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Módulo 4A6
Formación del proletariado en América
Contenido
Formación del proletariado en algunos países hispanoamericanos ......................................... 3
1. Lucha de clases en México 1.814-1.906 ............................................................................ 5
1.1 Características del proletariado mexicano en la época de la AIT-1, bajo la influencia
del proudhonismo y del bakunismo ................................................................................................. 7
1.2 El movimiento industrial en México, generador del movimiento del proletariado .... 8
2. Impulso al movimiento industrial, en Brasil, por la monarquía constitucional .............. 15
2.1 El movimiento proletario en Brasil a finales del siglo XIX ...................................... 17
3. Rasgos del movimiento proletario argentino. Primeros sindicatos y distintos idearios:
anarquistas y socialistas ..................................................................................................................... 18
4. Las luchas de clase en Cuba en la segunda mitad del siglo XIX ..................................... 21
4.1 Influencia de los cambios en la política colonial de España en el curso del
movimiento obrero cubano y de su organización política ............................................................. 23
5. Rasgos del movimiento proletario en Uruguay............................................................... 25
5.1 Movimiento proletario uruguayo y la AIT-1 ............................................................. 28
6. Trayectoria del movimiento proletario en Bolivia ........................................................... 28
7. Características de la fuerza de trabajo amerindia esclava en la cuenca amazónica ......... 29
7.1 La esclavitud cauchera en Brasil amazónico ............................................................ 30
7.2 Esclavitud cauchera en Perú amazónico ................................................................... 31
7.3 La esclavitud de los caucheros en la Colombia amazónica ....................................... 33
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INTRODUCCIÓN
En América latina –escribe Ricardo Melgar Bao1– de todas las influencias ideológicas del
movimiento obrero y socialista europeo, las que mantuvieron mayores vínculos con los núcleos
metropolitanos, fueron los que proporcionaron los proyectos de colonización {aldeas comunales
interiores} y las {primeras organizaciones obreras} que intentaron erigirse en filiales de la AIT-1. En
la mayoría de los casos fueron experiencias de inmigrantes que no dejaron mayor huella en las
tradiciones nacionales del movimiento obrero. Su importancia radicó en que tradujo las
contradictorias expectativas y el quehacer de la primera generación de internacionalistas en América
Latina.
El utopista inglés Robert Owen, fracasó en sus gestiones ante el gobierno mexicano para hacer
de Texas, cuando aún era territorio mexicano, el escenario de su utopía {…} Este experimento
utopista fue pionero muy pronto muchos otros personajes fundaron también sus comunas de
labradores en Nueva York, Ohio, Pennsylvania y Tennessee. Doce comunas a lo largo de tres años
(1.824-1.826) lucharon estoica pero infructuosamente por sacar adelante el sueño owenista. Durante
más de dos décadas, las dos américas no volvieron a reeditar experiencias análogas, hasta que una
nueva fiebre de utopismo colonizador sacudió nuevamente al movimiento obrero europeo y
repercutió en México, Brasil, Paraguay, así como en los Estados Unidos.
En la segunda mitad del siglo XIX las migraciones de trabajadores europeos hacia Australia,
Estados Unidos, Argentina, Brasil y Uruguay se desarrollaron en oleadas progresivas y ascendentes.
Las migraciones de este tipo fueron una especie de válvula de escape a las grandes tensiones sociales
por el desarrollo capitalista, pero también por la crisis económica y política europea. La expulsión
inducida o coactiva de fuerza de trabajo excedente no podía dejar de generar contrapuestas de clase
como las formuladas por este peculiar tipo de pioneros y utopistas obreros y campesinos a los que
nos estamos refiriendo. Facilitó esta migración trasatlántica las leyes de colonización de estas
repúblicas del Nuevo continente u Oceanía que adolecían de importantes vacíos demográficos.
Las motivaciones de los migrantes eran bastante terrenales, deseaban escapar de la miseria
económica, el desempleo, la frustración social y la represión política. Acrecentaban los estímulos de
cooptación gubernamental de los países latinoamericanos el hecho de que se pudiesen atraer fuerza
de trabajo, blanca y calificada. Para los gobiernos latinoamericanos no se trataba únicamente de
poblar los territorios vacíos, sino, además, de mejorar la raza. “Blanquear América” fue unos de los
objetivos de las oligarquías criollas, influidas por los prejuicios de casta que legó la dominación
colonial, pero remozados y legitimados por ciertas variantes ideológicas de moda: el
socialdarwinismo y cierta vertiente del positivismo.
Para los utopistas, política que se afirman y justifican durante la gran marcha Trasatlántica
{…} se había idealizado la experiencia de los jesuitas en Paraguay, así como los calpullis mexicanos
y los ayllus andinos {…}
En 1.840, Jean Benoit fundo en París L’Union Industrielle con la finalidad de crear un
falansterio en Brasil. Un año más tarde fundó la Colonia Fourierista de Palmetar en el estado de Santa
Catarina. A este proyecto se adscribieron 500 colonos, en su mayoría obreros y artesanos inmigrantes,
aunque se sumaron algunos profesionales (médicos e ingenieros) Esta colonia agrícola fue una de las
23 que constituyeron los inmigrantes europeos y asiáticos en el Brasil de 1.835 a 1.880.
1 http://www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l116.pdf
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la oficial y única. El poder ejecutivo se ponía en manos de una sola persona y existía la
vicepresidencia. Dividió al país en 19 estados y 5 territorios.
La Constitución de 1.857
Estipulaba, entre otras cosas, que la Nación estaría organizada como República representativa,
democrática y federal. Se excluían los títulos de nobleza y los honores hereditarios. La libertad fue
extendida a la enseñanza, el trabajo, la expresión de las ideas, la imprenta, así como la asociación,
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portación de armas y el libre tránsito. No se reconoció la libertad de cultos. Prohibió que los
eclesiásticos fueran diputados e introdujo cambios a los fueros y privilegios de las corporaciones
religiosas. Se conoció la Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas Propiedad de las
Corporaciones Civiles y Religiosas. Decretaba ya, parcialmente, la diferencia o separación entre la
iglesia y el estado. Estableció un registro civil. La iglesia no podía administrar o poseer bienes raíces
y proclamaba la libertad de enseñanza y de prensa.
José Woldenbreg en Cuadernos Políticos, número 7, México, D. F., editorial Era, enero-marzo
de 1.976, reseña así los orígenes del movimiento obrero mexicano.
En México pocos han sido los dirigentes o militares obreros que han escrito sobre su
participación en las luchas proletarias. Los trabajos de Rosendo Salazar, Luis Araiza o Vicente
Lombardo Toledano se han convertido en obras clásicas de obligada consulta, por ser fuentes de
primera mano en las cuales los autores reflexionan en torno a una práctica sindical determinada. Los
escritos de Jacinto Huitrón, compilados bajo el título de Orígenes e historia del movimiento obrero
en México y publicados por Editores Mexicanos Unidos, México 1.975, se inscriben dentro de esta
tradición.
En los Estados Económicos, de 1.900, dice don Francisco Pimentel –citado por Huitrón:
“Había en la república, en 1.880, noventa y nueve {talleres} de hilados y tejidos de algodón, y el
salario de los trabajadores era de tres reales diarios {…} Aparte de la tienda, que muchas veces era de raya, no
había más que centros de vicios cerca de las fábricas. Nosotros hemos visto una moneda acuñada, de la fábrica
Metepec (Puebla), con valor de cinco centavos. Esa divisa sólo podía ser aceptada en la tienda de raya. En
otros lugares, como en la hacienda de la Pendencia, de Zacatecas, fabricante de mezcal, se pagaba a sus obreros
el cincuenta por ciento de sus salarios en especie y el resto en dinero.
2 https://es.wikipedia.org/wiki/Tienda_de_raya
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pago de nómina ponían una raya en lugar de su firma. Las tiendas de raya en México, que no se diferenciaban
de las de sus similares en otros países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia, tuvieron auge a finales del
siglo XIX y principios del XX durante el gobierno de Porfirio Díaz, quien dio amplias concesiones a
empresarios y hacendados, nacionales y extranjeros, para explotar los recursos naturales.
En México, al igual que en otras partes del mundo, las tiendas de raya eran propiedad de los patrones
y ahí expendían comestibles, aguardiente, ropa y calzado de mediana calidad. El pago a los trabajadores se
hacía mediante vales (o "monedas" acuñadas por la fábrica o hacienda) que sólo se podían canjear en la tienda
de raya del patrón, quien recuperaba todo el dinero erogado en pagar los sueldos ya que por lo general revendía
los productos a un precio más alto. Cuando al trabajador, que recibía salarios muy bajos por exhaustivas
jornadas, no le alcanzaba para pagar los productos que permitieran su subsistencia y la de su familia, se veía
obligado a comprar a crédito con un alto interés y así adquiría una deuda que, si en vida no la pagaba, era
heredada a su descendencia o a otros familiares, dando lugar a la servidumbre por deudas.
El trabajador no podía cambiarse de hacienda o fábrica sin antes saldar la deuda y si llegaba a escapar
era perseguido por la policía para llevarlo de regreso. También era común que los patrones embriagaran a los
trabajadores hasta que gastaban todo su dinero, entonces los productos básicos eran vendidos a crédito.
3 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera
Internacional. Paris, 1.960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1.978. 160 p.
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4 http://es.wikipedia.org/wiki/Porfiriato
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y Paso del Norte, (hoy Ciudad Juárez, Chihuahua), tocando las ciudades de Querétaro, Celaya,
Salamanca, Irapuato, Silao, León, Aguascalientes, Zacatecas y Chihuahua.
La segunda concesión, de fecha 13 de septiembre, se otorgó a la Compañía Constructora
Nacional, con sede en Denver, Colorado, para la construcción de dos líneas de vía angosta; la primera
de México a Manzanillo, tocando Morelia y la segunda para unir a la capital con Nuevo Laredo,
Tamaulipas. Varios gobiernos de los estados federados traspasaron sus concesiones a la Constructora
Nacional, que en el año de 1.883 se consolidó como Compañía de Fierro Nacional Mexicana.
