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Universidad Autónoma de Nuevo León

Preparatoria Núm. 4

Composición Escrita

El suicidio en México

MD:

Estudiantes:

Grupo:

2”D”

Linares, Nuevo León, 15 de mayo de 2020

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Índice

Conclusión…………………………………………………………………...................3
El suicidio………………………………………………………………………………4
El suicidio en México…………………………………………………………………..6
Causas…………………………………………………………………………………..6
Fases…………………………………………………………………………………...10
Prevención……………………………………………………………………………..11

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Conclusión

El suicidio tiene especial relevancia porque implica que el individuo que lo lleva a cabo,

ejerce una forma extrema de violencia contra sí mismo. Tiene profundas implicaciones sociales

porque quien toma esta decisión, ha llegado a extremos existenciales que colocan al suicidio

como la única salida a una situación dada.

Cuando aumentan sus tasas, probablemente la sociedad está pasando por algún tipo de

proceso que tiene una de manifestarse en el suicidio. Asimismo, se le puede ver como un

problema epidemiológico que no está siendo debidamente previsto y atendido.

En México, pese a que sus niveles de suicidio son, en relación a otros países, todavía bajos, la

tasa de suicidios no ha dejado de aumentar en los últimos años.

La epidemiología de la conducta suicida actual muestra que el problema alcanza ya

dimensiones similares a las de otros países tradicionalmente afectados. México necesita ya

dedicar mayores esfuerzos a la detección, el tratamiento y prevención de estas conductas para

evitar futuros incrementos en la conducta suicida y en sus consecuencias.

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El suicidio

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) define el suicidio como "la acción de

matarse a sí mismo". El suicidio es el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma

intencional. La mayoría de las personas que hacen algún intento de suicidio están ambivalentes

respecto al deseo de morir; de hecho, el intento puede ser una demanda de ayuda y puede fallar

porque es más fuerte el impulso de vida. Podríamos decir que el suicidio es una manera radical y

desproporcionada de escapar de las dificultades cuando estas son vividas con desesperanza e

incapacitación o cuando son vividas generando una cantidad insoportable de angustia,

provenientes del exterior o de la propia persona. De un modo u otro, siempre está presente la otra

persona, por más individual y solitario que se presente. No es lo mismo deseo morir, que deseo

matarme: el primero puede aparecer en diferentes situaciones de crisis, de voluntad de abandonar

una situación angustiosa en un momento de debilidad, traduciendo deseo de no estar disponible.

El otro es idea de pasar al acto voluntario de hacerse desaparecer de esta manera constituyendo

pues un paso más elevado en el comportamiento suicida. En la adolescencia, por ejemplo, o entre

la gente mayor, pueden aparecer ideas de ambas situaciones con cierta frecuencia sin que

represente que debe existir la tentativa de suicidio o el suicidio consumado.

Por otro lado, tenemos un concepto más actualizado, según el Instituto Nacional de Psiquiatría

Ramón de la Fuente (2006) que lo define como el acto de matarse de forma voluntaria en el que

intervienen tanto los pensamientos suicidas como los intentos o el acto suicida en sí. Nizama

(2011, p .5) lo concibe como el acto auto infligido para causarse la muerte en forma voluntaria,

deliberada, en el que intervienen sucesivamente tres etapas, llamadas en conjunto proceso

suicida: el deseo suicida, la idea suicida y el acto suicida en sí.

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Por otro lado, se entiende como “conducta suicida” a toda acción mediante la cual el

individuo se causa una lesión, independiente de la letalidad, del método empleado y del

conocimiento real de su intención, se produzca o no la muerte del individuo.

