicó a la Sociedad de Artesanos de Oaxaca, diciendo:
“El capitán Luis Santibáñez, socio honorario de esa agrupación, el año pasado, en casa del consocio Epifanio
Orozco y en presencia de los visitantes de Oaxaca {…} nos leyó la obra del socialista de Proudhon ¿Qué es la propiedad?”
y ahora se espanta de sus discípulos. Nos invitó al día siguiente a su domicilio {…} para enseñarnos su biblioteca
socialista. Allí nos mostró un diploma de la Sociedad de Artesanos de Tepic y nos refirió que, estando empleado en el
gobierno de la ciudad de León, Guanajuato, en un pueblo cercano de proletarios, los apoyó en el abigeo, y después en
Tepic, combatió la esclavitud del campesino. Agrega, entonces era enemigo de Porfirio Díaz (a quien ahora adula) por lo
que se desprende que es un militar sin honor ni convicción. Me anatematiza y me pone frente a vosotros, los oaxaqueños”.
En el número 63 se da cuenta de otra “Asociación Artística Industrial” organizada y dirigida por obreros, con
una escuela para niñas {…} Con ayuda del gobierno se puso una “oficina de tipografía” y se proyectaron otras
de litografía y encuadernación. González censuró que se aceptaran auxilios oficiales y clamó contra los políticos que

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desataron la guerra civil a raíz de la caída del presidente Lerdo de Tejada. Llamaba a la solidaridad obrera y al fomento
del cooperativismo.

Posteriormente anunció una Biblioteca Socialista, diciendo:


“Con ese título comenzará a publicar Muñuzuri el 1º de julio próximo en su imprenta una colección de obras
sociales, filosóficas, morales e instructivas, comenzando con El verdadero evangelio del pueblo, de Roque Barcia,
alternando con Idea General de la revolución en el siglo XIX, de Prohudon, a la que seguirían las de Esguiroz, La mennais,
precxa, Iguals de Ixco, Víctor Hugo, Du Var, Gay, Vidal y Pía, así como las más modernas que se reciben en los próximos
paquetes”
El 7 de abril de 1.878, los periódicos “El Federalista”, “El Combate” y “El Monitor Republicano” hicieron causa
común con “El Hijo del Trabajo”, en su número 87, relativo a la cuestión campesina, pidiendo a Porfirio Díaz el
cumplimiento de los ofrecido de devolver los terrenos que les fueron robados a los labriegos por los hacendados
colindantes, sin litigio alguno y con suma facilidad.

En el número siguiente aparecieron estos “axiomas”:


“Toda fuerza pública es enemiga de la libertad” “los gobiernos fundados en el derecho no necesitan soldados”
“preciso es escoger: la libertad” “la primera ley social que garantiza a todos los miembros de la sociedad el medio de
existencia, y todas las demás deben estar subordinadas a aquélla” “Los males de la sociedad jamás vienen del pueblo,
sino del gobierno” “El interés del pueblo es el bien público” “Para ser bueno el pueblo no necesita más que preferirse a
sí mismo” “Es bueno un magistrado cuando se inmola al pueblo” “El arte de gobernar es el arte de esclavizar y despojar
al mayor número en provecho de la minoría y la legislación es el medio de reducir a atentados ese sistema” “El gobierno,
desde el día siguiente de su triunfo, trata de hacerse perdonar la audiencia que tuvo al nacer” “Las revoluciones sólo tiene
una falta: la de tener miedo a su obra”
En el número 90, Juan de Dios Peza publicó su artículo Pobres y Ricos, sosteniendo en síntesis que “los unos
son consecuencia de los otros; es decir, que hay ricos porque éstos hacen la pobreza”.
En el número 91, el griego Plotino C. Rhodakanaty escribió Camino hacia la humanidad y misión del socialismo
en el mundo. Habla del socialismo cristiano, de “la teoso-física-filosofía-humanitaria y de la providencia como alma del
progreso eterno de la vida” por tanto, agrega: “está contra la aristocracia y los tiranos”.
En el día 5 de mayo, con el título “lo que queremos”, afirma estar por la transformación del Estado en un contrato
económico; reorganización de la propiedad; nulificación de la política; destrucción radical del feudalismo y expedición
de la ley agraria.
“El Hijo del Trabajo”, en su número 110, del 1º de septiembre de 1.878, aumentó su mayor formato a cuatro
planas en ½ de cuádruplo, como “Periódico del Pueblo” y este lema: “El murmullo confuso y el movimiento tumultuoso
de los pueblos todos de la tierra, son señales precursoras de la catástrofe social que debe regenerar al mundo”.

