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Ch4: El Silbido de Liam

El jefe de los sicilianos que manejaban parte del


barrio judío estaba arribando al lugar donde
llegaban las mercaderías traídas desde Europa. Vio
que sus subordinados estaban charlando con cinco
críos.

—¡Eh, estos chicos quieren vendernos una idea! —


dijo uno de los sicarios que estaba riendo con
otros compañeros.

El jefe avanzó y se dio cuenta de algunas miradas


de extrema confianza por parte de los críos.

—Esto que les vamos a ofrecer es lo que necesitan,


Capo Al —le decía Rocky que estaba sobre un banco
para igualar la altura.

—¿Y qué pueden ofrecerme —bajó al niño del banco—


unos capullos como ustedes?

—Algo que solucionará sus problemas con la aduana


de la frontera con Canadá —decía Chandler con
mucha seguridad.

—¿Y qué quieren a cambio? —preguntó con sarcasmo.

—Solo queremos el puesto de Packowski —Grant fue


directo.

El jefe se miró con toda su gente y se echaron a


reír por el atrevimiento que tenían esos chicos
para ir y ofrecer su idea a cambio de algo que no
era común en personas tan jóvenes.

—Si quiere nos llevamos el invento a otro lado —


fue lo que dijo Benny.
Chandler tomó el pequeño saco donde tenían aquel
invento y espero que los demás procedieran a salir
de esa parte de esa fábrica que servía de
cubierta.

—E-Esperen, esperen un minuto —dijo uno de los


sicarios.

—Sí, esperen —miró a su jefe—. Deberíamos


escucharlos.

Los miró con algo de molestia e hizo un ademán


para que los chicos no se fueran aún.

Benny sonrió con Chandler y los demás bajaron


detrás de ellos para mostrar su invento.

—Cada vez que quieren traer algo de Canadá,


usualmente tienen que tirarlo y eso es una pérdida
de la que tienen que aceptar —decía Chandler con
un tono sabiondo.

—¿Y si le dijéramos que ya no tendrían que hacer


eso? —Benny se mostraba muy confiado.

—Deben tener un submarino en esa parte de la


frontera —expresó el jefe.

—Algo mejor —dijo Grant.

—Tenemos Sal —sentenció Liam.

Eso dejó confundidos a los italianos, no


comprendían a lo que se referían, pero Benny traía
la muestra de su invento.

Vieron un depósito con agua en forma cilíndrica y


quitaron su cubierta. Chandler sacó del saco
pequeño una pequeña esfera que tenía la forma de
esas que delimitan, una pequeña caja y un
pequeñísimo saco con sal que estaban atados
consecutivamente. Chandler lo lanzó al agua de ese
cilindro y se hundió del todo esa pequeña muestra.

—¿Y ahora qué? —el jefe se notaba algo curioso.

—Solo hay que esperar… —fue lo que dijo Rocky.

II

Eran cerca de las cinco de la mañana, los chicos


estaban en dos botes en medio de la frontera.
Llevaban esperando unos buenos minutos. Habían
navegado allí después de que los italianos
lanzaran la mercancía al agua con las esferas y
los sacos de sal.

Benny estaba esperando que la niebla no se


disperse y que el cálculo que hizo con Chandler
sea certero.

—Ten paciencia.

Grant calmaba a su amigo, pocas veces lo había


notado tan impaciente. Rocky le dio un leve golpe
para que no se impacientara, el niño era puro
entusiasmo.

—Ten fe, mis cálculos no pueden salir mal —lo


decía Chandler en el otro bote que compartía con
Liam.

Hace días que ya estaban en la ciudad, pero


recientemente Packowski se enteró de su arribo y
es por eso que debían actuar cuanto antes.

Benny se quedó con las ganas de visitar a Carol,


quería saber si estaba bien, pero antes de ello
necesitaba asegurarse un sitio seguro en su ciudad
y en el mundo de las pandillas.

Preguntó a Flip por ella, él le dijo que su


sobrina pasaba casi todo su tiempo en casa por
cuestiones de estudio. Le dejó en claro que a ella
le estaría yendo muy bien y sin necesidad de
tenerlo a él a su lado. Eso le dolió un poco al
castaño, pero no podía creerle al cien por ciento
al viejo, solo debía esperar para hablar cara a
cara con ella.

