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ARCEL BATAILLON Y EL HUMANISMO

MEXICANO EN EL SIGLO XVI


M Carlos Herrejón Peredo
EL COLEGIO DE MICHOACÁN

Las aportaciones de Marcel Bataillon al estudio del humanismo mexica-


no, o mejor, del humanismo en México en el siglo xvi, se ubican dentro
de dos grupos de sus obras: las relativas al influjo de Erasmo y las de
tema no erasmiano. Las primeras son dos principalmente: el artículo
“Erasmo en México”1 y el apéndice o último capítulo de su libro Erasmo
y España, referente a “Erasmo y el Nuevo Mundo”. En cuanto a esta
obra, conviene advertir que en buena medida reasume el artículo men-
cionado y que la última edición francesa cuidada por Charles Amiel, re-
presenta un enriquecimiento frente a todas las ediciones anteriores.2
En relación a la Nueva España, Bataillon, más que estudiar o hablar
directamente de “humanismo” se refirió a rasgos de la historia espiri-
tual, conforme al subtítulo de su libro, Estudios sobre la historia espiritual
del siglo XVI.3 No trató Bataillon ciertamente de espíritus desencarnados,
o por decirlo de otra forma, de una historia de las ideas sólo en sí mis-
mas. Reiteradamente habla del “espíritu de los evangelizadores”, o
“apóstoles del Nuevo Mundo”, pero también expresamente asevera que
el estudio de tal espíritu ha de hacerse sobre “sus escritos y su obra
práctica”.4 Aquí está el humanismo que él principalmente estudia res-
pecto al México del siglo XVI, el humanismo de los misioneros, más en-

1
Marcel Bataillon, “Erasme au Mexique”, en Deuxième Congrès International des Scien-
ces Historiques, Alger, 14-16 avril 1930, Alger, 1932, p. 31. Jacques Lafaye señala las circuns-
tancias de este temprano interés de Bataillon por México: “L`Itinéraire intellectuel de
Marcel Bataillon”, en Les Cultures Ibériques en devenir. Essais publiés en hommage à la mémoi-
re de Marcel Bataillon (1895-1977), París, Fondation Singer-Polignac, 1979, p. 89.
2
Marcel Bataillon, Érasme et l’Espagne, Nouvelle édition en trois volumes. Texte établi
par Daniel Devoto, edité par les soins de Charles Amiel, Ginebra, Librairie Droz S.A.,
1991.
3
Marcel Bataillon, Erasmo y España, traducción de Antonio Alatorre, México, Fondo
de Cultura Económica, 1982.
4
M. Bataillon, Erasmo..., p. 821.

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tusiasmados por la conversión de infieles que por los clásicos de Grecia Y más delante se explica: conforme a la Paraclesis y al Eclesiastés eras-
y Roma, pero que al enfrentar a hombres de otras latitudes y cultura, se mianos, Zumárraga anhela la difusión de los Evangelios y de las epís-
replantearon preguntas fundamentales sobre la dignidad de todo hom- tolas de san Pablo en las lenguas de los indígenas; asimismo propone el
bre. Se trata, pues, de un humanismo peculiar, el de hombres empeña- doctrinamiento de los indígenas con textos, en sus lenguas, en que se
dos en la difusión del Evangelio, que frecuentemente hubieron de expongan los puntos esenciales del cristianismo, como la Suma de doc-
afrontar la responsabilidad de defender derechos humanos y de proyec- trina cristiana del doctor Constantino. Tanto en el caso de Zumárraga
tar con algunas realizaciones nuevos modelos de convivencia humana. como en el de otros evangelizadores del Nuevo Mundo, Bataillon en-
Para todo esto echaban mano de la Biblia y de diversos autores, entre los cuentra como rasgo fundamental,
cuales no raras veces resonaban los clásicos y se dejaban escuchar voces
Evangelismo, paulinismo: éste es, al fin y al cabo, el espíritu de los apósto-
del Renacimiento y de la Reforma, de la Reforma proclamada por Eras-
les que de España y Portugal, desde los “Doce” de fray Martín de Valencia
mo. Incluso varios de aquellos misioneros, de los más egregios, también
hasta las misiones primitivas de los jesuitas, salen a la conquista espiritual
eran humanistas en el sentido más restringido de estudiosos asiduos de
[...] A aquellos hombres, pescadores de hombres, de temple tan distinto al
la sabiduría antigua y de sus lenguajes, pero esto no parece haber sido
de Erasmo, que se pasó la vida entre los libros, les atraía un Erasmo evan-
ni el empeño fundamental en ellos ni característica de la generalidad.
