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EL DERECHO A LA RACIÓN DE LOS ENFERMOS DE HANSEN, UNA HISTORIA

DE EXCLUSIÓN Y PROTECCIÓN ESPECIAL POR PARTE DEL ESTADO.

AURA JINNETH OLARTE QUIROGA


JESSICA PAOLA ACUÑA LOPERA

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS


FACULTAD DE DERECHO
MAESTRÍA EN DERECHO ADMINISTRATIVO
TUNJA
2021
EL DERECHO A LA RACIÓN DE LOS ENFERMOS DE HANSEN, UNA HISTORIA
DE EXCLUSIÓN Y PROTECCIÓN ESPECIAL POR PARTE DEL ESTADO.

AURA JINNETH OLARTE QUIROGA


JESSICA PAOLA ACUÑA LOPERA

Trabajo de Grado para optar al título de


Magíster en Derecho Administrativo

Asesor
DR. Antonio Alejandro Barreto Moreno

UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS


FACULTAD DE DERECHO
MAESTRÍA EN DERECHO ADMINISTRATIVO
TUNJA
2021
Nota de aceptación
Firma del presidente del jurado

Firma del jurado

Firma del jurado

Tunja, XX de XX de 2021
Agradecimiento
El autor expresa sus agradecimientos a:
………………………………………………………………..
Contenido

pág.

Introducción
Breve reseña histórica
Objetivo General
Objetivos específicos
1. Exclusión-La enfermedad de Hansen, historia de exclusión de una población de especial
protección: Los Lazaretos.
1.1 Agua de Dios y las falacias de una enfermedad desconocida
1.2 La fundación de Contratación-Santander; un municipio surgido de la necesidad de
sobrevivir a la exclusión.
1.3 Los alcances científicos que atenuaron el rechazo social
2. Garantías constitucionales a personas en condición de especial protección: El derecho a
la ración de los enfermos de Hansen, expresión de esa garantía.
2.1 Garantías-beneficios a los enfermos como personas de especial protección
2.2 La ración como beneficio de la población con enfermedad de Hansen: un caso de
protección especial por parte del estado.
3. Conclusiones y recomendaciones
4. Bibliografía
Lista de Figuras

pág.

Figura 1. Anuncio bombardeo aereo a Lazareto Caño de Loro.................................................


Figura 2......................................................................................................................................

Resumen
Palabras clave:
Abstract

Keywords:
Introducción

Las palabras Hansen, Lepra o Lazareto no son muy comunes en la actualidad, pero cuando
se indaga sobre si existen o no aún pacientes que sufran esta patología, los resultados suelen
ser asombrosos, según datos del Ministerio de salud, “El país reporta en los últimos años
una variación en el número de casos nuevos de lepra; mientras que para el año 2017 se
presentaron (362), para el 2018 el reporte fue de (324) y con respecto al 2019 se presentan
(339) casos; mientras tanto, con corte al tercer trimestre del 2020 se reportaron (136)
casos1. La enfermedad de Hansen se ha conocido desde tiempos bíblicos, habiéndose
caracterizado por la persecución, estigmatización y rechazo a quien la sufre.

Durante siglos, según la época, lugar, religión, se han construido socialmente innumerables
creencias acerca de esta enfermedad, desarrollando acepciones han plagado de
apreciaciones negativas a quienes la padecen, llegando a asociarlas con el pecado,
inmundicia, contaminación, desidia y excesos, en algunos lugares; como en la cultura
occidental católica, se relacionó positivamente, se creía que el enfermo pagaba el
purgatorio en vida y que por ello al momento de su muerte ingresaría directamente al cielo,
siendo un sujeto de divinidad. Así pues, el enfermo; sin importar la percepción positiva o
negativa de la sociedad, era asimilado como un ser digno de compasión que representaba
las penas, los sufrimientos y sacrificios en vida, produciendo reclusión, discriminación,
rechazo, exclusión, deteriorando la identidad de los mismos y de sus propias familias.

Hacia el siglo XII, en Europa se popularizaron lugares de reclusión y aislamiento de


“Leprosos”, a los cuales se les conoció como Lazaretos, allí se llevaba a cabo una especie
de ritual que representaba la muerte del enfermo en vida; el cual consistía en situar al
enfermo en una tumba y volcar sobre su cabeza tierra, es así como solo era posible salir de
ese lugar muerto.2
La llegada de la enfermedad a América se produjo con la colonización española, siendo
Gonzalo Jiménez de Quesada3 el primer enfermo en el Nuevo Mundo. El primer hospital
1
www.minsalud.gov.co 31/01/2021 Boletín de Prensa No 126 de 2021
2
De las Aguas J. Historia de la lepra en España. Hist Derm Piel 2005;20(9):485-497
3
Gonzalo Jiménez de Quesada, militar español, conquistó el territorio al que llamó Nuevo Reino de Granada,
en la actual República de Colombia. Fundó, entre otras, la ciudad de Santafé de Bogotá, actual capital de
para enfermos de lepra se creó en 1535 en la ciudad de Cartagena, y con el paso de los
años, la expansión de la ciudad y la necesidad de alejar a los enfermos, el hospital se fue
reubicando en lugares cada vez más lejanos de la ciudad, pasando inclusive a la isla de
Tierra Bomba, en la que años más tarde fue fundado uno de los lazaretos más antiguos del
continente, el de Caño de Loro.4

La lepra es una enfermedad infectocontagiosa de evolución crónica, se produce por la


multiplicación de un microbio cercano al bacilo de la tuberculosis. La bacteria es llamada
Mycobavterium leprae o Mycobacterium lepromatosi y fue descubierta en el año 1874 por
el medico noruego Gerhard Armauer Hansen, debido a lo cual se reconoce como el bacilo
de Hansen. La enfermedad afecta principalmente la piel, los nervios periféricos, la mucosa
de las vías respiratorias superiores y los ojos, por lo que puede causar lesiones progresivas
y permanentes en la dermis, los nervios, las extremidades y la vista.

Colombia – Agua de Dios y Contratación ¿quién la trajo?

Al causar este tipo de discapacidades y al haberse determinado la urgencia de apartar a los


“leprosos” de los ciudadanos sanos, el Gobierno Nacional mediante la Ley 14 de 1907 5
determina que tienen derecho a una ración diaria que se le suministrará de los fondos
públicos destinados a tal fin; pero para recibirla es necesario que se hallen sujetos al
aislamiento prefijado y a los reglamentos de la colonia o lazareto.
En el año 1961, mediante la Ley 148 se reglamentó la obligación del Estado para que el
enfermo de Lepra recibiera un tratamiento en materia de salud y se estableció que el
Ejecutivo fijaría un monto de dinero mensual; como subsidio, que se le entregaría al
enfermo para ayudarlo a cubrir los gastos que éste tenía con su familia, teniendo en cuenta
que la gran mayoría de ellos eran personas sexagenarias imposibilitadas para trabajar, por
cuanto la lepra les causó daños irreversibles en todo su cuerpo.

Colombia, el 6 de agosto de 1538.


4
De las Aguas J. Historia de la lepra en España. Hist Derm Piel 2005;20(9):485-497.
5
LEY 14 DE 1907; Que adiciona y reforma el Decreto legislativo número 14 de 1905; La Asamblea Nacional
Constituyente y Legislativa; decreta: Artículo 1.° Considérese como calamidad pública la presencia y
propagación de la lepra en el país, y reconócese la obligación en que se halla el Gobierno de impedir esta
propagación reduciendo á colonias ó lazaretos á los individuos atacados de ella.
Por otra parte, y con base a la ración para la población afectada por esta enfermedad, el
decreto 100 de 19536, teniendo en cuenta que los enfermos de lepra, según los facultativos
de la medicina, al ser atendidos de manera adecuada no representarían algún tipo de
“peligro” para la comunidad y por el contrario podrían tener una vida normal y aportar
laboralmente a la sociedad; igualmente, la actividad física y mental coadyuvan al
tratamiento de la enfermedad además de ser un punto de partida de bienestar personal y
social; decretó en su artículo primero que “A partir del primero de enero de 1953, las
raciones para enfermos de lepra tendrán las denominaciones que a continuación se
expresan y se pagarán de acuerdo con las siguientes normas:

a. Subsidio de tratamiento, que se pagará a todos los enfermos recluidos en los


leprosorios pero no alojados en instituciones colectivas previa constancia de haber
permanecido en el leprosorio durante todos los días del período a que se refiere el
pago y de haber recibido el tratamiento antileproso correspondiente a dicho
período.

b. Subsidio de invalidez, que se pagará a todos, los enfermos recluídos en los


leprosorios, que fueren eximidos de la obligación del tratamiento autiléproso por
invalidez permanente, por una Junta Médica integrada en la forma que determine el
Ministerio de Higiene, a condición de que el enfermo haya permanecido en el
leprosorio durante todo el período a que se refiere el pago.”

Igualmente, el citado decreto estipuló algunas condiciones para que la población inmersa
en esta enfermedad, siga obteniendo los beneficios mencionados en la presente norma,
algunas de estas condiciones se establecen en los artículos posteriores de la norma y tienen
que ver con:

a. Los enfermos de lepra que por cualquier causa se retiren del leprosorio, no tendrán
derecho al subsidio de tratamiento ni de invalidez durante el período o períodos de
pago en que estuvieren ausentes, en totalidad o en parte.7

6
Decreto 100 del 17 de enero de 1953¸ “Por el cual se fijan normas sobre raciones de enfermos de lepra y se
dictan otras disposiciones”.
7
Artículo segundo, decreto 100 de 1953.
b. La no asistencia al tratamiento o al pago en las fechas correspondientes, serán
consideradas como prueba de retiro del leprosorio y por consiguiente el enfermo no
tendrá derecho al pago del subsidio correspondiente a dicho período o períodos.8

Teniendo en cuenta lo anterior, cabe destacar que en la actualidad, el Estado a través de las
empresas sociales ubicadas en los municipios de Agua de Dios (Cundinamarca) y
Contratación (Santander), presta la asistencia médica para evitar que la lepra continúe
haciendo estragos en los organismos de los enfermos y suministra el tratamiento necesario
para disminuir la probabilidad de discapacidad.

La enfermedad de Hansen o Lepra ha constituido en el país un importante tema de interés


en salud pública y social, el Gobierno Nacional con el ánimo de responder a la necesidad
de realizar los mandatos de igualdad y de protección especial a las personas en situación de
debilidad manifiesta creo un “subsidio” con dos propósitos fundamentales, en primer lugar,
satisfacer las necesidades básicas de los enfermos de lepra cuando no tuvieren otro tipo de
ingresos; y en segundo lugar, amparar el riesgo de invalidez propio de este bacilo.