Durante el gobierno de Manuel González (1.880 - 1.884) empezaron a ponerse en servicio
algunas rutas como la de Morelos que se inauguró el 18 de junio de 1.881. Este Ferrocarril se
construyó al amparo de la primera concesión que otorgó el gobierno de Porfirio Díaz, el 16 de abril
de 1.878, al gobierno del estado de Morelos, quién a su vez la traspasó a un grupo de inversionistas
que formaron la Compañía del Ferrocarril México y Morelos y en 1.881, la compañía cambió su razón
social a “Ferrocarril de Morelos”. En 1.882, esta línea fue comprada por el señor Delfín Sánchez,
inversionista español, de quién se sabe fue yerno de don Benito Juárez, y que tuvo intervención en
varias construcciones ferrocarrileras.
(Fotos: Estación de Veracruz y partes del Muelle inglés instalado en el Golfo de México)
Las principales rutas ferroviarias se dirigían hacia la frontera de Estados Unidos, por lo que,
desde 1.880 hasta 1.885, las concesiones cayeron en manos de inversionistas norteamericanos.
Sin embargo, entre 1.886 y 1.895 los empresarios ingleses acapararon la totalidad de las
concesiones ferroviarias, pero a partir de 1.896 y hasta 1.905 los estadounidenses comenzaron una
contraofensiva para recuperar el control de los ferrocarriles mexicanos. Así mismo se estimularon las
compañías ferroviarias otorgándoles terrenos colindantes. Hacia 1.911 el país contaba con más de
20.000 kilómetros de vías ferroviarias, cuando en 1.876 apenas existían 800.
Puebla y Tlaxcala
Fueron los estados donde la industria textil tuvo gran desarrollo durante el Porfiriato. Los
empresarios más importantes de esta región eran agricultores o comerciantes españoles. Gran parte
de los empresarios acumularon sus capitales en el comercio, adueñándose de casi todas las fábricas
de Puebla y Tlaxcala. Durante este periodo la estabilidad política alentaba las inversiones, la
ampliación de un mercado interno mejor integrado generando un gran interés por parte de los
inversionistas dentro de la industria textil, de alimentos y bebidas y la minero-metalúrgica.
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La Constancia Mexicana, en Puebla, fue la primera fábrica textil mecanizada y que usó energía hidráulica. Inició actividades
en 1.835
Las fuentes de financiamiento, de la industria, venía de capitales privados. Manuel Rivero
collada fue uno de los empresarios más importantes y ricos de Puebla durante el Porfiriato, él invirtió
su capital en los abarrotes y al mismo tiempo invirtió en la industria textil adquiriendo la fábrica de
San Juan Bautista Amatlán. Leopoldo Gavito, Ignacio Noriega y los hermanos Ventura e Higinio
González Cosío fueron grandes empresarios e inversionistas en Puebla.
Tanto en Puebla como en Tlaxcala se buscó innovación para poder hacer frente a la gran
competencia de grandes fábricas de la Ciudad de México y Orizaba. La introducción de maquinaria
textil moderna en gran escala exigió incorporar otras fuentes de energía de mayor potencia que las
empleadas hasta entonces. Se fue buscando implementar la energía eléctrica. La maquinaria era
importada principalmente de Inglaterra y esto ocasionó un mayor costo de arranque y problemas de
mercado.
La Compañía Manufacturera de Cerritos SA fue constituida el 19 de abril de 1.886 por
Signoret, Boujarc y Cía; dueños de la tienda “El Puerto de Veracruz”, otras tiendas eran “El Correo
Francés”, “El Gran Oriental”. El 28 de junio de 1.889. Los dueños de las tiendas ya mencionadas y
de otras como “La Ciudad de Londres”, “El Palacio de Hierro”, se reunieron en la Ciudad de México
para fundar la Compañía Industrial de Orizaba SA (CIDOSA), uno de los objetivos de esta empresa
era la explotación en la República Mexicana de fábricas de hilado, tejido y estampado.
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El palacio de Hierro es un ícono no sólo de la ciudad, diseñado por Alexandre Gustave Eiffel, transportado desde Europa y
armado pieza por pieza en Orizaba.
El Pico de Orizaba, la
montaña más alta de
México generó suficientes
recursos hidráulicos para la
industria textil de la zona
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Veracruz fue uno de los lugares donde mayor desarrollo tuvo la industria textil,
principalmente en Valle de Orizaba, Río Blanco, Nogales y Santa Rosa, ahí se encontraban varias
líneas de ferrocarril y otras empresas industriales.
El Valle de Orizaba tenía varias características estratégicas que lo hicieron “deseable” como
su cercanía a las ciudades de Veracruz, Puebla y México, debido a los caminos podía tener un mayor
control sobre el tráfico de mercancías. El acceso a abundantes recursos hídricos, a mano de obra, a
fuentes de alimentos y políticas gubernamentales permitieron que el Valle Orizaba fuera bastante
adecuado para el desarrollo de la industria.
A partir de 1.893 comenzó un proceso sostenido de crecimiento que es considerado el boom
económico del Porfiriato. Dentro de la industria textil hubo un avance sostenido de ventas lo que
generó un proceso de expansión y renovación tecnológica de muchas empresas. En 1906 nuevos
capitalistas, franceses y españoles en su mayoría, invirtieron en la industria, las plantas fueron
modernizadas y las fábricas llegaron a formar parte de corporaciones.
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A todas las tiendas que tenían como distribuidores a sus propias sucursales y agentes de ventas
los cuales se encontraban por todo el territorio mexicano. “La venta personal y por sucursales les
permitió acercarse a pueblos aislados y obtener ganancias de mercados locales y regionales”. Otra
forma de aumentar las ganancias en las tiendas fue el utilizarlas como bancos y formar monopolios.
El Valle de Orizaba fue la tercera región más importante en la producción de tejidos de algodón. A
diferencia de algunas tradicionales de Puebla, las fábricas en Orizaba apostaban hacia una producción
mecanizada a gran escala.
A partir de que comenzaron a operaran las fábricas textiles hasta 1.900 se observó un
crecimiento del 159% de la población, mientras que en las demás ciudades del Estado la tasa fue del
90%. Los obreros eran principalmente hombres indígenas, campesinos, artesanos etc., al principio los
supervisores y empleados administrativos eran extranjeros, pero después se capacitó a los
trabajadores mexicanos. CIDOSA y CIVSA apoyaron escuelas municipales y apoyaron las iniciativas
de los obreros de establecer escuelas, por lo que se pudo ver que la industria textil trajo un desarrollo
amplio en diversas ramas sociales y económicas.
El cultivo del algodón, junto con el ferrocarril, permitieron un crecimiento explosivo de la
industria textil mexicana y el surgimiento de nuevas ciudades en las áreas productoras. Los ejemplos
más impactantes del fenómeno son los de las ciudades norteñas de Torreón, Coahuila y Gómez
Palacio, Durango, ambas en La laguna. A partir del boom del algodón, la primera pasó de tener cinco
mil habitantes en 1.895 a 34 mil en 1.910 y Gómez Palacio aceleró aún más el crecimiento que ya
tenía, derivado de su industria jabonera. Ambas urbes se electrificaron y modernizaron antes que el
resto del país.
Papel inicial de los clubes liberales creados para oponerse a la conciliación de Porfirio
Díaz con el clero que lo apoyó mediante el corporativismo católico para ejercer la
Presidencia de México durante siete períodos
{Adaptado Antorcha.net5}
5 http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/historia_revolucion/5.pdf
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El club liberal Ponciano Arriaga fue la primera agrupación que se fundó en México cuando el
Porfiriato se encontraba en todo su apogeo. Fundado en San Luis Potosí, principal centro minero de México,
en 1.889 por Camilo Arriaga con otros liberales defensores de la constitución de 1.857.
Uno de los principales motivos para la fundación del club fue la intervención que tuvo el obispo de
San Luis Potosí en Europa con declaraciones relacionadas con la posición del presidente Porfirio Días respecto
a su nueva política conciliadora con el clero católico, que para el obispo favorecían la causa religiosa en
México, y que era contraria a la constitución de 1.857.
Estas declaraciones del obispo crearon gran descontento entre los liberales, ante lo cual el Club
Ponciano Arriaga hizo la convocatoria para la celebración de un congreso liberal para el 5 de febrero de 1.901
y allí acudieron delegados de todo el país donde, entre ellos Aurora y Elvira Colín, delegadas por Zitácuaro,
Michoacán.
El Congreso hizo fuertes críticas a la confabulación del Porfiriato con el corporativismo católico,
encabezadas por los delegados Juan Sarabia y el entonces activista liberal Ricardo Flores Magón.
El Porfiriato procedió a encarcelar a los principales miembros de los clubes liberales que se habían
agrupado en una Confederación y dio la orden de disolver el Club Ponciano Arriaga. Ante esta persecución se
convocó a otro congreso de clubes liberales para enero 24 de 1.902. El Gobierno logró infiltrar al Congreso un
grupo secreto y armado para sabotearlo hasta lograr el encarcelamiento de los delegados liberales por el delito
de rebelión, durante ocho meses.
La primera mitad de la década de 1.860 Brasil vivió en paz hasta que el cónsul británico en
Río de Janeiro se declaró dispuesto a provocar una guerra entre su país y Brasil cuando envió al
gobierno de Brasil un ultimátum abusivo tras dos incidentes menores ocurridos entre finales de 1.861
y principios de 1.862. El primero fue el naufragio de un navío inglés en la costa de Río Grande do
Sul y su saqueo por habitantes locales; el segundo fue el arresto de oficiales británicos que provocaron
desórdenes en las calles de río. Funcionarios ingleses ordenaron a los barcos de guerra británicos para
que capturaran navíos mercantes brasileños y la marina brasileña se preparó con artillería costera para
abrir fuego contra cualquier navío británico atentase contra barcos brasileños.