gelista, transparente y actual en sus paráfrasis de los libros sagrados, entu-
Por otra parte, para la Nueva España sólo hay un caso relevante trata-
siasta pregonero de la cristianización universal del género humano.8
do por Bataillon de un humanista no misionero, sino académico, maes-
tro de la naciente Universidad de México, Francisco Cervantes de Sala- Y aquí cabe una importante advertencia anterior de Bataillon:
zar.5
En el apéndice mencionado “Erasmo y el Nuevo Mundo” las aporta- Y no se diga que los apóstoles franciscanos de la Nueva España no necesi-
ciones de Bataillon relativas a Nueva España son estas: entre 1533 y taban acudir a Erasmo en busca de lecciones de evangelismo, y que se va-
1584 hay obras de Erasmo en bibliotecas particulares de clérigos y laicos lieron de sus libros por pura casualidad, porque los tenían a mano y ha-
y en librerías.6 Más allá de la sola presencia en tales repositorios, el influ- llaban en ellos sus pensamientos expresados vigorosa y elegantemente,
jo expreso y decisivo de Erasmo se hace evidente en fray Juan de Zumá- aunque con audacias que reprobaban. En esto consiste por lo general una
rraga, que como obispo y fecundo editor pudo irradiar su pensamiento influencia: en dar voz a tendencias profundas que no saben expresarse. Y
y sus propósitos. Particularmente muestra Bataillon la influencia eras- ¿cuál es el mejor discípulo de Erasmo: el que aprovecha de él lo que juzga
miana en las Doctrinas cristianas del primer obispo de México: “en ellas esencial o el que repite las pullas antimonásticas?9
la utilización de Erasmo no procede de capricho o de pereza, sino que
corresponde al sentido profundo de la evangelización tal como la en- La respuesta a este interrogante abre direcciones a la investigación.
tendían aquellos hombres”.7 La presencia activa del espíritu de Erasmo en los misioneros de América

8
Ibid., p. 828.
5
M. Bataillon, Erasmo..., pp. 635; 645. “Mexico au milieu du XVI siècle, d’après son 9
Ibid., p. 825. La idea de que Erasmo dio voz a tendencias ya existentes también está
professeur d’humanités” [discurso en el 4º Centenario de la Universidad de México, expresada en otra obra de M. Bataillon, Erasmo y el erasmismo, Barcelona, Crítica, 1977, p.
Sorbona, 14 diciembre 1951], Amérique Latine, París, 52, núm. 2, p. 22. 147: “Es de toda evidencia que el éxito del espiritualismo erasmiano, del evangelismo
6
M. Bataillon, Erasmo..., p. 809. erasmiano, se debe a que estaban ya en el aire en el momento en que Erasmo los formuló
7
Ibid., p. 821. a su manera... “

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no se reduce a los casos estudiados por Bataillon. Sobre el camino abier- Por lo demás se sigue verificando la presencia de Erasmo en biblio-
to ha habido logros importantes. Bataillon habló frecuentemente de Vas- tecas conventuales del siglo XVI, como en la de Tlaltelolco, utilizada por
co de Quiroga, el lector y realizador de la Utopía de Moro; consideraba Sahagún;14 en el convento franciscano de Toluca se hallaban los Adagios,
con razón que las ideas y obras de Quiroga mostraban algunas afinida- el De copia verborum et rerum y la Paraphrasis a San Lucas;15 en tanto que
des con el espíritu de Erasmo; mas no encontró en él su huella explícita en el de Guayangareo-Valladolid aparecen las ediciones erasmianas de
y directa. Pero ya han sido detectados algunos pasajes de raíz erasmiana varios representantes de la patrística.