El fin de este trabajo de investigación es determinar el desarrollo normativo que se ha


presentado en nuestro país frente a los enfermos de Hansen (lepra), para con ello poder
garantizar sus derechos mínimos y dignidad humana en Colombia y establecer actualmente
que tratamiento especial reciben por su condición, al igual que dar a conocer que esta
enfermedad aún existe y que hay forma de tratarla, para que con un diagnóstico y
tratamiento temprano evitar discapacidades en quienes la padecen.

Este trabajo no solo está enfocado las personas enfermas de lepra, sino también a quienes
desconocemos la existencia de esta enfermedad, a fin de que se reconozca que los mal
llamados “leprosos” por la condición especial en la que se encuentran, derivada del
padecimiento de esta enfermedad que les genera un riesgo inminente de invalidez y que ha
sido objeto de rechazo y de discriminación social, conduce a que merezcan y deban recibir
un trato especial por parte del Estado. En este sentido, se justifica la existencia de un
subsidio, mediante el cual quienes padecen la enfermedad de Hansen pueden tener los

8
Ibid. parágrafo articulo segundo.
medios suficientes para asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas, especialmente
en lo que atañe al tratamiento de salud, cuando se tiene un avanzado grado de incapacidad
física.

De acuerdo a lo referido, el primer capítulo de este escrito desarrollará la historia de


exclusión de los enfermos de Hansen en nuestro país; para ello se partirá de la puerta de
ingreso a nuestro país, el puerto de Cartagena, luego, con el aumento de casos, se toma la
decisión institucional de crear lazaretos en los municipios de Agua de Dios y Contratación,
hasta que se descubre gracias a los avances científicos que no era una enfermedad
contagiosa y con ello se atenúa el rechazo social.

En el segundo capítulo conoceremos las garantías constitucionales otorgadas por el estado


colombiano a los sujetos de especial protección, principalmente a los enfermos de Hansen,
los avances legislativos para el reconocimiento de un subsidio vitalicio; más conocido
como “la ración”, los requisitos y sacrificios para poder acceder al mismo y las razones que
llevaron al gobierno nacional a elevarlo a un salario mínimo legal mensual vigente.

Breve reseña histórica 9 xxxxxx

La enfermedad de HANSEN, más conocida como la Lepra, tuvo sus orígenes en la India
600 años A.C; propagándose de manera vertiginosa a China, Japón, Hawái, Grecia y el
continente africano. Italia fue el primer país europeo en ser infectado por la enfermedad, la
lepra fue traída a América por conquistadores españoles y portugueses con el
descubrimiento del nuevo mundo y posteriormente por los esclavos traídos desde África.

La enfermedad ingreso al país por Cartagena de Indias y se internó en el país gracias a los
expedicionarios y conquistadores españoles, entre los cuales se encontraba Don Gonzalo
Jiménez de Quesada, quien se afirma que murió en Mariquita afectado de lepra.

Cabe destacar que, desde su entrada al país, la lepra es considerada una enfermedad de
cuidado y su progresión ha sido considerable llegando a niveles más altos hacia el año
1960, siendo las zonas más afectadas, las siguientes:
9
LA LEPRA EN COLOMBIA EVOLUCIÓN DE SU TRATAMIENTO Y CONTROL* Gerzaín Rodríguez Toro
1. Norte de Santander.
2. Santander.
3. Bolívar.
4. Atlántico.
5. Boyacá.
6. Cundinamarca y
7. Huila.

“La lepra tiene y ha tenido en todos los países la connotación de enfermedad terrible, sucia
y abominable y son varios los aspectos que han contribuido a dar esta imagen pavorosa de
la enfermedad:10

 La traducción de la Biblia al griego, en la cual se usa la palabra "lepra" para un


grupo de enfermedades ulcerosas y descamativas, que el Levítico consideraba
como impuras y merecedoras de aislamiento, y que no sólo eran del cuerpo, sino
que se extendían a los vestidos y a las casas.
 El carácter deformante y destructivo de la enfermedad para las manos, los pies y la
cara, especialmente la nariz, las orejas y los ojos.
 La creencia general del fácil contagio de la enfermedad, según la cual los enfermos
llevaban miasmas o emanaciones que se transmitían a las personas sanas. Por eso,
durante la Edad Media se mantenían mendigando y separados de la comunidad;
debían andar cubiertos con ropas y máscaras grotescas y llevaban una campanilla
que anunciaba su presencia, para que los sanos se apartaran.
 La experiencia general según la cual la enfermedad era incurable.
 La imposición del aislamiento, confinación y separación del enfermo de lepra de su
familia y de su comunidad, que lo catalogaban como "muerto en vida", le dio el
carácter de peligro social, que aún conserva en la actualidad.
 La creencia de que la lepra es hereditaria. Hasta hace pocas décadas algunos países
de Europa Oriental permitían u ordenaban la esterilización de los enfermos de
lepra”.

10
Ibid.
El bacilo de HANSEN11 xxxxxx

“G. Armauer Hansen descubrió en Noruega, en 1873, el bacilo que lleva su nombre, al
impregnar con ácido ósmico frotis de lepromas, llamados entonces lepra nodular. En 1882,
R. Koch demostró que este bacilo y el de la tuberculosis eran ácido-alcohol-resistentes.”

Los intentos por cultivar el bacilo de Hansen desde entonces, si bien han sido anunciados
como exitosos muchas veces, no han sido convincentes ni reproducibles, ni aceptados hasta
hoy. En los Centros de Control de Enfermedades (Atlanta), Charles Shepard demostró en
1960, que la almohadilla plantar del ratón es un sitio en el que el bacilo Hansen se
multiplica bien, con un tiempo de generación de trece días.

Este modelo, de gran utilidad para hacer los estudios de sensibilidad y resistencia del
bacilo a las drogas, unido a la reproducción de la enfermedad en el armadillo, Dasypus
novemcinctus, lograda por Waldemar Kirchheimer y Eleanor Storrs, de Carville, Lousiana,
en 1968, constituyen dos avances poderosos en el estudio de la biología del bacilo de
Hansen.

Ninguna de estas dos inoculaciones a animales experimentales se ha logrado en Colombia,


a pesar de haber sido intentadas con empeño en el Laboratorio de Micobacterias del
Instituto Nacional de Salud (INS) y en San Gil (Santander) por el doctor Guillermo Muñoz
Rivas, hace más de dos décadas.

Inicios del control de la lepra los lazaretos12 xxxxxx

Con el lento progreso de la epidemia de lepra en la Nueva Granada, comenzaron a tomarse


medidas de control, que tenían como única base la reclusión y el aislamiento de los
enfermos. Estas leyes y decretos comenzaron bajo la vicepresidencia del General Francisco
de Paula Santander en 1826, y siguieron con el mismo gobernante en los años 1833-1835.
La ley del 5 de agosto de 1833 ratificó y creó nuevos lazaretos para el aislamiento de los
leprosos. Funcionaban ya los de Caño de Loro, fundado en 1784 en la Isla de Tierra
bomba, frente a Cartagena, y el de El Curo, en las márgenes del río Suárez, cerca de
Contratación (Santander), fundado en 1812. El lazareto de Contratación comenzó a recibir
11
Ibid.
12
Ibid.
enfermos en 1861, 26 años después de la expedición de la ley que ordenaba su
constitución. El de Agua de Dios comenzó en 1871 en la vecindad de fuentes termales o
"aguas de Dios", que se consideraban curativas. Los enfermos habían sido desplazados de
Tocaima, donde no eran bien vistos. Aunque estos lazaretos llegaron a albergar un buen
número de enfermos, tuvieron un funcionamiento precario por la insuficiencia de recursos
y porque los enfermos evitaban el confinamiento, se escapaban o se albergaban con
familiares sanos y los más pudientes tenían aislamiento domiciliario.

Las frecuentes guerras, entre ellas la de los Mil Días (1899-1902), los dejaron aún más
pobres y convertidos en mendigos. Después de 1906 se dictaron decretos y leyes más
estrictos, como la Ley 14 de 1907, de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa,
que creó el régimen organizacional básico de los lazaretos, hasta su cierre en 1961. Esta ley
abolía el aislamiento a domicilio, declaraba la enfermedad una calamidad pública, imponía
el aislamiento para todo enfermo de lepra y creaba una ración diaria para los confinados,
ración que después se volvió un privilegio al que muchos quisieron acceder sin ser
leprosos, o fue considerada discriminatoria respecto de otras enfermedades tan graves
como la lepra, que no recibían subsidio.

En 1918 se creó la Dirección General de Lazaretos, cuyo primer director fue Alejandro
Herrera Restrepo; en memoria suya existe hoy un hospital en Agua de Dios. Entre otras
disposiciones, esta dirección establecía:

1. Comisiones de médicos expertos en lepra que deberían recorrer el país buscando


enfermos para remitirlos a los lazaretos.
2. Un Laboratorio Central para hacer baciloscopias, que revivía la actividad
organizada por Pablo García Medina, quien en 1906 había dispuesto la toma de
moco nasal y de linfa de las lesiones, para ser enviadas y analizadas en Bogotá.
3. La obligación de cualquier médico o ciudadano de denunciar al enfermo de lepra o
al sospechoso de tenerla, so pena de dos a seis meses de arresto.

Con el uso de las sultanas se consideró ya innecesario el aislamiento obligatorio. La Ley


148 de 1961 suprimió los lazaretos, restituyó los derechos políticos y civiles de los
enfermos, que anteriormente los perdían por tener lepra, y creó los municipios de Agua de
Dios y Contratación, donde hoy existen todavía los refugios que albergan pacientes con
secuelas de la enfermedad. El lazareto de Caño de Loro había sido clausurado en 1950 y
sus enfermos trasladados a Agua de Dios. En 1955 fue bombardeado por la fuerza aérea
colombiana, quizás para purificarlo y "suprimir todo vestigio de la infección" Tal parece
que el pavor hacia la enfermedad, hijo de la ignorancia, permanecía inalterable.