—¡Miren! —expresó con felicidad el más pequeño.

Una, dos, cuatro, seis, doce, quince y más esferas


salieron a flote en esa parte del agua que
separaba a dos naciones y la vida de pobreza de
ellos.

—¡Hurra! —decía Grant en voz baja.

Rocky abrazaba a Benny con mucha exultación, de la


misma manera Chandler y Liam. El pelirrojo no
podía creer que sus cálculos hayan funcionado con
mucha certeza.

Empezaron a subir las cajas más cercanas a sus


botes.

—¡Sí, sí, seremos los mejores! —al decir aquello


cayó al agua.

Todos estaban riendo, pero pasaban los segundos y


no se elevaba a la superficie. Liam se notaba
asustado y se lanzó al agua para buscarlo.

—¡Chand, Chand! —lo llamaba con desespero.

Mientras se zambullía por toda una pequeña área,


Chandler ya había subido al bote con una sonrisa
burlona y espero a que Liam se diera cuenta de su
engaño.

—¿Qué harías tú sin mí? —le dijo mirándolo al


rostro.
Sin pensarlo, Liam le escupió el agua que tragó a
su rostro. Todo era risas en ese momento.

III

Los cinco estaban caminando con rumbo a la


estación de trenes. Se les podía ver bien vestidos
de pies a cabeza con sombrero, saco, camisa,
corbata, pantalones y zapatos bien lustrados. Eran
todos unos gánsteres.

El invento fue algo que dejó atrás las pérdidas y


elevó muchísimo más las ganancias en contrabando.
Por aquella osadía les dieron de recompensa unos
diez mil dólares, eso era mejor que el puesto de
Packowski. Les dijeron que más adelante les darían
pequeños trabajos.

Los chicos antes de llegar a la estación, habían


adquirido un maletín donde guardaron el dinero,
pero eso solo era lo primero. Los casilleros de la
estación de trenes… esa sería el verdadero
escondite del dinero.

Grant, Benny, Liam, Rocky y Chandler entraron a


una oficina para tramitar y adquirir uno de los
tantos casilleros de ese lugar. Los casilleros
estaban al lado de esa oficina la cual no daba
acceso sin pasar por allí, pero se podía salir por
una puerta de emergencia después de ver el
casillero.

Grant abrió el casillero y se cercioró de que no


hubiera fallas en eso. Se percató que algunas
personas se les quedaron viendo al entrar. Nadie
podía pensar bien al ver a unos chicos judíos con
una maleta y vestidos de manera adulta. Chandler
dejaría la maleta sobre una pequeña mesa y tomaría
la palabra.

—Muy bien, chicos —miró a los ojos a todos—. Aquí


colocaremos la mitad de nuestras ganancias. Esto
es de todos y a la vez de nadie —Grant le alcanzó
la llave—. Se la daremos a Flip, él no sabrá de
que es, pero nos hará el favor de guardarla. Solo
nos dará la llave si estamos los cinco reunidos —
los miró con seriedad—. ¿Entendido? —puso su mano
sobre la maleta.

—¡Entendido! —replicó Rocky.

—¡Entendido! —le siguió Benny.

—Entendido —expresó con tranquilidad el mayor.

Liam estaba pensando, Chandler lo miraba con


seriedad y luego con una sonrisa.

—Entendido —Liam fue el último en cerrar el trato


con alegría.

Todos pudieron notar al pequeño muy impaciente y


ansioso. Chandler sabía que quería ver el dinero.
Le abrió la maleta y el niño tomó dos fajos, no
dejaba de asombrarse.

El sonido de alguien pasando por allí alertó a


Grant para cerrar la maleta. La guardaron con
cautela y se fueron de allí con tranquilidad.

Mientras caminaban, Liam empezó a tocar su canción


de siempre, pero con una flauta de pan que
adquirió en el barrio chino y donde conoció a una
linda chica, la cual se lo vendió con dificultad
porque él no dejaba de estar encantado con su
hermosura y poca atención el chico daba a sus
palabras.

