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Capítulo 4. Atención
(Trad. German Palafox)
Sentado en la biblioteca, Rogelio trata de hacer su tarea de matemáticas cuando unas personas
en la mesa de junto empiezan a hablar. Está molesto porque se supone que la gente no debe
hablar en la biblioteca, pero está tan concentrado en los problemas de matemáticas que eso no
lo distrae (figura 4.1a).
Sin embargo, un poco más tarde, cuando decide tomar un receso de su tarea y divertirse un
poco con un juego fácil en su teléfono celular, la conversación le distrae (figura 4.1b).
“Interesante”, piensa. “Su plática no me molestaba cuando estaba haciendo los problemas de
matemáticas”.
Dejando de resistirse a escuchar la conversación, conscientemente empieza a ponerle atención
mientras continua el juego en su celular (figura 4.1c). Pero justo cuando empieza a entender de
que están hablando, un fuerte ruido y una conmoción al otro lado de la sala, donde se ha
volcado un carro esparciendo libros en el piso, captan su atención. Al notar que una persona
parece estar molesta y otras empiezan a levantar los libros, se fija en cada una de ellas y decide
que no las conoce (figura 4.1d).
Figura 4.3
El modelo de Broadbent se considera como un “modelo de selección temprana” ya que el filtro
elimina la información no atendida desde el inicio del flujo de información.
Figura 4.5
Figura 4.6
De acuerdo con Treisman, las palabras comunes o especialmente importantes, como el nombre
de la persona, tienen umbrales bajos, por lo que una señal débil en el canal no atendido puede
activar esa palabra, y escuchamos nuestro nombre desde el otro lado de una sala. La palabras
raras o palabras que no son importantes para el escucha tienen umbrales altos, por lo que
requieren de una señal fuerte del mensaje atendido para activar estas palabras. De esta
manera, de acuerdo con Treisman, el mensaje atendido más algunos elementos débiles de los
mensajes no atendidos logran pasar el filtro.
La investigación que hemos descrito hasta ahora fue extremadamente importante, no sólo
porque definió algunos de los fenómenos básicos de la atención sino porque también demostró
como un aspecto de la cognición puede conceptualizarse como un problema de procesamiento
de información, en el que la información del ambiente pasa a través de varias etapas de
procesamiento. Como el modelo de Broadbent, el de Treisman es también un modelo de
selección temprana porque propone un filtro que operar en una etapa inicial en el flujo de
información. Otros modelos proponen que la selección puede ocurrir más adelante.
Un modelo de selección tardía
Otras teorías se propusieron para dar cuenta de los resultados de experimentos que muestran
que los mensajes pueden ser seleccionados en una etapa posterior de procesamiento, con base
primordialmente en su significado. Por ejemplo, en un experimento realizado por Donald
MacKay (1973), un participante escuchó una oración ambigua, como “Ellos estaban arrojando
piedras al banco”, que podría interpretarse en más de un sentido. (En este ejemplo, “banco”
puede referirse a una institución financiera o a un mueble.)
Estas oraciones ambiguas se presentaron al oído atendido al mismo tiempo que otras palabras
que podrían eliminar la ambigüedad (palabras-de-sesgo)se presentaron en el oído no atendido.
Por ejemplo, al sombrear la frase “Ellos estaban arrojando piedras al banco”, la palabra “dinero”
o la palabra “silla” se presentaba en el oído no atendido.
Después de escuchar varias oraciones ambiguas, se presentaron a los participantes pares de
oraciones como “Ellos arrojaron piedras a la cocina ayer” y “Ellos arrojaron piedras al cajero
automático”, y se les pregunto que indicaran cual de estas oraciones se parecía más a alguna de
las que habían escuchado previamente. MacKay encontró que el significado de las palabras-de-
sesgo afectó la elección de los participantes. Por ejemplo, si la palabra-de-sesgo fue “dinero”,
los participantes escogieron con mayor probabilidad la segunda oración. Esto sucedió aún
cuando los participantes reportaron que no se habían dado cuenta de las palabras-de-sesgo que
habían sido presentadas en el oído no atendido.
Toda vez que el significado de la palabra “silla” o “dinero” había afectado el juicio de los
participantes, MacKay propuso que la palabra debía haber sido procesada a nivel de significado
aún cuando no había sido atendida. Resultados similares llevaron a MacKay y a otros teóricos, a
desarrollar modelos de selección tardía de la atención, los cuales proponen que la mayor parte
de la información entrante se procesa a nivel de significado antes de que el mensaje sea
seleccionado para un procesamiento ulterior (Deutsch & Deutsch, 1963; Norman, 1968).
La investigación sobre atención que hemos estado describiendo se ha enfocado en el lugar en
que ocurre la atención selectiva (temprano o tarde) y que tipos de información se utilizan para
seleccionar (características físicas o significado). Pero con los avances en la investigación en
atención selectiva, los investigadores se han dado cuenta que no existe una respuesta única a lo
que se ha denominado “la controversia temprano-tarde”. La selección temprana puede
demostrarse bajo algunas condiciones y la selección tardía bajo otras, dependiendo de la tarea a
realizar por el observador y el tipo de estímulos presentados. Por ello, los investigadores
empezaron a tratar de entender los múltiples y diversos factores que controlan la atención.
Esto nos remite de nueva cuenta a la experiencia de Rogelio en la biblioteca. Recuerda que él
podía ignorar a la gente que estaban hablando cuando estaba haciendo su tarea de
matemáticas, pero la plática lo distrajo cuando estaba jugando un juego fácil en su celular. La
idea de que la habilidad para atender selectivamente a una tarea puede depender tanto del
estímulo distractor como de la naturaleza de la tarea ha sido estudiada por Nilli Lavie (2010),
quién introdujo los conceptos de capacidad de procesamiento y carga perceptual.
Capacidad de procesamiento y carga perceptual
¿Cómo pueden las personas ignorar estímulos distractores cuando están tratando de enfocar su
atención en una tarea? Lavie apela a dos factores para contestar esta pregunta: 1) la capacidad
de procesamiento, que se refiere a la cantidad de información que la persona puede manejar y
que fija un límite a su habilidad para procesar información entrante; y 2) la carga perceptual, la
cuál esta relacionada con la dificultad de una tarea.
Algunas tareas, especialmente las fáciles y bien practicadas, tienen cargas perceptuales bajas;
estas tareas de carga-baja sólo utilizan una pequeña cantidad de la capacidad de procesamiento
de la persona. Las tareas que son difíciles y con las que tal vez no se ha tenido tanta práctica son
tareas de carga-alta y utilizan una cantidad mayor de la capacidad de procesamiento de la
persona.
Figura 4.10
Si encontraste más difícil nombrar los colores de las palabras que los colores de las formas
geométricas, entonces experimentaste el efecto Stroop, descrito por primera vez por J.R. Stroop
en 1935. Este efecto ocurre porque los nombres de las palabras dan lugar a una respuesta que
compite con la respuesta al objetivo -el color de la tinta- y por lo tanto esta última se ralentiza.
En el efecto Stroop, los estímulos irrelevantes para la tarea son extremadamente poderosos, ya
que la lectura de palabras es una tarea con tanta práctica que se ha vuelto tan automática que
es difícil no leerlas (Stroop, 1935). Las aproximaciones a la atención que hemos descrito hasta
ahora -modelos de procesamiento temprano de información y la propuesta de carga de
atención de Lavie- se centran en la habilidad para enfocar la atención en una imagen o una
tarea en particular. Pero en la experiencia cotidiana a menudo cambiamos nuestra atención de
un lugar a otro, ya sea moviendo nuestros ojos o moviendo nuestra atención “en nuestra
mente”, sin mover los ojos. Describiremos estos cambios de atención a continuación.
Ambas tareas ilustran la diferencia entre la visión central y periférica. La visión central es el área
que estas mirando. La visión periférica es todo lo que se encuentra a un lado. Por la manera en
que esta diseñada la retina, los objetos en la visión central caen en una pequeña área llamada
“fóvea”, la cual tiene mayor agudeza visual que la retina periférica, en la cual cae el resto de la
escena. De esta manera, al escanear la escena en la figura 4.11, estuviste apuntando tu fóvea a
una cara tras otra. Cada vez que te detuviste brevemente en una cara, hiciste una “fijación”. Al
mover tu ojo para observar otra cara, hiciste un movimiento ocular sacádico -un movimiento
rápido y espasmódico de una fijación a la siguiente.
