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Martirizados en Cuerpo y Alma: escritura epistolar de los pacientes del Lazareto de

Agua de Dios (1945-1946)

Problema a trabajar: A través de la historia la lepra ha sido quizá la enfermedad que más
metáforas ha generado, debido en parte a su antigüedad pero también a sus consecuencias
en el físico de los pacientes (heridas, deformaciones, mutilaciones). Sumado a su larga
consideración de enfermedad incurable (apenas desmentida bien entrado el siglo XX), las
sociedades humanas han generado discursos y visiones alrededor de la lepra que se escapan
del universo biológico para darle significados sociales, religiosos y culturales, a veces
relacionados con el pecado y la suciedad, retratándola como un castigo divino, pero otras
veces este castigo divino hacía del enfermo un mártir, un santo que aceptaba su sufrimiento
terrestre para pasar la eternidad en el paraíso. A pesar de la profesionalización de la
medicina durante los siglos XVIII-XIX y la posterior medicalización de la lepra, impulsada
por el descubrimiento del bacilo Mycobacterium leprae por Gerhard A. Hansen en 1874 (de
ahí que a la lepra también se le conozca como enfermedad de Hansen), muchas de estas
antiguas visiones sobrevivieron al paso de los siglos, delimitando en gran parte la vida del
enfermo hasta el siglo XX.

Vallejo y Miranda señalan la importancia del aislamiento en el abordaje del enfermo;


aislamiento que se practicaba desde los tiempos bíblicos pero que toma un significado
distinto con la profesionalización de la medicina y la construcción de los Estados-nación.
Así, durante los siglos XIX-XX el leproso era aislado tanto física como simbólicamente 1:
por un lado, la reclusión obligatoria en lazaretos o leprosarios constituía el aislamiento
físico, justificado por la alta contagiosidad que se creía tenía la enfermedad (con los
avances médicos del siglo XX se fue desmintiendo, junto con su carácter hereditario), por
otro, el aislamiento simbólico se entiende como un “distanciamiento del sistema de
derechos”, una negación de la ciudadanía del enfermo que se evidenciaba en su incapacidad
de casarse, tener hijos, trabajar, convivir con su familia sana, entre otras muchas medidas
tomadas por los Estados modernos para el control de la lepra. De esta forma, una nueva
visión del enfermo de lepra se fue formando, influenciada por las antiguas en su carácter
estigmatizador pero basada ahora en argumentos científicos y principalmente eugenésicos.

1
G. G. Vallejo y M. A. Miranda, “Formas de aislamiento físico y simbólico” Asclepio 60, n.° 2 (2008): 19-42.

1
En Colombia, durante el siglo XX estuvieron en funcionamiento tres lazaretos que
concentraban a todos los enfermos de lepra del país: Caño de Loro en Cartagena,
Contratación en Santander y Agua de Dios en Cundinamarca. Desde 1905 por decreto
legislativo se obligó a todos los enfermos de lepra a recluirse en alguna de estas
instituciones, sin derecho a salir de ellas, ni de contraer matrimonio con personas sanas, ni
de tener contacto con familiares sanos. Se responsabilizó a toda la sociedad por la denuncia
de posibles casos de lepra para así evitar contagios. Los enfermos al interior de los
lazaretos, al no poder trabajar (tanto por la enfermedad como por orden legal) dependían
enteramente de una “ración”, subsidio mensual que el gobierno entregaba a los leprosos
para su manutención. Este panorama general se mantuvo en Colombia hasta la década de
1940, tiempo en que se debatieron y formularon pequeñas reformas para dignificar la vida
del enfermo, que aunque no tuvieron mucho impacto en la práctica fueron el inicio de un
proceso de modernización de la lucha antileprosa, que se evidencia mayormente con la ley
148 de 1961, la cual restituye todos los derechos civiles a los enfermos de lepra, aboliendo
la reclusión obligatoria en lazaretos y la separación obligatoria de familiares sanos, además
de ceder pequeñas tierras a los enfermos para su sostenimiento y su correcta inserción a la
sociedad civil.