ANEXO 2

Literatura liberal y socialista difundida en México a finales del siglo XIX


El 1º de enero de 1.873 apareció en Morelia “La Bandera de Ocampo” que llegó a editar 162 números. El 20 de
mayo en esta ciudad, “El Artífice”, semanario de la sociedad Artístico-Industrial Balderas, López y Villanueva, editó 9
números. “La Voz de Morelos”, “Maquiavelo”, “Las hijas de Anáhuac”, “El Pueblo”, semanario independiente,
consagrado a promover todo lo que interese a los artesanos e industriales, editó 10 números. “Calendario de los niños
para 1874” y “El Taller”, de San Luis Potosí, 1.873. Y en Veracruz, el semanario anticlerical “El Jesuita”.
El año 1.874 apareció “El Artista”, mensual, de ciencias, bellas artes y literatura, editó 68 números {…},
“Firmeza”, semanario de la sociedad de Auxilios Mutuos de Impresores. “Luz y conquista”, órgano de la
sociedad de Socorros e Instrucción Mutua del mismo nombre.
También aparecieron en 1.874: “La internacional”, semanario socialista consagrado exclusivamente a la
propaganda teórica en el pueblo, redención de la clase obrera, emancipación de la mujer y organización agrícola e
industrial de la república, cuyo lema es “Igualdad, Progreso y Solidaridad”. Siempre han sido nuestro pendón la verdad,
la justicia y la razón”. “La Comuna”, bisemanal dedicado a la defensa de los principios radicales y órgano oficial del
proletariado mexicano. Este este era su lema:
“A cada uno según su capacidad. A cada capacidad según sus obras” ´

Y llegó a publicar 20 números. El 24 de septiembre, sus colaboradores se opusieron a que continuase apareciendo
y, su editor, en unión del nuevo responsable {…} lo hicieron resurgir con el nombre de “La Comuna Mexicana”,
bisemanal dedicado a la defensa de las clases oprimidas y órgano de los indígenas, campesinos y pueblos de la república,
con este otro lema: “La verdad en los principios. La justicia para todos”, 28 números, que, con los anteriores, hicieron un
total de 48. El trabajo tipográfico fue ejecutado por mujeres en la imprenta de la Sociedad Artístico-Industriales. En sus
primeros números difundía las ideas comunistas de Platón, Moro, Campanella, Fenelón, Owen, Compte y Rochefort. Se

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atacó al capitalismo, al ejército, la lotería y a los cobradores de casas. Pidió que los coches de los ricos fueran expropiados;
y que cada vez que se atropellara a un peatón se le indemnizara con el carruaje. Propuso que se dictara una ley en el
Estado de Morelos para que los campesinos cultivaran la tierra en pago del arrendamiento, como en San Luis Potosí.
EL 24 de julio apareció “El porvenir del Pueblo”, semanario independiente para combatir la reelección de los
directivos en las agrupaciones obreras. 5 números.
El 31, “El obrero Internacional”, semanario popular destinado a la defensa de la clase trabajadora de la república
y órgano de la Sociedad Artística-Industrial reformada. Epígrafe: “El Derecho es el trabajo y mis afanes, la justicia. Por
fraternidad universal y por la emancipación obrera”. 14 números.
“Unión y Concordia”, semanario. En Alvarado se publicó un anónimo al siguiente año, “La Abeja”, bisemanal
dedicado a la clase obrera e industrial.
Al terminarse el año de 1.874 apareció “El Regenerador Zacatenco”.
El 30 de junio, por haber sido separados varios sombrereros de la Casa Kubli, dado el exceso de producción, y
disminuido el salario a los de más, se declararon en huelga. El 8 de agosto salió “La Huelga”, destinado a
defender los derechos del débil contra el fuerte y órgano verdadero de la sufrida clase obrera. Epígrafe:

“propagamos la unión no sólo para proteger al obrero en casos de enfermedad, sino para buscar la regeneración
de este, evitando el abuso del opresor y enseñando al asalariado que la asociación de los hombres libres podrá marcar un
hasta aquí”.
En el número cinco aumentó su formato para publicar en folletín la “Historia del Movimiento Obrero en Europa
y América Durante el Siglo XIX”, por Joaquín Martín de Orpías.12 números.
EL 21 de septiembre, “La Linterna del Diablo”, diario popular independiente.
“El Sufragio Libre”, de Filomeno Mata, Guillermo Rivera y Río iniciaron en 1.880 “Diario del Hogar”, que
duro hasta 1.912, donde tantas plumas socavaron el porfirismo. En ese mismo año, Pablo Patiño Suárez redactó “El Nivel”,
impreso en la tipografía de la Sociedad Artística-Industrial. Ireneo Paz sacó a luz “El Padre Cobos”, Semanario con
ilustraciones de Guadalupe Posadas que duró hasta 1.895.
En 1886 Zayas Enriqueces escribió en Veracruz “El Ferrocarril”, y el libro “Ilotas del siglo XIX, anterior a La
Redención de una Raza (1.886).
El 21 de abril de 1.876 salió a la liza periódica, “La Bandera del Pueblo”, semanario escrito por obreros amantes
de la verdad, destinado a la reelección de las directivas del Gran Círculo de Obreros de México y el Congreso Obrero. 10
números. El 9 de julio apareció “El Socialista”, semanario destinado a defender los derechos e intereses de la clase obrera.
Ese portavoz, el 1º de enero del año siguiente pasó a ser el órgano oficial del Gran Círculo de Obreros de México.
En 1871, Juan Mata Rivera, a los 77 días de haber sido vencida la Comuna de París, publicó el Manifiesto de
aquella gesta, denunciando al mundo “los furores desencadenados de la reacción contra el proletariado y la
Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)”. Terminando: “no hay que retroceder, la lucha está empeñada. París
nos ha enseñado lo que puede el pueblo. Adelante y venceremos, con la ruina de la sociedad actual, a nuestros hermanos
nuestros por sustraernos al yugo de nuestros opresores seculares: los curas, los reyes y el capitalismo. ¡Viva la Comuna
de París! ¡Viva la República Social!” Esto dicho en tiempos de Juárez, como presidente de la república. En el número
siguiente insertó el reglamento de la internacional y el preámbulo del conejo general elegido en la asamblea del 28 de
septiembre de 1.864 Durante ese 1871 “El Socialista” continuó dando cabida a artículos contra la lotería, los vagos y los
capitalistas, con el seudónimo de Michelet. En el titulado la Comuna y el petróleo, asienta la necesidad de hacer rodar
cabezas que alzaban orgullosas llenas de vida. Abatir al clero, a la nobleza napoleónica y al ejército que no supo defender
su país. Aniquilar al propietario que se había enriquecido con el sudor del obrero; abolir al ejecutivo, para que la nación
fuera respetada por la Comuna; separar la iglesia del estado y proclamar la emancipación de la mujer, arrancándola del
bravucón.
El tipógrafo Manuel García, en su artículo El Comunismo, Ley Agraria, dice: “con motivo de las comunicaciones
remitidas por el gobierno de San Luis Potosí. Sobre la Ley Agraria, la prensa asustadiza nos acusa de comunistas, y todo
porque en el artículo 1º de dicha ley asienta: «Todo terreno que hay dejado de cultivarse en los cinco últimos años,
contando hasta el 31 de diciembre del que cursa, sea vendido o puesto a disposición de los campesinos»”
Esa actitud concuerda con la declaración que hizo el editor del periódico: “Conocemos la necesidad de los
artesanos, por serlo nosotros también, y sólo guiados por el deseo de que nuestros hermanos los obreros tengan un órgano
en la prensa que defienda sus derechos y haga conocer sus necesidades, arrostramos empresa tan superior a nuestras
fuerzas. Su lema era: “todos los hombres somos hermano. Amaos los unos a los otros, libertad, igualdad y Justicia”.
Por esa misma época, en el número 92 de “El Ferrocarril”, su director, con el seudónimo de Telémaco, escribió:
“La Internacional ha abierto en México su inmenso registro. Esa asociación es la de los pobres, la de los
trabajadores incansables y jamás recompensados, la de los mártires. Apretémonos para aumentar las filas de esa recluta
interminable que algún día debe formar el ejército que hará temblar a los usurpadores, a los que con el sudor del
desheredado disfruta la embriagues del lujo, el esplendor de la riqueza. Tal vez no esté lejana la hora en que deba brillar
la justicia. Las filas de esa Asociación no se podrán romper; el presente le promete algo, el porvenir todo”
Mientras tanto, en San Luis Potosí, los obreros Genaro Vergara y Silverio M. Vélez, imprimieron unas hojas
sueltas con el nombre “Las clases Productoras”, como órgano semanario de la Asociación Potosina de Obreros,
poniéndose en contra de la introducción en el país de efectos extranjeros. El 8 de septiembre de ese mismo 1.871 “El
Socialista” da a conocer la Proclama nihilista del comité ruso y la aparición en Boston de “El Maquinista”,
revista de Nathau Ganz, en la que colaboró el comunalista Francés Félix Pyat.