No es sorprendente que movieras tus ojos de un lugar a otro porque estabas tratando de
identificar al mayor número de personas posible. Pero si puede sorprenderte saber que aún
cuando estas libremente viendo un objeto o una escena sin buscar algo en particular, mueves
tus ojos alrededor de tres veces por segundo. Este escaneo rápido se muestra en el patrón de
fijaciones (puntos) separados por movimientos oculares sacádicos (líneas) de la figura 4.12,
cuando un participante miraba la fotografía de una fuente. Cambiar la atención de un lugar a
otro mediante movimiento oculares se denomina “atención abierta”, ya que podemos ver los
cambios de atención al observar donde están viendo los ojos. Ahora consideraremos dos
factores que determinan como la gente cambia su atención al mover sus ojos: de abajo-a-arriba,
con base principalmente en las características físicas del estímulo; y de arriba-a-abajo, con base
en factores cognitivos, tales como el conocimiento de la escena y experiencias previas con
estímulos específicos, que tenga el observador.
Figura 4.12
Figura 4.15
patrón de movimientos oculares en la figura 4.15, los cuales se registraron mientras una
persona preparaba un sándwich de crema de cacahuate. El proceso para hacer un sándwich
empieza con el movimiento de una pieza de pan de la bolsa (A) al plato (B). Nota que esta
operación se acompaña con un movimiento ocular de la bolsa al plato. Después el observador
mira el envase de la crema de cacahuate justo antes de levantarlo, y mira la tapa antes de
quitarla (C). La atención se desplaza al cuchillo, al levantarlo y utilizarlo para sacar la crema de
cacahuate, y ponerla sobre el pan (Land & Hayhoe, 2001).
El hallazgo clave de estos registros, y también de otro experimento en el que se registraron los
movimientos oculares de una persona al preparar té (Land et al., 1999), es que los movimientos
de los ojos de una persona dependen primordialmente de la tarea. La persona tuvo pocas
fijaciones en objetos o áreas irrelevantes para la tarea, y los movimientos oculares y fijaciones
estuvieron estrechamente relacionados a la acción que estaba por ejecutar. Más aún,
usualmente el movimiento ocular precedía una acción motora por una fracción de segundo,
como cuando la persona se fijó primero en el envase de la crema de cacahuate y después estiró
el brazo para levantarlo. Este es un ejemplo de la estrategia “justo a tiempo”, en la que los
movimientos oculares ocurren justo antes que necesitemos la información que nos pueden
aportar (Hayhoe & Ballard, 2005; Tatle et al., 2011).
Los ejemplos que hemos descrito en conexión con el escaneo basado en factores cognitivos y las
demandas de la tarea tienen algo en común: todos ellos aportan evidencia de que el escaneo se
ve influenciado por las predicciones de la gente (Henderson, 2017). El escaneo anticipa la acción
que va a realizar la persona al preparar un sándwich de crema de cacahuate y jalea; el escaneo
anticipa que las señales de alto aparecen más frecuentemente en las intersecciones; y los altos
en el escaneo para mirar por más tiempo un objeto inesperado ocurren cuando se violan las
expectativas de una persona, como cuando una impresora aparece inesperadamente en una
cocina.
Resultados de la atención
¿Qué ganamos al poner atención? Con base en la sección anterior, en la que describimos la
atención abierta asociada a los movimientos oculares, podríamos contestar la pregunta diciendo
que el cambio de atención al mover nuestros ojos nos permite ver ubicaciones de mayor interés
con mayor claridad. Esto es extremadamente importante, ya que coloca las cosas en las que
estamos interesados al frente y al centro, donde son fáciles de ver.
Sin embargo, algunos investigadores han estudiado la atención más allá de la medición de los
factores que influyen en los movimientos oculares, considerando que sucede cuando
cambiamos nuestra atención sin mover los ojos. Los cambios de atención mientras mantenemos
fijos los ojos se denomina atención encubierta, ya que el cambio atencional no se detecta al
observar a la persona. Esta manera de poner atención involucra cambiar la atención “con la
mente”, como lo harías al poner atención a un objeto que se encuentra hacia un lado cuando
estas viendo al frente. (Lo que también se ha descrito como “ver con el rabillo del ojo” o “mirar
de reojo.”)
Una razón por la que algunos investigadores han estudiado la atención encubierta es porque es
una manera de estudiar que esta sucediendo en la mente sin interferencia de los movimientos
de los ojos. Pasaremos a presentar la investigación sobre atención encubierta, que muestra que
los cambios de atención “en la mente” pueden afectar que tan rápido podemos responder a
ciertas posiciones y objetos, y como percibimos estos últimos.
La atención mejora nuestra habilidad para responder a una posición
En una serie de estudios clásica, Michael Posner y colaboradores (1978) se preguntaron si poner
atención a una posición espacial mejoraría la habilidad de una persona para responder a los
estímulos que se presentaran ahí. Para responder esta pregunta, Posner utilizo un
procedimiento llamado “pre-señalización”.
Método de pre-señalización
El principio genera detrás de un experimento de pre-señalización es determinar si al presentar una señal
que indica donde aparecerá un estímulo de prueba aumenta el procesamiento del estímulo objetivo. Los
participantes en el experimento de Posner y colaboradores (1978), mantuvieron fijos sus ojos durante todo
el experimento, mirando siempre a número 1 en arreglo que se muestra en la figura 4.16, por lo que Posner
estaba midiendo la atención encubierta.
Los participantes vieron primero una flecha como señal (que se muestra en el panel izquierdo figura),
indicando el lado de la pantalla en el que deberían concentrar su atención. En la figura 4.16a, la flecha
indica que deberían concentrar su atención a la derecha (manteniendo su mirada en el número 1). Su tarea
era presionar una tecla lo más rápido posible cuando un cuadrado se presentará a un lado (como se
muestra en el panel derecho). El ensayo que se muestra en la figura 4.16a es un ensayo válido porque el
cuadrado aparece en el lado indicado por la flecha. En 80% de los ensayos, la flecha dirigió la atención de
los participantes al lado en que aparecería el cuadrado. Sin embargo, en 20% de los ensayos, la flecha
dirigió la atención de los participantes al lado contrario de donde aparecería el cuadrado (figura 4.16b).
Estos eran los ensayos inválidos. En ambos tipos de ensayo, válidos e inválidos, la tarea de los participantes
era la misma -presionar una tecla tan rápido como fuera posible, cuando apareciera el cuadrado.
Figura 4.16
Además de poner atención de forma encubierta a
posiciones, como en el experimento de Posner, también
podemos poner atención de manera encubierta a objetos
específicos. Presentaremos ahora algunos experimentos que
muestra que 1) la atención puede mejorar nuestra respuesta a objetos y 2) cuando la atención
se dirige de una posición en el un objeto, el efecto de mejora de la atención se difunde a otras
partes del objeto.
Consideremos, por ejemplo, el experimento que se
muestra en el diagrama de la figura 4.17 (Eagly et
al., 1994). Mientras los participantes mantenían
sus ojos en el signo +, el extremo de un rectángulo
se remarcaba brevemente (figura 4.17a). Esta era
la señal (clave) que indicaba donde probablemente
aparecería el objetivo, un cuadrado obscuro (figura
4.17b). En este ejemplo, la clave indicaba que el Figura 4.17
objetivo podría aparecer en la posición A, en la
parte superior del rectángulo de la derecha, y el
objetivo se presentaba efectivamente en A. (Las
letras utilizadas para mostrar las posiciones en nuestra descripción no aparecían en el
experimento).
La tarea de los participantes fue presionar un botón cuando el objetivo se presentaba en
cualquier lugar en la pantalla. Los números muestran los tiempos de reacción, en milisegundos,
para tres posiciones del objetivo cuando la clave se presentó en la posición A. No sorprende ver
que los participantes respondieron más rápidamente cuando el objetivo se presentó en A,
donde había aparecido la clave. Sin embargo, el resultado más interesante es que los
participantes respondieron más rápidamente cuando el objetivo se presentó en B (tiempo de
reacción: 5 358 ms), que cuando se presentó en C (tiempo de reacción: 5 374 ms). ¿Por qué?