Las personas pudieron apreciar a unos chicos


caminar y uno que otro saltando de alegría,
también se apreciaba el río fronterizo con Canadá.
Era como ver un cuadro, cinco chicos y de fondo
edificios y agua. Se podía ver que la alegría
desbordaba en ellos porque ya no debían esconderse
de Packowski, los jefes sicilianos le advirtieron
que no debía hacerles nada a ellos.

Packowski observaba a los chicos de lejos, no


podía permitir que esos chicos le hicieran perder
su puesto y dejaran en ridículo. Tendría que
esperar para acabar uno por uno.

IV

Rocky estaba en el pequeño departamento empacando


algunas cosas porque en unos días se mudarían a un
mejor lugar. No estaba de acuerdo con eso, pero
sus amigos lo decidieron en mayoría. Pensaba que,
con cada movimiento de lugar, posiblemente su
familia tuviera dificultad para encontrarlo cuando
volvieran.

Benny había ido a tratar de ver a Carol, Grant


necesitaba caminar para reflexionar sobre Di
Martino y Becky, Chandler quiso pasar ese día con
su madre y Liam fue al teatro chino para ver a la
chica llamada Stella Zhau que trabajaba allí
también.

La noche estaba demasiado a la penumbra, ni las


estrellas ni la Luna podían ser apreciadas al
mirar el cielo. Eso fue aprovechado por Packowski.

—¿Benny? —avanzaba a la puerta que daba a una


habitación contigua— ¿Grant? ¿Liam?

Un ruido proveniente de la cocina lo alertó, y


cuando llegó a la puerta, detrás de él salió
Packowski y lo tomó a la fuerza. Le tapó la boca y
se lo llevó a la cama de su habitación para
ahorcarlo y dejar allí el cuerpo.

Rocky no era fuerte y es por eso que llevaba una


navaja. Logró clavársela en parte de su pierna,
aprovechó eso para poder escapar.
Packowski estaba hecho una furia y tomó con fuerza
por los cabellos al chico y lo lanzó con fuerza a
la pared.

—Les ofrecí un puesto conmigo, ¿así me pagan? —lo


decía muy furioso y con su mente fuera de sí.

El pequeño no entendía nada, solo quería irse de


allí y buscar a Liam o a cualquiera de sus amigos.
Su exjefe lo tomó con fuerza y lo lanzó a la cama.

—¿Sabes que fui a prisión de joven? ¿Sabes lo que


sucede en prisión si eres un débil? No lo sabes, y
es por eso que te enseñaré lo que significa ser el
débil del grupo —el hombre comenzó a quitarle los
pantalones con fuerza al niño.

Rocky no quería que el tipo lo desvistiera, no


quería que el tipo se bajara los pantalones, no
quería que el tipo lo amordazara con un calcetín,
no quería que ese tipo le hiciera aquello que lo
dejaría vulnerable… solo quería reunirse con su
familia, ver a sus padres y hermano.

Grant subió rápido y no pudo pasar de largo las


miradas de espanto por parte de algunos vecinos.

Al entrar, vio a Whitney al lado del pequeño Rocky


porque lo estaba consolando. No entendía aquello,
pero pudo notar muchas lágrimas por parte de la
rubia al tener en brazos a su pequeño amigo.

El panorama al mirar detenidamente era algo


espantoso, pareciera que una bestia hubiera hecho
de las suyas en ese reducido espacio.

Benny y Chandler llegaron porque unos conocidos


les dijeron que sucedió algo en el departamento.
Liam entró al mismo tiempo que ellos porque
regresaba de estar con los chinos.
Hicieron que todos se fueran de allí, no querían
que nadie dijera una palabra de lo que sucedía.
Los vecinos les hicieron caso, no era desconocido
que ellos estaban metidos con la mafia italiana.

—¿Qué pasó? —fue la pregunta de Liam a su primer


mejor amigo.

El pequeño se acurrucó en el pecho de la rubia, no


quería mirar a sus amigos, se sentía destrozado y
asqueroso.

—Rocky, ¿qué te pasó? —se acercó más.

—Liam, no lo presiones —respondió Whitney.