Esta investigación analiza aspectos específicos de las experiencias personales de los


asilados caleños en el Lazareto de Agua de Dios entre los años de 1945-1946, quienes por
medio de cartas en las que pedían una pensión mensual, a veces al Concejo Municipal y
otras veces directamente al presidente del Concejo, expresaron multitud de sentimientos y
percepciones relacionados con su enfermedad, como la visión de su propio cuerpo, su
situación económica, el aislamiento al que se vieron forzados, sus relaciones con la
institucionalidad (gobierno nacional, municipal, leprocomio), que describieron usando
palabras como: muerte, dolor, martirio, miseria, pobreza, calvario, abandono y olvido;
todas relacionadas con las consecuencias físicas de la enfermedad (que se consideró
muchas veces una “muerte en vida”), pero también a factores contextuales como el
aislamiento obligatorio de cualquier enfermo de lepra, promulgado por el decreto 14 de
1905, y la carestía propia de los lazaretos, debido a la incapacidad de los enfermos para
trabajar, que los dejaba a merced de una ración entregada por el Gobierno Nacional que

2
resultaba insuficiente para su sustento, de ahí la necesidad de encontrar otras fuentes de
caridad, en este caso el municipio.

El estudio se inscribe en la corriente historiográfica de la Historia de la Salud, que ha


generado investigaciones y estudios desde múltiples enfoques. De cualquier manera, los
análisis han tendido a centrarse en la evolución de las instituciones médicas y los cambios
en la legislación relacionados a la salud pública, por medio de los cuales es posible
identificar transformaciones y permanencias en las estructuras que delimitan el saber y el
hacer médicos. Sin restar importancia a estos enfoques, hay que afirmar que desde ellos la
voz de los pacientes, en este caso leprosos, queda subordinada y casi invisibilizada. De aquí
nace la necesidad de esta investigación, ya que por medio de análisis de este tipo no sólo
reivindicamos las experiencias subjetivas de estos individuos, sino que también su voz,
silenciada por mucho tiempo, y que nos permite comprender mejor el universo cotidiano de
los cambios y permanencias estructurales antes señalados.

Hipótesis de trabajo: Para la pregunta de ¿Qué aspectos de las experiencias personales de


los asilados caleños y vallecaucanos del lazareto de Agua de Dios se pueden extraer de las
cartas enviadas al Concejo Municipal?, se dividieron las posibles respuestas en los
siguientes apartados:

1. La situación económica de los asilados juega un papel fundamental en los


documentos, debido a que las cartas se escribieron precisamente con el fin de pedir
una pensión mensual al gobierno municipal, por lo que en ellas se expresa su
precaria situación, resultado de la imposibilidad de trabajar (tanto por su
enfermedad como por disposiciones legales) y el carácter insuficiente de la “ración”
o subsidio del gobierno nacional. Así, palabras como pobreza y miseria serán usadas
frecuentemente por los enfermos para describir su situación.
2. Por otro lado, desde las cartas también será posible extraer fragmentos de su
universo social, como las relaciones familiares o de amistad, debido que muchas
veces era necesario la citación de un testigo que diera cuenta que la persona había
vivido en Cali el suficiente tiempo como para aspirar a una pensión del municipio,

3
también las relaciones con otros asilados, pues algunas cartas se escribían en
conjunto por dos o más enfermos para realizar diferentes peticiones al Concejo
Municipal.
3. Como uno de los aspectos más interesantes para vislumbrar en estas cartas está la
autopercepción del enfermo, tanto físicamente como emocionalmente. Ambas
dimensiones están atravesadas por la enfermedad debido a sus consecuencias en la
salud, con la particularidad de que las consecuencias son muy visibles y desastrosas
pues la lepra es una enfermedad que afecta mayormente la piel del individuo, pero
también a ser la causa de su aislamiento, cosa que delimitará en gran parte el
universo emocional del enfermo.
4. Por último, resulta interesante poder develar aspectos de la relación de los enfermos
con la institucionalidad, ya sea la del propio lazareto, la municipal (a la que van
dirigida las cartas) e incluso la nacional, y de esta manera comprender mejor las
luchas, reclamaciones, inconformidades y métodos de resistencia de estos sujetos.

Objetivo principal: - Estudiar los sentimientos y actitudes expresadas en las cartas


enviadas al Concejo de Cali por los asilados caleños y vallecaucanos en el Lazareto de
Agua de Dios entre 1945 y 1946.