Esto no puede deberse a que B estuviese más cerca de A que C, porque B y C estaban
exactamente a la misma distancia de A. En lugar de eso, la ventaja de B sucede porque se
localiza en el mismo objeto que recibió la atención del participante.
Poner atención a A, donde se presentó la clave, genera el máximo efecto en A, pero el efecto de
esta atención se propaga a través del objeto, de manera que también se da una mejora en B. La
respuesta más rápida que se obtiene cuando la mejora por atención se da en el un objeto se
denomina “ventaja del mismo-objeto” (Marino & Scholl, 2005; ver también Driver & Baylis,
1989, 1998; Katzner et al., 2009; Lavie & Driver, 1996; y Malcom & Shomstein, 2015 para más
demostraciones de como la atención se propaga a través de los objetos).
La atención afecta la percepción
Regresando a la cita de James al principio del capítulo, enfoquémonos en su descripción de
atender a los objetos como la “toma de posesión por la mente, de forma clara y vívida”. La frase
“de forma clara y vívida” sugiere que atender a un objeto los hace más claro y vívido -es decir,
que la atención afecta la percepción. Más de 100 años después de la sugerencia de James,
muchos experimentos han mostrado que los objetos atendidos se perciben como más grandes o
rápidos, con un colorido más rico y con mayor contraste que los objetos no atendidos (Anton-
Erxleben et al., 2009; Carrasco et al., 2004; Fuller & Carrasco, 2006; Turatto et al., 2007). La
atención, por tanto, no solo causa que respondamos más rápido a las posiciones o a los objetos
sino también afecta como percibimos el objeto (Carrasco, 2011).
La atención afecta la respuesta fisiológica
La atención tiene diferentes efectos en el cerebro. Uno de ellos es incrementar la actividad en
las áreas cerebrales que representan la posición atendida.
La atención a posiciones incrementa la actividad en áreas específicas del cerebro
¿Qué pasa en el cerebro cuando la gente cambia su atención a diferentes posiciones mientras
mantiene sus ojos fijos? Ritobrato Datta y Edgar DeYoe (2009) contestaron esta pregunta
midiendo la actividad cerebral mediante fMRI mientras los participantes fijaban su vista en el
centro de la pantalla (figura 4.18) y movían su atención a diferentes posiciones en la pantalla.
Figura 4.18
Los colores en los círculos de la figura 4.18b indican el área cerebral que se activó cuando el
participante dirigió su atención a las diferentes posiciones señaladas por la letra en los
estímulos de la figura 4.18a. Nota que el “punto crítico” amarillo, que es el lugar con mayor
activación, se aleja del centro y su tamaño aumenta conforme la atención se dirige cada vez más
lejos del centro. Al recolectar datos de activación cerebral para todas las posiciones en el
estímulo, Datta y DeYoe crearon “mapas atencionales” los cuales muestran que, al dirigir la
atención a zonas específicas del espacio, se activan zonas específicas del cerebro.
Lo que hace este experimento aun más interesante es que después de determinar los mapas
atencionales para un participante en particular, se le pidió a esa persona dirigir su atención a
una posición “secreta”, desconocida para los investigadores. Con base en la ubicación del
“punto-crítico” amarillo en el cerebro, los investigadores pudieron predecir, con 100% de
precisión, el lugar que “secretamente” estaba atendiendo la persona.
La atención modifica la representación de los objetos en la corteza
Los “puntos-críticos” del experimento de Datta y DeYoe son una elegante demostración de
como la atención que se dirige a una posición específica resulta en un aumento de actividad en
una zona de la corteza cerebral. ¿Pero que pasa cuando una persona podría estar dirigiendo su
atención a varias posiciones, al buscar un objeto en un ambiente natural? Tolga Cukur y
colaboradores (2013) trataron de responder esta pregunta determinando como afecta la
atención la manera en que se representan diferentes tipos de objetos en el cerebro como un
todo.
Figura 4.19
El punto de partida para el experimento de Cukur fue el mapa cerebral de Alex Huth (2012) que
describimos en el capítulo 2 (ver la figura 2.20). El mapa de Huth muestra como se representan
diferentes categorías de objetos y acciones por la actividad que se distribuye en una gran parte
del cerebro. Huth estableció este mapa al pedirles a los participantes que vieran películas
dentro de un escaner de fMRI para registrar la actividad cerebral mientras pasaban diferentes
cosas en la pantalla (ver la figura 2.19). Cukur hizo lo mismo que Huth (estaban trabajando en el
mismo laboratorio y aparecían como coautores en los mismos artículos), pero en lugar de que
sus observadores vieran pasivamente las películas, les pidió que realizaran una tarea que
implicaba buscar “humanos” o “vehículos”. Un tercer grupo observo las películas pasivamente,
como en el experimento de Huth. La figura 4.19 muestra lo que pasó al graficar la respuesta de
un solo voxel en el cerebro (ver la página 41 para repasar que es un voxel) a diferentes tipos de
estímulos bajo diferentes condiciones de búsqueda. Observa en (a) que cuando el observador
estaba buscando “humanos” en la película, el voxel responde bien a “persona”, un poco a
“animal” y prácticamente no responde a “edificio” y “vehículo”. Sin embargo, en (b), cuando el
observador esta buscando “vehículos”, la sintonía del voxel cambia y ahora responde bien a
“vehículo”, medianamente a “edificio”, y no responde a “persona” o “animal”. Al analizar los
datos de decenas de miles de voxel en todo el cerebro, Cukur generó los mapas de cerebro
completo que se muestran en la figura 4.20. Los colores señalan la sintonía para diferentes
categorías. La diferencia más obvia entre el cerebro en búsqueda-de-humanos y el cerebro en
búsqueda-de-vehículos se observa en la parte alta del cerebro en esta toma. Nota que en
condición “personas” hay más amarillo y verde, colores que representan gente y cosas
relacionadas con la gente, como partes del cuerpo, animales, grupos y habla. Sin embargo, en la
condición “vehículos”, los colores cambian a rojos, que representan vehículos o cosas
relacionadas con ellos, como movimiento, calles y aditamentos.
Figura 4.20
Una característica importante de estos mapas cerebrales es que el buscar una categoría
particular modifica la respuesta a la categoría y más cosas relacionadas con esa categoría; así, el
buscar personas también afecta la respuesta a grupos y a ropa. Cukur llama a este efecto
“distorsión atentaba” -el mapa cerebral de categorías se modifica para asignar más espacio a las
categorías que se están buscando, lo que ocurre aún cuando la categoría no está presente en la
película. Por ejemplo, cuando una persona esta buscando vehículos, el cerebro se “distorsiona”
o se “sintoniza” para que áreas grandes respondan mejor a vehículos y cosas relacionadas con
vehículos. Así, cuando aparece un vehículo, una calle o hay movimiento, se tiene una respuesta
grande. Otras cosas, que en ese momento la persona no está buscando, causan respuestas
mucho menores.
De acuerdo con Schneider y Shiffrin, esto significa que la práctica hizo que los participantes
pudieran dividir su atención para lidiar con todos los estímulos objetivo y de prueba
simultáneamente. Más aún, la gran cantidad de ensayos de práctica resultaron en
“procesamiento automático”, un tipo de procesamiento que se da 1) sin intención (sucede
automáticamente, sin que la persona trate de hacerlo) y 2) con un costo mínimo en términos de
los recursos cognitivos de la persona.