El emperador Pedro II acudió a la resistencia de Brasil y rechazó toda concesión, ante lo cual
la diplomacia británica cambió de comportamiento y propuso una vía pacífica mediante arbitraje
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internacional. El gobierno brasileño rompió relaciones diplomáticas con Gran Bretaña en junio de
1863. Inesperadamente, la guerra continuó cerca de cinco años más hasta el 1 de marzo de 1.870.
Más de 50.000 soldados brasileños murieron y los gastos de guerra fueron equivalentes a once veces
el presupuesto anual del gobierno. Brasil se recuperó económicamente diez años después de esta
guerra.
La victoria diplomática sobre el Imperio británico y la victoria militar sobre Uruguay en 1.865,
junto con el final feliz de la guerra con Paraguay en 1.870, marcaron el inicio de lo que se denominó
«edad de oro» y apogeo del Imperio brasileño. La economía conoció un rápido crecimiento y la
inmigración estaba en expansión. Se construyeron nuevas líneas férreas, nuevos medios de transporte
y se extendieron líneas telefónicas y el correo postal. Pedro II habló de la erradicación progresiva de
la esclavitud en su discurso del trono en 1.867 y por ello fue objeto de fuertes críticas porque sus
detractores consideraban que «la abolición era su deseo personal y no de la nación» y el Brasil se
exponía a “un suicidio nacional”.
En 1.870 eran pocos los brasileños se oponían a la esclavitud y eran aún menos los que se
atrevían a decirlo abiertamente. En 1.823 los esclavos eran el 29% de la población brasileña, pero
este porcentaje era del 15.2% en 1.872. Sin embargo, el emperador quería poner fin a la esclavitud de
forma progresiva para atenuar el impacto de la abolición en la economía nacional y fingió ignorar los
daños crecientes que causaría a su imagen y a la de la monarquía su apoyo a la abolición. Finalmente
se aprobó la ley de vientres libres promulgada el 28 de septiembre de 1.871. Gracias a ella, todos los
niños nacidos de esclavas, tras esta fecha nacían libres.
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Durante la segunda mitad del siglo XIX hubo importantes cambios demográficos en Brasil,
los cuales estuvieron estrechamente vinculados a la actividad cafetera. El café fue el último de los
productos regionales exportables que contribuyeron en última instancia a la acumulación originaria,
en una sucesión de ciclos productivos, que entre los siglos XVI y XVII se concentró en la producción
de azúcar y en una economía minera, durante el siglo XVIII, basada en la exportación de oro y
diamantes.
La producción cafetera amplio la frontera agrícola y condujo a que los capitales se
concentraran en muy pocas manos. Tanto latifundistas como comerciantes vinculados a las
exportaciones e importaciones, fueron quienes cerraron el círculo de poder. Pero esta forma de
crecimiento económico no solo dividió a las clases sociales, sino también el espacio geográfico puesto
que benefició directa e indirectamente a los centros urbanos y a las áreas rurales relacionadas con los
sectores de importación-exportación. Esto produjo importantes desequilibrios entre el poder
económico y el poder político.
“Los (grandes) estados de Minas Gerais y San Pablo, que reunían los dos juntos un tercio de la
población brasileña –32% en 1.890, 33% en 1.900 y 34% en 1.920- atraían hacia su área de influencia a un
Estado mediano (como Pernambuco, Río de Janeiro o Bahía) a quien daban la vicepresidencia y a algunos
Estados pequeños que recibían otras compensaciones, resolviendo así el problema de la sucesión
(presidencial). Esta es la razón por la cual, durante el período de 1.894 a 1.930, hubo una serie de presidentes
electos sin competencia (oposición) o con una competencia insignificante, que de este modo obtenían una
votación superior al 80% del electorado (...) el sistema de voto restringido a una pequeña área de población,
los fraudes generalizados en la votación y en el cómputo y el reconocimiento de los electos por el Congreso,
sujeto éste a la influencia del Poder Ejecutivo, consagraban el sistema, fortaleciendo el dominio de los
hacendados del café de San Pablo y de los ganaderos de Minas Gerais”.7
Esta política de alianza entre los estados de San Pablo y Minas Gerais recibió el nombre de
“Política del café con leche”.
En Brasil el café avanzó constantemente sobre tierras nuevas, cuya fertilidad se vio
ampliamente disminuida; la zona cafetera es una franja dinámica, en movimiento, que dejó a su paso
zonas desbastadas. Este es el precio de una economía agrícola que posee más tierras disponibles que
mano de obra y capitales. En ese esfuerzo por explotar esas inmensas tierras, los latifundistas debieron
recurrir al trabajo semi asalariado (¿pago en especie?) de inmigrantes (en su mayoría italianos) que,
pese a su gran afluencia (casi dos millones llegan en 1.914), resultaban escasos para modos de cultivos
que no fuesen extensivos.
Por otra parte, este proceso de producción cafetera requirió de numerosa fuerza de trabajo y
se sirvió de aquella que había quedado disponible de las actividades económicas preexistentes.
6 http://www.instituto127.com.ar/Espacio127/07/n7nota01.htm
7 Halperin Donghi, Tulio. Historia contemporánea de América Latina. Ed. Alianza. Madrid. 1.996
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Numerosos esclavos provenientes de las antiguas plantaciones azucareras y de los centros mineros se
concentraron ahora en los latifundios cafetaleros.
Al terminar en 1.850-1.851 la trata blanca de esclavos desde el África, como necesidad de
fuerza de trabajo en las regiones productoras de café, requirió una movilización interna de esclavos
entre las diferentes provincias. Hubo entonces una redistribución de la población esclava que
determino la concentración de esta en el centro-sur de Brasil. El problema de la esclavitud fue para
el régimen imperial el más pesado de los legados de la antigua prosperidad. La libertad de vientres
decretada en 1.871 no hizo más que acelerar la abolición de esclavos. Los esclavos eran dos millones
y medio en 1.850, un millón en .1874 y setecientos mil en 1.887. Finalmente, la abolición llegó en
1888, sin indemnizar a los propietarios de esclavos que pronto se sintieron traicionados por la
monarquía y se identificaron con un sector conservador.
Pero el déficit en fuerza de trabajo obligó al incremento de la inmigración como solución al
problema. La sociedad para el Fomento de la Inmigración, creada por los Fazandeiros del café, las
distintas compañías de navegación, así como también el Departamento de Agricultura, fueron
instituciones que contribuyeron a subvencionar la inmigración. El estado de San Pablo fue uno de los
que más invirtió en políticas inmigratorias.
El Brasil del café no necesitó de la esclavitud mientras la inmigración europea cubrió sus
necesidades de mano de obra, como así también el importante crecimiento demográfico vegetativo
que experimentó su población que pasó de diez a catorce millones en el período 1.872 – 1.888.
Los inmigrantes se incorporaron al proceso de producción cafetera como arrendatarios (en
aparcerías a veces jornaleros ocasionales). Poco a poco se fue desarrollando así una clase de pequeños
y medianos propietarios, de arrendatarios y asalariados que posteriormente representaría un sector
muy importante política y económicamente, dado que conformaría la base de un mercado interno
relativamente importante en Brasil.
En general, fueron las ciudades de San Pablo y Río de Janeiro las mayores receptoras de
inmigrantes. ellas se constituyeron en importantes centros de comercialización y financiamiento que
además dieron paso al desarrollo de los primeros talleres manufactureros que surgieron sobre la base
de la acumulación realizada por los sectores exportadores. Por eso mismo, también fueron los centros
urbanos los que vieron surgir los primeros movimientos obreros.
En 1.903 los textiles de Río de Janeiro y en 1.906 los ferroviarios de San Pablo fueron quienes
encabezaron las primeras huelgas que lograron movilizar a numerosos trabajadores. La tendencia
anarcosindicalista de estas organizaciones no fue compartida por algunos sectores de la clase media
brasileña, esto, sumado a la política represiva del gobierno, logró debilitar notoriamente la actividad
sindical en el país. Los inmigrantes europeos formaban una mayoría entre los trabajadores. Esto hizo
que en muchas oportunidades tuvieron que afrontar grandes embestidas represivas como las
practicadas por la Liga Nacionalista que en Brasil como en otros estados latinoamericanos se
organizaron contra la mal llamada “subversión extranjera”. En 1.922 a instancias de ex
anarcosindicalistas se fundó el Partido Comunista, con participación en algunas campañas electorales.
Este partido se logró afianzar en la década de 1.930.
8 http://www.trabajo.gov.ar/downloads/formacionSindical/modulo_mov_obrero_2010.pdf
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dedicados al trabajo del cuero, es decir, a la confección de zapatos, se constituyeron en una de las
actividades principales del Río de la Plata organizando una asociación de trabajadores a fines del
siglo XVIII.
En 1.857 se fundó la Asociación Tipográfica Bonaerense y también la Sociedad de Zapateros
San Crispín, pero estas organizaciones denotaban más un carácter mutualista que estrictamente
gremial.
9 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera
Internacional. Paris, 1960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1978. 162 p.
10 http://www.trabajo.gov.ar/downloads/formacionSindical/modulo_mov_obrero_2010.pdf
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litoral en detrimento del interior del país, una estructura latifundista del campo argentino, la carencia
de desarrollo industrial, y profundas desigualdades sociales.
De esta forma la inmigración masiva constituyó uno de los ejes en que se asentó la economía
agroexportadora. En este contexto, la inmigración, había llegado en principio para contribuir a la
colonización de la tierra, impedida de acceder a ella debido, justamente a la estructura latifundista de
la tierra. Frustrada esta posibilidad, la mayoría de los inmigrantes se dirigieron hacia los centros
urbanos, donde pasaron a engrosar el mercado de trabajo, constituyendo el proletariado urbano. Con
el paso del tiempo se fueron creando pequeños talleres de producción local. En los comienzos del
siglo XX, comenzó a incorporarse el hijo del inmigrante que bregaba por el ascenso social y la
participación política.
La elite en el poder mantuvo constantes enfrentamientos con los inmigrantes, especialmente
con el proletariado urbano, la tensión social fue permanente, desembocando en huelgas y
enfrentamientos.