Objetivos específicos: - Examinar las iniciativas municipales respecto a la lepra y los


enfermos de lepra en la ciudad de Cali en la década de 1940, y compararlas con las
iniciativas nacionales e internacionales.

- Describir la percepción que los asilados vallecaucanos tenían de su propio cuerpo,


teniendo en cuenta los síntomas de la enfermedad.

- Identificar los sentimientos expresados en las cartas por los asilados vallecaucanos
respecto al aislamiento obligatorio, situación económica, relaciones familiares y la
institucionalidad (gobierno nacional, municipal, leprocomio).

4
Marco conceptual: Como ya se dijo anteriormente, la presente investigación hace parte del
campo historiográfico denominado como Historia de la salud y de las enfermedades, por lo
que se hará un repaso por la evolución de esta corriente y después revisar las
investigaciones sobre la lepra realizadas en Colombia.

Como campos de interés para la ciencia histórica, la salud y las enfermedades han sido
temas poco estudiados por historiadores hasta la mitad del siglo pasado. Desde la
consolidación de la medicina moderna, fueron precisamente los médicos quienes abordaron
mayormente el estudio histórico de su propia disciplina, con mayor énfasis entre los siglos
XIX y la primera mitad del XX, en donde el número de médicos interesados por la Historia,
más como una forma de pasatiempo que como una disciplina con rigor científico, aumentó,
dando fruto a numerosos volúmenes de historias nacionales de medicina. Para el caso
latinoamericano, Emilio Quevedo cita algunos ejemplos de estos médicos escritores, como
Pedro María Ibáñez y Arturo Romero Beltrán para el caso colombiano, Enrique P. Aznárez
Aznárez en Argentina y Virgilio Paredes en Ecuador 2. Esta clase de historia se caracteriza
por su falta de rigor metodológico, resultado de la poca familiaridad de los autores con los
métodos investigativos y analíticos de la disciplina histórica, además que la mayoría
resultaba en trabajos apologéticos en donde la medicina aparece como un motor de
civilización y desarrollo, defendiendo una temporalidad lineal hacia el progreso, clara
influencia del positivismo decimonónico.

Es claro que la renovación de la historia de la salud y las enfermedades vino desde el


continente europeo en varios frentes. Cercanos a la mitad del siglo XX, la escuela de los
Annales, más precisamente su segunda generación, popularizó los estudios de las
enfermedades desde perspectivas sociales y económicas, haciendo énfasis también en la
demografía. Mientras tanto en Alemania y posteriormente en Norteamérica, Henry Sigerist
fue pionero en la escritura de una historia de la medicina que diera cuenta de las relaciones
entre paciente-médico-sociedad. Estos fueron los primeros frentes de renovación de una
historia social de la medicina y la salud. Sin embargo, serían las teorías de Michel Foucault
las que más alentarían a los investigadores latinoamericanos a volcar su atención en los
campos de la salud.
2
E. Quevedo, M. Hernández, C. Cortés y J. C. Eslava, “Un modelo para armar”, Revista Ciencias de la Salud
11, n.° 3 (2013): 298.

5
El atractivo aparato teórico foucaultiano, postulado en las primeras décadas de la segunda
mitad del siglo XX, proponía un abordaje multidisciplinar del fenómeno de la salud,
identificando sus dimensiones socioculturales y su relación con el poder político y la
economía. Así, por medio del análisis de categorías como la locura, de los procesos de
profesionalización de la medicina y la psiquiatría, o del surgimiento de instituciones totales
como el hospital y el manicomio, Foucault evidenció los usos disciplinarios y
normalizadores incrustados en ellos, lo que abrió por completo un nuevo campo de
posibilidades para la investigación histórica (y para las humanidades en general).