El suicidio en México

El Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, elaborado por la Organización Mundial de

la Salud (OMS), identificó a la violencia auto infligida como uno de los padecimientos

sustanciales que deben enfrentar las sociedades modernas. Dicho informe muestra en forma

sucinta que las tasas de suicidio consumado en México son de las más bajas en el mundo (la

tercera más baja en las Américas). Sin embargo, la misma OMS había mostrado en su informe

previo de 2001 que México mostraba un incremento de 62% en su tasa de mortalidad por

suicidio en los últimos 15 años. En una comparación internacional, México fue el sexto país con

tasas de crecimiento más altas para el suicidio en el periodo 1980–1999, con un crecimiento de

90.3% en los hombres y de 25.0% en las mujeres. El incremento del suicidio entre 1990 y 2000

fue de 150% para los mexicanos entre los 5–14 años y de 74% para aquéllos entre los 15–24

años, lo que representa el incremento más grande entre 28 países investigados. La población

mexicana de 15–24 años de edad es hoy día de las más afectadas, con 28% de todos los suicidios

en 2007.4 En los grupos de jóvenes, el suicidio es ya una de las 10 principales causas de muerte:

en 5 2007, el suicidio fue la octava causa de muerte para el grupo de varones de entre cinco a 14

años de edad y la décima para las mujeres de este mismo grupo de edad; la cuarta causa para el

grupo de varones entre 15 a 19 y la segunda causa para las mujeres de este mismo grupo de edad.

El incremento acelerado de este fenómeno, particularmente en hombres y mujeres jóvenes, debe

ser una llamada de atención para implementar a la brevedad medidas tendientes a disminuir su

magnitud. En este contexto de incremento de la mortalidad por suicidio cobra especial relevancia

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el estudio de las conductas relacionadas con el suicidio, es decir, la ideación suicida, los planes,

los gestos y los intentos de suicidio. Todos éstos son precursores inmediatos de la muerte por

suicidio y factores de riesgo independientes de intentos subsecuentes de suicidio y de suicidios

consumados. Aun cuando no lleven a la muerte, estas conductas pueden acarrear consecuencias

graves y de largo alcance para la salud física, y constituir una importante causa de sufrimiento

psicológico para el individuo y sus familiares. Por último, los datos sobre las conductas

relacionadas con el suicidio son necesarios para la planificación de políticas nacionales y locales,

así como para la evaluación de los esfuerzos llevados a cabo para reducir las tasas de suicidio

consumado. A pesar de esto, a nivel global, la tasa de suicidios es de 9.6 casos por cada 100 mil

habitantes, siendo los hombres los más propensos a incurrir en él, pues contabilizan una tasa de

14.6, contra la de 5 en el caso de las mujeres. México se ubica por debajo del promedio mundial,

con una tasa de 5.2 casos.

Causas

Los estudios realizados por la OMS para países tanto en vía de desarrollo como desarrollados

revelan una prevalencia total de 80 a 100 por ciento de trastornos mentales en casos de suicidio

consumado. Y se estima que el riesgo de suicidio en personas con trastornos como la depresión

es de seis a 15 por ciento; alcoholismo, siete a 15 por ciento; y con esquizofrenia, cuatro a 10 por

ciento. Pero también se señala que una proporción importante de las personas que cometen

suicidio, muere sin haber consultado a un profesional en salud mental. Por lo tanto, se esperaría

que la asociación entre trastorno mental y suicidio sea mucho mayor a lo que señalan estos datos.

Asimismo, el estudio no omite la consideración de que al suicidio se entiende ahora como un

trastorno multidimensional, el cual resulta de una compleja interacción de factores biológicos,

genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales. Y que la investigación ha mostrado que

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entre 40 y 60 por ciento de las personas que cometen suicidio han consultado a un médico en el

mes anterior al suicidio. No obstante, pese a todo, las razones por las que el suicidio se produce

en números cada vez mayores no son claras.

Para profundizar y explicar las causas de las personas que se suicidan cada año se basan en

diversas investigaciones o teorías separándolas en tres tipos o tres factores de riesgo asociados a

diversas causas como son:

1. Factores asociados al sujeto; Dentro de estos factores nos encontramos a su vez con los

factores biológicos, psicológicos y genéticos.