gracias a Dealy Ross, particularmente en una nota De la Información de Otro de los espacios de Nueva España donde resonó el erasmismo
puño del propio Quiroga. En ella rechaza las armas y amenazas como el fue el universitario. El caso de Cervantes de Salazar parece ha quedado
camino para atraer a la fe a los no cristianos. aislado, al menos para los años en que floreció. Sin embargo, Elías Tra-
Elías Trabulse por su parte ha visto “modalidades erasmistas” en al- bulse ha intentado detectar la huella de Erasmo para años un poco pos-
gunas proposiciones de otro notable misionero, Maturino Gilberti, fran- teriores en un notable científico, Francisco Hernández, que llegó a escri-
ciscano de origen francés, que más que ningún otro se dedicó a escribir bir un opúsculo teológico-literario en hexámetros latinos que tituló
diversos textos en la lengua tarasca de Michoacán. Asimismo ese misio- Doctrina christiana. No hay en él cita explícita de Erasmo, pero a través
nero tradujo Luz del alma cristiana de Felipe de Meneses, cuyas resonan- de conjeturas Trabulse ha visto en esta obra un “soterrado erasmismo”.16
cias erasmistas ya había señalado Bataillon. Estas contribuciones de Tal vez la figura más notable que convendría examinar a la luz de la
Ross y de Trabulse han sido comentadas y enriquecidas por Silvio Za- influencia de Erasmo es fray Alonso de la Veracruz, líder de los agusti-
vala.10 Sin embargo, el erasmismo de Gilberti aún está por dilucidarse nos en México y el misionero más académico de todos: catedrático fun-
completamente. La aportación de Trabulse sólo se refiere a una parte de dador de la Universidad de México con relaciones muy sugestivas: fue
la extensa obra de Gilberti.11 Georges Baudot ha encontrado a otro fran- colega y amigo del dicho Cervantes de Salazar, quien prologó varios de
ciscano notable, fray Juan de Gaona, que había leído las Anotaciones de los tratados de Veracruz. Fray Luis de León dictaminó sobre una de sus
Erasmo, “con su texto griego y latino”.12 Un caso singular de erasmismo, obras canónicas. A su vez fray Alonso dio parecer sobre un libro de Ma-
investigado por Zavala, es el del oidor Tomás López Medel, que tam- turino Gilberti. Y lo más revelador, que el marco de la portada de su Dia-
bién asume, no las pullas antimonásticas, sino el evangelismo: que se di- lectica resolutio, publicada en México en 1554, está tomada de una de las
funda la fe como en la Iglesia primitiva, que la catequesis se haga me- Paraphrasis de Erasmo.17
diante breviarios y que se practique un culto sencillo.13
mo: “Nuevas notas sobre el oidor Tomás López”, en Cahiers du Monde Hispanique et Luso-
Brésilien (Caravelle), Toulouse, 1980, n. 156, p. 5.
10
Silvio Zavala, Recuerdo de Vasco de Quiroga, México, Porrúa, 1987, p. 223; Ensayo bi- 14
Se trata, al menos, de la obra De conscribendis epistolis: Luis Nicolau D’Olwer, Histo-
bliográfico en torno de Vasco de Quiroga, México, El Colegio Nacional, 1991, p. 158. riadores de América. Fray Bernardino de Sahagún (1499-1590), México, Instituto Panamerica-
11
Aquel franciscano de Aquitania, además de la traducción mencionada, escribió un no de Geografía e Historia, 1952, p. 86.
diccionario y una gramática tarascos, dos sermonarios y tres doctrinas en esa lengua, 15
Biblioteca Nacional de México, Sección de Manuscritos, Fondo de Origen, nº 1108,
amén de una gramática latina: Maturino Gilberti, Arte de la lengua de Michuacán, Introduc- Inventario de la Biblioteca de la Asunción de Toluca, fs. 123v, 78v, 63.
ción histórica con apéndice documental por J. Benecict Warren, Morelia, Fímax, 1987. 16
Elías Trabulse, “El erasmismo de un científico. Supervivencias del humanismo
12
Georges Baudot, La pugna franciscana por México, México, Alianza Editorial Mexi- cristiano en la Nueva España de la Contrarreforma”, Historia mexicana, México, octubre-
cana-Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990, p. 128. Se trata de las Annotatio- diciembre 1978, 110, p. 278.
