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SEMINARIO OPTATIVO:

"Feminismos, Violencias, Políticas y Derechos"


Hola a todas, todes y todos

Es para nosotras una alegría enorme darles la bienvenida a la cursada del Seminario “Feminismos Violencias
Políticas y Derechos”. Este Seminario nos encuentra en un contexto inédito, de crisis sanitaria mundial pero
también civilizatoria, donde las desigualdades, el dolor y sufrimiento social de la humanidad se hace presente con
mayor visibilidad, como también las prácticas de disciplinamiento, control, discriminación y criminalización de la
ciudadanía, de las mujeres, de los varones más pobres, de las identidades generizadas, de las personas más
viejas. Pero al mismo tiempo se reeditan formas otras más creativas de re-existencias, formas otras de pensar y
habitar el mundo, formas otras de resistencia. Aun así, y por esto mismo, no queremos dejar de celebrar la
posibilidad de constituir un espacio de formación que nos permita pensar, desde este lugar del mundo, el cruce
entre Feminismos y Trabajo Social, mirando las potencias de un Trabajo Social feminista.
Educar es un acto pedagógico, académico pero por sobre todo político. Y el aula, cualquiera sea su forma, es una
trinchera, un territorio desde dónde queremos proponerles el ejercicio de politizar(nos) este encuentro entre
Trabajo Social y Feminismo. Ejercicio personal y colectivo. De reflexividad individual pero también intersubjetiva.
Ejercicio académico político para repensarnos como Trabajadoras/es Sociales en este momento del mundo y
desde este lugar que habitamos.
Intentaremos construir juntas/es/os un espacio amoroso, que a pesar de que esté mediado por la virtualidad nos
permita encontrarnos en este ejercicio de interpelación. Ello requerirá de un ejercicio personal y con otres para
sentipensar-nos a través de las ideas, experiencias, sentires, afectos y textos que vayamos compartiendo.
Sabemos que en este año que transcurrió, han tenido la posibilidad de vincularse con esta plataforma. Por eso ,
desde el día de hoy, en que subiremos la primera clase, les proponemos participar del foro de presentación para
conocernos desde otra perspectiva. Nuestra intención como equipo es poder articular actividades desde la
plataforma y encuentros desde la “presencialidad virtual”. Instancias asincrónicas y sincrónicas.
La idea es compartirles la selección bibliográfica por cada módulo y los recursos que definamos a través de la
plataforma. Las clases se actualizarán cada semana y estarán a disposición para leerlas. Algunas actividades que
vayamos compartiendo quedarán sin limite de tiempo para que puedan resolverlas en sus ritmos y posibilidades.
Otras, requerirán su resolución en los tiempos que les iremos planteando, en tanto serán insumo para los
encuentros. Estaremos ingresando a la plataforma todas las mañanas para resolver consultas, dudas o planteos
y recuperar comentarios. La interacción entre todas/es/os es el objetivo central de las actividades semanales.
En relación a la evaluación, la misma tendrá dos componentes. Por un lado la evaluación del proceso se hará a
través de la asistencia (80%), participación de las actividades previstas en el aula y participación en clase. Por otro
lado, la evaluación final se hará a través de la presentación de un escrito que dé cuenta de las categorías teóricas
feministas utilizadas por la autora, en un texto que se indicará al finalizar el seminario.

FEMINISMOS DESDE ABYA YALA


SEMINARIO OPTATIVO:
"Feminismos, Violencias, Políticas y Derechos"
En esta primera clase , uno de los objetivos es presentarnos para ir conociéndonos y reconociéndonos.
Les pedimos que en no más de 200 palabras puedan compartir su nombre, algunas señas y responder
a la pregunta ¿Cuál es el primer registro que tengo del peso o la presencia del patriarcado en mi vida?
Apelamos aquí a la idea social que una/e/o tiene sobre esta categoría. Empezamos nosotras y les
animamos a hacerlo.