—Tranquilo, necesitamos tranquilizarnos —expresó


Chandler sin expresión alguna.

Benny y Grant no decían nada porque escucharon a


unas personas hablar sobre haber visto a
Packowski. Se notaba que la expresión de Benny
cambiaba a una de ira.

—¡No es posible que no hables! ¡¿Has visto todo el


lugar?! ¡Packowski ha estado aquí! ¡Dinos qué es
lo que pasó! —Liam hablaba con una cólera enorme.

—¡Cállate! ¿No ves que lo haces llorar y asustas


más? —dijo la rubia con mucha molestia y con
intenciones de proteger al pequeño.

—¿Cree que si llora más va a solucionar esto? ¡No


podemos ayudarlo si no habla! —miró a su Rocky—.
¡Tus padres no querrían ayudar a un niño llorón
como tú, por eso te abandonaron! ¡Habla,
maldición!

Whitney le dio una bofetada cuando Liam dio por


concluidas aquellas palabras. Todos se asombraron
por esa respuesta de la rubia. Benny quería
intervenir, pero Grant lo detuvo.
—¡Idiota! ¡Es un niño! ¡¿Sabes lo que le
hicieron?! ¡¿Tienes la mínima idea de lo que le
sucedió?! —lo decía con un rostro de decepción.

Whitney se dirigió a Grant y le dijo que al


terminar con un cliente, escuchó un estruendo
proveniente de su departamento, y que Packowski
salió sonriendo con malicia. Y que ella al entrar
vio todo hecho trizas, pero lo que más le impactó
es ver a su amiguito desnudo, con signos de golpes
y sangrando más debajo de su espalda.

No fue necesario ser directos para saber lo que le


habían hecho a su pequeño amigo. Todos no podían
creer lo que esa bestia le hizo al más débil de
ellos. Hace unos días eran los más felices… nada
de eso debía pasar… tenían protección por parte de
los jefes.

—Esto no se queda así —fue la respuesta de un


Benny asqueado, indignado y muy iracundo.

Grant y Chandler estaban pensando en tratar de que


su amigo se tranquilice porque se notaba que no
pararía de llorar toda la noche.

Liam no dejaría pasar esto, mucho menos el chico


de rizos castaños. Pero Benny se mostraba muy
iracundo de por sí.

VI

Al visitar la residencia de Carol, aprovechando


que nadie estaría, notó que la chica no estaba en
su habitación.

—¿Ahora ya no tienes ni siquiera la decencia de


tocar o preguntar a los vecinos?

La rubia estaba detrás de Benny, sabía que él


entraría de todas formas, aunque ella no hubiese
dado señales de querer verlo.
—Carol…

—Benjamin Stein o Benny o pandillero, ¿cómo


quieres que te diga?

—¿Por qué me tratas así, Carol?

—Benny… ¿tienes la mínima idea de lo que haces? —


ella sabía que no le respondería—. Me gustabas
mucho cuando tratabas de conseguir dinero, cuando
actuabas en los parques, cuando me espiabas… no me
importaba que seas pobre, pero… ahora las cosas
son muy distintas.

—Yo… sigo siendo el mismo… mi amor hacia ti es el


mismo, ¿eso no importa? —le respondió con
indignación.

La rubia le dio la espalda para avanzar hacia los


sofás de su pequeña sala de estar. Se sentó en uno
y Benny en otro.

—Ben… no tienes por qué seguir ese camino… Ben,


deja eso, aún tienes elección —le extendió su
mano.

—Pero… pero lo que he logrado… lo he logrado con


ellos… dejar eso es dejarlos a ellos —lo respondió
con sinceridad.

Carol se paró frente a una pared y le dio la


espalda. Se notaba firme al realizar dicha acción.

—No se puede tener todo en la vida… no se puede


jugar a dos bandos en la vida… puedo esperar un
tiempo, pero… algo me dice que no será para nada
agradable la decisión que tomes —lo decía sin
emoción alguna.

—¡No puedes ser extremista!


—¿Puedes hablar de eso cuando te has ido al
extremo por conseguir dinero?