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“La Convención Radical”, semanario de la sociedad de igual nombre, redactado por la Comisión Permanente
(Congreso Obrero), que vivió desde el 15 de mayo de 1.885 al 2 de abril de 1.920 alcanzó el número 736.
“El Obrero Mexicano”, semanario dedicado exclusivamente a la defensa de la clase obrera y propaganda del
mutualismo. Once números (1.894). “El Obrero Cordobés”, mensual, de 1.875 a 1.879. Salieron 61 números. “La Voz
del Trabajo”, semanario defensor del obrero. 1.878. Salieron 3 números. “El Productor”, de Orizaba, Veracruz, de 1.887
a 1.904. “Trabajo”, mensual, órgano de la Sociedad Ceres, México, 1.877. Dos números. “El Amigo de los Artesanos”,
periódico liberal, progresista e independiente.
“Todo lo Vence el Trabajo”, de Colima, 1.878. “Boletín Cooperación”. Periódico de interés general, órgano
oficial de la Caja Popular Mexicana. Semanario, 1.879. El número 4, cambió el nombre por “La Cooperación”, y duró
hasta el 15 de mayo de 1.880. Aparecieron 89 números.
En el acto de apertura del Gran Congreso Obrero de 1.879. Barbier habla del fracaso del mutualismo y de las
ventajas del funcionalismo del cooperativismo en México. Se conoce la primera lista de la suscripción abierta
para auxiliar a los obreros franceses sin trabajo a causa de la crudeza del invierno, y se invita a los trabajadores a contribuir
con lo que puedan para ese fin fraternal. Se informa que el Gran Círculo de Obreros de Zacatecas decidió hacer suya la
candidatura del licenciado Trinidad García de la Cadena para presidente de la república. El periódico encuentra
inadecuada tal actitud, “porque el obrero tiene el deber de vigilar de cerca a los gobiernos de los países donde habita, para
no dejarse arrebatar ninguno de los derechos naturales que conquista, y el deber de empujar a los gobernantes hacia el
progreso social. Para nada le conviene mezclarse en cuestiones puramente personales”.
El Congreso de los Obreros decide la publicación de un manifiesto, dirigido a los trabajadores del campo,
invitándoles a que expongan al mismo congreso sus quejas contra los autores del abuso de autoridad que sobre ellos ejerce
los dueños de las haciendas y las autoridades subalternas, para que el congreso haga reclamaciones ante quien corresponda
y se haga justicia. El Gran Congreso y Círculo de Obreros declara que se abstiene de participar en la lucha electoral. Se
publica un proyecto de bases de la organización y las atribuciones del Congreso Obrero. Documento de interés, porque
indica el grado de adelanto a que llegaba por esta época la unión de los trabajadores.
“La Voz del Obrero”, periódico social. Semanario cuyo lema era “Injusticia vícula rumpit justicia” el 13 de abril
de 1.877, afirma que el pueblo nada obtiene de los motines y revoluciones, fijando su posición periodística dice:
“No somos los intérpretes de la clase obrera, que dividida en opiniones no consistiría en que se tomase su nombre