Las experiencias en la vida real están llenas de ejemplos de procesamiento automático, ya que
hay muchas cosas que hemos practicado por años. Por ejemplo, ¿te has preguntado alguna vez,
después de salir de casa, si cerraste la puerta con llave y regresaste, solo para darte cuenta de
que si lo habías hecho? Para mucha gente, cerrar la puerta con llave se ha convertido en una
respuesta tan automática que la hace sin poner atención. Otro ejemplo de procesamiento
automático (que a veces espanta un poco) sucede cuando has manejado a un lugar y al llegar a
tu destino no puedes recordar el viaje. En muchos casos esto resulta de “estar absorto en
pensamientos” acerca de otra cosa y que manejar se ha vuelto una acción tan automática que
parece darse sola (al menos hasta que ocurre una “situación” de tráfico, como un tramo de
carretera en reparación o que otro carro meta frente a ti). Finalmente, puedes realizar muchas
actividades motoras que requieren habilidad, como teclear para escribir o “textear”,
automáticamente, sin atención. Trata de poner atención a lo que hacen tus dedos al teclear y
toma nota de lo que le pasa a tu ejecución. Los concertistas de piano han reportado que si
empiezan a poner atención a sus dedos cuando están tocando, su ejecución se viene abajo.
La atención dividida se torna difícil cuando la dificultad de las tareas aumenta
Los experimentos de Schneider y Shiffrin muestran que si la atención dividida es posible con
algunas tareas bien practicadas. Sin embargo, otros experimentos han encontrado que si la
dificultad de la tarea incrementa -usando letras tanto para los objetivos como para los
distractores, y cambiando los objetivos y distractores en cada ensayo, de tal manera que un
objetivo en un ensayo sea un distractor en otro- entonces el procesamiento automático no es
posible, aún con práctica (ver también Schneider & Chein, 2003). Manejar un auto proporciona
un ejemplo de lo difícil que es dividir la atención cuando incrementa la dificultad de la tarea.
Puede resultarte fácil manejar y hablar al mismo tiempo si el tráfico es ligero en una carretera
que te es familiar. Pero si el tráfico se vuelve pesado, ves una señal de “tramo en reparación” y
el camino de repente se vuelve accidentado, es probable que tengas que parar la conversación
o apagar el radio para dedicar todos tus recursos cognitivos a manejar. Debido a la importancia
de manejar en nuestra sociedad y al fenómeno reciente de gente que habla por celular y
“textea” mientras maneja, los investigadores han empezado a estudiar las consecuencias de
tratar de dividir la atención entre manejar y otras actividades distractoras.
Distracciones
El ambiente esta lleno de distracciones -cosas que alejan nuestra atención de algo que estamos
haciendo. Una fuente de distracción que se ha extendido en las últimas décadas son los
teléfonos celulares, las tabletas y computadoras, y una de las consecuencias más peligrosas de
esta fuente de distracción ocurre al manejar.
Distracciones al manejar por el uso de celulares
Manejar representa una paradoja: en muchos casos, somos tan buenos en la tarea que
operamos con “piloto automático”, como cuando manejamos en una carretera recta con tráfico
ligero. Sin embargo, en otros casos, manejar puede ser una tarea muy demandante, como se
señalo anteriormente, cuando el tráfico se vuelve pesado o de repente aparecen algunos
peligros frente a nosotros. Es en este último caso cuando las distracciones que resultan en un
decremento de atención al manejar son particularmente peligrosas.
La gravedad de la inatención de un conductor se verificó en un proyecto de investigación
denominado “100-autos: estudio de manejo en condiciones naturales” (Dingus et al., 2006). En
este estudio se colocaron grabadoras de video en 100 vehículos para registrar lo que estaban
haciendo los conductores y las vistas del parabrisas y trasera. Con estos registros se
documentaron 82 choques y 771 casi-choques en más de 2 millones de millas de manejo. En
80% de los choques y 67% de los casi-choques, el conductor estaba distraído de alguna forma 3
segundos antes del accidente. Un hombre estuvo viendo hacia abajo y a la derecha,
aparentemente buscando algo entre papeles, en una situación de alto-siga, hasta que se
impactó contra una camioneta (SUV). Una mujer que comía una hamburguesa, bajo su cabeza
por debajo del tablero justo antes de chocar con el coche frente de ella. Una de las actividades
más distractoras fue presionar botones en un teléfono celular o en un aparato similar. Más del
22% de casi-choques involucraron esta clase de distracción y es probable que el porcentaje sea
mayor ahora, ya que ha aumentado el uso de celulares desde que se realizó el estudio.
Figura 4.23
En un experimento de laboratorio sobre los efectos de los teléfonos celulares, David Strayer y
William Johnston (2001) dieron a los participantes una tarea de simulación de manejo que
requería que frenaran lo más rápido posible en respuesta a una luz roja. Hacer esto mientras
hablaban en un teléfono celular ocasionó que los participantes cometieran el doble de errores
(no responder ante las luces rojas) que cuando no estaban hablando por teléfono (figura 4.23a),
y también incrementó el tiempo para iniciar el frenado (figura 4.23b). Tal vez el hallazgo más
importante de este experimento es se dio el mismo decremento en la ejecución sin importar
que los participantes utilizaran un aparato de “manos-libres” o tuvieran el teléfono en la mano.
Considerando estos resultados y los de muchos otros experimentos sobre los efectos de usar el
celular al manejar, Strayer y colaboradores (2013) concluyeron que hablar por teléfono utiliza
recursos mentales que de otra manera estarían disponibles para manejar el auto (ver también
Haigney & Westerman, 2001; Lamble et al., 1999; Spence & Read, 2003; Violanti, 1998). La
conclusión de que el problema que representa el uso del celular al manejar esta relacionado con
el uso de recursos mentales es importante. El problema no es manejar con una mano, sino
manejar con menos recursos mentales disponibles para enfocarlos en el manejo.
Aún cuando la investigación claramente muestra que manejar y hablar por teléfono es
peligroso, mucha gente cree estar exenta de ello. Por ejemplo, en respuesta a una tarea, uno de
mis estudiantes escribió: “Yo no creo que mi forma de manejar se altere cuando estoy hablando
por teléfono … Mi generación aprendió a manejar cuando los celulares ya habían aparecido. Yo
tuve uno antes de manejar, por lo que al aprender a manejar aprendí simultáneamente a hablar
por teléfono y manejar.”
Pensar de esta manera es probablemente la causa de que 27% de los adultos reportan que a
veces “textean” al conducir, a pesar de la contundente evidencia de que es peligroso (Seiler,
2015; Wiederhold, 2016). Por ejemplo, un estudio realizado por el Instituto del Transporte del
Tecnológico de Virginia encontró que los conductores de camiones que enviaban mensajes de
texto al conducir tenían una probabilidad 23 veces más alta de tener un choque o un casi-
choque, que los conductores que no “texteaban” (Olson et al., 2009). Por resultados como
estos, que indican que textear es aún más peligroso que hablar por teléfono, la mayoría de los
estados han pasado leyes prohibiendo enviar o consultar mensajes de texto al manejar.
El mensaje principal de todo esto es que cualquier cosa que distraiga la atención puede
disminuir la ejecución al manejar. Y los teléfonos celulares no son los únicos aparatos que
captan la atención dentro de un carro. Los modelos nuevos de automóviles tienen pequeñas
pantallas que pueden mostrar las mismas aplicaciones que aparecen en tu teléfono celular.
Algunas aplicaciones activadas por voz permiten que los conductores hagan reservaciones en
cines o en restaurantes, envíen o reciban texto o correos, y puedan subir información a
Facebook. La compañía Ford llama a su sistema un “sistema de info-tenimiento”. Pero un
estudio reciente de la Fundación AAA para la Seguridad en el Transporte, “Medición de la
distracción cognitiva en el automóvil”, indica que, tal vez, demasiada información y
entretenimiento no sea algo bueno. El estudio encontró que la activación por voz para algunas
actividades era más distractora y, por tanto, más peligrosa que los teléfonos celulares, con o sin
“manos libres”. El estudio concluye “sólo porque una nueva tecnología nos permite mantener
nuestros ojos en el camino no la hace segura mientras el vehículo este en movimiento (Strayer
et al., 2013).
Distracciones por internet
No hay duda de que las distracciones al manejar ocasionadas por el uso del celular afectan la
habilidad para manejar con seguridad. Pero los celulares, y el internet en general, también
pueden tener efectos negativos en muchos otros aspectos del comportamiento.