nes in Novum Testamentum. 17
Amancio Bolaño e Isla, Contribución al estudio biobibliográfico de fray Alonso de la
13
Silvio Zavala, “El oidor Tomás López y su visión erasmista de la evangelización Veracruz, México, Antigua Librería Robredo, de José Porrúa e Hijos, 1947, pp. 51, 59, 65,
del Nuevo Mundo”, en Memoria de El Colegio Nacional, México, 1974, VIII, 1, p. 13. Del mis- 71, 26.

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En cuanto al segundo grupo de obras de Bataillon dedicadas a mi- Queda mucho por evangelizar y convertir. En tal forma Bataillon con-
sioneros de Nueva España, está formado por varios artículos en que cluye: “La obsesión milenarista que había desencadenado la más gran-
descubre el influjo de corrientes medievales, y por otros en que de ma- de empresa misionera desde los orígenes del cristianismo, comienza a
nera especial trata de Vasco de Quiroga. De los primeros, uno versa so- calmarse”.20
bre el espíritu de los primeros evangelizadores de México; otro se titula Finalmente, el artículo en torno a evangelismo y milenarismo,21 en el
Nuevo Mundo y fin del mundo, y el último trata de evangelismo y mile- cual retoma y profundiza varias de las ideas expresadas en el trabajo an-
narismo en el Nuevo Mundo. En cuanto al espíritu de los primeros terior. Ahora comenta el libro de Phelan sobre el milenarismo francis-
evangelizadores,18 Bataillon aborda el caso de fray Martín de Valencia, cano en el Nuevo Mundo.22 Otra vez Zumárraga merece su atención. El
de fray Toribio de Benavente, de Vasco de Quiroga, de Zumárraga y de fraile obispo consideraba cercano el fin del mundo y era amigo del reali-
Las Casas. Fray Martín, el líder de los Doce misioneros franciscanos, zador de las ideas de Tomás Moro, Vasco de Quiroga, quien veía en los
participa de inquietudes proféticas, tiene como libro de cabecera la obra indios, “sin profetismo milenarista, los nuevos hombres de la edad de
De conformitate vitae beati Francisci ad vitam Domini Jesu de Bartolomé de oro [...] una renaciente primitiva Iglesia”.23 En conclusión, Bataillon
Pisa, libro que aparece entre las lecturas de otros franciscanos de la declara que el cuadro del erasmismo en México es más complejo de lo
época y que contiene un eco de Joaquín de Fiore, que anunció órdenes que había pensado anteriormente. Aquí hubo evangelizadores “que dan
mendicantes como artífices de una inmensa conversión de infieles, ca- a la Paraclesis erasmiana un nuevo sentido por su excepcional sensibili-
racterística de la última edad del mundo. dad a la aceleración de la historia y por su angustia escatológica tocante
En el trabajo sobre Nuevo Mundo y fin del mundo19 Bataillon exami- a la vocación de los pueblos a la salvación”.24
na los tiempos marcados por el descubrimiento de América. Significa- Por todo esto en las últimas ediciones de Erasmo y España afirma so-
ban en algunos misoneros una “prolongación insospechada del profe- bre los misioneros del Nuevo Mundo que “hay en su evangelismo un
tismo medieval” de perspectivas apocalípticas. Así, los franciscanos aspecto escatológico que no es erasmiano”.25
franceses que fueron a Venezuela leían el mencionado libro De confor- Bataillon pensó que Bartolomé de Pisa y consiguientemente su lec-
mitate. Fray Martín desde antes de su venida soñaba la conversión de tor fray Martín de Valencia eran joaquinistas y aun milenaristas. Phelan
innumerables infieles. De hecho los mendicantes bautizaron muchísi-
mos indígenas, tan demasiado rápido, sin suficiente catequesis, que 20
Ibid., p. 6.