Inglaterra se convirtió en el receptor de las exportaciones argentinas de carne y granos y pasa
a controlar de la mano de la elite las finanzas, los servicios y la incipiente industria vinculada a la
producción ganadera y agraria. Los sueldos y jornales cayeron tan rápido como empezaron a subir
las horas de trabajo.
Uno de los problemas más graves para los trabajadores era el tema de la vivienda, surgió de
esa manera el conventillo, lugar de residencia obligado para los sectores populares urbanos. Muchos
de ellos eran espacios de hacinamiento que se convertían por su precaria situación sanitaria en focos
de enfermedades. La situación social agudizaba la relación entre el régimen y los trabajadores.
En 1.901 los panaderos realizan su primera huelga por rama de actividad, en Rosario se llevó
adelante una huelga general regional, y en 1.902 se convocó la primera huelga general.
A fines del siglo XIX existía en la Argentina una actividad anarquista nucleada alrededor del
diario “La Protesta”, centros feministas y antimilitaristas, escuelas racionalistas, además de la
actividad sindical. El anarquismo se expresó en dos tendencias, una tendencia “antiorganización”,
con énfasis en actividades individuales, y otra “organizadora”, que impulsan la organización sindical
para la defensa de los trabajadores conocidos como “anarcosindicalistas”, estos fundan la Federación
Obrera (FOA), en 1.901. Al igual que los otros anarquistas, eran anti política y anti-Estado, pero
aceptaban la necesidad de organización en el plano sindical. Su oposición al Estado planteaba la
necesidad de terminar con toda intervención estatal en la vida de la clase trabajadora, los problemas
se resolverían con la abolición de éste a través de la huelga revolucionaria, como la que impulsaron
con resultados adversos en 1.902 y 1.910.
La FOA luego fue rebautizada FORA (Federación Obrera Regional Argentina). El 29 de junio
de 1.890 se creó la primera organización gremial de alcance nacional en la Argentina, casi
paralelamente a la Revolución Cívica contra el presidente Celman, la Federación de Trabajadores de
la Región Argentina declaraba:
“Considerando que la propiedad individual de los medios de producción es la única fuente de
todo el malestar en que yace la clase obrera, se declara a favor de la abolición completa de la
propiedad individual en conformidad con todos los obreros de la patria”.
Otras federaciones se conforman en Mendoza y Santa Fe reclamando jornadas de 8 horas de trabajo.
La Federación de Trabajadores se declaró socialista, y los anarquistas comenzaron a enfrentarla. La situación
social y política del país era de convulsión. En 1893 se produjo el levantamiento revolucionario llevado
adelante por la UCR liderada por Leandro N. Alem y Lisandro de la Torre en Rosario, y Marcelo T. de Alvear
e Hipólito Yrigoyen en la Provincia de Buenos Aires. Ante el fracaso del levantamiento, la represión se agudizó
en lo político y en lo sindical.
A partir de esto, los trabajadores comenzaron un fuerte movimiento de organización. En 1.894
se comenzó a conformar la FOA, segunda central sindical que agrupaba a constructores de carruajes,
hojalateros, carpinteros, talabarteros, fideros, pintores, panaderos, etc.
En el segundo congreso de la FOA en 1902 los socialistas del partido fundado por Juan B.
Justo se retiraron de la reunión junto a otros gremios, creando la Unión General de Trabajadores
(UGT). Para ellos había que redefinir el uso de la huelga como medio de lucha: “(…) La
huelga puede ser un medio de lucha eficaz cuando sea declarada contando con una previa
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organización, que ofrezca posibilidades de triunfo (…) rechazamos en absoluto la huelga general toda
vez que sea realizada con fines de violencia y revuelta que podía lejos de favorecer al proletariado,
determinar, en todos los casos reacciones violentas en la clase capitalista que contribuyen a debilitar
la organización obrera”.
El programa de la UGT pedía jornadas de 8 horas, prohibición de trabajo a menores de 14
años, mínimo salario en base oro, tanto para mujer como para hombre, descanso dominical,
responsabilidad patronal en accidentes de trabajo, abolición del trabajo nocturno salvo expresa
necesidad, y reconocimiento del 1 de mayo como fiesta oficial.
En 1.902 se presentó un anteproyecto al Congreso que fue sancionado con el nombre de Ley
de Residencia, tanto la FOA como la UGT se pronunciaron enérgicamente contra la iniciativa del
régimen. Por dicha ley se deportó a los principales activistas y dirigentes sindicales extranjeros,
cerrando toda posibilidad de libertades sindicales. En dicho clima represivo y explotador se desarrolló
la vida del movimiento obrero a principios del siglo XX. Estos, no solo serán tiempos de organización
y de lucha, sino también de enfrentamientos internos entre las dos principales corrientes sindicales:
anarquistas y socialistas.
11Fue el gobierno provisional que se formó en el Reino de España tras el triunfo de la Revolución española de 1.868, conocida como
La Gloriosa, que puso fin al reinado de Isabel II y que dio origen al primer Sexenio Democrático (1.868-1.874).
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trabajadores afrocubanos, comprobándose que el concepto de patria solo existe para el burgués, por
cuanto el proletario carece de ella.
Pese a la represión y a la creciente militarización de los centros urbanos de Cuba, pertenecer
al cuerpo de Voluntarios permitió a algunos artesanos peninsulares participar en algunas sociedades
de socorros mutuos. Por su parte, los trabajadores exiliados en Estados Unidos utilizaron la
experiencia adquirida en las asociaciones establecidas en Cuba a partir de la década de 1.850 en pro
del movimiento obrero internacionalista.
La evolución del movimiento obrero cubano muestra que el sector popular urbano, tanto en
el Occidente cubano como en las comunidades en el exilio, trataba de superar las fuertes limitaciones
que la guerra imponía a los trabajadores. Dentro de Cuba, pese a la fuerte militarización de la sociedad
colonial, los trabajadores trataron de limitar el poder del partido español. Aunque los peninsulares
ricos ocupaban los puestos de oficiales en los Voluntarios, la participación masiva de los peninsulares
de clase trabajadora en esta milicia irregular significó que al menos una parte de los trabajadores
retuvo cierta capacidad de negociación frente a la administración, lo cual permitió a los peninsulares
de clase trabajadora fundar gremios, sociedades de socorros mutuos y centros de instrucción y recreo.
Por su condición de Voluntarios y de Peninsulares, en 1.872 los recogedores de hoja de tabaco
de La Habana pudieron establecer la Sociedad Protectora del Gremio de Escogedores, el primer
sindicato de oficio de Cuba. Mientras tanto, los litógrafos y los cocheros, dos oficios en que había
muchos españoles, pudieron incluso declarar algunas pequeñas huelgas durante otoño de 1.872.
Las favorables circunstancias políticas durante la Primera República Española de 1.873
contribuyeron a que el movimiento obrero dirigido por los peninsulares desafiara el poder del partido
español. Un aspecto principal de este enfrentamiento fue el abolicionismo de los republicanos
federales, quienes querían que se hicieran extensivas a Cuba la ley electoral y la ley de abolición que
el gobierno de la Primera República Española había otorgado a Puerto Rico en 1.873. Dicho
abolicionismo, sin embargo, no implicaba la ausencia de racismo. Siguiendo al ideario reformista,
siempre tan preocupado por el blanqueamiento de la isla, un semanario obrero, contrario a la entrada
de trabajadores asiáticos sujetos a contrata, manifestaba que Cuba debía aumentar su población, pero
que esta debía ser de "raza blanca o europea".
La caída de la Primera República Española significó un grave retroceso para los republicanos
en Cuba, pero pese a la represión, el movimiento obrero republicano federal persistió. Así, cuando la
transformación de la sociedad colonial debido a la Guerra de los Diez Años forzó a España a iniciar
la reforma del sistema colonial antes de que la guerra concluyese, los republicanos federales
resurgieron y, en 1.876, establecieron el Recreo de Obreros, que se convirtió en el centro más
importante del movimiento obrero en Cuba. A causa de estos cambios de la política de la metrópoli
a fines de la guerra y a la reducción del número de esclavos, incluso los trabajadores afrocubanos
lograron establecer asociaciones luego de casi veinte años de prohibición. Por ello, cuando en febrero
de 1.878 los separatistas cubanos y el ejército español firmaron la paz con el Pacto del Zanjón,12 había
ya una red de asociaciones populares que permitieron al movimiento obrero expandirse rápidamente.
Por otra parte, los obreros exiliados no participaron incondicionalmente en el movimiento
separatista. Debido a la actitud hostil a las demandas obreras por parte del ala conservadora del
liderazgo separatista de los aldamistas, los trabajadores exiliados se unieron a los quesadistas
adscritos al movimiento proletario y entablaron contactos con la AIT-1. Al igual que en Cuba, el
Pacto del Zanjón permitió el inició una profunda transformación de los grupos de trabajadores
exiliados cubanos. Después de la guerra de los Diez años, la libertad para entrar y salir de Cuba dio
a los tabaqueros exiliados una mejor posición negociadora en los conflictos laborales en las fábricas
de tabaco, que en muchos casos eran propiedad o estaban dirigidas por hombres estrechamente
vinculados a la cúpula dirigente del movimiento independentista. En 1.878 muchos de estos
trabajadores regresaron a Cuba para unirse a sus compañeros en la Isla y le dieron nuevos bríos a la
lucha por dicha causa.
12 Documento que establece la capitulación del Ejercito Libertador cubano frente a las tropas españolas, poniendo fin a la
llamada Guerra de los Diez Años (1.868-1.878). Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha
guerra: la independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.