La seroterapia antileprosa de carrasquilla13 xxxxxx

Los descubrimientos bacteriológicos europeos eran bien conocidos en Colombia, donde


funcionaba una Facultad de Medicina, dos años antes de la creación de la Universidad
Nacional, en 1869. En 1873, año en que Hansen describía el bacilo, los profesores de
medicina de la Universidad Nacional fundaban la Sociedad de Medicina y Ciencias
Naturales de Bogotá, que desde 1891 tomó el nombre de Academia Nacional de Medicina,
suprema autoridad en el área de la salud, asesora del Gobierno y entidad de reconocido
prestigio que ha conservado hasta nuestros días. Sus miembros conocían, estudiaban y
discutían los avances obtenidos en Londres, París y Berlín principalmente, y asistían a sus
congresos y reuniones académicas. Estaban al tanto del origen bacteriano de muchas
enfermedades y algunos de ellos plantearon que, si la lepra era bacteriana, podría curarse
exterminando el germen o sus toxinas. Gabriel J. Castañeda trató con éxito temporal a una
enferma de lepra, en 1884, usando "quinina al interior y ácido fénico al exterior"; observó
entonces que las úlceras se habían cicatrizado, "con el método listeriano" Juan de Dios
Carrasquilla presentó ante la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá varias
disertaciones sobre la lepra, en las cuales hacía énfasis en el hecho de que por ser
bacteriana no podía ser hereditaria y que como el bacilo no era cultivable, no se habían
podido aislar sus toxinas para producir experimentalmente antitoxinas, como se hacía con
la difteria. Pensaba que el suero de la sangre del enfermo de lepra debía ser su medio de
cultivo natural y por consiguiente era una toxina. Así, inoculó caballos con suero de
enfermos de lepra, siguiendo protocolos racionales y luego inoculaba el suero del caballo,
por vía subcutánea, o lo administraba por vía oral, a los enfermos. Inoculó el primer
enfermo con su suero, el 30 de agosto de 18958 y sus repetidas observaciones ante la
Sociedad de Medicina le valieron la ovación y el ser considerado como héroe nacional. El

13
Ibid.
gobierno de Miguel Antonio Caro creó en 1896 el "Instituto Carrasquilla" para la "lepra y
otras enfermedades infectivas". Se produjo suero antileproso a gran escala para todos los
lazaretos colombianos, para el Hospital de leprosos de Bogotá y se envió suero a Madrid,
París, Londres, Berlín, Estados Unidos, Japón, Turquía, Noruega y a varios países más.

Nunca un descubrimiento colombiano había causado tanto impacto; sólo se puede


comparar hoy con el de la vacuna antimalárica de Manuel Elkin Patarroyo. Los resultados
mostraban "decoloración de las manchas en general, en particular las cercanas al sitio de
las inyecciones, había recuperación de la sensibilidad y mejor estado general del enfermo".
El doctor Carrasquilla fue comisionado para representar a Colombia en el congreso sobre
la lepra, reunido en Berlín en octubre de 1897. Allí presentó sus resultados y se enteró de
los que se habían obtenido con su suero en diferentes lugares del mundo, que en general le
fueron desfavorables, aunque Neisser de Breslau y Buzzi de Berlín dijeron haber obtenido
mejoría en sus enfermos. Hallopeau, del hospital San Louis de París, mencionó resultados
negativos absolutos en tres de cinco pacientes tratados. Ehlers, de Copenhage, sugirió que
el suero normal de caballo tendría el mismo efecto.

El entusiasmo sobre el suero decreció, pero no desapareció. Con ciertas modificaciones,


por ejemplo, usando bacilos ácido-alcohol-resistentes, supuestos agentes etiológicos de la
lepra, cultivados de la sangre de leprosos por Federico Lleras Acosta, o cultivados de la
misma manera en otras partes del mundo, o usando macerados de lepromas, se inocularon
cabras y corderos y se obtuvieron sueros antilepra entre 1939 y 1941, en el Instituto
"Federico Lleras Acosta", que dirigía Luis Patiño Camargo. Por lo menos 30 pacientes
fueron tratados con estos sueros y hubo una mejoría clínica y bacteriológica del 81% de
ellos."

El doctor Carrasquilla también adujo haber cultivado el bacilo de Hansen en 1899, y con
extractos de estos cultivos produjo una "leprina" que inoculada a los enfermos también los
mejoraba. Del intestino de las pulgas cultivó un bacilo semejante y sugirió su papel
transmisor de la enfermedad, gérmen del importante trabajo posterior de Guillermo Muñoz
Rivas, en el Instituto "Federico Lleras Acosta" y en el Instituto Nacional de Salud.
El cultivo del bacilo y la "reaccion lleras"14 xxxxxx

El doctor Federico Lleras Acosta, es otra figura cimera de la bacteriología y la leprología


colombianas. Graduado de veterinario, se destacó inicialmente por sus estudios sobre
epizootias colombianas de carbón bacteridiano, sobre el cual aportó conocimientos nuevos
como la contaminación del suelo con el germen y la producción de una vacuna. Fundó un
"Instituto de Investigaciones en Lepra", donde cultivó repetidamente de la sangre de los
enfermos una micobacteria ácido-alcohol-resistente que le sirvió para diseñar una reacción
de fijación del complemento, que probó en más de siete mil enfermos, con grados de
sensibilidad del 97% y especificidad del 99.7%.

Fue un investigador altruista y fundador de la bacteriología científica en Colombia. Murió


el 18 de marzo de 1938 en Marsella, cuando viajaba hacia el Cairo a presentar el resultado
de sus investigaciones en la IV Conferencia de Leprología. En decreto de esa fecha, el
Gobierno Nacional, encabezado por el doctor Alfonso López Pumarejo, le rindió un
merecido homenaje que incluyó la denominación de su laboratorio como "Instituto
Federico Lleras Acosta para la Investigación de la Lepra". Allí se siguió estudiando la
enfermedad y atendiendo a los enfermos y hacia los años 60 se convirtió, no sólo en la
institución líder en la enseñanza y manejo de la lepra en el país, sino en la principal
institución en la docencia de la dermatología, bajo la denominación de "Centro
Dermatológico Federico Lleras Acosta", dirigido con éxito por más de 30 años por el
doctor Fabio Londoño. En este centro universitario se formaron muchos de los
dermatólogos colombianos de la actualidad.

Los esteres de chalmugra15 xxxxxx

Los frutos de Taraktogenous kurzii y Hydnocarpus antihelmíntica salieron de leyendas


indias, según las cuales un hada bienhechora había curado de la lepra a un desesperado
príncipe, con el aceite que ellos producían. Este aceite de chalmugra fue durante años la
mejor terapia conocida para la lepra. Se usó en Hawai, Europa, Carville, Lousiana, y en
otros lugares, pero sus resultados fueron contradictorios. Algunos ensayos tímidos se
hicieron en Colombia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.4 Aaron Benchetrit,
14
Ibid.
15
Ibid.
médico graduado en Venezuela y originario de Tetuán, Marruecos. Español, conocedor de
los efectos de los ésteres del chalmugra por sus estudios en Francia y sus viajes a Estados
Unidos y Hawai, llegó al país en 1926 y trató de establecer un programa nacional de
control y tratamiento de la lepra, pero no tuvo acogida suficiente en la Dirección Nacional
de Lazaretos. Estableció contratos con la Asamblea del Departamento del Valle para tratar
con chalmugra a sus pacientes de lepra recluidos en Agua de Dios e inició los tratamientos
en marzo de 1927. Para junio de 1928 presentó los primeros enfermos curados y sus
contratos se multiplicaron, con los departamentos del Cauca, Cundinamarca, Boyacá, Huila
y varios otros. El "Leprol", que así se llamaba el medicamento, se inyectaba dos veces por
semana. Hubo reuniones y felicitaciones especiales para celebrar la curación de los 100
primeros enfermos y también para la de los primeros 200.

Benchetrit era otro héroe nacional, pero no gozaba del afecto de la Dirección de Lazaretos
a cargo del doctor Herrera, que, entre tanto, había mandado a los médicos José Ignacio
Chala y Francisco de Paula Barrera a conocer el manejo de la lepra en Carville y Hawai.
Estos doctores rindieron informes detallados que influyeron un poco en el manejo posterior
de la lepra. Para 1935, en los lazaretos, principalmente en Agua de Dios, se efectuaban tres
tratamientos: el del doctor Benchetrit, el del doctor Delgado Palacios y el oficial. Todos
eran semejantes, excepto porque el de Benchetrit era más oneroso. Por eso, en ese año, el
Departamento Nacional de Higiene prohibió los tratamientos particulares en los lazaretos e
hizo obligatorio el tratamiento oficial para todos los enfermos. El Laboratorio Nacional de
Higiene preparaba los derivados del chalmugra. Se habían dado de alta 751 pacientes
curados con este tratamiento, pero sólo se había hecho seguimiento a 200, de los cuales por
lo menos el 30% presentaba recidivas.La presencia del doctor Benchetrit en el país fue
benéfica, por cuanto reavivó con entusiasmo la idea de que la lepra era curable, sacudió al
país de su inercia ante los lazaretos y obligó, por emulación y nacionalismo, a que los
médicos colombianos se enteraran de lo que estaba pasando con la enfermedad en Europa,
Carville y Hawai.

La quimioterapia16 xxxxxx

16
Ibid.
La introducción de la sulfonilamida para las infecciones secundarias en la lepra, en 1941,
en el laboratorio de Carville por Guy Faget, F.A. Johansen y la hermana Hillary Ross,
marca el comienzo de la era moderna en la quimioterapia antileprosa. En 1943 Faget y su
grupo anunciaban que la sal sódica de la diaminodifenilsulfona era capaz de detener el
progreso de la lepra, administrada por vía intravenosa. Sus observaciones constituyeron un
avance formidable en el tratamiento de la enfermedad, seguido luego por Robert Cochrane,
en la India, en 1946, quien empleó las sultanas por via intramuscular y en forma de
depósito. El gran avance subsiguiente estuvo a cargo de John Lowe, en 1947, en Nigeria,
quien demostró que la sultana madre o DDS era la forma más activa contra el bacilo, la
menos tóxica, la más fácil de sintetizar y además se podía administrar por vía oral.
Quedaba así consolidado, hasta nuestros días, el uso de la sultana madre, sólo empañado
por la aparición de resistencias constatadas desde 1964 y que en los países de máximo uso
de la droga llegan a ser hasta de un 50%, con la llamada resistencia primaria.