Benny miró al suelo y luego la miró a ella. Ella


esperaba que él la tomara de los hombros y la
besara. Se levantó y se fue sin decir nada.
Todavía había tiempo, no sería tanto, pero había
algo de tiempo…

VII

Esa misma noche, Liam y Benny salieron de manera


silenciosa. Grant y Chandler estaban pensando en
lo que iban a hacerle a Packowski cuando le
contaran lo sucedido a los sicilianos.

Whitney no se despegaba del pequeño Rocky, ella


sabía lo que era estar en el lugar del niño, no
por nada ella se había dedicado a esa vida, ella
creía que al estar manchada ya no podría tener una
vida normal.

Benny estaba muy iracundo por la decisión que le


imponía Carol, no quería escoger entre sus amigos
o ella. No lo soportaría, pero al meterse en esto
ya se sabía su respuesta.

Liam se estaba sintiendo como muy mal, no debió


haberle dicho eso a su mejor amigo. Solo quería
saber exactamente lo que había sucedido para poder
ayudarlo. Ya lo sabía y a eso iba, a tomar
venganza por lo que le hicieron.

Ellos sabían que él solía esconderse en un bar


cerca a la frontera con Canadá. Pero al hacer
hecho eso a Liam, no saldría fácilmente.

Se escondieron en un callejón donde había cajas


que los cubrían de cualquier transeúnte o policía
que pasaba por allí al hacer su guardia.

—Ese malnacido debe pagar por lo que le hicieron.


—Claro que lo hará —expresó Benny un poco más
sereno.

—Es un hijo de puta, no puede salir impune.

Solo esperaban tranquilos el que saliera de allí.


Pasaban las horas y no había señales de que
quisiera abandonar ese lugar.

Grant y Chandler se habían quedado dormidos, pero


cierta sensación de que algo no andaba bien los
despertó. Al notar que Benny y Liam no estaban,
los buscaron por todo el centro de la ciudad.

Ya estaba amaneciendo, Liam se notaba un poco


somnoliento, pero Benny expresaba tristeza.

La puerta trasera del bar se escuchaba que se


estaba abriendo. Esa era la señal de que Packowski
dejaba su escondite.

—¿Estás listo? —preguntó Benny.

—¡¿Es broma?! ¡Matemos a ese hijo de per… —cayó al


suelo adolorido.

Benny había tomado desde hace horas un trozo de


metal que estaba en el piso para golpear a Liam y
evitar que haga algo de lo que se arrepienta.

Liam estaba adolorido en el piso, se arrastraba


para no perder de vista a Benny y tratar de
ayudarlo para después golpearlo.

El chico de cabellos color naranja pudo solo ver


como su amigo se acercaba al agresor de su amigo y
clavarle con una navaja en su estómago. Era más
que obvio que el tipo no se dejaría, pero por la
embriaguez no pudo hacer tanto y solo pudo tratar
de ahorcar al chico por unos segundos porque
caería al suelo producto de la perdida masiva de
sangre.
Sentía impotencia porque unos policías montados
pasaron por allí y bajaron de sus caballos para
detener a Benny, pero este acuchilló a uno y cayó
al suelo por la golpiza con el garrote del otro.

Grant y Chandler encontrarían a Liam inconsciente


en ese callejón. Él les contaría todo lo que
recordaba antes de desmayarse.

VIII

Para él ya no había otra elección, esa era su


respuesta a Carol. Solo le quedaba esperar que
ella entendiera. No cabe duda que se arrepentiría.
Por ahora no.

Todos sus amigos siguieron al coche que lo llevaba


a la prisión de menores.

Grant, Liam, Rocky de la mano con Whitney,


Chandler y Flip. Todos presenciaron el momento en
que las puertas se abrían para dar paso al coche.

Benny desde la rejilla que estaba en la parte


trasera de ese coche se despedía de sus amigos
moviendo la mano. Pero antes de que se cerraran
las puertas vio la sombra de alguien, por lo menos
esa presencia le dio algo de calma.

—Shalom, Benny —decía Carol parada en la esquina


antes de doblar a la prisión—. Te espero…

Chandler miraba con impotencia la inscripción


sobre las puertas de la prisión que decía: “Los
más jóvenes también caerán bajo la espada”.

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