Desde estas nuevas perspectivas nacen los conceptos de salud y enfermedad


contemporáneos, explicados como fenómenos complejos que se escapan de la simple
realidad biológica para ser considerados objetos de construcción social, cultural y política,
en los que se forman a su alrededor prácticas, discursos, instituciones, aparatos legales, etc.
que tratan de aprehenderlos, normalizarlos o entenderlos. Desde ellos se puede evidenciar
un campo de tensiones entre hegemonía política y profesional (que no siempre son
colaboradoras y pueden llegar a rivalizar), y el resto de la sociedad, que puede asumir estos
discursos o resistirse a ellos y crear formas propias de aprehensión. Precisamente en este
contexto nacen las nuevas corrientes de la historia de la salud y las enfermedades. Para el
caso latinoamericano, tanto Quevedo como Armus coinciden en una categorización
tripartita de estos nuevos estudios: una nueva historia de la medicina o el subcampo de las
profesiones de la salud, una historia de la salud pública o el subcampo de la salud para el
público y una historia sociocultural de la enfermedad3 o el subcampo de la salud del
público4. La nueva historia de la medicina se preocupa por el desarrollo científico
relacionado a la salud, teniendo en cuenta los contextos sociales, políticos y económicos, y
reconociendo la manera en que éstos afectan a la producción intelectual, y también la
manera en que ciertas teorías triunfan y otras quedan en el olvido, apuntando las posibles
razones.

Por su parte, la historia de la salud pública fija como punto de interés las acciones estatales
en materia de la salud de la ciudadanía, por medio de instituciones, leyes, campañas,
3
D. Armus, “La enfermedad en la historiografía de América Latina moderna”, Asclepio 54, n.° 2 (2002): 43-
47.
4
E. Quevedo, M. Hernández, C. Cortés y J. C. Eslava, “Un modelo para armar”, Revista Ciencias de la Salud
11, n.° 3 (2013): 304-309.

6
programas, etc. que buscan promover, incentivar o garantizarla; a su vez, busca comprender
los factores contextuales que rodean estas medidas, insertándolas en el complejo universo
antes mencionado. Por último, la historia sociocultural de la enfermedad se interesa en la
manera en que los distintos sujetos y grupos sociales asumen los conceptos de salud y
enfermedad, la manera en que asumen o rechazan los discursos oficiales y las políticas
estatales, y sus propias condiciones de vida que pueden propiciar o prevenir la enfermedad.
De esta manera da cuenta de procesos de asimilación, resistencia y sincretismo de prácticas,
discursos y conceptos que definen la relación entre sociedad y salud.

La historiografía sobre la lepra en Colombia ha sido trabajada desde distintos enfoques y


disciplinas, aunque los temas más recurrentes han sido los relacionados a la salud pública
(estrategias y campañas gubernamentales para el control de la enfermedad), a la
medicalización y a los procesos socioculturales que se generan con el diagnóstico de la
lepra.

Como pilar fundamental para el estudio de la lepra en el país hay que mencionar el libro
publicado por Diana Obregón Batallas contra la lepra: Estado, medicina y ciencia en
Colombia de 2001. En este libro la autora realiza un recorrido detallado por la historia de la
lepra en Colombia desde finales del siglo XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX. En él
Obregón da cuenta del proceso de construcción de una autoridad médica en el país,
influenciada por los descubrimientos y avances en bacteriología y epidemiología en el
contexto internacional en el siglo XIX, cosa que delimitaría en gran parte las estrategias
estatales contra la enfermedad. La lucha antileprosa nacional da un giro en 1905, cuando
por decreto legislativo se señala como obligatoria la reclusión en leprosarios (o lazaretos)
para los enfermos, siendo ésta la principal medida profiláctica, complementada por otras
estrategias de marcada influencia higienista y eugenésica. La autora sigue repasando la
relación entre disciplina médica y Estado a través del siglo XX, encontrando puntos de
convergencia y puntos de tensión, señalando los cambios en materia de salud pública
referentes a la lepra hasta llegar a la abolición definitiva del aislamiento obligatorio en
1961, que marca el fin de esta racionalidad estatal estigmatizadora y eugenésica para dar
paso a una concepción moderna de la enfermedad. Como se puede evidenciar, Obregón

7
aborda el problema de la lepra desde dos frentes: el de la historia de la medicina y el de la
historia de la salud pública. A pesar de que deja de lado aspectos sociales y culturales, este
estudio es de grandísima importancia para entender los discursos oficiales sobre la lepra en
nuestro país durante los siglos XIX-XX, abriendo un campo inmenso para la investigación
de las categorías mencionadas.