Muchas investigaciones han documentado un elevado uso de celulares y del internet. Por
ejemplo, 92% de los estudiantes universitarios reportan haber “texteado”, navegado la red,
enviado fotografías o visitado redes sociales durante sus clases (Tindall & Bohlander, 2012). Al
revisar los estados de cuenta de los celulares de estudiantes universitarios (¡con su
autorización!), Judith Gold y colaboradores (2015) encontraron que enviaron, en promedio, 58
mensajes de texto al día, y Rosen y colaboradores (2013) mostraron que, durante una sesión de
estudio de 15 minutos, los estudiantes promediaron menos de 6 minutos en la tarea antes de
interrumpirla para estirarse, ver televisión, entrar a un sitio en internet, textear o utilizar
Facebook. Otro método para determinar como se desarrollan algunas actividades cotidianas,
como textear, es el muestreo de experiencias.
¿Qué tan a menudo consultas tu celular? Si checas constantemente tu celular, una explicación
de tu conducta involucra el condicionamiento operante, una clase de aprendizaje así bautizada
por B.F. Skinner (1938) (ver p. 11), en el que la conducta esta controlada por recompensas
(llamados reforzamientos) que siguen a la conducta. Un principio básico del condicionamiento
operante es que la mejor manera de asegurar que una conducta se mantendrá es reforzarla
intermitentemente. Cuando checas tu celular para ver si tienes un mensaje y no es así, bueno,
siempre hay una probabilidad de que aparezca la siguiente vez. Cuando finalmente aparece, has
sido reforzado intermitentemente, lo que fortalece la futura conducta de “clicar” los botones. La
dependencia al teléfono que muestran algunas personas la captura el slogan utilizado por
Ephemera, Inc.: “Después de un largo fin de semana sin tu teléfono, aprendes lo que es
importante en la vida. Tu teléfono.” (ver Bosker, 2016, para más información sobre como se
programan los celulares para que continúes “clicando”).
El constante cambio de una actividad a otra ha sido descrito como una “atención parcial
continua” (Rose, 2010), y aquí es donde está el problema, porque como hemos visto con el
manejo, distraerse de una tarea afecta el desempeño. Por lo tanto, no sorprende que la gente
que textea más tiende a tener calificaciones más bajas (Barks et al., 2011; Kuznekoff et al., 2015;
Kuznekoff & Titsworth, 2013; Lister-Landman et al., 2015), y en casos extremos, la gente se
vuelve “adicta” al internet, considerándose una adicción cuando el uso de internet afecta
negativamente algunas áreas de la vida personal (por ejemplo, en lo social, académica,
emocional o familiar) (Shek et al., 2016).
¿Cuál es la solución? De acuerdo con Steven Pinker (2010), toda vez que la computadora y el
internet están aquí para quedarse, “la solución no es lamentarse de la tecnología sino
desarrollar estrategias de autocontrol, como cuando enfrentamos cualquier otra tentación en la
vida”. Parece ser un buen consejo, pero a veces las tentaciones son tan poderosas que son
difíciles de resistir. Un ejemplo, para algunas personas, es el chocolate. Otro, checar el celular.
Pero aún así, si eres capaz de resistirte al chocolate y a tu celular, hay otra distracción que es
difícil resistir: la que ocurre cuando tu mente divaga.
La distracción causada por una mente que divaga
Volvamos a Rogelio, quién al principio del capítulo estaba
sentado en la biblioteca pensando como resolver unos
problemas matemáticos. Aún cuando era capaz de ignorar
a la gente que estaba hablando a su alrededor, de repente
se da cuenta que su mente ya no está en los problemas de
matemáticas sino en lo que planea hacer más tarde, y pasa
al problema de que regalarle a su novia por su cumpleaños,
y luego … pero ¡espera un minuto! ¿Qué pasó con el
problema de matemáticas? La mente de Rogelio ha pasado
Figura 4.24
de una cosa a otra, su mente divagando -los pensamientos
viniendo desde adentro- o soñando despierto, como
también se dice (Singer, 1975; Smallwood & Schooler,
2015) (figura 4.24).
Otra característica de divagar es que usualmente está asociado con actividad en la red de modo-
por-defecto (RMD). Recuerda, capítulo 2 (página 50), que la red de modo-por-defecto se activa
cuando una persona no está involucrada en tarea alguna. Esto puede sonar contradictorio con
los ejemplos anteriores, pues la mente divaga cuando está realizando tareas como resolver
problemas matemáticos o leer. Pero recuerda que una vez que la mente de una persona
empieza a divagar, él o ella no pueden concentrar su atención en una tarea. Divagar es un gran
problema si tienes que estar concentrado. Sin embargo, como veremos más adelante en el libro,
al hablar de la memoria, la solución de problemas y la creatividad, divagar también tiene sus
beneficios, como ayudarnos a planear para el futuro y mejorar nuestra creatividad.
¿Qué pasa cuando no ponemos atención?
Una cosa que debe quedar clara de toda nuestra discusión, hasta ahora, es que la atención es
un recurso valioso pero limitado. Podemos poner atención a algunas cosas, pero no a todo.
Podemos dividir la atención, pero es difícil hacerlo, y existen fuerzas en el mundo que tratan de
distraernos para que no pongamos atención en lo que debiéramos estar poniendo atención.
(Siéntete con la confianza de tomar un receso para checar si tienes mensajes, pero no te
distraigas por mucho tiempo porque todavía hay mucho que contar).
Hay muchas formas de mostrar que existen límites para nuestra habilidad de atender, y
podemos demostrarlo al ver lo que sucede cuando no estamos poniendo atención en el lugar
correcto en el momento correcto. Si estamos poniendo atención a algunas cosas en una escena,
inevitablemente no nos percatamos de otras. Esto queda ilustrado dramáticamente en el
trágico accidente que ocurrió en una alberca en Iowa, descrito por Lyndsey Lanagan-Leitzel y
colaboradores (2015) de la siguiente manera: el 14 de julio de 2010, como parte de un
campamento de la Asociación de Atletas Cristianos, cerca de 175 adolescentes disfrutaron un
día de nado en una alberca local en Pella, Iowa. Cuando era tiempo de abordar los autobuses
para regresar a sus cuartos, faltaban dos jóvenes. Una búsqueda de 15 minutos terminó con el
trágico descubrimiento: los cuerpos de los dos jóvenes (de 14 y 15 años) se encontraban
inmóviles, en el fondo de la alberca. Los intentos de revivirlos fracasaron (Belz, 2010).
Lo que resulta particularmente sorprendente es que los jóvenes se ahogaron a pesar de que al
menos 10 salvavidas y 20 monitores del campamento estaban vigilando a los nadadores; nadie
se dio cuenta de que se ahogaron.
De acuerdo con Lanagan-Leitzel, aunque los ahogamientos en albercas vigiladas por salvavidas
son raros, hay razones que involucran los límites de nuestra habilidad para atender que pueden
explicar lo ocurrido.
Considera la tarea de los salvavidas. Su trabajo es esencialmente una tarea de escaneo visual en
la que deben detectar un evento infrecuente (alguien ahogándose) entre muchos distractores
similares (jóvenes chapoteando en la alberca). Aparentemente no es raro que la gente se
ahogue sin un chapoteo excesivo y generalmente no gritan por ayuda, ya que su energía y su
atención están concentradas en respirar. Existen otras razones para que sea difícil detectar a
alguien que se está ahogando en una alberca concurrida, pero el mensaje para nosotros es que
es posible estar atento y aún así no darnos cuenta de algunas cosas. Un ejemplo, llamado
ceguera inatentiva, nos deja claro como podemos no darnos cuenta de cosas aún cuando son
claramente visibles.