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El Pacto del Zanjón13, firmado en febrero de 1.878, marcó el inicio de un período en que
España intentó una transformación sustancial del sistema colonial otorgando un grado de libertad
nunca experimentado anteriormente en Cuba. El capitán general disminuyó la censura de prensa,
autorizó el retorno de los exiliados, reformó el sistema administrativo, redujo drásticamente el número
de tropas regulares en la isla y autorizó la formación de partidos políticos. El partido español se
agrupó en torno al Partido de Unión Constitucional (UC), en tanto que los antiguos reformistas
criollos lo hicieron entorno al Partido Liberal de Cuba (PLC). En lo que se refiere a los trabajadores,
las organizaciones obreras reformistas unieron sus fuerzas a las de un grupo de profesionales liberales
para fundar el Partido Democrático (PD), heredero del movimiento republicano-federal de 1.873, y
por lo tanto abolicionista, asimilacionista y contrario al proteccionismo comercial. El movimiento
republicano estaba en auge, e incluso el dirigente independentista José Martí lo apoyó públicamente,
pero la represión colonial, la censura y la restricción del voto hicieron que el PD tuviera una existencia
intermitente, e impidieron que consiguiese tener representación en los municipios, las diputaciones y
las Cortes.
Estos cambios de la política colonial tuvieron un profundo impacto en el movimiento obrero.
El declive de la esclavitud hasta su definitiva abolición en octubre de 1.886, y la transformación del
aparato represivo utilizado para sostener la esclavitud, propiciaron el surgimiento de muchas
asociaciones obreras, varias de las cuales se basaban en asociaciones ya existentes clandestinas o
semiclandestinos. Durante la guerra, estas asociaciones habían podido funcionar declarando que su
principal propósito era ofrecer educación, actividades culturales y servicios de ayuda mutua a sus
miembros. Con las reformas políticas que siguieron a El Zanjón, no obstante, muchas de estas
asociaciones tomaron un carácter más radical y surgieron varios sindicatos legales de trabajadores
que establecieron vínculos con otros sindicatos cubanos en la isla o en Estados Unidos. De nuevo los
criollos blancos comenzaron a ocupar algunos puestos en las directivas de las asociaciones junto a
los peninsulares. Paralelamente al surgimiento de estas asociaciones, y muchas veces en conexión
con ellas, los afrocubanos fundaron varias asociaciones, lo que sugiere su limitado papel en los
principales sindicatos.
En sus comienzos, los dos partidos de la burguesía el PLC y la UC, siguieron líneas políticas
que ejercían poca atracción sobre el creciente movimiento asociacionista popular. Una cuestión
crucial fue el abolicionismo sumamente moderado de ambos partidos y el poco interés por la situación
de los trabajadores urbanos. La llamada Guerra Chiquita (1.879-1.880) por la abolición de la
esclavitud y la independencia de España y la profundización de las reformas coloniales después de
ella, dio cabida a los reformistas dentro del movimiento obrero para impulsar el Partido Democrático
(PD) de tendencia republicana, en 1.881. Pese a que el PD nunca consiguió que alguno de sus
candidatos saliese elegido, su popularidad empujó al PLC hacia el abolicionismo. La posición cada
vez más marginal del PLC, predispuso a ese partido a hacer concesiones a los republicanos. Hasta el
fin de la esclavitud en 1.886, los republicanos mantuvieron la presión sobre los autonomistas en la
cuestión de la abolición. De forma que los republicanos con el apoyo del movimiento obrero
contribuyeron sustancialmente a generar una atmósfera social y política favorable a la abolición.
El crecimiento del movimiento obrero y la evolución de la política de partidos probablemente
fue uno de los factores que aceleró la abolición de la esclavitud. La administración colonial continuó
tratando al movimiento obrero duramente, precisamente porque temía que el crecimiento de la
organización obrera llevaría a los trabajadores no libres a tomar una actitud más militante. La
diferente evolución de la emancipación de los esclavos en las provincias de La Habana y Santa Clara
13 Documento que establece la capitulación del Ejército Libertador cubano frente a las tropas españolas, poniendo fin a la
llamada Guerra de los diez años (1.868-1.878). Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha
guerra: la independencia de Cuba, y la abolición de la esclavitud.
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y las luchas laborales de los trabajadores libres y no libres, en algunas plantaciones del occidente
cubano, sugieren que, en las áreas más cercanas a los centros de movilización obrera, tales como la
ciudad de La Habana, la emancipación avanzó más rápidamente.
Después del Pacto del Zanjón, la esclavitud en declive y la inoperancia del aparato represivo
que la sostenía, tuvo un gran impacto en las relaciones laborales: permitió que creciera la militancia
obrera y el sindicalismo y que mejoraran las condiciones de trabajo. Para contrarrestar esta tendencia,
los patronos ya no podían contar con el mismo nivel de intervención de la administración colonial
como antes del Pacto del Zanjón. Las luchas de clase se intensificaron de tal modo, que cada vez era
más frecuente que trabajadores afrocubanos y de otro origen se unieran para defender conjuntamente
sus intereses.
Fue en este clima de creciente confrontación de clases que por primera vez surgieron
públicamente propagandistas anarquistas, comenzaron a atraer un número creciente de trabajadores.
Habiendo quedado seriamente desprestigiados los dirigentes reformistas por sus ineficaces métodos
de lucha sindical y por su proximidad al partido español. Una vez que la economía comenzó a crecer
a mediados de la década de 1.880, los trabajadores urbanos empezaron a elegir militantes anarquistas
para los puestos dirigentes más importantes en el movimiento obrero. El desastroso papel de los
reformistas en una gran huelga de los tabaqueros en 1886 aceleró más esta evolución.
El fin de la esclavitud, la principal barrera que dividía al proletariado y la principal razón del
extremo intervencionismo estatal en las relaciones laborales, promovió la rápida expansión del
movimiento obrero. Con la movilización masiva de afrocubanos y de proletarios de otros orígenes, el
movimiento obrero eliminó los métodos residuales de la época de la esclavitud para disciplinar la
fuerza de trabajo y contribuyó a la rápida transformación de la sociedad colonial.
Conclusión
La evolución del movimiento obrero en la Cuba del siglo XIX ilustra como los diferentes
componentes del proletariado se interesaron cada vez más en eliminar la esclavitud, así como en
transformar el estatus colonial de Cuba. La situación de los aprendices escriturados, la Libreta del
tabaquero, las condiciones de los dependientes y el trabajo de los soldados del ejército regular
sugieren que la esclavitud y la administración colonial eran una rémora para la lucha por la mejora
de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores jurídicamente libres. En sus inicios, durante
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la década de 1.860, el movimiento obrero cubano se opuso al uso de trabajo esclavo en fábricas y
talleres. Pese al hecho de que durante la Guerra de los Diez Años los peninsulares dominaron las
organizaciones de trabajadores existentes dentro de Cuba, desde la década de 1.870 el movimiento
obrero apoyó explícitamente la abolición.
En los años ochenta, las dos alas del movimiento obrero cubano, la de los raizales afrocubanos
y la de afuereños de los Estados Unidos, fueron entrelazándose cada vez más. Nuevamente los raizales
pudieron ocupar puestos en las directivas de las asociaciones, en tanto que los trabajadores
afrocubanos comenzaron a integrarse en la base del movimiento. Estas circunstancias dieron nuevos
bríos al movimiento obrero que logró empujar al PLC a hacer del abolicionismo una de sus principales
causas. La política partidaria, después de la abolición y el reformismo colonial, propició un clima de
mayor libertad en que el movimiento obrero y pudo movilizar al proletariado como nunca lo había
logrado. En unos pocos años, los trabajadores cubanos lucharon exitosamente contra la
discriminación racial y el castigo físico de aprendices y dependientes.
14 http://www.mro.nuevaradio.org/?p=1482
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movimiento de las últimas 24 horas a la comisaría según decreto de 1.888). En este periodo el
porcentaje de la población montevideana que vivía en conventillos oscilaba entre un 11 y un 13 %.
Se dio también el desplazamiento a la periferia provocando el desarrollo del transporte (unido a
especulación inmobiliaria lo que redundó en mayores ganancias a los inversionistas extranjeros) y
encarecimiento de la vida para el proletariado (en 1.888 el 17% del salario promedio se dedicaba para
transporte, la alimentación representaba un 54% del ingreso promedio, en 1904 un 57%.
La educación no alcanzo niveles de cobertura que variaran sustancialmente en este periodo
manteniéndose en el entorno de un 30% de los niños de 5 a 15 años (de los cuales solo un tercio
correspondía a hijos de empleados o jornaleros).
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rápidamente los sindicatos, no solo en la capital, sino también en el interior (Salto, Paysandú,
Mercedes).
Se formaron federaciones de sindicatos por rama de actividad (los del puerto fueron los
primeros). En diciembre de 1.904 se constituyó el Partido Socialista.
15 Centre National de la Recherche Scientifique de Francia y el Comité de Historia de la Unesco. La historia de la Primera
Internacional. Paris, 1.960. En: Historia del Movimiento Obrero. Lealón, Medellín 1.978. 163 p.
16 http://ibolivia.net/node/156
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Las ideas socialistas y anarquistas llegaron sobre todo de Chile y Argentina y dieron lugar a
la creación de organizaciones y pequeños partidos de tendencia socialista. Es el caso del partido
socialista creado en 1.914, de escasa influencia. El punto de partida, de estas formas organizativas
proletarias, se dio en 1.905 con la creación de la Unión Gráfica Nacional y tiene su momento más
importante del período en 1.912, cuando se creó la Federación Obrera Internacional. En 1.913 se creó
la Sociedad Mutualista Ferroviaria, antecedente de uno de los sindicatos más importantes del futuro.
Apellidos como Chumacero, Recabarren o Salvatierra tienen mucho que ver con el nacimiento
de estas organizaciones y el progreso de las ideas marxistas en Bolivia. Las reivindicaciones de la
época tenían que ver con la jornada de ocho horas, el descanso dominical, el trabajo de niños y el
soporte de jubilación que los liberales reconocieron en algunos trabajos.
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En 1.885 empezó la época del auge del caucho en el Perú amazónico (aunque su explotación
se realizaba ya desde tiempo atrás), producto cuya exportación aumentó año tras año hasta 1.915, en
que se registraron 3.029 toneladas métricas. Esta bonanza no volvería a repetirse.