En Colombia, el Instituto Federico Lleras inició el tratamiento de la lepra con Promin o


Promanida intravenosa, en 1946, en un estudio piloto con 27 enfermos, cuyos resultados se
consideraron útiles. Se hizo la observación de reacción leprosa en diez de los pacientes en
tratamiento. La primera observación de resistencia primaria a la sulfona en el país, también
provino de este Instituto, en 1975. Desde los años cincuenta, la DOS constituyó la terapia
única en Colombia por más de dos décadas. Se debía administrar por tres años a los
paucibacilares y de por vida a los multibacilares. La mayoría de los enfermos de lepra se
hicieron "adictos" a la droga que consumían con o sin prescripción médica. La aparición de
resistencia bacilar hizo que la OMS recomendara desde 1981 la poliquimioterapia, con las
nuevas y potentes drogas antibacilares, normas que desde 1986 y con altibajos han seguido
los programas nacionales de control de la lepra, orientados y diseñados entre el Ministerio
de Salud Pública y el Laboratorio de Micobacterias del INS, a cargo en ese entonces del
doctor Luis Carlos Orozco, y con la cooperación de la Ayuda Alemana para los enfermos
de Lepra (AYU).

La clofazimine, 8663 o LampreneR , es una fenazina anaranjada, sintetizada en 1954, que


es fagocitada por los macrófagos, lo cual desde un comienzo indicó su utilidad en el
tratamiento de micobacterias intracelulares. Se comenzó a usar en lepra por Browne y
Hogerzeil, en 1962, y además de inhibir la replicación del ADN bacilar, es muy útil en las
reacciones por su actividad antiinflamatoria.

La rifampicina es un derivado semisintético de la rifamicina, producida por Streptomyces


mediterranei, obtenida en 1967. Tiene actividad potente contra los bacilos de Koch y de
Hansen, que deberían ser su única indicación terapéutica. Una sola dosis de 600 mg en el
hombre es bactericida para más del 99% de los bacilos de Hansen viables, en los cuales
impide la síntesis protéica, inhibiendo la polimerasa del ARN bacilar.La minociclina es un
potente antibiótico contra el bacilo de Hansen, que en la dosis de 100 mg/día destruye en
un mes el 99% de los bacilos viables, inhibiendo su síntesis protéica. Como es un derivado
de la tetraciclina, tiene sus mismas restricciones; por ejemplo, no debe usarse en niños ni
en mujeres embarazadas. La ofloxacina es una fluoroquinolona que inhibe la girasa del
ADN, impidiendo la organización y orientación adecuada de esta molécula. Es también
capaz de destruir en poco tiempo más del 99% de los bacilos viables.

El tratamiento poliquimioterápico de la OMS indica el uso durante seis meses de DOS


(100 mg/día), autoadministrada y de 600 mg de rifampicina, una vez al mes, supervisada,
para los enfermos paucibacilares; es decir, para aquellos en quienes el examen
baciloscópico es negativo. Para los enfermos con baciloscopia positiva o multibacilares,
recomendaba 100 mg/día de sulfona y 50 mg/día de clofazimina, autoadministradas y 600
mg de rifampicina, una vez al mes, supervisada, durante dos años. Con estos tratamientos
las recaídas fueron de 0.1 % entre 85.000 enfermos paucibacilares y del 0.06% entre
22.000 multibacilares. El número de enfermos registrados en el mundo bajó
dramáticamente a la cifra actual de poco más de 800.000; la incidencia mundial pasó a
unos 685.000 enfermos por año, con cobertura casi total por la poliquimioterapia.28 Se
persiste en el empeño de alcanzar para el año 2000 una prevalencia mundial de la lepra
menor de 1 x 10.000.

Colombia tiene desde hace varios años una incidencia semejante anual, entre 700 y 800
enfermos; y de más de 20.000 inscritos hace una década, tiene en la actualidad sólo 2.933.
La eficacia de los antibióticos contra el bacilo de Hansen es formidable. Por eso la OMS,
en su afán de alcanzar la cifra de control mencionada, recomendó, en 1997, clasificar la
enfermedad en:

1. Lesión única.
2. Dos a cinco lesiones.
3. Más de cinco lesiones (multibacilar).

La primera recibe un tratamiento único de tres drogas: rifampicina 600 mg, minociclina
100 mg y ofloxacina 400 mg, tomadas de una sola vez y el enfermo se considera curado; la
segunda recibe el tratamiento paucibacilar clásico, y la tercera, el triconjugado, reducido a
doce meses. Si bien hay gran sentido pragmático, los peligros de las recaídas y de los
errores diagnósticos, por usar la clínica como la única base de identificación de la
enfermedad, deben ser motivo de vigilancia especial.

Las reacciones17 xxxxxx

La capacidad inmunológica individual del enfermo de lepra contra el bacilo, hace que
durante el curso crónico de la enfermedad se presenten episodios de inflamación aguda en
los nervios, la piel, los ojos, los testículos y en cualquier sitio donde haya bacilos o
antígenos bacilares. Estas reacciones son muy graves, porque ocasionan un daño neural
que puede destruir un tronco nervioso en pocos días. Se llaman Reacción 1, mediada por
linfocitos T, y Reacción 2 o de complejos antígeno-anticuerpo.

La primera requiere dosis altas de esteroides en los casos más graves, y representa otro
ejemplo en el cual estas drogas han sido esenciales en el avance terapéutico y en la
milagrosa disminución o abolición de cegueras, parálisis faciales, manos en garra y pies
caídos. La reacción 2 o eritema nodoso leproso se trata, entre otras drogas, con Talidomida,
hallazgo hecho por Sheskin en Israel, en 1965, como serendipia, al tratar de sedar a sus
pacientes con este somnífero.30 La droga inhibe la actividad de los polimorfonucleares y el
factor de necrosis tumoral alfa, liberado en el proceso inflamatorio. Su efecto es dramático
y espectacular. De ser la "droga maldita", pasó a utilizarse en muchas condiciones
dermatológicas como el prurigo actínico o las aftas en los enfermos de SIDA. Su uso debe
17
Ibid.
ser cuidadoso, pues más de 30 mujeres con lepra han dado a luz hijos malformados, por
haber sido tratadas con talidomida.

En conclusión, el tratamiento quimioterápico moderno de la lepra busca evitar la aparición


de bacilos resistentes, curar a los enfermos e interrumpir la transmisión en la comunidad, lo
cual se consigue con la rápida destrucción de los bacilos viables, prácticamente desde la
primera dosis de medicamentos. El tratamiento también pretende evitar la ocurrencia de
invalidez. Esto se consigue con el diagnóstico precoz, el cual descansa sobre programas
nacionales de búsqueda activa de casos y de instrucción de la comunidad, de los empleados
y de los estudiantes de la salud.

Se dispone de drogas efectivas para el control de la lepra, pero su uso depende de


programas ágiles y dinámicos, llevados a cabo por personal de salud capacitado para hacer
un diagnóstico precoz de la enfermedad y un seguimiento adecuado de los enfermos.

Los medicamentos destruyen los bacilos, pero no curan las incapacidades ni rehabilitan
psicosocialmente al enfermo. Tampoco educan al paciente ni a la comunidad.

OBJETIVO GENERAL

Analizar la evolución normativa en relación con el manejo y tratamiento de la enfermedad


de HANSEN en Colombia para proponer alternativas de política publica que permita un
manejo mas efectivo al tratamiento de la misma.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Describir la evolución histórica de la enfermedad de HANSEN en el mundo y


concretamente en Colombia para conocer sus causas y tratamiento.
 Identificar, describir y analizar la incidencia de la normativa histórica en torno al
manejo de la enfermedad de HANSEN para establecer o proponer alternativas de
mejora en su asistencia y tratamiento.
 Proponer la iniciativa de una Política Publica del HANSEN en Colombia para
promover mejores condiciones de vida para la población que padece esta
enfermedad.
1. Exclusión - La enfermedad de Hansen, historia de exclusión de una población de
especial protección, los lazaretos.

La enfermedad de Hansen es considerada tal vez como la más antigua conocida por el
hombre, desde sus primeros registros (podemos remitirnos a la misma Biblia), la lepra fue
percibida como algo especial, siendo objeto de distintos mitos y creencias que empezaron a
generar los conceptos de lo normal y lo anormal, estigmas morales y comportamentales la
relacionan con el pecado, los excesos, las faltas frente a las normas o los comportamientos,
contaminación, suciedad, descuido, imponiendo una marca psicológica y social sobre
quienes la padecen, generando un atributo desacreditador, con una connotación
evidentemente negativa.
Desde épocas arcaicas se habla sobre la existencia de disposiciones proclamadas por los
mandatarios buscando combatir a las personas enfermas de lepra; es sorprendente su afán
por acabar con quienes la padecían dejando de lado un mínimo interés por tratar o mitigar
la enfermedad, no se tiene idea de la fecha en que apareció, si bien fue descubierta en 1873
por Gerhard Armauer Hansen en Noruega, hay datos de hace miles de años, donde no se
menciona por el mismo nombre pero los síntomas y consecuencias son los mismos, desde
tiempo bíblicos es evidente el estigma y rechazo hacia esta población, llegando inclusive a
ser obligadas a llevar vestuario especial y una campana que permitiera reconocerlos,
incluso a larga distancia.
La lepra, es una enfermedad que exterioriza manifestaciones corpóreas particulares y
evidentes, en su mayoría los rasgos que deja la enfermedad sobre quien la padece
constituyen lesiones físicas visibles como deterioro en los rasgos faciales, tubérculos,
manchas y llagas en piel, retracciones en manos y pies, mutilaciones propias de las
complicaciones de la enfermedad, entre otros, todos estos signos físicos conceden al
enfermo una identidad afectada y estropeada, lo cual redunda en las relaciones sociales,
forjando condiciones de estrés, desconfianza e inseguridad, conllevando a un sentimiento
de inferioridad.
Todas estas las creencias, percepciones y metáforas construidas en torno a la enfermedad de
Hansen, reforzaron los estigmas, por lo que se tomaron una serie de “medidas de control”
hacia la población enferma y sus familias. La creación de lazaretos; lugares especializados
y aislados para diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, la implementación de retenes a
las afueras de los mismos, el asilamiento obligatorio, la separación de sus familias por
tiempos prolongados o en el peor de los casos definitivo, la prohibición de los matrimonios
entre sanos y enfermos, la proscripción a los hijos sanos de sus padres contagiados, la
implementación de una cédula especial, de una moneda de circulación exclusiva, entre
otros, fueron parte de las estrategias efectuadas para el control de la población enferma y de
los convivientes quienes debían acogerse a dichas normas, podría entenderse el estigma,
como un ritual que simbolizaba la muerte del enfermo y su familia en vida.

