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La casa gráfica de Teseo, Ariadna y un minotauro

Por Bautista Cincunegui

El título de este texto es una combinación de tres obras literarias: el mito de


Teseo y el Minotauro, “Teseo y el Minotauro”, historieta de García Williams y “La
Casa de Asterión” de Borges. Sin embargo, semejante diferencia no es problema
alguno para que puedan “dialogar” entre sí. Al igual que un viejo apellido familiar, el
tema central de tres textos es común; sin embargo (del mismo modo que un padre y
su hijo no son idénticos), existen diferencias entre las interpretaciones de los
autores.

En primer lugar, es necesario centrarse en los personajes. En el mito original, los


únicos “protagonistas” (o, mejor dicho, los que verdaderamente son relevantes) son
Teseo, Ariadna, el Minotauro y Egeo. Los demás pueden omitirse sin perder
coherencia. En la historieta, se da más foco a Minos y a la plebe. En “La Casa”, sin
embargo, se da un giro radical en la tendencia, ya que la narrativa no es sobre un
héroe, una historia de amor o una explicación, sino una trama paralela que se
interconecta con los hechos del mito, visto desde los ojos del (ahora con nombre)
minotauro, Asterión. ¿Habrá sido un intento por parte Borges de salir de la “norma”
que incluye narrar el mito?

En segundo lugar, debemos entender a los tipos de narradores en cada obra, y


cómo cambian tanto la dinámica. El mito original está narrado de forma omnisciente,
dándole cierta rigidez al relato y haciéndonos creer que “es así y no se puede
cambiar”. La historieta se asemeja en ambos aspectos: al ser una narración “de
hechos” y no “de posibilidades” como al estar en tercera persona; pero incorpora
algo más: el diálogo directo de un personaje a otro y los dibujos, que dejan fluir (y tal
vez hasta “respirar”) a lo que se cuenta. El cuento es una descripción, casi una
biografía o una entrada de un diario íntimo, del “monstruo” de las dos obras
anteriores. Aquí, Asterión no se muestra como una bestia infernal, sino que
demuestra un comportamiento similar a un pequeño gato (“Me agazapo a la sombra
de un aljibe y juego a que me buscan”) y que da hasta ternura al demostrar
vulnerabilidad, jugando a mostrarle su casa a otro Asterión o esperando a un
redentor que (producto de su ingenuidad), sería quién lo llevaría a su muerte. Pero
el minotauro sigue siendo una creación infernal sin alma, ¿cierto?

Es francamente asombroso ver cómo la intertextualidad permite tantos puntos de


vista de un mismo tema. Los relatos, aunque son muy distintos, son idénticos entre
sí en el fondo. Se requiere poder leer, analizar e interpretar estos tres textos para
poder comprender a fondo cada uno, y por qué se conectan entre sí.

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