Mi nombre es Rosa Isac, nací en Frías, ciudad a sólo una hora y media de la capital. Soy Magister en Género,
Sociedad y Política y mi título de base es Lic. Trabajo Social. Soy docente investigadora en nuestra universidad
y hasta hace sólo unos días, docente en el nivel terciario. Desde el año 2003, los temas que investigo y sobre
los que escribo están vinculados a los derechos de las mujeres y las diferentes violencias que sufren como
contracara de una problemática compleja, sin tiempos y fronteras. Mi camino profesional articuló la docencia,
la investigación, la gestión y la militancia siempre. En relación a la pregunta, siento que mi primer registro del
peso del patriarcado en mi vida estuvo asociado a “darme cuenta” de que muchos episodios de mi niñez y
adolescencia estuvieron marcados por lo que la sociedad espera de nosotras. Lo permitido, valorado y lo
prohibido. Con 18 años, en el 1er año de Psicología, leyendo un texto de Mirta Videla sobre los efectos en los
cuerpos de las mujeres de los abortos clandestinos se me vino a la memoria e hice conciente los cuerpos de
mis amigas, el mío. Historias de acoso, violencia, clasismo y racismo vividas en mi infancia y adolescencia.

¡Buenas! Soy Soledad de León, Cordobesa viviendo en Santiago del Estero hace ya casi tres años. A Santiago
llegué trabajando desde Fundación Plurales (organización que aún integro), en zonas rurales aisladas, con
proyectos de acceso al agua segura y acompañamiento a grupos de mujeres. En el año 2017 me presenté a
una beca doctoral de CONICET, asumiendo como lugar de trabajo el Instituto de Estudios para el Desarrollo
Social (INDES) de la FCSyS, de esta Universidad. Formo parte en este instituto de dos equipos de Investigación,
el de Géneros Política y Derechos, y el de Ecología Política. Soy Lic. en Trabajo Social con una Especialización
en Políticas Públicas y Justicia de Género, y me encuentro realizando el Doctorado en Estudios de Género. Soy
activista, Investigo y escribo sobre trata de mujeres e identidades feminizadas con fines de explotación sexual,
en su cruce con el extractivismo. Mi primer registro de la presencia del patriarcado en mi vida, es de los doce
años. Había viajado con mi familia de vacaciones a otro país, y en el baño del lobby del hotel, un hombre joven
que estaba a cargo de la limpieza, intentó abusar de mi. No me animé a contarlo hasta los 20 años. En ese
momento sentí mucha culpa y no podía nombrar el hecho como violencia.

Esperamos sus presentaciones , que en tanto experiencias vividas se configurarán en el texto inicial
colectivo desde el que partiremos a pensar(nos) el sentido más profundo del feminismo y sus aportes a
formas otras de la reproducción de la vida en Nuestra América.
Diana Maffía nos propone un mirada de lo que para ella es el feminismo. Les invitamos a ver los
primeros diez minutos de un video dónde desarrolla la pregunta “¿Qué es ser feminista?”. El video se
titula: Filosofía en el Conti.
¿Qué encierra la definición que nos propone? ¿Cómo entienden esas tres dimensiones de su
comprensión del Feminismo? ¿Qué asociaciones hacen a partir de esta definición? ¿En que las/es/os
interpela? ¿Qué sienten que les aporta?

Luego de este debate estamos en condiciones de reconstruir juntas/os/es en que momento sentimos
que nos hicimos feministas, invitándoles a compartir su historia si es que se identifican como feministas.
Retomamos la iniciativa de comenzar contando nuestros registros.
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"Feminismos, Violencias, Políticas y Derechos"
Si tuviese que pensar en que momento de mi historia personal sentí que necesitaba abrazar el feminismo,
podría decir con cierta seguridad que fue durante las marchas por los asesinatos de Leila y Patricia en nuestra
provincia. Previo a la 2da intervención de los tres poderes del Estado que vivió la provincia. Dejar el miedo
atrás y animarme a caminar junto a otras compañeras en contra de estas muertes pero también en contra de
las otras violaciones de derechos que se hicieron visibles allí. Muchas luchas cobraron mayor visibilidad y
protagonismo: Madres contra el gatillo fácil, Madres del Dolor, Madres Unidas del Pacará. Muchas mujeres
que desde su maternidad resistieron y denunciaron. Participar en las asambleas públicas, en los encuentros
de la Cátedra Libre de Derechos Humanos, aceptar el desafió de salir del “no te metas” y tener la certeza de
que cambiar el mundo dependía de lo organizativo, de juntarnos, exigir justicia y denunciar el atropello. Fue
un aprendizaje en colectivo de lo que implicaba la resistencia para cambiar las cosas que no están bien para
las mujeres como para muchas otras personas que en ese momento en Santiago habían sufrido violaciones a
sus derechos. (Rosa Isac)