Ceguera inatentiva
La ceguera inatentiva ocurre cuando la gente no se percata de estímulos claramente visibles si
no está dirigiendo su atención hacia ellos (Mack & Rock,1998). Por ejemplo, Cartwright-Finch y
Nilli Lavie (2007) les pidieron a los participantes que vieran el estímulo en cruz que se muestra
en la figura 4.25. La cruz, presentada muy brevemente, se presentaba en 5 ensayos y la tarea de
los observadores era indicar que brazo de la cruz era el más largo, el horizontal o el vertical. Esta
es una tarea difícil porque los brazos eran apenas diferentes en longitud, la cruz se presentaba
muy rápidamente, y el brazo más largo cambiaba de ensayo a ensayo. En el sexto ensayo, el
borde de un pequeño cuadrado se añadía a la pantalla (figura 4.25b). Inmediatamente después
del sexto ensayo, se les preguntaba a los participantes si habían notado algo en la pantalla que
no hubieran visto antes. De los 20 participantes sólo 2 reportaron haber visto el cuadrado. En
otras palabras, la mayoría de los participantes fueron “ciegos” al pequeño cuadrado, aún
cuando se presentó justo al lado de la cruz. Esta demostración de ceguera inatentiva utilizó
estímulos geométricos de prueba que se presentaron muy rápidamente. Pero Daniel Simons y
Christopher Chabris (1999) mostraron que la atención puede afectar la percepción en una
escena dinámica al pedirle a los observadores que vieran una pequeña película que mostraba
dos “equipos” de tres jugadores cada uno. Un equipo, con uniforme blanco, se pasaba un balón
de basquetbol mientras el otro equipo lo “bloqueaba” al seguirlos moviendo sus brazos como
en un juego de basquetbol (figura 4.26). Los observadores tenían que contar el número de
pases, una tarea que exigía que concentraran su atención en el equipo con el uniforme blanco.
A los 45 segundos ocurría uno de dos eventos posibles: una mujer llevando una sombrilla o una
persona en un disfraz de gorila se atravesaban la escena en medio del juego, un evento que
tomaba 5 segundos.
Figura 4.25 Figura 4.26
Después de ver el video, les preguntaron a los observadores si habían visto algo inusual o si
habían visto algo más que los 6 jugadores. Casi la mitad de los observadores -46%- reportaron
no haber visto a la mujer o al gorila. Este experimento demuestra que cuando los observadores
están poniendo atención a una secuencia de eventos, pueden llegar a no darse cuenta de otro
evento, aún cuando pase justo frente a ellos (ver también Goldstein & Fink, 1981; Neisser &
Becklen, 1975).
Sordera inatentiva
La idea de que la inatención puede provocar que no nos percatemos de estímulos visuales se ha
extendido a la audición. Dana Raveh y Nilli Lavie (2015) les dieron a sus participantes una tarea
de búsqueda visual que involucraba escanear una escena para encontrar un objeto específico.
Los investigadores presentaron una tarea de búsqueda visual fácil, como la que se muestra en la
figura 4.27a, o una difícil, como la de la figura 4.27b. A los participantes también se les pedía
que indicaran cuando oyeran un tono que se presentaba a la par con 20% de las pantallas de
búsqueda visual. Los resultados se muestran en la figura 4.27c y muestran que fue más difícil
detectar el tono cuando se realizaba la tarea de búsqueda visual difícil. Esta situación, en la que
la concentración en una tarea visual difícil provoca una falla auditiva, es un ejemplo de sordera
inatentiva.
Figura 4.27
Este resultado es relevante porque muestra tanto los efectos de la inatención pueden darse
entre la visión y la audición, como la manera en la teoría de la carga de atención de Lavie (ver la
página 99) explica los efectos de inatención. Raveh y Lavie muestran que estar involucrado en
una tarea de carga-alta incrementa la posibilidad de pasar por alto otros estímulos. Al
reconsiderar los ejemplos de ceguera inatentiva en visión, podemos ver que las tareas utilizadas
-detectar una pequeña diferencia en la longitud de una línea (ver la figura 4.25) o contar los
pases de basquetbol (figura 4.26)- efectivamente requieren de una fuerte concentración de
atención, así que no es sorprendente que los participantes hayan pasado por alto el pequeño
cuadrado o el gorila.
Detección de cambios
Los investigadores han demostrado también como una falta de atención puede afectar la
percepción mediante un procedimiento llamado detección de cambios, en el que se presenta
una fotografía seguida de otra, y la tarea es identificar cual es la diferencia entre ellas. Para
apreciar como funciona, prueba la siguiente demostración antes de seguir leyendo.
Demostración. Detección del cambio.
Cuando hayas terminado de leer estas instrucciones, observa la fotografía en la figura 4.28 por un instante; pasa a
la siguiente hoja y ve si puedes encontrar que es diferente en la fotografía en la figura 4.29. Adelante.
¿Pudiste ver la diferencia en la segunda fotografía? Las personas a menudo tienen problemas
para detectar el cambio, aún cuando es obvio si sabes donde buscar. (Intenta nuevamente,
poniendo atención a la señal que está en la parte baja y a la izquierda de la fotografía.) Ronald
Rensink y colaboradores (1997) hicieron un experimento similar, en el que presentaron una
fotografía, una pantalla en blanco, luego la misma fotografía con un objeto faltante, y la pantalla
en blanco nuevamente. Esta secuencia se repetía hasta que los observadores detectaban la
diferencia entre las dos fotografías. Rensink encontró que la secuencia tenía que repetirse varias
veces antes de que la diferencia fuera detectada. A esta dificultad para detectar los cambios en
las escenas se le llamó ceguera al cambio (Rensink, 2002).
La frecuencia de la ceguera al cambio es asombrosa. Por ejemplo, en un estudio (Grimes, 1996),
100% de los observadores fallaron en la detección de un incremento de un cuarto del tamaño
de un edificio, 92% no pudo detectar una reducción de la tercera parte de una parvada de aves,
58% detectó un cambio en el traje de baño de una modelo de rosa brillante a verde brillante,
50% no se percató que las cabezas de dos vaqueros se habían intercambiado, y 25% no se
dieron cuenta de ¡una rotación de 180º del castillo de Cenicienta en Disneylandia! Si te es difícil
creer esto, piensa en tu habilidad para detectar cambios mientras ves una película. La ceguera al
cambio pasa todo el tiempo en las películas populares, en las que algún aspecto de la escena
que debiera permanecer inalterada cambia de una toma a la siguiente. En el Mago de Oz (1939),
Dorothy (Judy Garland) tiene el cabello largo y luego corto, una y otra vez. En Mujer Bonita
(1990), durante el desayuno, Vivian (Julia Roberts) va a tomar un croissant que de repente se
vuelve un hot-cake. En una escena de Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001), durante una
conversación en el Gran Salón, el lugar en que esta sentado Harry (Daniel Radcliff) cambia
repentinamente. Los cambios en estas películas, llamados errores de continuidad han sido bien
documentados en internet (busca “errores de continuidad en películas”).
¿Por qué se la ceguera al cambio? La respuesta está en el hecho de que cuando vemos una
escena, sea una fotografía o la acción en una película, nuestra atención no está dirigida al lugar
donde ocurre el cambio.
¿Y que hay de la experiencia cotidiana?
Todos los experimentos que hemos descrito -los experimentos de ceguera inatentiva, en los que
una tarea distractora impidió que la gente se percatara de un estímulo de prueba; el
experimento de sordera inatentiva, en el que la concentración en una tarea visual resultó en
una falla auditiva; y los experimentos de ceguera al cambio, en los que cambios pequeños pero
muy visibles en fotografías nos son percibidos- demuestran que poner atención juega un
importante papel en la percepción. Esto tiene implicaciones para la percepción en nuestra
experiencia cotidiana, ya que hay una gran cantidad de estímulos presentes en el ambiente y
sólo podemos poner atención a una pequeña fracción de estos en cualquier momento. Esto
significa que constantemente estamos pasando por alto objetos presentes en el ambiente.
Antes de decidir si nuestro sistema perceptual es irremediablemente deficiente por su
incapacidad para detectar una gran porción de nuestro ambiente, toma en cuenta el hecho que,
de alguna manera, al igual que otros animales, hemos sobrevivido; así que nuestro sistema
perceptual esta haciendo su trabajo suficientemente bien como para cubrir todos los
requerimientos perceptuales de la vida cotidiana. De hecho, el que nuestro sistema perceptual
se enfoque en una pequeña porción del ambiente se puede considerar como una de sus
características más adaptativas, ya que al concentrarse en lo que es más relevante, nuestro
sistema perceptual esta haciendo un uso óptimo de nuestros limitados recursos de
procesamiento.