Iquitos experimentó durante aquellos años un auge y una prosperidad sin precedentes,
bonanza que también alcanzó a otras ciudades como Tarapoto, Moyobamba y Lamas. Los patrones
derrochaban el dinero que habían ganado y construían lujosas viviendas para las que importaban
materiales desde Alemania y otros países de Europa. Se impuso la moda europea y los caucheros
vestían con las mejores telas y bebían los más finos licores. Muchas de las construcciones que aún se
conservan en Iquitos dan testimonio del efímero período de abundancia y de improvisadas fortunas
que, al final de cuentas, se esfumaron con la misma facilidad con que se habían formado a costa de
tantas vidas, abusos y sacrificios.
La producción del caucho en el Perú está teñida de sangre y pólvora, de gloria y abusos. La
historia del caucho en el oriente peruano configuró el territorio actual y abrió los ojos a la
administración de los gobiernos de turno, que poco o nada daba por esas extensas regiones verdes. El
explorador que entró a la selva para extraer el caucho a fines del siglo XIX lo hizo con una
imaginación libre de utópicas ciudades cubiertas de oro y sin una Biblia que justificara sus empresas.
El empresario cauchero peruano no sólo se dedicó a la extracción del látex; también fue un
equivalente del minero en la frontera estadounidense, una suerte de ley en una tierra sin leyes, y
muchas veces el defensor de la soberanía y la integridad territorial ante las aspiraciones
expansionistas de los vecinos brasileños, colombianos y ecuatorianos. De hecho, eran conocidas las
pretensiones brasileras que consideraban que el entonces imperio del Brasil sólo sería una potencia
mundial si lograba una salida al Pacífico.
Iquitos, fundada en 1.757 por los jesuitas y convertida en capital del departamento de Loreto
en 1864, fue el centro cauchero de la selva peruana y el primer puerto fluvial en el río Amazonas
peruano. Desde allí se comercializaba con Manaos, en Brasil. Desde 1.880, con el auge del caucho,
la ciudad inició su expansión. Llegó a contar con colonias de portugueses, españoles, judíos, chinos,
y hasta nueve consulados en aquella época. Iquitos gozó de años dorados en los que la riqueza que
trajo el oro blanco dejó muestras del esplendor en mansiones y en edificios de estilo morisco, como
la Casa de Fierro.
La demanda del caucho a finales del siglo XIX hizo que se iniciara una suerte de "fiebre del
caucho", similar a la del oro de unas décadas antes en Estados Unidos de América, y Canadá.
Colombianos, ecuatorianos y, sobre todo brasileños, se establecieron en la desconocida frontera
amazónica y compartieron un territorio sin presencia estatal. Esta ausencia permitió muchos de los
peores crímenes contra los amerindios, explotándolos a través de métodos violentos: el trabajo
forzado, la tortura, la prostitución infantil, el terror.
En esa época las principales casas exportadoras eran las de Julio C. Arana, Luis Felipe Morey
y Cecilio Hernández, aunque hubo numerosos caucheros menores no menos importantes. Arana fue
el mayor de las colonias caucheras del Putumayo. La Casa Arana se convirtió en 1907 en la Peruvian
Amazon Rubber Company, con participación de capitales británicos y con sede en Londres. La Casa
Arana en 1.909 desalojó a los caucheros colombianos y ganó el control no sólo del territorio
comprendido entre el río Caquetá y el río Putumayo (antiguos límites del Perú), sino de la fuerza de
trabajo de los amerindios en toda la región.
Al desatarse los llamados “escándalos del Putumayo”, en la región fronteriza entre Perú y
Colombia, Arana fue sindicado como el responsable de la explotación y la muerte de miles de
amerindios amazónicos, a los que empleaba como trabajadores esclavizados. Los resultados de una
investigación realizada por Roger Casement, a instancias del gobierno británico, motivó que fuera
procesado judicialmente, pero el inicio de la primera guerra mundial frustró el proceso. Llegó a ser
senador por Loreto y presidente de la Cámara de Comercio de esa región.
El sistema de control de la fuerza laboral era cruel y desigual: el patrón sometía a los nativos
y los obligaba a trabajar en condiciones de esclavitud. En cada barracón de trabajo había un capataz
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y, bajo su mando, un grupo de hombres armados que ponían orden en el barracón y perseguían,
castigaban o neutralizaban cualquier amago de rebelión o huida. Dentro de estos "ejércitos" había una
figura peculiar: la de los "muchachos", jóvenes nativos criados por los patrones que desempeñaron
un papel importantísimo de control, ya que estaban armados y dominaban las lenguas y costumbres
indígenas.
Otro aspecto de la era del caucho lo constituyó el desplazamiento de los amerindios, sacados
de sus tierras y llevados a convivir con otras etnias, a veces rivales entre sí. Sólo en la cuenca del
Putumayo, durante la primera década del siglo XX murieron 40.000 indios de los 50.000 que antes
vivieron allí.
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Estas tribus salvajes tienden a desaparecer, aniquiladas por las epidemias, abusadas y sacrificadas
por los que hacen la caza y comercio de hombres como en África, y por los negociantes de caucho… los
tratantes de hombres penetraban en grandes canoas llamadas botelones en los ríos Putumayo y Caquetá y
excitaban a las tribus más fuertes a que hicieran guerra con las más débiles y les compraban los prisioneros,
de los cuales conservaban algunos para sacrificar en sus fiestas, dándoles en pago alcohol, tabaco y cuentas
de vidrios, espejos y otras baratijas. Después de que los trámites o compradores de indios recibían sus
mercancías, embarcaban en los batelones apiñados unos sobre otros como sardinas hombres, mujeres y niños
atados con cuerdas de pies y manos, desnudos, devorados por los moscos y sin protección del sol.
Julio César Arana logró monopolizar la producción cauchera gracias a la esclavitud de indígenas,
principalmente witotos, andoques, nonuyas y boras en quienes estaba basada la cadena de producción y que,
además, al ser una mano de obra "esclavizada", abundante por demás, permitía obtener un margen de ganancias
bastante alto.
Las noticias de los abusos de The Peruvian Amazon Company denunciados por W. Handerburg, y
publicadas en el diario londinense Truth en 1.907, escandalizaron a los ingleses y a la comunidad internacional.
El gobierno británico, a través de la Foreign Office, designó a Sir Roger Casement para realizar una
investigación sobre los hechos denunciados por Handerburg el cual, después de su inspección en 1.910, en la
que fue testigo de las torturas –el cepo y látigo– así como de las mutilaciones, masacres y demás atrocidades,
comunicó al gobierno británico que "el sistema de trabajo está basado en el terror" y que, de no tomarse las
medidas necesarias, el genocidio haría desaparecer a aquellos indios.
Indígenas encadenados en una explotación de caucho. Huitotos, boras, andokes, ocainas y otras
tribus fueron llevadas al borde del exterminio por los métodos bárbaros de trabajo a los que
eran sometidos, por las torturas, las mutilaciones y el asesinato cometido por los hombres de
Arana. Para que no hubiera rebeliones ordenó que asesinaran a todos sus líderes y si algún
indígena escapaba se obligaba a su propia familia a perseguirlo. En caso de no atraparlo todos
los familiares del huido eran ejecutados. Otra de las medidas que empleaba Arana para lograr
la sumisión de los indígenas era desplazar a sus poblaciones para que también perdieran su
identidad.
(Imagen procedente de http://www.banrepcultural.org)
18 http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2011/la-fiebre-del-caucho-en-colombia
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de obra muy barata, casi gratuita, la cual solo se beneficiaba de algunas herramientas utilizadas en la extracción
del mismo caucho.
Este proceso estuvo casi siempre liderado por unas pocas casas comerciales que distribuían sus
capataces por los diferentes campamentos y estaciones; a cada estación se le imponían metas – determinada
cantidad de arrobas– que cumplir frente a la casa matriz. Y al igual que los indígenas adquirían una relación
de endeudamiento con los capataces o siringalistas, estos patrones obtenían beneficios y mercancías en forma
de préstamo de las casas principales, las cuales debían pagarse con el látex.
Para la explotación del caucho se organizaban generalmente cuadrillas o grupos que variaban entre 10
y 100 operarios, aunque nunca se iniciaba una exploración con menos de 5 trabajadores. Los siringueros debían
recorrer varias trochas y, en general, emprender grandes caminatas durante cada jornada, pues los árboles se
encontraban dispersos entre la espesa flora selvática, pues no estaban plantados, sino que pertenecían al paisaje
natural de la selva amazónica. Al hallar un árbol los siringueros practicaban en su corteza algunas incisiones
permitiendo que su savia se derramara por su superficie, momento aprovechado por aquellos para recoger la
preciada sustancia. Este proceso se realizaba con los árboles conocidos como Jebes o Siringas, aunque también
se encuentran otras especies como la Castilla o Caucho negro en las cuales era necesario derribar el árbol {…}
Las condiciones climáticas y los cursos de los ríos fueron determinantes para el acceso a las zonas de
explotación, lo cual se evidencia en la localización dispersa de campamentos que se establecían conforme a la
disponibilidad del caucho y con la intención de ejercer un control sobre la mano de obra de indígenas y colonos.
La construcción de estos centros caucheros, con participación de misioneros religiosos, también contribuyó,
por una parte, a hacer más fácil la evangelización de los indígenas y, en otros casos, a frenar las atrocidades y
actos inhumanos llevados a cabo por los siringalistas.
Las enfermedades tropicales atacaban a gran parte de los recolectores, contribuyendo así a la
disminución de la mano de obra disponible. Por esto las dificultades de ubicación y, por ende, de explotación
y de transporte de la preciada goma generaban costos crecientes.