todo quedaba por hacer y vino cierto desencanto reflejado en diversos 21
Marcel Bataillon, “Evangélisme et millénarisme au Nouveau Monde” en Courants
sueños de fray Martín, quien se proponía partir a evangelizar otras par- religieux et humanisme à la fin du 15e et au début du 16e Siècle, París, Presses Universitaires
de France, 1959, p. 25.
tes. Este afán de evangelizar y bautizar era un apresuramiento del fin 22
Bataillon advierte que Phelan “encuentra la huella innegable de joaquinismo en la
del mundo. Mas pasados los grandes descubrimientos, que provocaron carta de misión de los doce Franciscanos enviados en 1523...” y por otra parte, que Phe-
“una aceleración de la historia”, el jesuita Acosta retoma la idea de un lan buscó vanamente huellas claras de Joaquín de Fiore en el oscuro profetismo de Co-
preludio del fin del mundo, pero como un preludio que debe durar. lón, y en cambio, “se le escapó que el jefe de los Doce, fray Martín de Valencia, era joa-
quinista de formación y de comportamiento”. Ibid., p. 28.
23
Ibid., p. 34. Bataillon no conoció una referencia que hace Quiroga a Joaquín de
18
Marcel Bataillon, “L’esprit des premiers évangélisateurs du Mexique (1524-1560)” Fiore. Tal vez por esto excluye de él el profetismo milenarista. Sin embargo, según vere-
en “Langues et litteratures de la Péninsule ibérique et de l’Amérique latine” en Annuaire mos, a pesar de tal referencia no había milenarismo ni joaquinismo en Quiroga, aunque
du Collège de France, París, 50e a.1950, p. 229. sí, profetismo.
19
Marcel Bataillon, “Nouveau Monde et fin du monde” en L’Education Nationale, 24
Ibid., pp. 34, 36.
París, diciembre 1952, núm. 32, p. 3. 25
M. Bataillon, Erasmo..., p. 816.

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opinó que Mendieta también entraba en semejantes corrientes.26 Sin obra de evangelización. De tal manera, Bataillon parece prevenirnos a
embargo, varios autores recientes, sobre todo Josep I. Saranyana y Ana fin de procurar una síntesis entre el influjo de las corrientes del Renaci-
de Zaballa, acudiendo directamente a los textos originales del joaquinis- miento, señaladamente el erasmismo, y otras de procedencia me-
mo y del pseudojoaquinismo, así como a las obras leídas por los misio- dieval.29
neros del siglo XVI, han demostrado que no se detectan “trazas de posi- Uno de los misioneros que mejor encarnaron la conjunción de Edad
ciones teológicas genuinamente joaquinistas”; y que Media y Renacimiento fue Vasco de Quiroga, figura que llamó la aten-
ción de Bataillon, quien se agregó a la serie de sus especialistas. Además
las Conformidades expresan el paso del escatologismo pseudo-joaquinita a de las referencias ya indicadas, escribió varios artículos, entre ellos,
un escatologismo moderado en todo conforme con las antiguas tradiciones “Vasco de Quiroga y Bartolomé de las Casas”, trabajo éste que ha des-
patrístico-medievales [...] parecen, por tanto, fundadas las protestas de cier- encadenado una interesante polémica, que aún no concluye.30 Otro de
to sector de la americanística –Pedro Borges, Lino Gómez Canedo, Melquía- los artículos fue sobre Utopía y colonización, en el cual estudia la Infor-
des Andrés, Elsa Cecilia Frost, etcétera– frente a las hipótesis de John L. mación en derecho de Quiroga, una larga carta de 1535 dirigida a un fun-
Phelan y otros, de identificar, sin más a los espirituales fraticelos con los ob- cionario de la corte española dándole argumentos para que promoviera
servantes, o, en otros términos, de equiparar el pseudo-joaquinismo bajo- dos cosas: la supresión de la esclavitud de los indígenas y el apoyo para