2. Factores asociados a la familia.

3. Factores sociales.

Además tales factores de riesgo podemos encasillarlos a su vez en tres tipos o modelos de

suicidio; subjetivo, objetivo o mixto.

El suicidio de origen subjetivo es aquel que se plantea ante una evaluación negativa de la

realidad por parte del sujeto, muchas veces motivado por evaluaciones negativas a partir de

diversos trastornos mentales, como la depresión o el consumo abusivo de drogas, sin que existan

claramente razones para ello. Hay que destacar en todo este proceso, la relevancia de las

diferencias individuales entre sujetos, ya que cada cual consta de su propia personalidad, de sus

propios sentimientos, pensamientos, emociones, y que no a todos nos afectan por igual las

mismas realidades.

En cuanto al suicidio de origen objetivo es aquel que se origina, por ejemplo, por el conjunto

de diversas situaciones ciertas y observables como la muerte o suicidio de un hijo o allegado, o

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una enfermedad grave, que puede unirse a otros factores como una depresión o trastorno mental,

familias desestructuradas, maltrato, etc. La persona se siente desbordada, no logra soportar ni

aceptar lo ocurrido, está sometido a muchos factores de riesgo, no sabe gestionar tales emociones

y la única salida que encuentra es suicidarse.

Y el suicidio de origen mixto es una mezcla de los anteriores, tanto por motivos subjetivos

como objetivos.

Presentados ya los factores de riesgo que influyen en el suicidio y los tipos o modelos

existentes, cabe destacar también la importancia del concepto de resiliencia. No todos aquellos

que conciben el acto suicida lo consiguen, muchos otros solo se quedan simplemente en intentos

o pensamientos.

La gente sólo se quita la vida por tres razones; porque se enfrentan a una condición incurable

que solo les augura un corto futuro lleno de dolor, otras que se encuentran en un episodio

psicótico y creen que deben morir por alguna razón que no tiene sentido para nadie más y otras

que están perdiendo la batalla contra una depresión severa.

En los adolescentes este postulado también se cumple, al menos en una serie de casos, y se

considera que la mayoría de los que se suicidan pudieron haber padecido algunas de las

siguientes enfermedades: depresión, trastornos de ansiedad, abuso de alcohol, abuso de drogas,

trastornos incipientes de la personalidad, trastorno esquizofrénico, trastornos en la alimentación

como la anorexia o la bulimia.

En cuanto a los factores asociados al sujeto suicidogénicos cabe destacar a su vez los factores

psicológicos del individuo, los factores biológicos y los genéticos. Refiriéndome a los factores

psicológicos, se señala como causas del problema algunos rasgos de personalidad predominantes

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en los suicidas como la agresividad, la irritabilidad, la baja tolerancia a la frustración,

aislamiento social, falta de habilidades, desesperanza e impotencia, un concepto pobre de sí

mismos y escasa capacidad para resolver problemas, resentimiento y necesidad control externo.

En los factores asociados a la familia, se destaca como causa principal de suicidio los

problemas familiares donde el maltrato físico de los padres tiene una especial importancia,

debido a una cultura machista donde los hombres no expresan sus sentimientos y dicha represión

se manifiesta en violencia hacia uno mismo y hacia los demás. Además añade el factor

emocional como una segunda causa de esta problemática.

En cuanto a los factores sociales, las sociedades albergan diversos síntomas patológicos que

contribuyen a la decisión de una persona de terminar con su vida.

Por un lado, los problemas socioeconómicos, donde una escasa educación y el desempleo son

factores de riesgo para el suicida ya que limitan la participación social activa del adolescente,

impiden la satisfacción de las necesidades y coartan la libertad.

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Fases

Presentados diversos datos estadísticos actuales sobre el suicidio y analizadas las causas o los

motivos según varios autores, es necesario saber también cuáles son las fases que preceden al

acontecimiento para que posteriormente entendamos las soluciones o tratamientos que se

proponen en esta investigación.

Al igual que todo acto tiene un curso que va de principio a fin, el suicidio no iba a ser menos.

