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Otro análisis de “El fin” y “La biografía de Tadeo Isidoro Cruz”

Tal como charlamos, hablar de la intertextualidad de estos dos cuentos de Borges con el
Martín Fierro, es sólo una de las formas de analizarlos. Hay otras que no tienen por qué
tener en cuenta el poema. Y eso es lo que les propongo hacer hoy.
Lo primero que tenemos que considerar es que Jorge Luis Borges tiene una serie de
temas “preferidos” que se repiten a lo largo de su obra literaria, tanto en los poemas
como en los cuentos. Algunos de ellos son:
 El orden y el caos
 El infinito
 El laberinto
 El destino
 El espejo
 La biblioteca
 Sus dos linajes (los antepasados de su familia materna y paterna)
 El duelo
 El tiempo
Y hay algunos recursos que son muy de su agrado: las citas a obras literarias o
filosóficas (de manera explícita, implícita o, incluso, inventando esas obras a lasque
hace referencia), a pensadores de la cultura universal, la mención o ficcionalización (el
volver personajes) a hombres de la historia, colocarse a sí mismo como personaje
(activo u oyente de algún relato que luego narra), apelar a datos de su propia vida para
inventar historias a partir de ellos, recurrir a lugares o episodios de la realidad… todo
esto colabora a un juego que evidentemente lo atraía: borrar los límites entre la ficción y
la realidad (pensemos en el “truco” de inventar una biografía para personajes que nunca
existieron).
Todo esto lo menciono porque, algunos de esos aspectos los vamos a ver aparecer en los
cuentos de los que nos toca hablar hoy.1
“El fin”
De este relato me interesan mencionar 3 aspectos:
1) El efecto que se logra a partir del tipo de narrador elegido: 3° persona omnisciente,
aunque, por momentos haciendo “foco” en un personaje, con el que pasamos a
compartir el punto de vista. En este caso en particular, tanto al comienzo como al final
del cuento, los lectores vemos lo que ve Recabarren, el dueño de la pulpería que es
escenario de la acción. Como él está postrado en su catre sólo ve aquello que cabe
dentro del marco de la ventana de su habitación. De esta manera, el narrador evita
reconocer al jinete que se acerca, al comienzo, y vuelve confuso, incompleto, el relato
del duelo final:
1
Para ordenar y tener algunos ejemplos de esto que les menciono tan brevemente, los invito (con algún
grado de insistencia) a ver un video del Canal Encuentro, de la serie “Claves de Lectura” dedicado a la
obra de Borges que sirve como introducción al autor (dura apenas 12,40 minutos):
https://www.youtube.com/watch?v=jHgRXbL5BZI
“Desde su catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, perdió pie,
amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada profunda, que penetró en el
vientre. Después vino otra que el pulpero no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó.
Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa.”

2) La temática borgeana (esos temas que, como vimos más arriba, Borges repite a lo
largo de su obra). En este cuento se presenta el DESTINO, que, como ya habíamos
dicho en clases anteriores, es inevitable y refiere, en cierto sentido, a la verdadera
“esencia” de la persona. En este caso, el destino de Fierro es ser un gaucho matrero,
dispuesto siempre a la pelea (tal como se presenta en la primera parte del poema de
Hernández) y en esa ley debe morir, por eso afirma:
“-Mi destino ha querido que yo matara y ahora, otra vez, me pone el cuchillo en la
mano.”
Pero el destino también se manifiesta para el Moreno, el contrincante de Fierro, quien
estaba buscando venganza por la muerte de su hermano mayor. Una vez que la obtiene
(tras la muerte de Fierro), su vida carece de sentido, ya ha cumplido con su “destino” y:
“Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho, era el otro: no
tenía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.”

En la frase “mejor dicho, era el otro” podríamos llegar a ver otro de los temas preferidos
por el autor: el ESPEJO (el reconocerse en otro) pero prefiero explicar este tema en el
próximo cuento.

3) La figura de Recabarren, para compararla y diferenciarla de la imagen que de los


gringos nos deja el Martín Fierro (aunque dije que este análisis excluía la relación con el
poema). En la obra de Hernández, entre muchas otras cosas, el extranjero era visto
como un inútil que no se adaptaba a la realidad, el clima, la geografía ni el trabajo en la
pampa. Pero este no es el caso del dueño de la pulpería, quien claramente aprendió a
vivir en esta tierra inmensa y desolada y a leer los símbolos de la naturaleza. Veamos:

“A fuerza de apiadarnos de las desdichas de los héroes de las novelas concluimos


apiadándonos con exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que
aceptó la parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades de América.
Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba
que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia.”