medieval con el evangelismo escatológico novohispano.27 un proyecto de pueblos conforme a la Utopía de Moro y al cristianismo
primitivo. Bataillon destaca el criterio de “mixta policía” que propugna
Esta crítica, sin embargo, no anula el mérito de Bataillon de apuntar Quiroga, esto es, una organización integral de la sociedad que atienda
hacia la Edad Media para entender la empresa misionera del siglo XVI, la dimensión espiritual y la temporal. Concluye Bataillon diciendo que
señalando expresamente el libro De conformitate. La importancia de esta “Difícilmente hubiera podido soñar Tomás Moro una consagración más
obra entre los misioneros del siglo XVI se ha podido confirmar en fray
Juan de Zumárraga, que también la tenía;28 y en la Biblioteca Pública de 29
Este apuntar hacia la Edad Media corresponde a lo que el propio Bataillon enun-
Morelia he hallado un ejemplar de las Conformidades, perteneciente otro-
ció respecto a la predisposición que hubo en España para aceptar el erasmismo gracias a
ra al convento franciscano de Guayangareo-Valladolid. Varias de sus escuelas de espiritualidad calificadas de iluminismo. A este propósito reconoce que dejó
páginas están señaladas por alguna mano de ese siglo: unas de ellas son “en la sombra lo que preparó estas corrientes de espiritualidad en el siglo XV, así como la
las relativas a Joaquín de Fiore. Retengamos, pues, que al menos el es- vitalidad de otras corrientes que permanecieron indiferentes o refractarias a la introduc-
catologismo moderado fue conocido y vivido por misioneros francisca- ción del erasmismo”: M. Bataillon, Erasmo y el erasmismo, p. 149.
30
Marcel Bataillon, “Vasco de Quiroga et Bartolomé de Las Casas”, Revista de Historia
nos en diversos lugares de la Nueva España y fue un estímulo para su
de América, México, junio 1952, núm. 33, p. 83. Reproducido en versión española en Mar-
cel Bataillon, Estudios sobre Bartolomé de las Casas, Barcelona, Península, 1976, p. 267. La
polémica se refiere a la autoría de un tratado De debellandis indis. Bataillon encontró y pu-
26
John L. Phelan, El reino milenario de los franciscanos en el Nuevo Mundo, México, Uni- blicó ahí una carta de Quiroga en que éste afirma haber escrito un tratadito con ese títu-
versidad Nacional Autónoma de México, 1972, p. 150. Otro autor que ha continuado la lo, que Bataillon identifica con el referido y criticado en el Parecer de fray Miguel de
interpretación milenarista es Georges Baudot, Utopía e historia en México. Los primeros cro- Arcos, publicado por L. Hanke. Posteriormente B. Bierman creyó haber dado con ese tra-
nistas de la civilización mexicana (1520-1569), Madrid, Espasa Calpe, 1983. tado, pues encontró uno con nombre igual y tema semejante. Pero S. Zavala apuntó una
27
Josep I. Saranyana y Ana de Zaballa, Joaquín de Fiore y América, Pamplona, Eunate, serie de razones para dudar de tal atribución. Sin haber conocido esta polémica, R. Acu-
1992, p. 36. ña dio a las prensas el tratado De debellandis indis bajo el nombre de Vasco de Quiroga.
28
J. Benedict Warren, “¿Fray Jerónimo de Alcalá: autor de la Relación de Michoa- Ante las renovadas observaciones de Zavala las dudas permanecen. Véase S. Zavala,
cán?”, Anuario de la Escuela de Historia, Morelia, 1977, núm. 2, p. 150. Recuerdo..., p. 169; y del mismo, Ensayo..., p. 179.

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noble para su libro que el destino que le dio este evangelizador de jidad”, Bataillon y otros especialistas las han ignorado, recreándose más
México”.31 bien en la cita que acababa de hacer Quiroga del famoso vaticinio de
Finalmente el trabajo sobre don Vasco de Quiroga utopiano, en el Virgilio sobre el retorno del reinado de Saturno.