También, aún cuando estamos concentrados en lo que es más relevante en ese momento,
nuestro sistema perceptual tiene un sistema de alarma que responde al movimiento o a la
intensidad de los estímulos, lo que provoca que rápidamente cambiemos nuestra atención a las
cosas que pueden significar peligro, tal como un animal que embiste, un peatón que está por
estrellarse contra nosotros, un flashazo brillante de luz, o un ruido intenso. Una vez que nuestra
atención se ha movido, podemos evaluar que esta pasando en nuestro nuevo centro de
atención y decidir si necesitamos actuar.
Por otro lado, es importante tener presente que no necesitamos percatarnos de todos los
detalles de lo sucede a nuestro alrededor. Al caminar en una banqueta llena de gente necesitas
saber donde están las demás personas para evitar chocar con ellas, pero no necesitas saber si
una de ellas lleva anteojos o que otra tiene una camisa azul. Tampoco necesitas verificar
continuamente los detalles de lo que sucede a tu alrededor porque, por tu experiencia pasada,
posees esquemas para las calles de una ciudad, caminos rurales o la disposición espacial de tu
campus, que te permiten “completar” lo que te rodea sin poner demasiada atención (ver
capítulo 3, página 74).
Todo esto significa que nuestros sistemas perceptuales están bien adaptados para tomar la
información que necesitamos para sobrevivir, aún cuando sólo podemos tomar una pequeña
proporción de toda la información disponible en el ambiente. Pero antes de decidir que la
combinación de atención focalizada, señales de alarma al margen y esquemas te dan la
capacidad para realizar hazañas de atención dividida -como manejar y textear- recuerda que
manejar, textear, y los celulares son incorporaciones recientes al ambiente, que no estaban
presentes cuando el sistema perceptual humano evolucionó. De esta manera, por más
adaptativo que sea nuestro sistema perceptual, el mundo moderno a menudo nos pone en
situaciones que no estamos diseñados para manejar y que, como ya hemos visto, nos pueden
llevar a defensa abollada, o peor.
Figura 4.30
Toda vez que la atención no esta involucrada, los investigadores han argumentado que esta
etapa es automática, inconsciente y no requiere esfuerzo. En esta etapa, las características de
los objetos se analizan independientemente en diferentes áreas del cerebro y no están
asociadas con un objeto en particular. Por ejemplo, durante la etapa preatentiva, el sistema
visual de una persona que observa como rueda una pelota roja procesaría las cualidades de
“rojo” (color), “redondez” (forma), y “movimiento hacia la derecha” (movimiento) por separado.
En la siguiente etapa de procesamiento, llamada la etapa de atención focalizada, la atención se
concentra en un objeto y las características independientes se combinan, provocando que el
observador se percate conscientemente de la pelota roja rodando.
En este procesamiento en dos etapas puedes pensar en las características visuales como los
componentes de un “alfabeto visual.” Justo al comienzo del proceso la información acerca de
cada uno de estos componentes existe independientemente de la de los demás, tal como las
fichas de las letras en el juego de “Scrabble”, que son piezas individuales cuando están dispersas
al inicio del juego. Sin embargo, como al combinar las piezas individuales del Scrabble en
palabras, las características individuales se combinan para formar percepciones objetos
completos (unitarios). La idea de que un objeto automáticamente se descompone en
características puede resultar contra intuitivo porque siempre vemos objetos como unidades,
no objetos que han sido separados en sus características individuales. La razón por la que no
nos damos cuenta de este proceso de análisis de características es que ocurre tempranamente
en el procesamiento perceptual, antes de que seamos conscientes del objeto.
De esta manera, cuando ves este libro, eres consciente de su forma rectangular, pero no te
percatas que antes de ver la forma rectangular, tu sistema perceptual analizó el libro en
términos de características individuales, tal como líneas con diferentes orientaciones.
Evidencia a favor de la teoría de integración de características
Para proporcionar alguna evidencia perceptual de que los objetos son efectivamente se analizan
en características, Anne Treisman y Hilary Schmidt (1982) realizaron un experimento que
involucró un efecto perceptual llamado conjunciones ilusorias, en el que un objeto puede
tomar propiedades de otro objeto.
Conjunciones ilusorias
Treisman y Schmidt presentaron arreglos como el de la
figura 4.31, en los que cuatro objetos aparecían
flanqueados por dos números en color negro. En un
destello de un quinto de segundo (200 ms) presentaron
este arreglo en una pantalla, seguido de una pantalla
máscara con puntos al azar, diseñada para eliminar
cualquier percepción residual que pudiera quedar
después de que desaparecieran los estímulos. Pidieron a
Figura 4.31
los participantes que reportaran primero los números
negros y después lo que hubieran visto en las cuatro
posiciones donde aparecían las formas. Los participantes
tenían que dividir su atención en dos tareas: identificar los números e identificar las formas. Al
dividir la atención de los participantes, Treisman y Schmidt redujeron su habilidad para
concentrar atención en las formas.
¿Qué fue lo que reportaron los participantes? Por demás interesante, en cerca del 20% de los
ensayos, los participantes reportaron haber visto formas que eran una combinación de las
características de los dos diferentes estímulos. Por ejemplo, después de que se presentará el
arreglo de la figura 4.31, en el que aparecen un pequeño triángulo en color rojo y un pequeño
círculo verde, reportaron haber visto un pequeño círculo rojo y un triángulo verde pequeño.
Esta combinación de características de diferentes estímulos son conjunciones ilusorias.
Las conjunciones ilusorias pueden ocurrir aún cuando los estímulos varían mucho en forma y
tamaño. Por ejemplo, un círculo azul pequeño y un cuadrado verde grande pueden ser vistos
como un cuadrado azul grande y un círculo verde pequeño. A pesar de que las conjunciones
ilusorias usualmente se observan en el laboratorio, también pueden darse en otras situaciones.
En una demostración que hice en clase para mostrar los errores en el testimonio ocular, un
hombre con una camisa verde irrumpió en el salón, tomó una cartera amarilla que estaba sobre
una mesa (con la anuencia del propietario, cómplice en la demostración), y salió corriendo del
salón. Esto sucedió tan rápido que sorprendió a todos los estudiantes, cuya tarea fue describir
que había pasado, como testigos de un “crimen.”
Muy interesantemente, uno de los estudiantes reportó que un hombre con una camisa amarilla
tomó una cartera verde de la mesa. Intercambiar los colores de los objetos es un ejemplo de
conjunciones ilusorias (Treisman, 2005).
De acuerdo con Treisman, las conjunciones ilusorias se
deben a que en la etapa preatentiva, cada característica
existe de manera independiente a las demás. Esto es, la
característica de “rojez,” “curvatura,” o “línea inclinada”,
en esta etapa temprana de procesamiento, no están
asociadas a un objeto específico. En palabras de Treisman
(1986), están “flotando libremente,” como se ejemplifica en
Figura 4.32
la figura 4.32, y pueden entonces, combinarse
incorrectamente si hay más de un objeto, especialmente en
condiciones de laboratorio, cuando los estímulos aparecen
en un destello y les sigue una máscara perceptual. Cuando describo este proceso en clase, no
faltan alumnos incrédulos. Un estudiante dijo, “Yo creo que cuando la gente ve un objeto, no lo
descompone en partes. Sólo ve lo que ve.” Para convencer a estos estudiantes (y muchos otros,
quienes al principio del curso no están cómodos con la idea de que la percepción a veces
involucra veloces procesos de los que no nos percatamos), describo el caso de R.M., un paciente
con un daño en el lóbulo parietal que le provocó el llamado síndrome de Balint. Una
característica crucial del síndrome de Balint es una incapacidad para enfocar la atención en
objetos individuales.
De acuerdo con la teoría de la integración de características, la falta de atención focalizada haría
que R.M. tuviera problemas para combinar correctamente las características, que fue
exactamente lo que sucedió. Cuando se le presentaron a R.M. letras de diferentes colores, como
una T roja y una O azul, reportó conjunciones como “T azul” en 23% de los ensayos, aún cuando
disponía de hasta 10 segundos para ver las letras (Friedman-Hill et al., 1995; Robertson et al.,
1997). El caso de R.M. muestra como las fallas cerebrales pueden revelar procesos que no son
obvios cuando el cerebro funciona de manera normal.
