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Trabajo Practico I

Teoría y Metodología Literaria II


Quevedo Ana Paula

1
Desde la lectura del texto “Los modos de narrar” de Ricardo Piglia podemos decir que
el autor toma el concepto de narración desde varias perspectivas en cuanto a la
problemática de los usos del lenguaje y de qué manera influye en el papel de las
humanidades. Para Piglia, no hay una sola manera de utilizar el lenguaje y la narración
cumple, entre otras cosas, con ser una de las tantas posibilidades de hacer uso del
lenguaje, para el autor la narración “es uno de los usos posibles del lenguaje” pero
también dice que “la narración es uno de los modos mas estables del usos del lenguaje”
entonces a la vez que es una posibilidad de cómo usamos nuestro lenguaje también es
estable porque está en nuestra composición de mundo, esta en el cotidiano y como
personas que usamos el lenguaje somos además narradores, dice Piglia: “todos somos
expertos narradores”, porque contamos historias todos el tiempo, en todo momento y
lugar el lenguaje nos permite contar las historias que nos suceden, que vamos viviendo,
los acontecimientos secuenciados en conjunto con las acciones para construir sentidos
posibles, ya que para el autor el sentido se encuentra en el dialogo, en las
conversaciones, en los actos de habla del dia a dia. Piglia nos hace comprender que la
narración es parte del sistema del lenguaje, de su uso presente en la cotidianeidad, en el
contar lo que nos pasa, nos pasó o nos pasará, en palabras de Piglia “contar historias es
una de las prácticas más estables de la vida social” y con ello la capacidad de entretejer
sentidos.
Si bien Piglia nos da cuenta de que cualquier persona tiene la capacidad de contar
hechos y pueda ser narrador, también plantea el concepto del “buen narrador” la cual
refiere a que narrar no es solo un acto de contar vicisitudes que provienen de nuestras
experiencias sino que además de contarlas, es necesario que el que cuenta tenga la
capacidad de poder transmitir emociones, sensaciones, ser un buen narrador para Piglia
es adentrarse en los acontecimientos darles sentido y transferir emociones a quien lo
está recibiendo que este pueda asimilar los sentidos expuestos en una narración y
hacerlos parte de sus propias experiencias. En este sentido ser un “buen narrador” para
Piglia, responde a que se debe tener conciencia de poder transmitir lo que se cuenta al
que está en lugar de recibir el relato. La narración además se relaciona con la historia ya
que para él (Piglia), la narración puede ser vista como una herramienta que nos permite
incorporar la historia en nuestra vida y con ello la construcción de la subjetividad, la
narración en este sentido nos permite crear sentidos, significados, conceptos poder
organizarlos en diferentes momentos y llegar a una construcción de nuestra
subjetividad, de nuestra idea de mundo pensada por nosotros mismos a partir de un
relato o de muchos relatos ya que podemos relacionar la noción de que la narración para
Piglia no es cerrada, ya que en palabras del autor “cuando se cuenta una historia otro
inmediatamente replica con otra historia”, es decir que al no ser algo cerrado, la
narración comprende una cadena de relatos, de sentidos, de construcciones de
subjetividades y por ende de historias subjetivas que dentro de una gran cadena de
relatos, por asi decirlo, conforman relatos que se replican y reconstruyen en otros relatos
sucesivamente.