Cartagena, puerto de segregación y dolor

Históricamente se conoce que la lepra ingresó al Nuevo Reino de Granada por Cartagena de
Indias, aproximadamente en el año 1500, por su condición de puerto y centro del tráfico de
esclavos, que en su mayoría eran africanos, procedentes de Guinea, Senegal, Nigeria y el
Congo, donde existían grandes focos leprógenos, en América ciudades puertos como
Cartagena se convirtieron zonas sensibles a variedad de afecciones por causa del encuentro
racial, sin contar que su ubicación geográfica y su clima propagaba las epidemias sin
control alguno, es por ello que desde el principio estuvieron enfrentados a contagios y
enfermedades.18

El 16 de diciembre de 1592 el cabildo de Cartagena encomendó a José de Barros, alcalde


de la ciudad, la construcción de un hospital para enfermos leprosos, el cual comenzó a
operar hacia 1598, el hospital de San Lázaro en un primer momento fue construido en la
esquina que cae en el último remate de Getsemaní, frontero al fuerte de El Boquerón; esto
es, muy adentro de la ciudad lo cual originó protestas de los vecinos. En un segundo
momento fue removido a las afueras, junto al camino real, al pie del monte que hoy en día
lleva el nombre de San Lázaro. Por muchos años el hospital estuvo localizado próximo al
castillo San Felipe, más exactamente estaba ubicado a salida de la ciudad por la puerta de la
Media Luna hacia el este, al pie del monte que más tarde va a servir de fundamento al
castillo de San Felipe.19
18
Andrés Soriano Lleras, La medicina en el Nuevo Reino de Granada durante la conquista y la Colonial
(Editado Universidad Nacional, Bogotá 1972), 141.
19
Tulio Aristizábal Giraldo, Conventos y hospitales de la ciudad de Cartagena colonial. (Editores Ancora.
Bogotá: 1998), 148
Entre 1598 y 1786, el Lazareto se ubicó en el centro de Cartagena, lo cual permitió la
creación de lazos sociales entre leprosos y sanos, esta cercanía le permitía a los enfermos
el contactos con sus familiares, visitas, pedir limosna, e incluso facilitaba el acceso al
“servicio de salud” pues quienes corrían el riesgo de revisarlos podían hacerlo en periodos
de tiempo no muy lejanos, con el paso del tiempo, por la expansión de Cartagena, la notoria
afectación de la actividad comercial y económica, y la necesidad de aislar definitivamente
a los enfermos, el Hospital fue trasladado a la Isla de Tierra Bomba, ubicada en el sector de
Caño de Loro; hacia el año 1972, fue allí cuando su condición médica empeoro, pues no
había ningún tipo de control sobre la vida de los enfermos y el transporte de médicos hacia
el islote para su atención era casi imposible, cabe resaltar que la isla escaseaba de las
condiciones mínimas para tratar a los enfermos de Hansen, lo que realmente se hizo fue
amurallar una iglesia con un espacio para la construcción de unas casas que no eran más
que unas chozas de bahareque y paja.20
El lazareto de Caño de Loro ubicado en el Islote de Tierra Bomba, frente de la bahía de
Cartagena; el cual fue reconocido como uno de los lazaretos más antiguos del continente 21,
se mantuvo funcionando hasta 1950, posteriormente los enfermos fueron trasladados a
Agua de Dios y durante ese mismo año, el lazareto; como medida de profilaxis, fue
bombardeado por la Fuerza Aérea Colombiana.

20
Tulio Aristizábal Giraldo, Conventos y hospitales de la ciudad de Cartagena colonial. (Editores Ancora.
Bogotá: 1998), 149.
21
De las Aguas J. Historia de la lepra en España. Hist Derm Piel 2005;20(9):485-497
Figura No. 1 Recorte de prensa que anuncia el bombardeo aéreo del desocupado
lazareto de Caño de Loro. Periódico El Tiempo. Septiembre 10 de 1950.

1.1 Agua de Dios y las falacias de una enfermedad desconocida

Cuenta la historia que hacia el año 1860 (aproximadamente) un grupo de enfermos


buscaron asentarse en Tocaima Cundinamarca, por la creencia que las aguas termales con
las que contaba la zona tenían -poderes curativos- para la enfermedad de Lázaro; como
también se le conoce a la enfermedad de Hansen-, además porque el clima era adecuado
para quienes sufrían de esta penosa enfermedad, en Tocaima los enfermos convivían con
los sanos, siendo siempre estigmatizados no solo por la creencia de un inminente contagio
si no también por su aspecto físico.
Los habitantes “sanos” sometieron a los “leprosos” a tratos crueles e inhumanos, con
amenazas y violencia lograron desplazarlos de su territorio e hicieron que pasaran el rio
Bogotá, llegando al lugar conocido como “Los Chorros”, que años más tarde se conocería
como Agua de Dios.
Aprovechando que el Rio Bogotá garantizaba un aislamiento natural, los enfermos se
asentaron en ese sitio, donde construyeron sus casas de bareque, posteriormente el Estado
colombiano compró varias hectáreas de la antigua Hacienda San José, donde levantaron
muros de varios metros, instalaron retenes de policías sanos -afuera- y policías enfermos -al
interior- con el fin de tener un mayor control de acceso e impedir la salida de quienes allí
residían. Fue así como empezaron a llegar los “leprosos” a Agua de Dios, algunos solos y
algunos otros con sus familias, con la clara convicción de que quien entraba, nunca más
podría salir de ese lugar. Cuentan los historiadores que para llegar al Lazareto de Agua de
Dios tenían que cruzar el “puente de los suspiros”; uno de las primeras obras de
infraestructura colgantes en el país, el cual recibió este nombre porque quienes llegaban allí
después de un suspiro daban el ultimo vistazo hacia la libertad, este lugar fue testigo de
incontables despedidas, no solo de familias si no también de la vida que se dejaba al cruzar
este lugar, allí como un ritual de bienvenida los guardias dotados con tijeras trozaban sus
cédulas de ciudadanía en pequeños pedacitos, pues después de las cercas de alambre
perdían su calidad de ciudadanos para ser oficialmente Leprosos.
1.2 La fundación de Contratación – Santander, un municipio surgido de la necesidad
de sobrevivir a la exclusión22 xxxxxx

Fuente: Panorámica de Contratación, Santander. https://www.google.com

Contratación es un municipio del departamento de Santander, en la Provincia Comunera.


Su origen se remonta al Siglo XIX cuando los explotadores de quina de la Serranía de los
Yariguíes lo tenían por centro de comercio y de contacto con los comerciantes.

22
http://www.contratacion-santander.gov.co/municipio/contratacion-su-historia
De allí que su nombre se derive de los "contratos" que se acordaban entre quineros y
comerciantes. Tiempo después se convirtió en un sitio de aislamiento para la población
enferma de Hansen; función que ha venido desempeñando en parte hasta el presente. Hoy
día, aunque cuenta con una considerable población afectada de la enfermedad sigue siendo
sede de uno de los dos reclusorios de Colombia, su población se ha diversificado y su
orientación como municipio ha cambiado notablemente.

La historia de este municipio está indisolublemente ligada a la historia del manejo que,
desde el Estado, la Iglesia y la sociedad colombianas se daba a la lepra. La tradición
colonial de segregar a los leprosos se mantuvo y se radicalizó durante el siglo XIX. Hasta
entonces, los enfermos de lepra eran segregados en leproserías u Hospitales de San Lázaro
que se ubicaban en la periferia de algunas ciudades importantes del virreinato. En el caso de
la Real Villa del Socorro tal lazareto se encontraba en un sitio llamado "El Regadillo",
hasta que, en 1822 debido a la presión social, se obliga al gobierno provincial a trasladar el
lazareto a un nuevo sitio -alejado e inhóspito- llamado "El Curo", ubicado a orillas del Río
Suárez en jurisdicción del municipio de Guadalupe. Allí, una vez establecido el
asentamiento, se comenzaron a trasladar los enfermos de lepra (también llamados
"elefanciacos", "lazarinos" o "gafos") de todas las provincias cercanas: la del Socorro, la de
Pamplona y la de Tunja.

Durante los pocos años que duró el asentamiento de El Curo, las condiciones de vida de los
recluidos fueron tan precarias que se vieron obligados a trasladarse ellos mismos a un
nuevo asentamiento, montaña arriba, donde actualmente está ubicado el municipio. Según
relatan las crónicas, un enfermo llamado Benigno M. viajó junto a los quineros hasta un
pequeño valle que servía de punto de reunión entre quineros y comerciantes. El sitio
denominado "La Contrata" o "Valle de los Contratos" resultó idóneo para trasladar los
enfermos, de tal manera que se da inicio a un constante éxodo, desde el antiguo hacia el
naciente asentamiento. Tal fenómeno hizo que la Asamblea del recién creado Estado
Soberano de Santander emitiera un decreto en 1861 en el que autorizó al gobernador
Eustorgio Salgar a fundar un nuevo lazareto para reemplazar al de El Curo. En 1869, dicha
asamblea ordenó una serie de disposiciones tendientes a organizar el nuevo lazareto (entre
ellas la creación de un hospital para alojar, alimentar y asistir a los elefancíacos pobres),
dando lugar así a la aldea-lazareto de Contratación. En paralelo a esto, otros estados
soberanos crean sus propias aldeas-lazareto: en el Estado Soberano de Cundinamarca se
funda el sitio Agua de Dios y en el Estado Soberano de Bolívar se ratifica como lazareto el
sitio llamado Caño de Loro en la isla Tierrabomba. De estos tres, solo las aldeas de Agua
de Dios y Contratación, llegarían a convertirse en verdaderos municipios.

Las condiciones de insalubridad y precariedad de la población enferma residente en la


aldea-lazareto, que obedecían a la falta de apoyo estatal para el sostenimiento de los
enfermos, hizo que la vida en la aldea resultara penosa. Las disposiciones estatales para su
adecuación y mejoramiento, difícilmente se realizaron y la consolidación de las aldeas
quedó casi exclusivamente en manos de los enfermos, sus familias y alguna que otra
donación de asociaciones de beneficencia. Tras la llegada de los gobiernos conservadores,
se trajeron al país comunidades religiosas con el fin de contrarrestar la educación laica
impulsada desde el liberalismo. Con estas comunidades, hace su llegada al país y a los
lazaretos, la comunidad de los Salesianos quienes junto a las Hermanas Hijas de María
Auxiliadora llegan a brindar apoyo moral y material a la población enferma de la aldea de
Contratación hacia 1887.

