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Autor: T.

Harv Eker
Autor del BestSeller "Los Secretos de la Mente Millonaria"

Quejarte es absolutamente lo peor que podrías hacer por tu salud o tu prosperidad. ¡Lo peor!

¿Por qué?

Yo soy un gran creyente en la ley universal que reza: “Aquello en lo que te centras se expande”.
Cuando te estás quejando, ¿en qué estás centrándote, en lo que va bien en tu vida o en lo que
va mal? Obviamente si en lo que te centras se expande, seguirás obteniendo más de lo que va
mal.

Muchos profesionales del desarrollo personal hablan de la ley de la Atracción. Esta afirma que
“lo semejante atrae a lo semejante”, en el sentido de que cuando estás quejándote, lo que en
realidad atraes a tu vida es desgracia.

Cuando te estás quejando te conviertes en un imán viviente para la desgracia

¿Te has fijado alguna vez en que los que se quejan tienen generalmente una vida dura? Parece
que todo lo que podría irles mal, efectivamente, les va mal. Dicen: “Por supuesto que me quejo:
mira qué porquería de vida tengo”. La energía negativa es infecciosa, ahora que ya lo sabes
mejor, puedes explicarles: “No, precisamente es debido a tus quejas por que tu vida es una
porquería. Cállate… ¡y no te me acerques!”.

Y esto nos lleva a otro punto: debes asegurarte y reasegurarte de no ponerte en las
proximidades de los que se quejan. Si te resulta absolutamente inevitable estar cerca, asegúrate
de que traes un paraguas de acero ¡o la desgracia y la porquería dirigida a ellos te alcanzará a ti
también!

Yo me mantengo lo más lejos posible de los que se quejan, porque la energía negativa es
infecciosa. Hay muchísima gente, sin embargo, a la que le encanta andar con personas quejicas
y escucharlas. ¿por qué? Muy sencillo: ¡están esperando su turno! “¿Y tú dices que eso es malo?
¡Espera a escuchar lo que me pasó a mi!”.

Aquí tienes unos “deberes para casa” que te prometo que cambiarán tu vida: en los próximos
siete días, te desafío a no quejarte en absoluto. No sólo en voz alta, sino tampoco mentalmente.
Pero tienes que hacerlo los siete días completos. ¿por qué? Porque durante los próximos días
puede que sigan llegándote “restos de porquería” procedentes de antes: por desgracia, la
porquería no viaja a la velocidad de la luz, ¿sabes?, sino a la velocidad de la porquería, de modo
que podría costar un poco hacer una limpieza a fondo

He propuesto este desafío a miles de personas, y estoy anonadado de cuántas me han dicho que
este sencillo ejercicio, que parece tan poca cosa, ha transformado sus vidas. Te garantizo que
quedarás pasmado de lo increíble que será tu vida cuando dejes de centrarte en la porquería -y,
por ello, dejes de atraerla hacia ti-. Si eres un quejica, olvídate de atraer prosperidad por
ahora; para la mayoría de la gente, ¡el simple hecho de alcanzar un punto “neutro” supondría un
gran comienzo!

La culpa, la justificación y las quejas son como las pastillas: no son otra cosa que reductoras del
estrés. Alivian el estrés del fracaso. Piénsalo. Si una persona no estuviese fracasando de algún
modo, ¿tendría necesidad de culpar, de justificarse o de quejarse? La respuesta obvia es no.

De ahora en adelante, en cuanto te oigas culpar, justificarte o quejarte, para y desiste de


inmediato. Recuérdate que tú estás creando tu vida y que en cada momento estarás atrayendo
hacia ella o bien el éxito o bien la desgracia. ¡Es imprescindible que elijas sabiamente tus
pensamientos y tus palabras!

Las personas se quejan porque les encanta hacer el papel de víctimas, por otro lado, ser víctima
tiene definitivamente sus recompensas. ¿Qué saca la gente de ser víctima? La respuesta es
atención. ¿Es importante la atención? Puedes apostar que si. De una forma u otra, es por lo que
casi todo el mundo vive. Y el motivo de que la gente viva por la atención es que han cometido
un error fundamental. Se trata del mismo error que prácticamente todos hemos cometido:
hemos confundido la atención con el amor.

Créeme, es casi imposible ser verdaderamente feliz y próspero cuando tienes unas constantes
ansias de atención. Porque, si es atención lo que quieres, te hallas a merced de los demás. Por
lo general, acabas como un “complacedor de la gente” mendigando su aprobación.

La búsqueda de atención supone también un problema porque la gente tiende a cometer


estupideces para conseguirla. Es imprescindible “disociar” la atención del amor, por numerosas
razones.

En primer lugar, serás más próspero; en segundo lugar, serás más feliz, y en tercer lugar, podrás
hallar amor “verdadero” en tu vida. En general, cuando la gente confunde amor con atención no
se aman unos a otros en el auténtico sentido espiritual del término; se aman unos a otros en
buena parte, desde el lugar de su propio ego, como en: “Me encanta lo que haces por mí”.

Es el momento de decidir. Puedes ser una víctima o prosperar, pero no ambas cosas.
¡Escúchame! Cada vez, y quiero decir cada vez, que culpas, te justificas o te quejas estás
degollándote económicamente hablando.

Claro, estaría bien emplear una metáfora más simpática y agradable, pero olvídalo. Ahora mismo
no me interesa ser simpático o agradable: ¡me interesa ayudarte a que veas exactamente qué
estás haciéndote a ti mismo! Más adelante, una vez que seas próspero, podemos ser más
simpáticos y agradables, ¿qué te parece?

Es hora de que tomes las riendas y reconozcas que tú creas todo lo que hay en tu vida y todo lo
que no hay en ella. Ten presente que tú creas tu riqueza, tu no-riqueza y todos los niveles
intermedios.

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