El análisis de características es sustancialmente un procesamiento de abajo-a-arriba, toda vez
que no requiere del conocimiento. En algunas condiciones, sin embargo, el procesamiento de
arriba-a-abajo puede intervenir. Por ejemplo, cuando Treisman y Schmidt (1982) realizaron un
experimento de conjunciones ilusorias utilizando estímulos como los de la figura 4.33, y les
pidieron a los participantes identificar los objetos, obtuvieron las conjunciones ilusorias típicas;
el triángulo naranja, por ejemplo, a veces se percibía negro. Sin embargo, cuando les dijeron a
los participantes que les iban a mostrar una zanahoria, un lago y una llanta, disminuyó la
frecuencia de las conjunciones ilusorias y los participantes reportaron más frecuentemente que
habían percibido una “zanahoria” triangular naranja. Bajo esta condición, el conocimiento de los
participantes de los colores típicos de los objetos influyó en su habilidad para combinar
correctamente las características de cada objeto. En nuestra experiencia cotidiana, cuando a
menudo percibimos objetos familiares, el procesamiento de arriba-a-abajo se combina con el
análisis de características para ayudarnos a percibir las cosas con precisión.
Búsqueda visual.
Otra aproximación al estudio del rol de la atención en la fusión ha sido el uso de tareas de
búsqueda visual, llamadas búsqueda de conjunciones.
Las búsquedas de conjunciones son útiles para estudiar la fusión porque encontrar el objetivo
en este tipo de tarea implica escanear un arreglo para poner atención en una posición
específica. Para probar la idea de que la atención a una posición es necesaria en una búsqueda
de conjunciones, varios investigadores han trabajado con R.M., el paciente con síndrome de
Balint, y han encontrado que no puede hallar el objetivo en una tarea de búsqueda de
conjunciones (Robertson et al., 1997). Esto es lo que esperaríamos por la dificultad que tiene
R.M. para focalizar la atención. R.M. puede, no obstante, encontrar los objetivos cuando se
trata de buscar características, como en la figura 4.34a, porque a que no se requiere atención-
en-una-posición en esta clase de tareas. Los experimentos de escaneo visual, tanto con R.M.
como con observadores normales, aportan evidencia que apoya la idea de que la atención es un
componente esencial del mecanismo que crea nuestra percepción de los objetos a partir de
cierto número de características (Wolfe, 2012).
Figura 4.35
Figura 4.36
Bosman encontró que el estímulo visual provocaba un PCL en el punto A de la corteza y también
en B, ya que A envía señales a B. También encontró que cuando el mono no estaba poniendo
atención al estímulo visual, las respuestas registradas en A y B no estaban sincronizadas (figura
4.36b). Sin embargo, cuando el mono concentraba su atención en el estímulo visual, las señales
de A y B se sincronizaban (figura 4.36c). Se ha hipotetizado que este tipo de sincronización
permite una comunicación más efectiva entre las dos áreas (ver Bosman et al., 2012; Buschman
& Kastner, 2015).
Además de las redes atencionales ventral y dorsal, se ha propuesta otra red, la llamada red
atencional ejecutiva. Esta red es extremadamente compleja y puede implicar dos redes
diferentes (Petersen & Posner, 2012). En lugar de enlistar todas las estructuras implicadas,
enfoquémonos en lo que la red atencional ejecutiva hace.
La red atencional ejecutiva es responsable de las funciones ejecutivas, las que incluyen una
gama de procesos implicados en el control de la atención y el manejo de respuestas que entran
en conflicto. Un ejemplo es la prueba de Stroop (ver la página 100), en la que la tarea requiere
fijarse en el color de la tinta e ignorar el nombre del color deletreado. Pero la atención ejecutiva
también se extiende a la vida real, cada vez que hay un conflicto entre diferentes cursos
posibles de acción.
El manejo del conflicto en la vida cotidiana ha sido llamado control cognitivo, control
inhibitorio y fuerza de voluntad. Probablemente te vengan a la mente situaciones en las que te
enfrentaste a una tentación difícil de resistir. En esos casos, tu sistema de atención ejecutiva
estuvo implicado al lidiar con esa tentación. Como se plasma en el título de la canción de la
banda de punk rock británica The Clash, “¿Debo quedarme o debo irme?” (Should I stay or
should I go?), la toma de decisiones y las tentaciones son parte de la vida.
En el siguiente capítulo examinaremos las conexiones entre la atención, control cognitivo y un
tipo de memoria llamado memoria de trabajo.
***
La historia que hemos contado en estos últimos dos capítulos tiene que ver con la manera en
que interactuamos con las cosas que se encuentran en el ambiente. Percibimos visualmente
objetos, escuchamos sonidos y experimentamos olores o sentimos cuando alguien nos toca, y
en ocasiones ponemos más atención a algunas cosas que a otras. Tanto la percepción como la
atención nos permiten conocer nuestro medio y actuar en él. Pero para ir más allá de nuestras
experiencias inmediatas, debemos poder retener algo de lo que nos esta sucediendo para poder
recordarlo más tarde. Esta es la función del proceso de memoria, que no sólo nos ayuda a
sobrevivir, sino que también establece nuestra identidad como personas. El proceso de
memoria es tan importante que la examinaremos en los siguientes cuatro capítulos. Como
veremos, mucho de lo que hemos presentado en nuestra discusión de la percepción y la
atención -el principio de representación, la importancia del conocimiento obtenido por la
experiencia, la manera en que hacemos y utilizamos inferencias y predicciones, y nuestra activa
interacción con ideas y con cosas- son centrales para nuestro entendimiento de la memoria.
Ponte a prueba 4.3
1. Describe el experimento de Schneider y Shiffrin que demuestra el procesamiento automático. ¿Que ejemplos
de procesamiento automático en la vida real puedes mencionar? ¿Cuándo no es posible el procesamiento
automático?
2. ¿A que conclusiones se puede llegar a partir de los resultados de los experimentos que ponen a prueba la
habilidad para manejar mientras se habla en el celular?
3. ¿Qué evidencia hay de que los celulares pueden afectar el desempeño en otras situaciones, más allá de
manejar?
4. ¿Cómo se puede explicar, mediante los principios de condicionamiento operante, el que mucha gente cheque
constantemente su celular?
5. ¿Qué es la divagación mental y como afecta nuestra habilidad para focalizar nuestra atención en una tarea?
¿Qué red cerebral está asociada con la divagación mental?
6. Describe la evidencia de que se requiere de la atención para percibir: el experimento de ceguera inatentiva; el
experimento de los “pases de basquetbol”; los experimentos de detección de cambios.
7. ¿Qué es la sordera inatentiva y que relación tiene el experimento que se describe en el texto sobre este
fenómeno, con la relación entre la teoría de la carga de atención y los efectos de inatención?
8. ¿Por qué podemos decir que no necesitamos percatarnos de todos los detalles de lo que sucede a nuestro
alrededor?
9. ¿Qué es la fusión y por qué es necesaria? ¿Cuál es el problema de fusión?
10. Describe la teoría de integración de características de Treisman. ¿Cómo trata de explicar nuestra percepción
de objetos esta teoría? ¿Cuáles son las etapas de esta teoría y en que punto se hace necesaria la atención?
11. ¿Qué son las conjunciones ilusorias y que nos dicen sobre el análisis de características? ¿Cómo han apoyado
las conjunciones ilusorias el papel de la atención en el análisis de características? ¿De que manera los
experimentos con pacientes con el síndrome de Balint apoyan la teoría de integración de características?
12. ¿Qué es una búsqueda de características? ¿Una búsqueda de conjunciones? ¿Qué tipo de búsqueda era difícil
para el paciente con el síndrome de Balint? ¿Qué sugiere este resultado respecto al papel de la atención en la
integración de características?
13. Describe como la atención es controlada por diferentes tipos de redes atencionales. Asegúrate de entender
las funciones de la red dorsal atencional, la red ventral de atención y la red atencional ejecutiva, y los
principios de conectividad efectiva y sincronización.