ANEXO 1
{Jacinto Huitrón hace una extensa lista de los periódicos que circularon durante los dos últimos decenios del
siglo XIX partidarios de la causa del proletariado, en donde se refleja la variedad e intensidad de los debates que por
entonces se daban, empezando por los títulos de dicha prensa, algunas de las cuales se mantuvieron en circulación durante
mucho tiempo. A continuación, damos cuenta de casos relevantes, entre muchos otros, que dan cuenta de los temas que
más se debatían, en gran parte coincidentes con los temas tratados en la AIT-1, con marcada diferencia respecto a las
pocas formas de expresión que se practicaban en el resto de América Latina:}
1.876 apareció “El hijo del Trabajo”, semanario desde 1.876, destinado a la defensa de la clase obrera propagador
de las doctrinas socialistas en México. Lemas:
“El trabajo y la riqueza deben ser patrimonio general. Hay opresión, cuando el que trabaja está exento de todo,
y el que nada hace disfruta de los placeres que ella proporciona en una verdadera sociedad no debe haber ni
pobre ni ricos, los ricos no quieren renunciar a lo superfluo a favor de los indigentes, son los enemigos del pueblo”.
Impreso en la tipografía de la Asociación Artística Industrial Independencia y Trabajo. Los primeros números estuvieron
firmados con trece seudónimos.
En el número 10, del 1º de mayo, hay un pensamiento del filósofo español Roque Barcia que dice:
“Enseñemos al pueblo a que no admita ladrones en ninguna parte; tampoco en el sistema de gobernación en
nuestra casa; es decir, en el globo terráqueo”. También publicó en este número José María González, el artículo Las
Sociedades Mutualistas, diciendo: “No obstante su florecimiento en los Estados de México, Hidalgo, Puebla, Veracruz,
Oaxaca, Michoacán, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, etc., no son agrupaciones progresistas, ni compensan él debe,
con el haber”. Lo secundó Ricardo Velati con su escrito: Las sociedades Cooperativas, y a la semana siguiente, Fortino
G. Diosdado insertó pronósticos, en el que aseguró que “Las Sociedades Mutualistas, más tarde o más temprano, tendrán
que adoptar el sistema cooperativista”.
Hasta el 8 de julio alcanzó 12 números. En ellos se insertaron las biografías de los Hombres de la Comuna de
París de 1871, Julio Alix, Arturo Arnould, G. Assí; Julio Bérgeret, Jorge Cavalier, Horacio Champú, Clalain, Claseret,
etc.
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En el número 5, se publicó La Emancipación de la Mujer, y el sastre José M. González escribió: “No es posible
respetar el derecho ajeno cuando no se respeta a los obreros, habiéndonos quitado hasta el modo natural de vivir”. Y con
motivo de la determinación de las fábricas de los hilados y tejidos del Valle de México tomaron, de no darles trabajo a
los huelguistas de Querétaro, a petición de sus hermanos, los obreros, llama a los industriales ladrones, verdugos,
miserables, partidarios del lujo a costa de los desheredados, y ante las voces de los obreros norteamericanos, agrega que
no piden pan, sino sangre. “La Internacional de los Trabajadores será el juez que les pida cuantas: a un lado el fantasma
del gobierno, para gobernarnos nosotros despreciando a la meretriz justicia”.
El escritor Juvenal, de “El Monitor Republicano” se puso en contra de esas ideas, alegando que con la
Constitución de 1.857 el rico y el pobre tiene los mismos derechos ante la ley; por consecuencia, a la rivalidad entre
capital y trabajo no tienen razón de ser a la sombra de las costumbres e instituciones, puesto que la aristocracia no existe
en México desde que aquellos legisladores preconizaron la igualdad entre ambos factores de la producción.
En el número 7, atacó de nuevo a los socialistas que se introducen en el seno de las agrupaciones mutualistas,
cooperativas obreras e industriales, para explotarlas en su favor personal.
En el Nº 11, Fernando Garrido publicó su artículo Las cooperativas y sus productos a favor del pueblo, y en el
siguiente, del día 9, Juan B Villareal dijo: “20 años hace que vengamos siguiendo paso a paso los acontecimientos en la
capital de la república en pro de la regeneración de la clase obrera”. Se informó que Alejandro Herrera, de la Asociación
Artística-Industrial Balderas y Villanueva, inició el Congreso Nacional de Obreros (1.856). Cinco años después (1.862)
se celebró la Gran Asamblea de tejedores del Valle de México. A fines de 1.871 el Gran Círculo de Obreros de México
contaba con 30 sucursales en diferentes lugares del país y en la capital, con más de 9.000 afiliados.
En su número 13. Su subtítulo fue: “Periódico liberal independiente, socialista y acérrimo defensor de la clase
obrera. Órgano oficial del Gran Círculo de obreros de la Unión, y las sociedades Esperanza, Círculo de Zapateros, de
Talabarteros, Mutualistas del Ramo de la Sombrerería y de la progresista de obreros de la colonia Buenavista.
Colaboradores: {registra 22 nombres con sus apellidos}. El día 18, el diputado del congreso obrero, M. O. Gorman, se
retiró del periódico por no estar de acuerdo con las ideas radicales que propagaban.
En el número 18 se dio a conocer la biografía del socialista José Proudhon.
“Juan B. Villareal en su artículo ¡Justicia! ¡Justicia! atacó también el sistema de organización mutualista en el
número 21.
Con el número 26 terminó la primera época de ese Semanario y al siguiente número pasó a ser órgano oficial de
las sociedades de México con este Lema: “La libertad es ley”
Y en el número 30, su director Muñuzuri se volvió porfirista. Pasó a ser la publicación propiedad de Francisco
de P. González, con el subtítulo “Semanario Socialista” y aparece el nombre y apellido de 15 redactores.
El número 42, apareció con el subtítulo “Periódico Político Obrero” con una lista de 16 colaboradores con
nombre y apellidos.
En el número 55, José María González escribió: ¡de rodillas miserables!, en el que denunciaba que en algunas
fábricas se prohibía a los obreros leer el periódico, y afirmó: “El único remedio para los males del proletariado
en relación con el robo que sufren de parte de los ricos hasta tenerlos en la pobreza, es la revolución social”.
Las hojas “La unión de los Obreros”, “La tribuna del Pueblo” “La época” y “Die Deutche Wacht” se pusieron
en contra del periódico revolucionario. EL día 26 de ese mismo agosto P. González escribió:
“Los obreros tienen derecho, proporcionalmente, a disfrutar por partes iguales de las utilidades en cuantas
empresas capitalistas existan, pues, por ejemplo, si emplearan mil pesos en un negocio y se ocupan en él cien
trabajadores, son dos capitalistas que necesariamente tienen el mismo derecho a la partición en las utilidades”.
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desataron la guerra civil a raíz de la caída del presidente Lerdo de Tejada. Llamaba a la solidaridad obrera y al fomento
del cooperativismo.
ANEXO 2
Y llegó a publicar 20 números. El 24 de septiembre, sus colaboradores se opusieron a que continuase apareciendo
y, su editor, en unión del nuevo responsable {…} lo hicieron resurgir con el nombre de “La Comuna Mexicana”,
bisemanal dedicado a la defensa de las clases oprimidas y órgano de los indígenas, campesinos y pueblos de la república,
con este otro lema: “La verdad en los principios. La justicia para todos”, 28 números, que, con los anteriores, hicieron un
total de 48. El trabajo tipográfico fue ejecutado por mujeres en la imprenta de la Sociedad Artístico-Industriales. En sus
primeros números difundía las ideas comunistas de Platón, Moro, Campanella, Fenelón, Owen, Compte y Rochefort. Se
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atacó al capitalismo, al ejército, la lotería y a los cobradores de casas. Pidió que los coches de los ricos fueran expropiados;
y que cada vez que se atropellara a un peatón se le indemnizara con el carruaje. Propuso que se dictara una ley en el
Estado de Morelos para que los campesinos cultivaran la tierra en pago del arrendamiento, como en San Luis Potosí.
EL 24 de julio apareció “El porvenir del Pueblo”, semanario independiente para combatir la reelección de los
directivos en las agrupaciones obreras. 5 números.
El 31, “El obrero Internacional”, semanario popular destinado a la defensa de la clase trabajadora de la república
y órgano de la Sociedad Artística-Industrial reformada. Epígrafe: “El Derecho es el trabajo y mis afanes, la justicia. Por
fraternidad universal y por la emancipación obrera”. 14 números.
“Unión y Concordia”, semanario. En Alvarado se publicó un anónimo al siguiente año, “La Abeja”, bisemanal
dedicado a la clase obrera e industrial.
Al terminarse el año de 1.874 apareció “El Regenerador Zacatenco”.
El 30 de junio, por haber sido separados varios sombrereros de la Casa Kubli, dado el exceso de producción, y
disminuido el salario a los de más, se declararon en huelga. El 8 de agosto salió “La Huelga”, destinado a
defender los derechos del débil contra el fuerte y órgano verdadero de la sufrida clase obrera. Epígrafe:
“propagamos la unión no sólo para proteger al obrero en casos de enfermedad, sino para buscar la regeneración
de este, evitando el abuso del opresor y enseñando al asalariado que la asociación de los hombres libres podrá marcar un
hasta aquí”.
En el número cinco aumentó su formato para publicar en folletín la “Historia del Movimiento Obrero en Europa
y América Durante el Siglo XIX”, por Joaquín Martín de Orpías.12 números.
EL 21 de septiembre, “La Linterna del Diablo”, diario popular independiente.
“El Sufragio Libre”, de Filomeno Mata, Guillermo Rivera y Río iniciaron en 1.880 “Diario del Hogar”, que
duro hasta 1.912, donde tantas plumas socavaron el porfirismo. En ese mismo año, Pablo Patiño Suárez redactó “El Nivel”,
impreso en la tipografía de la Sociedad Artística-Industrial. Ireneo Paz sacó a luz “El Padre Cobos”, Semanario con
ilustraciones de Guadalupe Posadas que duró hasta 1.895.
En 1886 Zayas Enriqueces escribió en Veracruz “El Ferrocarril”, y el libro “Ilotas del siglo XIX, anterior a La
Redención de una Raza (1.886).
El 21 de abril de 1.876 salió a la liza periódica, “La Bandera del Pueblo”, semanario escrito por obreros amantes
de la verdad, destinado a la reelección de las directivas del Gran Círculo de Obreros de México y el Congreso Obrero. 10
números. El 9 de julio apareció “El Socialista”, semanario destinado a defender los derechos e intereses de la clase obrera.
