Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sí, leíste bien: ¡solo el 10% tenía algo que decir sin quejarse!
Vivimos en una sociedad que nunca está conforme, y eso, es algo positivo: el no
querer quedarte estancado y encontrar los fallos de algo para seguir avanzando es
algo muy bueno.
Sin embargo, es común canalizar esas ganas de “ser mejor” en una queja, en lugar
de canalizarlo en una “acción” que mejore la situación.
Es probable que estés pensando que muchas de tus quejas son situaciones en las
que tú no tienes nada que ver, o que simplemente no dependen de ti directamente
para mejorarlas, pero, te equivocas… y unos párrafos más adelante sabrás por qué.
Déjame adivinar, probablemente elegirías la ruta que siempre tomas ¿cierto? Esto
pasa porque un camino habitual es fácil de seguir, es automático y es accesible.
Cuando piensas en una queja (incluso sin que la menciones), esta conexión
neuronal también llamada sinapsis se activa y desencadena una reacción de estrés,
miedo o ansiedad (o el combo completo).
La hormona del estrés (el cortisol), es el enemigo público número uno, pues
tiene miles de consecuencias negativas en tu salud:
¿Te imaginas? Quejarte todo el tiempo puede hacer que vivas menos.
Mientras más se repita este pensamiento o acción (mientras más te quejes) esta
conexión neuronal se hace más estrecha, el camino se hace más accesible, y se
forma un hábito. Llegando el punto en que todo en esta vida tiene un “algo malo”
por lo que hay que quejarse en silencio o en voz alta, y de preferencia múltiples
veces al día.
Recuerda que tus neuronas también buscan los caminos más cortos, rápidos y
accesibles, como aquellos que se forman con el tiempo y la repetición.
Quejarse es una contaminación invisible, así como el ruido o el smog de los autos,
pero es dañina emocional y mentalmente.
Es un efecto rebote del que no podemos escapar, a menos de que hagas algo al
respecto para evitar contaminar a más gente (o evitar que te contaminen con
quejas tóxicas).
Las personas que se quejan no lo hacen por amargarte el día, sino porque están
tratando de sentirse mejor: buscan desesperadamente aliviar sus pensamientos
negativos de alguna forma; algo así como una olla exprés liberando un poco de
presión.
Según algunos estudios, liberar energía de forma negativa (como golpear una
pared, tocar la bocina como loco, o gritar todas las groserías del
mundo) aumenta los niveles de estrés, en vez de reducirlos, como se piensa. 12
Todo esto no quiere decir que tengas que quedarte con tus frustraciones atoradas
en la garganta, se trata simplemente de canalizar de alguna forma más ecológica
y saludable tus quejas o pensamientos negativos.
Así que si tú te quejas continuamente, o estás rodeado de personas que lo hacen,
estas 3 estrategias serán de gran utilidad para tu vida.
Si estás leyendo esta parte quiere decir que eres consciente de que el hábito de
quejarse está destruyendo poco a poco tu bienestar físico y emocional. Por lo
tanto, no hace falta que te diga que ser consciente es el primer paso para dejar
de quejarte.
1. Ignora La Fuente
Tu atención es limitada, no la desperdicies en algo que te genera malestar o
incomodidad
Puedes quejarte todo lo que quieras, pero, las cosas malas en la vida van a seguir
sucediendo. Una opción inteligente para evitar que te afecten es simplemente
ignorar la fuente (esto también aplica si vives rodeado de gente quejica)
Piensa en esto: las cosas solo tienen poder en ti porque tú les estás regalando el
poder de tu atención.
Queja: “Odio que mis hijos dejen todos los juguetes tirados”
Ignora la fuente y cambia tu pensamiento: “Ya casi es hora de mi clase
de yoga, que bien”
– Pero Tania ¡¿qué hago si tengo una queja en la punta de la lengua a punto de
explotar?!
2. Cambia Tu Perspectiva
Encuentra el lado bueno y aprovéchalo a tu favor
La vida es caótica y tenemos muy poco control sobre las cosas que nos rodean
pero, tú tienes la decisión: amargarte la vida y quejarte todo lo que puedas, o
aprovechar la situación para sonreír y relajarte.
Para hacerlo más fácil solo recuerda algo por lo que estés agradecido, o una
expectativa optimista que tengas en torno a esa situación.
– Ok Tania, pero entonces ¡¿qué hago si ya lance al exterior una tóxica queja?
Se trata de pensar: ”Sí, esto es una mierda, pero, ¿cuál es la lección? ¿hay algo
que pueda hacer para solucionar el problema? ¿hay algo que puedo aportar para
mejorar la situación?”