Para el año 1906, el presidente Rafael Reyes declara a Contratación como corregimiento
destinado para el reclusorio de enfermos de lepra. En el año de 1910, se propone trasladar
la aldea-lazareto de nuevo a orillas del río Suárez, en el sitio “El Pintadero”, pero el
proyecto no alcanzó a materializarse. De la misma manera se proyectó trasladar el lazareto
a otros municipios buscando un mejor clima para los enfermos. Algunos municipios que
fueron candidatos para tal fin fueron Jordán Sube, Virolín, Cepitá y la otra aldea-lazareto –
Agua de Dios-. Para el año 1910, se fijan los límites territoriales del Lazareto y se crean
algunas oficinas públicas (oficina de juzgado, notaría, registro de instrumentos públicos y
privados y personería) debido a su numerosa población tanto de enfermos de lepra como
otras personas que por diversas razones habían decidido vivir en el corregimiento. Para este
mismo año se ordena la acuñación de una moneda especial, de circulación restringida para
los leprosorios por un valor total de 40.000 pesos y en denominaciones de 1, 2, 5, 10 y 50
centavos. En 1913 se crea el cordón sanitario que recluye totalmente a los enfermos y los
separa del resto del país.

Para el año de 1918, terminando la Primera Guerra Mundial, la peste de la gripe acaba con
más de la mitad de la población. En este mismo año el gobierno nacional faculta a la
Asamblea Departamental para crear el Municipio de Contratación. Una ley de 1927 prohíbe
la promiscuidad de la juventud sana con niños atacados de lepra en los asilos y se dispone
el traslado de los niños sanos a los asilos de San Bernardo en San Juan del Guacamayo para
varones sanos y el asilo de María de Auxiliadora en Guadalupe para niñas sanas.

El municipio de Contratación está ubicado a una altitud de 1600 metros sobre el nivel del
mar y presenta una temperatura promedio de 19 °C. Su superficie total es de 120 km² y
tiene una densidad poblacional de 32,5 hab./km². Este municipio se encuentra a 156
kilómetros de Bucaramanga, la capital del departamento y forma parte de la Provincia
Comunera. Contratación está situado en la Cordillera oriental y tiene suelos sobre la
Serranía de los Yariguies, lo cual lo hace contar con una gran variedad de climas,
ecosistemas, cuencas hidrográficas, microcuencas, y gran riqueza de flora y fauna. Cuenta
con varios pisos térmicos que van desde el clima seco templado en la parte sur del
municipio (Veredas Santa Rosa y La Aguadita) a 800 msnm, hasta el frío húmedo tropical a
2500 msnm (Vereda Palestina).

Su cercanía con la Serranía de los Yariguies, lo convierte en un municipio con una gran
riqueza hídrica. Dentro de su red hídrica se cuenta con los ríos Oibita, Araya, Suárez,
además de numerosas quebradas entre las que destacan: La Macaligua, Agua Fría, La
Sarna, La Renta, La Cureña, Agua Blanca, La cueva, Margaritas, La Rayada, La Arenera,
San Juanera y otras más con pequeños caños o fuentes.
ALGUNAS REFERENCIAS FOTOGRAFICAS
1.3 los alcances científicos que atenuaron el rechazo social
XXX

2. Garantías constitucionales a personas en condición de especial protección: El


derecho a la ración de los enfermos de Hansen, expresión de esa garantía.
El derecho a la salud se encuentra establecido de manera expresa en la Constitución Política
de Colombia en los artículos 4423 y 4924, entendido como un derecho inherente a todos los
seres humanos, de acuerdo a las numerosas consideración de la Corte Constitucional en su
jurisprudencia, fue considerado como un derecho de doble connotación, es decir de carácter
fundamental y asistencial, luego fue reconocido como un derecho fundamental por
conexidad con el derecho a la vida y dignidad humana 25, posteriormente como un derecho
fundamental enfocado a personas en situación de vulnerabilidad y especial protección,
caso de víctimas del conflicto armado, personas en situación de discapacidad, adultos
mayores, entre otros, posterior a ello, de acuerdo a los lineamientos contenidos en el Plan
Obligatorio de Salud (POS) y al desarrollo jurisprudencial, pareciere haberse reconocido
como un derecho fundamental por sí mismo.

23
Constitución Política. ARTICULO 44. Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física,
la salud y la seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no
ser separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su
opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso
sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los demás derechos
consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales ratificados por Colombia. La
familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo
armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede exigir de la autoridad
competente su cumplimiento y la sanción de los infractores. Los derechos de los niños prevalecen sobre los
derechos de los demás.

24
Constitución Política. ARTICULO 49. La atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios
públicos a cargo del Estado. Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción,
protección y recuperación de la salud. Corresponde al Estado organizar, dirigir y reglamentar la prestación
de servicios de salud a los habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad. También, establecer las políticas para la prestación de servicios de salud por
entidades privadas, y ejercer su vigilancia y control. Así mismo, establecer las competencias de la Nación, las
entidades territoriales y los particulares y determinar los aportes a su cargo en los términos y condiciones
señalados en la ley. Los servicios de salud se organizarán en forma descentralizada, por niveles de atención y
con participación de la comunidad. La ley señalará los términos en los cuales la atención básica para todos
los habitantes será gratuita y obligatoria. Toda persona tiene el deber de procurar el cuidado integral de su
salud y la de su comunidad.

25
Corte Constitucional, Sentencia T-102 de 1993, M. P. Carlos Gaviria Díaz. P. 8 “… el derecho a la vida no
solo implica para su titular el hallarse protegido contra cualquier tipo de injusticia, sea esta de índole
particular o institucional, sino además tener la posibilidad de poseer todos aquellos medios sociales y
económicos que le permitan a la persona vivir conforme a su propia dignidad.”.
La Constitución Política de 1991 determinó en su preámbulo 26 la garantía del derecho a la
vida como uno de los fines esenciales del estado Colombiano, para lo cual, no es
indiferente pensar que el normal desarrollo y protección del mismo, depende del amparo
real y efectivo de otros derechos, entre ellos el derecho a la salud, es por ello que
podríamos reconocer en el derecho a la salud una clave del Estado Social de Derecho, como
el indicio que este involucra la previsión real a gozar de una salud integral optima; es decir
física, mental, emocional y social, permitiendo así un desarrollo digno, en beneficio del
individuo y su entorno.

La Corte Constitucional en reiterada jurisprudencia ha establecido que los derechos de las


personas que sufren enfermedades catastróficas o ruinosas tienen especial importancia por
encontrarse en un estado de debilidad manifiesta, por lo cual son merecedores de una
especial atención y protección no solo del Estado, si no también por parte de la sociedad,
para ellos el amparo de su derecho a la salud no solo es fundamental, si no también
reforzado. Es por ello que el Juez Constitucional, en aras de garantizar el amparo reforzado
que requieren quienes son reconocidos en la jurisprudencia y carta magna como sujetos de
especial protección ve la urgente necesidad de tomar medidas que les beneficien, es así
como a mayor vulnerabilidad o desprotección, debe haber mayor efectividad en la defensa
de las mismas, todo lo anterior con el fin de fortalecer los principios rectores del Estado
Social de Derecho.

Esta protección especial viene ligada a grandes avances en materia de derechos humanos a
nivel mundial, en 1948 la Declaración de los Derechos Humanos realiza un reconocimiento
a la igualdad en dignidad y derechos de todas los seres humanos, sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o cualquier otra condición, fortaleciendo
la salvaguarda de las minorías, en 1965 la Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial, aporta un importante avance al definir la

26
Constitución Política. Preámbulo. “En ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a
la Asamblea Nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de
la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el
conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un
orden político, económico y social justo (…)”
palabra “discriminación”; si bien se refería a los grupos étnicos, destaca las secuelas que
deja en las personas todo tipo de exclusión, restricción o distinción.

2.1 Garantías-beneficios a los enfermos como personas de especial protección

La Corte Constitucional, en lo que respecta a la condición de sujetos de especial protección,


ha definido como la que ostentan aquellas personas que, debido a condiciones particulares,
a saber, físicas, psicológicas o sociales, merecen un amparo reforzado en aras de lograr una
igualdad real y efectiva.
Uno de los grandes avances de la Constitución Política Colombiana, ha sido la importancia,
reconocimiento y protección al derecho fundamental a la igualdad, sumado a ello el proceso
de interpretación que le ha dado la Corte Constitucional, lo anterior en el tejido de una
notoria necesidad de abolir la discriminación hacia quienes se encuentran, ya sea por
razones históricas o circunstanciales, en condiciones menos favorables en el ejercicio
efectivo de sus derechos fundamentales; esto es, hacia el reconocimiento de la existencia de
unos sujetos de especial amparo constitucional a partir de la aplicación e interpretación del
artículo 13 de la Constitución27 en concordancia con los demás derechos humanos
reconocidos en la Carta Magna.
Es así como este reconocimiento, fruto de un proceso histórico, incide en otras disciplinas,
en tanto que su acción reciproca permite la protección integral de los derechos
particularmente amenazados o vulnerados, de los diferentes sujetos de especial protección,
es por ello que en el marco del Estado Social de Derecho, se consagran garantías de
cumplimiento de derechos a personas en situación de vulnerabilidad, valga aclarar que no
está entendida por la condición de las personas, si no por el entorno al que se ven expuestas
debido a su debilidad manifiesta.
La Corte Constitucional colombiana en Sentencia T-282 de 2008 expresa que tratándose de
sujetos de especial protección se aplica un amparo reforzado debido a la deuda histórica
27
Constitución Política. ARTICULO 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la
misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades
sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión
política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptara
medidas en favor de grupos discriminados o marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas
personas que por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
con estos grupos por la vulneración de sus derechos y la desigualdad de la que han sido
víctimas. Es decir, estas innovaciones en materia constitucional, prevén un reconocimiento
a aquellos ciudadanos que previamente se les había excluido de sus derechos, reforzando la
garantía de los mismos.
En Colombia se ha venido desarrollando un enfoque diferencial, buscando las
características que comparten grupos de personas que con ciertas particularidades en
común, lo que ha permitido comprender y visibilizar dinámicas de exclusión social y
discriminación, con el único fin de determinar acciones de garantía en el de la equidad,
igualdad y dignidad humana, situación que ha sido influencia en las practicas legislativas y
de interpretación constitucional, hacia un reconocimiento de derechos reforzados a
personas en situación de vulnerabilidad.
En Sentencia T-341 de 2012, la Corte ha señalado algunos casos en los que se evidencia el
estado de indefensión, por ejemplo, “(i) cuando la persona está en ausencia de medios de
defensa judiciales eficaces e idóneos, que permitan conjurar la vulneración iusfundamental
por parte de un particular; (ii) personas que se hallan en situación de marginación social y
económica, (iii) personas de la tercera edad, (iv) discapacitados (v) menores de edad.” De
acuerdo a lo anterior, es posible identificar que la vulnerabilidad no solo se evidencia en su
condición, sino en la carencia de posibilidades y la desprotección histórica en que se han
visto identificados, es por ello que los principios de solidaridad y dignidad humana juegan
un papel importante a la hora de brindar especial protección a estos sujetos.
Es importante mencionar, que el desarrollo de la categoría jurídica “sujetos de especial
protección” se generó en la interpretación y aplicación del artículo 13 Constitucional,
donde se materializo el derecho - principio a la igualdad y no discriminación, a través del
cual las personas que se encuentran en situación de debilidad manifiesta, son merecedores
de un trato constitucional y legal preferencial con miras al restablecimiento y garantía de
sus derechos.
Ahora bien, este avance en su mayoría ha sido gracias a la Corte Constitucional, quien vía
jurisprudencial ha venido definiendo sujetos de especial protección, pero también
mencionado derechos que merecen especial atención y amparo constitucional, es de aclarar
que los sujetos y los derechos no están específicamente señalados, sino que se han
desarrollado dependiendo de los contextos sociales, históricos, políticos, que se vayan
presentando en el diario vivir, estos avances han tenido incidencia directa en la generación
de garantías de políticas sociales buscando la materialización absoluta del derecho a la
igualdad como principio elemental en la protección y salvaguarda de otros derechos
fundamentales.