Ese portavoz, el 1º de enero del año siguiente pasó a ser el órgano oficial del Gran Círculo de Obreros de México.
En 1871, Juan Mata Rivera, a los 77 días de haber sido vencida la Comuna de París, publicó el Manifiesto de
aquella gesta, denunciando al mundo “los furores desencadenados de la reacción contra el proletariado y la
Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT)”. Terminando: “no hay que retroceder, la lucha está empeñada. París
nos ha enseñado lo que puede el pueblo. Adelante y venceremos, con la ruina de la sociedad actual, a nuestros hermanos
nuestros por sustraernos al yugo de nuestros opresores seculares: los curas, los reyes y el capitalismo. ¡Viva la Comuna
de París! ¡Viva la República Social!” Esto dicho en tiempos de Juárez, como presidente de la república. En el número
siguiente insertó el reglamento de la internacional y el preámbulo del conejo general elegido en la asamblea del 28 de
septiembre de 1.864 Durante ese 1871 “El Socialista” continuó dando cabida a artículos contra la lotería, los vagos y los
capitalistas, con el seudónimo de Michelet. En el titulado la Comuna y el petróleo, asienta la necesidad de hacer rodar
cabezas que alzaban orgullosas llenas de vida. Abatir al clero, a la nobleza napoleónica y al ejército que no supo defender
su país. Aniquilar al propietario que se había enriquecido con el sudor del obrero; abolir al ejecutivo, para que la nación
fuera respetada por la Comuna; separar la iglesia del estado y proclamar la emancipación de la mujer, arrancándola del
bravucón.
El tipógrafo Manuel García, en su artículo El Comunismo, Ley Agraria, dice: “con motivo de las comunicaciones
remitidas por el gobierno de San Luis Potosí. Sobre la Ley Agraria, la prensa asustadiza nos acusa de comunistas, y todo
porque en el artículo 1º de dicha ley asienta: «Todo terreno que hay dejado de cultivarse en los cinco últimos años,
contando hasta el 31 de diciembre del que cursa, sea vendido o puesto a disposición de los campesinos»”
Esa actitud concuerda con la declaración que hizo el editor del periódico: “Conocemos la necesidad de los
artesanos, por serlo nosotros también, y sólo guiados por el deseo de que nuestros hermanos los obreros tengan un órgano
en la prensa que defienda sus derechos y haga conocer sus necesidades, arrostramos empresa tan superior a nuestras
fuerzas. Su lema era: “todos los hombres somos hermano. Amaos los unos a los otros, libertad, igualdad y Justicia”.
Por esa misma época, en el número 92 de “El Ferrocarril”, su director, con el seudónimo de Telémaco, escribió:
“La Internacional ha abierto en México su inmenso registro. Esa asociación es la de los pobres, la de los
trabajadores incansables y jamás recompensados, la de los mártires. Apretémonos para aumentar las filas de esa recluta
interminable que algún día debe formar el ejército que hará temblar a los usurpadores, a los que con el sudor del
desheredado disfruta la embriagues del lujo, el esplendor de la riqueza. Tal vez no esté lejana la hora en que deba brillar
la justicia. Las filas de esa Asociación no se podrán romper; el presente le promete algo, el porvenir todo”
Mientras tanto, en San Luis Potosí, los obreros Genaro Vergara y Silverio M. Vélez, imprimieron unas hojas
sueltas con el nombre “Las clases Productoras”, como órgano semanario de la Asociación Potosina de Obreros,
poniéndose en contra de la introducción en el país de efectos extranjeros. El 8 de septiembre de ese mismo 1.871 “El
Socialista” da a conocer la Proclama nihilista del comité ruso y la aparición en Boston de “El Maquinista”,
revista de Nathau Ganz, en la que colaboró el comunalista Francés Félix Pyat.
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“La Convención Radical”, semanario de la sociedad de igual nombre, redactado por la Comisión Permanente
(Congreso Obrero), que vivió desde el 15 de mayo de 1.885 al 2 de abril de 1.920 alcanzó el número 736.
“El Obrero Mexicano”, semanario dedicado exclusivamente a la defensa de la clase obrera y propaganda del
mutualismo. Once números (1.894). “El Obrero Cordobés”, mensual, de 1.875 a 1.879. Salieron 61 números. “La Voz
del Trabajo”, semanario defensor del obrero. 1.878. Salieron 3 números. “El Productor”, de Orizaba, Veracruz, de 1.887
a 1.904. “Trabajo”, mensual, órgano de la Sociedad Ceres, México, 1.877. Dos números. “El Amigo de los Artesanos”,
periódico liberal, progresista e independiente.
“Todo lo Vence el Trabajo”, de Colima, 1.878. “Boletín Cooperación”. Periódico de interés general, órgano
oficial de la Caja Popular Mexicana. Semanario, 1.879. El número 4, cambió el nombre por “La Cooperación”, y duró
hasta el 15 de mayo de 1.880. Aparecieron 89 números.
En el acto de apertura del Gran Congreso Obrero de 1.879. Barbier habla del fracaso del mutualismo y de las
ventajas del funcionalismo del cooperativismo en México. Se conoce la primera lista de la suscripción abierta
para auxiliar a los obreros franceses sin trabajo a causa de la crudeza del invierno, y se invita a los trabajadores a contribuir
con lo que puedan para ese fin fraternal. Se informa que el Gran Círculo de Obreros de Zacatecas decidió hacer suya la
candidatura del licenciado Trinidad García de la Cadena para presidente de la república. El periódico encuentra
inadecuada tal actitud, “porque el obrero tiene el deber de vigilar de cerca a los gobiernos de los países donde habita, para
no dejarse arrebatar ninguno de los derechos naturales que conquista, y el deber de empujar a los gobernantes hacia el
progreso social. Para nada le conviene mezclarse en cuestiones puramente personales”.
El Congreso de los Obreros decide la publicación de un manifiesto, dirigido a los trabajadores del campo,
invitándoles a que expongan al mismo congreso sus quejas contra los autores del abuso de autoridad que sobre ellos ejerce
los dueños de las haciendas y las autoridades subalternas, para que el congreso haga reclamaciones ante quien corresponda
y se haga justicia. El Gran Congreso y Círculo de Obreros declara que se abstiene de participar en la lucha electoral. Se
publica un proyecto de bases de la organización y las atribuciones del Congreso Obrero. Documento de interés, porque
indica el grado de adelanto a que llegaba por esta época la unión de los trabajadores.
“La Voz del Obrero”, periódico social. Semanario cuyo lema era “Injusticia vícula rumpit justicia” el 13 de abril
de 1.877, afirma que el pueblo nada obtiene de los motines y revoluciones, fijando su posición periodística dice:
“No somos los intérpretes de la clase obrera, que dividida en opiniones no consistiría en que se tomase su nombre
para expresar ideas contrarías a las que profesa. Somos los representantes de un gran círculo político de obreros, que
exponen sus opiniones por medio de nuestra humilde publicación” Propugna por el fomento de la industria y sale en
defensa de los extranjeros. Ablando del gobierno de Porfirio Díaz, y al analizar algunos desaciertos, dice: “Si de esta
manera continuamos no será difícil que se eche en olvidó, así como el plan de Tuxtepec, la Constitución y se nos
administre bajo el régimen absoluto de la dictadura militar”.
“Juan de la Granja”, órgano de la Sociedad de Telegrafistas, 16 de septiembre de 1.877. “La Humanidad”,
Boletín quincenal del pueblo. 1.857. Salieron 16 números. “El Pueblo Libre”, órgano del Círculo de Obreros de Cadereyta
Jiménez, Jalisco. 15 de diciembre de 1.878.
“El Hijo del Pueblo” semanario independiente, político y literario, de Guanajuato. 25 de abril de 1.873. “El
Federalista”, semanario político. Periódico simpatizador de los ideales socialistas. 1º de octubre de 1.870 al 2 de enero
de 1.871. Se transformó en diario. Duró hasta 1.878.
“El obrero del Porvenir”. Lecturas para el pueblo. Quincenal. 1º de junio de 1.870 a 1º de marzo de 1.871.
Aparecieron 21 números. “El Libre pensador” México, Tacubaya, mayo de 1.870. Decenal político, filosófico y literario,
órgano de la Sociedad de Librepensadores de México. Director, Ignacio M. Altamirano. Del 5 al 31 de diciembre de
1.870, aparecieron 26 números de 16 páginas en 8º de cuádruplo: 416 planas corridas.
“El Hijo del Pueblo”, semanario de Matamoros, Puebla, 1º de enero de 1.870 a 15 de marzo. 12 números. “La
Firmeza”, órgano de la Sociedad de Socorros Mutuos Impresores. Ciencias, Artes, Comercio, Variedades. “El Obrero
Queretano”, salió en julio de 1.879. “El Obrero Mexicano”, semanario dedicado exclusivamente a la defensa de la clase
obrera y para propagar el mutualismo, 1.894. “Tácito”, bisemanal dedicado al Gran Circulo de Obreros. “La Convención
Radical”, órgano de la sociedad de su nombre y de las clases obreras en toda la república mexicana, 1º de mayo de 1.886.
Aparecieron 34 números. “El Ancora”, órgano de la Sociedad Mexicana del Trabajo. Semanario socialista de política,
cuyo lema era: “Libertad y Fraternidad” 9 de febrero de 1.878.
“La revolución Social”, órgano del partido Socialista y defensor de la ley del pueblo. 18 de diciembre de 1.879.
“En el tiempo que vivimos y con los medios que poseemos sólo es esclavo el pueblo que quiere serlo”
“La Tribuna del Pueblo”, semanario dedicado al pueblo. Apareció el 15 de abril de 1.877. En junio de ese mismo
año surgió “La Unión de los Obreros”, periódico escrito por varios obreros mexicanos exclusivamente a defender los
derechos de su clase, procurar la protección “unidos seremos fuertes”. “El Obrero Jalapeño”, de 1.861 a 1.887.
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