cual señala el interés de precisar el sentido con que Quiroga utilizó la Mas las profecías a que se refiere san Antonino no dejan de ser sor-
Utopía. Atendiendo a las propuestas de la Información en derecho, así prendentes y de trascendencia.34 Una es de Joaquín de Fiore y otra de
como a las Ordenanzas que dejó Quiroga para los pueblos hospitales de santa Catalina de Siena. La fuente que a su vez sigue Antonino para
Santa Fe, Bataillon establece que esas comunidades no fueron utópicas, Joaquín es el Speculum Historiale de Vicente de Beauvais y dice que ven-
sino utopianas, y que drán tiempos en que surgirán predicadores que denuncien la corrup-
ción de la Iglesia desde el simple fiel hasta los pontífices. Por eso se pro-
sería falsificar la imagen de nuestro utopiano [Quiroga] haciendo de él un nuncia como sentencia la ruina de la Iglesia que envejece. Pero de las
utopista en el sentido más frágil del término, un beato admirador del “buen mismas ruinas y del seno de esa Iglesia se gestan dos futuras órdenes
salvaje” y del estado de naturaleza [...] Se trata de fundar una nueva cris- para predicar el Evangelio del reino y convertir naciones no creyentes.
tiandad [...] La doctrina utopiana de Quiroga es esencialmente jurídica y re- A pesar de esta cita, no hay joaquinismo ni milenarismo en Antonino,
ligiosa, profética y misionera. La bula del Papa que concedió a los españoles porque el mismo Speculum advierte que Joaquín de Fiore emitió otras
el gobierno de las tierras descubiertas les impone el deber positivo de cum- opiniones inciertas acerca de los tiempos futuros, y Antonino agrega
plir ahí la voluntad de Dios. Esta se manifiesta [para Quiroga] en que se que conforme a santo Tomás los dichos de cuantos han tratado de deter-
funde en Nueva España una nueva cristiandad, la cual –es de esperar– será minar el tiempo cierto del fin del mundo han resultado falsedades y que
mejor que la del viejo mundo–.32 san Agustín manda sosegar a quienes se la pasan calculando tales tiem-
pos.35
Y enseguida Bataillon reproduce un pasaje medular de la Información: Por su parte santa Catalina de Siena profetizó la decadencia de la
Iglesia, su purificación y renovación con santos pastores y la conversión
La cual reformación no deja de estar profetizada que la ha Dios de hacer en de muchísimos infieles.36 Tampoco hay milenarismo en esto, ni una
su sancta Iglesia en estos tiempos jam senescentis ecclesiae, con renovación de perspectiva escatológica que implique la expectación del fin próximo
sanctos pastores, y no sabemos dónde ni cuándo ni cómo; pero sé que me del mundo. Lo que hay responde a un esquema del profetismo bíblico,
parece, si no me engaño, y pienso cierto que no me engaño en esto, que que en sus líneas sustanciales puede aplicarse repetidamente, en varios
muy fácil se podría hacer en una tierra y gente tal como ésta.33 tiempos y lugares, a la vida de la Iglesia: se denuncia la corrupción, se
pronuncia la sentencia de castigo y se anuncia una salvación. Lo pecu-
Bataillon añade que Quiroga en relación a las profecías remite a san
Antonino de Florencia. Pero como Quiroga no las inserta “por su proli-
34
Algunos de los siguientes puntos los toqué en “Fuentes patrísticas, jurídicas y es-
colásticas del pensamiento quiroguiano” en Carlos Herrejón, Textos políticos en la Nueva
31
Marcel Bataillon, “Utopia e colonizaçao” [texto inédito de 1949], Revista de História, España, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984, p. 157.
Sao Paulo, 1974, núm. 100, pp. 389, 391, 398. 35
Secunda Pars Historialis venerabilis domini Antonini seu Cronicae, Basilea, 1502, Tit.
32
Marcel Bataillon, “Don Vasco de Quiroga Utopien”, Moreana, Angers, noviembre XVII, cap. II, f. CCXX, par. XII.
1967, XV, pp. 386, 394, 387. 36
Tertia Pars Historialis venerabilis domini Antonini seu Cronicae, Basilea, Apud Nico-
33
Vasco de Quiroga, Información en derecho, México, Secretaría de Educación Pública, laum Kepler, 1502, Tit. XXIII, cap. XIII, par. IX, f. CCXXII. Traducción de lo principal del texto
1985, p. 196. en V. de Quiroga, Información..., p. 197.