2.2 La ración como beneficio de la poblacion con enfermedad de Hansen – un caso de


proteccion especial por parte del Estado

Durante la historia de Colombia, como se evidencia en las distintas leyes que regularon el
tema de los “Leprosos”; las cuales estudiaremos más adelante, los enfermos siempre fueron
objeto de discriminación social, fue así como a finales del siglo XIX fueron segregados en
lazaretos, limitando el desarrollo autónomo de sus derechos civiles y políticos, ya que sólo
podían actuar por intermedio de los procuradores o síndicos de los lugares de aislamiento.

La segregación legal y social padecida por los enfermos de Hansen, los condujo incluso a la
carencia de posibilidades de garantizarse por sus propios medios los recursos mínimos para
sobrevivir, sin contar que por sus innumerables dolencias y discapacidades propias de la
enfermedad, buscar el sustento diario se hacía aún más difícil, por razones como esta, el
Gobierno Nacional con el fin de mitigar las consecuencias que estaba padeciendo esta
población en la garantía de sus condiciones básicas de subsistencia, mediante la Ley 14 de
1907 asigno una primera ayuda asistencial a su cargo, consistente en que “todo leproso
calificado como tal por los médicos nombrados al efecto tiene derecho a una ración diaria
que se le suministrará de los fondos públicos destinados a tal fin; pero para recibirla es
menester que se halle sujeto al aislamiento prefijado y a los reglamentos de la colonia o
lazareto”.

Hacia el año 1932 los avances de la medicina lograron determinar que la enfermedad no era
particularmente contagiosa, aunque existían factores que predisponían a ciertos individuos
a adquirirla, así que mediante la Ley 32 del mismo año se dispuso derogar el aislamiento
universal, para en su lugar mantener solamente apartados a los enfermos que se
consideraron contagiosos, fue así como dejaron en libertad a aquellos que no representaran
riesgo para la sociedad; personas que fueron llamadas “curados sociales”, con la condición
de someterse a vigilancia de las autoridades sanitarias.

Ante la dificultad de reintegrarse a la sociedad y dada la carencia de recursos económicos,


el Estado asumió el otorgamiento de auxilios; llamados “ración” a favor de las personas
“liberadas” de los lazaretos, que regresaran a sus domicilios y no contaran con ingresos
para subsistir.28 Adicionalmente, se consagró un deber de asistencia hospitalaria y de
tratamiento, cuando “por las deformidades o mutilaciones causadas por la enfermedad”,
las personas que la padecían quedaran “inhabilitadas para la vida social y el trabajo
útil.”29

El fin de la “Ración” o “Subsidio” es la ayuda estatal, esta se previó para amparar


económicamente el tratamiento y la invalidez de los enfermos recluidos en los Lazaretos, la
cual dependería del tipo de tratamiento y del grado de invalidez del sujeto en cuestión.

En el siglo XVI la enfermedad de Hansen preocupaba en gran manera a las


administraciones coloniales, quienes como solución crearon hospitales de San Lázaro;
lugares donde los enfermos fueron separados y asistidos.

En el año 1890, atendiendo a la propagación de la enfermedad de Hansen, y bajo el


entendido de que la misma era una enfermedad infectocontagiosa, el Estado colombiano
procedió a dictar una serie de normas destinadas a concentrar espacialmente a los enfermos,
impidiendo que establecieran contacto personal con las personas sanas. Así pues, en 1896
se reglamentó la Ley 55 del mismo año, la cual enmarcaba el tema de la construcción de
lazaretos, en su artículo primero estableció “el Gobierno procederá sin demora a hacer
constituir uno o más Lazaretos en el punto o puntos que se juzguen convenientes, previo el
concepto de la Academia de Medicina de Bogotá o de la Junta de Higiene, para reunir y
aislar a los leprosos que existen en la República.”

28
Ley 32 de 1932
29
Ley 39 de 1974
Posteriormente, el Decreto Legislativo No. 14 de 1905 evidencio también la necesidad de la
construcción de lazaretos por parte del Gobierno, declarando que el aislamiento de los
enfermos era una medida de urgente necesidad y estableció la obligación de todos los
colombianos de denunciar a los enfermos, so pena de sanción.

Ya en el año 1907 la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa, determinó en la Ley


14 considerarse como calamidad pública la presencia y propagación de la lepra en el país,
y la obligación en que se hallaba el Gobierno de impedir esta difusión, además de reconocer
la conveniencia de atender a los lazaretos y de hacer real y efectivo el aislamiento o
secuestración de las personas atacadas por la enfermedad de lepra, así mismo se determinó
que los individuos declarados leprosos e incorporados a los lazaretos o colonias no podrían
salir de los lugares adecuados para ellos, ni celebrar contrato alguno fuera de dichos
establecimientos, sino por medio de mandatarios generales o especiales legalmente
constituidos o del Personero respectivo. Fue así como se estableció que los enfermos de
lepra serían representados legalmente para todos los efectos por los Procuradores o
Síndicos de lazaretos nombrados para tal fin y que el Gobierno habría de entenderse con la
Santa Sede a fin de obtener de ella, si fuere posible, las medidas convenientes para evitar el
matrimonio católico entre persona sana y persona leprosa.

La misma ley con el ánimo de garantizar a los enfermos recursos mínimos para sobrevivir,
determinó que todo leproso tenía derecho a una ración diaria que se le suministraría de
fondos públicos destinados para tal fin; pero para recibirla era necesario que se hallaran
sujeto al aislamiento y a los reglamentos del lazareto donde se le ubicara, una de esas reglas
consistía en que los niños que residían en las colonias o lazaretos estarían bajo el cuidado
del Gobierno; a fin de evitar la propagación de la enfermedad en los menores, el cual se
haría cargo de su educación y mantenimiento.

En el año 1918 se dictó la Ley No. 032, para la época ya se habían creado los lazaretos de
Agua de Dios (Cundinamarca), Contratación (Santander) y Caño de Loro (Bolivar), la
anterior ley estableció la organización y dirección de los Lazaretos de la República y
reorganizo la Dirección Nacional de Higiene, entre otras cosas esta norma también instituía
la obligación de las autoridades locales de velar por que los enfermos de lepra fueran
conducidos a lazaretos y para que sus residencias fueran debidamente desinfectadas, pero
también se ratificó las prohibiciones a los leprosos recluidos de salir de los lazaretos, y a
las personas sanas de ingresar y permanecer en los lazaretos.

Es en la Ley No. 032 de 1918 donde se toca más a fondo el tema de “La Ración”, el
artículo 40 de la misma establece como objeto determinar a cuáles enfermos se les debía
pagar este subsidio, así pues se decretó que a la hora de enviar a un enfermo al Lazareto se
debía acompañar de certificación documentada sobre si éste disponía de bienes de fortuna
que le proporcionaran una renta mensual de treinta pesos ($30) oro, como mínimo, sin
embargo, también estipulo que los empleados leprosos que disfrutaran de un sueldo mínimo
de treinta pesos ($30) mensuales, no tendrían derecho a recibir ración mientras disfrutaran
de su sueldo.

Mediante la Ley 40 de 1922, se incluyeron disposiciones relacionadas con las garantías


que se debían conceder a los servidores públicos que en ejercicio de sus funciones
contrajeran la enfermedad, estableciendo que los Jefes del Ejército y los oficiales que se
hubieran contagiado de lepra en ejercicio de sus funciones tendrían derecho al
reconocimiento de la mitad del sueldo que devengaban, por un término de seis meses. Un
año más tarde, en virtud de la Ley 86 de 1923, esta determinación se hizo extensiva a todos
los empleados que se hubieren contagiado de la enfermedad estando al servicio del
Gobierno Nacional, Departamental o Municipal, en cualquiera de las oficinas públicas
relacionadas con los Lazaretos.

Continuando con el desarrollo del tema de los empleados que resultaran contagiados de la
enfermedad, surgió la Ley 4 de 1930 que señaló a su vez que los empleados de la Policía
Nacional que comprobaran ante el Ministerio de Gobierno haber contraído la enfermedad
al servicio de la Institución, tendrían derecho al sueldo correspondiente a su empleo,
mientras permanecieran en los lazaretos, a su vez la Ley 86 de 1923 fundó que el sueldo y
la ración no eran compatibles, al precisar que los agentes de la Policía Nacional que
gozaran del sueldo no tendrían derecho al pago de ración por cuenta del Tesoro Nacional.
Con los avances de la medicina, se tuvo conocimiento más certero acerca de la enfermedad
de la lepra, determinándose así que ésta no era eminentemente contagiosa, aunque existían
una serie de factores que predisponían a ciertos individuos a adquirirla. Fue así como se dio
pie a la Ley 32 de 1932, en la que se decretó que la campaña contra la lepra se continuaría
en el país, de acuerdo con los principios universalmente aceptados sobre profilaxia de dicha
enfermedad, según los cuales los enfermos contagiosos, que eran un peligro para la
sociedad, debían aislarse, y aquellos que no presentaban riesgo podrían dejarse en libertad,
siempre y cuando fueran sometidos a la vigilancia de las autoridades sanitarias y a las
disposiciones del Departamento Nacional de Higiene.