2
Para este segundo punto, elegimos el cuento “Diagonal Sur” de Jorge Consiglio, escritor
argentino.
Diagonal sur nos propone una lectura que versa sobre los acontecimientos de un
hombre, Anatol, al cumplir 50 años de vida el personaje se desenvuelve en una serie de
hechos que van desde la herencia de su abuelo inmigrante pasando por la mudanza de su
oficina, la extraña relación que sostiene con su vecino de edificio y un accidente que lo
deja inmerso en una especie de irrealidad que se manifiesta a través de la visión,
desembocando en un enfrentamiento con un desconocido que le devuelve una violencia
o rabia extrema.
Proponemos un análisis de la noción de rivalidad del personaje principal, Anatol y cómo
se despliega esa noción en otros personajes como Von Hefty y “el tipo joven de la
Suran”.
Adentrando en la lectura del cuento observamos que se construye desde situaciones
realistas y verosímiles generando un diálogo con la contemporaneidad reforzado con
una serie de indicios que le aportan la verosimilitud al género realista.
Es un relato que comienza en un punto del tiempo determinado, Anatol cumple 50 años
y al igual que su abuelo se resignó a que le desbordaran las cejas además de heredar “un
sentido de urgencia en su actividad”. Pero el verdadero punto de cambio, en la conducta
del personaje, es cuando cambia su despacho y se traslada al edificio Benich de
Diagonal Norte, nombre que no consideramos casual ya que se contrapone con el título
del cuento, es aquí donde encontramos una primera oposición entre dos puntos, esto nos
dá un sentido de cambio de dirección a la vez que nos genera una visión de
enfrentamiento en entre el norte y sur. Dos direcciones opuestas en los que atraviesa un
mismo personaje, esta oposición también siguiere el traslado del personaje que nos hace
suponer que estaba en el sur y pasó al norte. Suposición que se refuerza con el momento
en que el narrador describe “La última gran movida de Anatol fue trasladar su oficina
al edificio Benich de Diagonal Norte”.
Otro punto que se pone de relieve en seguimiento con nuestra lectura de la rivalidad es
la pasión que tiene Anatol con el ajedrez: juego en el que originalmente se juega entre
dos personas, un juego de estrategia en el que el objetivo es «derrocar» al rey del
oponente, la pasión de este juego lo comparte con otro personaje Von Hefty quien es el
vecino del piso de abajo. Este personaje podría construirse como una especie de
“jugador rival” con el que Anatol tiene que lidiar y del cual el cuento se refiere a él
como un “distractor” para el personaje principal.
A su vez otra oposición que damos cuenta es la que se produce cuando se describe un
episodio en el que Anatol siente “como si un hombre más inteligente habitara su
cerebro y los flujos de ideas de ambos – huésped y visitante – discurrieran paralelos
hasta un punto”, este hecho pone de manifiesto que el personaje en sí mismo siente
“otro ser” en su interior , otro que no es él y que es más inteligente descrito, uno como
un huésped y otro como visitante. Esta diada tiene relación y fuerza cuando, luego del
accidente que el personaje sufre y ya estando en el hospital, tiene un sueño recurrente
“tiene un sueño a repetición que lo obsesiona. Se trata de una imagen: un hombre
vestido a la moda de los 50, que es, a la vez, otro y él mismo”. El huésped y el visitante
en un mismo lugar, en un tablero jugando cada uno sus fichas.
En esta misma línea y como cierre, observamos un último momento que da cuenta de la
noción de rivalidad que proponemos, esta situación creemos, cierra con total claridad
nuestra hipótesis que nos permite a la vez, realizar una lectura metafórica del desarrollo
del juego en una partida de ajedrez y el momento que Anatol se enfrenta con otro
personaje “el conductor de la Suran”. Este episodio describre perfectamente las fases de
una partida de ajedrez en donde se concideran tres etapas: la apertura (que comprende
las primeras jugadas, donde las piezas van saliendo de sus casillas iniciales) dadas en el
cuento por la mala maniobra que se produce entre el Kia de Anatol y la Suran del otro
personaje, desplegados ya los rivales y sus piezas en el juego se disponen a tomar
partida,empezando con el insulto que Anatol recibe desde el otro lado, en este punto el
narrador se posiciona desde la mirada de Anatol, describiendo con detalle cual jugador
estratega los movimientos del oponente “el tipo es joven, debe tener menos de cuarenta”
. El juego sigue y se produce la fase de el medio juego (cuando los dos bandos aún
tienen muchas piezas y peones, y estos entran en intenso conflicto), en ese momento
ambos rivales mantienen sus jugadas pero están atentos uno del otro. Esta parte esta
marcada en el texto como “Ya están los dos dispuestos. Bajan las ventanillas. Hacen
gestos amenazantes. Sierran los puños y los sacuden en el aire. De pronto el de la Suran
no puede más. Llega al climax. Da un volantazo y bloquea el paso del Kia” como si
moviera uno de los peones que le quedan bloqueando el juego del otro. Es esta fase la
que más enriquece la hipótesis ya que no se llega a la fase final (que es cuando ya casi
no quedan peones ni piezas), porque es aquí donde se genera el mayor conflicto, el
mayor despliegue entre la rivalidad, esta cuestión de la violencia no premeditada, este
odio repentino tiene su raíz en un acto casual –una maniobra desafortunada– en la que
cada uno creyó entrever un ingrediente de egoísmo que definió al otro como enemigo.
“Anatol toma aire por la nariz. Su rival es gordo, cuadrado.” “Abre la puerta del auto
y, mientras su pie busca el asfalto, entiende que la batalla que esta a punto de librar es
tan necesaria como insensata”

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