Salud pública y medicalización también han sido temas abordados por diferentes
investigadores, como es el caso de Abel Fernando Martínez, quien estudia la relación entre
medicina, Estado e Iglesia como agentes configuradores de la lucha antileprosa, haciendo
énfasis en la región de Boyacá. Por otro lado, Fernando López Díaz aborda el estudio de la
salud pública desde el análisis de la evolución del subsidio, también conocido como
“ración”, al que los enfermos de lepra tenían derecho desde 1907 debido a su reclusión e
incapacidad de trabajar, sumando al análisis aspectos como el impacto del subsidio en los
propios enfermos y en la visión que el resto de la sociedad tenía de ellos. En cuanto a la
medicalización, uno de los trabajos más interesante es la tesis de Indira Vergara, quien
analiza el proceso de profesionalización de la medicina en Cartagena, para después rastrear
las teorías y debates médicos relacionados a la lepra desde 1870 hasta 1930 en la misma
ciudad.

Sin embargo, en los años más recientes los estudios sobre la lepra en Colombia han tomado
una dirección hacia perspectivas socioculturales, planteadas desde las teorías subalternas y
los conceptos foucaultianos de medicina, medicalización y poder, aunque entendiendo las
particularidades del contexto colombiano. Así, encontramos trabajos como los de Natalia
Botero, Daniela Polo y Laura Sinuco, quienes se interesan por el concepto de
estigmatización como proceso social, que impacta de manera significativa en la vida de los
enfermos de lepra, condicionando sus relaciones, su autopercepción y por ende su
identidad. Adriana M. Corzo trabaja una línea similar, pero de manera más concreta en el
municipio de Agua de Dios, donde se ubicaba uno de los 3 lazaretos del país, entre 1920-
1960. En su tesis de maestría, Corzo intenta reconocer el impacto del diagnóstico de lepra
en las relaciones familiares del enfermo, desde donde reconoce procesos sociales de
exclusión, estigmatización y abandono, pero también prácticas de resistencia familiares
para sobrellevar los estragos (no solo físicos) de la enfermedad de Hansen. Siguiendo en

8
Agua de Dios, Jaime A. Puentes se interesa por la educación al interior del lazareto en la
primera mitad del siglo XX, reconociendo los discursos religioso, estatal y médico como
los factores delimitantes del modelo educativo institucional.

Resultados esperados: Con el análisis de las 24 cartas escritas por asilados vallecaucanos
en el lazareto de Agua de Dios, como ya se dijo, se espera conocer las formas en que las
experiencias personales de los enfermos se vieron condicionadas por la enfermedad de la
lepra, no solo desde un plano biológico (que no carece de importancia pues condiciona la
propia visión que se tiene sobre su cuerpo), sino también económico, al considerar la
imposibilidad de trabajar y la dependencia casi completa de los enfermos a un subsidio
insuficiente; social, pues el diagnóstico de la lepra venía acompañado de repercusiones
sociales como rechazo, estigmatización y aislamiento, aunque también existieron acciones
de resistencia e inclusión sobre todo entre enfermos y familiares; médico y político, que
median la relación entre enfermo e institucionalidad. Así, se espera encontrar un panorama
atravesado por la pobreza y la carestía (pues justamente el objetivo de las cartas era
demostrar una condición desfavorable para la asignación de una pensión adicional) el
abandono y el olvido (resultado del aislamiento obligatorio al que se veían forzados los
leprosos) y la muerte, el dolor y el martirio (palabras usadas frecuentemente para describir
la naturaleza de la enfermedad, considerada como “una muerte en vida”). Sin embargo, las
expectativas de este estudio no están cerradas y se espera poder enriquecer las categorías de
análisis conforme se avance en la revisión y análisis epistolar.