Fue así como se mantuvo la obligatoriedad de la reclusión y aislamiento de los enfermos de


lepra reconocidos como contagiosos, para los demás, se estableció que podían ser aislados
en los lugares que determinara la Dirección Nacional de Higiene, siempre y cuando se
comprometieran a cumplir con las condiciones que esta les fijara y continuaran con su
tratamiento médico, a su vez la misma Ley determinó que sólo podrían libertarse los
enfermos de lepra cuando estuvieran organizados los dispensarios en la región donde
aquellos fueran a residir, a fin de que allí se les aplicaran los tratamientos del caso,
igualmente esta norma mencionaba que los lazaretos serían transformados en sanatorios y
que los enfermos que hubiesen obtenido curación, serian auxiliados para regresar a sus
domicilios.

Años más tarde, mediante la Ley 39 de 1947 se fijaron normas sobre profilaxis y
tratamiento de leprosos, en la que se incluyeron disposiciones relacionadas con el deber de
asistencia del Estado para con los enfermos de lepra, entre otras cosas determino que el
Gobierno Nacional procedería a modificar, mediante un plan metódico y progresivo, el
sistema de aislamiento y tratamiento de los enfermos de lepra, bajo normas generales como:

 El aislamiento se aplicaría únicamente a los pacientes en que la enfermedad


presentara formas de comprobada peligrosidad; El Gobierno Nacional procedería al
establecimiento de sanatorios para el tratamiento de la lepra, buscando la debida
comodidad de los enfermos y la implantación de los métodos reconocidos como los
más eficaces para su curación;

 El Gobierno proporcionaría gratuitamente asistencia hospitalaria y tratamiento a los


enfermos que no requirieran aislamiento, pero que por las deformidades o
mutilaciones causadas por la enfermedad, estén inhabilitados para la vida social y el
trabajo útil.

En el año 1954 se expidió el Decreto No. 475, por medio del cual se fijaban los “subsidios”
para los enfermos de lepra, es decir a la antes llamada ración, este tenía como fin fijar los
subsidios de tratamiento e invalidez para los enfermos recluidos en los leprosorios, pues
dependiendo del grado de invalidez y el tipo de tratamiento que se diera a cada enfermo,
sería el monto del subsidio.

Con la Ley No. 148 de 1961, el Gobierno Nacional reforma la legislación sobre lepra,
quitándole la calificación de calamidad pública que le había dado mediante la Ley No. 014
de 1907, es con esta que se pone a los enfermos de Hansen en igualdad de condiciones con
las demás personas aquejadas por afecciones transmisibles y se les devuelven todos sus
derechos civiles y políticos, además de las garantías sociales que consagraba la
Constitución Nacional.

En el año 1997 nace la Ley 380 “Mediante la cual se eleva al valor de un salario mínimo
legal mensual el subsidio de tratamiento que recibe el enfermo de lepra”, esta ley
introdujo un conjunto de modificaciones respecto de los requisitos vinculados con el
patrimonio propio y la carencia de formas de subsistencia, además reitero la regla de
preferencia para su otorgamiento. Entre algunas otras modificaciones, tal vez la más
importante se realizó en su Artículo Primero, el cual modifico el artículo 5º de la Ley 148
de 1961, estableció que los enfermos de Hansen y los llamados curados sociales, que
recibían el subsidio mensual de tratamiento del Gobierno Nacional, con destino al
cubrimiento de sus necesidades básicas, tendrían derecho a que se les pagara el equivalente
al valor de un salario mínimo mensual legal vigente; el cual se incrementaría anualmente en
la misma proporción, a partir del primero de julio de 1993, determinando igualmente que el
pago del subsidio de tratamiento al enfermo de lepra, no era incompatible con otra
asignación proveniente del Tesoro Público; es decir pensiones o salarios, además replico
que los servicios asistenciales en salud a los enfermos de lepra y curados sociales, los
seguiría prestando el Ministerio de Salud a través de sus empresas sociales o de cualquier
otro ente especializado al que se le asignaran dichas funciones.

El marco normativo previamente expuesto permite resaltar que, aun cuando por regla
general el régimen de subsidios para los enfermos de lepra es anterior a la
Constitución Política de 1991, su finalidad es acorde con varios de los actuales
principios constitucionales, como ocurre con los mandatos de igualdad y de
protección especial a las personas en situación de debilidad manifiesta.

2.3 Identificación, descripción y análisis normativo en relación a la enfermedad de


Hansen en Colombia

La normativa emanada desde la misma Constitución de 1991 y el desarrollo o aparición de


un gran acervo legal, permite analizar de manera detallada como ha sido la evolución del
tema de la ración y los beneficios en general que han sido objeto de los diferentes gobiernos
en relación con la atención a esta enfermedad. Teniendo en cuenta lo anterior, es menester
hacer una descripción y análisis de las normas legales que durante la historia han tenido
relación con el tema en mención y su análisis en torno al manejo, cuidado y atención a la
enfermedad de HANSEN más conocida como Lepra.

Cuadro No. XX Normativa relacionada con la enfermedad de HANSEN en Colombia

No. NORMA DESCRIPCION ANALISIS

01 Ley 8 de 1905

025 Ley 38 de 1905

03 Decreto 14 de 1905

04 Ley 14 de 1907

05 Ley 32 de 1918

06 Ley 40 de 1922

07 Ley 86 de 1923

08 Ley 20 de 1927
09 Ley 4 de 1930

10 Ley 32 de 1932

11 Ley 94 de 1940

12 Ley 39 de 1947

13 Decreto 100 de 1953*

14 Ley 148 de 1961

15 Decreto 982 de 1962

16 Ley 5 de 1981

17 Ley 380 de 1997

18

19

20

Fuente: http://www.suin-juriscol.gov.co/viewDocument.asp?id=1821142

3. Algunos datos actuales en Colombia30 xxxxxx

La enfermedad de HANSEN o Lepra, tiende o esta rumbo a su desaparición en Colombia;


según el Ministerio de Salud, las políticas, estrategias y actividades realizadas por el
gobierno, van encaminadas a dicho propósito.31

La variación de los reportes en los últimos años, dan cuenta de que lo dicho anteriormente,
es cierto y viable, las cifras así lo demuestran; a continuación, se relacionan el número de
casos en el país en los últimos años, así:

1. Año 2017; reportados: 362


2. Año 2018; reportados: 324
3. Año 2019; reportados: 339
4. Tercer trimestre de 2020, reportados: 136

30
www.minsalud.gov.co 31/01/2021 Boletín de Prensa No 126 de 2021
31
Gerson Bermont, director de Promoción y Prevención. Minsalud.
Los departamentos con más casos se encuentran:

1. Valle del Cauca.


2. Norte de Santander.
3. Santander.
4. Cesar.
5. Huila y
6. Bogotá.

Al respecto, Bermont indicó que primero hay que hacer claridad sobre qué es realmente la
enfermedad. "La lepra o enfermedad de Hansen es una enfermedad infecciosa causada por
un microorganismo; de no ser tratada a tiempo puede causar discapacidad. Una vez
adquirida la infección, los síntomas pueden emerger entre los 5 y los 20 años; afecta
principalmente la piel, las manos, los pies, los ojos y las superficies mucosas de las vías
respiratorias".

Según la OMS los casos de Lepra o Enfermedad de Hansen han disminuido en un 30% en
los últimos 20 años en la región de las Américas. Pero la discriminación, el estigma y los
prejuicios que rodean a la enfermedad continúan obstaculizando los esfuerzos para detener
aún más su transmisión.

Esto conlleva a que a las personas afectadas por la enfermedad se les niegue el acceso a la
atención, la educación e incluso la libre circulación. Además, que esta discriminación
continua implica que muchos no busquen tratamiento médico hasta que los síntomas les
alteren su vida de manera definitiva.

"Por lo anterior este Ministerio hace un llamado a la comunidad para realizar esfuerzos
conjuntos tendientes a incrementar la inclusión social y el bienestar mental, y promover que
los afectados tengan una mayor participación en la cotidianidad, exijan sus derechos y se
movilicen para que no se den prácticas discriminatorias", puntualizó Bermont.

Si bien la Lepra o Enfermedad de Hansen es completamente curable con una terapia


múltiple de medicamentos (MDT) que es gratuita, los retrasos en el tratamiento pueden
llevar a una discapacidad permanente.

En respuesta, en Colombia actualmente se implementa en todo el territorio nacional el Plan


Estratégico de Prevención y Control de La enfermedad: Compromiso de todos hacia un país
libre de Lepra o Enfermedad de Hansen 2016-2025, el cual tiene como objetivo disminuir
la prevalencia de la enfermedad para mantener el cumplimiento de los criterios
internacionales de eliminación de la enfermedad en Colombia, hasta alcanzar indicadores
que den cuenta de ninguna o una mínima transmisión.
Dicho plan está alineado con la Estrategia mundial para la Lepra o Enfermedad de Hansen
2016–2020: de la OMS, con el fin de acelerar la acción hacia un mundo sin lepra.

PREGUNTAR SI EL TEXTO COPIADO SE PUEDE


TRABAJAR PARA ANALIZARLO E INCLUIRLO EN LA
MONOGRAFIA.

4. Conclusiones y recomendaciones
5. Bibliografia

 Álvarez R. La lepra en el mundo. Rev Fac Med UNAM 2010;53(5):24-26.

 Bernal-Camargo, D.R. y Padilla-Muñoz, A.C. (2018). Los sujetos de especial


protección: construcción de una categoría jurídica a partir de la constitución política
colombiana de 1991. Revista Jurídicas, 15 (1), 46-64. DOI:
10.17151/jurid.2018.15.1.4.

 De las Aguas J. Historia de la lepra en España. Hist Derm Piel 2005;20(9):485-497

 Obregón D. Batallas contra la lepra: estado, medicina y ciencia en Colombia.


Medellín: Banco de la República. Fondo Editorial Universidad EAFIT; 2002.

 Colombia. Corte Constitucional. Sala Plena. (24 de marzo de 1999). Sentencia C-


188. M. P. José Gregorio Hernández Galindo.

 Rodríguez G, Pinto R. La lepra, imágenes y conceptos. Medellín: Editorial


Universidad de Antioquia; 2007.

FALTA AGREGAR

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