Siempre digo que sin saberlo (y sé que Rosa también, porque así lo hemos conversado), ya tenía muchas
prácticas feministas desde pequeña, cuestionando los estereotipos de género que me asignaban en la familia,
por ser mujer. Me crié con cuatro hermanos varones, y notaba las diferencias en nuestros permisos,
habilitaciones y tareas asignadas. Pero no fue hasta que entré a trabajar en Córdoba a la Secretaría de
Asistencia y Prevención de la Trata, que vi con claridad la problemática de las desigualdades de género.
Trabajando con las mujeres víctimas de trata, me vi reflejada en sus historias de vida, pudiendo reconocer que
había estado en un vínculo de pareja con mucha violencia.. Allí comencé a abrazar la dimensión colectiva de la
lucha feminista, al verme espejada y entender que lo que me pasaba a mi, nos pasaba a todas. Sentí la
necesidad de formarme teóricamente en la problemática. Comencé a comprender sobre el patriarcado y su
interrelación con el capitalismo y la colonialidad. Esto me llevó a cuestionarme todo de mi vida privada, en
diálogo con mi tarea profesional y comenzando a sentirme parte del movimiento feminista. (Soledad de León)

Sin duda una de las comprensiones más profundas es que el feminismo antepone lo colectivo a lo individual. Se
vinculan, se abrazan. Más allá de las diferencias entre los feminismos que iremos desanudando a lo largo del
Seminario lo colectivo es una marca definitoria.
También cobra sentido, a partir de lo expresado por Diana Maffía, la comprensión de “lo personal es político”.
Consigna creada por el feminismo radical en los años setenta para dar cuenta de que lo que les pasa a las
mujeres y, podríamos agregar, -a otros colectivos minorizados, excluidos- no tiene que ver con condiciones
personales sino estructurales. Y, que era necesario politizar estas situaciones que atravesaban las mujeres, en
tanto la raíz de las opresiones sobre sus cuerpos y sobre sus vidas estaba en el sistema social y su configuración
patriarcal y capitalista. Así, cambiar este orden implicaba comprometerse y luchar colectivamente.
La implicación en una lucha colectiva como condición central para cambiar el mundo, configura los feminismos y a
quienes asumen el feminismo como bandera.
Los movimientos de mujeres y feministas en la historia han hecho pedagogía de lo colectivo. Sus acciones son
pacíficas y de manera horizontal. Constituyen un modo de hacer política instituyente en el mundo, que ha sido
resistido, combatido, desistido, desvalorizado y desestimado. Esta afirmación se hace evidente cuando pensamos
en el tiempo transcurrido para que las mujeres, en términos formales, tengan derecho a tener derechos.
Derechos civiles, políticos, sociales y culturales. Derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos. Derechos
laborales y ambientales.
A lo largo de este Seminario iremos desarrollando en profundidad diferentes dimensiones de estas luchas y sus
múltiples expresiones.
Por último, queremos acercarles una primera aproximación para pensar el cruce entre Feminismo y Trabajo
Social. De manera análoga, también el cruce entre Feminismo y otras profesiones femeninas y por ello
generizadas a lo largo de la historia. Aunque no profundizaremos en la comprensión de estas otras profesiones.
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"Feminismos, Violencias, Políticas y Derechos"
Notas iniciales para pensar un vínculo posible entre Feminismo y Trabajo Social

En primer lugar decir que la lectura de este relación, vinculación, cruce no será neutral, sino que elegimos
construir esta mirada desde este lugar del mundo, donde el proceso de colonización se actualiza, luego de 500
años de la invasión, y se expresa de múltiples maneras sobre nuestros cuerpos, nuestros territorios, nuestra
economía, nuestros conocimientos pero también sobre nuestras subjetividades.