Metodología: Conforme a lo ya expuesto, esta investigación se inscribe en la corriente de


la nueva Historia de la Salud y las enfermedades, siendo trabajada desde perspectivas
socioculturales sin descuidar las dimensiones médicas, económicas y políticas que
atraviesan el concepto de enfermedad. Como definición base para el estudio destacamos lo
dicho por Diego Armus acerca de la enfermedad como fenómeno que se escapa de una
definición netamente biológica para ser afectada por factores contextuales, ya sean
políticos, económicos, científicos, socioculturales, etc. En palabras del propio Armus:

9
“Además de su dimensión biológica, las enfermedades cargan con un repertorio de
prácticas y construcciones discursivas que reflejan la historia intelectual e
institucional de la medicina, pueden ser una oportunidad para desarrollar y legitimar
políticas públicas, canalizar ansiedades sociales de todo tipo, facilitar y justificar el
uso de ciertas tecnologías, descubrir aspectos de las identidades individuales y
colectivas, sancionar valores culturales y estructurar la interacción entre enfermos y
proveedores de atención a la salud”5.

De esta manera, el estudio intentará reconocer las formas en que este complejo universo
impactó en la vida de los asilados caleños y vallecaucanos de Agua de Dios conforme a lo
que ellos mismos expresan por medio de sus cartas. Así, a pesar de tener un objetivo
analítico mayormente sociocultural, al reconocer la densidad del concepto de enfermedad,
la investigación tendrá en cuenta aspectos de otros enfoques como la historia de la medicina
(en temas como la medicalización de la lepra) y la historia de la salud pública (para
comprender mejor las dinámicas institucionales).

Para cumplir estos objetivos se trabajará con 24 cartas escritas por distintos asilados
vallecaucanos en el lazareto de Agua de Dios, con sus respectivos documentos adjuntos,
entre los que se encuentran certificados médicos, transcripción de testimonios, certificados
de nacimiento y matrimonio e incluso fotografías que se encuentran en el Fondo
Miscelánea del Archivo Histórico de Cali. En estos documentos se basará el cuerpo
analítico de la investigación. Para el tratamiento de las cartas, como primera medida se
acepta la caracterización dada por Florie Krasniqi acerca del texto epistolar como una
forma literaria condicionada por la subjetividad del autor, en la que no se muestra una
realidad aislada sino una realidad sometida por “las selecciones de la memoria y las
elecciones de la psique”6. De esta manera se entiende que las cartas contengan parte del
universo psicológico del sujeto, condicionado a su vez por “las coordenadas de la sociedad
en la que se inserta”7.

Precisamente estas expresiones psicológicas/emocionales son las que interesan al estudio,


insertas claramente en un contexto social, médico, político e institucional que no es
5
D. Armus, “La enfermedad en la historiografía de América Latina moderna”, Asclepio 54, n.° 2 (2002): 42.
6
F. Krasniqi, "El texto epistolar". Tonos, n.° 26 (2014): 3.
7
F. Krasniqi, "El texto epistolar". Tonos, n.° 26 (2014): 4.

10
asumido de forma pasiva por el sujeto escritor; por el contrario, a través de estas cartas se
demuestran las distintas formas en que los enfermos asumieron, rechazaron o interiorizaron
discursos impuestos desde los polos ya mencionados. Teniendo esto en cuenta, al enfocar el
lente de estudio en los enfermos por medio de sus cartas no se pretende tratarlas como
universos cerrados, ni como reflejos exactos de una realidad, tampoco se pretende adoptar
teorías y modelos de análisis extranjeros sin problematizarlos ni tener en cuentas las
variables del contexto nacional. La tarea será establecer a grandes rasgos el contexto
médico y político referente a la lepra en Colombia en la década de 1940, para así reconocer
las maneras en que transformó aspectos particulares de la vida de los enfermos, cosa que
expresaron directa o indirectamente en las cartas.

En cuanto a la elección espacio-temporal, el espacio está justificado por el lazareto del


municipio de Agua de Dios desde el que los asilados redactaron las cartas, aunque el
estudio intentará abarcar también ciertas disposiciones de la ciudad de Cali referentes a la
lepra en la década de 1940 debido a que los documentos se dirigían al Concejo Municipal y
todos los autores se identificaban como caleños (algunos de nacimiento otros de “alma”).
Por otro lado, la temporalidad escogida será la década de 1940 ya que las cartas fueron
redactadas entre los años 1945-46.

Posible capitulado: 1. Iniciativas y disposiciones municipales: la lepra en la ciudad de Cali


en la década de 1940.

2. Autopercepción del enfermo: impactos físicos y emocionales de la lepra.

3. Relaciones sociales y sentimientos: compañeros, familia e institucionalidad.

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11
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