para expresar ideas contrarías a las que profesa. Somos los representantes de un gran círculo político de obreros, que
exponen sus opiniones por medio de nuestra humilde publicación” Propugna por el fomento de la industria y sale en
defensa de los extranjeros. Ablando del gobierno de Porfirio Díaz, y al analizar algunos desaciertos, dice: “Si de esta
manera continuamos no será difícil que se eche en olvidó, así como el plan de Tuxtepec, la Constitución y se nos
administre bajo el régimen absoluto de la dictadura militar”.
“Juan de la Granja”, órgano de la Sociedad de Telegrafistas, 16 de septiembre de 1.877. “La Humanidad”,
Boletín quincenal del pueblo. 1.857. Salieron 16 números. “El Pueblo Libre”, órgano del Círculo de Obreros de Cadereyta
Jiménez, Jalisco. 15 de diciembre de 1.878.
“El Hijo del Pueblo” semanario independiente, político y literario, de Guanajuato. 25 de abril de 1.873. “El
Federalista”, semanario político. Periódico simpatizador de los ideales socialistas. 1º de octubre de 1.870 al 2 de enero
de 1.871. Se transformó en diario. Duró hasta 1.878.
“El obrero del Porvenir”. Lecturas para el pueblo. Quincenal. 1º de junio de 1.870 a 1º de marzo de 1.871.
Aparecieron 21 números. “El Libre pensador” México, Tacubaya, mayo de 1.870. Decenal político, filosófico y literario,
órgano de la Sociedad de Librepensadores de México. Director, Ignacio M. Altamirano. Del 5 al 31 de diciembre de
1.870, aparecieron 26 números de 16 páginas en 8º de cuádruplo: 416 planas corridas.
“El Hijo del Pueblo”, semanario de Matamoros, Puebla, 1º de enero de 1.870 a 15 de marzo. 12 números. “La
Firmeza”, órgano de la Sociedad de Socorros Mutuos Impresores. Ciencias, Artes, Comercio, Variedades. “El Obrero
Queretano”, salió en julio de 1.879. “El Obrero Mexicano”, semanario dedicado exclusivamente a la defensa de la clase
obrera y para propagar el mutualismo, 1.894. “Tácito”, bisemanal dedicado al Gran Circulo de Obreros. “La Convención
Radical”, órgano de la sociedad de su nombre y de las clases obreras en toda la república mexicana, 1º de mayo de 1.886.
Aparecieron 34 números. “El Ancora”, órgano de la Sociedad Mexicana del Trabajo. Semanario socialista de política,
cuyo lema era: “Libertad y Fraternidad” 9 de febrero de 1.878.
“La revolución Social”, órgano del partido Socialista y defensor de la ley del pueblo. 18 de diciembre de 1.879.
“En el tiempo que vivimos y con los medios que poseemos sólo es esclavo el pueblo que quiere serlo”
“La Tribuna del Pueblo”, semanario dedicado al pueblo. Apareció el 15 de abril de 1.877. En junio de ese mismo
año surgió “La Unión de los Obreros”, periódico escrito por varios obreros mexicanos exclusivamente a defender los
derechos de su clase, procurar la protección “unidos seremos fuertes”. “El Obrero Jalapeño”, de 1.861 a 1.887.

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