Entonces “elegir” un marco teórico implica sentirse imantado, atraído, erotizado, compelido por una determinada forma
de comprender, explicar, ser y estar en el mundo, una forma historizada, material, contradictoria y proyectiva. ¿Cómo se
puede enseñar neutralmente estas cosas o alguna cosa, sin que medie el deseo, la convicción, la posición comprometida
con eso que estoy diciendo? (Hermida,2020 a)

Dicho esto, es importante para nosotras delinear esta vinculación, interrelación, encuentro o “cruce” al decir de
Hermida (2020 b) entre Feminismo y Trabajo Social.
Cada una de nosotras ha ido haciendo un proceso personal de elucidación acerca de este vínculo. Proceso
subjetivo, pero también teórico. Y luego puesto en juego en el debate colectivo y académico con otras y otros. La
búsqueda de una genealogía descolonizadora del Trabajo Social que nos permita poner en cuestión por qué el
Trabajo Social se configura como una profesión feminizada. Y sus efectos en la construcción de una identidad que
queremos desarmar, poner en crisis, y que impide -ver y hacer ver- la potencia y los aportes a la construcción de
una sociedad más justa, menos desigual.
Para entender la vinculación o el cruce posible entre Trabajo Social es necesario desnudar la división sexual del
trabajo que se configuró en el marco de la modernidad patriarcal y capitalista.
Como lo expresamos en la introducción del Seminario, el sistema capitalista que se consolida al final del
medioevo, junto con la formación del Estado Moderno a las luces del iluminismo Francés, pondera la razón como
elemento central que ordena la sociedad. La razón se constituye como característica masculina que producirá una
jerarquización de las relaciones sociales, donde mujeres y personas feminizadas asociadas a la emoción, quedan
en un plano de subordinación. Así se consolida una división sexual y racial del trabajo que, con diferentes
intensidades y expresiones, transforma las diferencias biológicas en desigualdades. Así mismo, niega todo
reconocimiento de las diversas construcciones de las identidades de los géneros, en tanto afirma el sustrato
biológico de toda identidad. Esta división atraviesa también a las ciencias y tiene efecto en las profesiones y en las
mujeres profesionales.
El Trabajo Social, en el contexto de su configuración, al igual que muchas otras disciplinas vinculadas a la
extensión de los cuidados de otras/es/os, se plantearon como disciplinas femeninas, por lo tanto des-
jerarquizadas. Un ejercicio feminista decolonial de la historia del Trabajo Social nos permite desentrañar esta
operación sobre las profesiones y entender porqué las pioneras del Trabajo Social no fueron parte en la
construcción de la historia de la profesión. De hecho, se configuró una doble discriminación sexual-disciplinar
(Deegan, en Travi:2014). No es casual sino causal, entonces que en los estudios sobre el surgimiento de la
profesión, ejercida mayoritariamente por mujeres y que dirigían su intervención en un alto porcentaje a otras
mujeres, las pioneras feministas estuvieron borradas de esta historia. En una entrevista que Pisano (2017) hace a
Bibiana Travi, ella expresa que es necesario hacer una revisión crítica y un balance de la historiografía del Trabajo
Social, de cómo se enseña y aprende la profesión:

“(...)el Trabajo Social fue inventado por mujeres que a pesar de contar con un alto grado de capacitación (maestrías y
doctorados) no pudieron entrar a los claustros universitarios en EEUU y Europa. Fueron víctimas de un doble proceso de
discriminación sexual disciplinar a fines del siglo XIX y principios del XX. Y luego fueron proscriptas en la formación
profesional en América Latina a partir de los años 70”.
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Esta invisibilización no se puede escindir del proceso de borramiento de las mujeres en la historia de la
humanidad en el marco de un proyecto modernizador colonial, racista y patriarcal. Algunas de estas ideas ya las
empezamos a pensar con muchas/os/es de ustedes en la asignatura de Trabajo Social III.
La modernidad capitalista, patriarcal y colonial ha invisibilizado saberes y experiencias. Por ello es necesario
recuperar las experiencias sociales silenciadas, desacreditadas, así como hacer visibles teorías críticas minorizadas
y devaluadas. Hermida (2020 a) las denomina teorías del pensar situado (..) los feminismos del Sur, la crítica pos/
des/ colonial, el pensamiento nacional, la filosofía nuestroamericana, y las teorías de las disidencias sexo-
genéricas. Boaventura De Sousa Santos (2006) lo explica desde la categoría inventada de la sociología de las
ausencias:

La Sociología de las Ausencias es un procedimiento transgresivo, una sociología insurgente para intentar mostrar que lo
que no existe es producido activamente como no existente, como una alternativa no creíble, como una alternativa
descartable, invisible a la realidad hegemónica del mundo.