“La biografía de Tadeo Isidoro Cruz”

Lo primero que salta a la vista con este cuento es que Jorge Luis Borges, así como lo
hizo muchas otras veces, inventa una vida para un personaje de ficción… Pero
¿realmente es una biografía? Y aquí se nos presenta un doble problema (doble y no
infinito porque suponemos que todos aceptamos el pacto de lectura que nos hace tomar
como cierta la biografía de Tadeo Isidoro Cruz):

El primero es que, el mismo narrador reconoce que a esta historia le faltan muchos
datos: “En su oscura y valerosa historia abundan los hiatos”.

El segundo, y quizás más importante, está en la intensión del narrador ya que no le


interesa contarnos toda la vida del personaje:
“Mi propósito no es repetir su historia. De los días y noches que la componen, sólo me
interesa una noche; del resto no referiré sino lo indispensable para que esa noche se
entienda.”

Entonces, si no quiere contarnos toda la historia, claramente no se trata de una biografía.


En este cuento el paratexto “título” nos engaña, no nos permite hacer un buen anticipo
de lectura.

Una vez aclarado esto, vemos que el cuento hace mención a un texto que no se nombra
directamente sino mediante una cita bíblica:

“La aventura consta en un libro insigne; es decir, en un libro cuya materia puede ser
todo para todos (1 Corintios 9:22), pues es capaz de casi inagotables repeticiones,
versiones, perversiones.”

Ese libro insigne que fue analizado, tergiversado, comentado, vanagloriado y/o
denigrado por muchos no es otro que el Martín Fierro, claramente. Y en él podemos ir a
buscar los datos de la vida de Tadeo Isidoro que esta “biografía” no nos da.

Y por último me interesa mencionar el epígrafe del cuento, el paratexto que sí nos da la
clave correcta de lectura:

I'm looking for the face I had


Before the world was made.
Yeats: The winding stair.

“Estoy buscando la cara que tenía antes de que el mundo fuera creado”… Son muchas
las cosas que hay para decir respecto de este epígrafe.

Una de ellas es que su autor, Yeats, fue un poeta romántico (perteneciente al


movimiento romántico, quiero decir) inglés. Él formaba parte del grupo de los “lake
poets”. Se hacían llamar así porque su principal interés estaba en la contemplación de la
naturaleza. Cabe aclarar que, entre las ideas del Romanticismo, estaba aquella que
sostenía que el universo tenía una armonía que se había dejado de escuchar cuando el
hombre había comenzado a intervenir en la naturaleza. Junto con esa pérdida del
equilibrio o música del universo, el ser humano había dejado también su inocencia, su
esencia, su “verdadero rostro” (que quedaba enmascarado en los diferentes roles
sociales que le tocaban cubrir). Así que era tarea de estos poetas recuperar con sus
versos esa armonía y devolverle a la humanidad (o quizás, solamente a ellos, “los
elegidos”) su verdad.

De esta manera nos queda contextualizado el epígrafe. Pero también nos acercamos a
los temas propios de la literatura de Borges que se presentan en este cuento: el espejo y
el destino.

Vayamos con el primero: el ESPEJO. Podemos explicarlo como la posibilidad de una


persona de verse reflejada -como en un espejo- en otra; de identificarse con otro. Y esto
es lo que le pasa con Cruz:

“(Lo esperaba, secreta en el porvenir, una lúcida noche fundamental: la noche en que
por fin vio su propia cara, la noche que por fin oyó su nombre. Bien entendida, esa
noche agota su historia; mejor dicho, un instante de esa noche, un acto de esa noche,
porque los actos son nuestro símbolo.)”
“Cuéntase que Alejandro de Macedonia vio reflejado su futuro de hierro en la fabulosa
historia de Aquiles; Carlos XII de Suecia, en la de Alejandro. A Tadeo Isidoro Cruz, que
no sabía leer, ese conocimiento no le fue revelado en un libro; se vio a sí mismo en un
entrevero y un hombre.”

“Cruz había olvidado el nombre del lugar; con leve pero inexplicable inquietud lo
reconoció.[...]Gritó un chajá; Tadeo Isidoro Cruz tuvo la impresión de haber vivido ya
ese momento.”

Cruz se ve reflejado, se reconoce (a partir de la construcción de vidas paralelas que hace


Borges) en Fierro. Es por esto que deja su puesto de sargento y se pone a pelear junto al
prófugo.

Sin embargo, esto no se entendería del todo si no viniera de la mano de otro de los
temas mencionados: el DESTINO:

“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo
momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es.”

Y la idea de que el verdadero destino, el verdadero rostro de Cruz no era ser sargento
sino un gaucho libre que pelea por sus derechos la da la siguiente frase:

Éste [Cruz], mientras combatía en la oscuridad (mientras su cuerpo combatía en la


oscuridad), empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro,
pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro. Comprendió que las jinetas y el
uniforme ya lo estorbaban. Comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro
gregario; comprendió que el otro era él.”

Como ya dijimos, los dos temas, destino y espejo, aparecen interrelacionados en este
relato, por eso la oración anterior termina así. Y por eso también es tan importante el
epígrafe.

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