Se diferencian en él cuatro fases previas y una quinta refiriéndose al acto en sí.

La ideación suicida: Es el más importante indicador de suicidio pues se refiere a la existencia

misma de la idea. Manifestación consciente sobre pensar o desear morir que puede ser o no

manifestada.

La amenaza suicida: presencia de manifestaciones o exclamaciones acerca del deseo de

morir.

Plan suicida: estructuración del cómo, cuándo y dónde sin pasar al acto con el propósito más

o menos consciente de obtener beneficio, como protesta, venganza u oposición, imaginando o

esperando provocar una respuesta en los demás.

Acto liberado de morir: manifestación de la conducta voluntaria de quitarse la vida, ésta

es de modo consciente y la persona sabe de los resultados que se obtendrán.

Suicidio consumado: acto de autodestrucción en donde el individuo termina con su vida.

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Prevención

El hecho de que los factores de riesgo no incidan en todas las personas por igual, hace

necesaria la presencia de los factores protectores, los cuales pueden modular o prevenir el riesgo

de la conducta suicida. Entre ellos destaca la configuración de un sentido de la vida y de

propósitos elevados. Por tanto para la prevención del suicidio será necesaria la potenciación de

estos factores protectores, como, por ejemplo, unas relaciones personales sólidas y estrategias de

afrontamiento positivas.

El perfil de los factores protectores resulto más homogéneo entre los sexos. De acuerdo a los

hallazgos obtenidos, es conveniente fortalecer la autoestima y el locus de control interno en las

mujeres y en los hombres; es decir, fomentar la convicción de que los logros se pueden alcanzar

con el propio esfuerzo.

Para Almaraz (2011) los factores protectores según los tres modelos mencionados

anteriormente son:

Factores personales o asociados al sujeto:

Habilidad en la solución de problemas. Tener confianza en uno mismo. Habilidad para las

relaciones sociales. Flexibilidad cognitiva. Actitud y valores positivos. Nivel educativo medio-

alto. Hábitos de vida saludables. Percepción de autoeficacia. Factores sociales o

medioambientales: Apoyo familiar y social (fuerza y calidad) Integración social. Creencias y

prácticas religiosas, espiritualidad y valores positivos. Recibir tratamiento integral y a largo

plazo (pacientes con trastornos mentales, enfermedad física o abuso de alcohol) Disponer de

sistema de ayuda y recursos.

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Además como soluciones para prevenir el suicidio la OMS propone tres tipos de estrategias:

La primera, la prevención “universal” diseñadas para llegar a toda una población, pueden

procurar aumentar el acceso a la atención de salud, promover la salud mental, reducir el consumo

nocivo de alcohol, limitar el acceso a los medios utilizables para suicidarse o promover

información responsable por parte de los medios de difusión.

La segunda, son las estrategias de prevención “selectivas” dirigidas a los grupos vulnerables,

como los de quienes han padecido traumas o abusos, los afectados por conflictos o desastres, a

los refugiados y migrantes y los familiares de suicidas.

Y por último, las estrategias de prevención “indicadas” dirigidas a personas vulnerables

específicas mediante el apoyo de la comunidad, el seguimiento a quienes salen de los

establecimientos de salud, la capacitación del personal de salud y una mejor identificación y

manejo de los trastornos mentales y por uso de sustancias.

Asimismo, no basta con la interdisciplinariedad convergente en esfuerzos preventivos, se

requiere además que en las propuestas y estrategias participen en primera instancia los

adolescentes y quienes configuran su entorno emocionalmente significativo y más cercano:

familiares y grupo de amigos. Es necesario implementar mejores servicios de apoyo y salud

mental para niños y adolescentes, incluyendo el desarrollo de trabajos educativos, de prevención

y de detección temprana. Asignar prioridad al establecimiento y desarrollo de servicios de salud

mental no bastan, es recomendable que sean asignados en todas las modalidades de atención a la

salud de forma congruente con las necesidades locales y de acuerdo con el contexto cultural del

que se trate.

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Referencias

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