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liar de la profecía de santa Catalina, y era lo que entusiasmaba a Quiro- franciscano hay diferencias importantes; pues aunque todos se prepa-
ga, es el anuncio preciso de pastores santos y de la conversión de in- ran al fin del mundo, una es la actitud de los que sólo se precipitan a
fieles. Y es esto mismo lo único que retiene de la profecía de Joaquín de bautizar y otra la de Zumárraga que edita doctrinas y procura el pobla-
Fiore. miento. Si confrontamos tales actitudes con el concepto de humanismo,
Por lo demás, las denominaciones “edad de oro” y “edad de hierro”, incluso de humanismo cristiano, es obvio que la primera, la atención
recurrentes en Quiroga, corresponden a la teoría teológica de la historia reducida a las metas sobrenaturales y volcada hacia el inminente final,
difundida en la Baja Edad Media y que periodiza la vida de la Iglesia en representa una fuga de la realización del cristianismo en este mundo. Ya
edad de oro (los mártires), de plata (los Santos Padres), de bronce (los don Vasco de Quiroga criticaba la postura de algunos que pretendían
monjes) y de hierro (la corrupción general).37 En fin, la importancia de una organización social meramente espiritual y no mixta como debería
Antonino para el mundo hispánico ha sido señalada por Robert Ricard, ser, criterio éste advertido especialmente por Bataillon.39
para quien este autor “parece haber ejercido una influencia enorme en Respecto a este misionero, Bataillon ha contribuido a la compren-
el siglo XVI”.38 Se trata, pues, de una pista para la investigación en línea sión de la doctrina de Quiroga, a través principalmente de comentarios
paralela a la descubierta por Bataillon. a la Información en derecho, y ha contribuido a precisar el espíritu con que
En conclusión de todo lo dicho podemos decir que las investigacio- Quiroga utilizó la obra de Moro, definiéndolo como utopiano, que no
nes de Bataillon sobre el espíritu de algunos misioneros de México en el utopista. Por mi parte agrego que la visión de la historia en Quiroga es
siglo XVI muestran a partir del caso de Zumárraga la impronta del evan- deudora de Antonino de Florencia y que su profetismo, anclado discre-
gelismo de Erasmo, y que investigaciones posteriores confirman esta tamente en Joaquín de Fiore y en Catalina de Siena, tiene la virtud de
huella en otros casos. Tal espíritu misionero es humanismo cristiano por estimularlo para llevar a cabo la renovación de la Iglesia, a semejanza
cuanto comporta la difusión amplia y generosa del Evangelio con el re- de la primitiva. Dentro de este profetismo se colman anhelos de autores
conocimiento de la dignidad del indígena. Sin embargo, queda aún mu- de la Antigüedad subrayados por Bataillon: “Redeunt saturnia regna
cho por indagar sobre misioneros y sobre académicos. Aparte, la per- jam nova coelo progenies demittitur alto”.40
manencia de algunas obras de Erasmo en repositorios novohispanos El persistente retorno de los mitos se proyecta como la obstinada es-
apunta hacia un perdurable influjo en el terreno de la lingüística y de las peranza en la renovación del hombre.
humanidades.
En cuanto a la presencia de corrientes de la Edad Media, Bataillon
ha señalado la necesidad de tomarlas en cuenta y ha mostrado el caso
de una obra, el libro De conformitate. Sin embargo, esto sólo ha sido un
apunte. El calificativo de joaquinista o milenarista que tanto él como
otros han dado a esa corriente ha sido seriamente cuestionado, a mi
modo de ver, con razón. Más bien se trata, en los franciscanos, de un es-
catologismo moderado. Me parece, además, que en ese escatologismo

39
V. de Quiroga, Información..., pp. 206, 168, 176.
37
Hubert Jedin, Manual de historia de la Iglesia, Barcelona, Herder, 1966, I, p. 62. 40
Ibid., p. 195. Cita de Virgilio, Egloga IV, 6-7: “Retornan los tiempos en que reinaba
38
Robert Ricard, “Nota sobre la influencia de San Antonino en el mundo hispánico”, Saturno, ya se envía nuevo linaje desde el alto cielo”. Otro autor invocado por Quiroga
Archivo Ibero-Americano, Madrid, enero-marzo 1942, núm. 5, p. 69. a propósito de los tiempos de Saturno es Luciano.

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