Es necesario empezar a nombrar, en tanto “lo que no se nombra no existe”. Y para ello debemos desandar la
historia del Trabajo Social enseñada y aprendida en Nuestra América. Una historia que desdeñó los aportes de las
ideas reformistas, feministas, pacifistas, antimperialistas, socialistas de las pioneras inglesas y norteamericanas.
Travi (2014) se plantea a modo de pregunta ¿cómo fue “interpretado” por las corrientes conservadoras enroladas
en la Unión Católica Internacional de Servicio Social (UCISS) que tuvieron un lugar destacado en la formación
profesional en la región? ¿porqué fueron desterradas posteriormente durante la reconceptualización?. Haciendo
visible el poder y la incidencia de la religión católica en estas ausencias en los espacios de formación.
En el momento del surgimiento del TS en Estados Unidos a principios del siglo XX muchas de las mujeres eran
activistas y enarbolaban las banderas del feminismo. Travi en Pisano (2017) expresa que muchas de las pioneras
tenían un alto grado de formación académica (James Addams entre muchas otras). Dentro de sus hallazgos
recupera:

“(...)la combinación de ejercicio profesional, práctica académica, investigación, militancia social y política, el vasto
desarrollo de la investigación social y disciplinar, la enorme cantidad de publicaciones riqueza en sus producciones y su
vigencia actual, (...) y un compromiso incondicional con la democracia, los derechos humanos, de las mujeres y niñas/os,
la paz, la libertad y la justicia social.

Como expresa Eugenia Hermida (2020 b) es necesario desarmar el mapa de que el feminismo es ajeno al Trabajo
Social. Nos propone pensar el feminismo desbordando los limites de la teoría feminista, en tanto donde hubo
agencia social de cuerpos feminizados para defender sus derechos, sus vidas, su dignidad hubo feminismo
aunque no siempre se lo llamase así. En este sentido, el feminismo como práctica social fue parte de las
estrategias, los debates y las herramientas de la propia disciplina, como seguramente de otras también.
Este cruce entre feminismo y Trabajo Social se sostiene en la historia no contada en la historia oficial. Es posible
pensar entonces en un Trabajo Social feminista que tuvo sus primeras expresiones en el contexto de
configuración de la disciplina. Pero que podemos delinear en el presente también.
El feminismo es ineludible como dispositivo, como epistemología, como herramienta para nuestra disciplina. Es
ineludible para hacer foco en este orden moderno patriarcal, capitalista y racista que ha dejado desde el inicio de
la colonización como resultado un genocidio que persiste hasta la actualidad, un epistemicidio en tanto ha dejado
soterrado conocimientos y saberes bajo la matriz del conocimiento científico y sus reglas. También un ecocidio,
destruyendo con políticas de despojo nuestros territorios y nuestras vidas. Es ineludible para dar cuenta de todas
las opresiones. Mujeres, cuerpos feminizados, varones más pobres y sin acceso a los privilegios de la masculinidad
hegemónica. Un feminismo situado que nos permita ver las heridas de esta matriz de poder colonial.
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El Trabajo Social tiene el privilegio de estar en los espacios intersticiales de la reproducción de la vida interviniendo
cuando los obstáculos se hacen presentes allí, pero también produciendo conocimiento de lo que sucede.
Trabajamos en los espacios familiares y comunitarios donde se gestiona la vida, donde se desarrollan diferentes
acciones para la reproducción de la vida familiar y comunitaria. Espacios que resisten a la destrucción de lo
comunitario, de las redes de sostenimiento, de los vínculos, de los saberes y experiencias de estas comunidades.
María Eugenia Hermida (2020 a) pone en potencia la transdisciplinariedad como característica de la disciplina para
transformar y sostener estos procesos:

Pensar el Trabajo Social como disciplina y como profesión como una potencialidad estratégica que muchas disciplinas
de las ciencias sociales no tienen porque estamos en el campo de la intervención social, interviniendo en primera línea (...)
intentando dialogar desde campos diferentes (...) sin investigación la intervención pierde densidad (...) pensarnos como
transdisciplina, como profesión feminizada y con mucha capacidad de incorporar con toda la potencia los feminismos,
pensar la cuestión social desde estas herramientas y el lugar estratégico que tenemos.

Y este privilegio, que tiene como seña y marca el Trabajo Social, nos permite politizar las razones patriarcales y
coloniales de las desigualdades en los territorios. Poner en cuestión los procesos de fragmentación y de
fragilización de las vidas en este lugar del mundo. Aportar a las instituciones una mirada global e interseccional de
las vidas precarizadas por el capitalismo. Hacer visible explicaciones estructurales de las violencias, las
discriminaciones y los racismos. Las razones capitalistas y patriarcales para el control de los cuerpos y las vidas de
las mujeres. Las razones y los embates y sentidos hegemónicos que se juegan en el reconocimiento de normas
que registren las voces involucradas.
En este sentido, el Trabajo Social como disciplina, tuvo (a pesar del ocultamiento de la impronta libertaria y
emancipadora que marcaron sus pioneras) y tiene un ejercicio activo de develar las diferentes caras del orden
social hegemónico. También en la configuración de políticas sociales con perspectiva de género y derechos
humanos, aunque ello no haya reportado inmediatamente en mejores lugares de reconocimiento y de poder
como Trabajadoras Sociales en el campo de las profesiones que abordan lo social.
Por último, el feminismo en este cruce con el Trabajo Social nos permite barajar y dar de nuevo. Despatriarcalizar
y descolonizar las construcciones que se han hecho de la profesión y de nosotras/nosotres. Dice Silvia Federici
que el capitalismo (-y el patriarcado-) ha cortado la relación de nosotras/os/es con la naturaleza, la relación de
nosotras con nuestros cuerpos, la relación con las otras/os. En este mismo sentido, podríamos decir desde la
profesión, que el capitalismo ha cortado la relación con la historia de la disciplina -la invisibilización de la historia y
de las mujeres en esa historia de la disciplina. El lenguaje androcéntrico, centrado en lo masculino “los
Trabajadores Sociales” cuando la mayoría somos mujeres, ha ido construyendo un orden que no nos ha permitido
reencontrarnos con nuestras propias experiencias, con nuestra propia historia de un quehacer profesional que ha
producido y produce argumentaciones para repensar estas desigualdades pero que no ha podido todavía ser
reconocido e inscrito en la historia, en las argumentaciones.

Bibliografía
De Sousa Santos, Boaventura (2006). Capítulo I. La Sociología de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias: para una
ecología de saberes. En publicación: Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social (encuentros en Bs. As.)
Hermida, Maria Eugenia (2020). La tercera irrupción en el Trabajo Social: descolonizar y despatriarcalizar. En: Revista Libertas,
Juiz de Fora, v. 20, n.1, p. 94-119, jan/jun.
Hermida, Maria Eugenia (2020 b). "Feminismos y Trabajo Social. Crónica de un cruce". En: 5to encuentro del Ciclo de
Conversatorios "Sin derechos no hay Ni una Menos".
Travi, Bibiana (2015). “Jane Addams, pioneras de la sociología y del Trabajo Social: la memoria y la visibilización de la violencia
contra las mujeres”. En: Revista Debate Público. Carrera de Trabajo Social, UBA. Año 5, Nro. 9.
Travi Bibiana (2020). Espacio Virtual Lecturas recomendadas. “El largo camino de la memoria de las mujeres" - Escrito por Jane
Adams.
Travi, Bibiana (2020). Espacio Virtual Lecturas recomendadas N°4. El Trabajo Social y la Lucha por la Paz. Manifiestos de la Liga
Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. (WILPF)

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